Leyendas Mexicanas - spanish-for-spanish-speakers

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Leyendas Historias y Poemas.
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Contents
Leyendas Mexicanas ..................................................................................................................................... 7
La casa del trueno (Leyenda Totonaca - México) ..................................................................................... 7
La leyenda del maíz ................................................................................................................................... 9
Leyenda mexicana La Vainilla ................................................................................................................. 10
El Mole Poblano ...................................................................................................................................... 11
LA LLORONA
Leyenda Mexicana del Periodo Virreinal ................................................................... 12
La Leyenda del Murciélago (Leyenda tradicional mexicana - Oaxaca) .................................................. 14
Los primeros dioses ................................................................................................................................ 14
El pájaro dziú Leyenda Maya .................................................................................................................. 15
—Las mandé llamar porque necesito hacerles un encargo tan importante, que de él depende la
existencia de la vida. Muy pronto quemaré los campos y quiero que ustedes salven las semillas de todas
las plantas, ya que esa es la única manera de sembrarlas de nuevo para que haya mejores cosechas en el
futuro. Confío en ustedes; váyanse pronto, porque el fuego está por comenzar...................................... 16
—Voy a buscar la semilla del maíz; yo creo que es una de las más importantes para que haya vida. ...... 16
—Tengo que salvar la semilla del maíz, todos me van a tener envidia si la encuentro yo primero. ......... 16
—Voy a descansar un rato. Al fin que ya voy a llegar y los demás todavía han de venir lejos................... 16
—Ya que el dziú hizo algo por nosotros, ahora debemos hacer algo por él. Yo propongo que a partir de
hoy, pueda poner sus huevos en el nido de cualquier pájaro y que prometamos cuidarlos como si fueran
nuestros. ..................................................................................................................................................... 17
El Mayab, la tierra del faisán y del venado Leyenda Maya ..................................................................... 17
La boda de la xdzunuúm Leyenda Maya ................................................................................................. 19
—No llores, espérate, ahorita se me ocurre algo —aseguró la xkokolché. ................................................ 19
El chom Leyenda Maya ........................................................................................................................... 21
Cuenta la leyenda que en Uxmal, una de las ciudades más importantes de El Mayab, vivió un rey al
que le gustaban mucho las fiestas. Un día, se le ocurrió organizar un gran festejo en su palacio para
honrar al Señor de la Vida, llamado Hunab ku, y agradecerle por todos los dones que había dado a su
pueblo. .................................................................................................................................................... 21
—¡Maten a esos pájaros de inmediato! ..................................................................................................... 21
—¡Esto no se puede quedar así! —gritó el rey de Uxmal— Los chom deben ser castigados. ................... 22
—No se preocupe, majestad; pronto hallaremos la forma de cobrar esta ofensa —contestó muy serio
uno de los sacerdotes, mientras recogía algunas plumas de zopilote que habían caído al suelo. ............ 22
—Lleven comida a la terraza del palacio, la necesitamos para atraer a los zopilotes................................ 22
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—No lograrán huir del castigo que merecen por ofender al rey de Uxmal. Robaron la comida de la fiesta
de Hunab ku, el Señor que nos da la vida, y por eso jamás probarán de nuevo alimentos tan exquisitos. A
partir de hoy estarán condenados a comer basura y animales muertos, sólo de eso se alimentarán. ..... 22
El cocay Leyenda Maya ........................................................................................................................... 23
—Necesito su ayuda; perdí mi piedra verde en la selva y sin ella no puedo curar. Ustedes conocen mejor
que nadie los caminos, las cavernas y los rincones de la selva; busquen ahí mi piedra, quien la encuentre,
será bien premiado. .................................................................................................................................... 23
—¿Dónde estará la piedra? Tengo que encontrarla, sólo así el Señor podrá curar de nuevo. .................. 23
—Aquí nadie la descubrirá —se dijo—. A partir de hoy, yo haré las curaciones y los enfermos tendrán
que pagarme por ellas. ............................................................................................................................... 23
—Señor, busqué en todos los rincones de la selva y por fin hoy di con tu piedra —le dijo el cocay muy
contento, al tiempo que su cuerpo se encendía. ....................................................................................... 24
—Gracias, cocay —le contestó el Señor— veo que tú mismo has logrado una recompensa. Esa luz que
sale de ti representa la nobleza de tus sentimientos y lo brillante de tu inteligencia. Desde hoy te
acompañará siempre para guiar tu vida. .................................................................................................... 24
—Esa chispa me quedaría mejor a mí; ¿qué tal se me vería en un collar? —pensó la liebre. ................... 24
—¡Cocay! Ven, enséñame tu luz —le gritó al insecto cuando estuvo seguro de que nadie los veía. ........ 24
La piel del venado Leyenda Maya ........................................................................................................... 25
Los mayas cuentan que hubo una época en la cual la piel del venado era distinta a como hoy la
conocemos. En ese tiempo, tenía un color muy claro, por eso el venado podía verse con mucha
facilidad desde cualquier parte del monte. Gracias a ello, era presa fácil para los cazadores, quienes
apreciaban mucho el sabor de su carne y la resistencia de su piel, que usaban en la construcción de
escudos para los guerreros. Por esas razones, el venado era muy perseguido y estuvo a punto de
desaparecer de El Mayab. ....................................................................................................................... 25
—¡Espera! No te vayas aún; queremos concederte un don, pídenos lo que más desees. ........................ 25
—Lo que más deseo es que los venados estemos protegidos de los hombres, ¿ustedes pueden
ayudarme? .................................................................................................................................................. 26
—A partir de hoy, la piel de los venados tendrá el color de nuestra tierra y con ella será confundida. Así
los venados se ocultarán de los cazadores, pero si un día están en peligro, podrán entrar a lo más
profundo de las cuevas, allí nadie los encontrará. ..................................................................................... 26
El Haninco ............................................................................................................................................... 26
Leyenda Maya ......................................................................................................................................... 26
Guanina y Sotomayor.............................................................................................................................. 30
Leyenda Taina ......................................................................................................................................... 30
LA XTABA ................................................................................................................................................. 31
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Leyenda Maya ......................................................................................................................................... 31
LOS ALUXE ............................................................................................................................................... 33
Leyenda Maya ......................................................................................................................................... 33
Cuando el tunkuluchú canta... Leyenda Maya ........................................................................................ 34
En El Mayab vive un ave misteriosa, que siempre anda sola y vive entre las ruinas. Es el tecolote o
tunkuluchú, quien hace temblar al maya con su canto, pues todos saben que anuncia la muerte. ..... 34
La leyenda del Sol y la Luna .................................................................................................................... 35
Los xocoyoles Leyenda náhualt.............................................................................................................. 36
LA LEYENDA DEL FUEGO (Leyenda tradicional mexicana) ..................................................................... 40
Leyendas peruanas ..................................................................................................................................... 43
El Mito de Cuniraya Huiracocha.............................................................................................................. 43
El Origen de Pariacaca............................................................................................................................. 46
Mito de Yacana, La constelación de La Llama ......................................................................................... 49
El Mito de Yacana................................................................................................................................ 49
Naymlap y el origen de los Señores de Lambayeque. ............................................................................ 50
Naymlap y los Señores de Lambayeque ............................................................................................. 50
Leyendas Colombianas................................................................................................................................ 53
LEYENDA O MITO EL CAZADOR ............................................................................................................... 53
Especial mitos y leyendas de Colombia ...................................................................................................... 54
LA CANDILEJA .......................................................................................................................................... 54
LA LLORONA ............................................................................................................................................ 54
LA MADRE MONTE .................................................................................................................................. 55
LA PATASOLA .......................................................................................................................................... 56
EL DUENDE .............................................................................................................................................. 57
EL MANDINGAS ....................................................................................................................................... 57
EL TUNJO DE ORO ................................................................................................................................... 58
LAS BRUJAS ............................................................................................................................................. 58
EL DORADO ............................................................................................................................................. 59
EL HOMBRE CAIMÁN .............................................................................................................................. 61
Leyendas de Ecuador .................................................................................................................................. 62
El sapo Kuartam se transforma en tigre ................................................................................................. 62
Las velas del amador ............................................................................................................................... 62
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¿Hasta cuándo Padre Almeida? .............................................................................................................. 64
Brujas sobre Ibarra .................................................................................................................................. 66
Leyendas de España .................................................................................................................................... 68
El gallo que canta después de asado ...................................................................................................... 68
El peregrino inocente, condenado .......................................................................................................... 69
A list of Spanish (Spain) Stories and poems. ............................................................................................... 70
List of books that we could look at and lexile. ............................................................................................ 72
Before during and after activities. .............................................................................................................. 76
Be a positive role model for reading....................................................................................................... 76
Make sure you have lots of reading materials at home for your teen ................................................... 76
Give your teen a lot of opportunities to read ......................................................................................... 76
Take your teen to the local library .......................................................................................................... 76
Allow your teen to choose her books ..................................................................................................... 77
Look for reading materials related to your family history or culture ..................................................... 77
If your teen is bilingual, encourage reading in both languages .............................................................. 77
Talk to your teen's teachers about reading ............................................................................................ 77
If your teen has difficulty reading, talk to his teachers immediately ..................................................... 77
Don't worry if your teen isn't always interested in pleasure reading..................................................... 77
Provide opportunity for ELLs to practice interacting with the text and identifying key components of
the text. ............................................................................................................................................... 77
Model "what good readers do" to get information from expository text. ......................................... 79
Increase peer interaction with the content of the text in order to increase comprehension. .......... 80
Benefits ................................................................................................................................................... 81
Create and use the strategy .................................................................................................................... 81
Peer-Assisted Learning Strategy ................................................................................................................. 82
Background ............................................................................................................................................. 82
Benefits ................................................................................................................................................... 82
Create and use the strategy .................................................................................................................... 82
ESL reading activities............................................................................................................................... 82
Spanish reading material and comprehension quizzes. ......................................................................... 82
Spanish word games. .............................................................................................................................. 83
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Leyendas Mexicanas
http://www.redmexicana.com/leyendas/
La casa del trueno
(Leyenda Totonaca - México)
Cuentan los viejos que entre Totomoxtle y Coatzintlali existía una caverna en cuyo interior los
antiguos sacerdotes habían levantado un templo dedicado al Dios del Trueno, de la lluvia y de
las aguas de los ríos.
Eran tiempos lejanos en los que aún no llegaban los hispanos ni las portentosas razas,
conocidas hoy como Totonacas, que poblaron el lugar que después llamaron Totonacan.
Y siete sacerdotes se reunían cada tiempo en que era menester cultivar la tierra y sembrar las
semillas y cosechar los frutos, siete veces invocaban a las deidades de esos tiempos y gritaban
entonaban cánticos a los cuatro vientos o sea hacia los cuatro puntos cardinales, porque según
las cuentas esotéricas de esos sacerdotes, cuatro por siete eran 28 y veintiocho días componen
el ciclo lunar.
Esos viejos sacerdotes hacían sonar el gran tambor del trueno y arrastraban cueros secos de los
animales por todo el ámbito de la caverna y lanzaban flechas encendidas al cielo. Y poco
después atronaban el espacio furiosos truenos y los relámpagos cegaban a los animales de la
selva y a las especies acuáticas que moraban en los ríos.
Llovía a torrentes y la tempestad rugía sobre la cueva durante muchos días y muchas noches y
había veces en que los ríos Huitizilac y el de las mariposas, Papaloapan, se desbordaban
cubriendo de agua y limo las riberas y causando inmensos desastres. Y cuanto más arrastraban
los cueros mayor era el ruido que producían los torrentes y cuanto más se golpeaba el
gran tambor ceremonial, mayor era el ruido de los truenos cuanto más relámpagos significaba
mayor número de flechas incendiarias.
Pasaron los siglos...
Y un día arribaron al lugar grupos de gentes ataviadas de un modo singular, trayendo consigo
otras costumbres, y otras leyes y otras religiones.
Se decían venidos de otras tierras allende el gran mar de turquesas (Golfo de México) y tanto
hombres, como mujeres y niños, tenían la característica de estar siempre sonriendo como si
fueran los seres más
felices de la tierra y tal vez esa alegría se debía a que después de haber sufrido mil penurias en
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las aguas borrascosas de un mar en convulsión habían
por fin llegado a las costas tropicales, donde había de todo, así frutos como animales de caza,
agua y clima hermoso.
Se asentaron en ese lugar al que dieron por nombre, en su lengua Totonacan y ellos mismos se
dijeron totonacas.
Pero los sacerdotes, los siete sacerdotes de la caverna del trueno no estuvieron conformes con
aquella invasión de los extranjeros que traían consigo una gran cultura y se fueron a la cueva a
producir truenos,
relámpagos, rayos y lluvias y torrenciales aguaceros con el fin de amendrentarlos.
Llovió mucho y durante varios días y sus noches, hasta que alguien se dio cuenta de que esas
tempestades las provocaban los siete hechiceros, los siete sacerdotes de la caverna de los
truenos.
No siendo amigos de la violencia, los totonacas los embarcaron en un pequeño bajel y
dotándoles de provisiones y agua los lanzaron al mar de las turquesas en donde se perdieron
para siempre.
Pero ahora era preciso dominar a esos dioses del trueno y de las lluvias para evitar el desastre
del pueblo totonaca recién asentado y para el efecto se reunieron los sabios y los sacerdotes y
gentes principales y decidieron que nada podría hacerse contra esas fuerzas que hoy llamamos
sencillamente naturales y que sería mejor rendirles culto y pleitesía,
adorar a esos dioses y rogarles fueran magnánimos con ese pueblo que acababa de escapar de
un monstruoso desastre.
Y en ese mismo lugar en donde había el templo y la caverna y se ejercía el culto al Dios del
trueno, los totonacas u hombres sonrientes levantaron el asombroso templo del Tajín, que en
su propia lengua quiere decir lugar de las tempestades. Y no sólo se rindió culto al Dios del
Trueno sino que se le imploró durante 365 días, como número de nichos tiene este
monumento invocando el buen tiempo en cierta época del año y la lluvia, cuando es menester
fertilizar las sementeras.
Hoy se levanta este maravilloso templo conocido en todo el mundo como pirámide o templo de
El Tajín en donde curiosamente parecen generarse las tempestades y los truenos y las lluvias
torrenciales.
Así nació la pirámide de El Tajín, levantada con veneración y respeto al Dios del Trueno,
adorado por aquellas gentes que vivieron mucho antes de la llegada de los extranjeros, cuando
el mundo parecía comenzar a existir.
Nota: Los Totonacas eran indígenas que ocupaban el territorio de Veracruz.
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La leyenda del maíz
Cuentan que antes de la llegada de Quetzalcóatl, los aztecas sólo comían raíces y animales que
cazaban.
No tenían maíz, pues este cereal tan alimenticio para ellos, estaba escondido detrás de las
montañas.
Los antiguos dioses intentaron separar las montañas con su colosal fuerza pero no lo lograron.
Los aztecas fueron a plantearle este problema a Quetzalcóatl.
-Yo se los traeré- les respondió el dios.
Quetzalcóatl, el poderoso dios, no se esforzó en vano en separar las montañas con su fuerza,
sino que empleó su astucia.
Se transformó en una hormiga negra y acompañado de una hormiga roja, marchó a las
montañas.
El camino estuvo lleno de dificultades, pero Quetzalcóatl las superó, pensando solamente en su
pueblo y sus necesidades de alimentación. Hizo grandes esfuerzos y no se dio por vencido ante
el cansancio y las dificultades.
Quetzalcóatl llegó hasta donde estaba el maíz, y como estaba trasformado en hormiga, tomó
un grano maduro entre sus mandíbulas y emprendió el regreso. Al llegar entregó el prometido
grano de maíz a los hambrientos indígenas.
Los aztecas plantaron la semilla. Obtuvieron así el maíz que desde entonces sembraron y
cosecharon.
El preciado grano, aumentó sus riquezas, y se volvieron más fuertes, construyeron ciudades,
palacios, templos...Y desde entonces vivieron felices.
Y a partir de ese momento, los aztecas veneraron al generoso Quetzalcóatl, el dios amigo de los
hombres, el dios que les trajo el maíz.
Nota: El significado del nombre Quetzalcóatl es Serpiente Emplumada.
Leyenda de los Temblores
Por estas tierras se cuenta que, hace mucho tiempo, hubo una serpiente de colores, brillante y
larga.
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Era de cascabel y para avanzar arrastraba su cuerpo como una víbora cualquiera. Pero tenía
algo que la hacía distinta a las demás: una cola de manantial, una cola de agua transparente.
Sssh sssh... la serpiente avanzaba. Sssh sssh... la serpiente de colores recorría la tierra. Sssh
sssh... la serpiente parecía un arcoiris juguetón, cuando sonaba su cola de maraca. Sssh sssh...
Dicen los abuelos que donde quiera que pasaba dejaba algún bien, alguna alegría sobre la
tierra.
Sssh sssh... ahí iba por montes y llanos, mojando todo lo que hallaba a su paso. Sssh sssh... ahí
iba por montes y llanos, dándoles de beber a los plantíos, a los árboles y a las flores silvestres.
Sssh sssh... ahí iba por el mundo, mojando todo, regando todo, dándole de beber a todo lo que
encontraba a su paso.
Hubo un día en el que los hombres pelearon por primera vez. Y la serpiente desapareció.
Entonces hubo sequía en la tierra.
Hubo otro día en el que los hombres dejaron de pelear. Y la serpiente volvió a aparecer. Se
acabó la sequía, volvió a florecer todo. Del corazón de la tierra salieron frutos y del corazón de
los hombres brotaron cantos.
Pero todavía hubo otro día en el que los hombres armaron una discusión grande, que terminó
en pelea. Esa pelea duró años y años. Fue entonces cuando la serpiente desapareció para
siempre.
Cuenta la leyenda que no desapareció, sino que se fue a vivir al fondo de la tierra y que ahí
sigue. Pero, de vez en cuando, sale y se asoma. Al mover su cuerpo sacude la tierra, abre grietas
y asoma la cabeza. Como ve que los hombres siguen en su pelea, sssh... ella se va. Sssh sssh...
ella regresa al fondo de la tierra. Sssh sssh... ella hace temblar... ella desaparece.
Versión de Antonio Ramírez Granados.
Leyenda mexicana
La Vainilla
Cuentan que Xanath, hija de nobles totonacas, célebre por su belleza, vivía en un palacio
cercano al centro ceremonial de Tajín, sede de su pueblo.
Cierto día en que la joven acudió a depositar una ofrenda sobre el plato colocado en el
abdomen de Chac-Mool ("Mensajero Divino"), encontró casualmente a Tzarahuín (jilguero), un
alegre doncel al que le agradaba silbar, y surgió entre ambos amor a primera vista.
Sin embargo, el romance mostró dificultades para prosperar, porque Tzarahuin era pobre y
vivía en una choza humilde rodeada de tierra fértil en que abundaban las anonas, las piñas y las
calabazas. A pesar de la diferencia de clases, los enamorados se reunían casi a diario, de
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manera fugaz, cuando el mancebo llevaba al mercado la cosecha de sus siembras, y en poco
tiempo una sincera pasión se apoderó de sus corazones.
Una tarde en que Xanath pasó junto al templo sagrado de los nichos, la sorprendió la mirada
penetrante del dios gordo, que se caracterizaba por su vientre abultado, la frente rapada y su
triple penacho; y desde entonces el señor de la felicidad se dedicó a cortejarla. La doncella
logró esquivarlo en un principio, mas el astuto dios encontró la forma de revelarle sus
sentimientos y, al ser rechazado, su alegría habitual se tornó en cólera y amenazó a la joven con
desatar la furia de Tajín, si no accedía a sus reclamos amorosos.
La advertencia hizo temblar de miedo a Xanath, pero no traicionó a Tzarahuín.
El astuto dios gordo resolvió entonces ganarse la confianza del padre de la joven para que
influyera en el ánimo de Xanath. Lo invitó a su palacio, le reveló secretos divinos y cuando
manifestó interés por la linda muchacha, recibió completo apoyo para casarse con ella.
Xanath hubo de soportar un mayor acoso del testarudo dios y su padre la obligó a aceptar una
nueva cita, que resultaría fatal, pues luego de haber dado otra negativa al señor de la felicidad,
éste, irritado, lanzó un conjuro sobre la doncella y la transformó en una planta débil de flores
blancas y exquisito aroma: la vainilla.
Y si bien el dios creyó vengarse, lo cierto es que mientras de él existen sólo vagos recuerdos, en
cambio, tenemos muy presente en nuestros días a la planta orquidácea cuya esencia es muy
apreciada en la cocina y la pastelería de muchas partes del mundo.
El Mole Poblano
Cuenta la leyenda, que en una ocasión Juan de Palafox, Virrey de la Nueva España y Arzobispo
de Puebla, visitó su diócesis, un convento poblano le ofreció un banquete, para el cual los
cocineros de la comunidad religiosa se esmeraron especialmente.
El cocinero principal era fray Pascual, que ese día corría por toda la cocina dando órdenes ante
la inminencia de la importante visita. Se dice que fray Pascual estaba particularmente nervioso,
y que comenzó a reprender a sus ayudantes, en vista del desorden que imperaba en la cocina.
El mismo fray Pascual comenzó a amontonar en una charola todos los ingredientes para
guardarlos en la despensa, y era tal su prisa, que fue a tropezar exactamente frente a la
cazuela, donde unos suculentos guajolotes estaban ya casi en su punto.
Allí fueron a parar los chiles, trozos de chocolate y las más variadas especias, echando a perder
la comida que debía ofrecerse al Virrey.
Fue tanta la angustia de fray Pascual, que éste comenzó a orar con toda su fe, justamente
cuando le avisaban que los comensales estaban sentados a la mesa.
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Un rato más tarde, él mismo no pudo creer cuando todo el mundo elogió el accidentado
platillo.
Incluso hoy, en los pequeños pueblos, las amas de casa apuradas invocan la ayuda del fraile con
el siguiente verso: "San Pascual Bailón, atiza mi fogón".
LA LLORONA
Leyenda Mexicana del Periodo Virreinal
Consumada la conquista y poco más o menos a mediados del siglo XVI, los vecinos de la ciudad
de México que se recogían en sus casas a la hora de la queda, tocada por las campanas de la
primera Catedral; a media noche y principalmente cuando había luna, despertaban espantados
al oír en la calle, tristes y prolongadísimos gemidos, lanzados por una mujer a quien afligía, sin
duda, honda pena moral o tremendo dolor físico.
Las primeras noches, los vecinos contentábanse con persignarse o santiguarse, que aquellos
lúgubres gemidos eran, según ellas, de ánima del otro mundo; pero fueron tantos y repetidos y
se prolongaron por tanto tiempo, que algunos osados y despreocupados, quisieron cerciorarse
con sus propios ojos qué era aquello; y primero desde las puertas entornadas, de las ventanas o
balcones, y enseguida atreviéndose a salir por las calles, lograron ver a la que, en el silencio de
las obscuras noches o en aquellas en que la luz pálida y transparente de la luna caía como un
manto vaporoso sobre las altas torres, los techos y tejados y las calles, lanzaba agudos y
tristísimos gemidos.
Vestía la mujer traje blanquísimo, y blanco y espeso velo cubría su rostro. Con lentos y callados
pasos recorría muchas calles de la ciudad dormida, cada noche distintas, aunque sin faltar una
sola, a la Plaza Mayor, donde vuelto el velado rostro hacia el oriente, hincada de rodillas, daba
el último angustioso y languidísimo lamento; puesta en pie, continuaba con el paso lento y
pausado hacia el mismo rumbo, al llegar a orillas del salobre lago, que en ese tiempo penetraba
dentro de algunos barrios, como una sombra se desvanecía.
"La hora avanzada de la noche, - dice el Dr. José María Marroquí- el silencio y la soledad de las
calles y plazas, el traje, el aire, el pausado andar de aquella mujer misteriosa y, sobre todo, lo
penetrante, agudo y prolongado de su gemido, que daba siempre cayendo en tierra de rodillas,
formaba un conjunto que aterrorizaba a cuantos la veían y oían, y no pocos de los
conquistadores valerosos y esforzados, que habían sido espanto de la misma muerte, quedaban
en presencia de aquella mujer, mudos, pálidos y fríos, como de mármol. Los más animosos
apenas se atrevían a seguirla a larga distancia, aprovechando la claridad de la luna, sin lograr
otra cosa que verla desaparecer en llegando al lago, como si se sumergiera entre las aguas, y no
pudiéndose averiguar más de ella, e ignorándose quién era, de dónde venía y a dónde iba, se le
dio el nombre de La Llorona."
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Tal es en pocas palabras la genuina tradición popular que durante más de tres centurias quedó
grabada en la memoria de los habitantes de la ciudad de México y que ha ido borrándose a
medida que la sencillez de nuestras costumbres y el candor de la mujer mexicana han ido
perdiéndose.
Pero olvidada o casi desaparecida, la conseja de La Llorona es antiquísima y se generalizó en
muchos lugares de nuestro país, transformada o asociándola a crímenes pasionales, y aquella
vagadora y blanca sombra de mujer, parecía gozar del don de ubicuidad, pues recorría caminos,
penetraba por las aldeas, pueblos y ciudades, se hundía en las aguas de los lagos, vadeaba ríos,
subía a las cimas en donde se encontraban cruces, para llorar al pie de ellas o se desvanecía al
entrar en las grutas o al acercarse a las tapias de un cementerio.
La tradición de La Llorona tiene sus raíces en la mitología de los antiguos mexicanos. Sahagún
en su Historia (libro 1º, Cap. IV), habla de la diosa Cihuacoatl, la cual "aparecía muchas veces
como una señora compuesta con unosatavíos como se usan en Palacio; decían también que de
noche voceaba y bramaba en el aire... Los atavíos con que esta mujer aparecía eran blancos, y
los cabellos los tocaba de manera, que tenía como unos cornezuelos cruzados sobre la frente".
El mismo Sahagún (Lib. XI), refiere que entre muchos augurios o señales con que se anunció la
Conquista de los españoles, el sexto pronóstico fue "que de noche se oyeran voces muchas
veces como de una mujer que angustiada y con lloró decía: "¡Oh, hijos míos!, ¿dónde os llevaré
para que no os acabéis de perder?".
La tradición es, por consiguiente, remotísima; persistía a la llegada de los castellanos
conquistadores y tomada ya la ciudad azteca por ellos y muerta años después doña Marina, o
sea la Malinche, contaban que ésta era La Llorona, la cual venía a penar del otro mundo por
haber traicionado a los indios de su raza, ayudando a los extranjeros para que los sojuzgasen.
"La Llorona - cuenta D. José María Roa Bárcena -, era a veces una joven enamorada, que había
muerto en vísperas de casarse y traía al novio la corona de rosas blancas que no llegó a ceñirse;
era otras veces la viuda que veía a llorar a sus tiernos huérfanos; ya la esposa muerta en
ausencia del marido a quien venía a traer el ósculo de despedida que no pudo darle en su
agonía; ya la desgraciada mujer, vilmente asesinada por el celoso cónyuge, que se aparecía para
lamentar su fin desgraciado y protestar su inocencia."
Poco a poco, al través de los tiempos la vieja tradición de La Llorona ha ido, como decíamos,
borrándose del recuerdo popular. Sólo queda memoria de ella en los fastos mitológicos de los
aztecas, en las páginas de antiguas crónicas, en los pueblecillos lejanos, o en los labios de las
viejas abuelitas, que intentan asustar a sus inocentes nietezuelos, diciéndoles: ¡Ahí viene La
Llorona!
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La Leyenda del Murciélago
(Leyenda tradicional mexicana - Oaxaca)
Cuenta la leyenda que el murciélago una vez fue el ave más bella de la Creación.
El murciélago al principio era tal y como lo conocemos hoy y se llamaba biguidibela (biguidi =
mariposa y bela = carne; el nombre venía a significar algo así como mariposa desnuda).
Un día frío subió al cielo y le pidió plumas al creador, como había visto en otros animales que
volaban. Pero el creador no tenía plumas, así que le recomendó bajar de nuevo a la tierra y
pedir una pluma a cada ave. Y así lo hizo el murciélago, eso sí, recurriendo solamente a las aves
con plumas más vistosas y de más colores.
Cuando acabó su recorrido, el murciélago se había hecho con un gran número de plumas que
envolvían su cuerpo.
Consciente de su belleza, volaba y volaba mostrándola orgulloso a todos los pájaros, que
paraban su vuelo para admirarle. Agitaba sus alas ahora emplumadas, aleteando feliz y con
cierto aire de prepotencia. Una vez, como un eco de su vuelo, creó el arco iris. Era todo belleza.
Pero era tanto su orgullo que la soberbia lo transformó en un ser cada vez más ofensivo para
con las aves.
Con su continuo pavoneo, hacía sentirse chiquitos a cuantos estaban a su lado, sin importar las
cualidades que ellos tuvieran. Hasta al colibrí le reprochaba no llegar a ser dueño de una
décima parte de su belleza.
Cuando el Creador vio que el murciélago no se contentaba con disfrutar de sus nuevas plumas,
sino que las usaba para humillar a los demás, le pidió que subiera al cielo, donde también se
pavoneó y aleteó feliz. Aleteó y aleteó mientras sus plumas se desprendían una a una,
descubriéndose de nuevo desnudo como al principio.
Durante todo el día llovieron plumas del cielo, y desde entonces nuestro murciélago ha
permanecido desnudo, retirándose a vivir en cuevas y olvidando su sentido de la vista para no
tener que recordar todos los colores que una vez tuvo y perdió.
Los primeros dioses
Los más antiguos mexicanos creían en un dios llamado Tonacatecuhtli, quien tuvo cuatro hijos
con su mujer Tonacacihuatl.
El mayor nació todo colorado y lo llamaron Tlatlauhqui. El segundo nació negro y lo llamaron
Tezcatlipoca. El tercero fue Quetzalcóatl.
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El más pequeño nació sin carne, con los puros huesos, y así permaneció durante seis siglos.
Como era zurdo lo llamaron Huitzilopochtli. Los mexicanos lo consideraron un dios principal por
ser el dios de la guerra.
Según nuestros antepasados, después de seiscientos años de su nacimiento, estos cuatros
dioses se reunieron para determinar lo que debían hacer.
Acordaron crear el fuego y medio sol. pero como estaba incompleto no relumbraba mucho.
Luego crearon a un hombre y a una mujer y los mandaron a labrar la tierra. A ella también le
ordenaron hilar y tejer, y le dieron algunos granos de maíz para que con ellos pudiera adivinar y
curar.
De este hombre y de esta mujer nacieron los macehuales, que fueron la gente trabajadora del
pueblo.
Los dioses también hicieron los días y los repartieron en dieciocho meses de veinte días cada
uno. De ese modo el año tenía trescientos sesenta días.
Después de los días formaron el infierno, los cielos y el agua. En el agua dieron vida a un caimán
y de él hicieron la tierra. Entonces crearon al dios y a la diosa del agua, para que enviaran a la
tierra las lluevias buenas y las malas.
Y así fue como dicen que los dioses hicieron la vida.
El pájaro dziú
Leyenda Maya
Cuentan por ahí, que una mañana, Chaac, el Señor de la
Lluvia, sintió deseos de pasear y quiso recorrer los campos de
El Mayab. Chaac salió muy contento, seguro de que
encontraría los cultivos fuertes y crecidos, pero apenas llegó a
verlos, su sorpresa fue muy grande, pues se encontró con que
las plantas estaban débiles y la tierra seca y gastada. Al darse
cuenta de que las cosechas serían muy pobres, Chaac se
preocupó mucho. Luego de pensar un rato, encontró una
solución: quemar todos los cultivos, así la tierra recuperaría su riqueza y las nuevas siembras
serían buenas.
Después de tomar esa decisión, Chaac le pidió a uno de sus sirvientes que llamara a todos los
pájaros de El Mayab. El primero en llegar fue el dziú, un pájaro con plumas de colores y ojos
cafés. Apenas se acomodaba en una rama cuando llegó a toda prisa el toh, un pájaro negro
cuyo mayor atractivo era su larga cola llena de hermosas plumas. El toh se puso al frente,
donde todos pudieran verlo.
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Poco a poco se reunieron las demás aves, entonces Chaac les dijo:
—Las mandé llamar porque necesito hacerles un encargo tan importante, que de él depende la
existencia de la vida. Muy pronto quemaré los campos y quiero que ustedes salven las semillas
de todas las plantas, ya que esa es la única manera de sembrarlas de nuevo para que haya
mejores cosechas en el futuro. Confío en ustedes; váyanse pronto, porque el fuego está por
comenzar.
En cuanto Chaac terminó de hablar el pájaro dziú pensó:
—Voy a buscar la semilla del maíz; yo creo que es una de las más importantes para que haya
vida.
Y mientras, el pájaro toh se dijo:
—Tengo que salvar la semilla del maíz, todos me van a tener envidia si la encuentro yo primero.
Así, los dos pájaros iban a salir casi al mismo tiempo, pero el toh vio al dziú y quiso adelantarse;
entonces se atravesó en su camino y lo empujó para irse él primero. Al dziú no le importó y se
fue con calma, pero muy decidido a lograr su objetivo.
El toh voló tan rápido, que en poco tiempo ya les llevaba mucha ventaja a sus compañeros. Ya
casi llegaba a los campos, pero se sintió muy cansado y se dijo:
—Voy a descansar un rato. Al fin que ya voy a llegar y los demás todavía han de venir lejos.
Entonces, el toh se acostó en una vereda. Según él sólo iba a descansar mas se durmió sin
querer, así que ni cuenta se dio de que ya empezaba a anochecer y menos de que su cola había
quedado atravesada en el camino. El toh ya estaba bien dormido, cuando muchas aves que no
podían volar pasaron por allí y como el pájaro no se veía en la oscuridad, le pisaron la cola.
Al sentir los pisotones, el toh despertó, y cuál sería su sorpresa al ver que en su cola sólo
quedaba una pluma. Ni idea tenía de lo que había pasado, pero pensó en ir por la semilla del
maíz para que las aves vieran su valor y no se fijaran en su cola pelona.
Mientras tanto, los demás pájaros ya habían llegado a los cultivos. La mayoría tomó la semilla
que le quedaba más cerca, porque el incendio era muy intenso. Ya casi las habían salvado
todas, sólo faltaba la del maíz. El dziú volaba desesperado en busca de los maizales, pero había
tanto humo que no lograba verlos. En eso, llegó el toh, mas cuando vio las enormes llamas, se
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olvidó del maíz y decidió tomar una semilla que no ofreciera tanto peligro. Entonces, voló hasta
la planta del tomate verde, donde el fuego aún no era muy intenso y salvó las semillas.
En cambio, al dziú no le importó que el fuego le quemara las alas; por fin halló los maizales, y
con gran valentía, fue hasta ellos y tomó en su pico unos granos de maíz.
El toh no pudo menos que admirar la valentía del dziú y se acercó a felicitarlo. Entonces, los dos
pájaros se dieron cuenta que habían cambiado: los ojos del toh ya no eran negros, sino verdes
como el tomate que salvó, y al dziú le quedaron las alas grises y los ojos rojos, pues se acercó
demasiado al fuego.
Chaac y las aves supieron reconocer la hazaña del dziú, por lo que se reunieron para buscar la
manera de premiarlo. Y fue precisamente el toh, avergonzado por su conducta, quien propuso
que se le diera al dziú un derecho especial:
—Ya que el dziú hizo algo por nosotros, ahora debemos hacer algo por él. Yo propongo que a
partir de hoy, pueda poner sus huevos en el nido de cualquier pájaro y que prometamos
cuidarlos como si fueran nuestros.
Las aves aceptaron y desde entonces, el dziú no se preocupa de hacer su hogar ni de cuidar a
sus crías. Sólo grita su nombre cuando elige un nido y los pájaros miran si acaso fue el suyo el
escogido, dispuestos a cumplir su promesa.
El Mayab, la tierra del faisán y del
venado
Leyenda Maya
Hace mucho, pero mucho tiempo, el señor
Itzamná decidió crear una tierra que fuera tan
hermosa que todo aquél que la conociera
quisiera vivir allí, enamorado de su belleza.
Entonces creó El Mayab, la tierra de los elegidos,
y sembró en ella las más bellas flores que
adornaran los caminos, creó enormes cenotes
cuyas aguas cristalinas reflejaran la luz del sol y
también profundas cavernas llenas de misterio.
Después, Itzamná le entregó la nueva tierra a los
mayas y escogió tres animales para que vivieran
por siempre en El Mayab y quien pensara en
ellos lo recordara de inmediato. Los elegidos por Itzamná fueron el faisán, el venado y la
serpiente de cascabel. Los mayas vivieron felices y se encargaron de construir palacios y
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ciudades de piedra. Mientras, los animales que escogió Itzamná no se cansaban de recorrer El
Mayab. El faisán volaba hasta los árboles más altos y su grito era tan poderoso que podían
escucharle todos los habitantes de esa tierra. El venado corría ligero como el viento y la
serpiente movía sus cascabeles para producir música a su paso.
Así era la vida en El Mayab, hasta que un día, los chilam, o sea los adivinos mayas, vieron en el
futuro algo que les causó gran tristeza. Entonces, llamaron a todos los habitantes, para anunciar
lo siguiente: —Tenemos que dar noticias que les causarán mucha pena. Pronto nos invadirán
hombres venidos de muy lejos; traerán armas y pelearán contra nosotros para quitarnos
nuestra tierra. Tal vez no podamos defender El Mayab y lo perderemos.
Al oír las palabras de los chilam, el faisán huyó de inmediato a la selva y se escondió entre las
yerbas, pues prefirió dejar de volar para que los invasores no lo encontraran.
Cuando el venado supo que perdería su tierra, sintió una gran tristeza; entonces lloró tanto,
que sus lágrimas formaron muchas aguadas. A partir de ese momento, al venado le quedaron
los ojos muy húmedos, como si estuviera triste siempre.
Sin duda, quien más se enojó al saber de la conquista fue la serpiente de cascabel; ella decidió
olvidar su música y luchar con los enemigos; así que creó un nuevo sonido que produce al
mover la cola y que ahora usa antes de atacar.
Como dijeron los chilam, los extranjeros conquistaron El Mayab. Pero aún así, un famoso
adivino maya anunció que los tres animales elegidos por Itzamná cumplirán una importante
misión en su tierra. Los mayas aún recuerdan las palabras que una vez dijo:
—Mientras las ceibas estén en pie y las cavernas de El Mayab sigan abiertas, habrá esperanza.
Llegará el día en que recobraremos nuestra tierra, entonces los mayas deberán reunirse y
combatir. Sabrán que la fecha ha llegado cuando reciban tres señales. La primera será del
faisán, quien volará sobre los árboles más altos y su sombra podrá verse en todo El Mayab. La
segunda señal la traerá el venado, pues atravesará esta tierra de un solo salto. La tercera
mensajera será la serpiente de cascabel, que producirá música de nuevo y ésta se oirá por
todas partes. Con estas tres señales, los animales avisarán a los mayas que es tiempo de
recuperar la tierra que les quitaron.
Ése fue el anuncio del adivino, pero el día aún no llega. Mientras tanto, los tres animales se
preparan para estar listos. Así, el faisán alisa sus alas, el venado afila sus pezuñas y la serpiente
frota sus cascabeles. Sólo esperan el momento de ser los mensajeros que reúnan a los mayas
para recobrar El Mayab.
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La boda de la xdzunuúm
Leyenda Maya
Una mañana llena de sol, la colibrí, o xdzunuúm que es su nombre en lengua maya, estaba
parada sobre la rama de una ceiba y lloraba al contemplar su pequeño nido a medio hacer. Y es
que a pesar de que llevaba días buscando materiales para construir su casa, sólo había
encontrado unas cuantas ramas y hojas que no le alcanzaban. La xdzunuúm quería acabar su
nido pronto, pues ahí viviría cuando se casara, pero era muy pobre y cada vez le parecía más
difícil terminar su hogar y poder organizar su boda.
La xdzunuúm era tan pequeña que su llanto apenas se escuchaba; la única en oírlo fue la
xkokolché, quien voló de rama en rama hasta encontrar a la triste pajarita. Al verla, le preguntó:
—¿Qué te pasa, amiga xdzunuúm?
—¡Ay! Mi pena es muy grande —sollozó más fuerte la xdzunuúm.
—Cuéntamela, tal vez yo pueda ayudarte —dijo la xkokolché.
—¡No! Nadie puede remediar mi dolor —chilló la xdzunuúm.
—Ándale, platícame qué tienes —insistió la xkokolché.
—Bueno —accedió la xdzunuúm—. Fíjate que me quiero casar, pero mi novio y yo somos tan
pobres que no tenemos nido ni podemos hacer la fiesta.
—¡Uy! Eso sí que es un problema, porque yo soy pobre también —respondió la xkokolché.
—¿Lo ves? Te lo dije, nadie me puede ayudar —gritó la xdzunuúm.
—No llores, espérate, ahorita se me ocurre algo —aseguró la xkokolché.
Las dos aves pensaron un rato; desesperada, la xdzunuúm ya iba a llorar de nuevo, cuando la
xkokolché tuvo una idea:
—Mira, tú y yo solas no vamos a poder con la boda. Tenemos que llamar a otros animales para
que nos ayuden.
Apenas acabó de hablar, la xkokolché entonó una canción en maya, que decía así:
U tul chichan chiich, u kat socobel, ma tu patal xun, minaan y nuucul.
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De esta forma, la xkokolché contaba que una pajarita se quería casar, pero no tenía recursos
para hacerlo. Luego repitió la canción; como su voz era tan dulce, algunos animales y hasta el
agua y los árboles se acercaron a escucharla. Cuando ella los vio muy atentos a sus palabras, les
pidió ayuda con este canto:
Minaan u xbakal, minaan u nokil, minaan u xanbil, minaan u xacheil, minaan u neeneíl, minaan
u chu-cí, minaan u necteíl.
Con esas palabras, la xkokolché les explicaba:
No tiene el collar, no tiene el vestido, no tiene los zapatos, no tiene el peine, no tiene el espejo,
no tiene los dulces, no tiene las flores.
Mientras la xkokolché cantaba, la xdzunuúm derramaba gruesos lagrimones. Así, entre las dos
lograron que todos los presentes quisieran ayudar. Por un momento, se quedaron callados,
luego, se escucharon varias voces:
—Que se haga la boda, yo daré el collar —dijo el ave xomxaníl, dispuesta a prestar el adorno
amarillo que tenía en el pecho.
—Que se haga la boda, yo daré el vestido —ofreció la araña y empezó a tejer una tela muy fina
para vestir a la novia.
—Que se haga la boda, yo daré los zapatos —aseguró el venado.
—Que se haga la boda, yo daré el peine —prometió la iguana y se quitó algunas púas de las que
cubren su lomo.
—Que se haga la boda, yo daré el espejo —afirmó el cenote, pues su agua era tan cristalina que
en ella podría contemplarse la novia.
—Que se haga la boda, yo daré los dulces —se comprometió la abeja y se fue a traer la miel de
su panal.
Con eso, ya estaba listo lo necesario para la boda. La xdzunuúm lloró de nuevo, pero ahora de
alegría. Luego, voló a buscar al novio y le dijo que ya podían casarse. A los pocos días, se
celebró una gran boda, y por supuesto, la xkokolché fue la madrina. En la fiesta hubo de todo,
porque los invitados llevaron muchos regalos. Desde entonces, la xdzunuúm dejó de lamentar
su pobreza, pues supo que contaba con grandes amigos en el mundo maya.
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El chom
Leyenda Maya
Cuenta la leyenda que en Uxmal, una de las ciudades más importantes de El Mayab, vivió un rey
al que le gustaban mucho las fiestas. Un día, se le ocurrió organizar un gran festejo en su
palacio para honrar al Señor de la Vida, llamado Hunab ku, y agradecerle por todos los dones
que había dado a su pueblo.
El rey de Uxmal ordenó con mucha anticipación los preparativos para la fiesta. Además invitó a
príncipes, sacerdotes y guerreros de los reinos vecinos, seguro de que su festejo sería mejor
que cualquier otro y que todos lo envidiarían después. Así, estuvo pendiente de que su palacio
se adornara con las más raras flores, además de que se prepararan deliciosos platillos con
carnes de venado y pavo del monte. Y no podía faltar el balché, un licor embriagante que le
encantaría a los invitados.
Por fin llegó el día de la fiesta. El rey de Uxmal se vistió con su traje de mayor lujo y se cubrió
con finas joyas; luego, se asomó a la terraza de su palacio y desde allí contempló con
satisfacción su ciudad, que se veía más bella que nunca. Entonces se le ocurrió que ese era un
buen lugar para que la comida fuera servida, pues desde allí todos los invitados podrían
contemplar su reino. El rey de Uxmal ordenó a sus sirvientes que llevaran mesas hasta la
terraza y las adornaran con flores y palmas. Mientras tanto, fue a recibir a sus invitados, que
usaban sus mejores trajes para la ocasión.
Los sirvientes tuvieron listas las mesas rápidamente, pues sabían que el rey estaba ansioso por
ofrecer la comida a los presentes. Cuando todo quedó acomodado de la manera más bonita,
dejaron sola la comida y entraron al palacio para llamar a los invitados.
Ese fue un gran error, porque no se dieron cuenta de que sobre la terraza del palacio volaban
unos zopilotes, o chom, como se les llama en lengua maya. En ese entonces, estos pájaros
tenían plumaje de colores y elegantes rizos en la cabeza. Además, eran muy tragones y al ver
tanta comida se les antojó. Por eso estuvieron un rato dando vueltas alrededor de la terraza y al
ver que la comida se quedó sola, los chom volaron hasta la terraza y en unos minutos se la
comieron toda.
Justo en ese momento, el rey de Uxmal salió a la terraza junto con sus invitados. El monarca se
puso pálido al ver a los pájaros saborearse el banquete.
Enojadísimo, el rey gritó a sus flecheros:
—¡Maten a esos pájaros de inmediato!
Al oír las palabras del rey, los chom escaparon a toda prisa; volaron tan alto que ni una sola
flecha los alcanzó.
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—¡Esto no se puede quedar así! —gritó el rey de Uxmal— Los chom deben ser castigados.
—No se preocupe, majestad; pronto hallaremos la forma de cobrar esta ofensa —contestó muy
serio uno de los sacerdotes, mientras recogía algunas plumas de zopilote que habían caído al
suelo.
Los hombres más sabios se encerraron en el templo; luego de discutir un rato, a uno de ellos se
le ocurrió cómo castigarlos. Entonces, tomó las plumas de chom y las puso en un bracero para
quemarlas; poco a poco, las plumas perdieron su color hasta volverse negras y opacas.
Después, uno de los sacerdotes las molió hasta convertirlas en un polvo negro muy fino, que
echó en una vasija con agua. Pronto, el agua se volvió un caldo negro y espeso. Una vez que
estuvo listo, los sacerdotes salieron del templo. Uno de ellos buscó a los sirvientes y les dijo:
—Lleven comida a la terraza del palacio, la necesitamos para atraer a los zopilotes.
La orden fue obedecida de inmediato y pronto hubo una mesa llena de platillos y muchos chom
que volaban alrededor de ella. Como el día de la fiesta todo les había salido muy bien, no lo
pensaron dos veces y bajaron a la terraza para disfrutar de otro banquete.
Pero no contaban con que esta vez los hombres se escondieron en la terraza; apenas habían
puesto las patas sobre la mesa, cuando dos sacerdotes salieron de repente y lanzaron el caldo
negro sobre los chom, mientras repetían unas palabras extrañas. Uno de ellos alzó la voz y dijo:
—No lograrán huir del castigo que merecen por ofender al rey de Uxmal. Robaron la comida de
la fiesta de Hunab ku, el Señor que nos da la vida, y por eso jamás probarán de nuevo alimentos
tan exquisitos. A partir de hoy estarán condenados a comer basura y animales muertos, sólo de
eso se alimentarán.
Al oír esas palabras y sentir sus plumas mojadas, los chom quisieron escapar volando muy alto,
con la esperanza de que el sol les secara las plumas y acabara con la maldición, pero se le
acercaron tanto, que sus rayos les quemaron las plumas de la cabeza. Cuando los chom
sintieron la cabeza caliente, bajaron de uno en uno a la tierra; pero al verse, su sorpresa fue
muy grande. Sus plumas ya no eran de colores, sino negras y resecas, porque así las había
vuelto el caldo que les aventaron los sacerdotes. Además, su cabeza quedó pelona. Desde
entonces, los chom vuelan lo más alto que pueden, para que los demás no los vean y se burlen
al verlos tan cambiados. Sólo bajan cuando tienen hambre, a buscar su alimento entre la
basura, tal como dijeron los sacerdotes.
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El cocay
Leyenda Maya
Quizá alguna noche en el campo hayas visto una chispa de luz que brilla y se mueve de un lado
a otro; esa luz la produce el cocay, que es el nombre que le dan los mayas a la luciérnaga. Ellos
saben cómo fue que este insecto creó su luz, esta es la historia que cuentan:
Había una vez un Señor muy querido por todos los habitantes de El Mayab, porque era el único
que podía curar todas las enfermedades. Cuando los enfermos iban a rogarle que los aliviara, él
sacaba una piedra verde de su bolsillo; después, la tomaba entre sus manos y susurraba algunas
palabras. Eso era suficiente para sanar cualquier mal.
Pero una mañana, el Señor salió a pasear a la selva; allí quiso acostarse un rato y se entretuvo
horas completas al escuchar el canto de los pájaros. De pronto, unas nubes negras se
apoderaron del cielo y empezó a caer un gran aguacero. El Señor se levantó y corrió a
refugiarse de la lluvia, pero por la prisa, no se dio cuenta que su piedra verde se le salió del
bolsillo. Al llegar a su casa lo esperaba una mujer para pedirle que sanara a su hijo, entonces el
Señor buscó su piedra y vio que no estaba. Muypreocupado, quiso salir a buscarla, pero creyó
que se tardaría demasiado en hallarla, así que mandó reunir a varios animales.
Pronto llegaron el venado, la liebre, el zopilote y el cocay. Muy serio, el Señor les dijo:
—Necesito su ayuda; perdí mi piedra verde en la selva y sin ella no puedo curar. Ustedes
conocen mejor que nadie los caminos, las cavernas y los rincones de la selva; busquen ahí mi
piedra, quien la encuentre, será bien premiado.
Al oír esas últimas palabras, los animales corrieron en busca de la piedra verde. Mientras, el
cocay, que era un insecto muy empeñado, volaba despacio y se preguntaba una y otra vez:
—¿Dónde estará la piedra? Tengo que encontrarla, sólo así el Señor podrá curar de nuevo.
Y aunque el cocay fue desde el inicio quien más se ocupó de la búsqueda, el venado encontró
primero la piedra. Al verla tan bonita, no quiso compartirla con nadie y se la tragó.
—Aquí nadie la descubrirá —se dijo—. A partir de hoy, yo haré las curaciones y los enfermos
tendrán que pagarme por ellas.
Pero en cuanto pensó esas palabras, el venado se sintió enfermo; le dio un dolor de panza tan
fuerte que tuvo que devolver la piedra; luego huyó asustado.
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Entre tanto, el cocay daba vueltas por toda la selva. Se metía en los huecos más pequeños,
revisaba todos los rincones y las hojas de las plantas. No hablaba con nadie, sólo pensaba en
qué lugar estaría la piedra verde.
Para ese entonces, los animales que iniciaron la búsqueda ya se habían cansado. El zopilote
volaba demasiado alto y no alcanzaba a ver el suelo, la liebre corría muy aprisa sin ver a su
alrededor y el venado no quería saber nada de la piedra; así, hubo un momento en que el único
en buscar fue el cocay.
Un día, después de horas enteras de meditar sobre el paradero de la piedra, el cocay sintió un
chispazo de luz en su cabeza:
—¡Ya sé dónde está! —gritó feliz, pues había visto en su mente el lugar en que estaba la piedra.
Voló de inmediato hacia allí y aunque al principio no se dio cuenta, luego sintió cómo una luz
salía de su cuerpo e iluminaba su camino. Muy pronto halló la piedra y más pronto se la llevó a
su dueño.
—Señor, busqué en todos los rincones de la selva y por fin hoy di con tu piedra —le dijo el
cocay muy contento, al tiempo que su cuerpo se encendía.
—Gracias, cocay —le contestó el Señor— veo que tú mismo has logrado una recompensa. Esa
luz que sale de ti representa la nobleza de tus sentimientos y lo brillante de tu inteligencia.
Desde hoy te acompañará siempre para guiar tu vida.
El cocay se despidió muy contento y fue a platicarle a los animales lo que había pasado.
Todos lo felicitaron por su nuevo don, menos la liebre, que sintió envidia de la luz del cocay y
quiso robársela.
—Esa chispa me quedaría mejor a mí; ¿qué tal se me vería en un collar? —pensó la liebre.
Así, para lograr su deseo, esperó a que el cocay se despidiera y comenzó a seguirlo por el
monte.
—¡Cocay! Ven, enséñame tu luz —le gritó al insecto cuando estuvo seguro de que nadie los
veía.
—Claro que sí —dijo el cocay y detuvo su vuelo. Entonces, la liebre aprovechó y ¡zas! le saltó
encima. El cocay quedó aplastado bajo su panza y ya casi no podía respirar cuando la liebre
empezó a saltar de un lado a otro, porque creía que el cocay se le había escapado.
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El cocay empezó a volar despacio para esconderse de la liebre. Ahora, fue él quien la persiguió
un rato y en cuanto la vio distraída, quiso desquitarse. Entonces, voló arriba de ella y se puso
encima de su frente, al mismo tiempo que se iluminaba. La liebre se llevó un susto terrible,
pues creyó que le había caído un rayo en la cabeza y aunque brincaba, no podía apagar el
fuego, pues el cocay seguía volando sobre ella.
En eso, llegó hasta un cenote y en su desesperación, creyó que lo mejor era echarse al agua,
sólo así evitaría que se le quemara la cabeza. Pero en cuanto saltó, el cocay voló lejos y desde lo
alto se rió mucho de la liebre, que trataba de salir del cenote toda empapada.
Desde entonces, hasta los animales más grandes respetan al cocay, no vaya a ser que un día los
engañe con su luz.
La piel del venado
Leyenda Maya
Los mayas cuentan que hubo una época en la cual la piel del venado era distinta a como hoy la
conocemos. En ese tiempo, tenía un color muy claro, por eso el venado podía verse con mucha
facilidad desde cualquier parte del monte. Gracias a ello, era presa fácil para los cazadores,
quienes apreciaban mucho el sabor de su carne y la resistencia de su piel, que usaban en la
construcción de escudos para los guerreros. Por esas razones, el venado era muy perseguido y
estuvo a punto de desaparecer de El Mayab.
Pero un día, un pequeño venado bebía agua cuando escuchó voces extrañas; al voltear vio que
era un grupo de cazadores que disparaban sus flechas contra él. Muy asustado, el cervatillo
corrió tan veloz como se lo permitían sus patas, pero sus perseguidores casi lo atrapaban. Justo
cuando una flecha iba a herirlo, resbaló y cayó dentro de una cueva oculta por matorrales.
En esta cueva vivían tres genios buenos, quienes escucharon al venado quejarse, ya que se
había lastimado una pata al caer. Compadecidos por el sufrimiento del animal, los genios
aliviaron sus heridas y le permitieron esconderse unos días. El cervatillo estaba muy agradecido
y no se cansaba de lamer las manos de sus protectores, así que los genios le tomaron cariño.
En unos días, el animal sanó y ya podía irse de la cueva. Se despidió de los tres genios, pero
antes de que se fuera, uno de ellos le dijo:
—¡Espera! No te vayas aún; queremos concederte un don, pídenos lo que más desees.
El cervatillo lo pensó un rato y después les dijo con seriedad:
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—Lo que más deseo es que los venados estemos protegidos de los hombres, ¿ustedes pueden
ayudarme?
—Claro que sí —aseguraron los genios. Luego, lo acompañaron fuera de la cueva. Entonces uno
de los genios tomó un poco de tierra y la echó sobre la piel del venado, al mismo tiempo que
otro de ellos le pidió al sol que sus rayos cambiaran de color al animal. Poco a poco, la piel del
cervatillo dejó de ser clara y se llenó de manchas, hasta que tuvo el mismo tono que la tierra
que cubre el suelo de El Mayab. En ese momento, el tercer genio dijo:
—A partir de hoy, la piel de los venados tendrá el color de nuestra tierra y con ella será
confundida. Así los venados se ocultarán de los cazadores, pero si un día están en peligro,
podrán entrar a lo más profundo de las cuevas, allí nadie los encontrará.
El cervatillo agradeció a los genios el favor que le hicieron y corrió a darles la noticia a sus
compañeros. Desde ese día, la piel del venado representa a El Mayab: su color es el de la tierra
y las manchas que la cubren son como la entrada de las cuevas. Todavía hoy, los venados
sienten gratitud hacia los genios, pues por el don que les dieron muchos de ellos lograron
escapar de los cazadores y todavía habitan la tierra de los mayas.
El Haninco
Leyenda Maya
Mucho tiempo perdí tratando de concurrir a una ceremonia india, a una hanincol (comida de
milpa) que hacen los maya con el objeto, unas veces, de agradar a los dioses, y otras, de
desagraviarlos. Había rogado a los hechicero que me permitieran la entrada, pero todos se
habían negado porque yo también me había negado a que me santiguaran: (santiguar es
someter a una persona a ciertos baños, con hierbas, hechicerías, etc.) En las ceremonias de las
comidas de milpa se admite a mujeres cuando se va repartir el alimento. Al fin me resolví a
todo y lo comuniqué al men. Así fue como logré concurrir a la comida. Y ahora les narraré lo
que ví; lo que oí no, pues fue todo en maya, idioma que no entiendo.
La ceremonia se hizo en un pueblo llamado San Juan Bautista Sahcabchén o Alto Sahcabchén,
por estar ubicado en la cresta de un cerro de roca viva.
El maestro de la escuela, un joven llamado Mario Flores Barrera, me avisó con anticipación;
llena de alegría caminé a caballo toda la noche en que la Luna plateaba los árboles y alumbraba
el camino.
Llegué al amanecer. Allá arriba estaba el pueblo. Subí a él, llamé a una puerta y al punto asomó
su risueña cara el maestro que me saludó.
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Hoy será la fiesta, me dijo con acento de satisfacción. Nos desayunamos con pan y café y luego
me llevó a la casa del men quien me recibió solícito, pero desconfiado.
¿Está resuelta a que le santigüen?- me preguntó.
El maestro me miró, incrédulo de que pudiera aceptar eso.
Sí le respondí, y en pocos minutos quedé santiguada y oliendo a romero y ruda.
Salimos los tres y nos sentamos en el brocal de un pozo, y el hechicero contestó así mi
interrogatorio.
-¿Por qué harán el hanincol?
-Para desagraviar a los dioses.
El dueño de la milpa que se ha de sembrar tiene un hijo enfermo, señal del disgusto del
Nohoch-Tat (Gran Señor).
Luego me enseñó varias palabras mayas, el nombre de los vientos, etc., para que pudiera
entender, y me llevó a la casa donde el muchacho estaba enfermo.
¿Quiere verlo?, me dijo. Sí- le respondí.
En una hamaca estaba el joven calenturiento. El men le preguntó por su salud, y él casi no
contestó. Su ánimo estaba caído más que por la fiebre, por el temor de que le hubiera castigado
el dueño del monte. El men sacó de su morral un bollo de pozole lleno de moho que de amarillo
pasa a verde. Lo mezcló con agua, lo endulzó con miel y se lo dio al enfermo.
Las mujeres de la casa, durante la noche, mojan maíz y lo muelen en metates para hacer una
bebida refrescante llamada sacab. Este se reparte entre los que van a asistir a la ceremonia.
En la ocasión a que me refiero me dieron una ración, por la cual me sentí invitada. Marchamos
luego a la ceremonia o que diga, adonde iba a efectuarse.
El dueño de la sementera y sus trabajadores estaban ocupados. Unos abrían una fosa en la
tierra; otros, en grandes calderos cocían maíz, frijol y tostaban semillas de calabaza, que molían
luego para formar una masa de estos tres productos, la cual recogían en bolas.
Teniendo ya las bolas sobre hojas de roble o plátano, se extiende primero la masa de maíz
haciendo una tortilla grande y se forma una de semilla de calabaza: luego, una de frijol, y así
sucesivamente, hasta llegar a nueve.
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Estos huahes (panes) se envuelven en las mismas hojas; uno de ellos es más grande que los
otros. Mientras esto se lleva a efecto, en la fosa abierta se ha colocado gran cantidad de leña,
que arde y calienta casi hasta calcinar algunas piedras grandes. Por otro lado, en ollas también
grandes se cuecen pavos y gallinas, y en un caldero se hace el cool (atole salado).
En un caldero se pone el caldo de gallina y pavos, destinado a preparar el chocó (caliente).
El men, con toda parsimonia, toma dos velas que enciende, y, seguido de unos hombres que
llevan en tablas los huanes (panes) y de todos los invitados, llega a la ardiente fosa. Y dice así:
lakín-ik, xikín-ik, nohol-ik, xamán-can (vientos de oriente, del poniente, del sur y del norte; sed
benévolos). Luego hace mil contorsiones, brinca de un lado para otro de la fosa, saca con las
manos, del fuego, las candentes piedras, y sólo deja unas en el fondo, sobre las cuales se
colocan los panes. La piedras extraídas se acomodan encima y se recubre la fosa con tierra y
gajos de roble.
Retornan el brujo y su comitiva al lugar primitivo, donde se ha colocado una mesa, que tiene
encima una cruz cristiana, tres velas grandes, tres medianas y tres chicas. También hay incienso,
rudas, albahacas, flores, dulces, cigarrillos, etc.
Se han llevado a la mesa los pavos y las gallinas condimentadas y cocidas. Debajo de la mesa
está el gran caldero de cool, el jugo de gallina y pavos, etc.
El men parece perder su personalidad de hombre, y en medio de gesticulaciones y
contorsiones, conjura a los vientos malo y llama a los buenos; levanta en sus manos las ramas
de albahaca y ruda, y blandiendo la cruz cristiana aleja a los viento malos. como regalo a los
buenos arroja a los cuatro vientos jicaradas de miel y balché. Luego cae en éxtasis, oculta su
rostro entre las manos, y tomando enseguida el inciensario, marcha hacia la fosa; al llegar a
ésta levanta aquél al cielo y mucha manos de hombres destapan la fosa, de donde extraen los
huanes.
Todas caminan hacia la mesa y el brujo cierra la procesión.
El pan más grande es el que se pone en una mesita aparte. Apenas desenvuelto, muchas
manos arrancan trozos, hirviente aún y los depositan en el caldo de pavos y gallinas, donde
otras manos lo baten y disuelven. Así se prepara el chocó .
Terminado esto, el men reparte entre los concurrentes balché en jicaritas. Hay que tomarlo,
pues es malo tirarlo o despreciarlo.
Luego el hechicero da a cada persona presente un cigarro gigante, al que debe darse dos o tres
fumadas. Esos cigarros son recogidos por un brujo en hojas de almendro o higuerilla, con el fin
de que sus manos no los toquen, los lleva a la mesa y los riega con brebajes. Inmediatamente se
toma a todos los niños que han asistido a la ceremonia y se les pone de rodillas, con las manos
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cruzadas sobre el pecho. El men les da balché dulce, chocó, cool, dulces, trozos de pavos, pero
todo en la boca.
(Los niños representan a los aluxes, y el men les da de comer con la mano, ellos no pueden
tocar nada con las manos).
Terminada esa comida, se aleja a los niños, y con una jícara grande se pone una buena ración
de todo lo que hay, de lo mejor, un gran trozo de pan y los cigarros, todo lo cual toma el men
pues es la ofrenda destinada al Nohoch-Tat (padre o dueño de monte). El hechicero llega a la
fosa y en el centro de ella coloca la jícara grande y todo lo demás.
A una señal del men la fosa es cubierta de tierra y casi ni queda señal de ella. Se cree que
durante la noche el dueño de bosque tiene allá su banquete, y que sus hijos, los aluxes le hacen
compañía y fuman en rueda sus cigarros.
Cuando el men vuelve al lugar de la comida, todo se transforma en fiesta, se reparte lo que aún
queda, se da al dueño de la milpa, a sus hijos y trabajadores, de todo lo que hay, y luego a los
visitantes. Esta es ya la comida terrenal. Todos comen, todos beben. El men viene a mí con una
pierna de pavo en la mano y me dice: ¿No come?, y me trae un trozo de muslo de pavo.
Yo estaba sentada en una hamaca suspendida en medio de dos árboles, especialmente para
mí, frente a la mesa de la ceremonia. Era tal mi proximidad a la mesa, que materialmente
estaba bañada en miel y balché, pues me salpicó el men cuando arrojó esos líquidos al aire.
Terminó la ceremonia -me dijo el men-. El enfermo está curado.
Entre los comensales vi a Pedro, que comía y reía con mucha gana.
Pedro -dijo el men- ven aquí, pues quería demostrarme su poder. El muchacho obedeció la
orden. Ya no tenía calentura, había recobrado la salud.
En ese momento di la razón al men y al enfermo. Estaba curado. Había que reconocerlo.
Mas luego pensé que ese hombre sagaz aprovechaba la ignorancia y fe de los descendientes de
los xius y cocomes.
Me retiré pensativa. Soy una de los que creen que lo más de los indios mayas no padecen
ciertas enfermedades gracias que ingieren frecuentemente, las dosis de penicilina que se
encuentran en el moho del pozole, que siempre comen con sal e sus milpas.
¿Se curó el muchacho? ¿Sería por el favor de los dioses o por la acción de la medicina que le
dio el men en el pozole?
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Tal vez ni el hechicero lo sepa. Tal pensaba yo después de la peregrina ceremonia que me dejó
la impresión de un sueño fantástico.
Leyenda tomada del libro "El alma de Campeche en la leyenda maya" de Elsie Encarnación
Medina E.
Guanina y Sotomayor
Leyenda Taina
Guanina era una india taina, hermana de Agüeybaná el Bravo, jefe de la tribu y de un grupo de
bravos guerreros, el cacique supremo de toda la isla de Puerto Rico. Guanina significa en el
lenguaje taíno: "Resplandeciente como el oro".
Los conquistadores españoles se habían apoderado de la isla de Borinquén, que así se llamaba
entonces la isla de Puerto Rico.
En aquel tiempo, un indio llamado Guarionex vivía enamorado de Guanina. Guanina era la
hermana del cacique supremo, o sea el jefe de todas las tribus de la isla.
Cada vez que Guarionex veía a Guanina, el corazón le latía de tal manera que parecía que se le
quería salir del pecho. Cada vez que él la veía le declaraba su amor. Ella no le correspondía
porque vivía enamorada de un conquistador español llamado Don Cristóbal de Sotomayor,
alcalde mayor y fundador de un poblado al que había bautizado con su propio apellido.
Guarionex, lleno de odio mortal hacia Sotomayor, le gritaba: - ¡Don Cristóbal, uno de los dos
debe de morir! Tú no mereces vivir porque me robaste el amor de Guanina, y yo no quiero
seguir viviendo si me falta su amor.
Los indios ya no podían soportar más el trato cruel de los españoles. Los indios taínos los habían
recibido con amistad y habían celebrado la ceremonia del guatiao ( pacto de fraternidad que
sellaban con el intercambio de nombres). Por eso al cacique Agüeybaná también se le llamaba
Don Cristobal.
Los españoles, haciendo caso omiso al pacto, se repartieron a los indios como siervos. Los
explotaban especialmente en los yacimientos de oro. Así explotados, los indios anhelaban
volver a ser libres. Una noche, celebraron un areito (reuniones para celebrar sus fiestas,
recordar tradiciones, y tomar decisiones, sobre todo cuando era necesario resolver sobre una
guerra). Esa noche Agüeybaná y los taínos decidieron que los españoles tenían que morir para
ellos poder ser libres otra vez.
Guarionex quiso el poblado de su enemigo mayor, que era Don Cristóbal de Sotomayor.
Güarionex no pudo matar a Don Cristobal de Sotomayor porque en ese momento Sotomayor
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estaba llegando al bohío de Agüeybaná donde Guanina le advirtió que se salvara pues los indios
se habían levantado en su contra.
Sotomayor se fue con sus soldados a La Villa de Caparra para ver al Gobernador. Agüeybaná le
prestó a Sotomayor a unos Naborías para que lo ayudaran con la carga. Pero en secreto les dijo
que cuando empezara el ataque, huyeran con las vitualles. Guanina no quiso dejar a Sotomayor
huir solo y se fue con él.
Los indios tainos los persiguieron y el ataque empezó. Sotomayor peleaba ferozmente con su
espada mientras los golpes de las macanas de los indios le iban abriendo profundas heridas. En
el momento de mayor peligro, Guanina se interpuso entre Sotomayor y los indios y recibió en
su cuerpo la herida mortal que iba dirigida a su amado. En ese momento de distracción de
Sotomayor, Agüeybaná aprovechó para traspasarlo con su flecha. Cayó Sotomayor en los
brazos de su amada Guanina.
Agüeybaná mandó a que los enterraran juntos, pero que a Sotomayor le dejaron los pies fuera
de la tumba para que no pudiera encontrar el camino a la tierra de los muertos.
Poco después los españoles rescataron los cuerpos y los enterraron, uno al lado del otro, al pie
de un risco empinado y a la sombra de una enorme ceiba.
Desde entonces, los jíbaros dicen que cuando el viento agita de noche las ramas del árbol
frondoso, se oye un murmullo, que no es el rumor de las hojas, y se ven dos luces muy blancas,
que no son luces de luciérnagas o cucubano, sino los espíritus de Guanina y Sotomayor que
flotan, danzan y se funden, cantando la dicha de estar unidos siempre.
LA XTABA
Leyenda Maya
Vivían en un pueblo dos mujeres; a una la apodaban los vecinos la XKEBAN, que es como decir
la pecadora, y a la otra la llamaba la UTZ-COLEL, que es como decir mujer buena. La XKEBAN era
muy bella, pero se daba continuamente al pecado de amor. Por esto, las gentes honradas del
lugar la despreciaban y huían de ella como de cosa hedionda. En más de un ocasión se había
pretendido lanzarla del pueblo, aunque al fin de cuentas prefirieron tenerla a mano para
despreciarla. La UTZ-COLEL, era virtuosa, recta y austera además de bella. Jamás había
cometido un desliz de amor y gozaba del aprecio de todo el vecindario.
No ostante sus pecados, la XKEBAN era muy compasiva y socorría a los mendigos que llegaban
a ella en demanda de auxilio, curaba a los enfermos abandonados, amparaba a los animales;
era humilde de corazón y sufría resignadamente la injurias de la gente. Aunque virtuosa de
cuerpo, la UTZ-COLEL era rígida y dura de carácter: Desdeñaba a los humildes por considerarlos
inferiores a ella y no curaba a los enfermos por repugnancia.
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Recta era su vida como un palo enhiesto, pero sufrió su corazón como la piel de la serpiente.
Un día ocurrió que los vecinos no vieron salir de su casa a la XKEBAN, pasó otro día, y lo mismo;
y otro, y otro. Pensaron que la XKEBAN había muerto abandonada; solamente sus animales
cuidaban su cadáver, lamiéndole las manos y ahuyentándole las moscas. El perfume que
aromaba a todo el pueblo se desprendía de su cuerpo. Cuando la noticia llegó a oídos de la UTZCOLEL, ésta rió despectivamente.
Es imposible que el cadáver de una gran pecadora pueda desprender perfume algunoexclamó. Más bien hederá a carne podrida. Pero era mujer curiosa y quiso convencerse por sí
misma. Fue al lugar, y al sentir el perfumado aroma dijo, con sorna: Cosa del demonio debe ser,
para embaucar a los hombres, y añadió: Si el cadáver de esta mujer mala huele tan
aromáticamente, mi cadáver olerá mejor. Al entierro de la XKEBAN solo fueron los humildes a
quienes había socorrido, los enfermos a los que había curado; pero por donde cruzó el cortejo
se fue dilatando el perfume, y al día siguiente la tumba amaneció cubierta de flores silvestres.
Poco tiempo después falleció la UTZ-COLEL, había muerto virgen y seguramente el cielo se
abriría inmediatamente para su alma. Pero ¡Oh sorpresa! contra lo que ella misma y todos
habían esperado, su cadáver empezó a desprender un hedor insoportable, como de carne
podrida. El vecindario lo atribuyó a malas artes del demonio y acudió en gran número a su
entierro llevando ramos de flores para adornar su tumba: Flores que al amanecer
desaparecieron por "malas artes de demonio", volvieron a decir.
Siguió pasando el tiempo, y es sabido que después de muerta la XKEBAN se convirtió en una
florecilla dulce, sencilla, olorosa llamada XTABENTUN. El jugo de esa florecilla embriaga
dulcemente tal como embriagó en vida el amor de la XKEBAN. En cambio, la UTZ-COLEL se
convirtió después de muerta en la flor de TZACAM, que es un cactus erizado de espinas del que
brota una flor, hermosa pero sin perfume alguno, antes bien, huele en forma desagradable y al
tocarla es fácil punzarse.
Convertida la falsa mujer en la flor del TZACAM se dio a reflexionar, envidiosa, en el extremo
caso de la XKEBAN, hasta llegar a la conclusión de que seguramente porque sus pecados habían
sido de amor, le ocurrió todo lo bueno que le ocurrió después de muerta. Y entonces pensó en
imitarla entregándose también al amor. Sin caer en la cuenta de que si las cosas habían
sucedido así, fue por la bondad del corazón de la XKEBAN, quien se entregaba al amor por un
impulso generoso natural. Llamando en su ayuda a los malos espíritus, la UTZ-COLEL consiguió
la gracia de regresar al mundo cada vez que lo quisiera, convertida nuevamente en mujer, para
enamorar a los hombres, pero con amor nefasto porque la dureza de su corazón no le permitía
otro.
Pues bien, sepan los que quieran saberlo que ella es la mujer XTABAY la que surge del TZACAM,
la flor del cactus punzador y rígido, que cuando ve pasar a un hombre vuelve a la vida y lo
aguarda bajo las ceibas peinando su larga cabellera con un trozo de TZACAM erizado de púas.
Sigue a los hombres hasta que consigue atraerlos, los seduce luego y al fin los asesina en el
frenesí de un amor infernal.
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De Mario Diaz Triay "Guia Turística de la Península de Yucatán - La tierra de los Mayas"
LOS ALUXE
Leyenda Maya
Nos encontrábamos en el campo yermo donde iba a hacerse una siembra. Era un terreno que
abarcaba unos montículos de ruinas tal vez ignoradas. Caía la noche y con ella el canto de la
soledad. Nos guarecimos en una cueva de piedra, y para bajar utilizamos una soga y un palo
grueso que estaba hincado en el piso de la cueva.
La comida que llevamos nos la repartimos. ¿Qué hacía allá?, puede pensar el lector. Trataba de
cerciorarme de lo que veían miles de ojos hechizados por la fantasía. Trataba de ver a esos
seres fantásticos que según la leyenda habitaban en los cuyo (montículos de ruinas) y
sementeras: Los ALUXES.
Me acompañaba un ancianito agricultor de apellido May. La noche avanzaba...De pronto May
tomó la Palabra y me dijo:
-Puede que logre esta milpa que voy a sembrar.
-¿Por qué no ha de lograrla?, pregunté.
-Porque estos terrenos son de los aluxes. Siempre se les ve por aquí.
¿Está seguro que esta noche vendrán?
Seguro, me respondió.
-¡Cuántos deseos tengo de ver a esos seres maravillosos que tanta influencia ejercen sobre
ustedes! Y dígame, señor may ¿usted les ha visto?
-Explíqueme, cómo son, qué hacen.
El ancianito, asumiendo un aire de importancia, me dijo:
-Por las noches, cuanto todos duermen, ellos dejan sus escondites y recorren los campos; son
seres de estatura baja, niños, pequeños, pequeñitos, que suben, bajan, tiran piedras, hacen
maldades, se roban el fuego y molestan con sus pisadas y juegos. Cuando el humano despierta
y trata de salir, ellos se alejan, unas veces por pares, otras en tropel. Pero cuando el fuego es
vivo y chispea, ellos le forman rueda y bailan en su derredor; un pequeño ruido les hace huir y
esconderse, para salir luego y alborotar más. No son seres malos. Si se les trata bien,
corresponden.
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-¿Qué beneficio hacen?
-Alejan los malos vientos y persiguen las plagas. Si se les trata mal, tratan mal, y la milpa no da
nada, pues por las noche roban la semilla que se esparce de día, o bailan sobre las matitas que
comienzan a salir. Nosotros les queremos bien y le regalamos con comida y cigarrillos. Pero
hagamos silencio para ver si usted logra verlos.
El anciano salió, asiéndose a la soga, y yo tras él, entonces vi que avivaba el fuego y colocaba
una jicarita de miel, pozole cigarrillos, etc., y volvió a la cueva. Yo me acurruqué en el fondo
cómodamente. La noche era espléndida, noche plenilunar.
Transcurridas unas horas, cuando empezaba a llegarme el sueño, oí un ruido que me
sobresaltó. Era el rumor de unos pasitos sobre la tierra de la cueva: Luego, ruido de pedradas,
carreras, saltos, que en el silencio de la noche se hacían más claros.
Del libro: "Leyendas, ceremonias tradicionales y relatos de la zona maya".
Cuando el tunkuluchú canta...
Leyenda Maya
En El Mayab vive un ave misteriosa, que siempre anda sola y vive entre las ruinas. Es el tecolote
o tunkuluchú, quien hace temblar al maya con su canto, pues todos saben que anuncia la
muerte.
Algunos dicen que lo hace por maldad, otros, porque el tunkuluchú disfruta al pasearse por los
cementerios en las noches oscuras, de ahí su gusto por la muerte, y no falta quien piense que
hace muchos años, una bruja maya, al morir, se convirtió en el tecolote.
También existe una leyenda, que habla de una época lejana, cuando el tunkuluchú era
considerado el más sabio del reino de las aves. Por eso, los pájaros iban a buscarlo si
necesitaban un consejo y todos admiraban su conducta seria y prudente.
Un día, el tunkuluchú recibió una carta, en la que se le invitaba a una fiesta que se llevaría a
cabo en el palacio del reino de las aves. Aunque a él no le gustaban los festejos, en esta ocasión
decidió asistir, pues no podía rechazar una invitación real. Así, llegó a la fiesta vestido con su
mejor traje; los invitados se asombraron mucho al verlo, pues era la primera vez que el
tunkuluchú iba a una reunión como aquella.
De inmediato, se le dio el lugar más importante de la mesa y le ofrecieron los platillos más
deliciosos, acompañados por balché, el licor maya. Pero el tunkuluchú no estaba acostumbrado
al balché y apenas bebió unas copas, se emborrachó. Lo mismo le ocurrió a los demás invitados,
que convirtieron la fiesta en puros chiflidos y risas escandalosas.
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Entre los más chistosos estaba el chom, quien adornó su cabeza pelona con flores y se reía cada
vez que tropezaba con alguien. En cambio, la chachalaca, que siempre era muy ruidosa, se
quedó callada. Cada ave quería ser la de mayor gracia, y sin querer, el tunkuluchú le ganó a las
demás. Estaba tan borracho, que le dio por decir chistes mientras danzaba y daba vueltas en
una de sus patas, sin importarle caerse a cada rato.
En eso estaban, cuando pasó por ahí un maya conocido por ser de veras latoso. Al oír el
alboroto que hacían los pájaros, se metió a la fiesta dispuesto a molestar a los presentes. Y
claro que tuvo oportunidad de hacerlo, sobre todo después de que él también se emborrachó
con el balché.
El maya comenzó a reírse de cada ave, pero pronto llamó su atención el tunkuluchú. Sin
pensarlo mucho, corrió tras él para jalar sus plumas, mientras el mareado pájaro corría y se
resbalaba a cada momento. Después, el hombre arrancó una espina de una rama y buscó al
tunkuluchú; cuando lo encontró, le picó las patas. Aunque el pájaro las levantaba una y otra
vez, lo único que logró fue que las aves creyeran que le había dado por bailar y se rieran de él a
más no poder.
Fue hasta que el maya se durmió por la borrachera que dejó de molestarlo. La fiesta había
terminado y las aves regresaron a sus nidos todavía mareadas; algunas se carcajeaban al
recordar el tremendo ridículo que hizo el tunkuluchú. El pobre pájaro sentía coraje y vergüenza
al mismo tiempo, pues ya nadie lo respetaría luego de ese día.
Entonces, decidió vengarse de la crueldad del maya. Estuvo días enteros en la búsqueda del
peor castigo; era tanto su rencor, que pensó que todos los hombres debían pagar por la ofensa
que él había sufrido. Así, buscó en sí mismo alguna cualidad que le permitiera desquitarse y
optó por usar su olfato. Luego, fue todas las noches al cementerio, hasta que aprendió a
reconocer el olor de la muerte; eso era lo que necesitaba para su venganza.
Desde ese momento, el tunkuluchú se propuso anunciarle al maya cuando se acerca su hora
final. Así, se para cerca de los lugares donde huele que pronto morirá alguien y canta muchas
veces. Por eso dicen que cuando el tunkuluchú canta, el hombre muere. Y no pudo escoger
mejor desquite, pues su canto hace temblar de miedo a quien lo escucha.
La leyenda del Sol y la Luna
Antes de que hubiera día en el mundo, se reunieron los
dioses en Teotihuacan.
-¿Quién alumbrará al mundo?- preguntaron.
Un dios arrogante que se llamaba Tecuciztécatl, dijo:
-Yo me encargaré de alumbrar al mundo.
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Después los dioses preguntaron:
-¿Y quién más? -Se miraron unos a otros, y ninguno se atrevía a ofrecerse para aquel oficio.
-Sé tú el otro que alumbre -le dijeron a Nanahuatzin, que era un dios feo, humilde y callado. y él
obedeció de buena voluntad.
Luego los dos comenzaron a hacer penitencia para llegar puros al sacrificio. Después de cuatro
días, los dioses se reunieron alrededor del fuego.
Iban a presenciar el sacrificio de Tecuciztécatl y Nanahuatzin. entonces dijeron:
-¡Ea pues, Tecuciztécatl! ¡Entra tú en el fuego! y Él hizo el intento de echarse, pero le dio miedo
y no se atrevió.
Cuatro veces probó, pero no pudo arrojarse
Luego los dioses dijeron:
-¡Ea pues Nanahuatzin! ¡Ahora prueba tú! -Y este dios, cerrando los ojos, se arrojó al fuego.
Cuando Tecuciztécatl vio que Nanahuatzin se había echado al fuego, se avergonzó de su
cobardía y también se aventó.
Después los dioses miraron hacia el Este y dijeron:
-Por ahí aparecerá Nanahuatzin Hecho Sol-. Y fue cierto.
Nadie lo podía mirar porque lastimaba los ojos.
Resplandecía y derramaba rayos por dondequiera. Después apareció Tecuciztécatl hecho Luna.
En el mismo orden en que entraron en el fuego, los dioses aparecieron por el cielo hechos Sol y
Luna.
Desde entonces hay día y noche en el mundo.
Los xocoyoles
Leyenda náhualt
Cuentan los que vivieron hace mucho tiempo, que había un hombre que no creía en la palabra
de sus antepasados. Le contaban que al caer una tormenta con truenos y relámpagos salían
unos niños llamados xocoyoles.
Los xocoyoles son los niños que mueren al nacer o antes de ser bautizados. A esos niños les
salen alas y aparecen sentados encima de los cerros y los peñascos.
Cuentan que esos pequeñitos hacían distintos trabajos: unos regaban agua con grandes
cántaros para que lloviera sobre la tierra; otros hacían granizo y lo regaban como si fueran
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maicitos; otros hacían truenos y relámpagos con unos mecates. Por eso oímos ruidos tan
fuertes y nos espantamos.
Pero el hombre no creía. Un día, después de una gran tempestad, se fue a cortar leña a un cerro
de ocotes. Cuando llegó vio a un niño desnudo, que tenía dos alas, atorado en la rama de un
ocote.
El hombre se sorprendió, sobre todo cuando el niño le dijo:
- Si me das mi mecate que está tirado en el suelo, te cortaré toda la leña que salga de este
ocote.
- ¿En verdad lo harás? - le preguntó el hombre.
- Sí, en verdad lo haré.
Como pudo, fue uniendo varios palos. Al terminar puso el mecate en la punta y se lo dio.
Cuando el niño tuvo el mecate en sus manos, le dijo al hombre que se fuera y regresara al día
siguiente a recoger su leña. El hombre se fue y el xocoyol comenzó a hacer rayos y relámpagos.
EL ocote se rompió y se hizo leña. Cuando el niño terminó su trabajo se fue volando al cielo a
alcanzar a sus hermanos xocoyoles.
Al día siguiente el hombre llegó al bosque y vio mucha leña amontonada; buscó al xocoyol y no
lo encontró por ningún lado.
A partir de ese día comenzó a creer lo que le decían sus abuelos.
Rubén Darío
Huitzilopoxtli
Leyenda mexicana
Tuve que ir, hace poco tiempo, en una comisión periodística, de una ciudad frontera de los
Estados Unidos, a un punto mexicano en que había un destacamento de Carranza. Allí se me dio
una recomendación y un salvoconducto para penetrar en la parte de territorio dependiente de
Pancho Villa, el guerrillero y caudillo militar formidable. Yo tenía que ver un amigo, teniente en
las milicias revolucionarias, el cual me había ofrecido datos para mis informaciones,
asegurándome que nada tendría que temer durante mi permanencia en su campo.
Hice el viaje, en automóvil, hasta un poco más allá de la línea fronteriza en compañía de mister
John Perhaps, médico, y también hombre de periodismo, al servicio de diarios yanquis, y del
Coronel Reguera, o mejor dicho, el Padre Reguera, uno de los hombres más raros y terribles
que haya conocido en mi vida. El Padre Reguera es un antiguo fraile que, joven en tiempo de
Maximiliano, imperialista, naturalmente, cambió en el tiempo de Porfirio Díaz de Emperador sin
cambiar en nada de lo demás. Es un viejo fraile vasco que cree en que todo está dispuesto por
la resolución divina. Sobre todo, el derecho divino del mando es para él indiscutible.
—Porfirio dominó- decía—porque Dios lo quiso. Porque así debía ser.
—¡No diga macanas! —contestaba mister Perhaps, que había estado en la Argentina.
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—Pero a Porfirio le faltó la comunicación con la Divinidad... ¡Al que no respeta el misterio se lo
lleva el diablo! Y Porfirio nos hizo andar sin sotana por las calles. En cambio Madero...
Aquí en México, sobre todo, se vive en un suelo que está repleto de misterio. Todos esos indios
que hay no respiran otra cosa. Y el destino de la nación mexicana está todavía en poder de las
primitivas divinidades de los aborígenes.
En otras partes se dice: «Rascad... y aparecerá el...». Aquí no hay que rascar nada. El misterio
azteca, o maya, vive en todo mexicano por mucha mezcla social que haya en su sangre, y esto
en pocos.
—Coronel, ¡tome un whisky! dijo mister Perhaps, tendiéndole su frasco de ruolz.
—Prefiero el comiteco— respondió el Padre Reguera, y me tendió un papel con sal, que sacó de
un bolsón, y una cantimplora llena de licor mexicano.
Andando, andando, llegamos al extremo de un bosque, en donde oímos un grito: «¡Alto!».
Nos detuvimos. No se podía pasar por ahí. Unos cuantos soldados indios, descalzos, con sus
grandes sombrerones y sus rifles listos, nos detuvieron.
El Viejo Reguera parlamentó con el principal, quien conocía también al yanqui. Todo acabó
bien. Tuvimos dos mulas y un caballejo para llegar al punto de nuestro destino. Hacía luna
cuando seguimos la
marcha. Fuimos paso a paso. De pronto exclamé dirigiéndome al viejo Reguera:
—Reguera, ¿cómo quiere que le llame, Coronel o Padre?
—¡Como la que lo parió! — bufó el apergaminado personaje.
—Lo digo— repuse— porque tengo que preguntarle sobre cosas que a mi me preocupan
bastante.
Las dos mulas iban a un trotecito regular, y solamente mister Perhaps se detenía de cuando en
cuando a arreglar la cincha de su caballo, aunque lo principal era el engullimiento de su whisky.
Dejé que pasara el yanqui adelante, y luego, acercando mi caballería a la del Padre Reguera, le
dije:
—Usted es un hombre valiente, práctico y antiguo. A usted le respetan y lo quieren mucho
todas estas indiadas.
Dígame en confianza: ¿es cierto que todavía se suelen ver aquí cosas extraordinarias, como en
tiempos de la conquista?
—¡Buen diablo se lo lleve a usted! ¿Tiene tabaco?
Le di un cigarro.
—Pues le diré a usted. Desde hace muchos años conozco a estos indios como a mí mismo, y
vivo entre ellos como si fuese uno de ellos. Me vine aquí muy muchacho, desde en tiempo de
Maximiliano. Ya era cura y sigo siendo cura, y moriré cura.
—¿Y... ?
—No se meta en eso.
—Tiene usted razón, Padre; pero sí me permitirá que me interese en su extraña vida.
¿Cómo usted ha podido ser durante tantos años sacerdote, militar, hombre que tiene una
leyenda, metido por tanto tiempo entre los indios, y por último aparecer en la Revolución con
Madero? ¿No se había dicho que Porfirio le había ganado a usted?
El viejo Reguera soltó una gran carcajada.
—Mientras Porfirio tuvo a Dios, todo anduvo muy bien; y eso por doña Carmen...
—¿Cómo, padre?
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—Pues así... Lo que hay es que los otros dioses...
—¿Cuáles, Padre?
—Los de la tierra...
—¿Pero usted cree en ellos?
—Calla, muchacho, y tómate otro comiteco.
—Invitemos —le dije— a míster Perhaps que se ha ido ya muy delantero.
—¡Eh, Perhaps! ¡Perhaps!
No nos contestó el yanqui.
—Espere— le dije, Padre Reguera; voy a ver si lo alcanzo.
—No vaya— me contestó mirando al fondo de la selva . Tome su comiteco.
El alcohol azteca había puesto en mi sangre una actividad singular. A poco andar en silencio, me
dijo el Padre:
—Si Madero no se hubiera dejado engañar...
—¿De los políticos?
—No, hijo; de los diablos...
—¿Cómo es eso?
—Usted sabe.
—Lo del espiritismo...
—Nada de eso. Lo que hay es que él logró ponerse en comunicación con los dioses viejos...
—¡Pero, padre...!
—Sí, muchacho, sí, y te lo digo porque, aunque yo diga misa, eso no me quita lo aprendido por
todas esas regiones en tantos años... Y te advierto una cosa: con la cruz hemos hecho aquí muy
poco, y por dentro y por fuera el alma y las formas de los primitivos ídolos nos vencen... Aquí no
hubo suficientes cadenas cristianas para esclavizar a las divinidades de antes; y cada vez que
han podido, y ahora sobre todo, esos diablos se muestran.
Mi mula dio un salto atrás toda agitada y temblorosa, quise hacerla pasar y fue imposible.
—Quieto, quieto— me dijo Reguera.
Sacó su largo cuchillo y cortó de un árbol un varejón, y luego con él dio unos cuantos golpes en
el suelo.
—No se asuste —me dijo—; es una cascabel.
Y vi entonces una gran víbora que quedaba muerta a lo largo del camino. Y cuando seguimos el
viaje, oí una sorda risita del cura...
—No hemos vuelto a ver al yanqui le dije.
—No se preocupe; ya le encontraremos alguna vez.
Seguimos adelante. Hubo que pasar a través de una gran arboleda tras la cual oíase el ruido del
agua en una quebrada. A poco: «¡Alto!»
—¿Otra vez? — le dije a Reguera.
—Sí —me contestó—. Estamos en el sitio más delicado que ocupan las fuerzas revolucionarias.
¡Paciencia!
Un oficial con varios soldados se adelantaron. Reguera les habló y oí contestar al oficial:
—Imposible pasar más adelante. Habrá que quedar ahí hasta el amanecer.
Escogimos para reposar un escampado bajo un gran ahuehuete.
De más decir que yo no podía dormir. Yo había terminado mi tabaco y pedí a Reguera.
—Tengo —me dijo— , pero con mariguana.
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Acepté, pero con miedo, pues conozco los efectos de esa yerba embrujadora, y me puse a
fumar. En seguida el cura roncaba y yo no podía dormir.
Todo era silencio en la selva, pero silencio temeroso, bajo la luz pálida de la luna. De pronto
escuché a lo lejos como un quejido largo y aullante, que luego fue un coro de aullidos. Yo ya
conocía esa siniestra música de las selvas salvajes: era el aullido de los coyotes.
Me incorporé cuando sentí que los clamores se iban acercando. No me sentía bien y me acordé
de la mariguana del cura. Si seria eso...
Los aullidos aumentaban. Sin despertar al viejo Reguera, tomé mi revólver y me fui hacia el lado
en donde estaba el peligro.
Caminé y me interné un tanto en la floresta, hasta que vi una especie de claridad que no era la
de la luna, puesto que la claridad lunar, fuera del bosque era blanca, y ésta, dentro, era dorada.
Continué internándome hasta donde escuchaba como un vago rumor de voces humanas
alternando de cuando en cuando con los aullidos de los coyotes.
Avancé hasta donde me fue posible. He aquí lo que vi: un enorme ídolo de piedra, que era ídolo
y altar al mismo tiempo, se alzaba en esa claridad que apenas he indicado. Imposible detallar
nada. Dos
cabezas de serpiente, que eran como brazos o tentáculos del bloque, se juntaban en la parte
superior, sobre una especie de inmensa testa descarnada, que tenía a su alrededor una ristra
de manos cortadas, sobre un collar de perlas, y debajo de eso, vi, en vida de vida, un
movimiento monstruoso. Pero ante todo observé unos cuantos indios, de los mismos que nos
habían servido para el acarreo de nuestros equipajes, y que silenciosos y hieráticamente daban
vueltas alrededor de aquel altar viviente.
Viviente, porque fijándome bien, y recordando mis lecturas especiales, me convencí de que
aquello era un altar de Teoyaomiqui, la diosa mexicana de la muerte. En aquella piedra se
agitaban serpientes vivas, y adquiría el espectáculo una actualidad espantable.
Me adelanté. Sin aullar, en un silencio fatal, llegó una tropa de coyotes y rodeó el altar
misterioso. Noté que las serpientes, aglomeradas, se agitaban; y al pie del bloque ofídico, un
cuerpo se movía, el cuerpo de un hombre Mister Perhaps estaba allí.
Tras un tronco de árbol yo estaba en mi pavoroso silencio. Creí padecer una alucinación; pero lo
que en realidad había era aquel gran círculo que formaban esos lobos de América, esos
aullantes coyotes más fatídicos que los lobos de Europa.
Al día siguiente, cuando llegamos al campamento, hubo que llamar al médico para mí.
Pregunté por el Padre Reguera.
—El Coronel Reguera— me dijo la persona que estaba cerca de mí—está en este momento
ocupado. Le faltan tres por fusilar.
FIN
LA LEYENDA DEL FUEGO
(Leyenda tradicional mexicana)
Hace muchos años los huicholes no tenían el fuego y, por ello, su vida era muy dura, En las
noches de invierno, cuando el frío descargaba sus rigores en todos los confines de la sierra,
hombres y mujeres, niños y ancianos, padecían mucho.
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Sólo deseaban que las noches terminaran pronto para que el sol, con sus caricias, les diera el
calor que tanto necesitaban.
No sabían cultivar la tierra y habitaban en cuevas o en los árboles.
Un día el fuego se soltó de alguna estrella y se dejó caer en la tierra, provocando el incendio de
varios árboles. Los vecinos de los huicholes, enemigos de ellos, apresaron al fuego y no lo
dejaron extinguirse. Nombraron comisiones que se encargaron de cortar árboles para saciar su
hambre, porque el fuego era un insaciable devorador de plantas, animales y todo lo que se
ponía a su alcance.
Para evitar que los huicholes pudieran robarles su tesoro, organizaron un poderoso ejército
encabezado por el tigre. Varios huicholes hicieron el intento de robarse el fuego, pero murieron
acribillados por las flechas de sus enemigos.
Estando en una cueva, el venado, el armadillo y el tlacuache tomaron la decisión de
proporcionar a los huicholes tan valioso elemento, pero no sabía cómo hacer para lograr su
propósito. Entonces el tlacuache, que era el más abusado de todos, declaró:
-Yo, tlacuache, me comprometo a traer el fuego.
Hubo una burla general hacia el pobre animal. ¿Cómo iba a ser que ese animalito, tan chiquito
él, tan insignificante, fuera a traer la lumbre? Pero éste, muy sereno, contestó así: -No se
burlen, como dicen por ahí, "más vale maña que fuerza"; ya verán cómo cumplo mi promesa.
Sólo les pido una cosa, que cuando me vean venir con el fuego, entre todos me ayuden a
alimentarlo.
Al atardecer, el tlacuachito se acercó cuidadosamente al campamento de los enemigos de los
huicholes y se hizo bola.
Así pasó siete días sin moverse, hasta que los guardianes se acostumbraron a verlo. En este
tiempo observó que con las primeras horas de la madrugada, casi todos los guardianes se
dormían. El séptimo día, aprovechando que sólo el tigre estaba despierto, se fue rodando hasta
la hoguera.
Al llegar, metió la cola y una llama enorme iluminó el campamento. Con el hocico tomó una
brasa y se alejó rápidamente.
Al principio, el tigre creyó que la cola del tlacuache era un leño; pero cuando lo vio correr,
empezó la persecución. Éste, al ver que el animalote le pisaba los talones, cogió la brasa y la
guardó en su marsupia. El tigre anduvo mucho sin encontrarlo, hasta que por fin lo halló
echado de espaldas, con las patas apoyadas contra una peña. Estaba allí, descansando
tranquilamente y contemplando el paisaje.
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El tigre saltó hacia el tlacuache, decidido a vengar todos los agravios.
-Pero, compadre, ¿por qué? - le dijo el tlacuache-. ¿No ves acaso que estoy sosteniendo el
cielo? Ya casi se nos viene encima y nos aplasta a todos. Podrías mejor ayudarme, quedándote
en mi sitio mientras yo voy por una tranca. De esa manera estamos salvados.
El tigre, muy asustado, aceptó colocarse en la misma posición en la que estaba el tlacuache,
apoyando las patas contra la peña.
-Aguanta hasta que venga, compadre. No tardaré -dijo el tlacuache.
El tlacuache salió disparado, mientras el tigre se quedaba ahí, patas arriba. Pasó un ratote y el
tigre ya se había cansado.
-¿Qué andará haciendo este tlacuache bandido que no viene? -protestaba el tigre.
Siguió esperando, sin moverse. Pronto ya no pudo más. -Me voy aunque el cielo se venga abajo
-pensó y se levantó rápidamente.
Se asombró de ver que no pasaba nada, que las cosas seguían en su sitio. El tlacuache lo había
engañado otra vez. Salió a buscarlo enfurecido. Lo encontró en la punta de un peñasco,
comiendo maicitos, a la luz de la luna llena. En cuanto el tlacuache lo vio venir, hizo como que
contaba los granos y se apresuró a decirle:
-Mira compadre, ¿ves esa casa que está allá abajo? Ahí venden ricos quesos, podemos comprar
muchos con este dinerito.
-Pero no veo cómo llegaremos a esa casa.
-Es fácil compadre. Cuestión de pegar un salto. Ya otras veces ha saltado y nada me ha pasado argumentó el tlacuache.
-Bueno, saltemos juntos. No vaya a ser que te quedes aquí arriba o que llegues primero abajo y
te escapes.
Mientras el tigre recogió los maicitos, pensando que eran dinero, el tlacuache aprovechó para
encajar su cola en una grieta, sin que el otro se diera cuenta. Los dos se pararon en el borde de
la peña. Cuando el tigre dijo: "¡ya!", el tlacuache saltó pero no se movió de su sitio pues tenía la
cola encajada.
El tigre pegó un gran brinco y voló derechito hacia la luna llena, hasta desaparecer. Por fin,
herido y exhausto, el tlacuachito llegó hasta el lugar donde estaba los otros animales y los
huicholes. Allí, ante el asombro y la alegría de todos, depositó la brasa que guardaba en su
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bolsa. Todos sabían que tenían que actuar rápidamente para que el fuego sobreviviera. Así que
levantaron al fuego, lo apapacharon y lo alimentaron. Pronto creció una hermosa llama.
Después de curar a su bienhechor, los huicholes bailaron felices toda la noche. El generoso
animal, que tantas peripecias pasó para siempre proporcionarles el fuego, perdió para siempre
el pelo de su cola; pero vivió contento porque hizo un gran beneficio al pueblo. En cambio,
cuenta la gente que el tigre fue a caer en la luna y que todavía se le puede ver ahí de noche,
parado con el hocico abierto.
El pueblo huichol es un grupo indígena mexicano que habita en el norte de Jalisco y parte de
Nayarit, Zacatecas y Durango.
Este grupo conserva hasta ahora costumbres muy antiguas. Los hombres visten pantalón y
camisa de manta blanca con algunos bordados, faja y sombrero. Las mujeres usan falda amplia,
blusa de percal, un paliacate sobre la cabeza y, en ocasiones, el quechquémitl, que es un
pequeño jorongo triangular.
Los huicholes se dedican a la artesanía, la cual está muy relacionada con sus creencias. Ellos
quieren a las cosas de la naturaleza como quieren a algún familiar cercano.
Dicen que sus "abuelos" son el sol y el fuego; sus "abuelas", la fertilidad, la luna y la tierra, sus
"tías", la lluvia y las tormentas. Por eso los representan en sus bordados y otros trabajan
artesanales.
Leyendas peruanas
http://www.cuco.com.ar/peru.htm
El Mito de Cuniraya Huiracocha
El mito de Cuniraya Huiracocha forma parte de los escritos de Francisco de Avila, quien en la
primera década del siglo XVII los recolecta en la provincia de Huarochirí. Avila fue encargado
como "extirpador de idolatrías". Tenía la misión de destruir las antiguas creencias andinas y
reemplazarlas por la religión católica.
Para ello recorrió la sierra de Lima (Huarochirí) con ayudantes andinos, los que escribieron en
quechua los mitos y leyendas de esa región. La primera traducción al castellano la hizo José
María Arguedas, publicando el libro "Dioses y Hombres de Huarochirí" en 1966. Posteriormente
Gerald Taylor hizo una nueva traducción, en 1987, que aparece en el libro "Ritos y Tradiciones
de Huarochirí del siglo XVII", de donde hemos adaptado el presente relato.
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Cuentan que en tiempos muy antiguos, Cuniraya Huiracocha se convirtió en un hombre muy
pobre, y andaba paseando con su ropa hecha arapos, y sin reconocerlo algunos hombres lo
trataban de mendigo piojoso. Pero Cuniraya Huiracocha era el dios del campo. Con solo decirlo
preparaba las chacras para el cultivo y reparaba los andenes. Con el solo hecho de arrojar una
flor de cañaveral (llamada pupuna) hacía acequias desde sus fuentes. Así, por su gran poder,
humillaba a los demás dioses (huacas) de la región.
Había una vez una mujer llamada Cahuillaca, quien también era huaca, que por ser tan hermosa
todos los demás huacas la pretendían. Pero ella siempre los rechazaba. Sucedió que esta mujer,
que nunca se había dejado tocar por un hombre, se encontraba tejiendo debajo de un árbol de
Lúcumo. Cuniraya que la observaba de lejos pensaba en una manera astuta de acercarse a la
bella Cahuillaca. Entonces se convirtió en un pájaro y voló hasta la copa del Lúcumo, donde
encontró una lúcuma madura a la que le introdujo su semen, luego la hizo caer del árbol justo
al costado de donde Cahuillaca se encontraba tejiendo. Al verla se la comió muy gustosa y de
esta manera la bella diosa quedó embarazada sin haber tenido relaciones con ningún hombre.
A los nueve meses, como era de esperarse, Cahuillaca dio a luz. Durante más de un año crió
sola a su hijo, pero siempre se interrogaba sobre quién sería el padre. Llamó a todos los Huacas
y Huillcas a una reunión para dar respuesta a su pregunta. Cuando supieron de la reunión todos
los huacas se alegraron mucho, asistieron muy finamente vestidos y arreglados, convencidos de
ser a los que la bella Cahuillaca elegiría. Esta reunión tuvo lugar en un pueblo llamado
Anchicocha. Al llegar se fueron sentando, y la bella huaca les enseñaba a su hijo y les
preguntaba si eran los padres. Pero nadie reconoció al niño. Cuniraya Huiracocha también
había asistido, pero como estaba vestido como mendigo Cahuillaca no le preguntó a él pues le
parecía imposible que su hijo hubiese sido engendrado por aquel hombre pobre.
Ante la negativa de todos los preguntados de reconocer al niño, Cahuillaca ideó posar en el piso
al niño, dejando que ande a gatas solo hasta donde se encuentre su padre. Hizo así, y el niño se
dirigió muy contento donde se encontraba Cuniraya Huiracocha. Cuando su madre lo vio, muy
encolerizada, gritó: "Ay de mí! ¨Cómo habría podido yo dar a luz el hijo de un hombre tan
miserable?". Y con estas palabras cogió a su hijo y corrió hacia el mar. Entonces Cuniraya dijo: "Ahora sí me va a amar!" y se vistió con un traje de oro, y la siguió, llamándola para que lo viera.
Pero Cahuillaca no volvió para mirarlo, siguió corriendo con la intención de arrojarse al mar por
dar a luz el hijo de un hombre tan "horrible y sarnoso". Al llegar a la orilla, frente a Pachacamac,
se arrojó y quedaron convertidos, ella y su hijo, en dos islotes que están muy cerca a la playa.
Como Cuniraya pensaba que Cahuillaca voltearía a verlo, la seguía a distancia llamándola y
gritándole continuamente. Entonces se encontró con un cóndor y le preguntó: -"Hermano,
¨dónde te encontraste con esa mujer?", -"Aquí cerca está, ya casi la vas alcanzando" le
respondió el cóndor. Por darle esa respuesta Cuniraya le dijo al cóndor: -"Siempre vivirás
alimentándote con todos los animales de la puna, y cuando mueran tú sólo te los comerás, y si
alguien te mata, él también morirá"
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El huaca siguió en su carrera en pos de Cahuillaca, encontrándose con una zorrina. -"Hermana"
le preguntó, "¨En donde te has encontrado con esa mujer?"
La zorrina le respondió: -"Ya no la alcanzarás, está muy lejos"-. Por darle esa mala noticia el
huaca le dijo: -"Por lo que me has contado, te condeno a que camines sólo de noche, odiada
por los hombres y apestando horriblemente". Más abajo en su camino se encontró con un
puma. -"Ella todavía anda por aquí; ya te estás acercando" le dijo el puma
Por darle tan buenas noticias Cuniraya le respondió: -"Comerás las llamas del hombre culpable,
y si alguien te mata te hará bailar primero en una gran fiesta, y todos los años te sacará
sacrificándote una llama" (De este modo Cuniraya le confiere al puma categoría para ser
adorado, y manda además que todos los años se celebre una fiesta en su honor, en la que se
bailará y se sacrificará una llama en su honor) También se encontró con un zorro. Al preguntarle
por Cahuillaca el zorro le dijo que se encontraba ya muy lejos y que no la alcanzaría.
Por esto le dijo al zorro: -"Aunque andes a distancia, los hombres llenos de odio te tratarán de
zorro malvado y desgraciado. Y cuando te maten te botarán a tí y a tu piel como algo sin valor".
El halcón, con quién también se encontró, le auguró que pronto la alcanzaría. Por ello le
contestó el huaca: -"Tendrás mucha suerte, y cuando comas primero almorzarás picaflores. El
hombre que te mate llorará tu muerte, y sacrificará una llama en tu honor, y bailará poniéndote
sobre su cabeza para que resplandescas allí".
Enseguida se encontró con unos loros, quienes le dijeron que ya no la alcanzaría. Por ello
Cuniraya les maldijo así: -"Andareís gritando muy fuerte, y cuando los escuchen, sabiendo que
tienen la intención de destruir los cultivos, sin tardar los hombres os ahuyentarán y habrán de
vivir sufriendo mucho, odiados por ellos". De este modo, cada vez que se encontraba con
alguien que le daba una buena noticia le auguraba un buen porvenir, y si se encontraba con
alguien que le daba malas noticias lo maldecía. De este modo llegó hasta el mar donde se
encontraban dos hijas de Pachacamac custodiadas por una serpiente. Pero poco antes, la
madre de éstas: Urpayhuachac, había entrado al mar a visitar a Cahuillaca.
Aprovechando esta ausencia Cuniraya violó a la menor de las hijas. Cuando quiso hacer lo
mismo con la otra, ésta se transformó en paloma y voló. Es por esto que a su madre le llaman
Urpayhuachac: la que pare palomas. En ese tiempo no habían peces en el agua. Solo
Urpayhuachac los criaba en un estanque que estaba dentro de su casa. Cuniraya, enfadado
porque había ido a visitar a Cahuillaca arrojó todos los peces del estanque al mar. Y es por esto
que el mar, ahora, se encuentra poblado de peces. Cuando la hija menor de Urpayhuachac le
contó lo que Cuniraya le había hecho, se encolerizó y se decidió por matarlo. Para ello tramó un
astuto plan. Urpayhuachac llamó a Cuniraya con el pretexto de quitarle las pulgas. Este aceptó.
Pero al mismo tiempo hacía crecer una gran peña para que le callera encima al huaca y lo
aplastara.
Pero éste, con gran astucia, se dio cuenta de las verdaderas intenciones de Urpayhuachac, y
huyó del lugar.
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Desde entonces Cuniraya Huiracocha anda por el mundo engañando a huacas y hombres.
El Origen de Pariacaca
Mito prehispánico que relata el origen del dios Pariacaca, principal deidad prehispánica de la
actual provincia de Huarochirí, en Lima - Perú.
Los hombres que vivían en aquellos tiempos no hacían otra cosa que guerrear y luchar entre sí,
y reconocían como sus Curacas (gobernantes) sólo a los más valientes y a los ricos. A estos
llamaros los purum runa.
Sabemos que en aquella época, Pariacaca nació de cinco huevos en el cerro Condorcoto (un
cerro ubicado entre Huarochirí y San José de Los Chorrillos, provincia de Huarochirí,
departamento de Lima).
Un solo hombre, un pobre que se llamaba Huatiacuri, quien era, según se dice, hijo de
Pariacaca, fue el primero en ver y saber de este nacimiento.
Según se dice, la gente de ese tiempo lo llamaba Huatiacuri, porque siendo muy pobre, se
alimentaba solo con papas huatiadas.
Había un hombre llamado Tamtañamca, que era un poderoso y gran señor. Su casa estaba
cubierta de alas de pájaro de plumas rojas y amarillas. Poseía llamas de todas las especies
imaginables: amarillas, rojas, azules. Cuando la gente supo de su poder y virtud, llegaron de
todas las comunidades para honrarlo y venerarlo. Y él, fingiendo ser un gran sabio (a pesar de
sus conocimientos limitados), vivía engañando a mucha gente.
Fue así que Tamtañamca, que se fingía adivino y dios, contrajo una enfermedad muy grave.
Mucho tiempo pasó y la gente se preguntaba cómo era posible que un sabio tan capaz
estuviese enfermo.
Así como los Huiracochas recurren a los adivinos, o a los doctores, Tamtañamca, que deseaba
curarse, llamó a todos los sabios. Sin embargo, ninguno supo dar con la enfermedad que lo
aquejaba. Huatiacuri venía desde el mar, y se quedo a dormir en un cerro llamado Latausaco.
Mientras tanto, un zorro que subía se encontró con otro que bajaba y le pregunto así:
"Hermano, ¨cómo está la situación arriba?, -"lo que está bien, está bien"- le contestó el otro, y
prosiguió: "aunque un Señor, un Huillca de Anchicocha, que finge ser un dios y gran sabio, está
enfermo, por ello todos los adivinos tratan de dar con el origen de tan extraño mal".
El zorro que subía volvió a preguntar: "y ¨cómo fue que se contagió con ese mal?", y el que
bajaba le respondió: "mientras su esposa tostaba maíz, salto un grano de muchos colores, pero
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antes de tocar el piso tocó las verguenzas de ella, sin embargo, lo recogió y se lo dio a comer a
otro hombre. Por eso ahora se le considera adúltera. Por esa culpa hay una serpiente que vive
sobre la casa y se los está comiendo. Hay también un sapo de dos cabezas que vive bajo su
batán. Y nadie sospecha que son estos quienes enferman a Tamtañamca".
Este gran Señor que estaba enfermo por haber fingido ser dios, tenía dos hijas. La mayor se
había casado con un hombre muy rico de su Ayllu.
Entonces, Huatiacuri llegó donde se encontraba el Señor enfermo. Cuando estaba cerca le
preguntó a todos si hubiese alguien en la comunidad que estuviese enfermo. La hija menor de
Tamtañamca le respondió que su padre.
Huatiacuri le dijo: -"Cásate conmigo y yo sanaré a tu padre- Pero ella no respondió enseguida la
propuesta, fue y le contó a su padre que un pobre le había dicho que lo iba a sanar.
Los sabios que estaban allí, cuando escucharon sus palabras, se echaron a reír y dijeron: "¨Estaríamos nosotros aquí curándolo, si un pobre como éste fuese capaz de hacerlo?Tamtañamca, sin embargo, deseaba ante toco sanar, he hizo llamar a Huatiacuri: -"Que venga
cualquiera que sea capaz de sanarme"- Huatiacuri entró y le dijo: -"Si deseas voy a curarte, pero
me tienes que dar a tu hija"- El otro, muy contento, aceptó. El esposo de la hija mayor de
Tamtañamca, al oír eso, se puso furioso: -"¨Cómo podré aceptar que la cuñada de un hombre
tan poderoso como yo se case con semejante pobre?-.
Sin hacer caso a esos reclamos, Huatiacuri empezó con su labor: -"Señor, tu mujer es adúltera,
su culpa te ha hecho enfermar. En el techo de tu casa hay dos serpientes que te están
comiendo, y también hay un sapo de dos cabezas debajo de tu batán. Tenemos que matarlos a
todos para que te cures. En cuanto a ti, tu no eres un auténtico dios, porque si lo fueras no te
habrías enfermado de esta manera"Al oír esto, Tamtañamca se asustó. En cambio su mujer gritó furiosa: -"Este miserable me
insultó sin motivo, yo no soy una adúltera". Pero como el enfermo tenía muchas ganas de
curarse, mando que Huatiacuri haga lo que sea necesario. Entonces sacaron a las dos serpientes
y las mataron. Entonces Tamtañamca supo que Huatiacuri decía la verdad, y a la mujer no le
quedó más que confesar su culpa. Luego levantaron el batán y el sapo de dos cabezas salió
volando con rumbo a la quebrada de Anchicocha. Se cree que aún permanece ahí, escondido en
un manantial, y cuando los hombres pasan por ese lugar, a veces desaparecen y otras veces
enloquecen.
Luego de todo esto, Huatiacuri dijo haber cumplido con su labor, y el enfermó sanó. El día
señalado Huatiacuri viajó a Condorcoto, y ahí estaba Pariacaca, en forma de cinco huevos.
Entonces el viento comenzó a soplar por primera vez, pues en tiempo anteriores, el viento
nunca había soplado. El mismo día del viaje, Tamtañamca - ya sano- le entregó a su hija conforme lo acordado -, luego emprendieron viaje. Mientras caminaban solos por un paraje
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cerca al cerro Condorcoto, pecaron. Cuando el esposo de la hija mayor de Tamtañamca se
enteró de esto, desafió a Huatiacuri para vencerlo y cubrirlo de verguenza. Lo retó de la
siguiente manera: -"Vamos a competir en distintas pruebas, ¨cómo un miserable como tú te
atreviste a casarte con la cuñada de un hombre tan poderoso como yo?.
Huatiacuri aceptó el reto, y fue a contarle a su padre Pariacaca (quien aún no nacía y seguí en
forma de cinco huevos), todo lo sucedido. -"Muy bien"- dijo Pariacaca -"cualquier cosa que te
proponga, ven enseguida y cuéntamela, yo te aconsejaré"-.
He aquí la primera prueba: El hombre poderoso le propuso a Huatiacuri medir su resistencia
bailando y bebiendo. Y por supuesto éste fue donde su padre (Pariacaca) a contárselo. -"Anda a
la otra montaña - le dijo Pariacaca - y transfórmate en un huanaco, échate fingiendo estar
muerto. Muy temprano de mañana un zorro y su esposa irán a verte, ella traerá chicha en un
poronguito y el traerá su tambor y su antara. Cuando te encuentre, creyendo que estás muerto
te comerán. Pero antes que hagan esto, conviértete de nuevo en hombre y grita con todas tus
fuerzas, ellos se asustarán tanto que saldrán huyendo olvidando sus cosas. Con ellas tu asistirás
a la competencia".
Huatiacuri hizo todo lo que su padre le dijo. Al comenzar la competencia, el hombre rico fue el
primero en bailar. Aproximadamente doscientas mujeres bailaron para él. Cuando le toco el
turno a Huatiacuri, él entró solo con su esposa a bailar, los dos solitos. Tocaron el tambor que le
habían robado al zorro. Pero apenas empezaron, la tierra empezó a temblar. Así ganó en baile.
Ahora tocaba beber. Huatiacuri y su esposa se sentaron en el lugar de honor, y todos los
hombres presentes se fueron acercando, sirviéndole chicha, uno tras otro sin dejarlos respirar.
Cuando le tocó a él servirles chicha a todos los presentes, Huatiacurí sacó el poronguito (el de la
zorrina). Todos los presentes se echaron a reír y se burlaban diciendo que era muy pequeño
para saciar a tanta gente. Pero apenas les fue sirviendo, uno a uno fueron cayeron sin sentido.
Como había vencido en esta prueba, al día siguiente, el hombre poderoso lo desafió
nuevamente. Esta vez el reto consistía en vestirse con las más finas ropas. Nuevamente
Huatiacuri fue a consultar con su padre. Pariacaca le dio un traje de nieve. Así venció a su rival
deslumbrándolos a todos. Derrotado por segunda vez, ahora el desafío era atraer pumas.
Huatiacuri pensó en atraerlos con poesía. Según las instrucciones de su padre, fue muy
temprano a un manantial y tajo a un puma rojo. Cuando se puso a bailar con el puma rojo, en el
cielo apareció el arco iris, y este es su origen.
Ahora el hombre rico y poderoso quiso competir construyendo una casa grande. Huatiacuri
colocó solo los cimientos y pasó el resto del día paseando con su mujer. Pero, durante la noche,
todas la aves y las serpientes, todas las que había en el mundo, fueron y construyeron la casa. A
la mañana siguiente la casa estaba terminada, y el hombre rico y poderoso se asustó mucho.
Desafió a Huatiacuri a una nueva competición: esta vez habían de techar las casas. Todos los
huanacos y todas la vicuñas traían paja para el techo del hombre rico. Huatiacuri contrató un
gato montes, que las asustó. De este modo ganó nuevamente.
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Siguiendo el consejo de su padre, Huatiacuri le dijo al hombre rico: -"Yo he aceptado todos tus
desafíos y en todos te he vencido, ahora te toca a ti aceptar los desafíos que te proponga yo". El
hombre rico aceptó. -"Ahora vamos a bailar vestidos con una cusma azul y huara de algodón
blanco". El hombre rico empezó a bailar, como siempre acostumbraba a hacer. Mientras tanto,
Huatiacuri entró corriendo y gritando. El hombre rico se convirtió en venado y salió corriendo.
Su esposa corrió detrás de él. Huatiacuri los persiguió, y alcanzó a la mujer en el camino de
Anchicocha. La clavó de cabeza en la tierra y la convirtió en piedra. El hombre rico, que lo
habían convertido en venado, subió al cerro y desapareció. Desde ese momento los venados
son cazados para comer su carne.
Solo después de todo esto, Pariacaca y sus hermanos salieron de los cinco huevos, convertidos
en cinco halcones. Al tocar tierra tomaron forma de hombres y empezaron a caminar. Al
enterarse de cómo se había portado la gente de esa época y cómo Tamtañamca, fingiendo ser
un dios, se había hecho adorar, se enojaron mucho. Se convirtieron en lluvia, arrazando con
todas las casa y las llamas hasta el mar, sin dejar que nadie se salve.
Después de cumplir con su castigo, Pariacaca subió al cerro que hoy lleva su nombre.
Mito de Yacana, La constelación de La Llama
En el antiguo Perú la mayoría de constelaciones que se veían en el cielo no estaban formadas
por conjuntos de estrellas, como lo entendemos hoy nosotros, sino por las manchas negras, los
espacios vacíos que hay entre los conjuntos de estrellas, la parte iluminada del cielo.
A continuación presentaremos el mito que se tiene en la provincia de Huarochirí (en la sierra de
Lima) sobre esta constelación andina y la importancia que tiene para sus pobladores.
Mirando el cielo, la constelación andina se puede reconocer porque tiene la forma del cuello y
la cabeza de una llama, y en el lugar de los ojos hay dos estrellas muy brillantes. Quizás por ser
estas constelaciones andinas espacios oscuros, y por representar la llama, las llamas de lana
negra eran muy usadas en las principales ceremonias religiosas del Tawantinsuyu.
El Mito de Yacana
La constelación que llamamos Yacana, es el camac de las llamas, osea su fuerza vital, el alma
que las hace vivir. Yacana camina por un grán río (la Vía Láctea). En su recorrido se pone cada
vez más negra. ene dos ojos y un cuello muy largo. Se cuenta que Yacana acostumbraba beber
agua de cualquier manantial, y si se posaba encima de alguien le transmitia mucha suerte.
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Mientras este hombre se encontraba aplastado por la enorme cantidad de lana de Yacana,
otros hombres le arrancaban la fibra. Todo esto ocurría siempre de noche.
Al amanecer del día siguiente se veía la lana que habían arrancado la noche anterior. Esta era
de color azul, blanca, negra, parda, las había de toda clase, todas mezcladas. Si el hombre
afortunado no tenía llamas, rápidamente compraba algunas y luego adoraba la lana de la
Yacana en el lugar donde la habían arrancado. Tenía que comprar una llama hembra y otra
llama macho, y sólo a partir de estas dos podía llegar a tener dos mil o tres mil. Esta era la
suerte que la Yacana confería a quienes se posaba encima de ellos. Se cuenta que en tiempos
muy antiguos, esto le ocurrió a muchas personas en muchos lugares. A la media noche y sin que
nadie lo sepa la Yacana bebe toda el agua del mar, porque de no hacerlo el mar inundaría al
mundo entero.
Yutu (la perdíz) es una constelación pequeña que aparece antes que la Yacana. Según cuenta la
tradición, la Yacana tiene un hijo que cuando mama ésta se despierta. Tambien hay tres
estrellas que caminan juntas y en línea recta. A éstas les han puesto los nombres de Kuntur
(cóndor), Suyuntuy (gallinazo) y Huamán (halcón). La tradición cuenta que cuando aparecen
estas estrellas más brillantes que antes, ese año será bueno para el cultivo. Si en cambio
aparecen poco brillantes, ése será un mal año, con mucho sufrimiento.
Naymlap y el origen de los Señores de Lambayeque.
El Mito de Naymlap o Naylamp narra el origen de los gobernantes de Lambayeque y sus
ciudades quienes señorearon en la costa norte del Perú entre los años 700 a 1300 d.C., época
en la que fueron conquistados por sus vecinos los Chimú, quienes en 1450 fueron, a su vez,
conquistados por los Incas y finalmente por los españoles en 1535. Martín Farrochumbi,
cacique de Túcume (descendiente de los gobernantes de Lambayeque) narra esta historia a
Miguel Cabello de Balboa, cronista español, que la publica en 1586 como parte de su obra
"Miscelánea Antártica".
El texto que a continuación presentamos es una adaptación del texto original (1):
Naymlap y los Señores de Lambayeque
Cuentan los pobladores de Lambayeque que en tiempos tan antiguos que ya se perdió la cuenta
de cuantos fueron arribó de la parte suprema(2) del Perú a estas costas una gran flota de balsas
comandada por un gran señor, hombre de mucho valor y calidad llamado Naymlap.
Viajaba acompañado por una numerosa comitiva que lo seguía con reverencia y adoración
como a gran caudillo. Estaba su esposa, llamada Ceterni, un numeroso harén, cuarenta de sus
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más valientes capitanes, el trompetero oficial (uno de los cargos más prestigiosos) llamado Pita
Zofi, quien se encargaba de hacer sonar el pututo(3), Ñinacola, encargado del cuidado del anda y
trono de Naymlap, Ñinagintue, encargado de la bebida, Fonga Sigde, quien tenía por misión
esparcir polvo de mullu(4) por donde pisaría su señor, Occhocalo, el cocinero, Xam Muchec
quien pintaba el rostro de Naymlap. Lo bañaba, adornaba y untaba con finas esencias, Ollopcopoc. Tejía y bordaba para su señor y elaboraba camisas y mantas usando la fina y complicada
técnica de la aplicación con plumas de vivos colores Llapchiluli, muy querido por su Señor
Naymlap, además de una numerosa y casi incontable muchedumbre.
Pintura que representa el arribo de Naymlap, expuesto en el museo de sitio del complejo
arqueológico de Chan Chan, Trujillo - Perú.
Desembarcaron cerca a la desembocadura del río Faquisllanga, de allí caminaron media legua
tierra adentro buscando un buen lugar para asentarse. Al encontrar el lugar adecuado
construyeron un palacio al que llamaron Chot y en el lugar principal colocaron a Yampallec,
figura esculpida en piedra verde que trajeron consigo y que representa la imagen del mismo
Naymlap. Yampallec significa figura y estatua de Naymlap.
Pasaron los años viviendo en paz, procrearon muchos hijos y nietos, construyeron casas,
labraron la tierra y le tomaron mucho cariño a su nuevo terruño. Pero el tiempo no perdona y la
muerte visita al gran Naymlap. Por temor a que no se entienda la mortalidad del caudillo y
Señor lo enterraron a escondidas y publicaron por todas parte que con prodigioso poder se
había convertido en ave y había volado lejos de allí. Consternados y muy dolidos quedaron sus
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más cercanos y leales seguidores, los que viajaron con él desde la parte suprema del Perú. No
podían comprender por qué su amado señor Naymlap los había abandonado. Presos de la
desesperación no dudaron en abandonar casa y familia, hijos, nietos, tierras y salieron
apresuradamente, sin guía ni orden, a buscar a Naymlap y se juraron no regresar hasta
encontrarlo y traerlo de regreso así tengan que ir hasta donde nadie había llegado. Nunca más
se supo de ellos.
Al irse en busca de Naymlap, al que creían desaparecido, todos los que vinieron con él, quedó la
tierra poblada sólo por los que habían nacido en ella. Lo sucedió a Naymlap su hijo Cium, que se
casó con una hermosa joven llamada Zolzoloñi y en ella y otras mujeres tuvo doce hijos varones
y cada uno de ellos fundó una numerosa familia. Uno de ellos llamado Nor, se fue al valle de
Cinto, otro llamado Cala al valle de Túcume, otro más al valle de Collique y los demás a diversos
lugares. Llapchillulli, hombre muy cercano a Naymlap y que arribó a Lambayeque
acompañándolo se mudó al valle de Jayanca donde se asentó y enraizó.
Cium vivió muchos años y sintiéndose morir bajó por propia voluntad a una habitación
subterránea donde estuvo hasta que murió, pues no quería que se supiese que era mortal y
más bien quería que lo crean inmortal y divino.
Luego gobernó una larga lista de herederos como Mascuy, Cuntipallec, Allascunti, Nofan Nech,
Mulumuslan, Llamecol, Lanipat Cum y Acunta. Finalmente gobernó Fempellec quien tuvo la
desdichada idea de trasladar a Yampallec de Chot, donde Naymlap lo colocó. Se cuenta que
cuando buscaba otro lugar para llevarse al ídolo el demonio disfrazado de mujer se le presentó
y lo sedujo. En castigo sobrevinieron 30 días de torrenciales lluvias seguidos de un año de cruel
sequía, esterilidad y hambre. Reunidos los sacerdotes y hombres principales que adoraban a
Yampallec comprendieron que las penurias que padecían eran por los errores cometidos por
Fempellec, por eso, dejando a un lado el temor y respeto que se tiene a los Señores, lo ataron
de pies y manos y lo arrojaron a lo profundo del mar. Y este fue el final de la línea y
descendencia de Naymlap.
Quedó el valle de Lambayeque sin un único gobernante hasta que desde el sur llegó un
poderoso Señor guerrero, Chimú Capac, Curaca (gobernante) del Imperio Chimú quién reunificó
y anexó para sus dominios este. Impuso como gobernador de Lambayeque a Pongmasa, natural
de Chimú, quién al morir dejó en su cargo a Oxa, su hijo, que fue el primero en tener noticias de
los Incas del Cusco, grandes conquistadores, y desde entonces vivieron con el temor de ser
despojados. Le sucede su hijo Llempisan, quién conoció del poder de los Incas. Luego gobernó
Chullumpisan, al que sucedió su hermano Cipromarca y luego otro hermano menor llamado
Fallenpisan. Luego vino Efquempisan, seguido de Secfunpisan en cuyo gobierno llegaron al Perú
los conquistadores españoles y se adueñaron del valle de Lambayeque y de todo lo demás.
(1) Miguel Cabello Valboa. Miscelánea Antártica, una Historia del Peru Antiguo (1586). Versión
Original del Instituto de Etnología de la Facultad de Letras - Universidad Nacional Mayor de
San Marcos. Lima, 1951. pp. 326-330.
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(2) Para algunos autores "parte suprema" significa que provenían del norte, pero para otros
autores significa que provenian del sur. Quien escuchó y escribió esta leyenda contada de
propia boca por Martín Farrochumbi interpretó como parte suprema al sur, pues ellos (los
españoles) viajaban de norte a sur, siendo la parte suprema lo que tenían por delante.
(3)
Trompeta fabricada del caracol marino Strombus sp.
(4) El Mullu (Spondylus sp.) es un molusco bivalvo de aguas calientes que vive principalmente
en las aguas cálidas que bañan las costas del actual país de Ecuador, al norte del Perú. Desde
épocas muy antiguas (3000 años a.C.) es usado como ofrenda en las principales ceremonias
y como materia prima en la fabricación de joyas y adornos.
Leyendas Colombianas
http://www.todacolombia.com/folclor/animasola.html
LEYENDA O MITO EL CAZADOR
Vivía en tiempos de la Colonia un hombre cuya entretención y oficio cotidiano era la "cacería".
Para él no había fiestas profanas ni religiosas; no había reunión de amigos ni paseos; nada le
entretenía tanto como salir a "cazar" venados al toque de la oración, en los bosquecillos
aledaños; borugos a la orilla del río por entre los guaduales; los guacos, chorolas, guacharacas y
chilacoas por los montes cercanos a los pantanos, ciénagas y lagunas. El producto de la cacería
constituía el sustento de la familia y su único negocio.
En aquel caserío tenían una capilla donde celebraban las ceremonias más solemnes del
calendario religioso. Tenía unas ventanas bajas y anchas que dejaban ver el panorama y para que
el aire fuera el purificador del ambiente en las grandes festividades.
Llegó la celebración de la Semana Santa. Los fieles apretujados llenaban la capilla, oyendo con
atención el sermón de "las siete palabras". Los feligreses estaban conmovidos. Reinaba el
silencio... apenas se percibían los sollozos de los pecadores arrepentidos y los golpes de pecho.
Allí estaba el cazador, en actitud reverente, uniendo sus plegarias a las del Ministro de Dios, que
en elocución persuasiva y laudatoria hacía inclinar las cabezas respetuosamente.
De pronto, como tentación satánica, entró un airecillo que le hizo levantar la cabeza y mirar
hacia la ventana. Por ella vio, pastando en el prado, un venado manso y hermoso. Que maravilla!
Esto era como un regalo del cielo! estaba a su alcance... a pocos pasos de distancia. Rápido salió
por entre la multitud en dirección a su cabaña.
Fue tanta la emoción del hallazgo que no se acordó del momento grandioso que significa para los
cristianos el día de Viernes Santo. Tampoco se fijó en el momento sagrado de la pasión de
Cristo. Salió con su escopeta y su perro en busca de la presa. Ya el animal había avanzado unas
cuadras hacia el manantial. El cervatillo al verse acosado paró las orejas y se quedó inmóvil,
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como esperando la actitud del hombre. Este al verlo plantado le disparó, pero en ese mismo
instante el animal huyó.
Perro y amo siguieron las pistas, lo alcanzaron y, al dispararle de nuevo, se realizaba el mismo
truco. El afiebrado cazador no medía ni el tiempo, ni la distancia. Seguía... seguía... cruzaba
llanos, montañas, cañadas, colinas, despeñaderos, riscos y sierras. Llegó por fin a la montaña
cuando las tinieblas de la noche dominaban la tierra.
La montaña abrió sus fauces horripilantes..! El cazador penetró... y nunca más volvió a salir de
ella. Dicen que la montaña lo devoró.
Especial mitos y leyendas de Colombia
http://www.colegiosvirtuales.com/home/herramientas/foros/foros/mi_pais/mitos-y-leyendas-decolombia
LA CANDILEJA
Se aparece en el Huila en las noches oscuras en forma de tres estrellas de fuego que se desplazan
a gran velocidad y que producen un ruido macabro. Generalmente persigue a los padres
alcahuetes, a los maridos infieles y a los borrachos.
Dice la Leyenda que había una señora que tenía dos nietos a los cuales mimaba demasiado, les
daba gusto en todo y les celebraba todas sus picardías. Un día los nietos ensillaron a su abuela
como a una mula y montaron sobre ella por toda la casa. La abuela falleció y fue condenada a
pagar su irresponsabilidad en la crianza de sus nietos, viajando por el mundo en forma de tres
llamaradas que simbolizan el alma de la abuela y la de sus dos nietos.
A menudo su luz se confunde con la de las guacas, haciendo correr a quienes la observan con el
fin de marcar el tesoro para después desenterrarlo; Sin embargo, dicen los vaquianos que la luz
de la Candileja es roja, mientras la de las guacas es amarilla. Para ahuyentar la candileja, las
personas deben enfrentarla con machetes, gritándole groserías e insultándola por alcahueta.
Generalmente se aparece en las casas solitarias o abandonadas, cerca a las guacas y en los ríos
crecidos.
LA LLORONA
Quienes le han visto la describen como una mujer vestida con una túnica sucia y
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deshilachada, ojos rojizos por el llanto y rostro cadavérico. Lleva entre sus brazos un bebe. En
las noches asusta en las quebradas, lagunas y charcos con sus llantos y alaridos desgarradores y
macabros. En medio de sus lloriqueos se le oye gemir: "aquí lo eché, aquí lo eché, ¿donde lo
encontraré?", reprochándose su infanticidio.
Cuentan que se les aparece a los borrachos, a los maridos infieles, a los perversos y a los
jugadores.
Dicen que la llorona era una muchacha campesina que emigro a la ciudad en busca de mejores
oportunidades. Ya en la ciudad se ocupó como empleada de servicio en una casa de personas
notables, cuyo hijo la embarazó y luego la despidió de su trabajo. No teniendo más camino le
tocó devolverse a su casa en el campo donde al poco tiempo su familia se percató de su estado.
Siendo sus padres muy católicos y tradicionales se dedicaron a reprocharla en todo momento
hasta lograr desesperarla, al punto que una noche corrió hacia el río y dando a luz a su hijo lo
lanzó a la corriente; al caer en cuenta de su error se lanzó detrás del niño gritando y llorando.
"Todavía en las noches de luna después de una creciente se oye el llanto de esta mujer, y se
puede verle tras el rayo de luna en el agua del río, tratando de alcanzar a su hijo. Dicen que el
señor en su gran misericordia tendrá compasión de ella y que algún día lo alcanzará, volverá a la
vida y será un gran hombre revolucionario de la sociedad".
LA MADRE MONTE
Mito de origen indígena presente en casi todas las regiones de Colombia. Es la deidad que
cuida los montes y las selvas, por lo que persigue a los cazadores, pescadores y aserradores de
los bosques. Su figura es la de una mujer de gran corpulencia con manos largas y huesudas, todo
el cuerpo cubierto de hojarasca y una cabellera de musgos y melenas que cubren su rostro,
dejando ver solamente sus grandes colmillos y ojos brotados y encendidos. Acostumbra vivir en
las profundidades de los montes y cuando hay tempestades aterra con sus gritos y quejidos
penetrantes.
Hace perder a los niños y los esconde debajo de las cascadas en las montañas. También persigue
a los hombres que andan en malos pasos haciéndolos perder en el monte.
Para ahuyentarla, cuando se le encuentra de frente, hay que insultarla, no mostrarle miedo y
lanzarle latigazos. El humo del tabaco, o una medalla bendita impiden que aparezca.
La Madremonte es la deidad tutelar de los montes y las selvas antioqueñas y el Viejo Caldas y,
según los campesinos, rige los vientos, las lluvias y todo el mundo vegetal. A veces aparece
como una mujer musgosa y putrefacta, enraizada en los pantanos, que vive en el nacimiento de
los riachuelos y cerca de grandes piedras. Generalmente aparece en zonas de marañas y
maniguas y sus bramidos y gritos infernales se oyen en noches tempestuosas y oscuras (Ocampo
López 1996: 183-6).
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Tomás Carrasquilla describe así a la Madremonte en su novela La marquesa de Yolombó:
"Aquí, la Madremonte, musgosa y putrefacta, que al bañarse en las cabeceras de los ríos,
envenena sus aguas y ocasiona calenturas y tuntún, llagas y carate, ronchas y enconos. Tampoco
tiene contra, la maldita" (1974: 120-1).
Los campesinos y leñadores que la han visto, dicen que es un monstruo con figura de mujer,
cubierta de hojas frescas, plumas y musgo verde.
Dice la Leyenda que la Madremonte "castiga a los que invaden sus terrenos y pelean por
linderos; a los perjuros, a los perversos, a los esposos infieles y a los vagabundos. Maldice con
plagas y pústulas los ganados de los propietarios que usurpan terrenos ajenos o cortan los
alambrados de los colindantes. A los que andan en malos pasos, de pronto les hace ver una
montaña inasequible e impenetrable, o una maraña de juncos o de arbustos difíciles de dar paso,
borrándoles el camino y sintiendo un mareo del que no se despiertan sino después de unas horas,
convenciéndose de no haber sido más que una alucinación, una vez que el camino que han
trasegado ha sido el mismo".
LA PATASOLA
Es el más temible de todos los seres mitológicos del Huila. Lleva cabellera enmarañada y tiene
una sola pierna en forma de tronco de árbol, que termina en una pezuña. Cuando los cazadores
siguen a sus presas, ella borra los rastros; deja en su lugar la huella de su pezuña imitando la del
animal perseguido; siempre en sentido contrario al que escapan los animales, con el fin de
acercarse a velocidades increíbles para poder atacar a los cazadores.
Comentan que la Patasola es el espíritu de una mujer infiel que tenía amores con el patrón de su
esposo; cuando el esposo descubrió el engaño mató al patrón con un machete y a ella le cortó una
pierna, ella corrió con su única pierna hasta que se desangró y murió.
Algunas personas aseguran que se presenta como una mujer bellísima que los llama y los atrae
para enamorarlos, pero a medida que avanza hacía la oscuridad del bosque se va transformando
en un monstruo con ojos de fuego, boca inmensa con dientes de felino, y una cabellera de
medusa despeinada que cae sobre el rostro para ocultar su fealdad.
"En otras ocasiones, oyen los lamentos de una mujer extraviada; la gritan para auxiliarla, pero los
quejidos van tornándose más lastimeros a medida que avanza hacia la víctima y, cuando ya está
muy cerca, se convierte en una fiera que se lanza sobre la persona, le chupa la sangre, y termina
triturándola con sus agudos colmillos." El único modo de ahuyentarla es estar siempre
acompañado de animales domésticos, principalmente perros.
Dice la Leyenda que cuando ella mata a alguien, se sienta contenta a cantar:
Yo soy más que la sirena;
En el monte vivo sola;
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Y nadie se me resiste
Porque soy la Patasola.
En el camino, en la casa,
En el monte y en el río,
En el aire en las nubes,
Todo lo que existe es mío.
EL DUENDE
Es un singular espanto que camina con los pies volteados emitiendo un chillido aterrador. Se
dedica a fastidiar las familias de los campesinos hasta que los desespera y los hace emigrar hacia
las ciudades.
La mayoría de veces se dedican a cambiar las cosas de su lugar o esconderlas. El duende habita
en cuevas ubicadas en barrancos, en donde acostumbra esconder a los niños para hacerles comer
excremento de caballo o enloquecerlos.
Por las noches se dedica a tirar piedras a los techos de la casas, a perseguir a las muchachas en
edad de tener novio, a hacerle trenzas a los caballo o a tocar guitarra. Precisamente una de las
maneras de ahuyentarlo es colocándole una guitarra destemplada a media noche y así dejará en
paz a la familia.
Dice la Leyenda que el duende es un ángel expulsado del cielo debido a su envidia hacia Dios, y
fue condenado a vagar por los campos asustando a las personas. Cuentan que "a las jovencitas
que tienen novio y cuando éste está de visita, las fastidian con órdenes o secretos malignos al
oído, que el pobre joven se indigna y termina por no volver a ver a su adorada. Si no esta
presente el muchacho o pretendiente, las perturban en la casa con órdenes y consejos, hasta que
las enajenan para que no se verifique el matrimonio. Durante el sueño, estos espíritus les
ocasionan pesadillas, las llaman a un lugar conocido, hasta que las tornan sonámbulas. Así han
encontrado varias vagando lejos de su residencia, que van o vienen por determinado sitio, sin
darse cuenta ellas de tal acto. Hasta que alguno de la familia o conocido la encuentra en estado
de subconciencia."
EL MANDINGAS
Nombre dado en el Huila a las diversas manifestaciones del diablo. Siempre es mentado en la
mayoría de familias, dándole diferentes nombres. Cuando se requiere asustar a un niño para que
no se ausente de su casa se le dice: "si te vas, te llevara el mandingas", para que se porte juicioso
se le dice "Se lo va a llevar el Coco". Después cuando se está más grande y se porta mal, se le
dice que es un "Demonio". A los adultos que se encuentran en mal económicamente o muy
enfermos, se les dice que se los va a llevar "El Putas", "El diantre" o "El Patas".
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"Muchos dicen que lo han visto tarde la noche, de a caballo a la manera de un potente hacendado
fumándose un tabaco gigante. En otras ocasiones es un hombre buen mozo, simpático, atractivo
y chistoso. En las casas de juego es el tahúr que nunca pierde y se las sabe todas. Con los
codiciosos es el rico benefactor que les pinta halagadoras ganancias y a media noche les llena las
arcas con pesadas bolsas de oro. Hace muchas obras y milagros, pero nunca deja de pedir algo en
cambio."
EL TUNJO DE ORO
El tunjo es una estatuilla en oro, utilizada por el diablo para apoderarse de las almas de los
codiciosos y avaros. Por lo general se presenta al caer la tarde, en las orillas de los caminos, en
forma de un niño llorando desconsoladamente. Si uno lo ve, tiene que aligerar el paso sin hacerle
caso, ésto es señal de que no se es avaro y tiene salvada el alma. Los avaros y codiciosos se
abalanzan al niño, el cual suelta una enorme bocarada de fuego diciendo: "papá , mira yo tengo
ñentes..". El modo de atraparlo es untando el dedo pulgar con saliva y dibujando en su frente la
señal de la santa cruz, inmediatamente el niño se convierte en un muñeco de oro. Este muñeco
debe ser guardado en un lugar seguro y debe ser alimentado con semillas de árboles para que
defeque barras de oro. Esta es la fortuna pasajera del avaro ya que su alma inmediatamente pasa
a ser propiedad del diablo.
LAS BRUJAS
En el Huila son famosas las brujas, especialmente las de la Inspección de la Jagua, Municipio de
Garzón. Según sus pobladores, de día las brujas son jóvenes bellas que han vendido su alma a
Satanás, y de noche se convierten en aves grandes y negras, similar a las pavas, y salen a volar en
los alrededores en busca de personas, seleccionadas de antemano, para chuparle la sangre.
Las brujas se reúnen en un peñón de las afueras denominado "el peñón de las brujas", a altas
horas de la noche para recibir órdenes del Diablo y contarse chismes.
Según Dicen: "Las brujas del Tolima Grande no le causan la muerte a las personas. Sus maldades
van implicadas con la hechicería cuando refiera a los males de amor o a la chismografía entre
vecinos y personas conocidas. Hubo muchos lugares donde fundaron sus escuelas bien
organizadas, dirigidas por las brujas viejas que iban dejado la profesión a causa de su edad y su
gordura. Enseñaban a las jovencitas a volar, a preparar menjurjes y a aprenderse de memoria los
rezos para su transformación. Cuando alguna bruja tenía que cumplir la misión de visitar una
residencia para chuparle la sangre a alguno de sus huéspedes, se oía el aleteo de un ave luminosa
que caía pesadamente sobre el limatón de la casa que en su mayoría era de palma o paja, de allí
en forma de pava o gallina entraba a las vigas, y finalmente caían al suelo o piso de la habitación
para localizar a la víctima que iban a chupar.
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Muchas personas aprendieron a capturarlas de varios modos: cuando oyen el aleteo sobre la
cumbrera de la casa, alguien grita dentro: "sábado, día de la virgen vení mañana por sal". Al
siguiente día indefectiblemente llega la mujer a pedir en préstamo una porción de sal. Otra forma
es la de pegar en todo el aposento, granos diminutos de mostaza para que mientras el ave se
entretiene picoteando, los habitantes de la casa se apresten a amarrarla. Una tercera fórmula es la
de engarzar en las vigas unos calzoncillos volteándoles una manga. Así la bruja llega a voltear
juntas mangas y los pantaloncillos siguen trocados; repite la operación, hasta que amanece, y al
despertar, los dueños de casa la capturan.
Las brujas viejas, que no volvieron a volar se dedicaron a la hechicería, a la cartomancia y a la
superstición: leen la ceniza del tabaco y del cigarrillo, interpretan el cuncho del café; venden el
elíxir de la vida y del amor; preparan pomadas. etc.."
EL DORADO
En el hermoso país de los Muiscas, hace mucho tiempo, todo estaba listo para un
acontecimiento: la coronación del nuevo lipa, gobernador y cacique. La laguna de Guatavita,
escenario natural y sagrado del acontecimiento, lucía su superficie tranquila y cristalina como
una gigantesca esmeralda, engastada entre hermosos cerros.
Las laderas, con tupidos helechos, mostraban botones dorados de chisacá, chusques trenzados
como arcos triunfales, sietecueros y fragantes moras. El digital, como un hermoso racimo de
campanitas, matizaba de morado el paisaje; el diente de león, cual frágil burbuja, arrojaba al
viento sus diminutos paracaídas para perpetuar el milagro de su conservación, y los abutilones de
colores rojos y amarillos sumaban al concierto de belleza natural, el diminuto y tornasolado
colibrí, su comensal permanente.
Gran agitación reinaba en Bacatá, vivienda del lipa; la población entera asistiría al singular
acontecimiento en alborozada procesión hasta la laguna sagrada portando relucientes joyas de
oro, esmeraldas, primorosas vasijas y mantas artísticamente tejidas, para ofrendar a Chibchacum,
su dios supremo, a la diosa de las aguas, Badini, ya su nuevo soberano.
Las mujeres habían preparado con anticipación abundante comida a base de doradas mazorcas y
del vino extraído del fermento del maíz con el que festejaban todos los acontecimientos
principales de su vida.
Todo sería transportado en vasijas de diferentes formas y tamaños, elaboradas con paciencia y
esmero por los alfareros de Ráquira, Tinjacá, y Tocancipá y también en cestos de palma tejida.
Por fin, llegó el gran día. El joven heredero acompañado de su séquito, compuesto por
sacerdotes, guerreros y nobleza, encabezaba la procesión.
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Sereno y majestuoso, su cuerpo de armoniosas proporciones se mostraba fuerte para la guerra; su
piel color canela tenía una cierta palidez, resultado del riguroso ayuno que había realizado para
purificar su cuerpo y su alma y así implorar a los dioses justicia, bondad y sabiduría para
gobernar a su pueblo.
Marchaban al son acompasado de los tambores, de los fotutos y de los caracoles. Lentamente, se
iban alejando de los cerros y del cercado de los lipas, para aproximarse a la espléndida laguna de
Guatavita. Allí, con alegres cantos, la muchedumbre se congregó para presenciar el magnífico
espectáculo.
El sacerdote del lugar, ataviado con sobrio ropaje y multicolores plumas, impuso silencio a la
población con un enérgico movimiento de sus brazos extendidos. De piel cobriza y carnes
magras por los prolongados ayunos, el sacerdote era temido y reverenciado por el pueblo; era el
mediador entre los hombres y sus dioses, quien realizaba las ofrendas y rogativas y quien curaba
los males del cuerpo con sus rezos y la ayuda de plantas mágicas.
El futuro Zipa fue despojado de las ropas y su cuerpo untado con trementina, sustancia pegajosa,
para que se fijara el oro en polvo con que lo recubrían constantemente.
No se escuchaba un solo sonido; era talla solemnidad del momento, que sólo se oía el croar de
las ranas, animales sagrados para ellos, los gorjeos de los pájaros y el veloz correr de los
venados.
El ungido parecía una estatua de oro: su espléndido cuerpo cuidadosamente cubierto con el noble
metal, despedía reflejos al ser tocado por los rayos del sol. Cuando hubo terminado el
recubrimiento, subió con los principales de la corte sobre una gran balsa oval, hecha
íntegramente en oro por los orfebres de Guatavita. La balsa se deslizó suavemente hacia el centro
de la laguna. Fue allí cuando, después de invocar a la diosa de las aguas ya los dioses
protectores, el heredero se zambulló en las profundidades; pasaron unos segundos en los que
solamente se veían los círculos del agua donde se había hundido; todo el pueblo contuvo la
respiración, el tiempo pareció detenerse; por fin, emergió triunfal y solemne el nuevo monarca;
el baño ritual lo consagraba como cacique. Gritos de júbilo y cantos acompañaron su aparición, y
uno a uno, los súbditos arrojaron sus ofrendas a la laguna: figuras de oro, pulseras, coronas,
collares, alfileres, pectorales, vasijas huecas con formas humanas, llenas de esmeraldas; cántaros
y jarras de barro. El cacique, a su vez, junto con su séquito, realizó abundantes ofrecimientos de
los mismos materiales, pero en mayor cantidad.
La balsa retornó a la orilla en medio del clamor general. Tenían ahora un nuevo cacique, quien
debería gobernar según las sabias normas del legendario antecesor y legislador Nemequene,
basadas en el amor y la destreza, en el trabajo y las artesanías, en el valor y el honor durante la
guerra; en la honradez, la justicia y la disciplina.
Se iniciaron competencias de juegos y carreras; el ganador era premiado con hermosas mantas.
Se cantó y se bailó durante tres días seguidos, que eran los consagrados a la celebración. Los
sones de los tambores y pitos retumbaban en las montañas y centenares de indígenas seguían el
ritmo en danzas tranquilas y acompasadas, o frenéticas y alocadas. Pasados los días de los
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festejos, de la bebida y de la comida abundante, retornó el pueblo a sus actividades cotidianas:
los agricultores a continuar vigilando y cuidando sus labranzas; los artesanos del oro, a las
labores de orfebrería; los alfareros, a la confección de ollas y vasijas, después de buscar el barro
adecuado en vetas especiales; otros a la explotación de las minas de sal y de esmeraldas; y la
mayoría al comercio, pues era ésta su actividad principal. Las mujeres al cuidado de los hijos, a
recoger la cosecha, a cocinar, a hilar ya tejer... Así, en este orden y placidez transcurrirían los
días, hasta que una guerra, una enfermedad o la vejez, los privara de su monarca y fuera
necesario realizar de nuevo la ceremonia del Dorado para ungir un nuevo cacique. Éste debería
continuar gobernando con prudencia y sabiduría al pueblo y su fértil y verde país, rodeado de
hermosa vegetación y de cristalinas corrientes de agua...
(Tomado de Cuentos, mitos y leyendas para niños de América Latina.)
EL HOMBRE CAIMÁN
En el pueblo del Plato (Magdalena) existe la leyenda del Hombre Caimán, y a su alrededor la
fiesta que se hace en su nombre en el llamado Festival del Hombre Caimán, y una plaza y
monumento en su homenaje, que son patrimonio cultural de la ciudad.
Cuenta la leyenda que en Plato existió un pescador de nombre Saúl, a quien le fascinaba ver
bañar a las jovencitas del pueblo, en el caño “Las Mujeres” del río Magdalena. El era muy
sensual, pues le gustaba sobremanera ver las partes más íntimas del sexo femenino.
Para estar muy cerca de las jovencitas, el pescador deseó convertirse en caimán. Viajó a la
Guajira en donde un piache o chamán le preparó un bebedizo mágico, que echó en dos botellas,
el líquido rojo para convertirse en caimán; y el líquido blanco para que lo volviera a su estado
normal.
El pescador Saúl se frotó el cuerpo convirtiéndose de inmediato en caimán; con ello se preparó
para acercarse más a las mujeres del Plato, en condiciones especiales; y para tener el placer de
ver sus partes íntimas.
Un amigo de tragos fue su cómplice y siempre estuvo atento para rociarle el líquido blanco, que
lo convertía de nuevo en ser humano.
Un día su amigo no lo pudo acompañar, por cual invitó a otro, quien se asustó cuando vio
emerger al pescador Saúl en forma de caimán. Del susto dejó soltar la botella con el líquido
blanco sobre las piedras. Sin embargo, unas pocas gotas cayeron sobre la cara, haciéndole
recuperar únicamente la cabeza, por lo cual el resto del cuerpo quedó convertido para siempre en
caimán.
Con la cabeza de hombre y el cuerpo de caimán, el pescador Saúl se convirtió en el más macabro
terror para las mujeres del Plato, que no volvieron a bañarse en el río, por el temor de encontrarse
con el hombre caimán. Por ello para llegar a alcanzar de nuevo la tranquilidad del pueblo del
Plato, los pescadores se propusieron cazarlo en los pantanos o pescarlo en el río Magdalena.
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La única persona que sabía la tragedia era su madre, quien le colocaba alimentos en
determinados lugares, y en algunas ocasiones hablaba con él, quien le pidió insistentemente que
buscar al indio piache o brujo en la Alta Guajira, para que de nuevo le preparara la botella del
líquido blanco. Ella fue al lugar indicado, pero con gran sorpresa tuvo conocimientos de la
muerte del brujo piache; y a pesar de sus contactos con otros piaches, ninguno pudo hacer el
líquido blanco. Desesperada ante ello, la madre del Hombre Caimán murió con gran tristeza.
Saúl, «El Hombre Caimán» se abatió tanto por haberse quedado solo con la funesta tragedia, que
decidió partir hacia el mar por el río Magdalena y Bocas de Ceniza. Desde entonces los
pescadores del Bajo Magdalena, desde Plato hasta el mar, estuvieron pendientes para pescarlo en
el río o cazarlo en los pantanos de las riberas. Así se convirtió en una leyenda que se ha
trasmitido de generación entre los habitantes del Plato.
Textos tomados de www.memo.com.co sobre los mitos y leyendas de Colombia
Leyendas de Ecuador
http://www.cuco.com.ar/ecuador1.htm
El sapo Kuartam se transforma en tigre
Un shuar iba de cacería e incrédulo imitó el canto del sapo Kuartam, que vive en los árboles.
“Kuartam-tan, Kuartam-tan”, lo retó en medio de la noche, pero nada pasó. “Kuartam-tan,
Kuartam-tan, a ver si me comes”, dijo y rió. No lo hagas, le había dicho su mujer, porque puede
transformarse en un tigre. No le creyó. Kuartam, el sapo, se convirtió en felino y lo comió. Nada
se escuchó de su ataque, pero la mitad del cuerpo del shuar había desaparecido. Al alba, la
muchacha decidió matar a Kuartam. Llegó hasta el árbol donde el batració cantó la noche
anterior. Tumbó el árbol que al caer mató a Kuartam, que se había convertido en un sapo con un
estómago inmenso. La mujer cortó rápidamente la panza de Kuartam y los pedazos del shuar
rodaron por los suelos. La venganza no le devolvió la vida al shuar pero su mujer pudo contar
que nunca es bueno imitar a Kuartam. A lo lejos de la tupida floresta se escuchó un nuevo:
“kuartam-tan, kuartam-tan”, sin saber si era un sapo o un shuar a la espera de un tigre.
Las velas del amador
Don Juan Tenorio había llorado sobre la tumba de Doña Inés. Al final, acaso, había entendido
que el Amor era una expiación. Por eso, en la escena del teatro se develaba una estatua. En
medio de las sombras Doña Inés sale de su tumba y exclama: “Don Juan mi mano asegura/esta
mano que a la altura/tendio tu contrito afán/y Dios perdona a Don Juan/al pie de la sepultura”.
Cuando el relato de Don Juan Tenorio, de José Zorrilla, cruzó el mar desde España, el actor llegó
tan maltrecho que se lo confundió con cualquier personaje entregado a los lances amorosos. Y
había una diferencia: los donjuanes de América no sufrían por amor. Sin embargo el personaje se
había convertido en sinónimo de buscador de aventuras amatorias y por eso no fue casual que en
San Miguelito, en Tungurahua, el cazador de fragancias del pueblo sea conocido como Don
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Tenorio, olvidándose el de Juan, porque hasta el nombre no había podido desembarcar de
España.
Este mozuelo llevaba una máxima: la empresa amatoria más ardua lo catapultaría a ser la
admiración de todas las muchachas del pueblo. Por este motivo eligió a una hija de Maria, como
se conocía a las doncellas que estaban con la profesión de beatas en el cuello. La joven llegaba
temprano a la iglesia envuelta en una chalina negra y su cara cubierta de un velo casi
imperceptible, aunque se podía intuir su cabellera larga. Don Tenorio la esperó con paciencia.
Sabia que no hay diligencia mejor que la realizada con cautela.
La damisela declinó, al inició, la invitación pero ante los ruegos aceptó encontrarse en las
primeras sombras de la tarde. Los jóvenes parecieron entenderse con las miradas. La mujer lo
condujo hasta una casa apartada. Al cerrar la puerta una habitación mínima se develó ante la
insistencia de un escaso fuego producido por siete velas. Las siluetas se proyectaron en las
paredes ásperas con olor a tierra. Las sombras parecían disiparse y cuando Don Tenorio se
acercó el leve resplandor se consumió. Las palabras se quedaron flotando en el aire. El joven
llamó tiernamente a su futura amada pero no obtuvo respuesta. Después a tientas intentó
localizar una cerilla pero fue inútil. Palpó la pared y tampoco encontró la salida.
Fue allí que comenzaron los fatigosos gritos envueltos en un eco bronco, en medio de una
estancia oscura. Su cuerpo cayó al suelo sólo para comprobar que la tierra era más húmeda que
antes. Para el tercer día Don Tenorio tenia la garganta lacerada y sus leves quejidos eran cada
vez más distantes. Pero no dio tregua y siguió gritando mientras sus manos arañaban la pared,
con rastros de sangre. Ese día el sepulturero del pueblo llegó mas temprano y escucho unas voces
que salían de una tumba.
Antes de que el aliento se le termine llego hasta la casa del teniente político con la inesperada
noticia y la cara desencajada como un mal agüero. Cuando los dos hombres se dirigieron al
cementerio ya les acompañaba una muchedumbre ansiosa por escuchar las voces que salían del
cementerio. El panteonero, junto con algunos vecinos, cavó rápidamente la fosa y en medio de
terrones negruzcos apareció la cabeza de Don Tenorio, con los ojos lastimados por la luz.
Fue sacado al vilo y antes que pudiera decir nada se arrodilló delante de medio pueblo y pidió
perdón por su único delito: burlador de mujeres. Los viejos de San Miguelito aun no se ponen de
acuerdo en las versiones del hecho. Hay quienes aseguran que Don Tenorio entró en un
convento; otros dicen que una alma del otro mundo se enamoró del mozuelo. Mas, en los textos
de Zorrilla se puede encontrar una alegoría de lo sucedido en San Miguelito y es cuando la
sombra de Doña Inés exclama:
Más tengo mi purgatorio
en este mármol mortuorio
que labraron para mí.
Yo a Dios mi alma ofrecí
en precio de tu alma impura
y Dios, al ver la ternura
conque te amaba mi afán
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espera a Don Juan
en tu misma sepultura.
¿Hasta cuándo Padre Almeida?
Una mueca se desvaneció leve cuando el joven cura Manuel de Almeida divisó la altura de una
de las ventanas y la mínima distancia de los muros, que a él –en su primer día en el convento- le
resultaron tentadores. El joven acababa de egresar del noviciado y atrás –le pareció a él- había
quedado las cuitas de amor doblegadas por las oraciones y los pasajes bíblicos. Ahora, entraba en
la abadía franciscana de San Diego, construida como una suerte de retiro casi a las faldas del
Pichincha y de amplias estancias donde el silencio era el dominante, ante el susurro de los rezos.
Hijo de Tomás de Almeida y Sebastiana Capilla, el muchacho lo primero que hizo al entrar en su
oscura celda fue guardar bajo la estera sus naipes y extrajo de su hábito franciscano una carta
perfumada. La abrió y releyó una caligrafía preciosa de evocadoras palabras de a un tiempo que
parecía no pertenecerle más. Suspiró y tuvo la sospecha de esta aún enamorado... Pero ese amor
que antaño le había empujado a entrar al convento se había transformado en un amor a los
deleites mundanos. A él le ocurrió que esa expansión amatoria le prevenía de los peligros de
ciertos ojos que casi había olvidado.
Pero se enfrentaba a dos realidades: ya no era novicio y ahora se encontraba en una casa de
clausura y la puerta tenía unos goznes infranqueables, pero recordó el muro. El tonsurado se
paseó muchos días por los jardines del convento hecho para místicos, fundado en 1597 por fray
Bartolomé Rubio con el nombre de los Descalzos de San Diego de Alcalá, para que no quedara
duda de que el monasterio no era solamente de retiro sino de clausura, donde los cilicios, que
lastimaban sus carnes, y penitencias eran habituales.
El encapuchado iba cabizbajo, con el ceño duro, y estaba tan ensimismado que los otros
religiosos se contuvieron de importunarlo por temor a distraer a un santo en ciernes. Una noche
se encontraba en sus meditaciones, en las afueras de su celda. La Luna caía grave sobre el huerto
y entre el movimiento de las ramas alcanzó a divisar a un monje que trepaba el paredón. Lo
siguió después de procurarse una capa.
Detuvo al cura en fuga y comprobó que era fray Tadeo, quien tenía fama de taciturno y que
exhalaba un olor a rosas debido a su candidez. El descubierto no tuvo más que aceptar que iría
primero a la Cruz de Piedra. Mas, con los días de parranda que siguieron a esa notable noche, el
fray Almeida supo que su conjurado acompañante tenía una manceba denominada Percherona,
que vivía cerca del Sapo de Agua. Fue en esa casa donde el padre Almeida armado de una
guitarra sacó más de un suspiro a las damas de la noche, especialmente –según los rumores- a
Catalina:
Mujercita tan bonita,
Mujercita ciudadana,
que sales demañanita
al toque de la campana.
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Mujercita tan bonita.
¿A dónde vas tan temprano?
Quién fuera el feliz curita
que te ve junto al manzano.
La animada concurrencia estaba integrada por una nutrida delegación de dominicos, agustinos y
los representantes franciscanos que tenían un acto más: fray Tadeo era un interprete del arpa y
con los fragores del licor sus melodías tenían la virtud de llevar a todos los religiosos y las
muchachas a una apoteosis que parecía derramarse por el zaguán hasta inundar las callejuelas
oscuras de Quito, la ciudad de las campanas.
Un amanecer fatal, los parranderos tardaron más de la cuenta en regresar al convento de San
Diego y cuando franquearon la tapia fueron sorprendidos por el padre guardián quien puso el
grito en el cielo y hasta allí acabó la fama de santo de fray Tadeo y fray Almeida fue conducido
de las orejas a su celda. Después de entregarles sus respectivos látigos, los tonsurados
permanecieron en sus celdas por ocho días mientras el resto de la congregación escuchaba los
azotes de los curas penitentes. Las tapias del jardín fueron levantadas al mismo tiempo que el
padre Almeida colocaba masas de pan para despistar las huellas que dejaron los latigazos en las
patas de su maltrecha cama.
El franciscano no se avenía a la soledad, pero aún cuando recordaba los ojos de su Catita –como
él la llamaba-, perdidos entre los talanes de la urbe. Una tarde, mientras se entonaban las loas en
la capilla el cura jaranero tuvo una inspiración: divisó el enorme Cristo y dedujo que por su
cuerpo de madera podía alcanzar el alféizar de la ventana y de allí escabullirse, desde el Coro,
hasta llegar a la Capilla hasta respirar la humedad de la calle.
Fray Tadeo terminó sus días de juerguista cuando le dijo que una cosa era el premio de las
noches junto a la Percherona pero otra muy distinta condenarse a los infiernos por profanar la
figura de Nuestro Señor Jesucristo subiéndose por sus costados y que por nada del mundo
aceptaría semejante pretensión, aunque –en honor a viejas noches de parranda- le prometió no
abrir la boca eso sí augurándole un castigo que se cerniría sobre el cura Almeida por irse de
jolgorio por el busto del Crucificado.
Fray Almeida lo tentó advirtiéndole sobre ese Dios benigno y piadoso que perdona a las pobres
criaturas en sus deslices y flaquezas y que no hay oración que no pueda ablandar a Cristo,
aunque tenga que servir de escalera. Fray Tadeo se quedó pensando en el sacrilegio del cura en el
mismo instante en que el padre Almeida trepaba por el Cristo doliente para alcanzar el goce de
bailar, jugar las cartas, cantar, zapatear y reír junto con los otros curas y ciertos ojos de una
muchacha.
El Cristo le prestaba su hombro cada noche, aunque el fraile procuraba no mirarle a los ojos
hasta llegar a sus citas clandestinas, en medio de abundante licor. Una madrugada, el monje llegó
tan borracho que se descolgó por los brazos del Cristo y estuvo a punto de caer. ¡Cristo
ayúdame!, le dijo balbuceando mientras su cuerpo se abrazaba a la imagen, llena de llagas y de
ojos de vidrio, que no le impedían reflejar su ternura. Cerca al hombro del Crucificado escuchó
una voz trémula: -¿Quosque tandem pater Almeida? Quedó suspendido el cura en los brazos de
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madera y yeso, y supuso que se trataba de una broma de algún hermano que al descubrirle lo
retaba en latín. Hubo silencio. Miró los ojos de la imagen y los labios de la figura se movieron: ¿Quosque tandem pater Almeida?
Esas palabras en latín parecían repetirse en un eco que salía del Coro y que avanzaba sigiloso
hasta contener toda la bóveda y después concentrarse en el embriagado cuerpo del cura Almeida,
que logró bajarse del Crucificado para contestarle en el mismo idioma que servía no sólo para las
misas. -Usque ad rediveam Domine... Manuel de Almeida amaneció en su resaca y recordó el
suceso pero dedujo que no era otra cosa que el producto de su borrachera. Una y otra vez volvió
a descolgarse de la cruz y escuchar las quejas del Cristo y su misma respuesta se sucedió en
varias noches, porque el cura parecía pertenecer más al mundo de los goces que de las constantes
penitencias que sus hermanos enclaustrados. El Cristo tampoco desfalleció en su intento y lo retó
en castellano: -¿Hasta cuándo padre Almeida? -Hasta la vuelta Señor, fue la contestación del fray
que muy contento se dirigió a una noche más de aventuras deliciosas.
Mas, cerca de la Plaza de San Francisco encontró un cortejo fúnebre y curas encapuchados que
se dirigían lentamente, con cirios en sus manos. El séquito avanzaba por la noche quiteña en
medio de lamentos espectrales y el ataúd parecía deslizarse de las manos de los franciscanos, que
no mostraban su rostro. El padre Almeida se acercó a un sacerdote y le inquirió sobre el nombre
del muerto. Es el padre Almeida, le replicó. No puede ser verdad, se dijo, y esperó que pasara
otro encapuchado quien le contestó que era el padre Almeida quien se encontraba en el ataúd.
Desconfiado aún preguntó a otro: ¿quién ha muerto?, hermano. Y la respuesta fue contundente:
el padre Almeida del convento de San Diego. No quiso saber más y se acercó al féretro
descubierto y levantó la capucha para comprobar con pavor que su rostro demacrado era el que
tenía entre sus manos. Regresó a mirar sólo para confirmar que el cortejo fúnebre era conducido
por esqueletos, con hábitos de franciscanos, que se movían con sus cirios, dejando a su paso un
olor a Muerte y cipreses gastados.
Despavorido llegó el padre Almeida hasta el Cristo de madera y le pidió perdón por todas sus
faltas y corrió a encerrarse en su celda para comprobar, entre rezos, que otra vez volvía la
mañana. El día llegó y el cura arrepentido entró a un proceso de ayuno y penitencia que le duró
largos años, más allá de su designación de Visitador General. Vivió, ahora sí, una vida entregada
a la contemplación y rezos, a esa misma imagen que alguna vez lo transportó a los esplendores
de la noche y de la parranda, cuando se deslizaba por el Crucificado convertido en escalera.
Brujas sobre Ibarra
Desde arriba del Torreón, la ciudad, en las noches de luna, parecía una maqueta parda llena de
tejados, que guardaban jardines atiborrados de buganvillas, nogales e higos. Más arriba, en
cambio, se distinguían las palmeras chilenas: enjutas y lustrosas, pese a la intensidad nocturna y
las exiguas farolas, alumbradas con mecheros que –de cuando en cuando- eran revisados por el
farolero, envuelto en un gabán descolorido que no impedía apreciar su silueta recorriendo esa luz
mortecina que golpeaba las paredes de cal.
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Más arriba, aún, el parque de Ibarra era un minúsculo tablero de ajedrez sin alfiles, donde
destacaba el añoso Ceibo, plantado tras el terremoto del siglo XIX y que –según decían- sus
ramas habían caminado una cuadra entera. La noche caía plácida sobre la enredaderas y la luna
parecía indolente a las sombras que pasaban, pero que no podían ser reflejadas en las piedras.
¿Quiénes miraban a Ibarra dormida? ¿Quiénes tenían el privilegio de contemplar sus paredes
blanquísimas engalanadas con los fulgores de la luna? ¿Quiénes pasaban en un vuelo rasante
como si fueran aves nocturnas? ¿Quiénes se sentaban cerca de las campanas de la Catedral a
mirar los tejuelos verdes y las copas de los árboles?
No es fácil decirlo: unas veces eran las brujas de Mira, otras las de Pimampiro y muchas
ocasiones las de Urcuquí. Eran una suerte de correos de la época, acaso a inicios de siglo, que
viajaban abiertas los brazos, por los cielos estrellados de Imbabura. Por eso no era casual que las
noticias –que por lo general se tardaban en llegar cuatro días desde Quito- se conociera más
aprisa en los corrillos de estas tres poblaciones unidas por un triángulo mágico: que ha iniciado
la revolución de los montoneros alfaristas, que el Congreso ha sido disuelto, que llegaron las
telas de los libaneses o que fulano ha muerto.
Todas noticias importantísimas que –de no ser por las voladoras- hubieran llegado desgastadas.
Pero, a diferencia de lo que se cree de las brujas, que van en escoba, llevaban un traje negro y
tienen la nariz puntiaguda, las del sector norteño ecuatoriano poseían trajes blanquísimos y tan
almidonados que eran tiesos. Por eso cuando las voladoras pasaban los pliegues de sus vestidos
sonaban mientras cortaban el viento. Algunos las tenían localizadas. Por eso cuando pasaban por
encima de las casas, existían los atrevidos que se acostaban en cruz y con esta fórmula las brujas
caían al suelo.
Otros, en cambio, preferían decirles que al otro día vayan por sal y de esta manera conocían su
identidad. Pero las voladoras de Mira también tenían sus hechizos. Quienes se burlaban de las
brujas terminaban convertidos en mulas o gallos. Y eso, al parecer, le sucedió a Rafael Miranda,
un conocido galeno de Ibarra, de inicios de siglo. Cuentan los abuelos que el doctor Miranda
desapareció un día sin dejar rastro. Sus amigos lo buscaron por todos lados infructuosamente.
Sus familiares estaban desesperados. El tiempo pasó. Una tarde, un conocido del doctor Miranda
recorría unas huertas por Mira y miró a un hombre desaliñado con un azadón. Creyó reconocerlo.
Al acercarse comprobó con estupor que se trataba del famoso doctor Miranda. Lo sacó del lugar
y tras curaciones prodigiosas el galeno volvió a su estado normal y nunca más se sintió gallo.
Otra historia, en cambio, sirvió para que Juan José Mejía, el popular y primer sacamuelas de
Carchi e Imbabura, justificara una parranda de tres días. Cuando le preguntaron porque no había
llegado a la casa contestó sin inmutarse: “Estuve en Mira amarrado a la pata de una cama,
convertido en gallo y recién me escapo de las brujas”. Claro que estuvo en Mira y, acaso, le
brindaron –como a muchos- el famoso tardón, que es una bebida que basta un solo trago para que
el confiado visitante termine por los suelos, en un remolino de carcajadas.
Por eso los políticos de turno o las autoridades, que siempre ofrecen solucionar todos los
problemas, se dan cuenta de los fatídicos brebajes demasiado tarde: quedan arrumados en las
sillas de madera, con un olor imperceptible a aguardiente, que es uno de los ingredientes del
tardón, elaborado de papa y de secretísimos compuestos que ha sido imposible develar. Cuando
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alguna autoridad trataba de levantarse caía en cuenta que sus honorables posaderas estaban como
pegadas a la silla. ¿Cuáles eran las palabras mágicas para volar? De boca en boca ha llegado
hasta estos días lo que decían las brujas ecuatorianas: “De villa en villa y de viga en viga, sin
Dios ni Santa María” y tras pronunciar este conjuro levantaban vuelo.
Y hasta había quienes intentaron realizar una aventura aérea. Cuentan que un mireño insistió a
una maga para que le iniciara en su arte. Tras las súplicas decidió confiarle el secreto. Lo
primero que le indicó es que tenía que utilizar uno de sus trajes níveos. Aguardaron la noche y
subieron a la chimenea de un horno... -Tienes que repetir esta fórmula, le dijo la encantadora.
Tras decir “de villa en villa, de viga en viga, sin Dios ni Santa María”, extendió sus brazos y
salió disparada por el cielo. Nuestro personaje se emocionó, pero al repetir el conjuro lo hizo de
esta manera: “de villa en villa, de viga en viga, con Dios y Santa María”.
Dicho esto, desplomóse cuan largo era en el patio de la casa, en medio de los ladridos de los
perros y de los vecinos que lo encontraron magullado y vestido de traje blanco, con cintas y
encajes. Aunque pidió discreción, al otro día toda Mira conoció esta historia y su único
argumento fue se enredó en la vestimenta. Obviamente, no pudo aclarar qué hacía subido en la
chimenea y con un vestido de dama. Hay quienes dicen que las brujas aún pasan por los tejados
de Ibarra. Es posible. Mas, nunca se han caracterizado –como lo eran acusadas en la Inquisición
Española- de artilugios malévolos.
Su único delito, podría decirse, es volar para conocer tierras lejanas o para visitar a algún amante
venturoso que abre su puerta antes que la maga tope el suelo. Hay quienes dicen haberlas visto
reunidas practicando iniciaciones antiquísimas, en medio de un prado. Con suerte, si levantamos
a mirar el cielo en una noche de luna es posible que localicemos a una bruja que regresa del sur y
pasa por encima del pequeño Ceibo, del parque Pedro Moncayo, que ha empezado a brotar sus
hojas.
Leyendas de España
El gallo que canta después de asado
En la época de la gloriosa Reconquista española, cuando los cristianos luchaban incesantemente
contra la invasión árabe, para expulsar de nuestro suelo a los enemigos de la religión, los soldados fieles
que tenían la desgracia de caer prisioneros de los moros invocaban en su cautiverio a Santo Domingo de
la Calzada, abogado de cautivos, que con su intercesión los libraba milagrosamente de las cadenas,
sacándolos de sus lóbregos calabozos y restituyéndoles su libertad. Así lo atestiguan las numerosas
argollas y cadenas de hierro que, colgadas de los muros del monasterio, sirvie- ron para demostrar a las
generaciones venideras los milagros obrados por aquel santo en favor de los soldados cristianos.
Sucedió que un encarnizado combate librado en tierras de Castilla, en la Rioja, entre cristianos y
moros, quedó prisionero de éstos un soldado español de vida intachable y gran rectitud de conciencia. El
prisionero fue conducido al campamento moro y encerrado en un oscuro calabozo; allí le sujetaron con
gruesas argollas de hierro el cuello, las manos y los pies, cerraron la puerta de la prisión con fuertes
cerrojos y pusieron centinelas para que el preso no pudiera evadirse.
El cautivo, desde el momento en que cayó en poder de los moros se encomendó con gran confianza
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a santo Domingo, invocándole para que le alcanzara su libertad; constantemente repetía el nombre del
santo, llamándole en su ayuda, sin recatarse para ello de sus guardianes. Oyeron los moros cómo a
gritos llamaba al santo pidiéndole la libertad, y quedaron intranquilos pensando que en realidad pudiera
venir a librarle.
El jefe moro, acompañado de otros guerreros, alegremente se puso a comer, saboreando exquisitos
manjares, cuando Ilegó uno de los guardianes del cautivo a comunicar al jefe sus inquietudes, diciendo:
«Mucho me temo, mi señor, por las continuas preces del prisionero a santo Domingo, que el santo venga
a sacarle de la cárcel ya devolverle la libertad».
El jefe se rió sarcásticamente al oírle y comunicó a sus comensales el absurdo temor de aquellos
guardianes que temían por la seguridad del preso, que estaba tan bien guardado que era imposible se
escapase, y dirigiéndose a él, le dijo: «Tranquilízate, que el preso no puede escapar; le he asegurado tan
bien con fuertes hierros, que es más fácil que el gallo que está asado en esta cazuela cante, que no que
el prisionero logre su libertad».
En aquel momento el gallo asado empezó a cantar fuertemente, mientras salía de la cazuela y
remontaba el vuelo. Los comensales, que habían oído las palabras del jefe, quedaron aterrados ante
aquel suceso sobrenatural, sin atreverse a moverse ni a pronunciar palabra. Al instante Ilegó un
centinela que con voz trémula anunció que las puertas de la prisión se habían abierto por sí solas y el
prisionero había desaparecido.
Todos atribuyeron a santo Domingo la milagrosa libertad del preso que con profunda fe le invocara,
convirtiéndose así al cristianismo algunos de los moros oyentes, ante el prodigio obrado por santo
Domingo de la Calzada.
(Leyendas de España, de Vicente García de Diego)
El peregrino inocente, condenado
En los confines de Francia habitaba un piadoso matrimonio de grandes virtudes y profunda
religiosidad, siendo los dos muy devotos de la Virgen María. Hacía quince años que se habían casado y
no tenían hijos, por lo que, aunque dichosos en su Matrimonio, su anhelo constante era tener un hijo, y
continuamente se lo imploraban a Dios y a su Madre divina, sin que hasta entonces hubiesen
conseguido el sueño de su vida, en el que cifraban todas sus ilusiones.
No habían perdido, sin embargo, la esperanza de tenerlo, y seguían pidiéndoselo a Dios
encarecidamente. Una noche, cuando dormían, se les apareció en sueños santa María anunciándoles
que Dios les concedería un hijo, pero con la condición de que le llevasen, cuando fuese mayor, en
peregrinación al sepulcro del apóstol Santiago.
Al despertar el matrimonio, con inmenso gozo, se comunicaron sus sueños, convenciéndose, al ver
que los dos habían tenido el mismo, de que era una aparición divina, y juntos fueron a dar gracias por
ello a la Madre de Dios. Pasados unos meses, la mujer dio a la luz un hijo, varón, al que impusieron el
nombre de Jacobo, por devoción al apóstol Santiago, considerándose el matrimonio más dichoso del
mundo con aquel hijo que Dios les había concedido.
EI niño se criaba hermoso y guapo, y a medida ,que iba creciendo, iba despertándose su gran
inteligencia y aumentándole su bondad, haciendo de él un conjunto de perfecciones que constituía el
orgullo de sus padres y el encanto de cuantos le conocían. Cuando ya tuvo quince años, los padres
decidieron cumplir el mandato divino, y emprendieron con su hijo la peregrinación a Santiago de Galicia,
para postrarse ante el sepulcro del aposto y darle gracias por su merced.
A la mitad del camino, en Nájera, se alojaron para pasar la noche en una hospedería de peregrinos.
Los atendió una hija del hospedero, muy joyen, que, prendada de la belleza del muchacho le asedió
hasta descubrirle su amor, pero fue por él despreciada. Ella, llena de coraje al verse desairada, sintió
deseos de venganza y concibió una diabólica idea. Espero a que el muchacho estuviese dormido, y,
entrando sin hacer ruido en su habitación, escondió en su saco de viaje. entre sus ropas, un precioso
cáliz de oro, labrado por un afamado artífice y adornado con perlas y piedras preciosas de incalculable
valor.
Al amanecer del día siguiente emprendieron de nuevo su ruta los peregrinos, haciendo el camino
entre plegarias al apóstol. Cuando ya habían recorrido cerca de cinco kilómetros, fueron alcanzados por
el hospedero, su hija y algunos acompañantes más, acusándolos de haber robado un cáliz. Los
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peregrinos lo negaron rotundamente, jurando por lo más sagrado que ellos no habían cogido nada. Pero
la hija afirmaba que habían sido ellos, porque habían bebido en él los últimos, desapareciendo de su sitio
al momento de su partida. Propuso que para salir de dudas se les registrase a ellos y a sus hatos de
viaje. Al abrir el saco del muchacho, encontraron el cáliz con gran sorpresa de los peregrinos que fueron
llevados ante las autoridades y denunciado el hijo como ladrón.
Rápidamente se instruyó la causa, condenando al muchacho a morir en la horca por robo, aplicando
la ley vigente en el país para los bandoleros, sin que de nada le sirvieran sus protestas de inocencia ni
las súplicas de sus afligidos padres.
Al amanecer, el muchacho, con gran serenidad y paz de espíritu, aceptando la voluntad divina, fue
conducido entre dos alguaciles hasta el patíbulo, situado en las afueras del pueblo, y allí se cumplió el
fallo.
Los padres, sintiéndose sin valor para presenciar la ejecución de su inocente hijo, continuaron su
peregrinación a Santiago, llenando los valles con sus tristes lamentos y regando los caminos con sus
amargas lágrimas, sin encontrar consuelo a su horrible dolor. Durante cinco días y cinco noches
caminaron sin descanso, enloquecidos por la angustia y quejándose al cielo de que les hubiera mandado
hacer aquella peregrinación, en la que habían perdido al sol de sus ojos y el aliento de sus vidas,
dejándolos condenados a sufrir aquella tortura durante el tiempo que les quedara de vida.
Enajenados por los sufrimientos, no habían pensado antes en dar sepultura sagrada a los restos de
su hijo; y entonces decidieron desandar el camino y pedir el cadáver para enterrarlo ellos piadosamente.
Al acercarse al pueblo, el padre iba quejándose a grandes gritos de que Dios no le hubiera enviado la
muerte a él en vez de a su hijo, y cuando ya llegaban cerca, vieron a lo lejos el cuerpo de su hijo que
seguía colgado del patíbulo; anhelantes, se aproximaron a él y oyeron la voz de su hijo, que les
reprochaba sus quejas y su poca resignación ante los designios divinos. Maravillados al oírle, corrieron a
abrazar a su hijo, y éste les refirió cómo se le había aparecido una esplendorosa Señora, que era la
Virgen María, llena de gloria y majestad, con resplandecientes vestiduras, y acompañada de un
venerable anciano que le dijo ser el apóstol Santiago; entre los dos le habían sujetado por los brazos,
para librarle de la muerte y que no recibiera el menor daño. Le alimentaron durante cinco días,
prodigándole toda clase de consuelos y de ternuras.
Los padres, radiantes de júbilo, corrieron a dar cuenta del milagro a la autoridad suprema del país. Pero
este personaje, que se hallaba a la mesa comiendo, negóse a creer que estuviese vivo después de cinco
días de ahorcado, y les dijo. señalándoles un pollo asado que estaba sobre la mesa: «Tan imposible es
que este pollo resucite como que vuestro hijo viva».
Al momento, ante su vista, el pollo se levantó de la cazuela, y batiendo las alas, voló, diciendo:
«Prodigioso es, el Señor en sus santos».
Atónitos, se trasladaron todos inmediatamente al lugar donde estaba el ahorcado, y lo encontraron
con vida, y descolgándolo, se lo entregaron a los padres. Ante aquel milagro divino, revelador de la
inocencia del muchacho, el juez revisó la causa, tomando declaración a la hija del hostelero, que,
acosada ante las preguntas del tribunal, confesó su crimen, siendo ella condenada a muerte en la horca.
Pero los buenos padres del muchacho, no queriendo ensombrecer con ninguna muerte la prodigiosa
salvación de su hijo, acudieron a suplicar al tribunal el indulto de la joven, consiguiendo por su
intercesión que fuera conmutada por la pena de cortarle el pelo y vestirla con hábito de monja, y así
permaneció toda su vida haciendo penitencia para conseguir el perdón de su delito.
Al muchacho le tomó el obispo bajo su protección, y con él y con sus padres llegaron a dar gracias
ante el sepulcro del apóstol Santiago, que le había protegido durante su vida, y allí se hizo presbítero y
vivió santamente, glorificando a Dios hasta el fin de sus días.
(Leyendas de España, de Vicente García de Diego)
A list of Spanish (Spain) Stories and poems.
http://www.donquijote.org/spanishLanguage/literature/library/\
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La Regenta - Novela (Leopoldo Alas ´Clarín´)
Don Quijote de la Mancha - Novela (Miguel de Cervantes)
Aconseja a un amigo que estaba... - Poesia (Francisco de Quevedo)
Afectos varios de su corazón,... - Poesia (Francisco de Quevedo)
Amante agradecido a las lisonjas... - Poesia (Francisco de Quevedo)
Amor constante más allá de la muerte - Poesia (Francisco de Quevedo)
A Apolo siguiendo a Dafne - Poesia (Francisco de Quevedo)
Artificiosa evasión de la muerte,... - Poesia (Francisco de Quevedo)
Signifícase la propria brevedad de la vida,... - Poesia (Francisco de Quevedo)
Comunicación de amor invisible por los ojos - Poesia (Francisco de Quevedo)
Conoce la diligencia con que se acerca... - Poesia (Francisco de Quevedo)
Contra Góngora - Poesia (Francisco de Quevedo)
A Dafne, huyendo de Apolo - Poesia (Francisco de Quevedo)
Dificulta el retratar una grande hermosura,... - Poesia (Francisco de Quevedo)
A un hombre de gran nariz - Poesia (Francisco de Quevedo)
Inútil y débil victoria del Amor... - Poesia (Francisco de Quevedo)
Rendimiento de amante desterrado... - Poesia (Francisco de Quevedo)
Represéntase la brevedad de lo que se vive... - Poesia (Francisco de Quevedo)
A Roma sepultada en sus ruinas - Poesia (Francisco de Quevedo)
Salmo - Poesia (Francisco de Quevedo)
Soneto amoroso - Poesia (Francisco de Quevedo)
Túmulo a Colón.... - Poesia (Francisco de Quevedo)
A la noche - Poesia (Lope de Vega)
De la belleza de su amada - Poesia (Lope de Vega)
A una dama que limpia los dientes - Poesia (Lope de Vega)
Laméntase Manzanares de tener... - Poesia (Lope de Vega)
El Pastor divino - Poesia (Lope de Vega)
La primera vez que vio la mar - Poesia (Lope de Vega)
Rimas Sacras, Soneto I - Poesia (Lope de Vega)
Rimas, Soneto I - Poesia (Lope de Vega)
Rimas sacras, Soneto XLVI - Poesia (Lope de Vega)
Rimas sacras, Soneto XVIII - Poesia (Lope de Vega)
Soneto de la abrasada... - Poesia (Lope de Vega)
Soneto. Ardese Troya... - Poesia (Lope de Vega)
Soneto. Boscán - Poesia (Lope de Vega)
Soneto. Tú, que epitafios... - Poesia (Lope de Vega)
Soneto. Suelta mi manso... - Poesia (Lope de Vega)
Soneto. Si el padre universal... - Poesia (Lope de Vega)
Soneto. Cual engañado niño.. - Poesia (Lope de Vega)
Soneto de repente - Poesia (Lope de Vega)
Soneto. Vierte racimos... - Poesia (Lope de Vega)
Al triunfo de Judit - Poesia (Lope de Vega)
El Lazarillo de Tormes - Novela (Anónimo)
La vida es sueño - Teatro (Calderón de la Barca)
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List of books that we could look at and lexile.
www.imaginaria.com.ar/?page_id=38
Abadi, Ariel: Un rey de quién sabe dónde (12/10/2005)
Aleixandre, Marilar y Pablo Amargo: El monstruo de la lluvia (25/5/2005)
Amago, Antonio: La pluma traviesa (1/8/2007)
Anónimo: Yo tenía diez perritos (13/4/2005)
Antología: 13 de espanto (30/3/2005)
Antología: Había una vez… (1/8/2007)
Azarmendia, Ángel: Adivinanzas (4/1/2006)
Bandin Ron, César: Sumamente hormiga. Selección de textos y poemas visuales (30/7/2008)
Baredes, Carla e Ileana Lotersztain: ¿Por qué es tan guapo el pavo real? y otras estrategias de los
animales para tener hijos (6/7/2005)
Bash, Adela: Que la calle no calle. Poemas a las calles de Buenos Aires (17/1/2007)
Bauer, Jutta: El ángel del abuelo (30/7/2008)
Berner, Rotraut Susanne: El libro de la primavera (11/4/2007)
Berner, Rotraut Susanne: La hora de los cuentos (30/7/2008)
Birmajer, Marcelo: Los caballeros de la rama (25/5/2005)
Birmajer, Marcelo: El compañero desconocido (diez recuerdos inventados) (30/7/2008)
Blasco, Martín: Maxi Marote (11/4/2007)
Bodoc, Liliana: Sucedió en colores (6/7/2005)
Bradbury, Ray: Antología poética (25/5/2005)
Browne, Anthony: Mi papá (17/8/2005)
Cabal, Graciela Beatriz: Vidas de cuento (21/6/2006)
Cachimba, Max: Humor Idiota (17/8/2005)
73
Carranza, Maite: El clan de la loba (4/1/2006)
Chapela, Luz María y Rojo, Roberto: Bichos (5/12/2007)
Colasanti, Marina: Lejos como mi querer y otros cuentos (12/10/2005)
Comotto, Agustín: Los viajes del abuelo (12/4/2006)
Cousins, Lucy: Colección Maisy y sus amigos (7/12/2005)
Curtis, Jamie Lee (texto) y Laura Cornell (ilustraciones): El milagro del oso (8/11/2006)
Da Coll, Ivar: ¿Quién ha visto? (30/12/2008)
Delucci, Silvia y Noemí Pendzik (selección): En frasco chico. Antología de microrrelatos,
seleccionados (13/4/2005)
De Santis, Pablo: Transilvania Express. Guía de vampiros y de monstruos (11/4/2007)
Docampo, Xabier P. (texto): Cuatro cartas (16/8/2006)
Dörre, Doris (texto) y Julia Kaergel (ilustraciones): Lila y los monstruos (17/1/2007)
Dunbar, Polly: Lola con alas (1/8/2007)
Durini, Ángeles: ¿Quién le tiene miedo a Demetrio Latov? (13/4/2005)
Erlbruch, Wolf: El milagro del oso (8/11/2006)
Falconer, Ian: Olivia salva el circo (30/12/2008)
Fernández-Pacheco, Miguel Ángel: Siete historias para la infanta Margarita (25/5/2005)
Funke, Cornelia: El Señor de los Ladrones (1/8/2007)
Gisbert, Montse: Salvador Dalí, píntame un sueño (30/3/2005)
Gomi, Taro: Everyone poops (21/6/2006)
González Gil, Manuel: Locas historias. Teatro en historietas (25/5/2005)
Grimm, Hermanos: Hansel y Gretel. La casita de chocolate (30/3/2005)
Heine, Helme: Cuentas de elefante (12/10/2005)
Ibbotson, Eva: El secreto del andén 13 (16/8/2006)
74
Iparraguirre, Sylvia: El país del viento (5/12/2007)
Isol: Secreto de familia (12/4/2006)
Keret, Etgar y Rutu Modan: Papá escapó con el circo (30/12/2008)
Legnazzi, Claudia: Yo tengo una casa (5/12/2007)
Lispector, Clarice: Cómo nacieron las estrellas (4/1/2006)
Louchard, Antonin: Un regalo para ti (30/7/2008)
Madame D*** y Hauff, Guillermo: El maravilloso libro de los cuentos de hadas (13/4/2005)
Mainé, Margarita: Los dientes de Yacaré (16/8/2006)
Mariño, Ricardo: Cuentos del circo (30/12/2008)
Mariño, Ricardo: Lo único del mundo (12/4/2006)
Mayer, Mercer: Una pesadilla en mi armario (17/8/2005)
Macmillan Children’s Books: El circo. Un acercamiento al arte a través del juego (30/12/2008)
McNaughton, Colin: ¡De repente! (16/8/2006)
Méndez, Natalia (textos) – antología de ilustradores: El circo fantástico de los hermanos ABC
(30/12/2008)
Nesquens, Daniel (texto) y Elisa Arguilé (ilustraciones): ¿Dónde está Gus? (8/11/2006)
Nesquens, Daniel (texto) y Elisa Arguilé (ilustraciones): Una nube (8/11/2006)
Olguín, Segio S.: El equipo de los sueños (30/3/2005)
Pelayo, PePe: Cuentos de Ada (4/1/2006)
Peralta, María Antonia (texto) y Morella Fuenmayor (ilustraciones): Brujitas (4/1/2006)
Pérez, Pablo: Mar de sábanas (30/3/2005)
Pescetti, Luis: Nadie te creería (17/8/2005)
Pisos, Cecilia: Un cuento por donde pasa el viento (17/8/2005)
Prap, Lila: ¿Por qué? (5/12/2007)
75
Ramos, Mario: ¡Soy el más fuerte! (6/7/2005)
Ramos, María Cristina: De papel te espero, Un bosque en cada esquina, Un sol para tu sombrero,
Las sombras del Gato, Maíces de silencio y La luna lleva un silencio. (1/3/2006)
Ravishankar, Anushka y Pulak Biswas (ilustraciones): Tigre trepador (11/4/2007)
Repún, Graciela y Patricia Suárez: Monstruos al teatro (25/5/2005)
Repún, Graciela y Florencia Esses (textos) y Valeria Cis (ilustraciones): ¿Está lista la princesa?
(11/4/2007)
Rojo, Roberto y Chapela, Luz María: Bichos (5/12/2007)
Roldán, Gustavo: Tarde de circo (30/12/2008)
Roldán, Gustavo: El vuelo del sapo (17/1/2007)
Rôo, Georgina y Maximiliano Luchini: ¿Qué crees tú que puedes hacer en mi circo?
(30/12/2008)
Rosell, Joel Franz (texto) y Ajubel (ilustraciones): El pájaro libro (16/8/2006)
Ruiz Zafón, Carlos: El Príncipe de la Niebla (12/4/2006)
Shan, Darren: El tenebroso Cirque du Freak (30/12/2008)
Schimel, Lawrence (texto) y Sara Rojo Pérez (ilustraciones): Manual práctico para viajar en
OVNI (8/11/2006)
Schujer, Silvia: Pasen y vean. Canciones del Circo (30/12/2008)
Shakespeare, William: Romeo y Julieta (17/1/2007)
Shua, Ana María: Los devoradores (1/8/2007)
Solchaga, Javier: El circo (30/12/2008)
Spinelli, Eileen y Jane Dyer: La obra maestra de Sofía. Un cuento de arañas (6/7/2005)
Tablante, Leopoldo: A todo riesgo (21/6/2006)
Tashlin, Frank: El oso que no lo era (12/10/2005)
Uribe, Verónica: Imágenes de Santiago del Nuevo Extremo (21/6/2006)
76
Uslar Pietri, Arturo: Gandhi (21/6/2006)
VandenBroeck, Fabricio: Dzzz (Un día en la vida de un mosquito) (5/12/2007)
Van Allsburg, Chris: El higo más dulce (13/4/2005)
Wapner, David: La noche (12/10/2005)
Wild, Margaret (texto) y Ron Brooks (ilustraciones): Nana vieja (17/1/2007)
Before during and after activities.
The following was taken from: http://www.colorincolorado.org/ Parent Tips: How to Get Your Teen
Reading
By: Colorín Colorado (2010)
Be a positive role model for reading
Let your teen see you reading for pleasure and during routine activities such as reviewing letters,
recipes, instructions, newspapers, magazines, and e-mail.
Make sure you have lots of reading materials at home for your teen
Reading materials don't have to be new or expensive. You often can find good books and
magazines at yard or library sales. Ask family members and friends to consider giving your teen
books and magazine subscriptions as gifts for birthdays or other special occasions.
Give your teen a lot of opportunities to read
If you have younger children or older relatives who can't read, ask your teen to read out loud —
everyone will enjoy it! There may also be volunteer opportunities in your community for teens to
read with children, senior citizens, individuals who are blind, or hospital patients.
Take your teen to the local library
Help him get his own library card. Ask librarians to tell him about different resources, such as
books, magazines, reference materials, computers, homework programs, and the "Young Adult"
section of the library, which has fiction and non-fiction books for teens. Find out the library's
hours so that he can return on his own. Learn more in Library Services for Teenagers.
77
Allow your teen to choose her books
Teens are more likely to read books or magazines that interest them. Help your teen find books
on a topic or hobby that interests her, or give her some time on her own to explore the library and
bookstore. Consider giving her a subscription to a magazine that she would enjoy.
Look for reading materials related to your family history or culture
As teens get older and begin to think about their own identities, they often become more
interested in their backgrounds. This interest can contribute to a healthy sense of pride in their
heritage and culture, and reading is a great way for your teen to explore those interests.
Information will be available at the library, on the Internet, and maybe even in your attic!
If your teen is bilingual, encourage reading in both languages
The important thing is for your teen to read. It's ok if your teen reads in his first language, second
language, or both languages! If your teen prefers reading in Spanish, for example, look for
Spanish books and magazines at the library. This will help him keep his Spanish skills strong and
give him more reading practice - which will also help his English reading skills too.
Talk to your teen's teachers about reading
Don't be shy — the teacher will welcome your interest! Ask for lists of books for your teen to
read independently at home, and ways that you can support reading at home.
If your teen has difficulty reading, talk to his teachers immediately
Ask the teachers to evaluate why your teen is struggling, what the school is doing to help him,
and what you can do at home to support your teen. When teens struggle with reading, it's
important for parents and teachers to work together to help solve the problem.
Don't worry if your teen isn't always interested in pleasure reading
Sometimes, teens just aren't interested in reading. Maybe they are focused on their friends,
activities, or schoolwork. That's normal — give them some time, and keep lots of reading
material around the house. They will pick it up when they are ready!
Provide opportunity for ELLs to practice interacting with the text and identifying key
components of the text.
Giving the students to practice these skills will build confidence and offer many learning
opportunities. Practice activities can be done to demonstrate how to get information from the
expository text. For example, ask students to look for the main idea of a text, and then to explain
78
what "clues" they saw that supported their answer. Students might say things such as, "The main
idea is usually in the first paragraph." Or, "I saw the summary written on the side of the page."
Engaging the class in discussion about these key components will give all students a chance to
demonstrate learning.
Other strategies include:





Making predictions: One method is the Directed Reading-Thinking Activity (DR-TA), which
encourages students to be active readers. DR-TA is a process where the students listen to a brief
summary of the text, review a few key words or pictures, and then make a prediction about the
content of the text. As they begin to read the text, the teacher asks more questions about how
their predictions match what they're reading.
Word splash: Students receive handouts with key words and phrases from the text "splashed"
randomly across the page. The students spend some time making clusters of information that
goes together. They can do this by circling groups of words, highlighting them in different colors,
or drawing lines. The class discusses what they've learned from their clusters and what they
predict they will learn from the text. Once again, when they begin to read the text they should
make note of which parts of their prediction were correct and how they know that based on
"evidence" in the text.
Practice highlighting: Students can practice highlighting text on worksheets or by using this
method: Give each student a clear plastic overhead sheet and a "write-on/wipe-off" marker.
Have the student paperclip the plastic sheet to a page in the textbook and work together to
circle new vocabulary words and underline key points. The plastic sheets can be wiped off and
used again.
Margin bookmark: One way to allow students to practice making notes is by using margin
bookmarks. Prepare scratch paper "bookmark" strips that fit in the crease of the textbook and
within the margin of the print, or that can be attached to the outside margin using a paperclip.
Students can use these bookmarks to make notes in the margin. Give them specific tasks such
as, "Write the definition of one of the bold words in your own words," or "Write one fact, one
question, and one thing that is important for you to remember." Provide examples so that
students see how they can interact effectively with expository text.
Define the important information: As evidenced by those textbooks full of highlighting I
mentioned at the beginning of the article, if a student doesn't know what's important, then
everything is important. I like to have the students do an activity I call "Pack the Suitcase" so
that they can start identifying the most important information in the text. In order to do this
activity, give the students a short text (no more than two paragraphs) and a small envelope with
a picture of a suitcase drawn or glued on it. Pass out pieces of scrap paper and tell students that
they need to:
1. review the text
2. write "an important point" on each piece of paper
3. "pack" them in their suitcase.
Students can use as many or as few pieces of paper as they want. When the students are
finished, tell them they are going on a trip but that they packed too much — they must look in
their suitcase and take out half of their items. Students will really have to decide which items
(points) are most important to bring on the trip. Finally, have students "travel" to the other side
79
of the room and sit with a partner and "unpack" the suitcases. See if they have the same points,
and discuss any differences and how they identified what was important in the article.
Model "what good readers do" to get information from expository text.
As good readers, teachers sometimes forget how mystifying and overwhelming text can be for
students. I can recall many years of math classes where I looked around at my classmates in
puzzlement and wondered how they figured all the answers out! Looking at the textbook didn't
help me because I didn't understand what I was looking for. I believe ELLs ofent have a similar
experience, but if teachers model "what to do" when approaching expository text, ELLs will
become more successful readers.
Here are some strategies to try:





Think aloud*: Read an introductory portion of the text to the class. Pause to model what you
are thinking out loud, such as by describing what you know about the text. For example, a
teacher may look at a chapter with a picture of a volcano and bold words in the text such as
lava, magma, and geothermic. The teacher could say, "Hmmm … I see this picture of a volcano
and I notice bold vocabulary words. The words look very scientific and technical. I bet this will be
a reading about science. I think I will learn facts about volcanoes and how they work."
Demonstrate how to figure out vocabulary: As you come to new vocabulary words, pause and
think about how you can figure out what that word means. Show how you look for clues such as
commas after the word that contain a definition, or show how the word is related to something
else you know such as a root word or cognate in another language. Finally the teacher may want
to demonstrate how to ask someone next to you for help with the word, or refer to your
personal dictionary of new words that you've created for the unit.
Use a graphic organizer: Determine what you need to know in the text and show how to
complete a graphic organizer. Talk about how the graphic organizer will help you remember the
important information in the text. For example, if students need to determine the
characteristics of an active volcano vs. an inactive volcano, the graphic organizer can follow a
comparison outline and students fill in the correct information as related to the topic. Be sure to
emphasize that this kind of activity can be used in any classroom and with any content. The
student just needs to determine what they want to know and make an "organized picture" of
the information so they will remember.
Model "fix up" strategies*: Proficient readers know when they "missed" something or what
they are reading doesn't make sense. Developing readers tend to "just keep going" hoping that
eventually it will all make sense. Of course, this makes it much more difficult to comprehend the
content and it leads to frustration. Show students how you "double check" information when
you don't understand it or it doesn't make sense. Read a section of the text aloud — especially a
complicated portion — and stop to reflect. Say out loud, "What did I just read? That didn't make
sense. Let me go back and read it again." If it still seems confusing, ask the students for ideas
about how you could "check" your understanding of this information.
Determine if it's "In the Book" or "In my Head": In the Question Answer Relationship (QAR)
strategy students are taught to identify if information is in the book (literal) or in their head
(inferential). Teachers can demonstrate this by using questions to model how they figure that
out. For example, a literal question might be, "What are three characteristics of an active
volcano?" An example of an inferential question is, "Are volcanoes dangerous?" This can be a
80
very important skill to develop because many developing readers spend a lot of time scouring
the text looking for an answer that is not defined literally in the text.
Increase peer interaction with the content of the text in order to increase comprehension.
Giving students the chance to interact with their peers about new content will engage them and
offer more opportunities to practice talking, writing, and thinking about what they have learned.
You can do this with the following strategies:




Develop study guides to guide ELLs through content area textbook reading. Study guides will
focus student attention on the major ideas presented, and can include graphic organizers as
described above, key vocabulary, and guiding questions. These study guides can be very helpful
in preparing for final exams and students can use them to "quiz" each other. More advanced
students can develop their own study guides in partners or in groups.
Assign reading partners. Pair ELLs with friendly fluent readers. Ask partners to read aloud to
each other, alternating sentences or pages. After the first student reads, the other student
summarizes what they heard. Then the two partners switch roles.
Encourage student engagement. One strategy is the "Say Something" activity. Students take
turns reading aloud, and following the reading, each student 'says something,' such as asking a
question, making a comment, making a connection to something already read, or responding
personally to the text. The exercise also engages students as readers and gets them thinking
about the text. For ELLs, teachers may want to have a "phrase wall" displayed so they have a
sentence structure to begin their comments. Examples such as, "That reminds me of…" Or "Do
you know…" or "That's interesting because…"
Have students re-tell what they have learned. After students read a section of text, have them
re-tell it to a partner or write a few summary notes in their notebook and switch notes with a
partner. The partner can add notes, questions or comments to the author's notes.
http://www.adlit.org/strategies/19802
Question-Answer relationship (QAR) is a strategy to be used after students have read. QAR
teaches students how to decipher what types of questions they are being asked and where to find
the answers to them. Four types of questions are examined in the QAR.
They include:




Right There Questions: Literal questions whose answers can be found in the text. Often the
words used in the question are the same words found in the text.
Think and Search Questions: Answers are gathered from several parts of the text and put
together to make meaning.
Author and You: These questions are based on information provided in the text but the student
is required to relate it to their own experience. Although the answer does not lie directly in the
text, the student must have read it in order to answer the question.
On My Own: These questions do not require the student to have read the passage but he/she
must use their background or prior knowledge to answer the question.
81
Benefits
QAR empowers students to think about the text they are reading and beyond it, too. It inspires
them to think creatively and work cooperatively while challenging them to use literal and higherlevel thinking skills.
Create and use the strategy
QAR is a simple strategy to teach students as long as you model, model, model.
1. Depending on your students, you may choose to teach each type of question individually or as a
group. Explain to students that there are four types of questions they will encounter. Define
each type of question and give an example.
2. Read a short passage aloud to your students.
3. Have predetermined questions you will ask after you stop reading. When you have finished
reading, read the questions aloud to students and model how you decide which type of question
you have been asked to answer.
4. Next, show your students how find information to answer your question (i.e., in the text, from
your own experiences, etc.).
5. After you have modeled your thinking process for each type of question, invite students to read
another passage on their own, using a partner to determine the type of question and how to
find the answer.
6. After students have practiced this process for several types of questions and over several
lessons, you may invite students to read passages and try to create different types of questions
for the reading.
Notes:


Students may work by themselves, in pairs or small groups. Remind students that they should be
prepared to discuss and debate their reactions to the questions and how they figured out their
answers.
QARs require students to activate both literal and critical thinking skills. For students who have a
hard time thinking beyond the text, this will be a challenging task and will require a lot of time
to apply to their own readings. These students will need consistent practice in determining the
type of thinking the text is requiring them to do.
******THE BEST SITE I'VE FOUND******* http://www.adlit.org/strategy_library Many Many reading
activities and comprehension activities. This gives you the benefits of each one. BEFORE, DURING, and
AFTER ACTIVITIES.
Beginning level readers http://www.estrellita.com/
82
4teachers.org
Peer-Assisted Learning Strategy
Background
Peer-Assisted Learning Strategies (PALS) is a classwide peer tutoring program. Teachers
carefully partner a student with a classmate. The pair works on various activities that address the
academic needs of both students. Pairs change over time. PALS can be used across content areas.
Benefits
PALS does not require special reading materials and consequently enables teachers to use the
reading material of their choice. This offers teachers flexibility for incorporating PALS into
various content areas. More recently, this technique has been implemented as a strategy for ELL
students with LD.
The strategy provides direct opportunities for a teacher to circulate in the class, observe students,
and offer individual remediation. PALS therefore allows for differentiated instruction via having
partners work simultaneously on various teacher-directed activities.
Create and use the strategy
Create pairs within the classroom by identifying which children require help on specific skills
and who the most appropriate children are to help other children learn those skills. Each member
of the teacher-assigned pair takes turns being Coach and Reader. These pairs are changed
regularly, and over a period of time as students work on a variety of skills. Thus, all students
have the opportunity to be "coaches" and "players."
Teachers train students to use the PALS procedures. As the reader reads aloud, the coach listens
and provides corrective feedback. The PALS technique is designed to be a 25 to 35 minute
activity. It should be implemented 2-4 times a week for effectiveness. Award students points for
good reading and coaching.
ESL reading activities
http://www.eslflow.com/readinglessonplans.html
Spanish reading material and comprehension quizzes.
http://www.abcteach.com/directory/languages/spanish/reading_comprehension/
83
Spanish word games.
http://www.learn-spanish-language-software.com/games/index.htm
Descargar