para aceptar al otro es preciso realizar primero un proceso de

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Siglo nuevo
D
esde la infancia toda persona
aprende a utilizar mecanismos
de defensa para salir adelante
en algunas situaciones; un niño puede recurrir a la fantasía pensando,
por ejemplo, que papá y mamá son
invencibles, porque se llenaría de angustia tan sólo con imaginar que algo
pudiera pasarles. La finalidad de estos procesos mentales inconscientes
-no se piensa en usarlos, funcionan de
manera automática-, es minimizar o
mitigar lo que se percibe amenazante,
mantener a toda costa lo que representa la estabilidad emocional.
TENER EL CONTROL
Cuando una persona experimenta
el deseo de que alguien cercano cambie sus características “negativas”,
su proceso inconsciente está usando el mecanismo de la proyección,
es decir, está depositando en el otro
algo que le pertenece a sí misma o
a algún miembro de su sistema familiar a quien está unida genética y
emocionalmente.
Es muy común que el ser humano
intente modificar el comportamiento
de los otros, ya sea su pareja, algún
familiar o amigo, sin embargo, no
significa que sea lo más conveniente
para los implicados. La necesidad de
querer cambiar a los demás es una
forma de agresión porque no se está
respetando su derecho a ser auténticos ni su individualidad.
La necesidad de cambiar a los
demás oculta deseos profundos de
querer controlarlo todo bajo la máscara de creer saber qué es lo mejor
para el otro, de sentir que se posee
más experiencia y que, por ende, se
sabe cuál es el camino correcto para
el bienestar, cuando en realidad es
que quienes actúan de esa forma se
encuentran ante un conflicto interno no resuelto que no ha sido visto y
aceptado porque puede resultar doloroso o estresante.
Quien de verdad ama de manera
incondicional no tiene necesidad ni
PARA ACEPTAR AL OTRO ES PRECISO REALIZAR PRIMERO UN
PROCESO DE ACEPTACIÓN PERSONAL. ESAS CARACTERÍSTICAS O
HÁBITOS QUE SE SEÑALAN EN LOS DEMÁS, FORMAN PARTE DE LA PROPIA
PERSONALIDAD O HISTORIA FAMILIAR Y DEBEN SER RECONOCIDOS
deseo, de cambiar a los demás, cualesquiera que sean las circunstancias,
porque respeta y acepta a las personas tal y como son.
Si se pretende hacer cambiar a
una persona y esta es emocionalmente vulnerable, poco a poco se
irá aniquilando a su ser auténtico; la
manipulación a través de consejos o
sugerencias continuas puede llegar
a aplastar su voluntad y se puede
convertir en una persona con rasgos
dependientes, sentimientos de inseguridad y baja autoestima, que espera siempre que le digan qué hacer y
cómo lograrlo.
Otra consecuencia puede ser el
agotamiento psicológico de la otra
persona, que puede llegar a tal grado
que la hará decidirse a alejarse por
completo, esto si tiene los recursos
emocionales para hacerlo.
Ocurre también, en la persona
que desea que los demás cambien,
una detención en el desarrollo emocional, ya que se queda estancada
pensando que su bienestar depende
de los cambios externos, pues le resulta más cómodo señalar porque
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