Isla Negra 4/164

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Isla Negra 4/164
Ca s a de poesía y literatura s.
-Enero 2009suscripción gratuita. Lanusei,Italia. Dirección: Gabriel Impaglione.
Publicación inscripta en el Directorio Mundial de Revistas Literarias UNESCO
revistai slane gr [email protected]
http://isla_negra.zoomblo g.co m
Gabriel Impaglione
Argentina
Y va la bala y la bala va y siempre va, entonces se cae,
se cae se cae se cae se cae y se vuelve a caer
hasta que sale la piedra, la piedra sale y sale la piedra
y luego la bala viene y va la piedra y viene la bala,
la bala va, junto a la piedra, y se cae, y se vuelve a caer.
Movimiento contìnuo de la bala y la piedra y la muerte
que va y que viene, la muerte con la bala y con la piedra.
Y la tierra que mira verdugos, desterrados, y mira
la tierra, sòlo puede mirar, y parir piedras y beber
la sangre que cae por la piedra y la bala y la bala y la bala
hasta que pueblos y balas y piedras agotando muerte
se vuelvan contra los cinco generales que nunca
caen, porque no caen los generales, los generales no
caen, ni caen Sus Encorbatadas Señorìas que pagan y
ordenan muerte y bala y bala y muerte y muerte y bala
y entonces la tierra y las piedras y las balas
haràn Justicia.
Manuel del Cabral
Repùblica Dominicana, 1907-1999
Islas de Azúcar Amarga
¿Ves aquel mar salpicado de
islas? Cuando el huracán respira,
¡cómo tiemblan aquellas
pequeñitas Américas!
Islas: erizos de cañas,
de cañas tan ciegas que...
que en el filo que las hiere
ponen miel.
Llora diabético el árbol.
¡Como que el árbol también
ya sabe que endulza el filo
que habla inglés!
Hoy que la Tierra en la voz
ha crecido un poco más.
¡Alguien puso en las Antillas
tanta miel para su mal!
Juguetes de geografía
con que juega el Huracán...
Islas del Mar del Caribe:
no parece que fue Dios
quien las puso en ese Mar.
1
Hoy algo pasa en el aire.
Telegramas, y algo más.
(Por el aire de Manhattan
se ven las islas pasar).
Negrito que tiemblas triste,
tú desgranas el collar
de aquellas islas, tu boca
lo echa al viento en un cantar.
Un canto que cruza el agua,
un canto que cruza el mar,
y abre las puertas de carne
que no están de par en par.
Negrito remoto y blanco,
eres la tierra tal vez,
que sale a cantar su pena,
su pena por ser de miel.
Si con las manos que tienes
sembraste un millón de cañas:
¿De dónde te sale, di,
una canción tan amarga?
Mira tus islas de azúcar,
el mar les pone un anillo
para endulzar sus espumas,
pero les da cien caminos...
Cien caminos. Y tus islas
las echa al viento un cantar,
¡El mar les dio cien caminos
amargos como su sal!
Sube la tierra sus venas,
sangra el árbol, y algo más...
Islas de azúcar tan triste,
duele más tan dulce mal.
Juguetes de geografía
con que juega el Huracán...
Islas del Mar del Caribe:
no parece que fue Dios
quien la puso en ese Mar.
Negrito de las Antillas
que en el barrio nació ayer.
Llorando vino a la vida,
llorando se irá también.
Negrito remoto y blanco,
echa al viento tu cantar:
el que desgrana el collar
de aquellas islas que tienen
tanta miel para su mal.
Carlos Drummond de Andrade
Minas Gerais, Brasil - l902-1987
Elegía 1938
Trabajas sin alegría para un mundo caduco,
donde las formas y las acciones no encierran ningún ejemplo.
Practicas laboriosamente los gestos universales,
sientes calor y frío, falta de dinero, hambre y deseo sexual.
Héroes llenan los parques de la ciudad en que te arrastras,
y preconizan la virtud, la renuncia, la sangre fría, el concepto.
La noche, se neblina, abren paraguas de bronce
o se recogen los volúmenes de siniestras bibliotecas.
Amas las noches por el poder de aniquilamiento que encierra
y sabes que, durmiendo, los problemas te dispensan de morir.
Mas el terrible despertar prueba la existencia de la Gran Máquina
y te repones, pequeñito, en vista de indescifrables palmeras.
Caminas entre muertos y con ellos conversas
2
sobre cosas del tiempo futuro y negocios del espíritu.
La literatura destruyó tus mejores horas de amor.
Al teléfono perdiste mucho, muchísimo tiempo de sembrar.
Corazón orgulloso, tienes prisa en confesar tu derrota
y aplazar para otros siglos la felicidad colectiva.
Aceptas la lluvia, la guerra, el desempleo y la injusta distribución
porque no puedes, solo, dinamitar la isla de Manhattan.
Traducciòn Carlos Sànchez
Leonel Rugama
Nicaragua- 1949- 1970
Como los santos
Ahora quiero hablar con ustedes
o mejor dicho
ahora estoy hablando con ustedes.
Con vos
con vos tunco carretonero
con vos estoy hablando.
Con vos carbonero
carbonero encontilado
vos
vos que llevás ese cipote
enganchado
sobre el carretón
y lo llevás sosteniendo la lata
y todo encontilado.
Vos amarraste una vez
hace tiempo
un trapo
un trapo acabado de lavar
todo ajado
ajado y niste
y que lo amarraste en uno de los brazos del carretón
para secarte el sudor
y la tierra
y el tilde
y todo revuelto
y el trapo
está mugroso
y hasta echa un olor agrio
que vos lo sentís de viaje
cuando te secás la cara
o el pescuezo.
A vos te hablo
a vos que te suben el rango de la miseria
cada vez que te sale otra tira guindando del pantalón
vos que sos marca mundial
en el récord de los ayunos
¡qué cuarenta días!
¡y qué cuarenta noches!
A vos que se te asoma
curioso el calzoncillo nacido
por todo lo roto del pantalón
y hay gente que sale a la puerta
y que se pone a reír
hasta que doblás la esquina
chapaleando tufo
y seguís empujando
y con las rodillas peladas
y con el pecho consumido
y desnudo.
Con vos estoy hablando
3
con vos mismo
sí, sí
a vos te digo.
Con vos también
aseado chofer particular
engrasado taxista
camionero polvoso
busero gordo
soldador borracho
zapatero remendón
judío errante afilador de cuchillos
de hachas
machetes y tijeras
con todos los vende sorbetes y raspados
y con todos los vendedores ambulantes.
Con vos también
cipote vende chicles
y con el otro
el que vende bolis congelados
y el que vende gelatinas
y también con el de la bolsa de confites de coco
y con el de la bolsa de leche burras
y con todos los lustradores vulgares
(aunque digan que más vulgar es mi madre)
y también háblenle a los ciegos
a los ciegos que piden limosna en las paradas
y a los otros ciegos de guitarras o sin guitarras
(y a los proletarios de la música)
y a los tullidos de toda clase
y a los tísicos del estadio
y a los mudos y sordos de nacimiento.
Pásenle la voz a los basucas
y díganles que vengan
llamen a los chivos sifilíticos
y a los rateros
y a los busca pleito en las cantinas
en los estancos y en los putales
tráiganse también
a toda la mancha de vagos
a todos los vagos de todos los barrios
que ahorita están jugando janbol
y si no desmoche
aunque se quede el que tenga mico doble
que se vengan todos los demás
y aunque estén esperando con dos embolones.
Que se vengan todos los que están bateando
y los que están sirviendo
que se deshagan las apuestas
y que vengan
y que bajen las pandillas de todos lados.
Extraído de: http://www.patriagrande.net/
Luis Alberto Crespo
Venezuela, 1941
Confesión
Nada tengo que ver con la ceniza
no soy de los suyos
ni de su justicia
Si uso su nombre
es para ocultar que viví
Me gusta sí recorrer su camino
4
que sabe adónde vamos
pero no el color de su viaje
no su polvo
que es de corazón afuera
Y amo su jardín
-su flor suelta imaginariaporque queda lejos.
Luis Rogelio Nogueras
La Habana, Cuba- 1944-1985
Ama el cisne salvaje
No intentes posar tus manos sobres su inocente
cuello (hasta la más suave caricia le parecería
el brutal manejo del verdugo).
No intentes susurrarle tu amor o tus penas
(su voz lo asustaría como un trueno en mitad de la noche).
No remuevas el agua de la laguna
no respires
para ser tuyo
tendría que morir.
Confórmate con su salvaje lejanía
con su ajena belleza
(si vuelve la cabeza escóndete entre la hierba).
No rompas el hechizo de esta tarde de verano.
Trágate tu amor imposible.
Ámalo libre.
Ama el modo en que ignora que tú existes.
Marcia Frazão
Brasil
Quatro primeiros dias
de ser e tempo velados.
Caminhos que não levam
a nenhuma parte
- exceto ao passado -.
O futuro incerto
de certo não tem nada.
O tempo.
O ser.
Dois garotos levados,
transviados
pervertidos
inesperados.
Queimados de sol
encharcados de chuva
me esperam na esquina
que dobra numa curva,
desvia numa encruzilhada,
não entra à direita
e segue em reta
- a perder de vista -.
Quatro dias primeiros
de um namoro tumultuado
que começa as time goes by.
Miltos Sajturis
5
Grecia
La cabeza del poeta
Corté mi cabeza
la puse en un plato
y la llevé a mi médico
-No tiene nada, me dijo
está simplemente afiebrada
arrójela al río y veremos
la arrojé al río junto a las ranas
entonces se movió cielo y tierra
comenzó unos cantos extraños
a crujir y aullar terriblemente
la recogí y volví a ponerla en mi cuello
vagaba enajenado por las calles
con una cabeza de poeta verde y hexagonal
Transcripción de Poesía Griega Moderna- Selección y traducción directa del griego: Horacio Castillo, Buenos Aires, Editorial Vinciguerra, 1997.envio patricia damiano
Graça Pires
Portugal, 1946
Memórias de Dulcineia X
De tão longe me tocaste.
Ou foi a tua sombra
que dançou
na minha sombra?
Podia ser de júbilo
a linha do teu rosto
quando soletraste
a rebeldia dos sonhos
e te fizeste errante.
Agora o sonho
é também o meu exílio.
E muito mais me perturba
o luto do olhar
do que a boca
ferida de silêncio.
Pablo Mora
Venezuela
Empezamos
Empezamos midiendo con la mano
el patio, el cielo de la antigua escuela;
ahora solamente sopesamos
el llanto de la muerte en pie de guerra.
Cuando niños jugamos al castillo,
los sueños se mecían en las sienes,
diciembre —lumbre en colosal niñura—,
algo mejor para el mañana ignoto.
De nuevo niños —el reloj del tiempo—.
¡Que nunca se nos nuble el horizonte!
¡Que nunca más la nieve se enrojezca!
Ante el niño fundido en la trinchera:
¡Menos fuerza, Señor, para la guerra
y más valor para fraguar la paz!
6
Andrè Cruchaga
El Salvador
Ojos que ven al mundo
Ojos que ven al mundo. Ventanas efímeras.
Ojos del cuerpo y sin embargo, ciegos, cerrados
Como esa puerta de la soledad y el olvido.
Un día los hirió el ámbito de la luz —el tiempo
Caído del calendario, los paraguas del árbol,
La forma deshojándose del anhelo, el tallo del aire
En una noche sin espejos: —ojos ciegos al fin
Sin la eternidad de los pájaros en el paisaje.
Ojos ciegos en el arco de los sueños, tendidos
Sobre la fuga de las puertas: el horizonte
En la demencia intangible del alma. —Ojos ciegos
En esta conciencia confusa de barcos y pabilos.
El espejismo es un jardín sin agendas, pedazos
De insólita insurgencia, insólito papel en pequeños
Huecos donde el miedo o la nostalgia vacilan.
—Ojos ciegos como el agua oscura de las sombras,
El café copado por el instinto de la sangre,
Ojos inservibles pudriéndose en la puerta
Y sin embargo húmedos en el sótano de su concavidad.
Cerrados han sido por la boca del sueño, ciegos
Ríos goteando su aliento, calles donde aletea
La tortura y el tul de la espina seca y la nube
De ceniza en la mesa. —La mirada no mira el horizonte:
Estación acaso irreal, disuelta oscuridad asediada
Por el cuerpo que no cesa en su árbol de olvido.
—Ojos que ven a este mundo en decadencia
E iracundia —respira la cripta en su punzón
De cemento y piedra, respira la boca sagaz,
Gime la infancia ante la perpetua beligerancia,
Nos sacude la pólvora con su rugosa pulsión:
—¿hasta cuándo seremos muerte perpetua:
Voluntad gratificante del semen de otros, ciegos
Hombres amaestrados con panes de nitroglicerina?
¿Qué horror vivo baña el sueño, sádico, amaestrado
Espejo de un fuego de víctimas y raleados poros?
—ojos ciegos, —los míos, tuyos— en esta caverna
De fin de año donde la pólvora se extiende
En los manuscritos de la sangre. Altar
De muertos en los episodios del estiércol.
Las manos siguen cerradas frente a las ramas
Del dolor: —ojos sin cuerpo, en una cárcel sin párpados;
Sólo existe el espanto y el reflejo caníbal
De los cuchillos en su diluvio de pálpitos castrantes.
—Ojos huérfanos en cuerpos fantasmas. Ojos
Sin lágrimas de tanta lágrima derramada en ese hostal
De la saliva donde la transparencia junto al sueño
Se hacen invisibles. El nuevo año nos trae ventanas
Con gusanos y persianas de otra gran noche gimiente.
—Ojos ciegos, intransitivos, —sin jabón—
En la conciencia. Irascible futuro abriendo su hocico
Como un felino oficiante de la carroña.
—Y ya no digo más, porque el tiempo que nos viene,
Es la noche misma con sus múltiples cicatrices.
Ojos que ven al mundo. Ventanas efímeras.
—ojos en el abismo del fuego que los perfora:
7
Ojos ciegos…
Barataria, 30.XII.2008
José María Pallaoro
Argentina
Los pájaros de la vida
Sólo algunas estrellas guían
a la pequeña pasajera
que dentro de un soplo besará
al hombre
en la playa encendida
para que los pájaros de la vida
canten
canten
junto a tu pensamiento
que canta
Galel Càrdenas
Honduras
Patria insobornable
Patria plena, firme, sustancial. Verbo que llena las arterias. Diamante que fulge en las entrañas como un sol vivo, tenaz
y silencioso. Integra luz que alumbra la inocencia, la culpa y los deberes.
Fronda del amor total. Primero y último abrazo. Sendero y selva que no fenecen. Orgullo del vástago primigenio.
En ti, Patria, nace y crece la historia, pedernal insobornable. Espada siempre deshojada nunca marchita.
En este camino, este valle, aquel peñón, en la llanura que los ojos devoran, allí pisaron con bota y pie desnudo, los
arcanos.
Yo soy la extensión de tu nombre, en mi ser la huella de un patriota se petrifica. La palabra del benemérito se convierte
en mármol. La herida del sacrificado se vuelve fuente del dolor. La bandera desplegada es antorcha permanente.
Nada en mí puede ser más cierto que tu esplendidez, más verdadero que la flor nacida en tu vasto y fragante jardín, más
fresco que el agua donde bañaron los abuelos en el confín de un río que torna siempre a su mismo sitio.
Nadie puede sustituir tu beso ni tu rostro, ese corazón que es diáspora y brasa en la vena infinita; porque en tus labios la
comunión de los pájaros, de los riscos, de los niños, de los frutos se vuelve arcilla tierna, sabiduría inagotable, ofrenda
temblorosa.
Que nadie ose levantar su puño contra el pedestal que eleva tu virginidad vital. Caiga sobre tus traidores el filo que haga
rodar cabeza, alma, lengua y pecado tenebroso.
Ni con el roce de la luz te ofendan el hijo pródigo, el maldito o la rosa fementida del extraño
Cecília Meireles
Rio de Janeiro, Brasil, 1901- 1964
Cancão
Nunca eu tivera querido
dizer palavra tão louca:
bateu-me o vento na boca,
e depois no teu ouvido.
Levou somente a palavra,
deixou ficar o sentido.
O sentido está guardado
no rosto com que te miro,
8
neste perdido suspiro
que te segue alucinado,
no meu sorriso suspenso
como um beijo malogrado.
Nunca ninguém viu ninguém
que o amor pusesse tão triste.
Essa tristeza não viste,
e eu sei que ela se vê bem...
Só se aquele mesmo vento
fechou teus olhos, também...
De Viagem (1939)- Envio poesia.net, Nro 260(Carlos Machado)
Pedro Shimose
Riberalta (Beni), Bolivia, 1940, radicado en Madrid.
La Vida Me Está Matando
Ya no me persigue el terror político
con su rayo láser,
ni los prójimos me aman
con su palo y su picana eléctrica.
Ya no me ofende la Declaración Universal
de los Derechos Humanos,
ni la bomba me quita el sueño,
ni siquiera los disparos
de una guerrita en Africa o Europa,
¡qué más da!
Caen los muros,
crecen los lamentos.
Y el odio vuelve
con sus ángeles violentos.
El Sur sigue donde estaba.
No nos portamos mal
(es evidente)
y todos tan contentos,
constitucionalmente.
Esta vida me sobra
con su nicotina,
con su infarto y su cáncer,
con su miedo al sida y las jeringas.
Sólo el amor
y la poesía
pueden ser míos
cuando a nadie parece ya importarle
el amor
y
la poesía.
Santiago Risso
Perù
Lautaro
Lautaro, el de la enorme y sillar nariz,
que todo lo olía y fuese aprendiz,
vino, con la vela de su enorme cartílago,
navegando en olfato del Sur.
Lautaro, marinero, cuando no
apagó el fuego maquinó el tren.
9
Lautaro marino, conductor ferroviario
bombero, vendedor de figurillas y cromos,
sobre el lomo de su volkswagen turquesa
o un tren de hielo azul
San Jorge lo guió por mil rutas.
Y su intuición por la propia nariz.
Lautaro, mainel de rencillas, órgano
de corazón pulmón,
frente al horizonte,
siempre suspiró de perfil.
Entre el polvo, ahora,
no te hallo Lautaro,
tan pulcro, anís.
Quién ahora, Lautaro,
maquina el manubrio del tren,
quién revuelta, ahorita,
el ojalillo, la remendez,
la calesita, la testa
de mi niñez.
César Dávila Andrade
Ecuador - 1939
La casa abandonada
(Entré al atardecer, con sol perdido)
El patio lloraba una estatua vacía.
Profundos caballos de polvo viajaban
hacia los lugares más vagos del moho.
Un hoyo remoto pasaba a la nada.
El vacío entraba con sus muchedumbres
y con sus inmensas campanas ya mudas.
Oí un paso dado en otra centuria
y vi en una cisterna el muñón de mi alma.
Un viento blanquísimo dormía doblado
en un seco lienzo de aves olvidadas.
Un reloj yacía en ácidos profundos
y el peso de un pájaro recorría el muro.
Una niña muerta soñaba en un cuento
dicho desde una alta ventana de niebla.
Hacia atrás viajaba un abecedario,
los días antiguos eran los primeros
por una pequeña compuerta de naipes...
(En un muro blanco, hallé esta leyenda:
"El 7de marzo murió María Eugenia").
Arriba en la tarde flotaban avispas
con lámparas llenas de azufre y de trigo.
Arriba en la tarde.
Y no era yo mismo el que había vuelto.
Era un extranjero al que a veces lloro
y en el que ya he muerto...
Jaime Saenz
10
La Paz, Bolivia. 1921 - 1986
Eres Visible
Permaneces todo el tiempo en el olor de las montañas
cuando el sol se retira,
y me parece escuchar tu respiración en la frescura de la sombra
como un adiós pensativo.
De tu partida, que es como una lumbre, se condolerán
estas claras imágenes
por el viento de la tarde mecidas aquí y a lo lejos;
yo te acompaño con el rumor de las hojas, miro por
ti las cosas que amabas
-el alba no borrará tu paso, eres visible.
Fernando Luis Pérez Poza
Pontevedra, España
Teatrema, Acto I, Escena I
¿Cuántas palabras no escritas esconde el aire? Se amontonan, perdidas, en vagones de humo, en un tren de color que
desnuca el llanto y amasa bolas de caramelo. ¿Hacia donde viaja el eco cuando no se oye? ¿Con qué alas vuela el
trueno? ¿De qué boca hurtó la sonrisa el viento?
Recuerdo que escribía cartas y la voz era tinta transparente, éter en celo. Llovía paisaje en los ojos y el botín de la tierra
trepanaba el cráneo del universo. Así eran las rejas. Tan inmóviles que se movían al compás del reo, como un cadalso
de burbujas secas.
Ella era flor submarina, prisionera del agua que la mantenía viva. Sueño destilado de amargura muerta, luna clueca de
rostro destronado. Mis dedos, distancia inabarcable, sombras sin cuerpo que mutilaban el instante.
La muerte esperaba al otro lado del espejo, en la vitrina del olvido. La oscuridad era luz negra subida a un eclipse de
silencio. Estaba allí, aunque él no la comprendiera. Allí, como una escalera larga de caracol orientada hacia el abismo,
como un vasto pasillo de infinito llamándolo a gritos: -¡Eh! ¡Eh!- Y solamente a ella le hacía caso, sin saber qué era
aquello a lo que respondía.
Del libro "Teatrema o poema en cuatro actos"
Erick Sarmiento Fernández
Lima, Perù
Transeunte incorporado
Llapantan ccahuany, lo veo todo,
Y lo que no, lo siento,
Lo siento en los poros saturados de escombros:
Aliviados de una pena injustificable
Cruzan umbrales desolados, compungidos,
Adentrándose en silencios voluminosos, taciturnos.
Exponen secuelas hirvientes, monótonas:
Acelerando sus figuras anoréxicas
Con un rayito de esperanza.
(A lo lejos todos somos invisibles)
Al final, el mismo susurro de suela
Sigue rondando en mi cabeza.
Norton Contreras Robledo
Canela, Chile, 1948
Las cuatro estaciones - Amor
Estrellitas y soles,
ternura suspendida
a los pies
del claro de luna.
Tú…..
11
Yo…..
Conjugados
en el verbo
génesis
continuidad
costilla perpetuada
en la eternidad
tiempo
espacio.
La serpiente
vistiendo de flores y guirnaldas
el manzano
en la región
mas transparente
del
Edén.
Nota: Del proyecto de poemario Poemas Peregrinos.
Mariana Botelho
Padre Paraiso, Brasil
Os olhos de meu pai
os olhos do meu pai fincaram em mim duas colunas de óleo negro
buscando retalhos de amanhecimento
em vão
nada digo
que seja digno de claridade
poesia.net- www.algumapoesia.com.br
Marjorie Ross
Costa Rica
Canciòn de cuna para una noche amarga
I
En Colombia, hijito mío,
en las selvas del Vaupés,
a los indios chiquitos
los compran a diez.
En Colombia, hijita mía,
en las selvas del Vaupés,
es buen hermano el cauchero:
porque la sal no se pudre
y siempre se pudre el dinero,
por eso paga a las indias
por un indiecito muerto
por diez indiecitos muertos
por cien indiecitos muertos,
medio puñado de sal,
porque la sal no se pudre
y siempre se pudre el dinero.
En Colombia, hijitos míos,
en la vecina Colombia,
en las selvas del Vaupés,
marcan a los indios
igual que a la res.
En las selvas del Vaupés.
Alfredo Lavergne
12
Valparaíso, Chile, 1951
Señores dirigentes “gauchistes”
Amigos. Viajeros de esa melancólica liberal
Perezosos que acurrucaron su extinción en este dedo
Monos de culo colorado que esconden la cola
Hojas del derecho reservado a la teoría
Almohadas que visitaron usinas en huelga
Estadio de la rima de lucha con ducha
Algas representantes de hijos decadentes
Turbios sofistas del fabricador de humillaciones
Compañía del idiota del sindicato
Monumental vitrina del gene inadaptado
Estafadores de representación.
Imágenes de imágenes.
Egos alrededor de una luna desapercibida
Báculos de la prehistoria social
Bailarines del eje de 14 quilates
Clavos en el patíbulo parlamentarista.
La poesía los observa
Ve pasar la marcha de los que firman peticiones
Al rey azul y al rojo cereza
Cortando los últimos suspiros de sus iglesias.
Márcio Almeida
Brasil
Matracas
Matracas são maracas sacras,
gritos para dentro, agônicos
estalos secos, vozes magras
de luto, motetos monotônicos.
Avisos de que suas carcaças
arremedam a paixão do horto.
A eternidade está sem graça.
Deus é a vida. E está morto.
Alcira Fidalgo
Argentina. desaparecida en 1976
Hace meses que los aguardo
a la sombra de una piedra.
Fija la vista en el horizonte,
atento el oído,
tenso el cuerpo, la espalda lista.
Y no llegan.
¿En qué lugar de este mar
de arena y sol
se han perdido?
¿Dónde están?
¿Dónde están mis molinos de viento?
Extraído de "Palabra Viva" Editado por SEA y CONABIP en el año 2005
Alejandro Mora
Cuba
Un mundo nuevo
Yo vi una mano al Sol, clara, tendida
como el humo ligera, como el humo
con las puntas abiertas, con las puntas
13
al Sol hundidas, la naciente mano.
La gran mano del cielo, compañera
del agua clara vi fosilizada
en los ojos de un niño. Y otras manos
arrancando vi ceños, con tristeza.
Las manos de mi madre que entretejen
la pobre vida que mis manos hebran
las vi un segundo y quise para siempre
en las manos de un ángel contenerlas.
Yo vi las manos crudas que trabajan
que segundo a segundo hacen el Tiempo.
Y el Tiempo vi tan raro, tan confuso
como un montón de imágenes disueltas.
Tiempo de arcilla y tiempo de muñones
con dolores de parto ábrense dedos.
Tiempo de hundir al campo manos húmedas
y ventilar al Sol vidas goteando.
Vamos a destruir todas las manos
las viejas manos que ha fundido el Hombre.
Y levantar, al Sol, con mano nueva
un Hombre nuevo en un febril mañana.
Manos sin uñas para abrir los pechos
y mostrar de la vida las entrañas.
Manos de huesos finos como agujas.
Manos de adiós como pequeñas arpas.
Manos de alianzas truncas, manos hembras
abiertas en canal, acuchilladas
exponiendo embriones, exponiendo
esperanzas futuras enquistadas.
Manos en cruz cual fúnebres badajos
de camposanto y noche salpicadas.
Manos con tierra y vientres y erupciones
por tanta hambre y tanta voz negada.
Las tantas manos que de noche juntan
puño con puño negras cabalgatas
y pasan trenes como pesadillas
quiero con mano férrea desterrarlas.
La mano de la mar cómo se cierra
allá en la orilla en puños ya de escarcha
y cómo se retira a abrir la palma:
su música, celestes manos danzan.
Oh Dios, cómo es que abres tantas manos
con tu mano brutal, tu mano ciega
cómo la mano aprietas desde el cielo
y del capullo añil la luna brota?
¿Cómo si en tantas manos te celebras
a ti mismo con manos que te aplauden
y aplauden existir, y el Sol aplauden
con qué mano difícil estrecharte?
¿Qué mano putrefacta, sumergida
por un millón de años bajo tierra
sacas de pronto al mundo, y pleno al rostro
de cada bestia, das un manotazo?
14
Con tantas manos que sin luz tropiezan
en las habitaciones de éste mundo
pudiera levantarse una pirámide
y en solo dedo todas señalarte.
Yo manos que trabajan vi rotundas
justo al amanecer aparecidas
saladas, sucias, puras, venideras
a construir el pan; las vi discretas.
Y manos nadadoras vi siniestras
por aguas turbias rebuscando lodo
y sacar a la luz piedras con musgo
y alimentar hediondas, bocas muertas.
Vengan las manos torpes que encandilan
por no saber leer letras del mundo
vengan aquí a mis manos a que aprendan
a hacer la voz con el abecedario.
Vengan las manos raras de los niños
como arañas pequeñas. Como arañas
por la pared de la ilusión se trepen
y a mis manos con muelles luego caigan.
Salten sus manos magas hasta el cielo
una orquesta de nubes ejecuten
junten la masa blanca al Sur del aire
en la tierra encendida se desplomen.
Con esas manos de cordón y pétalos
con esas manos desencadenadas
con esas manos locas cual cangrejos
voy a labrar la tanta tierra inválida.
Voy a salir de pesca alguna noche
con una mano negra y otra blanca
voy a salir sin bote mar afuera
a traer del amor la mano humana.
La mano aquella que la vi, ceñida
contra aquel delantal, la mano franca
tímida mano que papel recoge
para alejar del cuerpo negro, el frío.
La mano que del brazo sólo cuelga
como un dolor, como un escupitajo
muertos sus dedos ya; brotes, raíces.
La mano azul delante del sonámbulo.
Las manos congeladas por los golpes
de otras manos de horror piedras blandiendo.
Las manos disecadas del poeta
lunáticas, autoras, tras mil años.
La mano aquella que apretó el gatillo
y de un disparo gris borró los sueños.
La mano dura que precisa látigo
y ergástula y grillete, y esperanza.
Voy a echar a una red todas las manos
y lanzarlas al sol murcielagueando
a que las alas sequen, y las alas
batan de nuevo al sol, rojas de aplausos.
La mano del amigo, quiero verla
pariendo a saltos puentes y ventanas
15
para que pase el viento hecho persona
por todas las personas separadas.
Manos desconocidas por la gente
manos ajenas por sus camaradas
afloren de la sombra, sumergidas
y erijan sus presencias marginadas.
Que las manos desnudas, por los barcos
por las ciudades, por las atalayas
se asomen y saluden, simplemente
en tránsito la vida adonde vaya.
Que las manos oscuras de esos seres
que otras manos más altas apuntalan
broten con dedos verdes de repente
de lo más hondo de la madrugada.
Que toquen esos tallos excelentes
ojos sin lumbre, fuerzas derribadas.
Y al contacto se yerga sin rencores
la estatua triste de la raza humana.
Se aprieten tantas manos, que no pueda
blandir la mano al campo de batalla
su razón animal contra otra mano.
Sea una mano, de la otra, hermana.
Salí a buscar las manos de los Hombres
y otras manos encuentro, sustitutas
manos de Bestia y sangre, manos llenas
que todo lo que tocan lo engalanan.
Salí a buscar las manos verdaderas
que todo lo que amasan lo fecundan.
Salí a buscar las manos por el viento
y un huracán hallé, de manos agrias.
¿Y dónde están las manos que se juntan
y entre los árboles con frutos cantan.
Y las manos que empeñan cada dedo
porque otras breves manos se alimenten?
¿Y dónde están las manos que iluminan
y que a todo rincón espada llevan
de luz la espada, y la rival pupila
virgen, en la ilusión, se reconoce?
¿Y dónde aquella mano caminera
que de un revés abrió tres mil caminos
y al bosque fueron, niños, lentos hombres
y del bosque tornaron como abejas?
¿Y la mano que al cosmos se levanta
y al cosmos sin oídos pone música
y resuena esa voz al infinito
hecha semilla y brazos y arcoiris?
¿Y dónde está la mano que se estrecha
sólo por estrecharse, mano pálida
y no la mano atroz, la mano ebria
que en puerta equivocadas noches toca?
¿Dónde están esas manos que celebran
con su labor de manos que se abrazan
la luz del cielo, el aire en los pulmones
la mansedumbre encinta de las aguas?
16
¿Dónde las manos ciertas, las precisas
manos austeras que la flauta pulsan
y van todas las ratas en desfile
y las ratas al fuego se despeñan?
¿Y aquella mano dulce que acaricia
la cabeza del niño, imaginaria
y en el cerebro claro un grano siembra
de donde brotará la Fuente -el alma-?
¿Y la mano sencilla del Maestro
que al horizonte siempre apunta escuálida
y allá se ve la luz como una piedra
trascendental, ignota, necesaria?
He aquí las manos caras de los Hombres
los Hombres mismos hechas. He aquí manos
como una multitud par de retoños
en mis manos de Hombre, liberadas.
Vamos a levantar todas las manos
las manos tristes y las manos buenas
las manos solas y las manos yertas
las manos de los fetos, con adargas.
Vamos a levantar las manos todas
que mano a mano se levante el Hombre.
Mano con mano, amanecido el cielo
vamos a fabricar un mundo nuevo
Laura Gòmez Palma
Argentina, 1970 (reside en Madrid)
tardes
la tarde pasa
su mano lenta
lento caracol
de dedos arrugados
sobre mi pelo
si abro los ojos
la música termina
en" Desde el agua"-
Tania Anaid Ramos
Puerto Rico
A Gaza
Hay dolores que te dejan sin voz
en el letargo amargo de los vivos-muertos.
La celosía del enemigo devela su última críptica y
se llenan de huesos las palabras;
me quedo sin aire.
Al otro lado del mar, las miradas son ahogadas;
el amor afelpado en la mezquita más próxima
se ha congelado,
la rabia sigue ganando ciertas batallas.
Pre-sentida,
la ciudad adormece y susurra amorosamente a sus muertos,
los más recientes,
mientras los extemporáneos vomitan hieles
con-sumiendo la morada sagrada.
Hay dolores que te dejan sin luz,
atardeciendo el llanto más próximo
17
sin respuesta, sin huesos, sin voz;
ha de ser que el aire también
está muerto.
Raùl Gàlvez Cuèllar
Perù
Patria Amèrica
Libertar la patria
y al hombre americano es la voz de la hora
no importa si para ello
hay que poner el dedo en el gatillo.
No es una bravuconada
sino la estaciòn del proceso
evolutivo de la historia
en su social devenir.
Donde el hombre al fin y al cabo
despuès de soportar la tiranìa
revienta inevitablemente
cual un fenòmeno de la naturaleza,
como cuando va llover y lloverà.
Maria Thereza Noronha
Rio de Janeiro, Brasil
Cores
A dama em preto e branco nos cinzentos
domingos. A amarelinha nos azuis.
Papagaios carmim rosa magenta
levantados no céu, braços em cruz.
Verdes anos. Do rio as pardacentas
águas acalentavam corpos nus.
Mexericas e ameixas cismarentas
ao pôr-do-sol filtravam ouro e luz.
Da imprensa marrom não se sabia.
Laranja, só a fruta merecia
o nome. Na inocência iam as horas.
O bispo em sua roupa solferino.
Nos dedos andarilhos dos meninos
o roxo corrompido das amoras.
Do livro O verso implume
Betsimar Sepúlveda Hernández
Bogotà, Colombia
Tengo una sombra
Tengo una sombra
entre el relámpago
y el miedo
en cada noche de tormenta
me hiela el grito
cuando estampa en mis ojos
una niña que llora cuervos
Alfredo Ariel Carriò de la Vandera
Aldea Brasilera, Argentina
Joder, la vida
18
La lluvia me observa de frente .
Es tu rostro.
Me indaga acerca de la vida.
No parpadea.Es insobornable.
Hoy no vengo a visitar tu piel,querida.
Estoy como pasando de largo en situación de partida.
Decirte de la vida.
Joder que arde.
No es cuestión de arrastrar los carros de jornadas barbudas
ni sospechar litigios en la cama redonda,
con la luna redonda
y la tierrra redonda o cuadrada .
Ya caminè los barcos que se hunden
con el arco y la flecha y la Santa Paciencia .
Estoy flotando en la saliva de abril
ante los toros que me calman .
Una embestida, amor.
Una cornada final que desparrame
los horizontes de miel
sobre sandalias descalzas.
Decirte de la vida, joder que cuesta.
Mientras sigo la tarde a contramano
pensando que si empieza o se termina
celebro el nacimiento de todos los silencios
y el final del dìa .
Maikel Garcìa
Cabaiguán, S. Spíritus, Cuba- 1980
Tres
¿Quién derrocaría al insomnio
con tal de venerarnos a nosotros, los coronados,
esparcidos, libertarios,
los eternos culpables
de acuchillar al miedo y revivir cuanto germina?
¿Somos acaso las rotas penínsulas
que alguien salvaría arriesgando el poniente?
Mestizaje de la lluvia,
catarata,
huérfanos saludos,
pieles,
muerte nupcial,
rostro,
décadas disueltas o rebeldes,
fin,
sangre inconclusa,
estruendo,
letras en bandadas,
lágrima y calor,
adiós,
culto a la sed que nos mata.
¿Por qué aún sobreviven dentro del alma y los párpados del alma?
Neuza Ladeira
19
Brasil
Que pena 2009 não seremos tão diferentes
Grandes conflitos
Dardos capitalistas ferindo ninfas
Na medra viça só indignação!
Na podridão dos políticos
Nada de versos só enganação.
Nos falsetes dos jornais nada de acorde
É guerra podre no capital
No batuque de tambores nada de flores
Só surdez social
Quanto mais anela ventos
Mais granizo nos assentos
Retirado do cenário nada escapa
Infiltrado em seu visor serpentes envenenadas
Indicado o novo vir por vir
Alianças melindrosas
Raposas e papagaios
Meada só meadas
No fosso aberto da política és paralítica
Alivia remissa. Alívio você o viu?
Mande a rota
E ainda agradecidos pelo tempo de só ler a história
Não a vives em épocas de guarda e retaguarda
Paradoxos roxos serras negras
Rosas anãs lulas patéticas
Garoto idiota... Gomes de Sá?
Patriótica lua linda berras!
Clara água Clara bela transpareça.
No ardor da flauta
Que se arda!Ouvindo surdo... Sons picantes!
Fesal Chain
Santiago, Chile
2. El Llaima
Aúlla socavón
Escupe fuego
Por Ranquil
Aúlla socavón
Escupe fuego
Por los muertos
De hace dos días
De ayer
De ahora mismo aúlla
Socavón
Escupe fuego
Por tu Arauco
Que ya tiene tantas
Y tantas penas
Aúlla
Socavón
Aúlla
Escupe fuego
Lauren Mendinueta
Barranquilla, Colombia, 1977
A la doble que soy
Hay fotografías en las que no me reconozco.
20
Mi yo cobarde al mirarlas
me obliga a pensar que existo en una sola
y no en la suma de quien soy
con esa otra que me suplanta en la imagen.
Cuesta creer que la desconocida también soy yo
esa mujer suspendida y fea
con un rostro que sin ser mío no es ajeno.
Entender el mundo bien puede ser eso:
aceptar que soy esa a quien desconozco.
Osvaldo Ulloa Sánchez
Chile, 1954- 2008
La vecina Marìa acaba de dar a luz un niño
la ampolleta de 25 watts no es precisamente
la estrella de Belén
La vecina María acaba de dar a luz un niño
las pulgas y los piojos no son precisamente
los corderitos las vacas y el burrito del pesebre
La vecina María acaba de dar a luz un niño
el compadre Juan y el Jorge y el Antonio
que hace un rato estaban tomándose un pencazo
en la botillería y que ahora miran al niño
no son precisamente Gaspar, Melchor y Baltazar
La vecina María acaba de dar a luz un niño
y por esas coincidencias de la vida su esposo
/se llama José
y su hijo es el niño Dios.
Carmen Campos Pino
Venezuela
Palabra de agua
Llueve violento el agua trae tiempos
de cielos azulados tiempos idos
fragmentados por el furor de batallas perdidas
sinrazón triunfante
pasos sin huellas
desliza su humedad hasta el fondo del pozo
Habla en el patio de naranjos
de sueños alocados entregas inconclusas
ojos irreverentes visiones íntimas
revive imaginarios sepultados
por la metáfora del tiempo
tragándose los días del viejo calendario
Palabra ventisca arrastra por cauce pedregoso
canto retorno al fuego primigenio
a la tierra amarilla entre los dedos
al temblor de rayos entre sombras
Las gotas acarician la piel
canto de agua en ardores
rumor de besos húmedos
soplo a ras de la herida
tatuada en la memoria
Palabra de agua
hoy se viste de esperas luminosas…
Rigoberto Rodríguez Entenza
21
Cuba
El gong
La madera cobra el sonido.
Como la mano contra la piedra
como un instante amarillo de punto a punto
vibra y entra en la otra soledad.
Labra fibras de aire y ecos infinitos.
Cae en la orilla de la boca y cuenta
la orfandad de dos o tres nombres íntimos.
En la fabulación de la verdad
también hay un mapa para los elegidos.
En ese paisaje una mujer contempla
el ir y volver de las aguas y el vacío.
Un árbol y su imagen no prevista
entran en el laberinto que somos.
Sus dones son tan benditos
como una puerta que había olvidado.
En la piedra pisada habita una oración.
Quiere ser humana o verde
o de un color que le crecerá a los hombres.
Golpea desde el fondo y escucho la mano tranquila.
La tarde crece y no regresa.
¿Qué ocurre? Me pregunto
mientras miro la pequeña nube.
El mañana estalla dentro de mí.
El niño pasea sobre una rueda sin fin.
El sonido de la luz. Es la vida.
El sonido se restablece en la madera
y yo viajo en mis días.
Felices resisten el eco persistente.
De: Otras piedras talladas en silencio
Donizete Galvão
Borda da Mata, Brasil- 1955
Mapa
ama o inominado
o perecível
o particular
a coleção de cacos de louça
os arreios e os antolhos das mulas
a caixa de ferramentas do avô
o cavalo baio com o olho cego
a luz do sol sobre as encostas
a dureza das macaúbas
nomeia as coisas que pedem
o nascimento pela palavra
escrita que se transforma
em outra escrita
geografia de migalhas
dicionário pessoal de falas
ditas na labuta concreta
sem reconstituir um mundo
cuida de um retalho:
o fragmento pelo todo
senhor de restolhos e rebotalhos
inventário de perdas
rol de inutilidades
vasos vazios e quebrados
22
sem esperança sem consolo,
com a paciência de um boi
segue tua trilha de erros:
rastro de palavras
marcas da passagem
serpentear de frases
mapas de dor e descontentamento.
poesia.net- www.algumapoesia.com.br- Carlos Machado, 2007
Benjamìn Valdivia
Guanajuato, México, 1960
Entrada
Amamos la palabra y su hierro matizado
porque en ella se cumple al fuerza de la voz
y los ciclos del agua silenciosa.
La palabra trae luz
para nuestro animal introspectivo.
Quien levanta la voz
inaugura los diálogos del fuego.
Y así,
establece recintos por miradas,
produce atardeceres que no pesan
y de nuevo color.
Amamos la palabra
por el río de tiempo en que transita:
un río de manos escribe en mis manos.
Elizabeth Robles
Puerto Rico
Extraviada
El borde plateando que formas entre mí y mí misma
en un lado del colchón yo en el sueño
al otro lado, yo soñando
sobre la cama la mancha de mí; rota esfera despertando
triángulo de mí
Yo en el sueño
Yo soñando
Yo despierta desvelando.
del poemario Poemaherida
Carlos Angulo Rivas
Chile, reside en Canadà
La visita
Colgado del espíritu sobre rieles
crucé el puente alto de la cordillera
de abra y hielo cristalino a sus costados,
entonces anduve el camino del Ande
la ruta de la altura y la estrella cobriza;
ahí recogí el eco de cada viento lejano
el mugido del buey en la estepa.
el grácil correr de la vicuña.
A reconocida generosidad
a lomo de mula anduve
23
seguido por mis amigos de a pie,
así visité el último rincón campesino
hasta el penetrante amor a la tierra
sentido en mis huesos señalado
como raíz profunda en fundamento
como espina de una rosa clavada
hundida en mis membranas.
La igualdad comunera fue otro reino
y cuando dormí en la choza festinada
contento, encima de la piel de cabra
bajo la manta de vivos colores
sentí el martirio marginal cohabitante
la burda lana de la oveja
el horror subterráneo de los pobres
la borrasca de los huracanes
contra la civilización nativa
de la quena y zampoña.
Entonces, no miré la penuria ni desdicha
ni el hambre plateado por el sol
ni la piel cobriza hosca de los dedos
sino el brillo de la raza, el pulso de las manos
tomando la pica y el martillo, revolución.
¿Qué podrían los extraños enseñarles?
¿qué lo académicos citadinos?
qué si no fuera obrar innobles oficios
los destinados a la servidumbre infinita
aprovechando la naturalidad campesina
el desconocimiento acerca del mundo,
como hicieron los conquistadores y sus cruces;
y más tarde la majadera democracia,
demoliendo el ayllu, la igualdad organizada.
Campesino, no levantéis la bandera
por una miga de pan y aceite
menos cuando te llamen a referéndum
porque la comunidad entiende por sí sola
el goce seductor de la libertad.
De: Color de Guerra (Poemario),Edit. Paradise Books
Ghassan Zaqtuan
Beit Jala, Belén. 1954.- reside en Ramallah
Las cuatro hermanas de Zakarìa
Cuatro hermanas
trepan solas la colina
vestidas de negro.
Cuatro hermanas suspiran
y enfrentan la maleza.
Cuatro hermanas en la oscuridad
leen húmedas cartas.
Pasa un tren que viene
desde Artouf, tras
la fotografía.
Un caballo que lleva
una chica desde Zakaría
relincha en la cumbre
24
y atraviesa la llanura.
En el cañón
las nubes pasan lentas.
Cuatro hermanas
desde Zakaría, solas
vestidas de negro
en la colina.
Zakaría y Artouf son dos aldeas palestinas en Hebrón, sus ocupantes fueron forzados a emigrar en 1948
Ibrahim Nasrrallah
Palestina, 1948
Trampa
Un asiento
va a invitar a mis pasos libres
a que descansen
para que él ande en mi lugar
y conozca el sabor del correr con el viento.
Traducción del árabe por: Muhsin Al Ramli. – Fuente Poesìa Àrabe
Agi Mishol
Hungría, 1947- reside en Israel
La jóven mártir
"Oscurece, y tú tienes sólo veinte años."
Nathan Alterman/ Atardecer en el mercado
Sólo tienes veinte años
y tu primer embarazo es una bomba.
Bajo tu amplio vestido estás encinta de explosivos
y esquirlas de metal. Así paseas por el mercado,
un tictac entre la gente, tú, Andaleeb Takatkah.
Alguien cambió un tornillo en tu cabeza
y te envió a la ciudad.
Y como venías de Belén,
(La Casa del Pan) elegiste una panadería.
Allí activaste algún
detonador interior
y, junto a los panes del sábado,
el sésamo y las semillas de amapola,
te elevaste hacia el cielo.
Te fuiste junto a Rebeca Fink,
a Ilena Konreeb del Cáucaso,
Nissim Cohen de Afganistán
y Suhila Houshy de Irán.
Y también dos chinos que arrastraste
contigo a la muerte.
Desde entonces, otras cuestiones
ocultaron tu historia,
acerca de la cual hablo y hablo
sin tener, en realidad, nada para decir.
Traducción: Gerardo Lewin
Muin Basisu
25
Gaza, 1927
Yo, Tù, Èl
En su vocabulario no había árboles
ni flores...
En su vocabulario no había pájaros.
Sólo sabía lo que le habían enseñado:
matar a los pájaros,
y mató a los pájaros,
odiar a la luna,
y odió a la luna,
tener un corazón de piedra,
y tuvo un corazón de piedra,
a gritar: “¡Viva lo que sea!”
“¡Abajo lo que sea!”
“¡Muera lo que sea!”.
En su vocabulario no había árboles,
en su vocabulario no había
tú ni yo
porque él debía matarnos
a ti y a mí.
Sólo sabía lo que
le habían enseñado:
matarnos a ti y a mí.
Traducido del àrabe por Marìa Luisa Prieto. Fuente:Poesìa Àrabe.
Josè Pivin
Argentina (reside en Haifa, Israel)
De remotas tierras hablo
Hablo de remotas tierras
de praderas verdes
y cultivos altos
hablo de lejanas pampas
de caballos salvajes
hablo
y cuando hablo de ríos y de puertos
no son los mismos ríos ni los mismos puertos
que tú te imaginas.
Hablo de curtidos jinetes
y tú piensas en beduinos
montados en camellos.
Digo río y pienso en el Paraná
corcoveando enloquecido
de norte a sur
y cuando digo río
tú piensas en el Jordán estrecho
y recatado.
Hablo del tiempo
y digo friotempestuosolluvia
hablo de invierno
y en este momento
tu disfrutas de solcalorverano.
Hablo de remotas tierras
de praderas verdes
y cultivos altos
hablo de lejanas pampas
de caballos salvajes
26
hablo.
Mahmud Darwish
Palestina
Para nuestra patria
Para nuestra patria,
Próxima a la palabra divina,
Un techo de nubes.
Para nuestra patria,
Lejana de las cualidades del nombre,
Un mapa de ausencia.
Para nuestra patria,
Pequeña cual grano de sésamo,
Un horizonte celeste... y un abismo oculto.
Para nuestra patria,
Pobre cual ala de perdiz,
Libros sagrados... y una herida en la identidad.
Para nuestra patria,
Con colinas cercadas y desgarradas,
Las emboscadas del nuevo pasado.
Para nuestra patria cautiva,
La libertad de morir consumida de amor.
Piedra preciosa en su noche sangrienta,
Nuestra patria resplandece a lo lejos
E ilumina su entorno...
Pero nosotros en ella
Nos ahogamos sin cesar.
Traducido del àrabe por Marìa luisa Prieto.-Fuente: http://www.poesiaarabe.com
Dalia Ravikovitch
Ramat Gan, Israel - 1936
Del día a la noche
Día a día despierto
nuevamente del sueño
como si fuera ayer aún.
No sé lo que me espera
y quizás se evidencie
que no me espera nada.
La primavera de hoy es
igual a la anterior;
reconozco al mes de Iyar (*)
pero no le dedico especial pensamiento.
No distingo entre el día y la noche
sino por ser la noche la más fría
aunque el silencio en ambos sea el mismo.
Oigo de mañana pájaros piando.
Y de tanto cariño
que por ellos siento
fácilmente adormezco.
Aquel que me es querido ya no está más aquí
y quizás simplemente nunca estuvo.
Paso de día en día,
del día a la noche
como una pluma que
el pájaro ignora
que se le desprendió.
27
Fadwa Tuqan
Palestina, 1917-2003
La roca
Mira cómo esa negra
Roca ha sido amarrada a mi pecho
Con las cadenas del arrogante destino,
Con las cadenas del absurdo tiempo.
Mira cómo aplasta
Mis frutos y mis flores,
Me esculpe con el tiempo
Y me destruye con la vida.
¡Déjame! No podemos vencerla.
Las cadenas de mi prisión no se romperán.
Permaneceré en soledad
Mientras el destino sea mi prisión.
Déjame
Permanecer así:
Sin luz,
Futuro
Ni esperanza.
La roca negra no tiene escapatoria
Ni refugio.
En vano intento retirar su peso de mi pecho
Olvidándome.
¡Cómo he penetrado en el corazón de la vida
y he recorrido cada dirección!
Me he divertido,
He cantado
En las fuentes de la juventud.
Dame mi copa
Y beberé con ansia
Hasta ausentarme del alegre mundo
Que tanto me ha decepcionado.
En su regazo están mi dolor
Y mi desgracia.
He huido del
Mundo de mis sentimientos
Y he danzado con
La agilidad de los pájaros
Y una risa loca. Luego, desde
Las profundidades de mi desesperación,
Una llamada sacude mi espíritu
Y en secreto amenaza:
“No escaparás.
Estoy aquí.
No hay escapatoria
Ni refugio”.
La sombra de la roca negra traza
Figuras deformadas.
En vano intento retirarla,
En vano pretendo huir.
No hay escapatoria.
¡Cuánto he explorado la tierra de
la desgracia!
He aspirado el elixir del consuelo
En la miseria de los prisioneros como yo,
Prisioneros del destino.
He penetrado entre la gente,
Donde están las tragedias
Y las lágrimas,
Donde los látigos silban y caen
Sobre los rebaños humanos,
28
Sobre las espaldas desnudas
Y los humillados cuellos,
Donde los dóciles esclavos
Huyen en grupos
Hundiéndose en lágrimas,
Sangre
Y sudor.
Continué: busqué consuelo
Para la desgracia
Pero no hay escapatoria.
La maldición de la negra roca
Nació conmigo
Para ser mi sufrimiento.
Muda,
Pegada a mí,
Su sombra sigue los pasos de mi vida.
Mira cómo se ha instalado
Con su arrogancia
En mi pecho.
¡Déjame!
No podemos vencerla.
Las cadenas de mi prisión no se romperán.
Mi espíritu permanecerá
Cerrado
Y yo seguiré solo
En la lucha.
Solo
Con el intenso dolor,
Con el tiempo,
Con el destino.
Solo
Con esta roca negra
Aplastándome.
No hay escapatoria.
(Del poemario: La encontré (1957).- TRaducciòn Marìa Luisa Prieto. Fte: http://www.poesiaarabe.com
Lyor Shternberg
Petaj Tikva, Israel, 1967
La cuchara hueca
Amarte ahora, en contra de mí mismo,
en contra del miedo que me devora el alma
con la cuchara hueca,
contra el mundo que llama
a destruir el cuerpo
del alma de mi cuerpo,
con toma de otros cuerpos rehenes
contra la conciencia que baila
consigo misma
hasta la muerte.
Todas esas danzas de la nada,
todos estos ojos endócrinos
desperdigándose en cielos falsificados,
trampas de red heladas, azuladas.
Tu desaparición es tu regalo nocturno,
no porque te elija como la gran faltante
o porque te desee por suave o por lejana
sino porque en el extremo de tu ausencia
espera tu cercano, humano cuerpo
para hacerme un espacio real
en el mundo.
Traducción: Gerardo Lewin
29
Yabra Ibrahim Yabra
Cisjordania-1926-1994
Qibya
Balas
en la noche de luna llena
surcaron las colinas y los caminos.
Balas
chocaron contra los muros
y golpearon las puertas y las ventanas.
Iban dirigidas a los corazones y a las entrañas.
Balas
por detrás de las piedras,
a través de los desfiladeros,
por detrás de los sacos de arena.
Balas
se esparcen por las piedras arrayanes de sangre
y se pegan adornos de sangre en las
paredes.
Balas
y gelignita
arrojan los cuerpos a las hienas.
Sembramos el trigo pero no lo recogimos,
regamos las vides pero no bebimos el vino.
En vano se bañó nuestra noche con la fragancia de los naranjos.
Nuestra sangre corre por la tierra roja
y sobre las piedras.
Buscad nuestras manos bajo los ejércitos de hormigas.
Cerrad las puertas,
apartaos de las ventanas, ocultaos de la luna
protegeos de la noche.
Pero las puertas son de madera
y las ventanas no se construyen para evitar
el aire, la luna,
la gelignita
y los colmillos de las hienas.
El corazón es de hierro pero
para las balas, la gelignita y los colmillos
es más débil que la madera.
Los brazos de Fátima rodean el cuerpo de Hasan:
una alberca de sangre,
y del padre de Hasan no queda
más que el qunbaz hecho jirones.
Buscadlos bajo las piedras
y juntad los brazos a los cuerpos.
Sembramos el trigo pero no lo recogimos,
regamos las vides pero no bebimos el vino.
En vano se bañó nuestra noche en la fragancia de los naranjos.
Nuestra sangre fluye por la tierra roja
y sobre las piedras.
Buscad nuestras manos bajo los ejércitos de hormigas.
Balas
golpean las piedras.
Gelignita.
La noche se desgarra
entre nuestros olivos y viñas.
(Qibya es un pueblo palestino de Cisjordania, cuyos habitantes fueron masacrados por tropas
israelíes en la tarde del 14 de octubre de 1953. El primer ministro israelí, Ariel Sharon, fue quien dirigió las tropas aquel día.)
30
Maya Bejarano
Israel, 1949
Situaciones bélicas
La estructura personal
la geología humana
incluye una llama interior permanente
allí burbujea la guerra sempiterna
la guerra como disposición constante
a la fatiga de los materiales.
Bajo la marea colorida,
la rueda del placer
de las cafeterías transparentes y sombrías
donde manos sostienen objetos bellos
un gusto embriagador
o incluso hasta un bebé;
por debajo de los escenarios, de las salas,
los pupitres o los pizarrones,
bajo las almohadas
las calles claras
los relojes.
Bajo la vida
se oye constantemente
la fatiga del material
que combate su propia persistencia,
bajo los montes agresores del olvido,
bajo la gran ciudad revestida de mapas
qué orgullo o desvergüenza
la dieron vuelta, le ofrecieron
ancha vía de escape
para salir y ver, para ser escuchada.
Se distingue en toda su ruindad
el deseo del hombre-bala:
ostentar armas letales
criaturas de significado único
armamento para las fronteras
que no respeta límites.
Nos agitan sensaciones
hombrecitos en la barriga
faltos de calidad o títulos
hombres de la retaguardia,
de uniformes desteñidos
en intentos de huída
que es el instinto de preservar
el rostro primigenio
destinado al fracaso.
La guerra se mete en cada agujero
la guerra está en el aire
y la boca herida la canta
a cualquier precio.
Mahmud El-Sakh
Arrabat-el-Batuf, Israel, 1956
Lágrimas serán lágrimas
Lágrimas serán lágrimas
y tristeza será tristeza
y las rosas que ríen por doquier siguen uniéndonos en amor.
¿Nos anotarán algún día
31
las terrazas en su preciosa libreta?
¿Nos insertará la tierra algún día en su dulce canto?
Brota un año luego otro
mientras el corazón se desvive por la rosa
afligido por la guerra, afligido por la guerra.
Mina Said Alayyán
Shfar'am, Baja Galilea
Lo que el viento me enseñó
Una vez me enseñó el viento
cómo tomar agua negra como el azabache
hacer café caliente con lágrimas de cocodrilo
y usar mi espléndido cabello
para hacerles nidos a los pájaros.
Me enseñó cómo no frustrar mi búsqueda
ni esconder mis palabras en gavetas
cómo rodear mis ojeras con talismanes hechos de menta
y cómo ceñir el cielo con ramas de palmera.
Entonces pasó el viento a enseñarme
cómo danzar con la arena
abrazar las pléyades
y entretejer las hebras de las olas en la túnica del Salvador.
Michel Haddad
Israel- 1919-1996
Distancias
Con este vuelo nos vamos de nuestro pueblo
porque ¿quién somos, comparados con ellos?
Querríamos encontrarnos con ellos
Ávidos de deseo
mezclando duda y certidumbre
ponemos grandes pesas a nuestra zozobra
calculamos la distancia del trayecto
¡Oh Dios! Cuánto alivia esto el fondo de nuestros corazones
Removiendo la pena dentro,
al posarse en el alma, nos torna inquietos
Gritamos de nostalgia
no estamos ahí, donde están, porque
¿quiénes somos, comparados con su fragante espliego?
Y este caro deseo nos lanza por el laberinto de la confusión
nos dirige hacia nuestra desesperación
avanza hacia una verde primavera
Para aquellos que nos quieren presentes
recogemos al vuelo nuestros pensamientos dispersos
Francisco Cenamor
España, 1965
palestina y el bumerán
la trayectoria que describe una piedra que lanza
un muchacho cualquiera de trece años en una
calle cualquiera de ramala es proporcional al
curso que sigue un grito de libertad arrolladora
la parábola de un misil cualquiera que trata de
evitar la trayectoria de la piedra en la misma calle
de ramala es por tanto inversamente proporcional
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a cualquier tipo de solución negociada al conflicto
en ocasiones un pueblo tomado al azar sobre el que
se ejerce un impulso genocida es capaz de no haber
aprendido en absoluto que también dicho pueblo elegido
comete genocidio cuando toma lo que no es suyo
el empuje de un tanque contra una casa cualquiera
de jenin trae consigo un efecto contrario que acciona
irremediablemente contra un mercado de tel-aviv
por tanto conducir a un pueblo a la desesperación
siempre ocasiona una trayectoria de efecto bumerán
Del libro Asamblea de palabras, (Ediciones Vitruvio, Madrid, 2007).
Isla Negra
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