L a bruixa, refeta d e s o n esglay, va preguntar á la bella dama: -ii)ué vols d e mí? jvens á buscar algun embruixanient enérgicli? jvols ser estimada del q u i n o r' estima? ¿vals saber l o q u e 't reserva 1' esdevenidor? -Calla, iiisensata. T ú ' t pensas q u e d u r a la horrible nit, y ja somriii 1' aubada del n o u dia. N o viocli á demanarte auxilis ni secrets, sols vincli á trencar ta vara y á desfer ron etsís; tú rrpresentas 1' estancameni d e i' intcl-ligencia liumaiia, y jo lie donat lo crir d e Ai'nizt. -jQ~ré dius? jno perteneixes acás a la niiserable rassa humana? -Rassa miserable q u e 's va realsant gracias a m o n inipuls. J o vincb á inutilisar ron poder, :? arriiiiiar aquesra cova fatídica y á edificar sobre ella u n eleganr p ~ l a i i .J o vinch Q stistituirte, o h bruisa, perque jo mes q u e tú sé h o n t se troban l o verdader, lo be11 y lo bó. J o niiilor q u e ti1 donaré coiisells p e r l a vida y diré als homens ahont son l o dolor y la ditxa. N o ' m rodejaré d' inutils niisreris y de ridiculas farsas y probaré a b fets cada una d e las atirmacioiis ó ncgacions q u e jo fassa. J o parlaré en realitat a b Ias entranyas d e la rerra y a b los mes l l ~ i n y a n sesrels, a b las mes amagiidas plantas y a b los impalpables iiiiits, mataré '1s ódis y las venjansas, donaré '1 cap d e gracia al múnstre d e la guerra y vencere 1' atiétich, lo qunsi invencible riestí. Nruixa, cari nbatuda; lia arrivat la reva hora derrera; cau y r n o r y evaporn't al raig d e mos uils, coin S' evaporan las ombras d e la nit quaii lo sol s' aiseca en 1' liorisó. Y la vella briixa cau aterrada y feriiia d e mort, y rol retorcentse e n 1' agonía, pregunta á la noble dama : --¿Qlli ers tú q u e t e n s t a n d e p o d e r ? j q u í ets tú q u e vens á sustitiiirnie en rnon t r o n o ? Y la iioble dama respon : -So la Ciencia q u e ha de d u r á la hunianirat al parndis, a l espléiidir regne del ideal. NOMEN. ERMOSA, la más hermosa, Y arca santa d e mis dichas : Oye esa canción d e amores Ya q u e sola tú la inspiras, Y recíbela cual beso Que ese bardo te dedica, Al salir del h o n d o caos Redimido por tí rnisnia. Arites d e q u e yo supiera Cuanto valeii tus caricias, Confiiriiií el todo y la nada, L a ver,?aJ coii la mentira, La angiisria con el deleite Y la noche con el d i a ; Y al ver q u e los altos cielos E n los ii?ares se perdían, Y q u e el iiiar su ola juntaba Coii la arena d e 13 orilla, Creí q u e mar, cielo y tierra Con su esteiisiún infiiiita N o eran iiias ijue u n gran sepulcro O una inmelisidad vacía, Donde yo. ciial vil gusano Q u e entre la escoria se agita, Nací sujeto a: tormento De contar mis breves dias, ~ B i i s c a n d oel sér en la nada Y entre la niuerte, la vida! C o m o lira era iiii pecho; mas como tina rota lira Cuya caja no resuena Porqiie s ~ r scuerdas n o vibran, Y tan iiisensible el cuerpo P o r entonces yo tenía Qiie si iinpávido sufriera U n cerco d e lioiribles piras, I g ~ i a impresión l causaran E n m i carne entumecida Los Iiela<ios ventisqueros Q u e gota Q gota destilaii L a s grandes moles d e nieve Q u e e n los polos se eteroizan. .¿Quién soy yo?,, ine preguntaba, Y los ecos raspon~iían: a L a nada, que, revolvi4ndnse Eii la soledad, suspira Para ser algo e n el inundo Capaz d e sentir la dicha.> Y es q u e , sin tí, niña hermosa, Era yo, centella viva, Q u e , al cruzar p o r el espacio, Ignora a u n s u caida; E r a yo el cometa errante, Q u e al dejar sus huellas ígneas, N i sabe d e donde viene N i Iiácia donde se encamina; Era yo la ola soberbia Qiie por escupir ¡sacrílega! Al cielo, m u e r e deshecha A gran trecho d e la orilla, Y era, e n fin, el raudo S i m o u n , Q u e , con s u fuerza inaudita, N o advierte q u e , atropellado, REVISTA DEL CENTRO DE LECTURA Con sil marcha se fatiga, Y q u e , si todo lo aventa, T a m b i é n así se aniquila. Por esto, hermosa dcl alma Que á Venus causas envidia, E n esa canción d e aniores T e declara el alma mia, Que antes d e q u e yo supiera L o q u e vaieii tus caricias, Confundí el todo y la nada, La verdad con la mentira, La angiistia con el deleite Y la muerte con la vida. Mas coiiio este pobre cóntico Tíi y solo tii me lo inspiras, Ilerniosa, la m u y hermosa, Y arca santa de mis dichas, Recíbelo como un beso Que el pobre bardo te envía, Al salir del lioniio caos Reditnido por ti misma. Isioono FRIAS Fo~~a~lr~r LA MANO T R A D C C C I ~ N DE SCHADEBBRG. se puede decir de la m a n o ? ) ) dirá m á s d e u n o d e nuestros lectores. <<Aquíl a tieties esta m a n o , este miembro endeble d e u n cnerpo n o m u y robusto, tan antigua com el género hum a n o , tal como la tuvo el primer Iiornbre, y tal como la tendrá el último en la consumación d e los siglos. ( Q u é cosa tan siiigular hay q u e decir deeste pedazo d e cuerpo huiiiano? ¿ q u é maravilla puede habcr en está i n i a n o ? ~ Eclia u n a mirada en toriio tuyo, e11 ti mismo y e n las cosas de tu tieilipo y d e los tiempos q u e fueron ; y cuanto veas te dará una inlágen penetrante d e este miembro y d e s ~ i obras. s Reside en la m a n o del homble una grandeza portcntosa y enigmática. Ante ti se esiiacia el territorio donde moras. ( E n q u & esta'io se hallaria largos siglos atrás, ó como estiiba a ú n e n el tiempo en que, cn vez de esas plateniias canas, guarnecian t u rostro los negros y graciosos bucles d e la joventuti? ¿ Q u é tal se presentan á la vista las regiones d e America, pisadas apenas por el hombre, ó entre las d e los árabes y d e los kirguizes, en las orillas del Eufrates y en la cordillera d e los Urales? U n a maleza enmarafiada é infecta, donde i m p e r a la flIerza sin objeto d e indómitos ciernentos. Allá se esparcian sin contraste por la llanura las olas d e la corriente; allá se levantaba la ser r a n í a , tan antigua como la creación, guardando Q UÉ 5 en sus pefiascosas cQniaras los tesoros niinernles q u e le dió naturaleza. E l Iiombre penetra en aquella maleza intransitable, y con sus manos desmonta y allana el terreno. L a mano sehala los límites y los ánrhitos d e la propiedad. La mano arranca á l a selva el toro bravío, y lo amansa y domestica para convertirle en vacalechera. La mano echa las riendas sobre la cerviz del caballo altivo para qiir sirva al Iiombre con su veloci~iady fuerza. La mano aclara el bosque soiilhrio, mata, ahuycnta ó ani:~nsa á las alimafias q u e e n él se gtiarnecen, limpia el barbeclio, quebranta el terrón, siembra, fabrica nioradas, aldeas, pueblos y ciudades. La maiio hi-iide el peíiasco y manda á los tesoros ocultos y al betun salir d e sus recónditos lechos para q u e le a y u ~ i e ná trabajar sin cansancio e n este niurido. L a niano inanda á la corriente; y susoiiiias besan, i n t i r n i ~ ~ r a i i d las o , plantas del hombre para vivificar colonias enteras d e talleres ; sobre su terso y blando dorso lleva la nave de alas d e fuego al Océano. L a mano d e u n pobre ~ i i a g onies ancho . cánico coge el rayo del cielo y el rayo del soli y doblega á eiiirambos p3ra el servicio y recreo del 1iot11bi.e. La niano arroja puenies por encima d e los rios, y levanta cal7.adas por sus orillas, y carreteras por las serranias ; y altas chimeneas van atravesando con horrísono estruendo comarcas y nacioiies. La mano da nueva vida ; la enmaraíiada nialeza lia ti.:saparecido, extendiéniiose á lo lejos lozanos trigoles, y se levantan ciudades opulentas. L a mano es quien obró todo esto: y a u n hizo más, pues al mismo tiempo deja d e ser el lionibre una maleza, una fiera asquerosa y bravía. P o r medio iie la mano gana el hombre e n coiiipreiisión, eii claridad, en profundidad, en penetración y lrerinosura ; él busca, escudriiía y recoge representaciones, experimentos ; ideas, pcnsainientos y proyectos. La m a n o se levanta hasta el m u n d o invisible d e los espiritiis, afianza l o invisible, los pensamientos, lo q u e n o tiene forma, las obras abstractas del pensamiento y d e la iniaginación; y con escuadra y círculo, c.,n martillo y pincel, con balanza y medida, con colores, ~ i n c e l y palera, con lapiz y papel, y con todos aquellos miles d e medios auxiliares á quienes la misma mano iiió antes existencia, formn y capacidad para trabajar, da la mano á las ideas, en artes y cieticias, existencia corporea y represeiitación material en formas y figuras. La niano, también la m a n o sucia y callosa, te levanta altares para t u devoción y la cúpula d e tus catedrales; la mano escribe leyes para el sostén del órden social y para la sabiduría con q u e han d e ser regidos los pueblos y naciones; la m a n o apunta los preceptos q u e dictó ti1 conciencia para mantener la mo-