francisco hernández domínguez - Casa de la Cultura Oaxaqueña

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FRANCISCO HERNÁNDEZ
DOMÍNGUEZ
Número
09
2015
Lic. Gabino Cué Monteagudo
Gobernador Constitucional del Estado de Oaxaca
Mtro. Francisco Martínez Neri
Secretario de las Culturas y Artes de Oaxaca
Lic. Guillermo García Manzano
Director General de la Casa de la Cultura Oaxaqueña
Lic. María Concepción Villalobos López
Jefa del departamento de Promoción y Difusión
Lic. Rodrigo Bazán Acevedo
Jefe del departamento de Fomento Artístico
Ing. Cindy Korina Arnaud Jiménez
Jefa del departamento Administrativo
C.P. Rogelio Aguilar Aguilar
Investigación y Recopilación
Un personaje
indeleble
S
2
i existe una persona que dejó huella indeleble
en la literatura y concretamente en la poesía,
es Francisco Hernández Domínguez. En él la
profundidad de pensamiento, la libertad creativa,
sin dejar a un lado la preceptiva tan olvidada en estos tiempos, están presentes así como la altura de
un pensamiento filosófico y estético que gozó del
arrullo de la metáfora, de esa imagen poética que
Hernández Domínguez nos regaló cuando con un natural talento aportaba en el soneto italianizante algo
que sólo los grandes de la poesía pueden crear con
tanta facilidad, con una inmensa espontaneidad y
sobre todo, con una belleza tal que cautiva la mente
y el corazón provocando una tras otra, infinidad de
sensaciones estéticas; es decir, provocando la belleza.
Francisco era sencillo, nada complicado, era un
hombre íntegro, presente en las mejores galas del
pensamiento, trascendente en los conceptos que
vertía a sus alumnos en donde daba verdaderas cátedras que sólo los grandes pueden realizar. Francisco era un enamorado del verso, un amante del soneto, un héroe de la imagen y también un ejemplo de
disciplina literaria. Gocé de su amistad y del influjo
que provocaban sus poesías; me deleité con aquellos
recitales que ambos realizábamos en la Escuela de
Bellas Artes; me sentí orgulloso de tener como compañero en las andanzas del verso libre a un gigante
cuya pluma hacía del pensamiento, del análisis, de la
ternura, de la protesta y del amor, algo que parecía
tan sencillo y espontáneo.
Si a un poeta del siglo XX tendría que admirar en
toda su plenitud este hermoso estado de Oaxaca y
me atrevo a decir, este México nuestro, es a este joven valor que a los 41 años nos dejara al tiempo que
heredó todo un bagaje de arte y de cultura, pero sobre todo, que nos legó una poesía que va más allá del
tiempo y la distancia.
Guillermo García Manzano
3
Carta de
vida
F
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rancisco Hernández Domínguez fue el aeda que
vivió viajando hacia el pasado para recobrar las
gestas heroicas de nuestros próceres, se estableció en el presente cantando en tiernos versos las
mieles del connubio y la paternidad, y se proyectó al
futuro para pedirnos que dejemos abiertas jaulas en
el pecho, para que aves de paz fabriquen con arterias
nuevos nidos.
Alguien dijo que la vida del Doctor Domínguez
fue crear y vivir en la poesía, y los que convivimos
con él como alumnos, como amigos y compañeros
de coloquios inspirados, siempre recordaremos esa
voz respondida de infinito, densa en la simple densidad de la nada.
Como docente, en su cátedra de Literatura Hispano Americana, no buscaba la paz ni el manso orgullo
de enclaustrada oración, porque su pensamiento era
fuerte, porque hablaba su ser doliente e inspirado, y
nos ilustraba sin mordaza en la voz, buscando la polémica que produce el juicio personal sobre el poema, el autor o la escuela y educa con sólidos cimientos culturales que perduran toda la vida.
Para celebrar sus triunfos en los Juegos Florales
convocados por la Universidad Benito Juárez de Oaxaca, nos recibió en su hogar varias veces, en convivios donde su mantel se extendía en sobremesa y el
maestro recordaba los amargos tragos que la vida le
deparó y que le servían de inspiración a sus poemas
llenos de grises reminiscencias, pues cantaba: “Lleno
estoy del dolor, mi voz levanto en sorda escala que
ya nunca suena, porque, el vacío, mi palabra llena en
el arroz mordido por el canto. A fuerza de vivir en lo
imposible, se hizo llaga el dolor en mi estructura y
hoy es huésped de venas apacible. Y ya, ni amarga
tanto la amargura, porque mi voz en cántaro inaudible repica en el compás de mi locura”.
En 1968, la Universidad Benito Juárez de Oaxaca
publicó Dintel, Cantera y Esquina, donde el Doctor
Hernández Domínguez, en una mínima antología da
a conocer, en la parte inicial del volumen, poemas de
carácter amoroso y emotivo; en la segunda, congrega los inspirados asuntos propios del solar oaxaqueño y, en la tercera parte, el Doctor reunió sus trabajos
de fondo más profundo y filosófico. La presentación
de esta antología la realizó el distinguido maestro y
acucioso polígrafo José de la Luz Bonechi, quien escribió al respecto:
“Francisco Hernández Domínguez, médico distinguido, miembro connotado de la Sociedad Oaxaqueña de Escritores y Periodistas y catedrático de literatura de la Universidad “Benito Juárez” del Estado, es
uno de los poetas más jóvenes de la entidad. Desde
su adolescencia empezó a escribir versos, cuando la
manecita de una Beatriz provinciana llamó a su corazón. Sus primeras composiciones aparecen por los
años de 1946 y 1947 en los diarios locales, “El Imparcial” y “Oaxaca Gráfico”. Inicia sus estudios superiores en la Escuela Preparatoria del inolvidable Instituto Autónomo de Ciencias y Artes del Estado cuando
el bachillerato era de 6 años, siendo los tres primeros
el equivalente a la secundaria por lo que al terminar
ésta marcha a la capital del país con el propósito de
seguir la carrera de medicina.
“En la metrópoli se consolida su gusto por la poesía, se adscribe a la Sociedad Literaria “Netzahualcóyotl” formada por jóvenes entusiastas y talentosos
como Arellanes, Silva Villalobos, Castañeda Bringas,
Macías Silva, Araiza Arbizu.
“Por ese tiempo ya había logrado algunos éxitos literarios. En 1956 un poema suyo: “Clamor de
sombras”, obtiene un accésit al segundo lugar en un
certamen convocado por la entonces Sociedad Estudiantil “Benito Juárez”. Dos años después, su “Llamado al bronce” gana, en un jurado presidido por el
viejo aeda oaxaqueño Félix Martínez Dolz, el primer
premio de los Juegos Florales organizados por la
mencionada sociedad.
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“No obstante los nexos que tuvo Hernández Domínguez con los jóvenes poetas de la metrópoli y las
influencias literarias prevalecientes, su gusto se ha
mantenido apartado de todo influjo radical y ha buscado la inspiración en los grandes forjadores de la
poesía castellana; José Asunción Silva, López Velarde, Enrique González Martínez, Porfirio Barba Jacob,
César Vallejo y otros insignes liróforos de América.
“Tras un examen un poco apresurado de sus trabajos literarios, según confesión propia, Francisco
Hernández Domínguez publica hoy la primera antología de sus versos, reunida bajo el título de “Dintel,
Cantera y Esquina”. En la parte inicial de este volumen, el autor incluye poemas de carácter amoroso
y emotivo; en la segunda, congrega aquellos inspirados en asuntos propios del solar oaxaqueño, y en
la tercera, finalmente, el autor reúne los trabajos de
fondo más profundo y filosófico”.
“La edición de la presente obra ha sido posible
gracias al entusiasmo y comprensión del señor Lic.
Fernando Gómez Sandoval, rector de la Universidad
“Benito Juárez” de Oaxaca y será una de las primeras
aportaciones de la editorial que, gracias al esfuerzo
del mencionado rector, se ha formado en dicha universidad”.
“Dijimos antes que Francisco Hernández Domínguez se mantiene un poco apartado de aquellos influjos literarios que podrían dañarlo. Con esto ha querido
colocarse a no mucha distancia de los cánones clásicos y así, hasta en su gongorismo y su simbolismo, ha
buscado los modelos de los grandes autores.
“Su troquel favorito es el soneto, y aunque él no
lo cree, ha hecho en éste grandes progresos. También en la oda sus realizaciones son de valor alto.
Hernández Domínguez manifiesta siempre el deseo
de superarse; gracias a tal propósito su sentimiento
es hondo y lúcido. Decía Hebbel que la poesía debe
ser más bien un vehículo de la vida que no del pensamiento. Nuestro joven poeta trata no obstante de
pensar y de sentir; esto nos recuerda a Browning y a
Novalis, pensadores de lira soberbia que meditaban
y cantaban.
“Quizá por ello, aunque su poesía no sea confortable, tampoco se manifieste como existencialista
o pesimista; leamos así el postludio del envío de su
vertiente humana, incluida en la tercera parte de la
obra, donde dice al Hombre:
«Dejad el crimen, y fértil de caricia
tu mano brinde nardos conmovidos,
y encienda en las entrañas los latidos
de un atabal de amor y de justicia»
“No por eso el mensaje encerrado en sus versos
se entrega al lector prontamente sino a través de una
lectura atenta, pausada por las meditaciones. A diferencia de esos poetas solipsistas y superficiales, Hernández Domínguez mantiene el pulso normal de su
inspiración dentro mismo de los ángulos oscurecidos
por la sombra de la duda y de la perplejidad:
«Amada, en el ayer débil nota
nacida de mi voz quedó en proyecto,
como el volar inútil del insecto
que anhela su ascensión con ala rota»
“Quiero ahora solamente señalar que su verso adquiere insólitos acentos al sentir e interpretar las bellezas naturales de la tierra, o al evocar las gestas de
sus héroes o las glorias de su historia. Así, en el Canto Regional para Oaxaca, encontramos en dos bellos
sonetos: El Istmo y la Costa, nuevos y armoniosos
registros:
«Flama de sol, atardecer y brisa,
agua de coco y guiño de la iguana
en un ritmo de hamaca y de tehuana
la cadencia del tiempo se desliza».
Y apunta más adelante:
«Agreste majestad, el sol inquieto
salpica de bochorno el fértil suelo
y la garza tendida en blanco vuelo
arranca a las alturas el secreto».
“Ambos cuartetos recuerdan el amoroso latido de
la pasión provinciana que abre hondos surcos en la
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tierra del espíritu para hacer germinar primero el verso, y para escandirlo después, con cesuras de pasión.
“En los bien cincelados poemas que integran esta
antología (Dintel, cantera y esquina.- 1968), el lector
encontrará, así, muchos que revelen lo que he dicho
líneas antes, y que le harán considerar al joven médico y poeta oaxaqueño como una de las voces más
nobles y altas del solar natío. - José L. Bonecchi. Ciudad de Oaxaca, 25 de octubre de 1962.
Atacado de diversas dolencias, su humor nunca
decayó y el dicho: “medice, cura te ipsum”, venía a
sus labios con frecuencia, mientras continuaba impartiendo sus cátedras y deslizándose por las pendientes húmedas del canto, aunque ya no desataba
lenguas de fuego, más bien, ejércitos de sombras
espectrales y silencios atónitos, presagios de su cercano final. Pero nunca perdió la gallardía ni el afán
de vida con que encaró la muerte con sus inspirados
versos:
“Pálida, dónde estás, ¿cuál es tu clima, que bochornos de luz te dan figura? Necesito de ti a través
del llanto; soy un náufrago en lágrimas de hastío, trae
tu dimensión de calosfrío a la impotente laxitud del
canto. Pálida –plenitud de ausencias–, el dolor, mensajero de tu arcilla, ya es costumbre en mis noches
de estridencias, soslayando raíces de mi pena; yo en
el grito de sed de ahogada arena –caracol de dormidas resonancias–. Tú en el júbilo abierto de inconstancias del antiguo dolor puesto en escena; yo el de
siempre, clamor de angustia plena que define en tus
sombras sus infancias”
El Doctor Francisco Hernández Domínguez, falleció en la Ciudad de México el 7 de septiembre de
1971.
R.A. Enero 2015
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ANECDOTARIO
Una vez que hubo cursado su enseñanza secundaria en el Instituto de Ciencias y Artes del Estado de
Oaxaca, Francisco Hernández Domínguez salió a la
ciudad de México en donde realizó sus estudios preparatorios en el Instituto Vasco de Quiroga y profesionales en la rama de la Medicina, en la Universidad
Nacional. Al mismo tiempo ingresó al Pentatlón Deportivo Militar Universitario, institución fundada en
1938 a sugerencia del Dr. Gustavo Baz Prada, quien
convocó a estudiantes de la Facultad de Medicina de
la UNAM, entre quienes se encontraban Fidel Ruíz
Moreno, Jorge Jiménez Cantú, Andrés Luna Castro,
Ángel Pérez Aragón y otros, quienes, impulsados por
una inconformidad común ante lo que consideraban
circunstancias prevalecientes en su generación.
La autodisciplina, aceptada voluntariamente por
los fundadores, fue de carácter militar para adiestrarse en la obediencia y mando, fortalecer la voluntad y
orientar la agresividad con nociones de nobleza, honor, sacrificio e íntima convicción del deber, eran las
metas a lograr por los jóvenes integrantes del Pentatlón. A éste grupo se afilió Francisco Hernández y
destacó en él, cuando colaboró con la creación de la
“porra” para ser coreada por los entusiastas jóvenes
pentatletas, a las voces de:
¡Aiguín, aigón, aigueza; aiguín, aigón, aigueza!
- Bim, bom, peza. Bim, bom, bom; Patria, Honor y
Fuerza... ¡Pentatlón!
Desde luego que el joven Francisco, durante esta
época de estudiante, cultivaba la poesía y por primera vez ganó los Juegos Florales convocados por
los estudiantes de la Universidad Autónoma Benito
Juárez de Oaxaca en 1956 y 1975. También obtuvo una mención honorífica con su poema “Alba en
el polvo” en 1958. Como ya mencionamos en este
opúsculo, el Dr. Hernández Domínguez murió en septiembre de 1971 y ya post mortem, obtuvo su cuarto
triunfo en los Juegos Florales de la Universidad Benito Juárez de Oaxaca en 1975. Uno de sus trabajos
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inéditos, intitulado “Información al Hombre”, fue enviado al concurso por el Sr. Alfonso Hernández, padre del extinto Dr. Hernández Domínguez y el jurado
integrado por el Sr. José de la Luz Bonecchi, Lics.
Enrique Sandoval Calderón y Alejandro Reyes Sánchez, le otorgaron la “Flor Natural” correspondiente
al primer lugar del certamen poético.
La ceremonia de premiación tuvo lugar en el patio
central del edificio del antiguo Instituto de Ciencias
y Artes del Estado de Oaxaca, y el “Mantenedor” de
estos últimos Juegos Florales universitarios, Lic. Alejandro Reyes Sánchez, invocó así al apreciado maestro Dr. Hernández Domínguez: “¡La sombra del poeta es flor y canto! Y por ello mi voz su voz invoca,
andante caballero de la rima otros soles tal vez irá
cantando con pregones de amor para los hombres.
“Diez hilvanes de voz” la noche acuna y su “Llamado
al bronce” se levanta en coro universal de las naciones, la ausencia del poeta, da la pauta para subir peldaños de la noche tratando de alcanzar cada estrella,
el trino arrullador de los planetas y la eterna quietud
del horizonte. Poeta: por cuarta ocasión triunfas en la
justa, alcanzando el laurel de la victoria; es cierto que
tu arcilla derrotada ya no tiene ni voz ni pensamiento,
pero al vencer la muerte con la gloria, «Nadie podrá
quitarte lo vivido, nadie podrá quitarte los soñado».”
Del poema ganador en esta ocasión, “Información
al Hombre” transcribimos algunos párrafos: “Desde el
cerebro un tableteo de noticias perfora en gris el teletipo de la idea. ¡Atención! ¡Atención! Señor del Mundo.
Reclamo tu atención, hermano de mi tiempo. Vas a
manchar tus ojos –canicas de mentiras– con pespunteada tinta de un papel de noticias, tan viejas y tan
nuevas, que desmenuzan la verdad del hombre. Atrévete a leer –empozando tu orgullo– al siglo nuestro
en la noticia del lenguaje diario. Mi agencia noticiosa
no es la deformadora del perruno interés; es saliva espontánea de las bocas que sufren, lenguas amordazadas de tabaco y pulverizadas cañas de dolor.
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“Leamos con los ojos poblados de presagios de
la niñez de párvulos columpios, así se necesita por-
que estrujamos “ismos” de adultez y a la piñata del
mundo pretendemos romper con los ojos vendados
de discordia y en cinismo el cataclismo rima con la
prima intención de destrucción. Hay ripio en el decirlo, pero aun sostiene su vigencia la información del
ave que empluma de sonidos la existencia, porque
el poeta es un trino con alas enlunadas y un corazón
que pulsa las huellas de los hombres”.
“Nota final: clausura el párpado, entrecierra oídos;
más deja abierta jaulas en el pecho para que aves
de paz en el derecho, fabrique con arterias nuevos
nidos. Si brincan las fronteras de sonidos, asómate a
ti mismo sin cohecho, construye la hermandad de un
blanco techo, –cobija universal de los latidos–. Horada el infinito de planetas con cohetes de plumas sin
malicia, restáurale a tu mundo viejas grietas con la
argamasa humana que te inicia, y deja suspendido
en los poetas un olvido perenne de justicia”.
Tipógrafo de las ideas.
Dr. Francisco Hernández Domínguez.
R.A. Enero de 2015
El poeta laureado, recibe la Flor Natural
de María de los Ángeles I.
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Una muestra
de su talento
“OAXACA”
EN LA PALABRA Y LA EMOCIÓN
Malva, bronce, selva y esmeralda,
grito verde de los mares,
voz del viento en los pinares,
jade vivo en la guirnalda:
¡Traedme las vibraciones
de entrañables emociones!
y ese lirio que se duerme
sobre la margen inerme
de la sien de Donají
y esa azucena que lleva
alburas de luna nueva
para la rústica aroma
en la loma
del “Fortín”…
Acordes verdes brillantes
de escurrida alfarería,
lenguas de policromía
en penachos de danzantes,
notas verdes de maizales
y cantos cañaverales
que besan al “Atoyac”:
¡Decidme el canto sonoro,
con dimensiones de coro,
canción de la voz eterna
a la eterna
“Oaxyacac”!...
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Bronce de la antigua raza
proyectando en la cantera,
un dolor de enredadera,
que con los siglos enlaza
el mestizaje, que un día,
en el puño literario,
fue el sonoro corolario
que hundió la melancolía…
OAXACA: La voz germina
sabiéndote como eres,
rúbrica en tus mujeres
y obstinación que calcina;
deja que la emoción diga
lo que ignora el pensamiento,
algo más que un firmamento
engarfiado en una ortiga…
-IIOAXACA: Dimensión de sueño y agua,
greca que se desprende del pasado
en milagros de forja –voz de fragua–.
Conoces del cariño entusiasmado
que, el silencio cobija entre las rejas,
con primaria emoción de ser amado.
La nocturna quietud de tus callejas
¡cuántas veces mis pasos recorrieron!
y la voz apagada de mis quejas
cuántas noches tus fuentes recogieron.
Hoy, que la evocación me da tus galas
del presente y los tiempos que corrieron,
la elegía en la voz, tendrá en sus alas,
el camino del canto y sentimiento
amoldando la voz en las escalas.
Con vuelo de presagio surge al viento
la fuga entusiasmada de sonidos,
toda armonía, plenitud y acento,
música de los cactos conmovidos
rasgando tu quietud de monasterio,
verde Oaxaca, ¡Ciudad de los sentidos!.
Toda la voz se vuelca al hemisferio
del cántaro ventrudo que se viste
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tan simbólicamente de misterio;
al abuelo sabino que resiste
el peso de los siglos en la entraña,
con perenne esperanza de lo triste;
a los verdes plumeros de la caña
endulzando mí canto, prisionero,
en el cíngulo azul de tu montaña;
en tu orgullo hortelano y alfarero
entregarte quisiera mi alegría
en un grito: ¡Pregón “cotompintero”!
y besar, mi Ciudad de la Elegía,
con fértil beso que el asombro encienda,
tus frescos labios de “turrón” y “chía”.
Porque sabes del paso de mi senda
y reverberas mi dolor que hiere
en faroles prendidos en “calenda”;
porque has hecho que el mundo te venere;
porque ha cantado en ti mi corazón,
con la voz de tu “Dios –que– Nunca Muere”
te saludo ¡Ciudad de la emoción!...
-IIIProvincia de mis abuelos,
por tu rostro de cantera
y el cobalto de tus cielos,
se ha vestido de esperanza
el negro de mi quimera.
Y en los pastos de la danza
se ha conmovido el amor
que nutrió mi sinfonía
con rúbricas de esplendor.
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Te llamaré siempre Mía,
porque te supe jugar
al “ancla” y la “lotería”
y me enseñaste a soñar,
cuando en tus noche de plata
modulé la serenata
en vísperas de la ausencia
porque me entregas tu esencia
en las blancuras de “horchata”,
porque en tus viernes del “llano”
te he paseado de la mano
en la cuaresma florida;
porque has hecho de tu vida
un ímpetu ciudadano;
porque en la oración más cálida,
tu fe arrodillas devota
al duelo de Virgen Pálida.
Te has brindado gota a gota
en tus recias tradiciones
hacia un futuro sereno
visionario, limpio, pleno,
poblado de construcciones.
Eterna, yo así te quiero,
en el grito polaquero
y en el nervio de la ardilla,
pero en esa voz sencilla
enfarola la expresión,
más que ideal, realización,
de una plena
Noche Buena
donde floresca la Paz…
Mañana te ofrendarás
a mi sed samaritana
en la frescura galana
de los cacharros de Atzompa…
Y un día, solo verás
el adiós de mi pañuelo,
cuando mi vida se rompa
como plato de buñuelo.
Búscame entonces, Oaxaca,
en laxitudes de hamaca
o en las hojas de laurel
y guarda, cuando me vaya,
mi barquito de papel
que se ha dormido en tu playa…
Dintel, Cantera y Esquina. 1968
Ediciones de la Universidad
Benito Juárez de Oaxaca
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CANTO REGIONAL PARA OAXACA
-IEspigada mi voz hacia tu brillo
te ha de cantar en lomo de cuchillo
de acero toledano
tu acero humano.
Tendrá mi lengua por tu barro, luto,
temblor de germen, jícamas en fruto
y un corazón –granada
acuchillada–.
Y una azucena, Virgen del “Fortín”,
mezcal y agrio sabor de chapulín
y en cuna de rebozo
signos de gozo.
Y el verde que se mece en tus laureles,
canteras donde cantan los cinceles,
un colorido en danza
y tu esperanza.
Tendrá la filigrana Churriguera
y el oro de tu orgullo de joyera
y un grito de “Polaca”
Verde OAXACA.
1.- EL CENTRO
OAXACA, al modular tu nombre el grito
sabe a “téjate, a sol y golloría”
el alma –cómplice de tu alegría–
se enajena en lo azul de tu infinito.
Al contemplar tu realidad y mito,
verde por fuera, corazón sandía,
el ojo abarca tu melancolía
hasta el llanto dulzón del “nenguanito”.
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Pasas en la arracada y el rebozo
por tus barrios festivos ya sin hora
a llenar de vivencias mi alborozo.
Y en la canción nostálgica que llora,
se adivina larvado en el reposo
el germen enflorado de tu aurora.
2.- LA SIERRA
Altivo el Zempoaltéptl se corona
con palabras del bronce que flamea;
un himno que trasciende de la Aldea
y en flauta de carrizo se pregona.
Y la verdad en grito que apasiona,
Guelatao en las cumbres de la idea,
bandera de igualdad en la que ondea
el vuelo de la paz que el aire abona…
Huipil tan blanco como nube - altura,
un haz de seda al pecho lo lastima
y el rostro firme en rústica hermosura.
Yalalteca, la del broncíneo clima,
se ha enredado mi voz en la negrura
del turbante de penas de tu cima.
3.- LA CAÑADA
Bochorno y aridez, la tierra roja
se engalana con ásperos espinos;
en el fondo, en cruce de caminos
el agua trasumante a sed antoja.
El milagro del sol enciende la hoja
del ciruelo, del mango y los destinos,
chicozapote en llantos blanquecinos
a la tierra de mieles la despoja.
Pizarras de granito y en limpio anhelo
la torcaz anudada a los cantares
embadurna el ambiente con su duelo.
Y los cactos –racimos dactilares–
espigados por arañar el cielo
retratan la nostalgia y los pesares.
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4.- LA MIXTECA
El árbol gemelar de Achiutla enciende
en Tilantongo al vencedor de soles,
saeta de obsidiana en ígneas moles
despedazando el vuelo que trasciende.
Barranco y claridad, en rosa tiende
el alba su presagio de arreboles,
las pardas lomas funden los cristales
de férrea voluntad que el hambre prende.
Monótonos tejidos en las manos
la palma sangra al grito de humedades
y una mirada fija en los arcanos.
Y en la eterna labor de las edades
se agigantan los ímpetus enanos
a la esperanza abierta en soledades.
5.- EL ISTMO
Flama de sol, atardecer y brisa,
agua de coco y guiño de la iguana
y en un ritmo de hamaca y de tehuana
la cadencia del tiempo se desliza.
Un huipil que florece en la sonrisa
de tonos con que pinta la mañana;
como sierpe a los pies de la suriana
un encaje de nubes que se pliza.
Jicalpextle de frutas con que nimba
en rústicas aureolas la cabeza
y el oro de la raza en los collares.
Un bosque quejumbroso en la marimba,
un aflautado canto de tristeza
y el salobre entusiasmo de los mares.
6.- LA COSTA
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Agreste majestad, el sol inquieto
salpica de bochorno el fértil suelo
y la garza tendida en blanco vuelo
arranca a las alturas el secreto.
Encendidos racimos del cafeto,
la copra altiva señorea en el cielo
y la bestia salvaje prende en celo
y en anchuras del aire lanza el reto.
La “Chilena” y jarana rompen leña
del movido tacón de bailadora
y un ritmo de aventura se diseña.
Y al despunte de sangre de la aurora
se encamina el amor de la costeña
y un brillo de machete enjuicia la hora.
7.- TUXTEPEC
Tuxtepec, tu amplio estero desaliña
la madeja del agua que te acecha,
fértil la tierra se prodiga en brecha
al agridulce corazón de piña.
¡Ay! Papaloapam, el del agua niña,
que encuentra maridaje en la cosecha,
deja que el sol cayendo como flecha
con salterios de luz tu espalda tiña.
¡Ay! Mariposa del color alado,
en tu vuelo saltón, la sinfonía
de la flor y el amor me ha cautivado.
Aves totales de la algarabía,
mi lenguaje de nubes se ha entintado
con los nervios de luz de la alegría.
-IIOAXACA
El rústico entusiasmo te saluda
desde el prieto corpiño de tu entraña
y el rojo ceñidor mi voz te anuda.
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El Barroco que en oro te enmaraña
pregona tus prestigios de señora,
limpia y soleada al beso de la caña.
Cada gota del tiempo en ti se enflora
con erguida canasta de “calenda”,
con los “Lunes del Cerro” de tu aurora.
En “Todos Santos” –viandas en ofrenda–
la gula de tu estirpe se recrea.
Y un “Cotompinto” audaz juega en tu senda.
La antigua fe de indígena marea
en las ferias empolva relicarios;
Oaxaca es tradición, verso e idea.
Cómo me duele el bronce en campanarios,
porque repasan tu nostalgia austera
y la greca caída en los santuarios.
Por tu verde esperanza de cantera
se ha enredado el destino en las ventanas
y es acero de forja tu bandera…
Mi voz se queda en ti, en las serranas
altitudes del nudo de tu abrazo,
en los hilos de sol de tus mañanas.
En la guardia perenne, en el regazo
del titán vegetal que te protege,
mudo testigo a siglos de tu paso.
En el carrizo que en astillas teje
el canasto de auroras con que tapes
el vuelo desolado en que me aleje.
En ritmo del amor con el que atrapes
el último gemido de mi estancia
envuelto en el color de tus sarapes,
¡mis banderas de sol a la distancia!...
ARENA SOJUZGADA
Situada casi al borde de mis dedos
paralizas las uñas de la entrega,
porque alcanzas en Alfa y en Omega
las arenas que empolvan nuestros credos.
Alba que en sol reduce nuestros miedos,
entre noche de un “si” con el que juega
el viento venturoso que nos pliega
en maraña de fértiles enredos.
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Empinada de luz, tu estrella apunta
hacia todos los puntos de la espera,
hacia toda la sombra que nos junta.
Alta interrogación de primavera
como alzado cenit de mi pregunta
que se llena de sol junto a tu esfera.
Junto a mi opaca voz, tu voz entera
llena de sol el gris de mis caminos,
luz que se aduna al vuelo de los trinos,
irreflexiva voz de primavera.
Entre los meridianos de tu esfera
toda mi voz reteje los destinos,
alma total del verde en los espinos,
jubilar ascensión de pajarera.
Única como pluma de mis alas
limitadas, acaso sin retorno,
inicias en su vuelo antiguas galas.
Entraste en la amistad con fuego de horno,
te has quedado enredada en mis escalas
asida al pentagrama en sol de adorno…
El mar del pensamiento se enmudece,
las olas de la idea lloran ruinas,
en sal, en sol y anémonas marinas,
el día en la palabra se enmohece.
Todo el interno litoral decrece,
en fuga de gaviotas peregrinas
escapan las ausencias que originan,
y un alga verde de esperanza crece.
Mi barco de pasión desnudo encalla
en banco de corales su naufragio
y en conchas de tu arena se desmaya.
21
De pie, el cariño con temblor de adagio,
pronuncia mi verdad sobre tu playa
y en alba de ilusión siembra el presagio.
¿Hasta cuándo tus pasos de retorno
salpicarán los hilos de la espera,
formando el pentagrama, la escalera,
de la sonata en sol de tu contorno…?
¡Ay, espiga de luz, incendio y horno!
gacela en la quemada primavera
de un minuto de sueño en la cantera
del agua de tus ojos en adorno.
¿Hasta cuándo, con lluvia de mis voces,
inundare tu orilla frente al miedo,
de la noche más roja, sombra amiga…?
Tendrá que ser un día en que los goces
me dejen en las manos, alto y quedo,
el último granito de tu espiga…
Te esperaré con la constancia de agua
del filtro añoso que se muere en gotas.
Con el ascenso inútil de alas rotas
tendido en el tablón de una piragua.
Mi recuerdo, listón para tu enagua
perseguirá la aurora en la que flotas;
moderaré la espera con las notas
de un pensamiento moldeado en fragua.
Haz de llegar a la ola de mi océano
saturando mí sal con tu rocío,
llenando de temblores mí verano.
Y cuando hayas colmado mi vacío
el corazón te brindaré en la mano
la roja floración de su albedrío.
22
Desde el rincón de amor en que deshaga
los hilos de la idea, en la maraña
de múltiple estridencia, desengaña
el corazón la ruta en la que vago.
Tu lejanía azul de eterno lago
ha tendido en mi voz la telaraña;
la tarde entera que en dolor se baña
me recuerda la gota en que naufrago.
Prisionera en mi ser y estás ausente,
cuando el beso no dado necesitas
del limpio panorama de tu frente
y esperas mis caricias, la visita
del barro de tus hombros inocentes
como otras veces al quemar la cita.
Tintineo de nervios en la cita,
inestabilidad vocal y el eco
de la sed en mediodía, como fleco
colgado en el pezón de una marmita.
Arena sojuzgada en el sentido,
crustáceo de una concha en mediodía
o quebrado naufragio del olvido…
Tu palabra, tu verbo alegoría,
melodió los vocablos en el nido
de una acostada pauta en sinfonía…
Reposada alegría entre tu arena
es el agua que pones con tu ausencia,
mar del yo, que cae con transparencia,
en las playas cenizas de mi pena.
Cuanta paz en palabra que me ordena
un azul infinito de presencia
un desborde total de la existencia
en la luz material que nos condena.
23
Cuanta vela en desvelos se ha tendido
en la noche de océanos encrespados
navegando hacia el fin del puerto olvido.
Seguiremos en faros anegados
por el llanto de ojeras detenidos
como ostiones de amor alucinados.
Como tortuga el pensamiento paso,
muy despacio entreteje nuestras redes
como araña que deja en las paredes
la cárcel enmallada azul de trazo.
Así la idea forma el cedazo
para que tú, con el amor enredes
en minutos de luz que me concedes
en la arena mojada de tu abrazo.
Nuestra barca con remos de constancia
nos conduce al final del horizonte:
un mar de lágrimas logró distancia
y en la espuma viviente de impedancia
nuestro viento de amor venció el tramonte.
Allá va nuestro barco sin bandera
sin un arma social a los corsarios,
es un humo que dobla calendarios
en las sales constantes de la espera.
Es un cigarro que cayó en la acera
encharcada de lagos en rosario.
¡Siempre hay un mar que achica el corolario
del río que busca redondez de esfera…!
Con nuestros pies quemados en la pena
por no tener huaraches de alegría,
tendremos que bogar en luna llena,
para llenar los ojos de sandía
con el calizo estorbo de la arena
y poder caminar un nuevo día…
24
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