La transición al Renacimiento I

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Literatura Española: La transición al Renacimiento I
Sección Bilingüe. Gymnázium Budějovická. Praga
La transición al Renacimiento I
1- Contexto histórico del siglo XV
Europa pasa de la Edad Media al Renacimiento mediante un periodo de transición que coincide
aproximadamente con el siglo XV. Muchos historiadores hablan de crisis de la sociedad y del
pensamiento medieval a la hora de referirse a esta época.
Consecuencia de ello fue, sobre todo, las múltiples epidemias, las guerras civiles promovidas por
las ambiciones de los nobles, los levantamientos populares contra los señores feudales y, sobre todo, las
emergentes tensiones entre la recién creada clase burguesa y los nobles, que empezaron a mirar con recelo
a estos.
Junto a ello, se produjo un empeoramiento de la situación de los moriscos y de los judíos,
especialmente de estos últimos, a los que, a pesar de contar con la protección real, el pueblo (cristianos
viejos) atribuía la responsabilidad de sus males.
Se observa, hasta pasada la mitad de este siglo, una decadencia y hasta un desprestigio del poder
de los monarcas en los dos grandes reinos peninsulares: Castilla y Aragón. En su lugar, aumenta el poder
de los nobles, que lo fomentan en una estrategia de aislar a la burguesía, con el consiguiente florecimiento
de las cortes feudales.
A consecuencia de unas relaciones más frecuentes entre los pueblos peninsulares, se va
perfilando su pronta unión, con claro predominio castellano. El matrimonio entre Isabel de Castilla y
Fernando de Aragón consolida la unión de los dos reinos.
El clima bélico se reactiva en la Península: la Reconquista da sus últimos coletazos y termina
con la toma de Granada en 1492. De estas batallas dan muestra los numerosos romances fronterizos que
se conservan.
En cuanto a la Iglesia, se produce también una grave crisis en su seno a partir del Cisma de
Occidente. Junto a éste, aparecen también las herejías precursoras de la de Lutero.
No disminuye el fervor religioso, en íntima relación con la obsesión por la muerte, que
caracteriza de modo especial al siglo XV debido a las múltiples epidemias.
Se produce, en contraste, un apogeo del sentimiento del amor como fundamento del vivir, en
curiosa mezcla de espiritualidad y de sensualidad, que, en España, culminará en la lírica cortesana y,
sobre todo, en La Celestina.
2- El reflejo de una sociedad
La sociedad sigue ordenada en sus tres estamentos tradicionales (nobleza, clero y pueblo llano);
si bien, la burguesía mercantil se extiende por toda Europa, provocando el recelo de los nobles.
Para crear un contraste respecto a la burguesía, la nobleza reafirma el ideal caballeresco (el
caballero, más refinado cada vez, se convierte en el modelo humano por excelencia); aunque el
comportamiento real de los nobles no correspondiera, en muchas ocasiones, a ese ideal.
La literatura del siglo XV reflejó estas transformaciones de la sociedad. La cultura se convirtió
en uno de los atributos que se esperaban en el caballero, que debía aspirar a convertirse en “hombre de
armas y de letras” en el camino de búsqueda de este ideal.
En este proceso de transformación social, la literatura deja de ser divulgativa para buscar, sobre
todo, una función de entretenimiento. En este marco hay que entender las novelas de caballerías y las
novelas sentimentales.
Como entretenimiento cortesano, la tradición provenzal del amor cortés (= amores refinados y
elegantes entre un caballero y una dama) encontró continuidad en la poesía de cancionero castellana y
dio origen a multitud de villancicos y poemas pastoriles.
Ldo. José Ángel Paredes Delgado
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3- Etapas del prerrenacimiento español
En el prerrenacimiento español se distinguen dos grandes periodos:
-
De 1400 a 1450, en que Juan II de Castilla y Alfonso V de Aragón fueron los protagonistas de la
recepción del humanismo. Los autores más destacados fueron el Marqués de Santillana y Juan de
Mena.
-
De 1450 a 1517, en que los reinados de Juan II de Aragón y Enrique IV de Castilla supusieron
un decaimiento literario, que acabó durante el reinado de los Reyes Católicos. Los autores más
destacados de este momento fueron Jorge Manrique y Fernando de Rojas.
4- Géneros literarios en el siglo XV
•
La lírica popular
Es en el siglo XV cuando los poetas cultos castellanos se ocupan de recoger, por primera
vez en forma escrita, las canciones del pueblo. La lírica popular castellana se manifiesta en las
cántigas, serranillas, alboradas, albadas, endechas, mayas, canciones de siega, de romería…
•
La literatura satírica
La crisis del siglo XV permite la aparición de las primeras críticas políticas y sociales,
desconocidas hasta entonces. Así, son famosos tres poemas satíricos anónimos titulados:
a)
Coplas del Provincial: En ellas, se hace burla de los más ilustres linajes de la corte de
Enrique IV de Castilla.
b) Coplas de Mingo Revulgo: De carácter alegórico, atacaron a Enrique IV.
c)
Coplas de ¡Ay, panadera!: Se burlan de la cobardía de los caballeros sublevados contra
Juan II.
La sátira social alcanza su mejor expresión en un género muy difundido por toda Europa: el
de las danzas de la muerte. En Castilla se conserva una, escrita entre los siglos XIV y XV, en la
que, de forma alegórica, la Muerte va llamando sucesivamente a danzar con ella a representantes
de las distintas clases sociales, desde el Papa al más humilde labrador, igualándolos a todos en el
morir y recriminando a muchos su mala vida. Continuaron escribiéndose obras inspiradas en las
danzas de la muerte en el siglo XVI.
Manifestaciones prosísticas de sátira social se advierten también en los historiadores y
cronistas de la época, y en los poetas cortesanos. Hubo obras exclusivamente dedicadas a la
censura de la sociedad y, en especial, contra las mujeres: en el siglo XV, la misoginia se
convirtió en un tópico. La Reprobación del amor mundano del Arcipreste de Talavera es un
buen ejemplo de ello.
•
La lírica cortesana
Con la concentración de la nobleza en las cortes, y con la existencia de auténticas cortes
aristocráticas en diversas ciudades, la lírica culta de este siglo es fundamentalmente palaciega.
Allí confluyen caballeros y trovadores que lucen su ingenio en diversos géneros poéticos. Sus
obras se han conservado en recopilaciones o cancioneros, como los llamados de Baena y de
Stúñiga.
Este tipo de poesía presenta dos variedades fundamentales:
a)
Ldo. José Ángel Paredes Delgado
La lírica que todavía sigue los moldes y temas de la escuela gallego-portuguesa del
siglo XIII y que reconoce, por tanto, un origen provenzal: Son poemas que abordan
el tema del amor cortés: la dama se presenta como una señora feudal, casada,
virtuosa y de rasgos arios (rubia, de piel blanca y de ojos azules); el poeta-amante,
discreto, es su vasallo y sufre por el rechazo de ésta. Se recrean los tópicos de la
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“amada enemiga” y del “amor como guerra”.
octosílabos normalmente.
b)
•
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Son poemas escritos en versos
La lírica doctrinal de inspiración alegórico-dantesca: Imita el estilo alegórico de
Dante en la Divina Comedia. Tiene un carácter narrativo o satírico y trata de temas
morales y religiosos. Utiliza el verso de arte mayor castellano normalmente. Dentro
de esta tendencia destacan:
-
Iñigo López de Mendoza, Marqués de Santillana: Escribió el Infierno de los
enamorados al estilo dantesco.
-
Juan de Mena: Su poema principal es el Laberinto de la Fortuna. En él, de
forma alegórica, el poeta, guiado por la Providencia, contempla en el cristalino
palacio de la Fortuna tres ruedas: dos inmóviles, la del pasado y la del futuro, y
una móvil, la del presente. El poeta describe personajes y acciones que en ella
ve, y realiza una muestra de la historia castellana, con afán patriótico.
El romance
Durante el siglo XV dejan de escribirse cantares de gesta y poemas en cuaderna vía. El
Mester de Clerecía desaparece y los cantares épicos dejan de componerse. Les suceden en el
gusto del público los romances. El Romancero Viejo recogerá este inmenso corpus de poemas,
de temas fundamentalmente épicos, aunque, a veces, también líricos.
Hay dos teorías con respecto al origen de los romances: una de ellas, la tradicionalista,
defendida por Menéndez Pidal, defiende que los romances proceden de la fragmentación de las
partes más interesantes de los cantares de gesta; la otra, la individualista, sostiene que los
romances fueron creados desde un primer momento como género independiente.
•
La prosa novelesca
Durante el siglo XV fue muy leído el Amadís de Gaula, prototipo de los libros de
caballerías, compuesto muy probablemente en el siglo anterior.
Pero el género novelesco más característico de esta época fue la novela sentimental, de
fuerte influjo italiano. Son historias lacrimosas de amantes aristocráticos, que ven continuamente
amenazado su amor y que, no pocas veces, acaban de modo trágico. Destaca la Cárcel de amor
de Diego de San Pedro.
•
La prosa didáctica
A finales del siglo XV se despierta un gran interés por el idioma. Antonio de Nebrija escribe
la primera Gramática de la Lengua Castellana.
También la historia alcanza un gran esplendor. Dentro del género histórico destacan las
crónicas de reyes y las biografías de personajes principales.
•
El teatro
(Su estudio se llevará a cabo como introducción en el tema del teatro barroco)
Ldo. José Ángel Paredes Delgado
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Jorge Manrique
Jorge Manrique es el mayor poeta del siglo XV. Se conocen pocos
datos acerca de su vida, aunque sabemos que en él se aúnan ya los rasgos
típicos del hombre renacentista: fue un caballero militar, pero, a la vez, un
hombre culto y un poeta.
Era hijo de Don Rodrigo de Manrique, el cual fue un famoso político y
militar de la época en defensa siempre de los derechos de Isabel la Católica
frente a “la Beltraneja”. Él acompañó a su padre en numerosas hazañas
bélicas a favor de ella; en una de estas batallas, su padre murió. Ello produjo en el hijo un
profundo pesar que le condujo a escribir las Coplas por la muerte de su padre.
Coplas por la muerte de su padre
Las Coplas por la muerte de su padre son una elegía escrita por Jorge Manrique
después de la muerte de su padre, el Maestre de Santiago Don Rodrigo de Manrique. Constituye
una de las obras capitales de la literatura española y, sin duda, el mejor poema lírico de la
poesía prerrenacentista castellana.
Esta obra pertenece al género poético de la elegía funeral medieval o planto y es una
reflexión sobre la vida, la fama, la fortuna y la muerte con resignación cristiana. Se inspira en
los precedentes clásicos y medievales del género, pero también contiene alusiones a la historia
reciente de Castilla e incluso a sucesos en los que pudo estar presente el propio autor.
Contenido
Las Coplas lamentan la muerte del padre del autor, don Rodrigo
Manrique, remontándose, desde la muerte como tema general, a los
ejemplos de muertes de personajes ilustres y, finalmente, a la muerte del
personaje.
El poeta, sin romper la unidad de tono, filosofa sobre la
inestabilidad de la fortuna, la fugacidad del tiempo y las ilusiones humanas
y el poder igualatorio de la muerte.
En ellas, se ensalza la figura del fallecido, junto con ataques más o
menos directos a quienes han sido, de una forma u otra, enemigos del padre o de la familia
Manrique.
En ellas, se reflejan también los profundos cambios sociales que se estaban
produciendo en la España del momento. Estaba teniendo lugar un cambio entre dos mundos
completamente diferentes: el mundo feudal (característico de la Edad Media, con sus tres
estamentos bien delimitados) estaba dejando paso al mundo renacentista (Edad Moderna), en el
que surgirá una nueva clase social –la burguesía-, y en el que los tres estamentos anteriores ya
no serán tan impermeables, sino que la posición de una persona podrá verse alterada según el
dinero que posea. Manrique también trata este tema en su poema, criticándolo con firmeza.
Temas
Todo lo anteriormente expuesto lleva a Manrique a una serie de reflexiones sobre la vida
y la muerte, que desarrolla a través de los siguientes temas:
•
El paso implacable del tiempo (tópico del tempus fugit).
•
El tópico del Ubi sunt? (¿Dónde están?) para evidenciar la fugacidad de la vida.
•
La vida como camino (tópico del homo viator).
•
La vanidad de las cosas mundanas (tópico de la vanitas vanitatum).
•
La descripción de don Rodrigo Manrique y el elogio de sus virtudes como excelente
caballero y héroe de la cruzada contra los moros.
•
Los tres tipos de vida: terrenal, de la fama y eterna.
Ldo. José Ángel Paredes Delgado
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El poder igualatorio de la muerte.
Ninguno de estos temas son originales; todos circulaban en la Edad Media y aún antes
(muchos tienen origen bíblico). Su originalidad no está, pues, en la invención de temas, sino en
la hondura y sinceridad con la que el poeta hace suyos aquellos sentimientos comunes.
También vemos su originalidad en la maestría con la que adapta la métrica y sintaxis del poema
a las ideas expuestas.
Métrica y lenguaje
El poema se compone de 40 coplas de pie quebrado o manriqueñas. Cada una de
ellas es una sextilla doble y tiene, por tanto, doce versos que riman de forma consonante. Se
llaman de pie quebrado porque el tercer y sexto verso de cada sextilla es de cuatro sílabas,
mientras que el resto tiene ocho. La disposición de cada copla es la siguiente:
8a 8b 4c 8a 8b 4c, 8d 8e 4f 8d 8e 4f
En general, los doce versos desarrollan un pensamiento completo y coherente; y cada
verso alberga una unidad sintáctica, de modo que apenas hay encabalgamientos. El ritmo
producido por la secuencia de dos octosílabos seguidos de un tetrasílabo es muy solemne; el
tetrasílabo (el pie quebrado) introduce rítmicamente una ruptura del
discurso, como si obedeciera a un desaliento, a una pérdida de fuerzas por
parte del poeta, que se adecua muy bien al tono funeral del poema.
El lenguaje utilizado por Manrique es de gran simplicidad, en
contraste con la retórica latinista de moda en el siglo XV. El poeta introduce
cultismos, pero, con tanto acierto, que casi todos ellos pertenecen hoy al
habla común. La fluidez y naturalidad con que el poeta expresa sus
profundas ideas es su rasgo más característico.
Estructura del poema
Se pueden distinguir tres partes:
•
1ª parte (coplas I-XIV): La primera parte, compuesta por las primeras catorce
coplas, es una serie de generalizaciones filosóficas acerca de lo que debemos y
no debemos hacer. Se caracteriza por la reflexión y las metáforas de la vida y de
la muerte, siguiendo la idea de San Agustín (fruto de su interpretación de las
ideas platónicas) de que esta vida está para usarla como camino que nos
conduce a la verdadera vida, tras la muerte, y no para disfrutarla.
•
2ª parte (coplas XV-XXIV): Se da aquí una ejemplificación de las cuestiones
teóricas antes expresadas en ejemplos históricos conocidos por los potenciales
lectores del poema. Aparece el tópico del ubi
sunt? («¿dónde están?») con mucha frecuencia,
siempre en forma de pregunta retórica («¿qué se
hicieron?», «¿qué fueron?»). Aparece para
mostrar que todas las cosas de este mundo son,
al final, perecederas, como la propia vida
terrenal: todas las personas por las que se
pregunta han desaparecido, pese a sus glorias.
Una característica interesante es que, como
pretexto para ejemplificar sus ideas, ajusta cuentas con los enemigos del padre,
empleándolos como ejemplos de lo que no debe hacerse…
•
3ª parte (coplas XXV-XL): Es la parte de las Coplas que consiste en la elegía
propiamente dicha y donde, por primera vez, aparece la figura del padre, del que
hasta entonces no habíamos oído hablar. Si antes utilizaba ejemplos de la
historia reciente para ejemplificar las cuestiones filosóficas generales
propuestas en la primera parte, ahora va tomar como referencia para su
propósito a Rodrigo de Manrique, alabando cómo en todo momento cumplió con
lo que “debe hacerse” según lo dicho en las dos partes anteriores del poema.
Dentro de esta tercera parte, podemos destacar la intervención de la Muerte
dentro de un diálogo en el que se muestra cómo Rodrigo de Manrique cumplió
con su deber de morir bien, y no oponerse a los designios divinos. Otra
característica importantísima es la aparición de una tercera vida, la fama, idea
fundamentalmente renacentista.
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