FERNÁNDEZ D E LIZARDI Y C E R V A N T E S Se recuerda a J o a q u í n F e r n á n d e z de Lizardi especialmente por su Periquillo Sarniento (1816), obra que hizo historia como la primera novela hispanoamericana. Curiosamente, la c r í t i c a se refiere sólo de paso a la influencia de Cervantes en Lizardi, como por ejemplo el mexicano Ignacio Altamirano, uno de los primeros en referirse a esa influencia. Pero Alfonso Reyes, en su resumen de la c r í t i c a literaria sobre el Periquillo, considera inexplicable que los c r í t i c o s hayan mencionado esa a f i n i d a d ' . En m i o p i n i ó n , y a pesar de las diferencias que existen entre las novelas cervantinas y las del escritor mexicano, una lectura atenta de las tres novelas de Lizardi nos llevaría a dudar u n poco del j u i c i o c a t e g ó r i c o de Alfonso Reyes. 2 L a i n t e n c i ó n fundamental de Cervantes era fundir elementos de las novelas de caballerías,de la pastoril, de la picaresca, de la c r ó n i c a y de las t e o r í a s literarias de su é p o c a . El Periquillo de Lizardi fue casi u n accidente h i s t ó r i c o : la censura de prensa le h a b í a obligado a suspender la p u b l i c a c i ó n de su p e r i ó d i c o d i d á c t i c o El Pensador Mexicano y a buscar u n medio menos estridente para expresar sus o p i n i o n e s . Con t o d o , el Periquillo es una muestra excelente de las ideas de la Ilustrac i ó n que dominaban en la é p o c a y que pueden faltar en las otras obras de L i z a r d i : fábulas, versos s a t í r i c o s , dos novelas m á s , seis obras de teatro, alrededor de trescientos cincuenta f o l l e t o s , y en los periódicos que él editaba. Esta obra numerosa se escribió en u n p e r í o d o de dieciséis a ñ o s (1811-1827), que coincide, en lo general, con las guerras de Independencia. 3 4 5 1 A L F O N S O R E Y E S , " E l Periquillo Sarniento y la crítica mexicana", Obras completas, t. 4, México, 1956, p. 170. Véase ahora la tesis doctoral de J O H N PAWLOWSKI, The novéis of Fernández de Lizardi, Northwestern University, 1972, pp. 271-273, quien dedica unas cuantas páginas a los elementos comunes entre el Quijote y las novelas de Lizardi. E l tema se trata superficialmente en A R N O L D C . V E N T O , " E l Periquillo y el Quijote", UMx, 1965, núm. 12, pp. 13-15. 2 Noches tristes y día alegre, a menudo citada como la cuarta novela de Lizardi, se excluye aquí, porque está casi totalmente en forma de diálogo. E n este sentido es similar al Coloquio de los perros de Cervantes o a Noches lúgubres de José Cadalso. 3 E . C . R I L E Y , Cervantes's theory of the novel, London, 1964. Véanse pp. 1-13 sobre Cervantes y la teoría literaria de su época. 4 J E F F E R S O N R E A S P E L L , The Ufe and works of José Joaquín Fernández de Lizardi, Philadelphia, 1931, p. 31. 5 E l número de trescientos cincuenta folletos supera los estimados anteriores; véase R O B E R T K A R L F R I T Z , The attitude of José Joaquín Fernández de Lizardi ("El Pensador 258 D E L A CRÍTICA L I T E R A R I A S O B R E NRFH, XXXI JOHN SKIRIUS LlZARDI Hay acuerdo general en que la p r e o c u p a c i ó n de Lizardx por la did á c t i c a debilita sus creaciones literarias desde el p u n t o de vista e s t é t i c o . Alfonso Reyes hace eco a una larga historia de c r í t i c a literaria al comparar el Periquillo Sarmentó con Guzmán de Alfarache, especialmente en la tendencia c o m ú n a divagar sermoneando, pero concluye que la novela mexicana es inferior a su paradigma e s p a ñ o l porque L i z a r d i sacrifica el arte a sus sermones (op. cit.,p. 170). Otra diferencia notable es el o p t i m i s m o de Lizardi en l o referente al progreso, heredado de la I l u s t r a c i ó n , en contraste con el tono pesimista del Guzmán. A l relatar la historia de su vida, Periquillo aconseja a sus hijos que aprendan de sus errores; dice, en otras palabras, que el h o m bre puede mejorar a través de la e d u c a c i ó n . Jefferson Rea Spell opina que ¿Periquillo, en su é p o c a , era " b á s i camente una obra de p r o p a g a n d a - , y en general considera que L i zardi " u t i l i z ó su habilidad para manejar las palabras - h a b i l i d a d de la cual él mismo estaba m u y c o n s c i e n t e - para u n solo f i n : reformar. Nunca b u s c ó hacer literatura como t a l " . Nos preguntamos si nuestra 7 wssm Algunas de las críticas de Lizardi, válidas en ciertos contextos culturales, pudieron h a b é r s e l e escapado a Katharine Anne Porter, y algunas de sus metas y reformas ( e d u c a c i ó n escolástica, las evidentes distinciones de clase entre el rico ocioso y el igualmente ocioso pordiosero, Mexicano") toward Mexican independence from Spain, tesis, Indiana University, 1975, pp, 12 y 21, nota 13. 6 J E F F E R S O N R E A S P E L L , Bridging the gap: Articles on Mexican literature selected from the works of. . . , Mexico, 1972, p. 171. 7 Ibid., p. 81. 8 The Itching Parrot. El Pcriquillo Samiento, tr. and introd. by K . A. Porter, Doubleday, 1942, p. vii. NRFH, XXXI 259 FERNÁNDEZ D E LIZARDI Y C E R V A N T E S de la é p o c a quedaron fuera, sino en sus folletos que tienen u n p ú b l i c o m á s limitado porque deben leerse dentro del contexto h i s t ó r i c o . A l escribir el Periquillo, Lizardi se inspira en la m á x i m a de Horacio: "De escritor el oficio desempeña, quien divierte al lector y quien le e n s e ñ a " . Si bien el Periquillo ofrece una mezcla de entretenimiento y e n s e ñ a n z a , estos dos extremos del p r o p ó s i t o del autor parecen estar separados en sus otras dos novelas. La Quijotita y su prima (1818¬ 1819) es una novela engorrosa con una tesis sobre la e d u c a c i ó n de las mujeres, que carece de verosimilitud. E l c r í t i c o mexicano, Carlos G o n z á l e z Peña, se atreve a llamarla " e l m á s abominable s e r m ó n de que las letras nacionales tienen m e m o r i a " . Sin embargo, puede re¬ sultar interesante para algunos lectores como u n débil precursor del feminismo. M . del C. Ruiz C a s t a ñ e d a opina que el examen de las virtudes y defectos de las mujeres en la novela "conserva i n t e r é s y encanto para el lector m o d e r n o " » . 9 1 0 Mucho m á s divertida que u n tratado de p e d a g o g í a es Don Catrín de la Fachenda ( 1 8 3 2 ) . Anderson I m b e r t considera que é s t a es la mayor obra de Lizardi, precisamente por su m a e s t r í a para relatar una historia desprovista de divagaciones . E l mismo Lizardi p o d r í a haber estado de acuerdo. E l narrador de Don Catrín está m u y consciente de los errores del Periquillo como lo hacen notar los c r í t i c o s contempor á n e o s de la primera novela. Lizardi está resuelto a mejorar: " [ m i obra], descargada de episodios inoportunos, de digresiones fastidiosas, de moralidades cansadas, y reducidas a u n solo t o m i t o en octavo, se h a r á desde luego m á s apreciable y l e g i b l e " . Don Catrín puede ser una lectura m á s entretenida y una mejor novela picaresca, pero le falta la riqueza del Periquillo como mosaico social, como documento lingüíst i c o y como e p í t o m e de las ideas de la I l u s t r a c i ó n en su é p o c a . 12 1 3 A pesar de t o d o su valor h i s t ó r i c o , el Periquillo no es una novela h i s t ó r i c a , como c r e í a Francisco Pimentel ( c r í t i c o del siglo x i x ) , quien sugiere que el Periquillo es a la historia colonial mexicana lo que las novelas h i s t ó r i c a s de Walter Scott son a la Edad M e d i a . F e r n á n d e z de Lizardi vivió los ú l t i m o s d í a s de la sociedad colonial y la c r i t i c ó , n o como u n r o m á n t i c o , sino como u n ilustrado y u n precursor del realismo costumbrista. Scott, al contrario, i m a g i n ó r o m á n t i c a m e n t e el pasado medieval a siglos de distancia. ¿ C o n quien p o d r í a compararse el protagonista del Periquillo? Jaime Torres Bodet encuentra en el personaje u n t i p o nacional para M é x i c o , 1 4 a 9 El Periquillo Sarniento, 1 5 ed., Porrúa, México, 1976, p. 41. E n adelante cito por esta edición. 10 " E l Pensador Mexicano y su tiempo", Conferencias del Ateneo de la Juventud, México, D. F . , Imprenta Lacaud. 1910, p. 102. 11 Véase su introducción a L a Quijotita y su prima, México, 1967, p. xii. 12 Historia de la literatura hispanoamericana, t. 1, México, 1962, p. 187. 13 Vida y hechos del famoso caballero Don Catrín de la Fachenda. Obra inédita del Pensador Mexicano, 1» ed., Imprenta del Ciudadano Alejandro Valdré México 1832 p 4 E n adelante cito por esta edición. 14 A L F O N S O R E Y E S , op. cit., p. 177. 260 NRFH, XXXI JOHN SKIRIUS como Babbitt para Estados Unidos y M a r t í n Fierro o don Segundo S o m b r a para A r g e n t i n a . E l h o m b r e de negocios de L e w i s y el gaucho de J o s é H e r n á n d e z son herramientas de c r í t i c a social, como Periq u i l l o , pero ¿ c u á n t o s mexicanos a c e p t a r í a n al picaro criollo de pocos e s c r ú p u l o s y sin ninguna habilidad p r á c t i c a como la suma del carácter nacional? L o mismo p o d r í a decirse de B a b b i t t o de M a r t í n Fierro, quienes, también llevan algo de la aureola del héroe épico. Por lo menos, Babbitt y M a r t í n Fierro d e s e m p e ñ a n sus papeles convincentemente. Aunque Lizardi describe con detalle el ambiente realista de la sociedad mexicana (comidas, muebles, costumbres, actitudes, diversiones), no logra crear personajes convincentes con profundidad psicológica. ¿Sacrificó l o uno por l o otro? La gran verosimilitud de D o n C a t r í n como u n pillo degenerado, en una novela con menos divagaciones v menos detalles, me lleva a pensar que a s í es. Sin embargo, el Qui ote es una novela llena de divagaciones y detalles, y pocos cuest i o n a r í a n la verosimilitud de D o n Quijote y Sancho Panza 15 E L E M E N T O S CERVANTINOS E N LIZARDI E n la c r í t i c a c o n t e m p o r á n e a del Periquillo Sarniento encontramos u n comentario que p r o v o c ó una " a p o l o g í a cervantina" (la autodefensa de Lizardi invocando el modelo de Cervantes). El señor " R a n e t " (anagrama de T e r á n , antiguo enemigo de Lizardi) escribió del Periquillo que no era a r t í s t i c o describir a "las peores gentes de la sociedad" actuando y hablando en forma ordinaria. El comentario, obviamente, se r e f e r í a a la abundancia de dichos populares, expresiones i d i o m á t i c a s V argot que usa Lizardi para conseguir un retrato realista de todos los niveles de la sociedad mexicana. Lizardi c o n t e s t ó que no veía en el Quijote de Cervantes "nada raro nada extraordinario, nada prodigioso Todos los sucesos son demasiado vulgares y comunes, tales como pudieran acontecer a u n loco de las circunstancias de don Alonso Ouiiada A l mismo tiempo advierto que cada uno de los personajes de la fábula habla como los de su clase, esto es, vulgar y c o m ú n m e n t e . Hasta h o v estaba v o entendido en aue una de las gracias de este género de c o m p o s i c i ó n era corregir las costumbres r e d i c S i z á n d o l a s y pintan¬ dolas al natural, según el p a í s donde se e s c r i b e " . 16 " R a n e t " critica t a m b i é n la severa m o r a l de L i z a r d i en la novela. En respuesta, Lizardi expresa su temor de que los lectores se contentaran con leer novelas simplemente como entretenimiento, y que muchos lectores necesitaban comentarios adicionales para entender el Quijote, Gil Blas de Santillana y otras obras, si h a b í a n de ir m á s allá 15 "Estudio preliminar a José Joaquín Fernández de Lizardi", El Pensador Mexicano, México, 1962, p. vii. 16 "Apología del Periquillo Sarniento, Artículo inserto. . . de 12 a 15 de febrero de 1819 del Noticioso General", en José Joaquín Fernández de Lizardi [ E l Pensador Mexicano],El Periquillo Sarniento, Barcelona, 1933, p. 6. NRFH, XXXI FERNÁNDEZ D E LIZARDI Y C E R V A N T E S 261 del nivel del entretenimiento. Lizardi admite que está rompiendo conscientemente una regla del arte al moralizar sobre la a c c i ó n del Periquillo, "estoy persuadido de que los lectores para quienes escribo necesitan, ordinariamente, que se les den las moralidades mascadas y aun remolidas, para que les t o m e n el sabor y las puedan pasar, si no saltan sobre ellas con m á s ligereza que u n venado sobre las hierbas del campo" . La ficción es para Lizardi una forma conveniente para atraer al p ú blico renuente a escuchar u n s e r m ó n . A l final de la novela hay u n j u i c i o similar: al discutir los m é r i t o s de la obra con la viuda del Periq u i l l o , " E l Pensador M e x i c a n o " comenta que esa a u t o b i o g r a f í a es como "las pildoras que se d o r a n " para ayudar a pasar la medicina (esto es el didactismo). A ñ a d e que entre los elementos que la hacen accesible a u n p ú b l i c o amplio e s t á n el sentido del h u m o r y " u n estilo casero y familiar" (p. 4 6 3 ) 1 7 En su " a p o l o g í a cervantina", Lizardi c o n t i n ú a defendiendo su d i dacticismo s e ñ a l a n d o que D o n Quijote t a m b i é n t e n í a facilidad para moralizar ( p . 4 1 ) . É s t a es una de esas pocas veces en que el autor hace comentarios favorables sobre la personalidad de D o n Quijote, y a que generalmente tiene una visión m u y propia del siglo xvm, de u n loco cuyas ambiciones son disparates r i d í c u l o s sin valor redentor. Los racionalistas de l a I l u s t r a c i ó n en general no pudieron ver el admirable idealismo de D o n Quijote que r e i v i n d i c a r í a n los r o m á n t i c o s del siglo xix . E n este aspecto, como en muchos otros, Lizardi está m á s cerca de la I l u s t r a c i ó n que del romanticismo. Cuando el Periquillo recuerda haber tenido alguna vez delirios de ser u n virrey y u n noble, se refiere a sí mismo como " e l nuevo Quijot e " por sus "locuras caballerescas" (p. 357). Similar a c t i t u d revela Lizardi en u n folleto en el cual aparece u n diálogo sobre la c o n c e s i ó n de escudos de armas ( t í t u l o s de nobleza) a los soldados valientes de la guerra de independencia a base del m é r i t o , no de linaje. Cuando uno de los mexicanos objeta que esto va en contra de la t r a d i c i ó n e s p a ñ o l a , o t r o , probablemente hablando p o r Lizardi, concluye que "esas son las preocupaciones de la rancia E s p a ñ a , y por las que el famoso Cervantes escribió su tan bien aplaudido Quijote" . E n otras palabras, Lizardi interpreta el Quijote como una c r í t i c a a la h i d a l g u í a de la é p o c a y como una parodia de la c a b a l l e r í a andante. En u n poema s a t í r i c o , Lizardi se b u r l a de las pretensiones de u n rico caballero, " c o n el ruido del dinero, se dice que es caballero, / d í g a n l e que es u n Quixote/ y a c o c o t e " . A u m e n t a el h u m o r el r i t m o truncado de acocote, 1 8 19 20 » Ibid., p. 8. Raimundo Lida, Course lectures at Harvard University, diciembre 14 y 16, 1970 Lizardi, Las tertulias de los muertos antiguos y modernos por El Pensador Mexicano México. E n la imprenta de D. Celestino de la Torre, 1821, p. 3. 2° Ratos entretenidos, o miscelánea útil y curiosa, compuesta de varias piezas ya impresas México, 1819, reimpreso en la oficina de D. Alexandro Valdés, t. 1, p. 159. 18 19 JOHN SKIRIUS 262 NRFH, XXXI u n mexicanismo para u n a calabaza larga, y es t o d a v í a m á s h u m o r í s t i c o en el contexto del refrán mexicano citado antes en el poema: " E l que de chico es guaje [calabazo; t o n t o ] hasta acocote no p a r a " . F e r n á n d e z de Lizardi parodia la r e t ó r i c a elevada del Quijote para satirizar a sus oponentes p o l í t i c o s por su falso sentido de la import a n c i a ; y para poner en evidencia el hecho de que D o n Quijote no alcanza su ideal de generosidad, compara el caso de la visita de unos inspectores de cárceles en el M é x i c o colonial con D o n Quijote cuando libera a A n d r é s de su castigo cruel: los inspectores, genuinamente preocupados, dejarán las cárceles, d e s p u é s de lo cual los guardias i n tensificarán él castigo, exactamente como el amo de A n d r é s . Lizardi escoge uno de los menos h a l a g ü e ñ o s episodios del Quijote, para convencernos de que la caballerosidad y nobleza de D o n Quijote son ilusorias. 21 22 2 3 El caso m á s claro de influencia cervantina se encuentra en La Quijotita y su prima: S a n s ó n Carrasco (nombre del personaje cervantino que considera a D o n Quijote m á s loco que noble) da a Pomposa el sobrenombre de " Q u i j o t i t a " . De la misma manera que la i m a g i n a c i ó n de D o n Quijote se desboca después de haber l e í d o tantos libros de c a b a l l e r í a , a s í t a m b i é n Pomposa concibe la f a n t a s í a de ser la mujer m á s hermosa, m á s perfecta del m u n d o , que debe reivindicar a su sexo conquistando p s i c o l ó g i c a m e n t e la a d o r a c i ó n de todos los hombres. S a n s ó n Carrasco explica las razones para su sobrenombre: tanto D o n Quijote como D o ñ a Pomposa e s t á n locos por sus ambiciones: " D o n Quijote siempre esperaba llegar a ser emperador a costa de la fuerza de su brazo; D o ñ a Pomposa'siempre espera ser cosa grande, t í t u l o de Castilla cuando menos, a favor del poder de su belleza (p. 167). L i zardi, al parecer, exagera las ambiciones p o l í t i c a s de D o n Quijote en su afán por satirizar, una vez m á s , el s u e ñ o e s p a ñ o l de la nobleza con tierras y t í t u l o s ganados a través de la conquista. A juzgar por el profundo sentimiento de Pomposa, que se siente insultada por el sobrenombre, la i n m o r t a l figura de Cervantes sólo proyecta u n significado peyorativo de disparate pretensioso (p. 172). Es en este sentido que l i z a r d i menciona a Cervantes como uno de los principales satiristas de las letras e s p a ñ o l a s , j u n t o a M a r t e , Feijoo, Francisco Santos, Quevedo y Torres Viílarroel y al Gil Blas™ Los cuatro ú l t i m o s nombres s e ñ a l a n que Lizardi entiende el t é r m i n o " s a t í r i c o " como m u y relacionado con las obras picarescas. A l mencionar a Cervantes entre ellos, Lizardi no percibe la c o m p a s i ó n humana del novelista por D o n Quijote y Sancho Panza -caracterizaciones que trascienden el tipo satírico aunque haya algo de parodia. L a frecuente c o m p a r a c i ó n de personajes con u n D o n Quijote ridícu21 Véase L U I S CABRERA, Diccionario de aztequismos, México, 1975, p. 25. 22 Periódicos, Obras, t. 5, U N A M , México, 1973, p. 286 23 Ibid., p. 181. 2« El Pensador Mexicano, p. 70. NRFH, XXXI 263 FERNÁNDEZ DE LIZARDI Y C E R V A N T E S l o es sólo uno de los elementos cervantinos en la obra de Lizardi. Hay referencias de paso a otros nombres tomados del Quijote, incluyendo el yelmo de Mambrino como s í m b o l o de la ilusión y la cueva de Montesinos como el lugar p á r a l o s muertos inmortales en donde Lizardi s a t í r i c a m e n t e entierra un p e r i ó d i c o rival que acaba de q u e b r a r . En una e v o c a c i ó n de Cervantes, el padre del Periquillo comenta que la i n m o r t a l i d a d del Quijote n o salvó al autor de la dura c r í t i c a a su p o e s í a , que ha sido p r á c t i c a m e n t e o l v i d a d a . Lizardi debe haberse identificado con Cervantes, porque aunque el Periquillo le dio reconocimiento inmediato, sus versos satíricos tuvieron pobre acogida de la c r í t i c a de su é p o c a ; fue considerado, en este aspecto, un pobre i m i t a d o r de Q u e v e d o . Por l o tanto, la e v o c a c i ó n de Cervantes sugiere cierta s i m p a t í a a u t o b i o g r á f i c a . 25 26 27 28 Se pueden mencionar t é c n i c a s literarias comunes en el Quijote y las novelas de Lizardi: hay cinco cuentos intercalados en el Periquillo y otros tantos en La Quijotita, a menudo sin r e l a c i ó n alguna con el argumento principal de la historia, aunque algunos son remembranzas de historias de personajes secundarios, igual que, en ocasiones, en el Quijote ( " L a historia del cautivo"). Los t í t u l o s de los c a p í t u l o s del Periquillo recuerdan los del Quijote pues resumen los argumentos principales y terminan con u n a p é n d i c e atractivo como por ejemplo: "con otras cosas de mucho gusto y pasatiempo" (Quijote I I , p. 1089) ; "con otras cosas deleitables y pasaderas" {Periquillo, p. 4 7 1 ) ; " c o n otras aventuras dignas de contarse" (Quijote I I p. 1 0 8 8 ) ; " c o n otras aventuras curiosas^(Periquillo p 47 ; "que las a b r á quien las leyere si las lee con a t e n c i ó n " (Quijoie II, p. 1093); "pero es menester leerlas para saberlas" (Periquillo, p. 4 7 1 ) . 29 A s í como Cervantes, Lizardi usa los t í t u l o s de los c a p í t u l o s a modo de s e ñ u e l o s para el lector: a q u é l está m á s obsesionado con las "venturas dignas de ser contadas", éste es m á s h u m i l d e con sus d i m i n u t i vos y dobles negaciones t í p i c a m e n t e mexicanas (por ejemplo, " c o n otras cosillas n o del todo despreciables" . S i n embargo, ambos e s t á n preocupados de no subvalorar "esta verdadera h i s t o r i a " , frase usada por el e s p a ñ o l y el m e x i c a n o . Las ú l t i m a s ' l í n e a s de muchos c a p í t u l o s en las novelas de Lizardi t a m b i é n son cervantinas en t a n t o que incitan al lector a continuar en el siguiente c a p í t u l o : " c o m e n z ó a decir l o que oirá y v e r á el que le oyere o viere el c a p í t u l o siguiente" (Quijote I I , p. 728). " E n uno de estos tuve u n encuentro con u n m a l d i t o viejo, y por poco me pierdo, como 30 31 25 El Periquillo, p. 200. 26 Segunda carta del Pensador al Payo del Rosario: Muerte y funeral Imprenta de M. Ontiveros, México, 1824, p. 7. 27 El Periquillo, p. 67. S P E L L , The Ufe and works, p. 60. » Utilizo la edición de Martín de Riquer, Barcelona, 1967. El Periquillo, p. 470. Ibid., p. 472;£>o« Catrín, p. 144; Don Quijote, I I , p. 1088. 2 8 3 0 3 1 del Centzontli, 264 NRFH, XXXI J O H N SKIRIUS v e r á el que leyere l o que sigue" (Don Catrín, p. 144). Esta t é c n i c a usada ocasional y acertadamente por Cervantes, se convierte en u n cliché demasiado usado en las tres novelas de Lizardi. De hecho, el lector se aburre de leer " c o m o veréis en el c a p í t u l o siguiente". U n o de los efectos buscados en las historias interrumpidas, tanto en el Periquillo como en el Quijote, es el suspenso. Periquillo está escuchando la historia (interpolada) de su c o m p a ñ e r o de p r i s i ó n , A n t o n i o S á n c h e z , cuando los gritos de los guardias de la prisión inter r u m p e n el h i l o de la historia, el cual se r e c o g e r á y t e r m i n a r á en el siguiente c a p í t u l o , caso m u y similar al del "Curioso i m p e r t i n e n t e " cervantino. Pero Lizardi no es tan eficaz en el recurso de la historia suspendida. Es m á s , el efecto cervantino de una realidad ( D o n Quijote) que irrumpe en otra es m á s barroco y complejo que las memorias interrumpidas de A n t o n i o S á n c h e z . D o n Quijote emerge m á s c o m o u n ser humano de carne y hueso contra el t e l ó n de fondo de la historia desordenada del "Curioso i m p e r t i n e n t e " . A n t o n i o S á n c h e z y Periquillo n o consiguen verosimilitud, especialmente porque el primero e s t á involucrado en ambos niveles de la n a r r a c i ó n . 3 2 En dos escenas de combate i n t e r r u m p i d o se busca igualmente la parodia de suspenso: D o n Quijote y V i z c a í n o se enfrentan a punta de espada al final de l a Primera parte del Quijote, de la misma manera q u e T r e m e n d o y Modesto q u e d a n congelados c o n los sables en a l t o al final de u n c a p í t u l o de Don Catrín. El paralelo se completa con el hecho de que ambas contiendas llegan a su c l i m a x al principio del siguiente c a p í t u l o , aunque la i n t e r r u p c i ó n tiene, obviamente, causas diferentes. E l narrador del Quijote tuvo que localizar y mandad traducir las p á g i n a s perdidas del manuscrito de Cide Hamete Benengeli. E l narrador a u t o b i o g r á f i c o , D o n C a t r í n , simplemente siente que debe tomar u n descanso: "pues este v a va m u v largo v el prudente lector t e n d r á ganas de fumar, de tomar u n polvo, toser o estornudar, y n o será r a z ó n impedirle que tome u n poco de r e s u e l l o " . E l efecto del suspenso es c ó m i c o en ambos- en Cervantes la b ú s q u e d a de las páginas perdidas es tan una burla-seria que resulta absurda en sus detalles parodia de u n recurso m u y gastado de las novelas de c a b a l l e r í a s En Lizardi, el r o m p i m i e n t o es tan inconsecuente cjue t a m b i é n es absurdo. 33 34 A s í como el narrador cervantino arma el manuscrito de Cide Hamete " E l Pensador" ( s e u d ó n i m o de Lizardi) aparece al final del Periquillo con el manuscrito de su a u t o b i o g r a f í a . A m b o s realizan tareas similares c o m o editores, comentaristas y c r í t i c o s de los manuscritos desorganizados que tienen en las m a n o s , pero este papel, complejo, sutil y ambiguo dadas las tres perspectivas que intervienen intermitentemente para comentar el Quijote, en la novela de Lizardi es elemental, 35 32 El Periquillo, pp. 164, 174. 33 Don Catrín, p. 37. 3" E . C . Riley, op. cü.,p. 205. Don Quijote, I , pp. 90-93; I I , p. 713, pp. 848-849; El Periquillo, 3 5 pp. 462-464. NRFH, XXXI 265 FERNÁNDEZ D E LIZARDI Y C E R V A N T E S ya que " E l Pensador" a c t ú a como portavoz de Lizardi ú n i c a m e n t e al final. En Don Catrín de la Fachenda, aparece t a m b i é n u n editor, el practicante del hospital - q u e debe poner triste final al cuaderno autobiográfico de D o n C a t r í n - , que evita la crítica y se mantiene en el papel de moralista cuando dice " ¡Pobre C a t r í n ! ¡Ojalá no tenga imitadores!" (p. 153). Aparentemente, Lizardi quiere asegurarse de que el lector n o c e r r a r á el l i b r o cautivado por el encanto de las palabras del autor. El t í t u l o original, abreviado en las ediciones modernas, Vida y hechos del famoso caballero Don Catrín de la Fachenda, sugiere la parodia del t í t u l o original de la segunda parte de la obra de Cervantes -El Ingenioso caballero Don Quijote de la Mancha - en la secuencia de los sonidos, y en el significado c ó m i c o de palabras como quijote y mancha, paralelas a catrín y fachenda. Como D o n Quijote, D o n Cat r í n está m u y consciente desde el principio de la novela de que será famoso en todo el m u n d o cuando se publique su h i s t o r i a . La hipérbole de l a fama consciente de D o n C a t r í n es parodia de su vanidad como hidalgo, mientras que D o n Quijote tiene la o p o r t u n i d a d de observar n o sólo el imnacto de la primera parte de su historia sino t a m b i é n la del v o l u m e n de A v e l l a n e d a . En Don Catrín Lizardi muestra p r e o c u p a c i ó n por la crítica de su novela anterior, el Periquillo (incluyendo "las digresiones fastidiosas"), tal como ¿ e r v a n t e s en la segunda Darte trata de resnonder a la c r í t i c a de las historias interpoladas que se encuentran en la primera p i t e " Como su protagonistas ambos autores e í á n m u y conocientes de su r e p u t a c i ó n conseguida en obrafanteriores eputacion 36 3 7 38 c o n s c i e n t e s Si D o n Quijote es la parodia del caballero andante, D o n C a t r í n se auto-satiriza revelando su naturaleza picaresca al t i e m p o que presume de ser u n caballero colonial ('hombre con sangre noble e s p a ñ o l a ' ) . Sin embargo, la parodia como forma suprema de la i m i t a c i ó n literaria falta en las novelas de Lizardi, excepto quizá en La Quijotita y su prima. Cuando muere Pamela, él perro de Quijotita (nombre sugerido por el t í t u l o de la novela sentimental de Samuel Richardson que h a b í a afectado a la Ouiiotita) el epitafio se pone en l a t í n , y el "juguetillo s a t í r i c o " - d i c e el pie de p á g i n a de L i z a r d i - es una burla de los garabatos del " d o c t o r don J o s é M a r í a Guridi y A l c o c e r " (p. 193). ConterriDoráneo de Lizardi fue u n sacerdote y teólogo llamado losé Misuel Guridi y Alcocer que p a r t i c i p ó en la p o l í t i c a pro-independentista y escribió u n t o m o t i t u l a d o Arte de la lengua latina" del cual Lizardi sacó probablemente la idea de satirizar la p r e d i l e c c i ó n por el l a t í n 0 36 37 38 39 4 MARTÍN D E R l Q U E R , Aproximación al Quijote, España, 1971, p. 41. Don Catrín, p. 4; Don Quijote, I , p. 42. Don Quijote, I I , p. 556, pp. 1053-1054. Don Catrín, p. 4; Don Quijote, I I , p. 848. ° Diccionario Porrúa de historia. 1976, pp. 953-954. Biografía y Geografía de México, 4a ed. t. 1, México, 266 JOHN SKIRIUS NRFH, XXXI entre los a c a d é m i c o s de la Iglesia. Lizardi no sólo parodia el estilo del eclesiástico mexicano, sino que imita a "los académicos de Argamasilla" cervantinos que escriben epitafios en verso para los personajes principales de la novela incluyendo a Rocinante. Los p r ó l o g o s de ambas novelas, ingeniosos en la forma, establecen los p r o p ó s i t o s de las obras: Cervantes aclara que su obra es "una i n vectiva contra los libros de c a b a l l e r í a s " ( I , p. 24), Lizardi repite en sus diferentes p r ó l o g o s que el p r o p ó s i t o de la obra es enseñar a los hijos del Periquillo las lecciones que él a p r e n d i ó sobre los vicios y las virtudes en la vida (pp. 5, 7). A m b o s novelistas apelan a recursos narrativos a través de diálogos entre amigos que discuten los problemas claves que confronta el narrador. E n el Quijote, la c u e s t i ó n es si el narrador debe empezar con una d e m o s t r a c i ó n tradicional de erudic i ó n (las Sagradas Escrituras, los clásicos). La c u e s t i ó n central del d i á l o g o en el Periquillo es a q u i é n debe dedicar " E l Pensador" su l i b r o . Lizardi sigue la t r a d i c i ó n al citar a los autores clásicos (Ovidio, Horacio y Marcial, y media docena m á s ) , pero abre nuevos caminos al dedicar su l i b r o a sus lectores por m u v plebeyos que sean algunos en lugar de la tradicional dedicatoria a u n noble mecenas (al que debe suscribirse Cervantes) puesto que n o lo tiene. Lizardi debe confiar en la venta de sus libros para mantenerse, y es honesto al admitirlo. T a n t o Cervantes como Lizardi establecen contacto con el lector desde el principio E l e s p a ñ o l lo hace con una c i r c u n s p e c c i ó n c o r t é s a su "desocupado l e c t o r " , a quien atribuye libre a l b e d r í o para hacer comentarios favorables desfavorables sobre la novela ( L 19). Lizardi e s t á m á s a la defensiva. D e d i c a r á el l i b r o a sus lectores plebeyos "aunque me critiquéis de arriba abajo, y aunque hagáis cartuchos o servilletas con los l i b r o s " (p. 4 ) . L o i m p o r t a n t e en esos p r ó l o g o s es el diálogo aparente con el lector i n v i t á n d o l e a proceder en forma familiar en la obra, como si la lectura fuera la c o n t i n u a c i ó n de una c o n v e r s a c i ó n entre amigos í n t i m o s . N o cabe l a menor duda de que Lizardi en su p r ó l o g o al segundo v o l u m e n del Periquillo i m i t a m u y de cerca el significado y la forma de la dedicatoria y el p r ó l o g o de la segunda parte del Quijote. Cada autor revela su amarga obsesión con la c r í t i c a al primer volumen de su novela. Cervantes admite sentir náuseas con la secuela apócrifa de Avellaneda al Quijote, y se siente especialmente molesto con el retrato calumnioso de su novela en esa obra. Para fastidiar y denigrar a Avellaneda, cuenta dos historias Uenas de h u m o r vulgar. En paralelo s i m b ó l i c o , Avellaneda es como el loco de Sevilla que cree ha realizado una gran h a z a ñ a al mutilar a u n perro (o al i m i t a r una novela), a s í que presume: " ¿ P e n s a r á n vuestras mercedes ahora que es poco trabajo hacer u n l i b r o ? " ( I I , p . 5 3 7 ) . T a m b i é n con u n diálogo Lizardi se venga de las "murmuraciones" (porque n o pueden llamarse críticas; p . 189) y , como Cervantes, repite parte de la c r í t i c a : " D i c e n que este Perico habla m á s que l o que se necesita;...que a t í t u l o de crítica es u n m u r m u - NRFH, XXXI FERNÁNDEZ DE LIZARDI Y C E R V A N T E S 267 rador eterno de las clases y las corporaciones del Estado" (p. 188) e inserta u n dicho realista: "es m á s fácil que u n panal se libre de la golosina de u n muchacho, que la obra m á s sublime del agudo colmillo del z o y l o " (p. 187). Mientras que Cervantes demuestra en su segundo p r ó l o g o una afinidad para las historias vulgares con el t o n o de la trad i c i ó n oral, Lizardi revela que las fábulas e s t á n m á s cerca de su alma literaria. En repetidas ocasiones cita las fábulas de Iriarte, y da el n o m b r e alegórico de Conocimiento al amigo que participa en el diálogo del segundo p r ó l o g o . Hay en esas dedicatorias y p r ó l o g o s una abierta p r e o c u p a c i ó n por el dinero, y u n conocimiento de que puede haber u n p ú b l i c o lector de diferente estrato social. L o que en Cervantes es sólo una insinuac i ó n ("lector ilustre o quier plebeyo") en Lizardi se convierte en obsesión. E l " y o " narrador en el p r ó l o g o lizardiano insiste en que no quiere " u n s i n n ú m e r o de lectores, n i apetezco los v í t o r e s de la plebe ignorante y novelera. Me contento con pocos lectores, que siendo sabios n o me h a r í a d a ñ o su a p r o b a c i ó n " (p. 188). Pronto contradice su a c t i t u d elitista con la i r o n í a picaresca arraigada en la a m b i c i ó n : "Es verdad que a p e t e c e r í a tener no ya muchos lectores sino muchos compradores". E l r á p i d o giro en su a c t i t u d es convincente al retratar las pasiones contradictorias de u n escritor orgulloso pero necesitado, y como t a l es una c a r a c t e r i z a c i ó n v e r o s í m i l . Aparentemente, la obse^ sión p o r obtener ganancias fue una de las acusaciones lanzadas a L i z a r d i p o r sus c r í t i c o s . Cervantes muestra en la dedicatoria de la segunda parte una p r e o c u p a c i ó n similar pero m á s es la b ú s q u e d a de u n mecenas. Como respuesta a la sugerencia de que él buscaba patrocinio del Emperador de la China para convertirse en rector de la universidad de allí, Cervantes proclama orgullosamente: "estoy m u y sin dineros, y emperador por emperador y monarca por monarca, en N á p o l e ¡ tengo al grande Conde de Lemos, que, sin tantos titulillos de colegios n i r e c t o r í a s me sustenta, me ampara y hace m á s merced que l a que y o acierto a desear" ( I I , p. 5 3 4 ) . Sin embargo, es como "pobre pero orgulloso" que Cervantes t o m a la amenaza de que la secuela a p ó c r i f a de Avellaneda pueda robarle sus beneficios: " l a pobreza puede anular a la nobleza, pero n o oscurecerla del t o d o " ( I I , p . 5 3 8 ) . E l miedo a la pobreza e s t á a h í , mecenas o no mecenas. Es evidente en todos estos paralelos que Lizardi i m i t a a Cervantes en f o r m a y tema. Ambos autores revelan no sólo una obsesión por sus c r í t i c o s sino que hacen c r í t i c a literaria de sus novelas. Los comentarios de " E l Pensador" al final del Periquillo se pueden tomar como la t e o r í a de Lizardi sobre su novela. E l estilo entretenido - " u n estilo casero y f a m i l i a r " , "los dicharachos y refranes del vulgo", " l a chanza" (p. 4 6 3 ) - sirven de carnada para atraer a u n p ú b l i c o de lectores m á s vasto. Por esta razón el autor ha tenido que escribir "sin afectación ni p e d a n t i s m o " (p 11) aunque ostenta e r u d i c i ó n a pesar de su declarada simplicidadi- Entre los dos p r o p ó s i t o s clásicos de la literatura como 268 JOHN SKIRIUS NRFH, XXXI d i v e r s i ó n y como i n s t r u c c i ó n , Lizardi cree sin duda que la d i d á c t i c a es el f i n , la diversión el medio. En cuanto a la t e o r í a de Cervantes sobre la novela según se manifiesta en el Quijote, acepto l a h i p ó t e s i s de E. C. R i l e y de que el c a n o n de T o l e d o es l o m á s cercano a l a o p i n i ó n del a u t o r « . E l c a n o n sigue el precepto de Horacio cuando insiste en que las mejores novelas "deleitan y e n s e ñ a n j u n t a m e n t e " . Sin embargo Cervantes señala que hay que divertir al lector a través de la t e n s i ó n de la credibilidad: " T a n t o la mentira es mejor cuando m á s parece verdadera y tanto m á s de l o dudoso y posible. Hanse de casar las fábulas mentirosas con el entendimiento de los que las leyeren, e s c r i b i é n d o s e de suerte que, facilitando los imposibles, allanando las grandezas, suspendiendo los á n i m o s , admiren, suspendan, alborocen, y entretengan, de m o d o que anden á un mismo paso la a d m i r a c i ó n y la alegría j u n t a s " ( I , p . 4 8 2 ) . Si la verosimilitud que entretiene es la ideé fixe de Cervantes sobre la novela, la de Lizardi es la l e c c i ó n moral, q u i z á la mayor diferencia t e ó r i c a entre el mexicano y el e s p a ñ o l . La diferencia esencial entre Cervantes y Lizardi como c r í t i c o s literarios se halla en el recuento de las bibliotecas de sus personajes, aunque estos episodios muestran que el Quijote sirve de modelo para el argumento de La Quijotita. A s í como el cura echa al fuego los libros q u e considera sin v a l o r de la b i b l i o t e c a de D o n Q u i j o t e , a s í D o ñ a Eufrosina, la madre de Q u i j o t i t a , arroja al fuego los libros a los cuales culpa de los excesos de su hija. La " l o c u r a " de la Quijotita es una f o r m a de piedad exagerada, u n idealismo espiritual trastornado, similar a la c a b a l l e r í a de D o n Quijote. ¿ Q u é libros sufren las llamas de esta i n q u i s i c i ó n ? Todos los libros piadosos y alrededor de quinientas novenas aue contienen ejercicios de devoción v plegarias que se usan por periodos de nueve días cada u n a - Hay u n solo criterio para la censura- los temas religiosos que han instruido perversamente a la Quijotua. 4 2 E l escrutinio del cura destaca algunos criterios predominantes para el j u i c i o . Se consideran cualidades positivas en la literatura el "grande a r t i f i c i o " , "decoro", originalidad y sobre t o d o buen estilo. Se consideran malas la "dureza y sequedad de estilo", "impertinencias", "revueltas razones", y sobre t o d o los disparates ( I , p p . 67-73). La verosim i l i t u d es i m p o r t a n t e : Tirant lo Blanc merece alabanza porque en lugar de inventar "necedades de i n d u s t r i a " , describe con realismo a los caballeros andantes que comen, duermen y mueren en sus camas, " y hacen testamento antes de su muerte, con estas cosas de que todos los d e m á s libros de este g é n e r o carecen" ( I , p. 72). En La Quijotita, el coronel Don Rodrigo expresa las opiniones del « E . C . R I L E Y , op. cit.,p. 4 2 Don Quijote, I , p . 481. 4 3 La Quijotita, p . 245. 182. NRFH, XXXI 269 FERNÁNDEZ DE LIZARDI Y C E R V A N T E S p r o p i o Lizardi al recomendar a D o ñ a Eufrosina una serie de tratados sobre la e d u c a c i ó n de las mujeres de autores como F e n e l ó n , Blanchard y otros. Considera estas obras no de ficción sino como lecturas m á s apropiadas que las obras que se encuentran en su b i b l i o t e c a . Veamos si hay un c o m ú n denominador en la supuesta inferioridad de esos libros. Primero, hay una alusión breve a las Novelas ejemplares y amorosas de M a r í a de Zayas. E s t á n las "obras jocosas" de Francisco de Quevedo, refiriéndose a sus versos y prosa s a t í r i c o s , a veces indecentes. Las Aventuras de Gil Blas de Santillana, de Lesage y traducidas p o r el padre Isla ( M a d r i d , 1787), representa la novela picaresca, cortesana p o p u l a r en el m u n d o español. Clara de Marie C o t t i n Risteau (1799), u n é x i t o extraordinario en su é p o c a , es una obra de p a s i ó n violenta, m u y parecida a la vida escandalosa de su autora que t e r m i n ó s u i c i d á n d o s e . Es sorprendente que un moralista como Lizardi incluya t a m b i é n en su lista de libros menos recomendados Pamela o la virtud recompensada novela sentimental inglesa con moraleja ü a sirvienta Pamela es recompensada por resistir los avances de su p a t r ó n casándose con él d e s D u é s - un final tan virtuoso d e b e r í a haber comnlarido a Lizardi)- sólo poderes c o n c l u i r que ™ W t ^ ^ ^ K O * í n í a a la lectura excesiva deí o b r a í de f i c c i ó r ! [ p í u l a ^ ? y 1 S S ^ 2 £ . —en este caso, probablemente la novela m á s l e í d a del siglo. 44 T a m b i é n se encuentran en la biblioteca de d o ñ a Eufrosina dos obras famosas por sus descripciones líricas del amor y la naturaleza, no m u y recomendadas por D o n Rodrigo/Lizardi: Diana enamorada de G i l Polo (1564), novela en verso y prosa, y Atala (1801), la novela r o m á n t i c a de Chateaubriand cuyo s u b t í t u l o [Bellezaspoéticas y morales de la religión cristiana) d e b i ó agradar a Lizardi, el moralista cristiano. Tal vez las descripciones e r ó t i c a s llevaron a Lizardi a concluir que la novela p r o v o c a r í a una t e n t a c i ó n indebida en las lectoras. L a espiritualidad sin la castidad s e r í a inaceptable para Lizardi. A s í incluye en su lista de obras censuradas la de C r i s t ó b a l Lozano, Soledades de la vida y desengaños del mundo" , una serie llena de temas y sentimientos barrocos que t a m b i é n presagian el p e r í o d o r o m á n t i c o . Hasta el m o m e n t o encontramos u n c o m ú n denominador en los t í t u l o s de la lista menos recomendados por Lizardi: temas de p a s i ó n y romance de popularidad en esa é p o c a . A f l o r a el sentimiento misionero censor, puritano de Lizardi. Debe recordarse que la c r í t i c a aparece en f o r m a de consejos que u n hombre mayor da a una dama de la sociedad "respetable". Solamente a la luz de esta c o n c l u s i ó n podemos 5 4 4 Véase Jefferson Rea Spell, The educational visivs of Fernández de Lizardi, pp. 259¬ 274; La Quijotita y su prima, pp. 47-49. 5 Madrid, por Francisco Sanz, 1662. Una edición de esta serie incluye novelas y obras de teatro con títulos tan amorosos como: Las Serafinas, El más mal pagado amor. Todo es trazas, Buscar su propia desdicha, Pasar mal por querer bien, El muerto celoso, Persecuciones de Lucinda, Los amantes portugueses, En mujer venganza honrosa, El estudiante de día y galán de noche. 4 270 NRFH, XXXI JOHN SKIRIUS entender por q u é incluye Lizardi, en su lista de libros menos recomendados, al Ensebio (1786-1788) de M o n t e n g ó n . Se e s p e r a r í a que L i z a r d i aplaudiera el mensaje de M o n t e n g ó n sobre la necesidad de predicar las virtudes morales a la gente de todas las religiones, aceptaran o n o los dogmas y ritos del c a t o l i c i s m o . Eusebia es una obra pedagógica a i m i t a c i ó n del Emilio de Rousseau, pero con u n revisionismo cristiano del autor j e s u í t a . Ciertamente, Lizardi p o d r í a estar de acuerdo con la crítica de M o n t e n g ó n a la educación hispánica tradicional o con su idea de " l a necesidad que tiene u n h o m b r e , aunque noble, de aprender u n oficio para asegurar su sustento honradamente contra todos los accidentes de la f o r t u n a . Eusebio era una de las novelas m á s populares de E s p a ñ a en los siglos xvin v xix especialmente porque l a I n q u i s i c i ó n la p r o h i b i ó en 1799 por ser asciva y demasiado tolerante, "permitiendo entre esposos de futuro• cosas que sólo son l í c i t a s a los casados v ú l t i m a m e n t e presentando como u n l e g í t i m o m a t r i m o n i o lo que n o es sino u n verdadero amancebamiento entre u n quaker v una c a t ó l i c a " Probablemente Lizardi el mojigato moralista, e n c o n t r ó este aspecto de Eusebia c o m o el m á s reprobable de todos, y por l o tanto l o c o l o c ó en la lista de los libros no recomendables. 46 47 43 4 9 Otra novela popular que aparece en la lista es Don Quijote de la Mancha. Sorprende que la obra maestra de Cervantes se considere menos recomendable que, p o r ejemplo, Cartas sobre la educación de las niñas de Madame de M a i n t e n o n . D o n Rodrigo/Lizardi mantiene sus recomendaciones aunque muchas de las novelas mencionadas puedan ser "divertidas"; algunas pueden ser mejores que otras (probablemente salvando así al Quijote del o l v i d o ) , pero sus tratados p e d á g o g i c o s i n s t r u i r á n mejor a D o ñ a Eufrosina para ser una mujer casada y una madre: el criterio es d i d á c t i c o n o a r t í s t i c o , como lo muestran sus comentarios sobre el Emilio, cuyo valor e s t á en sus ideas educativas m á s que p o r el talento de Rousseau c o m o e s c r i t o r . 50 El hecho de que la inestable Q u i j o t i t a tenga particular i n t e r é s en leer muchas comedias y s a í n e t e s , antes de volverse una fanática religiosa, provoca u n comentario de Lizardi cargado de d e s d é n p o r el teatro ( p . 4 9 ) . Esta idea se desarrolla m á s en la c o n v e r s a c i ó n entre Pudenciana, la n i ñ a idealmente educada, y su padre. Él le aconseja que vea obras como La misantropía, que e n s e ñ a la l e c c i ó n m o r a l de los remordimientos sufridos p o r una mujer que ha sido infiel a su ma¬ rido (p. 185), y no las obras que muestran a las j ó v e n e s las a r t i m a ñ a s 4 6 Eusebio, Imprenta del Colegio de Paluzie, Barcelona, 1842,1.1, p. 7. 4 7 Eusebio, t. 4, p. 251. 4 8 Ibid.,X.\, p. 47. 4 9 Joaquín Rodríguez Arzúa. nota preliminar a Frioleras eruditas y curiosas de Pedro Montengón, Madrid, 1944, pp. 8-9. » La Quijotita y su prima, p. 88. NRFH, XXXI FERNANDEZ DE LIZARDI Y CERVANTES 271 con las que las damas de comedias e n g a ñ a n a padres y esposos. Lizardi se parece m á s a Cervantes cuando censura aquellas comedias mágicas y comedias de t í t e r e s que son " i n s í p i d a s , i n v e r o s í m i l e s y f a n t á s t i c a s " llenas de sucesos increíbles que inducen una naturaleza supersticiosa en los lectores (p. 187). La c r í t i c a de D o n Quijote a los t í t e r e s de maese Pedro y la censura del cura a las novelas de caballerías que ostentan excesos i n v e r o s í m i l e s , no son m u y diferentes de las aseveraciones de Lizardi sobre las comedias m á g i c a s : "Todas son fruslerías, extravagancias, desaliños, trampantojos, y para decirlo de una vez ridiculeces y t í t e r e s , m á s propios para divertir muchachos que para hacer perder el t i e m p o a muchas gentes que parecen juiciosas e inst r u i d a s " (p. 186). Lizardi, lleno de optimismo de la I l u s t r a c i ó n , tiene fe en que el nivel del teatro puede elevarse a través de la e d u c a c i ó n : se puede e n s e ñ a r a las masas a disfrutar el Otelo de Shakespeare. Lizardi i n c o r p o r a r í a obras de gran m é r i t o a r t í s t i c o si t a m b i é n ofrecieran " u n trazo m o r a l " como Otelo, o " u n retazo c r í t i c o " , como La comedia nueva o el café de M o r a t í n que satiriza a L . F . Cornelia, autor e s p a ñ o l de obras de pacotilla (p. 187). Lizardi trataba de infundir en sus lectores u n nuevo respeto por el estudio de las ciencias y de los tratados serios, ya que las obras de ficción de la é p o c a , por bien escritas que estuvieran, no eran suficientes para educar al p ú b l i c o para una sociedad mejor. El perezoso D o n C a t r í n comenta a su t í o que él considera i n ú t i l el estudio de las ciencias, que ya tiene una e d u c a c i ó n completa por haber l e í d o varias obras de Cervantes (el Quijote y Viaje del Parnaso), obras clásicas de la Ilust r a c i ó n (una enciclopedia completa, m á s los ensayos de Feijoo, Teatro critico universal), la popular Gil Blas, y otros libros incluyendo muchas comedias y entremeses. El t í o contesta que D o n C a t r í n ha l e í d o " m u c h o y b u e n o " -respuesta i r ó n i c a , ya que el sobrino sólo ha mencionado seis t í t u l o s - ; l o que refleja la verdad de las opiniones de L i zardi es la a m o n e s t a c i ó n del t í o a D o n C a t r í n por su falta de respeto a las c i e n c i a s . La urgente necesidad de e n s e ñ a r m á s ciencia en las escuelas católicas se hace evidente en el Periquillo. Lizardi insiste en que Aristóteles ha dominado por demasiado t i e m p o como rector de las ciencias en el escolasticismo, a expensas de físicos mucho m á s modernos como Descartes, N e w t o n y Muschembreck (p. 38). Se ha desperdiciado demasiado t i e m p o memorizando el l a t í n de los breviarios y catecismos; no se ha dado el debido énfasis al estudio de los clásicos de la literatura latina - V i r g i l i o , Juvenal, T á c i t o , Lucano (p. 3 5 ) . En boca del ejemplar maestro que aconseja al Periquillo, Lizardi vuelve a recomendar algunos tratados p e d a g ó g i c o s , relativamente desconocidos, por encima de las novelas de moda de M a r í a de Zayas y C r i s t ó b a l Lozano. Lizardi 51 si Don Catrín, pp. 18-19. 272 J O H N SKIRIUS NRFH, XXXI censura hasta algunos textos clásicos de la literatura e s p a ñ o l a que n o se pueden atribuir a la f a n t a s í a r o m á n t i c a -La historia de Carlos Magno y de doce pares, t r a d u c c i ó n de las baladas francesas; y Guerras civiles de Granada, de Ginés Pérez de H i t a , obra que inspiró a escritores como Sir Walter Scott, Chateaubriand y Washington I r v i n g . Lizardi no recomienda ninguna de estas obras literarias tan populares en su é p o c a porque p o d r í a corromper a la j u v e n t u d con pensamientos lascivos (una p r e o c u p a c i ó n propia del moralista mexicano) o les l l e n a r í a n la cabeza con " f á b u l a s , v a l e n t í a s y p a t r a ñ a s r i d i c u l a s " ( c o m o dice Cervantes de muchas novelas de caballerías). M u y parecida a la forma en que el sacerdote examina la biblioteca de D o n Quijote, los c r í t i c o s literarios en la novela de Lizardi evalúan una serie de libros con una escala que va desde "elogioso" hasta "censurado". Sin embargo, para Lizardi, hasta las mejores novelas merecen menos a t e n c i ó n de la que reciben, como si monopolizaran al p ú b l i c o lector a expensas de libros m á s útiles que p o d r í a n ayudar concretamente a mejorar la sociedad. La r a z ó n d i d á c t i c a que e m p u j ó a J o s é J o a q u í n F e r n á n d e z de Lizardi a escribir novelas en una é p o c a en que la censura le h a b í a obligado a dejar de publicar sus escritos p e r i o d í s t i c o s es consistente con su propia c r í t i c a literaria de las obras de ficción en general. 5 2 53 JOHN SKIRIUS U n i v e r s i t y of California, L o s Angeles. 52 Ibid., p. 27; G E O R G E T Y L E R N O R T R U P , An introduction to Spanish 3 a e d , r e v . y ampliada por N. B.Adams, Chicago-London, 1967, pp. 158-159. 53 El Periquillo, p. 27. literature,