EXPERIMENTO NARRATIVO Sergio Achinelli RESUMEN Un chico y una chica se encontraron en una plaza por primera vez. Se miraron. Se sonrieron. Se dijeron palabras hermosas. Se abrazaron. Se besaron. Más tarde hicieron el amor. Se fueron a vivir juntos. Tuvieron hijos, un chico y una chica. POR PARTIDA DOBLE Un chico y una chica coincidieron y se encontraron en una plaza y plazoleta. Nunca se habían visto y conocido. Se miraron y observaron. Se sonrieron y sonrojaron. Se dijeron palabras hermosas y cariñosas. Se abrazaron y acariciaron. Se besaron y ensalivaron. Hicieron el amor y el sexo. Vivieron y cohabitaron juntos y revueltos. Tuvieron y criaron a un chico y una chica. ENTONCES Entonces un chico llegó a una plaza. Entonces llegó una chica. Entonces se miraron. Entonces comprendieron que no se conocían. Entonces se sonrieron. Entonces se dijeron palabras hermosas. Entonces se abrazaron. Entonces se besaron. Entonces, después, hicieron el amor. Entonces se fueron a vivir juntos. Entonces engendraron a un chico. Entonces engendraron a una chica. HOMÉRICO El encuentro canta, oh diosa, entre un efebo, de buenas grebas, y una doncella, hermosa como Afrodita, amante de la risa, en la ancha ágora que las nubes acumula, como Zeus Crónida, portador de la égida. Diles, Clío, como sólo tú sabes, que no hubo nunca ojo mortal que los viese reunidos antes de aquel día y de aquella noche elegida, que el cruel combate esquivaba. Ábreles el corazón con dedos profundos al mostrarles la verdad: que sus almas se reconocieron como gemelas entre las vastas ramas de abedul, que flechas de larga asta proporciona al diestro arquero; que se miraron, ojizarcos, como la divina Atenea, que impera en las batallas; que se sonrieron, como el Pélida Aquiles al divino Patroclo; que palabras hermosas salieron de sus labios, que el mismo Ulises, fecundo en ardides, no hubiera igualado en belleza; que se estrecharon en un abrazo tan íntimo como el cobre que se funde con el estaño; que sus labios se unieron como el duro bronce que forjase Hefestos, el ilustre artífice, para el Atrida Agamenón, soberano de hombres. Ea, contemos ahora cómo se fueron los dos a visitar las estancias de Eros, sacrificando sus labradas armaduras en holocausto. Y su unión fructificó en dos hermanos, Apolíneo él, Ateneida ella, como las manzanas que, naciendo del mismo árbol, producen un variado deleite según si la cosecha se recoge antes o después de las lluvias del mes consagrado a Ares, demoledor de murallas. LÍTOTES Dos se encontraron, se arrejuntaron y tuvieron a unos críos. RETRÓGADO Nacieron los hijos de la pareja, una chica y un chico, después de que hicieran el amor dos veces, al menos, aunque no se habían ido a vivir juntos hacía tanto. Cuando se besaron, después de abrazarse y decirse palabras hermosas, se ruborizaron al recordar que hacía pocos segundos que se habían sonreído por primera vez. Acababan de mirarse el uno al otro nada más llegar, por casualidad, a la misma plaza. METAFÓRICAMENTE Un navío del destino encalló con otro en mitad de uno de los afluentes ciudadanos sembrado de vegetación autóctona. Al descubrir que los recurrentes giros históricos no les habían hecho naufragar juntos con anterioridad, se unieron como luciérnagas en la noche tenebrosa de los tiempos, de cuyo fruto nacieron dos brotes verdes con todo el futuro por delante. SORPRESAS ¡Se acababan de conocer! ¡Se miraron al encontrarse en la plaza y van y se sonríen, sin conocerse! ¡Y va el tío y la besa! ¿Y te crees que ella sale corriendo? ¡No! ¡Le devuelve el beso, la prenda! ¡Y por si fuera poco, empiezan a arrullarse, allí, como poseídos, vaya panda de dos! ¡Y habrase visto, que parece que se fueron a hacerlo a toda prisa! ¡Como te cuento! ¡Ahí, dándole, dale que te dale! ¡Y escucha, que se fueron a vivir juntos! ¡Ahí, como si les llevara el alma el Diablo! Si es que… Y, bueno, agárrate, ¡que tuvieron hijos, no uno, sino un par! ¡Vamos, vamos, que Dios nos pille confesados! SUEÑO Todo estaba sumido en una niebla densa, pero me pareció que me encontraba en una plaza, aunque no sabría decirte en cuál. ¿O era el claro de un bosque? Pasó un tiempo, no sé cuánto, pero vi una sombra que se acercaba a otra, dubitativa, como si no se conocieran, o no se vieran bien, no estoy seguro. Pero debieron convertirse en una sola sombra, o se besaron, es difícil saberlo. Luego todo se transformó en un apartamento, o una casa. Algún tipo de sitio cerrado. Vi a la sombra, o las dos sombras, sobre una cama, o sobre el suelo… algo así. Después salieron dos cosas pequeñas de donde estaban, como niños, o gatos, yo qué sé. PRONOSTICACIONES Cuando llegues a la plaza te encontrarás con tu amor verdadero. Ella también lo sabrá en cuanto te vea. Os sonreiréis, llenos de felicidad. Luego caminaréis lentamente el uno hacia el otro y os abrazaréis, cubriéndoos de caricias, besos y bonitas palabras. Haréis el amor y viviréis juntos. De vuestra unión nacerán dos niños, un chico y una chica. Son diez mil. NEGATIVIDAD No eran dos bebés, ni dos ancianos, sino dos jóvenes. No eran dos hombres ni dos mujeres. No era una montaña, ni un océano, ni un valle, sino una ciudad. No era una calle, ni una avenida, ni un vertedero, sino una plaza. Los jóvenes no se conocían. Los jóvenes no se ignoraron, ni se escupieron, ni se insultaron, sino que se besaron, se abrazaron y se dijeron cosas que no eran feas. No jugaron a la consola, ni vieron el fútbol, ni limpiaron la casa, sino que hicieron el amor. No siguieron viviendo separados. No eran estériles y no usaron protección. No tuvieron un único hijo, pero tampoco trillizos o nada que acabe en izo. No tuvieron dos chicos, ni dos chicas. CARTA OFICIAL Tengo la obligación de informarle acerca de unos hechos irrefutables de los cuales he sido testigo directo y horrorizado, simultáneamente. Un individuo, de sexo masculino, se encontró en una plaza pública (la dirección se encuentra disponible en el anexo adjunto), con otro individuo, de sexo femenino. Aunque los registros mercantiles y judiciales indican que no se conocían, permítame poner en duda la eficiencia de nuestro aparato burocrático porque al punto comenzaron a mirarse. La sonrisa que se dirigieron mutuamente no me auguraba nada bueno, y mis sospechas se confirmaron cuando ambos comenzaron a besarse, con profusión de arrumacos y palabras impudorosas. Viéndome en la obligación de cumplir con mi deber, seguí a los dos individuos cuando abandonaron el recinto público. Nada más entrar en un domicilio determinado (consultar anexo), pude comprobar que las luces se apagaron y se oyeron sonidos que ofenden al decoro. Según tengo entendido, los dos individuos procrearon más tarde a otros dos, uno del sexo masculino y otro del femenino. Confío que tuvieran la decencia de registrarlos convenientemente en su libro de familia. En espera de su respuesta, me tomo la licencia de recordarle que me tiene a la entera disposición de usted. PROPAGANDA EDITORIAL En su nuevo relato, el célebre novelista ha realizado un profundo estudio de la naturaleza humana al describir el encuentro fortuito entre dos personajes aparentemente comunes, pero dotados de un subtexto que se antoja infinito. Jugando con el azar y el destino, el autor nos deleita con una armoniosa estructura circular al proponer cómo de aquella unión surgen otros dos personajes, condenados quizá en la mente del avezado lector a un eterno retorno amoroso tan propio de nuestros tiempos como de todos los demás. IGNORANCIA Yo no sé nada, de verdad. Supongo que no se conocían, yo qué sé. ¿Una plaza? Sí, estaba allí, pero no sé si se miraron, se besaron o se dijeron algo. Había mucha gente, ¿sabe? ¡Cómo voy a saber si hicieron el amor! Pues supongo, si es que tuvieron hijos, a mí qué me dice. Pues si fueron dos, sería un chico y una chica, qué más da, como si tuviera la menor idea. PRETÉRITO IMPERFECTO Eran un chico y una chica en una plaza. Era la primera vez que se veían. Se miraban. Se decían cosas bonitas. Se besaban. Se acariciaban. Hacían el amor. Vivían juntos. Tenían dos hijos, un chico y una chica. ARCO IRIS Un chico naranja y una chica amarilla se encontraron en una plaza llena de violetas. Se miraron con ojos blancos y se dedicaron una sonrisa rosa. Se dijeron cosas verdes, se dieron besos negros y se pusieron morados. Hicieron el amor rojo y se fueron a vivir a una casa azul. Tuvieron dos hijos, uno turquesa y otro fucsia.