2BACH Federico Garcia Lorca teoria.

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TEMA DE TEATRO PARA 2o DE BACHILLERATO
La casa de Bernarda Alba, de Federico García Lorca
OBRA Y CONTEXTO SOCIAL
(A. Introducción: Marco histórico-cultural, situación del autor en su época,
etapa en la que se inscribe la obra.
(B. Género dramático: características formales e ideológicas.
TÉCNICAS DRAMÁTICAS Y PERSONAJES
(A. Trama y acción dramática
(B. Los personajes
(C. Estudio del tiempo y del espacio
(D. Análisis del diálogo
OBRA Y CONTEXTO SOCIAL
Tras el Modernismo, la Generación del 98 y el Novecentismo, la Generación del
27 es el siguiente grupo de autores que buscará la renovación de nuestra
literatura.
En 1927 un grupo de literatos (Alberti, Lorca, Jorge Guillen, Gerardo Diego...) se
reúnen en el Ateneo de Sevilla para conmemorar el tercer centenario de la muerte
de Góngora. Esta reunión será el germen de la llamada Generación del 27,
constituida por una serie de artistas e intelectuales que renovarán la literatura
española de la época y darán origen a un nuevo periodo de esplendor literario,
fundamentalmente en la lírica. En torno a la Residencia de Estudiantes este grupo
de autores defenderá una nueva forma de creación literaria basada en el equilibrio
integrador, por una parte, de influencias de la literatura de vanguardia, sobre todo
del surrealismo, y por otra, de periodos y autores anteriores de nuestra literatura:
los clásicos españoles del Siglo de Oro, la lírica popular, Bécquer, Juan Ramón
Jiménez y Antonio Machado fundamentalmente.
Cada uno de los componentes de la Generación del 27 tiene sus características
propias, aunque todos ellos manifiestan una tendencia al equilibrio entre polos
distantes:
•
Persiguen un equilibrio entre lo sentimental y lo intelectual.
•
Buscan
el equilibrio entre la poesía pura e intelectual y la poesía
humanizada.
•
Pretenden una síntesis entre la obra minoritaria y hermética y la obra
universal y popular.
•
Igualmente aspiran a conseguir en sus obras una síntesis entre tradición y
renovación.
En 1929 se produce en EE UU la Gran Depresión, crisis económica de
superproducción que tuvo consecuencias mundiales: se fabricaban muchos más
productos de los que los ciudadanos, con sus bajos salarios, podían comprar.
Mientras que en Europa, como consecuencia de la crisis económica, se inicia un
retroceso de los partidos de izquierdas y, paralelamente, la aparición de los
partidos fascistas y totalitarios -el nazismo de Hitler-, España sigue sumida en una
crisis social, política y económica cuando los componentes de la Generación del
27 publican sus obras. Precisamente serán testigos de dos momentos
fundamentales de nuestra historia: la segunda República y la Guerra civil.
Concretamente Lorca será asesinado al principio de la guerra y al finalizar la
contienda se producirá la fragmentación del grupo, ya que la mayoría decide, en
función de sus ideas políticas, exiliarse, mientras que Aleixandre, Dámaso Alonso
y Gerardo Diego optan por permanecer en España.
Federico García Lorca es el autor más conocido y uno de los más representativos
de la Generación del 27. Nace en Fuentevaqueros (Granada) en 1898. Estudia
Letras y Derecho en la Universidad de Granada, aunque sólo termina sus
estudios de Derecho, y además de dedicarse a la literatura, cultiva también la
música. En 1919 se instala en la Residencia de Estudiantes en Madrid, donde
empieza a relacionarse con otros componentes de la Generación del 27 y donde
también hace amistad con otros importantes artistas, como Dalí y Buñuel. Su
primer éxito le llega en 1928 tras la edición del
Romancero Gitano. En 1929 realiza un viaje a Nueva York que deja en él una
profunda huella, tanto por el gigantismo de la ciudad como por el materialismo
extremo y las grandes desigualdades sociales que percibe en la sociedad
neoyorquina. Fruto de ese fuerte impacto será su obra Poeta en Nueva York, obra
con la que manifiesta su oposición a ese mundo moderno y deshumanizado.
Después de volver a España, en 1932 funda La Barraca, compañía teatral con la
que pretenderá llevar el teatro al pueblo. En 1933 realiza un viaje a Buenos Aires,
donde alcanzará un gran éxito. Tras volver a España apoya públicamente al
gobierno del Frente Popular y vive con preocupación el final de la República y la
sublevación militar; a mediados de julio de 1936 se traslada a Granada y, para
estar más seguro, se refugia en casa del poeta Luis Rosales, que pertenecía a
una destacada familia falangista de Granada; sin embargo, es detenido y
posteriormente asesinado en 1936 a principios de la Guerra civil.
En la personalidad de Lorca destacan dos facetas; por una parte su vitalidad y
simpatía; por otra, su frustración y su malestar íntimo. Eso explica que el dolor y la
frustración, así como el destino trágico estén presentes en sus obras y den unidad
tanto a su poesía como a su teatro, en los que junto a la perfección formal se
aprecia un total equilibrio entre lo culto y lo popular.
Por lo que se refiere al teatro anterior a 1936, hay que destacar dos
condicionantes que van a influir en la producción teatral de este periodo: por una
parte, las exigencias comerciales de los empresarios que conciben el teatro como
un negocio que debe adaptarse a los gustos del público para generar ingresos
económicos; por otra, las preferencias de los espectadores que asisten a las
representaciones, burgueses y aristócratas. Estos dos aspectos condicionarán la
creación de los autores:
•
Ideológicamente, tendrán que adaptarse a la forma de pensar burguesa,
que admite cierta autocrítica, pero no pretende la transformación social y
política.
•
Estéticamente, será un teatro básicamente conservador, sin innovaciones
técnicas ni estéticas.
Ante esta situación, podremos encontrar dos corrientes en el panorama teatral de
los primeros años del siglo XX:
1. Teatro conservador, que sigue la orientación del teatro de finales del XIX y
tiene gran éxito y aceptación del público. Dentro de esta corriente destaca la
comedia burguesa de Benavente, el teatro neorromántico en verso y el teatro
cómico-costumbrista.
2. Teatro innovador, que pretende adoptar innovaciones estéticas y nuevos
enfoques ideológicos. En este grupo hay que situar la producción teatral de
Valle-lnclán y Lorca.
La aportación más significativa del teatro de Valle-lnclán es la utilización de la
técnica del esperpento, con la que da una visión deformada, caricaturesca y
crítica de la realidad. Se pueden destacar dos obras fundamentalmente, Divinas
palabras y Luces de bohemia. En ambas se mezclan lo trágico y lo burlesco para
proporcionar una visión sórdida, crítica y degradada de los personajes y de la
realidad española.
La Generación del 27 destaca especialmente por la lírica, sin embargo, son
también importantes las aportaciones teatrales de algunos de dos sus miembros:
Alberti y Lorca. Los tres logros fundamentales de estos dos autores en el terreno
dramático son:
•
La depuración del teatro en verso o poético.
•
La incorporación de las formas de vanguardia.
•
El interés por acercar el teatro al pueblo.
El teatro de Lorca puede considerarse semejante en calidad a su obra lírica.
Precisamente dedicará al teatro una atención preferente en los últimos años de
su vida, de 1930 a 1936, años en los que combina la creación teatral con la
dirección de La Barraca , grupo de teatro universitario que, con el apoyo del
gobierno republicano, recorre los pueblos de España representado obras
clásicas.
La temática de sus obras dramáticas será la misma que la de sus poesías:
•
El mito del deseo imposible.
•
El conflicto entre la realidad y el deseo.
•
Mujeres condenadas a la soledad, a la frustración y al fracaso.
En un sentido amplio se puede decir que Lorca expone en sus obras la tragedia de
la persona, frecuentemente una mujer, condenada a una vida estéril, a una
frustración vital. Los tres elementos que provocan en los protagonistas de sus
obras esa trágica frustración son el tiempo, la muerte y la sociedad. Esto
permite a García Posada afirmar que "el elemento neurálgico del universo
lorquiano es la frustración".
Estéticamente, el teatro lorquiano evolucionará desde sus inicios modernistas
hasta una estética personal y sus obras, aunque están inscritas en la realidad
española, tienen una dimensión social.
A pesar de que la dimensión humana y la dimensión estética son preocupaciones
constantes de Lorca en sus obras dramáticas, con el paso del tiempo se va
instalando en él una idea didáctica del teatro, convencido de que las exigencias
estéticas son compatibles con la función educadora, a la que añade un enfoque
social o popular. Por eso en sus obras se funden de forma equilibrada y complejo
lo personal y lo social.
Por lo que se refiere a su estilo, hay que destacar la utilización en muchas de sus
obras de verso y prosa, reservando la poesía para los momentos de mayor
intensidad. También es frecuente la inclusión de canciones populares.
Igualmente, se aprecia un perfecto equilibrio entre el lenguaje popular y el
lenguaje poético, lo que dará origen a metáforas y connotaciones imaginativas y
sensoriales no exentas muchas veces de un cierto aire coloquial. Su primera obra
de éxito es Mariana Pineda (1925), drama en verso, con influencia del teatro
histórico modernista, en el que la protagonista es ajusticiada por haber bordado
una bandera liberal. Es también destacable La zapatera prodigiosa (escrita en
1926 y publicada en 1930), obra que Lorca subtitula como "farsa violenta" y en la
que tras su aspecto cómico se esconde el mito de la ilusión insatisfecha. La
plenitud dramática de Lorca se alcanza con sus cuatro últimos dramas, Bodas de
sangre (1933), donde la pasión desborda las barreras morales y sociales; Yerma
(1934), drama de la mujer
condenada a la frustración e infelicidad debido a la infidelidad de su marido y a su
insatisfecha maternidad; Doña Rosita la soltera (1935), drama sobre la espera
inútil del amor; y La casa de Bernarda Alba (1936), donde la muerte es la trágica
condena para los anhelos de libertad.
TÉCNICAS DRAMÁTICAS Y PERSONAJES de La casa de Bernarda Alba
Trama y acción dramática
Tras la muerte de su segundo marido, Bernarda Alba impone un luto riguroso a
sus cinco hijas, que en su vida han tenido apenas contacto con el sexo opuesto.
Cuando la hija mayor hereda una gran fortuna atrae a un pretendiente (Pepe el
Romano) ; eso hace que celos y pasiones se desaten en la casa, lo que conduce
inexorablemente a un final trágico: Adela, la más joven, no quiere someterse a la
voluntad de su madre y mantiene relaciones sexuales con Pepe. Descubierta por
su celosa hermana, Martirio, -que inmediatamente grita para que venga
Bernarda-, se cuelga pensando que su amado ha sido asesinado por la madre, no
sin antes haber roto su bastón, simbolizando así su rebeldía.
La obra es subtitulada por Lorca como "drama de mujeres en los pueblos de
España", sin embargo, se puede entender como una auténtica tragedia, tanto por
la inexorable frustración de los personajes como por el desenlace trágico al que
conducen los conflictos, la represión y el ambiente agobiante en el que se
desarrolla la obra.
Pepe el Romano es el detonante de las fuerzas reprimidas y encerradas en la
casa de Bernarda Alba; aparece en la obra como pretendiente interesado de
Angustias, la hija mayor, pero verdaderamente se siente atraído por Adela, la hija
menor, al tiempo que es amado en secreto por Martirio, la cuarta hija de Bernarda.
En torno a este personaje se centran los enfrentamientos y conflictos del
ambiente enrarecido en el que desarrolla la acción.
En esta obra Lorca da forma dramática a su temática más profunda y personal.
Ruiz Ramón considera que la obra tiene como tema central el enfrentamiento
entre autoridad y libertad. Belanich considera que más bien la obra desarrolla el
conflicto entre la realidad y el deseo. Tusón piensa que el tema central de la obra
es la rebeldía contra la represión y la tradición. En cualquier caso y considerando
válidas las tres opiniones, se trata de preocupaciones y problemas tratados de
forma recurrente en toda la obra de Lorca. Frente a todo lo que representa
Bernarda (autoritarismo, represión, conservadurismo...), sus hijas encarnarán una
amplia gama de actitudes que van desde la sumisión pasiva a la rebeldía más
abierta. Sin embargo, Lorca plantea un panorama de frustración irreparable, ya
que si la sumisión es frustrante, la rebelión es imposible y conduce a la muerte.
Junto a este tema central aparece en la obra una serie de temas relacionados: la
moral tradicional, la presión social, las diferencias sociales, el orgullo de casta y el
clasismo y, como en tras obras de Lorca, la condición de la mujer en la sociedad
española de la época.
Personajes
Como en otras obras dramáticas de Lorca, los personajes de La casa de Bernarda
Alba, por un lado son estereotipos, ya que suponen una figura representativa de
un tipo humano; pero también tienen detrás su historia, sus sentimientos. Son,
pues, también individuos. Igualmente hay que resaltar que solamente aparecen
mujeres, pues es un drama sobre ellas.
Bernarda: Todo lo negativo se centra en ella. Es la encarnación de la represión y
el autoritarismo. Es tirana, despótica y por eso, es el blanco de casi todas las
críticas de la obra. Su lenguaje ya advierte su carácter: es tajante en sus
afirmaciones y es la única que da las órdenes en su casa. El bastón en el que se
apoya es también un símbolo de poder. Su autoridad despótica se muestra con
sus hijas, pero se hace particularmente vejatoria cuando da órdenes a las criadas.
Igualmente es la personificación de los convencionalismos morales y sociales. Le
da mucha importancia a las críticas de los vecinos y al "qué dirán";
por eso considera que siempre hay que guardar las apariencias. Así es explicable
que a los impulsos eróticos de sus hijas Bernarda responda con la defensa de la
decencia, la honra y la virginidad. También es la defensora del papel tradicional
de la mujer, a la que considera subordinada y servidora del varón. Por otra parte,
Bernarda encarna también el orgullo de casta: tiene una mentalidad clasista que
le hace creer que pertenece a una casta superior.
Las hijas viven entre la reclusión de ese mundo opresivo y el deseo de salir de él.
Todas ellas estás obsesionadas por lo erótico y el matrimonio; éste es la única vía
para liberarse de la tiranía de Bernarda y poder satisfacer reprimidos deseos
sexuales. Las cinco hijas de Bernarda encarnan, como se ha dicho antes, un
abanico de actitudes que pasan por la sumisión, la resignación y la rebeldía. Por
eso, al igual que Bernarda, representan modelos o tipos de comportamiento, al
tiempo que también son figuras individualizadas que tienen vida propia.
Angustias: Es hija del primer matrimonio de Bernarda y es la rica heredera.
Aunque es consciente de ello le es indiferente, ya que su único deseo es salir de
la maldita casa y del poder de su madre. Aunque tiene 39 años no quedan en ella
pasiones ni ilusiones, lo que contrasta vivamente con su hermana Adela.
■ Magdalena y Amelia: Son las dos más sumisas. Han aceptado el poder de su
madre con resignación.
• Martirio: Es un personaje más complejo que sus dos hermanas anteriores. Su
madre frustró su boda y siente un resentimiento y unos celos muy grandes de su
hermana menor, ya que ve impotente cómo ésta atrae a Pepe el Romano
• Adela: La más joven de todas. Representa la encarnación de la rebeldía y la
lucha por la libertad al oponerse a las pautas de comportamiento establecidas por
su madre. No está dispuesta a someterse a la tiranía materna y todo en ella es
vitalismo y pasión. El traje verde que se pone simboliza el vitalismo y toda la
fuerza y la pasión del personaje, quien en uno de los momentos trascendentales
de la obra se atreve a romper el bastón de Bernarda, que es
símbolo de la autoridad impuesta. Por eso Adela desafía a su madre y desafía la
moral establecida, aunque le es imposible vencerla y esto la lleva al destino
trágico.
■ Poncia: La criada. Sería casi de la familia de no ser por el clasismo de Bernarda,
que frecuentemente le recuerda la diferencia de clase, aunque, paradójicamente,
oye sus opiniones y consejos. Poncia asume su condición, pero está llena de un
rencor contenido que se percibe sutilmente en alguna de sus palabras y
conversaciones con las hijas. Destaca por su sabiduría popular y por el empleo de
un habla rica, expresiva y popular.
■ María Josefa: En sus palabras se mezclan locura y verdad. Es una mala imagen
ante el pueblo, por lo que es encerrada por Bernarda. Expresa lo que ninguna de
las hijas se atreve a decir: su deseo de libertad, de amor, de maternidad, etc..
- Pepe el Romano: Es el catalizador de todas las pasiones e iras de la casa y
representa la encarnación del "hombre". En la obra no aparece, aunque es
omnipresente, y todo lo que se va diciendo de él en la obra compone un retrato
suficientemente definido del personaje, en el que destaca su falta de honestidad:
sólo le interesa el dinero de Angustias y no duda en enamorar a Adela.
El tiempo y el espacio
La acción transcurre en un espacio cerrado: la casa de Bernarda. Es un mundo
opresivo, triste, de luto y de silencio. Lorca consigue crear una atmósfera
sofocante e irrespirable que da origen a un espacio autoritario, frustrante, privado
de libertad, que se opone a la vida y los sentimientos y en el que reina la muerte.
Frente a la casa está el mundo exterior, del que llegan ecos de libertad, amor y
alegría. Pero en ese mundo exterior también existe el "qué dirán" y está regido
por esas convenciones sociales que Bernarda respeta e impone. En ese espacio
exterior hay críticas, murmuraciones y una moral estricta y tradicional.
También ese mundo exterior que se opone a la casa está lleno de simbolismos.
En un momento de la obra se habla de "este maldito pueblo sin río, pueblo de
pozos, donde siempre se bebe el agua con miedo de que esté envenenada". El río
en la obra de Lorca frecuentemente simboliza la vida, con sus sentimientos y sus
pasiones; en cambio el pozo es metáfora de muerte.
Por lo que se refiere al tiempo, la acción de la obra transcurre a lo largo de no
muchos días de un verano caluroso. Cada acto se sitúa temporalmente en
distintos momentos del día. El primer acto se desarrolla en la mañana del duelo
por la muerte del marido de Bernarda; el continuo repicar de campanas, que
también suenan en el último acto, marcan a lo largo de la narración el paso del
tiempo. El segundo acto inicia la acción en la hora de la siesta y la continúa a lo
largo de la tarde. Finalmente, los sucesos narrados en el tercer acto se
desarrollan por la noche.
El desarrollo de la acción en el espacio cerrado pone de manifiesto la progresión
dramática. Lorca plantea el conflicto y va creando progresivamente momentos de
tensión, de forma que los acontecimientos se presentan perfectamente
encadenados hasta llegar al desenlace final, que se propone como algo
inexorable.
El diálogo
Es de destacar la maestría del diálogo, que destaca por su fluidez e intensidad,
consiguiendo un perfecto equilibrio entre realidad y poesía. Lorca utiliza un
lenguaje enraizado en el habla popular que, sin embargo no está exento de
simbolismos e imágenes poéticas. El lenguaje es utilizado por Lorca para crear
una atmósfera dramática en la que se desarrollan los conflictos de unos
personajes perfectamente individualizados. Las palabras contribuyen a aumentar
el carácter realista de la obra, que según el mismo Lorca fue concebida como "un
documental fotográfico". El diálogo nos introduce en la vida real de un pueblo, al
tiempo que describe y sugiere el ambiente sofocante y conflictivo de la casa de
Bernarda. Pero también el lenguaje está cargado de una fuerte
simbólica:
al simbolismo del
río o
del pozo,
dimensión
ya mencionados, hay
que unir el del maro el campo, que representan la libertad; el agua o la sed
significan la vida y los anhelos; y el caballo garañón simboliza gráficamente los
impulsos vitales reprimidos.
Ruiz Ramón considera que toda la acción de la obra está enmarcada por la
primera y última palabra que pronuncia Bernarda: silencio. Entre ese primero y
último silencio impuesto por Bernarda se desarrolla el conflicto entre dos fuerzas:
el principio de autoridad, representado por Bernarda, y el principio de libertad,
representado por las hijas y especialmente por Adela.
La casa de Bernarda Alba es, en definitiva, una de las obras que mejor
representan el mundo dramático y la concepción teatral de Lorca. Aquí están
presentes muchas de sus obsesiones, pero también es evidente que por medio de
unos personajes individualizados y humanos se manifiesta el concepto de teatro
como "poesía que se levanta del libro y se hace humana".
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