Lección de la Escuela Dominical Pastor Hispano, Enrique Gonzalez La Iglesia Trinidad Bautista Arlington, Texas 05 de Mayo, 2013 Lección 6 DAVID Y GOLIAT (I Samuel 17:1-54) Objetos que se necesitan: Una honda como la de David, o dibuja una en el pizarrón. (El centro era casi un circulo, de un material tejido, 2 o 3 pulgadas de largo y dos lazos de 12 o 15 pulgadas de largo cada una – que salían de cada lado del centro.) Gis y pizarrón. Tu Biblia. Introduciendo la historia: En la Biblia (ensénales en donde a los niños) hay otra historia interesante. ¡Miren y escuchen! Diciendo la historia: En una montaña estaban parados los enemigos del pueblo de Dios. (Sin dar la espalda a la clase dibuje en el pizarrón lo que le estas explicando. Comience por dibujar una simple montana; y ponle figuras de palitos.) En la otra montana estaban los Israelitas. Entre las dos montanas estaba un valle y en medio de él había un arroyo. (Voltee y mira la clase.) Los enemigos de los Israelitas se llamaban Filisteos. Los filisteos habían entrado al país de los Israelitas. Querían comenzar a pelear con los Israelitas para poder apoderarse de una parte de la tierra de los Israelitas. Los ejércitos comenzaron a ponerse en fila para pelear el uno contra el otro. Entonces, salió del ejército de los Filisteos el hombre más grande que jamás habían visto los Israelitas. Este hombre estaba tan grande que no cabría por esa puerta (apunta a la puerta de la clase) sin agacharse. ¡No podría pararse derecho en este salón sin pegarse en la cabeza! Estaba grande, ¿verdad? Este hombre grande les dijo (pon tus manos alrededor de tu boca), “Escojan un hombre de ustedes para que baje conmigo. Si es capaz de pelear conmigo, y matarme, entonces seremos sus sirvientes. Pero si lo mato yo, entonces ustedes serán nuestros sirvientes.” Ya saben que los Filisteos no planeaban ser sirvientes de los Israelitas. Ellos pensaban que ese hombre gigante podía matar a cualquier hombre que se atrevía a pelear con él. Esta sería la manera fácil de pelear con los Israelitas. Los Israelitas escucharon a este hombre grande, de nombre Goliat. Empezaron a hablar entre ellos mismos: (Suena y aparenta estar asustada cuando les digas la siguiente conversación.) “¿Quién ira a pelear con este gigante?” “Parezco un niño junto a él.” “¿No hay nadie en este ejército que pelee con Goliat?” Nadie se ofreció a pelear con Goliat. Los Israelitas no podían olvidarse de él. Él les gritaba cada mañana y cada tarde por cuarenta días; durante este tiempo los Israelitas tenían miedo. El seguía retando a algún Israelita que bajara a pelear con él. Antes de que terminaran los cuarenta días, un muchacho joven – un adolescente – fue al campo de los Israelitas. Estaba cargando una carga grande – 10 barras de pan (muestra 10 dedos), una canasta de cereal (actúa como si estuvieras cargando una canasta) y 10 quesos grandes (haz un circulo grande con tus brazos). Su papa le dijo que les llevara todo esto a sus hermanos que estaban en el ejército, y que se diera prisa. Cuando llego David a esta montaña, le dejo las cosas a un soldado que se encargaba de las provisiones. Entonces David corrió a buscar a sus tres hermanos, y los encontró. “Papa me mando. Quería saber si estaban a salvo. También les mando mucha comida.” Mientras que hablaba David con sus hermanos, salió Goliat a hacer uno de sus viajes de costumbre para retar a los Israelitas. ¡Estaba muy orgulloso! David dejo de hablar con sus hermanos. El escucho a Goliat. Vio la aradura de Goliat – el traje que vestía. El vio su gran casco de metal sobre su cabeza. Vio que su traje estaba hecho de metal. Estaba tan pesado, que ni tu ni yo podríamos levantarlo. El cargaba una lanza grande. Tenía la lanza en una mano, y su espada a su lado y otro tipo de lanza atado a su espalda cruzando sus hombros. (Maestros, era una jabalina, pero los niños quizás no van a saber lo que es eso.) Había otro soldado con él. Este soldado estaba cargando su escudo. El escudo era casi del tamaño de Goliat. Imagínese ver este escudo caminando por el campo – probablemente los Israelitas no podían ver al hombre que lo estaba cargando. Hasta las piernas de Goliat estaban cubiertas de metal. Parecía como si nadie pudiera ganar una pelea con Goliat. Es decir, a todos menos a David. David escucho a Goliat amenazar a los Israelitas. Él dijo, “Yo reto a cualquiera de los Israelitas que bajen a pelear conmigo.” David dijo, “¿Quién se cree que es Goliat? Nosotros los Israelitas amamos a Dios y somos Su pueblo. Dios puede hacer cualquier cosa. ¿Piensa Goliat que es más grande que Dios? Yo puedo pelear con ese gigante Goliat, porque Dios me va a ayudar a ganar la pelea.” Alguien le dijo al rey Saúl lo que había dicho David. El rey Saúl dijo, “Traigan a David, que venga a verme.” David fue a ver al Rey Saúl. David le dijo al rey Saúl, “¡Yo puedo pelear con ese gigante! Dios me ayudo a matar un oso y un león que fueron a molestar a mis ovejas un día en el campo. Dios me puede ayudar ahora a ganar la batalla contra Goliat.” Saúl dijo, “Está bien David. Si tú crees que puedes pelear con él, bien puedes. Eres el único que cree que puede. Ten, ponte mi armadura.” David se puso la armadura del rey Saúl. (Finja estar poniéndose la armadura y actúa lo siguiente.) Pero el rey Saúl era un hombre más grande que el joven David. La armadura estaba demasiado grande para David. David trato de caminar y balancear la espada del rey Saúl. Pero David no podía moverse lo suficientemente rápido y no podía manejar la espada del rey Saúl. David dijo, “No tengo tiempo de practicar caminar y correr con esta armadura y no puedo manejar esta espada. Por favor, ¿puedo ir con mi propia ropa?” El Rey Saúl lo dejo irse así. Así que David fue a enfrentarse con Goliat. David estaba vestido igual como se vestía cuando estaba en el campo cuidando sus ovejas. Tenía una bolsa pequeña en su cintura y un garrote en su mano y se llevó su honda. (Levanta tu honda o dibújala.) Se paró en un arroyo, levantó cinco piedras lisas y las puso en su bolsita. Fue a enfrentarse con Goliat. Goliat vio que venía David. ¡David se veía tan chiquito junto a Goliat! Hizo que Goliat rugiera. Él dijo, “¿Soy yo un perro para que vengas a pelear conmigo con palos?” Maldijo el Filisteo. El dijo, “Ven aquí David. Les daré tu carne a los pájaros y las bestias te comerán.” (Diga esto con desprecio.) David le contesto gritando, “Este día el Señor me va a ayudar a matarte. Te matare y te cortare la cabeza. Todos los que están observando sabrán que Dios esta muchas espadas y lanzas para ganar una guerra. Dios puede hacer cualquier cosa sin ninguna ayuda.” Mientras que Goliat comino a encontrarse con David (camina con pasos grandes y exagerados para demostrar el tamaño de los pasos de Goliat), David corrió a encontrarlo. ¡Él era valiente! Él estaba confiando en Dios. David metió su mano en su bolsita y saco una piedra y la puso en su honda. Y la giro sobre su cabeza, soltó un laso de la honda y la piedra salió volando y le pego en la frente de Goliat. (Demuéstralo.) El gigante Goliat se cayó sobre su Rostro en el suelo. David no tenía espada. Corrió hacia Goliat, se paró arriba de él, y saco su espada de su vaina. Quizá tuvo que agarrarlo con sus dos manos para poder levantarlo y cortarle la cabeza a Goliat. Los soldados Filisteos habían estado observando a David y Goliat. ¡Se han de haber llevado una gran sorpresa! ¿No les dije que no habían planeado ser sirvientes de los Israelitas? Sabemos que no habían planeado que la pelea terminara así, porque en cuanto vieron que había muerto Goliat, se dieron la vuelta y comenzaron a correr de los Israelitas. ¡Los Israelitas corrieron detrás de ellos y ganaron esa guerra! Aprenda nuestro versículo de la Biblia: “Entonces dijo David al filisteo:…más yo vengo a ti en el nombre de Jehová…” I Samuel 17:45