Los países europeos ponen rumbo a lo nuclear

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01/06/2008
Los países europeos ponen rumbo a lo nuclear
El cambio climático y el suministro de socios no fiables o inestables ha propiciado el
‘revival’ de la energía del átomo.
J. Socías
El debate está servido hace tiempo. La energía atómica contamina menos y es más barata para el
consumidor, pero su producción conlleva muchos riesgos y la construcción de una central nuclear
requiere inversiones desorbitadas que pueden alcanzar los 3.000 millones de euros.
Los partidarios aseguran que la nuclear es la única energía alternativa capaz de producir electricidad
a largo plazo de manera segura, a precios competitivos y respetando el medio ambiente.
Todo lo contrario opinan los detractores, que recuerdan la necesidad de enormes inversiones
públicas, la inseguridad tecnológica, la dificultad para encontrar lugares seguros para los residuos, la
estrecha conexión entre la nuclear civil y la militar y la exposición de las plantas a actos terroristas.
Debate aparte, lo cierto es que el cambio climático y la elevada dependencia energética de
suministradores poco fiables (Rusia) o inestables (Oriente Medio) han allanado el camino para el
renacimiento de una opción que hace años se consideraba enterrada.
La necesidad apremia
Un petróleo que marca récord casi diarios ha convertido a la energía nuclear en una opción válida para
afrontar la crisis energética y, al mismo tiempo, ayudar a los países a dejar de estar sometidos al vaivén
de un mercado revuelto como nunca. Además, el objetivo de la Comisión Europea de reducir el 20% de
las emisiones de efecto invernadero en 2020 obliga a echar mano de fuentes de energía alternativas.
Pero existe una doble cara: la inversión en energía nuclear desincentiva la investigación y
financiación de energías que sí son renovables (solar, eólica,...).
El último en poner el debate sobre la mesa ha sido Italia, un país que ahora tiene prisa por volver a la
energía atómica. El Gobierno de Berlusconi proyecta la construcción de una serie de centrales
nucleares de nueva generación —con riesgos muy controlados, según los partidarios—
para reducir su dependencia energética del exterior. El 87% de la energía eléctrica que se consume
viene de Rusia y Argelia.
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La cuestión de la energía nuclear ha sido muchos años un tabú en el país transalpino. En 1987, los
italianos renunciaron en referéndum al uso de átomos para generar electricidad.
Roma quiere seguir el ejemplo de Francia, el segundo productor mundial de energía atómica, sólo
por detrás de Estados Unidos. París ha hecho de la energía nuclear no sólo un importante sector
económico, sino también un arma de su política exterior. Desde su llegada al poder hace un año, el
presidente Sarkozy ha firmado pactos de cooperación y desarrollo atómico con socios tan peculiares
como Argelia y Libia.
El ejemplo cunde en Europa. La ola de nuclearización también ha llegado a las islas británicas, un
país con 19 centrales. Para garantizar el suministro, el Gobierno de Gordon Brown aprobó en enero la
construcción de una nueva generación de plantas, que podrían estar operativas en 2017. Sólo así el
país podrá cumplir sus objetivos de reducción de emisiones a tiempo (2020).
La excepción alemana
En toda regla hay una excepción, que en este caso es Alemania. El Gobierno entre socialdemócratas y
ecologista de Gerhard Schroeder decidió en 1998 desmantelar las centrales nucleares antes de 2021.
La canciller Angela Merkel —que gobierna con los socialdemócratas— quiere invertir la
situación, aunque tendrá que esperar a ganar las próximas elecciones y, llegado el caso, pactar con la
derecha liberal, favorables al uso de la energía nuclear. Sólo así Alemania podría cumplir con su
ambicioso programa de reducción de emisiones de CO2, un plan que no gusta nada al potente lobby
industrial. La patronal pide que, por lo menos, se prolongue la vida de las 17 centrales nucleares que
generan un tercio de la producción eléctrica german.
Y, en España, con ocho centrales, el Gobierno se ha comprometido a no construir más plantas, a
pesar de que la dependencia exterior de energía es del 85%.
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