ENTREVISTA 15 TRIBUNA COMPL UTENSE COMPLUTENSE 16 de marzo de 2004 Miguel Núñez, fundador de la ONGD ACSUR-Las Segovias y autor de La revolución y el deseo «Lo más revolucionario es poner de relieve todas las injusticias» JAIME FERNÁNDEZ – ¿De dónde surge la idea de escribir un libro de memorias? – Surge de la insistencia machacona de los amigos. Cuando pasan los años, después de mis múltiples arrestos, unos cuantos amigos muy íntimos me dijeron que tenía que escribir todo lo que me pasó para dar testimonio. Me surgieron ofertas difíciles de rechazar: Tàpies me dijo que me hacía la portada y Manolo Vázquez Montalbán y Luis Goytisolo se ofrecieron a hacerme un prólogo cada uno. Empecé a recopilar materiales, ya que el libro no es sólo memoria, ni siquiera principalmente, sino documentos. Además, he tenido la suerte de tener guardadas cartas, documentos políticos, informes... de toda la geografía española. – En estos tiempos de demagogia, ¿cree esencial recuperar la memoria histórica? – Libros como el mío son importantes en una doble vertiente, no sólo en la de recuperar la memoria histórica, sino también porque creo que las miradas sobre el pasado son una necesidad para no repetir lo mismo en el futuro. – ¿Lo más importante de La revolución y el deseo es la exaltación del ser humano? – En el libro planteo que todos los regímenes dictatoriales, de cualquier signo, ya sean comunistas, fascistas o incluso pseudo democráticos, tienen enfrente lo que se podría considerar un enemigo principal. Y ese instrumento tan poderoso y al que temen tanto no es otro que el ser humano. Con perspectiva, uno se plantea cómo es posible que gente joven llegue a la guerra e inicie una lucha por defender las libertades. En la guerra civil estábamos decididos a defender lo que habíamos conocido durante la segunda república, y eso nos daba mucha fuerza a los jóvenes. – Habría jóvenes y jóvenes. – El manifiesto en defensa de la República lo firman, junto a Lorca o Alberti, Don Ramón Menéndez Pidal, Ortega y Gasset y Ramón y Cajal, que no eran precisamen- «E l principal enemigo de las dictaduras (comunistas, fascistas o pseudo democráticas) no es otro que el ser humano» Para él la memoria histórica no consiste en escribir libros desquiciados, llenos de resentimiento y con números y apellidos de fusilados, sino que lo importante es no confundir las causas con las consecuencias. El pasado 4 de marzo estuvo en el Foro Complutense para presentar de nuevo su libro La revolución y el deseo. En él cuenta, sin rencor y con rigor, su estancia en muchas cárceles franquistas y anécdotas como el poema que escribió en 1941, bajo la supervisión de un débil Miguel Hernández, sobre el cura verdugo de la prisión de Ocaña. Miguel Núñez cuenta que el cura de aquella prisión participaba en las palizas y tenía debilidad por dar los tiros de gracia tras las ejecuciones. «H oy se ha dejado de lado eso tan hermoso que es la solidaridad» «Hay que ser valiente para atreverse a decir las cosas» te de izquierdas. Y lo firman porque había existido un periodo, que a pesar de los avatares políticos, había sido extraordinario. – ¿Extraordinario para los intelectuales? – No sólo para ellos. Hay otros sectores que salieron beneficiados durante la República, como el campesinado español y las mujeres. El campesinado sufría en nuestro país un claro sistema feudal y eran braceros y yunteros, como decía Miguel Hernández en sus poesías. Llega la República y se repartieron las miles de hectáreas de gente como el Duque de Alba. Por su parte, la mujer sufría el peso excesivo de la iglesia y un machismo, incluso en el sector de la izquierda. Con la República llega la coeducación. Recuerdo que tenía 15 años y salíamos al campo con las chicas, las guitarras y las ban- durrias... Al principio con las mamás y luego, cuando se tranquilizan, sin ellas. – ¿ Y eso ayuda a luchar por la libertad? – Claro, porque cuando llega el momento de la sublevación militar, ya está forjado ese sentimiento de libertad, esos hombres y mujeres con una dignidad propia y un gran espíritu de sacrificio. Además hay que recordar que los militares no son los que están cabreados, sino que son sólo unos instrumentos de los terratenientes y la santa madre iglesia que ha perdido su predominio. – Nos gustaria que definiera un poco más cómo cree que debe ser un revolucionario – Hay que ser valiente para atreverse a decir las cosas, hay que ser generoso porque sin tus amigos y la gente que te apoya no eres nadie, hay que aprender a escuchar y a respetar. Así que resulta, que mucho más que las guerrillas, las ametralladoras y los atentados el enemigo principal para cualquier régimen, incluso para las opresiones de hoy, es la persona. Por eso cuando cogen a un luchador, el objetivo primigenio es la destrucción de su identidad y convertirlo en cobarde con las torturas. – ¿Existe ese espíritu revolucionario en la actualidad? – Hoy una de las cosas que pasan es la alienación y la disgregación. Se ha dejado de lado eso tan hermoso que es la solidaridad. Lo único que existe es la competitividad. Hay que ser competitivo con tu compañero de trabajo o con quien sea. El aislamiento de la gente hace más fácil controlar al ser humano y eso impregna al conjunto de toda la sociedad. – ¿La solidaridad se ha quedado ahora en algo puntual? – Eso es cierto, además el principal problema que tenemos es que la política conduce a la autodestrucción de la tierra. En 1992, 1.800 científicos, entre ellos 99 premios Nobel, redactaron un documento, dirigido a todos los jefes de estado, diciendo que el camino que se llevaba adelante era un camino de autodestrucción. Proponían, por ejemplo, que los gastos militares se dedicaran a combatir el hambre, las enfermedades, la desertización... Pero en vez de eso se habla sólo de cosas puntuales, y los problemas esenciales no son tratados. De los 6.000 millones de personas del planeta 3.000 se mueren de hambre y millones de niños se «A veces las buenas intenciones se pierden en un radicalismo tonto, al margen de la situación que vive la gente» De preso a político Con sólo 15 años, en 1935, se afilió a la Fundación Universitaria Escolar. Aquella fue su primera incursión en política que culminaría en los años 1978-1982 cuando fue diputado por Barcelona en el Congreso de los Diputados por el grupo PCE-PSUC. Entre medias el camino no fue nada fácil y todo porque durante la guerra se afilió al PCE y luchó en el bando de la República. Al terminar la guerra fue encarcelado y condenado a 30 años de prisión. Desde 1939 a 1943 cumplió condena en las prisiones de Atocha, Yeserías, Ocaña y Aranjuez. Asegura que la experiencia en Ocaña fue la más dura, y aunque físicamente no se pueda comparar, «también es muy duro el tratamiento que dan hoy las empresas a los trabajadores». En 1944 se trasladó de Madrid a Barcelona y allí comenzó a ejercer de manera clandestina en partidos como el PSUC y el PCE. Fue detenido y recluido dos veces en la Modelo de Barcelona. Con la llegada de la democracia ocupa su puesto como diputado y al dejarlo piensa qué podrá hacer él por el mundo y decide fundar la ONGD Las Segovias –en referencia a esta región de Nicaragua– para Cooperación con Centroamérica, en la que sigue trabajando en la actualidad. mueren todos los años por no tener vacunas, porque las grandes multinacionales farmacéuticas se niegan. – A pesar de todo, ¿podemos ser optimistas? – Aunque a veces parezca que somos pesimistas, lo que hay que ser es optimistas bien informados, como dice Benedetti. Hay que recuperar el espíritu del ser humano valiente y luchador. A veces las buenas intenciones se pierden en un radicalismo tonto, al margen de la capacidad de comprensión y de la situación de la gente. La mejor manera de soportar las injusticias es dejar de considerarse solitario. Yo, cuando estaba en la cárcel, no era yo, era mis compañeros, mi familia, mis padres que vivían del Auxilio Social y aún así me ayudaban... La revolución no es tanto dar gritos y enarbolar banderas revolucionarias como sentirse parte de un grupo social. Hay que hacer revolución desde la perspectiva de la realidad y lo más revolucionario es poner de relieve todas las injusticias.