FRANCISCO HERNÁNDEZ DOMÍNGUEZ Número 09 2015 Lic. Gabino Cué Monteagudo Gobernador Constitucional del Estado de Oaxaca Mtro. Francisco Martínez Neri Secretario de las Culturas y Artes de Oaxaca Lic. Guillermo García Manzano Director General de la Casa de la Cultura Oaxaqueña Lic. María Concepción Villalobos López Jefa del departamento de Promoción y Difusión Lic. Rodrigo Bazán Acevedo Jefe del departamento de Fomento Artístico Ing. Cindy Korina Arnaud Jiménez Jefa del departamento Administrativo C.P. Rogelio Aguilar Aguilar Investigación y Recopilación Un personaje indeleble S 2 i existe una persona que dejó huella indeleble en la literatura y concretamente en la poesía, es Francisco Hernández Domínguez. En él la profundidad de pensamiento, la libertad creativa, sin dejar a un lado la preceptiva tan olvidada en estos tiempos, están presentes así como la altura de un pensamiento filosófico y estético que gozó del arrullo de la metáfora, de esa imagen poética que Hernández Domínguez nos regaló cuando con un natural talento aportaba en el soneto italianizante algo que sólo los grandes de la poesía pueden crear con tanta facilidad, con una inmensa espontaneidad y sobre todo, con una belleza tal que cautiva la mente y el corazón provocando una tras otra, infinidad de sensaciones estéticas; es decir, provocando la belleza. Francisco era sencillo, nada complicado, era un hombre íntegro, presente en las mejores galas del pensamiento, trascendente en los conceptos que vertía a sus alumnos en donde daba verdaderas cátedras que sólo los grandes pueden realizar. Francisco era un enamorado del verso, un amante del soneto, un héroe de la imagen y también un ejemplo de disciplina literaria. Gocé de su amistad y del influjo que provocaban sus poesías; me deleité con aquellos recitales que ambos realizábamos en la Escuela de Bellas Artes; me sentí orgulloso de tener como compañero en las andanzas del verso libre a un gigante cuya pluma hacía del pensamiento, del análisis, de la ternura, de la protesta y del amor, algo que parecía tan sencillo y espontáneo. Si a un poeta del siglo XX tendría que admirar en toda su plenitud este hermoso estado de Oaxaca y me atrevo a decir, este México nuestro, es a este joven valor que a los 41 años nos dejara al tiempo que heredó todo un bagaje de arte y de cultura, pero sobre todo, que nos legó una poesía que va más allá del tiempo y la distancia. Guillermo García Manzano 3 Carta de vida F 4 rancisco Hernández Domínguez fue el aeda que vivió viajando hacia el pasado para recobrar las gestas heroicas de nuestros próceres, se estableció en el presente cantando en tiernos versos las mieles del connubio y la paternidad, y se proyectó al futuro para pedirnos que dejemos abiertas jaulas en el pecho, para que aves de paz fabriquen con arterias nuevos nidos. Alguien dijo que la vida del Doctor Domínguez fue crear y vivir en la poesía, y los que convivimos con él como alumnos, como amigos y compañeros de coloquios inspirados, siempre recordaremos esa voz respondida de infinito, densa en la simple densidad de la nada. Como docente, en su cátedra de Literatura Hispano Americana, no buscaba la paz ni el manso orgullo de enclaustrada oración, porque su pensamiento era fuerte, porque hablaba su ser doliente e inspirado, y nos ilustraba sin mordaza en la voz, buscando la polémica que produce el juicio personal sobre el poema, el autor o la escuela y educa con sólidos cimientos culturales que perduran toda la vida. Para celebrar sus triunfos en los Juegos Florales convocados por la Universidad Benito Juárez de Oaxaca, nos recibió en su hogar varias veces, en convivios donde su mantel se extendía en sobremesa y el maestro recordaba los amargos tragos que la vida le deparó y que le servían de inspiración a sus poemas llenos de grises reminiscencias, pues cantaba: “Lleno estoy del dolor, mi voz levanto en sorda escala que ya nunca suena, porque, el vacío, mi palabra llena en el arroz mordido por el canto. A fuerza de vivir en lo imposible, se hizo llaga el dolor en mi estructura y hoy es huésped de venas apacible. Y ya, ni amarga tanto la amargura, porque mi voz en cántaro inaudible repica en el compás de mi locura”. En 1968, la Universidad Benito Juárez de Oaxaca publicó Dintel, Cantera y Esquina, donde el Doctor Hernández Domínguez, en una mínima antología da a conocer, en la parte inicial del volumen, poemas de carácter amoroso y emotivo; en la segunda, congrega los inspirados asuntos propios del solar oaxaqueño y, en la tercera parte, el Doctor reunió sus trabajos de fondo más profundo y filosófico. La presentación de esta antología la realizó el distinguido maestro y acucioso polígrafo José de la Luz Bonechi, quien escribió al respecto: “Francisco Hernández Domínguez, médico distinguido, miembro connotado de la Sociedad Oaxaqueña de Escritores y Periodistas y catedrático de literatura de la Universidad “Benito Juárez” del Estado, es uno de los poetas más jóvenes de la entidad. Desde su adolescencia empezó a escribir versos, cuando la manecita de una Beatriz provinciana llamó a su corazón. Sus primeras composiciones aparecen por los años de 1946 y 1947 en los diarios locales, “El Imparcial” y “Oaxaca Gráfico”. Inicia sus estudios superiores en la Escuela Preparatoria del inolvidable Instituto Autónomo de Ciencias y Artes del Estado cuando el bachillerato era de 6 años, siendo los tres primeros el equivalente a la secundaria por lo que al terminar ésta marcha a la capital del país con el propósito de seguir la carrera de medicina. “En la metrópoli se consolida su gusto por la poesía, se adscribe a la Sociedad Literaria “Netzahualcóyotl” formada por jóvenes entusiastas y talentosos como Arellanes, Silva Villalobos, Castañeda Bringas, Macías Silva, Araiza Arbizu. “Por ese tiempo ya había logrado algunos éxitos literarios. En 1956 un poema suyo: “Clamor de sombras”, obtiene un accésit al segundo lugar en un certamen convocado por la entonces Sociedad Estudiantil “Benito Juárez”. Dos años después, su “Llamado al bronce” gana, en un jurado presidido por el viejo aeda oaxaqueño Félix Martínez Dolz, el primer premio de los Juegos Florales organizados por la mencionada sociedad. 5 6 “No obstante los nexos que tuvo Hernández Domínguez con los jóvenes poetas de la metrópoli y las influencias literarias prevalecientes, su gusto se ha mantenido apartado de todo influjo radical y ha buscado la inspiración en los grandes forjadores de la poesía castellana; José Asunción Silva, López Velarde, Enrique González Martínez, Porfirio Barba Jacob, César Vallejo y otros insignes liróforos de América. “Tras un examen un poco apresurado de sus trabajos literarios, según confesión propia, Francisco Hernández Domínguez publica hoy la primera antología de sus versos, reunida bajo el título de “Dintel, Cantera y Esquina”. En la parte inicial de este volumen, el autor incluye poemas de carácter amoroso y emotivo; en la segunda, congrega aquellos inspirados en asuntos propios del solar oaxaqueño, y en la tercera, finalmente, el autor reúne los trabajos de fondo más profundo y filosófico”. “La edición de la presente obra ha sido posible gracias al entusiasmo y comprensión del señor Lic. Fernando Gómez Sandoval, rector de la Universidad “Benito Juárez” de Oaxaca y será una de las primeras aportaciones de la editorial que, gracias al esfuerzo del mencionado rector, se ha formado en dicha universidad”. “Dijimos antes que Francisco Hernández Domínguez se mantiene un poco apartado de aquellos influjos literarios que podrían dañarlo. Con esto ha querido colocarse a no mucha distancia de los cánones clásicos y así, hasta en su gongorismo y su simbolismo, ha buscado los modelos de los grandes autores. “Su troquel favorito es el soneto, y aunque él no lo cree, ha hecho en éste grandes progresos. También en la oda sus realizaciones son de valor alto. Hernández Domínguez manifiesta siempre el deseo de superarse; gracias a tal propósito su sentimiento es hondo y lúcido. Decía Hebbel que la poesía debe ser más bien un vehículo de la vida que no del pensamiento. Nuestro joven poeta trata no obstante de pensar y de sentir; esto nos recuerda a Browning y a Novalis, pensadores de lira soberbia que meditaban y cantaban. “Quizá por ello, aunque su poesía no sea confortable, tampoco se manifieste como existencialista o pesimista; leamos así el postludio del envío de su vertiente humana, incluida en la tercera parte de la obra, donde dice al Hombre: «Dejad el crimen, y fértil de caricia tu mano brinde nardos conmovidos, y encienda en las entrañas los latidos de un atabal de amor y de justicia» “No por eso el mensaje encerrado en sus versos se entrega al lector prontamente sino a través de una lectura atenta, pausada por las meditaciones. A diferencia de esos poetas solipsistas y superficiales, Hernández Domínguez mantiene el pulso normal de su inspiración dentro mismo de los ángulos oscurecidos por la sombra de la duda y de la perplejidad: «Amada, en el ayer débil nota nacida de mi voz quedó en proyecto, como el volar inútil del insecto que anhela su ascensión con ala rota» “Quiero ahora solamente señalar que su verso adquiere insólitos acentos al sentir e interpretar las bellezas naturales de la tierra, o al evocar las gestas de sus héroes o las glorias de su historia. Así, en el Canto Regional para Oaxaca, encontramos en dos bellos sonetos: El Istmo y la Costa, nuevos y armoniosos registros: «Flama de sol, atardecer y brisa, agua de coco y guiño de la iguana en un ritmo de hamaca y de tehuana la cadencia del tiempo se desliza». Y apunta más adelante: «Agreste majestad, el sol inquieto salpica de bochorno el fértil suelo y la garza tendida en blanco vuelo arranca a las alturas el secreto». “Ambos cuartetos recuerdan el amoroso latido de la pasión provinciana que abre hondos surcos en la 7 tierra del espíritu para hacer germinar primero el verso, y para escandirlo después, con cesuras de pasión. “En los bien cincelados poemas que integran esta antología (Dintel, cantera y esquina.- 1968), el lector encontrará, así, muchos que revelen lo que he dicho líneas antes, y que le harán considerar al joven médico y poeta oaxaqueño como una de las voces más nobles y altas del solar natío. - José L. Bonecchi. Ciudad de Oaxaca, 25 de octubre de 1962. Atacado de diversas dolencias, su humor nunca decayó y el dicho: “medice, cura te ipsum”, venía a sus labios con frecuencia, mientras continuaba impartiendo sus cátedras y deslizándose por las pendientes húmedas del canto, aunque ya no desataba lenguas de fuego, más bien, ejércitos de sombras espectrales y silencios atónitos, presagios de su cercano final. Pero nunca perdió la gallardía ni el afán de vida con que encaró la muerte con sus inspirados versos: “Pálida, dónde estás, ¿cuál es tu clima, que bochornos de luz te dan figura? Necesito de ti a través del llanto; soy un náufrago en lágrimas de hastío, trae tu dimensión de calosfrío a la impotente laxitud del canto. Pálida –plenitud de ausencias–, el dolor, mensajero de tu arcilla, ya es costumbre en mis noches de estridencias, soslayando raíces de mi pena; yo en el grito de sed de ahogada arena –caracol de dormidas resonancias–. Tú en el júbilo abierto de inconstancias del antiguo dolor puesto en escena; yo el de siempre, clamor de angustia plena que define en tus sombras sus infancias” El Doctor Francisco Hernández Domínguez, falleció en la Ciudad de México el 7 de septiembre de 1971. R.A. Enero 2015 8 ANECDOTARIO Una vez que hubo cursado su enseñanza secundaria en el Instituto de Ciencias y Artes del Estado de Oaxaca, Francisco Hernández Domínguez salió a la ciudad de México en donde realizó sus estudios preparatorios en el Instituto Vasco de Quiroga y profesionales en la rama de la Medicina, en la Universidad Nacional. Al mismo tiempo ingresó al Pentatlón Deportivo Militar Universitario, institución fundada en 1938 a sugerencia del Dr. Gustavo Baz Prada, quien convocó a estudiantes de la Facultad de Medicina de la UNAM, entre quienes se encontraban Fidel Ruíz Moreno, Jorge Jiménez Cantú, Andrés Luna Castro, Ángel Pérez Aragón y otros, quienes, impulsados por una inconformidad común ante lo que consideraban circunstancias prevalecientes en su generación. La autodisciplina, aceptada voluntariamente por los fundadores, fue de carácter militar para adiestrarse en la obediencia y mando, fortalecer la voluntad y orientar la agresividad con nociones de nobleza, honor, sacrificio e íntima convicción del deber, eran las metas a lograr por los jóvenes integrantes del Pentatlón. A éste grupo se afilió Francisco Hernández y destacó en él, cuando colaboró con la creación de la “porra” para ser coreada por los entusiastas jóvenes pentatletas, a las voces de: ¡Aiguín, aigón, aigueza; aiguín, aigón, aigueza! - Bim, bom, peza. Bim, bom, bom; Patria, Honor y Fuerza... ¡Pentatlón! Desde luego que el joven Francisco, durante esta época de estudiante, cultivaba la poesía y por primera vez ganó los Juegos Florales convocados por los estudiantes de la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca en 1956 y 1975. También obtuvo una mención honorífica con su poema “Alba en el polvo” en 1958. Como ya mencionamos en este opúsculo, el Dr. Hernández Domínguez murió en septiembre de 1971 y ya post mortem, obtuvo su cuarto triunfo en los Juegos Florales de la Universidad Benito Juárez de Oaxaca en 1975. Uno de sus trabajos 9 inéditos, intitulado “Información al Hombre”, fue enviado al concurso por el Sr. Alfonso Hernández, padre del extinto Dr. Hernández Domínguez y el jurado integrado por el Sr. José de la Luz Bonecchi, Lics. Enrique Sandoval Calderón y Alejandro Reyes Sánchez, le otorgaron la “Flor Natural” correspondiente al primer lugar del certamen poético. La ceremonia de premiación tuvo lugar en el patio central del edificio del antiguo Instituto de Ciencias y Artes del Estado de Oaxaca, y el “Mantenedor” de estos últimos Juegos Florales universitarios, Lic. Alejandro Reyes Sánchez, invocó así al apreciado maestro Dr. Hernández Domínguez: “¡La sombra del poeta es flor y canto! Y por ello mi voz su voz invoca, andante caballero de la rima otros soles tal vez irá cantando con pregones de amor para los hombres. “Diez hilvanes de voz” la noche acuna y su “Llamado al bronce” se levanta en coro universal de las naciones, la ausencia del poeta, da la pauta para subir peldaños de la noche tratando de alcanzar cada estrella, el trino arrullador de los planetas y la eterna quietud del horizonte. Poeta: por cuarta ocasión triunfas en la justa, alcanzando el laurel de la victoria; es cierto que tu arcilla derrotada ya no tiene ni voz ni pensamiento, pero al vencer la muerte con la gloria, «Nadie podrá quitarte lo vivido, nadie podrá quitarte los soñado».” Del poema ganador en esta ocasión, “Información al Hombre” transcribimos algunos párrafos: “Desde el cerebro un tableteo de noticias perfora en gris el teletipo de la idea. ¡Atención! ¡Atención! Señor del Mundo. Reclamo tu atención, hermano de mi tiempo. Vas a manchar tus ojos –canicas de mentiras– con pespunteada tinta de un papel de noticias, tan viejas y tan nuevas, que desmenuzan la verdad del hombre. Atrévete a leer –empozando tu orgullo– al siglo nuestro en la noticia del lenguaje diario. Mi agencia noticiosa no es la deformadora del perruno interés; es saliva espontánea de las bocas que sufren, lenguas amordazadas de tabaco y pulverizadas cañas de dolor. 10 “Leamos con los ojos poblados de presagios de la niñez de párvulos columpios, así se necesita por- que estrujamos “ismos” de adultez y a la piñata del mundo pretendemos romper con los ojos vendados de discordia y en cinismo el cataclismo rima con la prima intención de destrucción. Hay ripio en el decirlo, pero aun sostiene su vigencia la información del ave que empluma de sonidos la existencia, porque el poeta es un trino con alas enlunadas y un corazón que pulsa las huellas de los hombres”. “Nota final: clausura el párpado, entrecierra oídos; más deja abierta jaulas en el pecho para que aves de paz en el derecho, fabrique con arterias nuevos nidos. Si brincan las fronteras de sonidos, asómate a ti mismo sin cohecho, construye la hermandad de un blanco techo, –cobija universal de los latidos–. Horada el infinito de planetas con cohetes de plumas sin malicia, restáurale a tu mundo viejas grietas con la argamasa humana que te inicia, y deja suspendido en los poetas un olvido perenne de justicia”. Tipógrafo de las ideas. Dr. Francisco Hernández Domínguez. R.A. Enero de 2015 El poeta laureado, recibe la Flor Natural de María de los Ángeles I. 11 Una muestra de su talento “OAXACA” EN LA PALABRA Y LA EMOCIÓN Malva, bronce, selva y esmeralda, grito verde de los mares, voz del viento en los pinares, jade vivo en la guirnalda: ¡Traedme las vibraciones de entrañables emociones! y ese lirio que se duerme sobre la margen inerme de la sien de Donají y esa azucena que lleva alburas de luna nueva para la rústica aroma en la loma del “Fortín”… Acordes verdes brillantes de escurrida alfarería, lenguas de policromía en penachos de danzantes, notas verdes de maizales y cantos cañaverales que besan al “Atoyac”: ¡Decidme el canto sonoro, con dimensiones de coro, canción de la voz eterna a la eterna “Oaxyacac”!... 12 Bronce de la antigua raza proyectando en la cantera, un dolor de enredadera, que con los siglos enlaza el mestizaje, que un día, en el puño literario, fue el sonoro corolario que hundió la melancolía… OAXACA: La voz germina sabiéndote como eres, rúbrica en tus mujeres y obstinación que calcina; deja que la emoción diga lo que ignora el pensamiento, algo más que un firmamento engarfiado en una ortiga… -IIOAXACA: Dimensión de sueño y agua, greca que se desprende del pasado en milagros de forja –voz de fragua–. Conoces del cariño entusiasmado que, el silencio cobija entre las rejas, con primaria emoción de ser amado. La nocturna quietud de tus callejas ¡cuántas veces mis pasos recorrieron! y la voz apagada de mis quejas cuántas noches tus fuentes recogieron. Hoy, que la evocación me da tus galas del presente y los tiempos que corrieron, la elegía en la voz, tendrá en sus alas, el camino del canto y sentimiento amoldando la voz en las escalas. Con vuelo de presagio surge al viento la fuga entusiasmada de sonidos, toda armonía, plenitud y acento, música de los cactos conmovidos rasgando tu quietud de monasterio, verde Oaxaca, ¡Ciudad de los sentidos!. Toda la voz se vuelca al hemisferio del cántaro ventrudo que se viste 13 tan simbólicamente de misterio; al abuelo sabino que resiste el peso de los siglos en la entraña, con perenne esperanza de lo triste; a los verdes plumeros de la caña endulzando mí canto, prisionero, en el cíngulo azul de tu montaña; en tu orgullo hortelano y alfarero entregarte quisiera mi alegría en un grito: ¡Pregón “cotompintero”! y besar, mi Ciudad de la Elegía, con fértil beso que el asombro encienda, tus frescos labios de “turrón” y “chía”. Porque sabes del paso de mi senda y reverberas mi dolor que hiere en faroles prendidos en “calenda”; porque has hecho que el mundo te venere; porque ha cantado en ti mi corazón, con la voz de tu “Dios –que– Nunca Muere” te saludo ¡Ciudad de la emoción!... -IIIProvincia de mis abuelos, por tu rostro de cantera y el cobalto de tus cielos, se ha vestido de esperanza el negro de mi quimera. Y en los pastos de la danza se ha conmovido el amor que nutrió mi sinfonía con rúbricas de esplendor. 14 Te llamaré siempre Mía, porque te supe jugar al “ancla” y la “lotería” y me enseñaste a soñar, cuando en tus noche de plata modulé la serenata en vísperas de la ausencia porque me entregas tu esencia en las blancuras de “horchata”, porque en tus viernes del “llano” te he paseado de la mano en la cuaresma florida; porque has hecho de tu vida un ímpetu ciudadano; porque en la oración más cálida, tu fe arrodillas devota al duelo de Virgen Pálida. Te has brindado gota a gota en tus recias tradiciones hacia un futuro sereno visionario, limpio, pleno, poblado de construcciones. Eterna, yo así te quiero, en el grito polaquero y en el nervio de la ardilla, pero en esa voz sencilla enfarola la expresión, más que ideal, realización, de una plena Noche Buena donde floresca la Paz… Mañana te ofrendarás a mi sed samaritana en la frescura galana de los cacharros de Atzompa… Y un día, solo verás el adiós de mi pañuelo, cuando mi vida se rompa como plato de buñuelo. Búscame entonces, Oaxaca, en laxitudes de hamaca o en las hojas de laurel y guarda, cuando me vaya, mi barquito de papel que se ha dormido en tu playa… Dintel, Cantera y Esquina. 1968 Ediciones de la Universidad Benito Juárez de Oaxaca 15 CANTO REGIONAL PARA OAXACA -IEspigada mi voz hacia tu brillo te ha de cantar en lomo de cuchillo de acero toledano tu acero humano. Tendrá mi lengua por tu barro, luto, temblor de germen, jícamas en fruto y un corazón –granada acuchillada–. Y una azucena, Virgen del “Fortín”, mezcal y agrio sabor de chapulín y en cuna de rebozo signos de gozo. Y el verde que se mece en tus laureles, canteras donde cantan los cinceles, un colorido en danza y tu esperanza. Tendrá la filigrana Churriguera y el oro de tu orgullo de joyera y un grito de “Polaca” Verde OAXACA. 1.- EL CENTRO OAXACA, al modular tu nombre el grito sabe a “téjate, a sol y golloría” el alma –cómplice de tu alegría– se enajena en lo azul de tu infinito. Al contemplar tu realidad y mito, verde por fuera, corazón sandía, el ojo abarca tu melancolía hasta el llanto dulzón del “nenguanito”. 16 Pasas en la arracada y el rebozo por tus barrios festivos ya sin hora a llenar de vivencias mi alborozo. Y en la canción nostálgica que llora, se adivina larvado en el reposo el germen enflorado de tu aurora. 2.- LA SIERRA Altivo el Zempoaltéptl se corona con palabras del bronce que flamea; un himno que trasciende de la Aldea y en flauta de carrizo se pregona. Y la verdad en grito que apasiona, Guelatao en las cumbres de la idea, bandera de igualdad en la que ondea el vuelo de la paz que el aire abona… Huipil tan blanco como nube - altura, un haz de seda al pecho lo lastima y el rostro firme en rústica hermosura. Yalalteca, la del broncíneo clima, se ha enredado mi voz en la negrura del turbante de penas de tu cima. 3.- LA CAÑADA Bochorno y aridez, la tierra roja se engalana con ásperos espinos; en el fondo, en cruce de caminos el agua trasumante a sed antoja. El milagro del sol enciende la hoja del ciruelo, del mango y los destinos, chicozapote en llantos blanquecinos a la tierra de mieles la despoja. Pizarras de granito y en limpio anhelo la torcaz anudada a los cantares embadurna el ambiente con su duelo. Y los cactos –racimos dactilares– espigados por arañar el cielo retratan la nostalgia y los pesares. 17 4.- LA MIXTECA El árbol gemelar de Achiutla enciende en Tilantongo al vencedor de soles, saeta de obsidiana en ígneas moles despedazando el vuelo que trasciende. Barranco y claridad, en rosa tiende el alba su presagio de arreboles, las pardas lomas funden los cristales de férrea voluntad que el hambre prende. Monótonos tejidos en las manos la palma sangra al grito de humedades y una mirada fija en los arcanos. Y en la eterna labor de las edades se agigantan los ímpetus enanos a la esperanza abierta en soledades. 5.- EL ISTMO Flama de sol, atardecer y brisa, agua de coco y guiño de la iguana y en un ritmo de hamaca y de tehuana la cadencia del tiempo se desliza. Un huipil que florece en la sonrisa de tonos con que pinta la mañana; como sierpe a los pies de la suriana un encaje de nubes que se pliza. Jicalpextle de frutas con que nimba en rústicas aureolas la cabeza y el oro de la raza en los collares. Un bosque quejumbroso en la marimba, un aflautado canto de tristeza y el salobre entusiasmo de los mares. 6.- LA COSTA 18 Agreste majestad, el sol inquieto salpica de bochorno el fértil suelo y la garza tendida en blanco vuelo arranca a las alturas el secreto. Encendidos racimos del cafeto, la copra altiva señorea en el cielo y la bestia salvaje prende en celo y en anchuras del aire lanza el reto. La “Chilena” y jarana rompen leña del movido tacón de bailadora y un ritmo de aventura se diseña. Y al despunte de sangre de la aurora se encamina el amor de la costeña y un brillo de machete enjuicia la hora. 7.- TUXTEPEC Tuxtepec, tu amplio estero desaliña la madeja del agua que te acecha, fértil la tierra se prodiga en brecha al agridulce corazón de piña. ¡Ay! Papaloapam, el del agua niña, que encuentra maridaje en la cosecha, deja que el sol cayendo como flecha con salterios de luz tu espalda tiña. ¡Ay! Mariposa del color alado, en tu vuelo saltón, la sinfonía de la flor y el amor me ha cautivado. Aves totales de la algarabía, mi lenguaje de nubes se ha entintado con los nervios de luz de la alegría. -IIOAXACA El rústico entusiasmo te saluda desde el prieto corpiño de tu entraña y el rojo ceñidor mi voz te anuda. 19 El Barroco que en oro te enmaraña pregona tus prestigios de señora, limpia y soleada al beso de la caña. Cada gota del tiempo en ti se enflora con erguida canasta de “calenda”, con los “Lunes del Cerro” de tu aurora. En “Todos Santos” –viandas en ofrenda– la gula de tu estirpe se recrea. Y un “Cotompinto” audaz juega en tu senda. La antigua fe de indígena marea en las ferias empolva relicarios; Oaxaca es tradición, verso e idea. Cómo me duele el bronce en campanarios, porque repasan tu nostalgia austera y la greca caída en los santuarios. Por tu verde esperanza de cantera se ha enredado el destino en las ventanas y es acero de forja tu bandera… Mi voz se queda en ti, en las serranas altitudes del nudo de tu abrazo, en los hilos de sol de tus mañanas. En la guardia perenne, en el regazo del titán vegetal que te protege, mudo testigo a siglos de tu paso. En el carrizo que en astillas teje el canasto de auroras con que tapes el vuelo desolado en que me aleje. En ritmo del amor con el que atrapes el último gemido de mi estancia envuelto en el color de tus sarapes, ¡mis banderas de sol a la distancia!... ARENA SOJUZGADA Situada casi al borde de mis dedos paralizas las uñas de la entrega, porque alcanzas en Alfa y en Omega las arenas que empolvan nuestros credos. Alba que en sol reduce nuestros miedos, entre noche de un “si” con el que juega el viento venturoso que nos pliega en maraña de fértiles enredos. 20 Empinada de luz, tu estrella apunta hacia todos los puntos de la espera, hacia toda la sombra que nos junta. Alta interrogación de primavera como alzado cenit de mi pregunta que se llena de sol junto a tu esfera. Junto a mi opaca voz, tu voz entera llena de sol el gris de mis caminos, luz que se aduna al vuelo de los trinos, irreflexiva voz de primavera. Entre los meridianos de tu esfera toda mi voz reteje los destinos, alma total del verde en los espinos, jubilar ascensión de pajarera. Única como pluma de mis alas limitadas, acaso sin retorno, inicias en su vuelo antiguas galas. Entraste en la amistad con fuego de horno, te has quedado enredada en mis escalas asida al pentagrama en sol de adorno… El mar del pensamiento se enmudece, las olas de la idea lloran ruinas, en sal, en sol y anémonas marinas, el día en la palabra se enmohece. Todo el interno litoral decrece, en fuga de gaviotas peregrinas escapan las ausencias que originan, y un alga verde de esperanza crece. Mi barco de pasión desnudo encalla en banco de corales su naufragio y en conchas de tu arena se desmaya. 21 De pie, el cariño con temblor de adagio, pronuncia mi verdad sobre tu playa y en alba de ilusión siembra el presagio. ¿Hasta cuándo tus pasos de retorno salpicarán los hilos de la espera, formando el pentagrama, la escalera, de la sonata en sol de tu contorno…? ¡Ay, espiga de luz, incendio y horno! gacela en la quemada primavera de un minuto de sueño en la cantera del agua de tus ojos en adorno. ¿Hasta cuándo, con lluvia de mis voces, inundare tu orilla frente al miedo, de la noche más roja, sombra amiga…? Tendrá que ser un día en que los goces me dejen en las manos, alto y quedo, el último granito de tu espiga… Te esperaré con la constancia de agua del filtro añoso que se muere en gotas. Con el ascenso inútil de alas rotas tendido en el tablón de una piragua. Mi recuerdo, listón para tu enagua perseguirá la aurora en la que flotas; moderaré la espera con las notas de un pensamiento moldeado en fragua. Haz de llegar a la ola de mi océano saturando mí sal con tu rocío, llenando de temblores mí verano. Y cuando hayas colmado mi vacío el corazón te brindaré en la mano la roja floración de su albedrío. 22 Desde el rincón de amor en que deshaga los hilos de la idea, en la maraña de múltiple estridencia, desengaña el corazón la ruta en la que vago. Tu lejanía azul de eterno lago ha tendido en mi voz la telaraña; la tarde entera que en dolor se baña me recuerda la gota en que naufrago. Prisionera en mi ser y estás ausente, cuando el beso no dado necesitas del limpio panorama de tu frente y esperas mis caricias, la visita del barro de tus hombros inocentes como otras veces al quemar la cita. Tintineo de nervios en la cita, inestabilidad vocal y el eco de la sed en mediodía, como fleco colgado en el pezón de una marmita. Arena sojuzgada en el sentido, crustáceo de una concha en mediodía o quebrado naufragio del olvido… Tu palabra, tu verbo alegoría, melodió los vocablos en el nido de una acostada pauta en sinfonía… Reposada alegría entre tu arena es el agua que pones con tu ausencia, mar del yo, que cae con transparencia, en las playas cenizas de mi pena. Cuanta paz en palabra que me ordena un azul infinito de presencia un desborde total de la existencia en la luz material que nos condena. 23 Cuanta vela en desvelos se ha tendido en la noche de océanos encrespados navegando hacia el fin del puerto olvido. Seguiremos en faros anegados por el llanto de ojeras detenidos como ostiones de amor alucinados. Como tortuga el pensamiento paso, muy despacio entreteje nuestras redes como araña que deja en las paredes la cárcel enmallada azul de trazo. Así la idea forma el cedazo para que tú, con el amor enredes en minutos de luz que me concedes en la arena mojada de tu abrazo. Nuestra barca con remos de constancia nos conduce al final del horizonte: un mar de lágrimas logró distancia y en la espuma viviente de impedancia nuestro viento de amor venció el tramonte. Allá va nuestro barco sin bandera sin un arma social a los corsarios, es un humo que dobla calendarios en las sales constantes de la espera. Es un cigarro que cayó en la acera encharcada de lagos en rosario. ¡Siempre hay un mar que achica el corolario del río que busca redondez de esfera…! Con nuestros pies quemados en la pena por no tener huaraches de alegría, tendremos que bogar en luna llena, para llenar los ojos de sandía con el calizo estorbo de la arena y poder caminar un nuevo día… 24