kaf 02 [ 42 Voces periféricas, anarquistas entre 1910 y 1955 1 Cecilia Rugna (Licenciada de Historia - FHUC/UNL) En este artículo presento sintéticamente y comento las ideas centrales de un estudio que realizara sobre el anarquismo argentino, más precisamente sobre lo que denomino la “segunda generación” de anarquistas, que desarrolla su actividad en el período que va del centenario de 1910 a la caída del régimen peronista en 19552. Estudio sobre los militantes anarquistas porque me atrae su concepto de libertad, ligado al de responsabilidad. Para los anarquistas todas las personas son responsables en su vida individual tanto de la acción como de la omisión. Siempre se es, entonces, sujeto con agencia. Además, seduce, en un primer acercamiento, una militancia verdaderamente atípica y exigente que tiene la libertad como máximo horizonte y utopía. Una filosofía política como la anarquista se manifiesta renuente a los tipos clásicos de militancia caracterizados por una gran organicidad, lealtades indiscutidas y fuerte verticalidad. Para bucear en estas problemáticas trabajé con fuentes de carácter biográfico y autobiográfico escritas por y sobre militantes anarquistas. Las obras son las siguientes3: Memorias. 1870- 1936, Una voz anarquista en la Argentina. Vida y pensamiento de Jacobo Prince; Memorias de un anarquista, Esbozo histórico-social de la Biblioteca Emilio Zola, Historia de un ideal vivido por una mujer, El proceso de Bragado. ¡Yo acuso!, textos sobre las vidas de Abad de Santillán, Jacobo Prince, Pascual Vuotto, José Grunfeld, Juana Rouco Buela y los militan- tes de la Biblioteca Emilio Zola de la ciudad de Santa Fe. A partir de estas autobiografías y biografías se realizó una aproximación a diferentes temas, como el tiempo destinado a la militancia, el itinerario político, el cómo se deviene anarquista (aprendizajes en las instancias públicas y privadas que influyen en esta elección), y a la historia del movimiento anarquista a partir de los recorridos individuales, indagando en el imaginario libertario. Estos sujetos de las autobiografías y biografías pertenecían a una segunda generación de militantes, diferenciados de la primera, la más estudiada y representativa. Esta segunda generación está signada por la declinación del movimiento anarquista, por su marginación y por la experiencia histórica del peronismo. El recorte temporal –esto es, 1910-1955– está marcado por la experiencia represiva de la época del Centenario y la clausura del primer peronismo por la “revolución libertadora”. El cierre de la época clásica del peronismo trae aparejadas consecuencias que ponen de relieve la marginalidad en la que se encontraban los militantes anarquistas como referentes de los sectores populares. El interés de historiadores e historiadoras se centró en un período determinado, 1890-1910 aproximadamente, que coincidía con el de esplendor del movimiento anarquista; y se circunscribía principalmente al anarquismo en el movimiento obrero. Entre los trabajos pioneros en esta temática del anarquismo se hallan los de Ricardo 1) Agradezco a Darío Macor y Hernán Apaza por la lectura y comentario de este artículo. 2) Resultado de este estudio es mi tesina: “Contar la militancia: autobiografías y biografías de militantes anarquistas en la Argentina (1910-1955)”, que he presentado para completar mis estudios en la Licenciatura en Historia de la Facultad de Humanidades de la UNL. 3) Las fuentes serán citadas correspondientemente en la bibliografía. kaf 02 [ 43 Falcón y Ofelia Pianetto, centrados en el desarrollo del movimiento anarquista en las grandes ciudades: Buenos Aires, Rosario y Córdoba. La disponibilidad de las fuentes que forman el corpus con el que trabajo, con características diferentes de las que utilizaron estos investigadores, habilitaba a responder a las preguntas que me interesaban, concernientes a la subjetividad de los anarquistas: las propias definiciones, las valoraciones de sus vidas, de sus experiencias, etcétera. La crítica de fuentes estuvo signada por la lectura de Espacio biográfico. Dilemas de la subjetividad contemporánea, de Leonor Arfuch (Arfuch 2007). En este libro aparecen conceptos que sirvieron de brújulas en el terreno particular de la narrativa vivencial. Arfuch utiliza el concepto de cronotopo del teórico literario y lingüista Bajtin para considerar cómo el sustrato temporal significa a la escritura de lo biográfico. Un ejemplo de esto podemos verlo en la autobiografía de José Grunfeld, que es una mirada retrospectiva y crítica de la militancia de un hombre de más de 80 años. “Más adelante conocí a Rogelio Barufaldi, cura de San José Obrero, en el barrio ‘La Florida’ al norte de Rosario, profesor universitario, espíritu amplio y solidario, autor de numerosos ensayos, poesías y cuentos, y que, además, ha dado forma a una comunidad de personas de diverso origen y situación económica. Conoce las debilidades humanas y muchas trastadas de los mismos creyentes; deja hacer en diversas actividades a los vecinos y actúa con espíritu libertario, abnegado y generoso, sin medir sus particulares conveniencias, porque dona casi todo lo que percibe como profesor para mantener la escuela. Es indudable que yo no volvería a pintar enormes afiches como los que hice en abundancia cuando era joven, mostrando curas gordos con bolsas de oro en sus manos. Sin embargo, pienso que seguiría diciendo lo mismo que dije en 1934, en un manifiesto contra el Congreso Eucarístico Internacional, alertando contra las pretensiones de dominar en las escuelas oficiales u otros aspectos sectarios. Por suerte, la Iglesia también se ha ‘agiornado’ y ahora se suma a las críticas contra el capitalismo salvaje y las políticas o los poderes privilegiados”. (Grunfeld, 2000:285) Otros conceptos que sirven para la interpretación de las fuentes son los de dialogismo e identidad narrativa. El primero pertenece también a Bajtin, para este autor todo discurso contiene en sí varios receptores y, por ende, varios mensajes, destinados a esa pluralidad de destinatarios –enunciados o no–. Todo texto conlleva un diálogo con una época, con un paisaje, con una lengua, con enemigos y amigos, etcétera. Identidad narrativa, concepto de Paul Ricoeur, alude de forma indirecta a la imposibilidad de escribir y/o contar toda una vida. Por ende, el sujeto que cuenta crea, decide y privilegia una historia, una identidad, en el repertorio de las muchas que representa. En el caso de mis fuentes, el eje que vertebra el relato es la militancia social. “Mucho he trabajado, y muchos inconvenientes he encontrado (…) pero a mis sesenta años de actuación, y setenta y cinco años de edad, aquí os entrego este nuevo hijo que he podido arrancarle a mi memoria” (Rouco Buela, 1964:125). Estos relatos de vida, en primera o tercera persona, hacen referencia a una subjetividad anarquista particular. Estas autobiografías y biografías locales (en Argentina) se engarzan al género “canónico” previo, conformado por las memorias de los teóricos del anarquismo europeo. Sin embargo, es relevante destacar que, como se ve perfectamente en las citas que utilizo en este artículo, no hay historia-ego aquí, sino que hay un justificar la identidad narrativa a partir de la militancia. Aquí hay individualidades, sujetos, actores y actoras pero siempre inmersos en un colectivo. Con relación a estas narrativas vivenciales, también es importante indagar sobre quiénes son las y los que escriben. Los militantes anarquistas provienen de los sectores populares, donde, en general, el libro, el hábito de leer y escribir, así como el espacio para la intimidad, son escasos si no es que están prácticamente ausentes. Que el universo anarquista tienda a ser un universo de lectoras y lectores, de escritoras y escritores, no es menor. La escritura y la lectura posibilitan el empoderamiento, dan lugar a la toma de la palabra. La búsqueda de una democratización en el acceso a los bienes culturales no puede ser desvinculada del concepto de libertad y/o autonomía que formaba parte del imaginario social de los anarquistas. La construcción de la subjetividad era imprescindible porque marcaba el camino para estos militantes de cómo vivir con libertad y autonomía, en la posibilidad de elegir, de optar. La libertad se “corporiza” con la lectura, como propiciadora de conocimientos, y con la escritura, como posibilidad kaf 02 [ 44 de relatar en primera persona, de no depender de las voces de otros. ¿Cómo leen estos varones y esta mujer la historia argentina, la historia de su militancia? Para ahondar sobre ello, recurro al concepto de discurso político que maneja Eliseo Verón, tomando de Bajtin la idea de polifonía discursiva. Según Verón, todo discurso político contiene en sí tres destinatarios: prodestinatarios (a los que se dirige positivamente el discurso), contradestinatarios (con quienes polemiza, discute, critica) y paradestinatarios (aquellos posibles de ser cooptados por el discurso erigido). En primer lugar, vamos a enunciar quiénes son los contradestinatarios en las autobiografías y biografías que me sirven de fuentes para después ver por qué se los considera de esa forma y qué características poseen que los determina en esos papeles. Los contradestinatarios son sindicalistas, comunistas, socialistas, la Policía, Uriburu, Perón, los líderes sindicales peronistas, el gobierno de Justo, el Centenario, la Iglesia Católica, etc. Hay que tener en cuenta que esto puede variar en función de las coyunturas. No es una cartografía estática, ahistórica de los “enemigos” de los anarquistas. En el pasaje que sigue está presente esta idea de que contradestinatarios “clásicos” no son considerados como tales en determinadas circunstancias. En lugar de estar midiendo la pertenencia a tal o cual organización, se valora la actitud de compañerismo/solidaridad, o la falta de ésta. En el caso de los comunistas: defensa puede ser tanto el ataque como conminar a otros a la no acción). Por izquierda, considero a aquellos movimientos, partidos, grupos que se definen sobre la base de la oposición y/o rechazo al orden capitalista imperante, cosa que, si bien los distancia de los grupos antes mencionados no los acerca entre sí: basta ver la heterogeneidad de ideologías y estrategias existentes entre anarquistas, socialistas, comunistas. La cita que sigue hace referencia al accionar de los comunistas en el contexto de la guerra civil española y muestra bajo qué parámetros definen a los contradestinatarios de izquierda como tales. “Es posible afirmar que las manifestaciones prácticas de apoyo desinteresado y sin cálculos mezquinos, fueron realizadas por libertarios, socialistas, sindicalistas de la FORA, de la CGT, de la USA y de innumerables gremios autónomos, como asimismo por varios sectores políticos que se pronunciaron abiertamente a favor de la República enfrentada a una rebelión militar reaccionaria. Se constituyeron comisiones para obtener donaciones en dinero o en especias, con la misión de enviarlas a la Península Ibérica. Los comunistas, como siempre, obraron con otro sentido. Sus propósitos eran obtener dividendos proselitistas, aumentar su influencia. La ayuda al pueblo español era un pretexto. En Rosario, formaron la Junta de Ayuda a la Reconstrucción de España, con el apoyo de varios empresarios que ya saboreaban los negocios emergentes de la ‘ayuda’ a “En la guerra civil española se conjugaron, por par- España, enviando mercancías después del desastre. te de los libertarios, las voluntades positivas de in- En sus primeras escaramuzas se gastaron gran par- numerables personalidades heterogéneas, cuya co- te del dinero recolectado para realizar gestiones en laboración no se rehuía ni se temía. Creyentes como Buenos Aires, parando en los mejores hoteles. Para Valespir, amigos como Océano Altolaguirre, volun- nosotros, que viajábamos en trenes de carga para tariosos como Álvarez y muchos más, incluso sacer- evitar gastos, esto era una manera escandalosa de dotes, dieron de sí, con generosa abnegación y sin despreciar el esfuerzo que realizaba la gente mo- cálculos mezquinos, todo lo que era dable esperar. desta que donaba algunos centavos privándose de Teníamos fe en nuestros semejantes; esto me auto- satisfacer necesidades propias. Estos abusos fueron riza a repetir que muy otra hubiese sido la suerte de denunciados claramente por nuestra parte. No falta- la lucha sin el siniestro ‘concurso’ de los émulos de ron ingenuos que consideraban que nuestra actitud Stalin”. (Grunfeld, 2000:205) era intemperante y producto de una rivalidad ideológica”. (Grunfeld, 2000:169) En cuanto a esta diversidad, yo los agrupé entre izquierda y derecha, entendiendo por derecha a aquellos grupos que tienen por objetivo defender el orden existente y sus intereses en la vigencia del mismo (la En los diferentes relatos vemos que no todo lo experimentado tiene el mismo nivel de significatividad para los militantes. Estructurando este contar aparecen marcas kaf 02 [ 45 más profundas, que denominaremos epifanías o turning points, entendiéndolas como los cortes que marcan un antes y un después en la vida de quienes relatan. Sin embargo, lo que marca de forma más nítida y fuerte los relatos de estos militantes es la presencia de los contradestinatarios de derecha radicales; estos establecen un quiebre con respecto a la historia anterior. ¿Qué quiero decir cuando hablo de marcadas diferencias de presencia en los relatos? Los contradestinatarios de derecha radicales son el Centenario, el uriburismo, el peronismo. En estas tres epifanías, los anarquistas aparecen como destinatarios de la violencia estatal, se trata de los tres momentos de extrema brutalidad contra los anarquistas: la clausura de los diferentes locales y sedes de la FORA, la aplicación de leyes marciales, de leyes de residencia y de defensa social, el encarcelamiento, las torturas, etc. Para poner sólo un ejemplo, citaremos a Pascual Vuotto –uno de los acusados inocentes del asesinato a un caudillo conservador, uno de los tres detenidos, inculpados, en lo que se dio en llamar el Proceso de Bragado. “¡Qué terribles son las horas de tormento que agobian al hombre víctima de torturas! (…) ¡Cuánta degradación humana se cubre bajo el uniforme de los torturadores y la toga de los jueces complacientes! (…) ¿Puede inmolarse a hombres por el solo hecho de soñar con un mundo nuevo? Nunca se podrán matar los ideales de redención humana. (…) ¿Hasta cuándo el hombre y la mujer, que no se resignan a la servidumbre, han de ser víctimas de persecuciones y torturas? En el juzgado de la Cámara Segunda en lo Criminal de Mercedes deben conservarse los tres relatos de las torturas sufridas. Mainini murió lle- lación de los anarquistas con el primer peronismo. Aún cuando el anarquismo sea estudiado generalmente hasta 1910, creo que el peronismo implica una epifanía central para el movimiento anarquista en particular y para la izquierda en general. ¿Cómo aparece caracterizado el peronismo en estas autobiografías y biografías? “La dictadura y ascensión al poder del general Perón reeditó los atropellos de Uriburu, ningún dictador permite una institución que, como la FORA, se rija por el sistema federalista, luchando sus organizaciones por los medios que da la acción directa, es decir, sin que el gobierno intervenga para nada en las luchas entre el capital y el trabajo, sino que obreros y patrones se entiendan directamente, sin dar lugar a dirigir, ni ser dirigidos, como sucede con el movimiento obrero de hoy, que más que obrero es un partido político en el que se encumbran algunos y del que se aprovechan todas las dictaduras de derecha y de izquierda”. (Rouco Buela, 1964:121) El peronismo aparece ligado al autoritarismo y la falta de libertad, a la claudicación a lo propio para acatar las órdenes del líder. Al ir concentrando los distintos registros, las diferentes voces de militantes sobre este período, hay una consonancia en el sentido de verlo como dictadura, como copia local de los totalitarismos nazifascistas. La representación del peronismo se vincula con el propio sentido que los anarquistas dan a la militancia. El peronismo es el reverso de los valores de la libertad, dignidad y moral. La cita de Bakunin que sigue sobre la libertad fundamenta por qué es tan radical el modo contra el peronismo. vando en su pecho los hematomas enormes producidos por los torturadores. ¡Cuánto dolor y cuántas “La condición negativa de la libertad es ésta: ningún horas de desesperación encierra nuestro proceso!” hombre debe obedecer a otro; no es libre sino a condi- (Vuotto, 1991:38) ción de que todos sus actos sean determinados no por la voluntad de otros hombres, sino por su voluntad y En todas las fuentes aparece la descripción, por parte de los militantes anarquistas, de experiencias de maltrato policial y de encarcelamiento. El hecho de que sean objeto de violencia estatal –también de la paraestatal, tolerada por el Estado– implica una revisión de creencias del imaginario colectivo que ligan indisolublemente el anarquismo a las acciones terroristas. Me interesaría aquí, sin embargo, centrarme en la re- por sus convicciones propias” (Bakunin, s/f:20). Y el sentido colectivo como única forma de puesta en práctica de la libertad contraría el puro individualismo por contraria al anarquismo. El anarquismo es una filosofía política de la construcción con otros solidariamente y en pos de la dignidad humana: kaf 02 [ 46 “Quiero decir esa libertad de cada uno que, lejos de detenerse como ante un límite ante la libertad ajena, encuentra en ella al contrario su confirmación y su extensión hasta lo infinito; la libertad ilimitada de cada uno por la libertad de todos, la libertad por la solidaridad, la libertad por la igualdad; la libertad triunfante de la fuerza brutal y del principio de autoridad, que no fue jamás sino la expresión de esa fuerza; la libertad que, después de haber arribado todos los ídolos celestes y terrestres, fundará y organizará un mundo nuevo, el de la humanidad solidaria, sobre las ruinas de todas las Iglesias y de todos los Estados” (Bakunin, s/f:23) En el libro La creencia y la pasión. Privado, público y político en la izquierda revolucionaria, la historiadora María Matilde Ollier plantea la resistencia que opusieron los “sobrevivientes” de la izquierda revolucionaria a las organizaciones en las que militaban. Al analizar el funcionamiento de las células con los testimonios de las historias de vida que esta autora construye, se repara en que esta tensión en la militancia se produce, entre otras razones, por el agobio de la estructura político-militar. Esta autora plantea de manera indirecta la dificultad de militar en libertad, el desafío que presenta el crear “instituciones” alternativas que no cometan los vicios, que no conlleven las tareas de aquello que se critica. Toda esta problematización expone abiertamente el tema del poder: ¿cómo escapar a la desventura entonces, es decir, al recurso de la autoridad? Sin embargo, plantea asimismo que, aún dentro de las organizaciones que tienen como meta la construcción del socialismo, que son críticas al capitalismo, también reproducen relaciones asimétricas, también se hace un uso arbitrario de la autoridad y un culto fanático a la misma. Esta crítica a la militancia de la izquierda revolucionaria permite entender dos cuestiones: el fuerte arraigo en las relaciones sociales de la desigualdad y la asimetría del uso viciado de la autoridad –que prohíbe, limita–. La primacía de este tipo de relaciones juega en contra de la posibilidad de asumir otras, más complejas y superiores, como las igualitarias. En segundo término, la noción del poder: ¿dónde se halla el poder? ¿El poder reside solamente en el Estado? El poder puede operar, circular y ejercerse en diferentes tipos de instituciones y organizaciones. El lema de las anarquistas feministas Ni Dios, ni patrón, ni marido, es elocuente de las múltiples formas que reviste el poder. En el caso de los anarquistas, es difícil decir terminantemente si fueron respetuosos de las decisiones de sus compañeros, si evitaron todo tipo de autoridad que fuera realmente nocivo para las agrupaciones, etc. Sin embargo, la tendencia con que estos militantes han sancionado el autoritarismo tanto en agrupaciones de izquierda como desde el propio Estado nos hace pensar que sí fue un eje al que atendían y temían. Además, este concepto de libertad operó fuertemente en cada libertario como guía moral inclaudicable. La disciplina aquí no provenía “de afuera” sino que era un acto voluntario y consentido. Para terminar, citaré a José Grunfeld haciendo referencia a los riesgos que entrañó para la militancia la excesiva autonomización de la sociedad a la que se pertenecía: “Algunos aspectos de nuestro ideario daban la impresión de que nos marginábamos de la sociedad, y que rechazábamos numerosas normas vigentes. Durante muchos años, los anarquistas nos negamos a contraer matrimonio por el registro civil, solíamos no anotar a nuestros hijos, no nos presentábamos a cumplir el servicio militar, y nos opusimos a aceptar las jubilaciones. Esto implicaba serias dificultades al militante y su familia (…) durante este período, bailar, adquirir un billete de lotería, practicar ciertos deportes, eran conceptuados inmorales. Sin embargo, conocí numerosos y abnegados compañeros que, como Ariscuren y Tristán Rodriguez, fueron modestos almaceneros en Rosario, tan generosos, hospitalarios como los mejores. (…) Hasta hubo policías, como Gutiérrez, que se incorporaron a la FORA. (…) Para no proseguir con detalles interminables, termino significando que los cánones que adquirieron en una época, por suerte superada, gran importancia, fueron muy elásticos e incoherentes, porque a los anarquistas, no obstante sentirse segregados y opuestos a la sociedad y sus usos, no les quedaba otro recurso que abonar alquileres, obtener pasaportes o documentos de identidad, cumplir tareas con remuneraciones para afrontar los gastos que demandaba la existencia. Creo sinceramente que esos puntos de vista y esos hábitos nos han producido dificultades innecesarias. Las bibliotecas, los locales y otras pertenencias de valor comunitario estuvieron expuestos a la arbitrariedad policial por kaf 02 [ 47 no inscribirlos dentro de los sistemas legales vigentes. Se elude la obtención de la personería jurídica para nuestras instituciones, que son un bien común, por prejuicios anacrónicos e inconducentes. Lo más correcto, creo, desde este punto de vista histórico es sentirnos inmersos en la sociedad en la que nos desenvolvemos y no despreciar sus instituciones, algunas de las cuales son útiles y necesarias a todos. Pienso que si actuamos en el seno de la sociedad con espíritu fraternal, haciendo uso de los derechos establecidos, estaremos en mejores condiciones de influir y lograr las modificaciones que conceptuemos oportunas para mejorar las estructuras institucionales, de conformidad a las necesidades de cada momento”. (Grunfeld, 2000:147-148) Bibliografía ABAD DE SANTILLÁN, D. (1977): Memorias. 1870- 1936, Planeta, Barcelona. ARFUCH, L. (2007): El espacio biográfico. Dilemas de la subjetividad contemporánea, Fondo de Cultura Económica, Buenos Aires. BAKUNIN, M. (s/f): Ideario. Folletos de “Tiempos nuevos”, Toulouse. CIMAZO, J. (1984): Una voz anarquista en la Argentina. Vida y pensamiento de Jacobo Prince, Reconstruir, Buenos Aires. FERRER, C (comp.) 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