UNA NUEVA OPORTUNIDAD PARA JULIETA Julieta era una joven botella de cava afincada en una lujosa mansión. Soñaba con ser artista y crear su propio grupo de rock. Su madre había sido camarera y su padre, el actor principal de muchos anuncios. Julieta estaba de paso en la ciudad y debía aprovechar al máximo su estancia, eso sí, siempre evitando tropezarse con los “antibientes”. Este grupo tan peligroso, era conocido por no aplicar la ley de “las tres erres”, pues ni reducían, ni reutilizaban y tampoco, reciclaban. Ellos eran los únicos que podían truncar los sueños de Julieta si llegado el día, la depositaban en el lugar incorrecto. Pasaron las fiestas navideñas y la joven botella se preparaba para partir hacia el contenedor verde y donde están los mejores conservatorios, teatros, exóticos restaurantes y divertidos parques de atracciones. Todo parecía perfecto, todo iba según lo previsto pero de repente, unas manos grandes se acercaron a Julieta y agarrándola como si nada, la depositaron en el contenedor de basura junto a numerosos desechos orgánicos que se sorprendieron al verla allí. Las cáscaras de huevo, los limones y los restos de un suculento pastel de berenjena le advertían una y otra vez, de que ella no podía estar junto a ellos. La joven no sabía qué hacer, estaba desbordada y sus sueños se esfumaban al tiempo que se lamentaba por ello. Pasaron unos minutos y el contenedor en el que había quedado atrapada empezó a moverse de un lado para otro. Todo le daba vueltas. Julieta estaba muy asustada a diferencia de sus compañeros, que parecían muy tranquilos. Repentinamente, un sonido estremecedor se acercó por su derecha al tiempo en el que unas luces intensas se reflejaban en su cuerpo, provocando que la joven no pudiera ver con claridad. Julieta empezó a gritar cada vez más alto mientras se elevaba para caer después, sobre una montaña de desechos que amortiguaron su caída. Ahora, todo estaba en silencio. Tras unas horas de viaje, Julieta llegó al vertedero municipal ubicado en las afueras de la ciudad y en el que vivían todos los desechos orgánicos. Se rumoreaba que allí también vivían numerosos productos reciclables que habían sido olvidados junto a sus sueños. Había bolsas que habían trabajado en conocidos supermercados de todo el mundo, pilas que habían sido utilizadas en mandos de distancia de última generación, balones de fútbol con los que muchos niños habían jugado y lo peor de todo, juguetes que ahora, nadie quería. Julieta estaba muy triste y con pocas esperanzas de convertirse en una famosa estrella de rock. Pasaron los días, las semanas y los meses y durante cada puesta de sol, Julieta cantaba una canción para llamar la atención de los que allí trabajaban. Pretendía que uno de ellos la escuchara y se diera cuenta de que ese, no era su lugar. Un día, llegó al vertedero un nuevo trabajador. Había luchado contra los “antibientes” en numerosas ocasiones y la alcaldesa le había ofrecido un puesto de trabajo en el vertedero. Allí, estaba segura de que él podría ayudar a muchos productos reciclables y devolverles así, su libertad. De nuevo y con la puesta de sol, Julieta empezó a cantar. Tres, que así se llamaba el nuevo trabajador, se acerco hasta ella y supo de su genialidad. Rápidamente, la deposito en el contenedor verde donde vivían los tarros, los frascos y las botellas como ella. En ese preciso instante, empezaba el sueño de Julieta. Organizó un concierto junto a otras botellas que había conocido en el vertedero. Su experiencia las unió tanto que formaron su propio grupo de rock y cuyo nombre mucho tenía que ver con el del vertedero en el que habían vivido. Su grupo se llamaba “Novertemas”. Han pasado varios días desde entonces y la joven botella no ha dejado de soñar, o eso al menos, es lo que dicen sus canciones. Ahora tiene un nuevo sueño, quiere ser maestra y sólo lo conseguirá si nosotros le damos, una nueva oportunidad. FIN