Yang 1 EN BUSCA DEL DESENCANTO: EL CASO DE LAS PRIMERAS NOVELAS POLICÍACAS DE MANUEL VÁZQUEZ MONTALBÁN1 Chung-Ying Yang National Chengchi University, Taiwan En la España de las últimas dos décadas el gusto por la novela policíaca en los escritores y lectores españoles se ha incrementado notablemente. Este florecimiento del género ha sido un fenómeno muy significativo debido a la ruptura que supone con la opuesta división entre “literatura popular” y “literatura culta” dentro de la historia de la literatura contemporánea española. Los motivos fundamentales del gran auge del género policíaco durante la época de la transición, y ya en el período de democracia, se deben a que es un vehículo ideal para el entretenimiento, así como un medio apropiado para la crítica socio-política, y una nueva posibilidad de exploración narrativa tras el agotamiento de la novela experimental de los sesenta. En efecto, ciertos críticos sostienen que esta novela policíaca española se acerca a la línea de la novela negra practicada por los novelistas norteamericanos (Hammett, Chandler), precisamente por el paralelismo que existe entre las circunstancias socio-políticas de la transición de España y las situaciones socioeconómicas de la sociedad norteamericana de los años veinte y treinta y puesto que su elemento de crítica social ha sido un paradigma de la novela negra americana, la escuela “hard-boiled”, o la escuela “dura”. Andreu Martín, un novelista policíaco, ha notado las aportaciones de la novela negra: “Es el género de Yang 2 la agresión como defensa. Entonces en una sociedad competitiva como la nuestra, es realmente el mejor género literario” (123). Sin embargo, la mayoría de los escritores policíacos no imitan los modelos foráneos de la serie negra, sino que utilizan personajes españoles, adaptan las historias al contexto contemporáneo español. El barcelonés Manuel Vázquez Montalbán ha publicado libros de poemas, novelas, ensayos, y es bien conocido en todos los círculos literarios. Junto a Andreu Martín, Juan Madrid y Jorge Martínez Reverte, inscribe su producción en la corriente de la novela negra e indudablemente constituye la figura cumbre de la narrativa policíaca española en la actualidad. Es creador de Pepe Carvalho, protagonista de un ciclo que el autor ha conseguido universalizarlo a partir de Los mares del Sur (Premio Planeta 1979). En sus narraciones policíacas, Vázquez Montalbán suele utilizar el género policíaco como un vehículo para expresar preocupaciones pertinentes a la España contemporánea en general y a la Barcelona posfranquista en particular. Además, incorpora a sus obras diversas estrategias narrativas con la finalidad de crear lo multiforme de la novela policíaca española. Mi estudio se centra en tres novelas en la serie de Pepe Carvalho de Manuel Vázquez Montalbán, Tatuaje (1974), La soledad del manager (1977) y Los mares del Sur (1979). Creo que estas tres novelas seleccionadas, en cierto respecto, manifiestan la evolución de la narrativa policíaca del escritor, especialmente la de la línea de la escuela “hard-boiled”. Estudiaré la presencia del género policíaco en estas obras en Yang 3 cuanto a la estructura, los personajes, la temática (el realismo crítico) y los recursos literarios. Estructuralmente, las tres novelas mencionadas se identifican con el género de la narrativa policíaca. A primera vista, están en la línea de la novela policíaca clásica o “whodunnit” debido a sus ingredientes convencionales: misterio, enigma, aventuras, búsqueda de una solución paso a paso, esclarecimiento del caso. Pero eso es sólo lo superficial, además de la caracterización de nuestro protagonista, Pepe Carvalho, lo importante de la serie es “el amplio panorama social que desarrolla Vázquez Montalbán” (299), según Luis Costa, y por lo tanto entronca con la novela negra americana. Ciertamente, descubrimos figuras desde las capas más altas de la burguesía catalana, la clase media, la clase obrera, hasta los marginados; la disección de la sociedad es realmente amplia y cínica. Tatuaje (1974) es el segundo libro de la serie criminal de Manuel Vázquez Montalbán, que tiene siempre como protagonista al detective privado de origen gallego y afincado en Barcelona, Pepe Carvalho. Aunque Carvalho como personaje naciera en Yo maté a Kennedy, es en Tatuaje donde empieza a ejercer como investigador privado y observador implacable de una sociedad en transición. A base de la letra de una canción bien popular de Concha Piquer, la novela trata de la historia de un cadáver joven sin rostro, que se deja desnudo sobre la playa de Barcelona. La única señal de identidad son las letras del tatuaje en su espalda: “He nacido para revolucionar el Yang 4 infierno”. Así nace un enigma y nace Pepe Carvalho, quien inicia sus pesquisas sobre dicho caso misterioso. Pepe no sólo intenta seguir las pistas que le permiten conducir a la solución, sino también que se interesa en descubrir el entorno social y sentimental, o mejor dicho, una falsa educación sentimental que ha hecho posible el crimen, como simboliza la letra de “Tatuaje”, la canción misma- “Era hermoso y rubio como la cerveza/ el pecho tatuado con un corazón/ en su voz amarga había la tristeza/ doliente y cansada del acordeón”. Resulta que es Queta, la querida del Señor Ramón, quien forzada por éste, mata a su amante, un joven tatuado que se llama Julio Chesma. El final de la obra nos deja un poco asombrados cuando aparecen entre los sucesos mencionados en el periódico, el asesinato de don Ramón y la misteriosa desaparición de Queta. La soledad del manager (1977), la tercera novela de la serie, trata de la lucha de clases. El centro de la narrativa es el asesinato de un ejecutivo multinacional, Antonio Jaumá, quien aparece muerto con unas bragas de mujer en el bolsillo. La viuda encarga la investigación del caso a Pepe Carvalho; así, lo que parece ser un ajuste de cuentas sexual se convierte en un ajuste de cuentas político. El detective descubre que todo el crimen se debe a conflictos de intereses financieros y políticos y que Argemíun antiguo compañero de Jaumá en universidad- es responsable de la muerte del manager, precisamente cuando éste último se entera de que los millones de pesetas perdidos de Petnay- la empresa multinacional -, han sido usados para financiar el Yang 5 terrorismo y para comprar influencias políticas. Aunque Carvalho resuelve el misterio, no puede hacer nada para llevar a Argemí y la empresa a la justicia. Los mares del Sur (1979) sigue el modelo de las dos novelas anteriores. Un rico industrialista, Stuart Pedrell, aparece muerto a navajazos en una barriada obrera cuando todos le suponían haciendo un viaje por la Polinesia desde hacía un año. La única seña que se identifica con el cuerpo es una arrugada hoja de agenda sacada del bolso donde se lee “più nessuno mi portèra nel sud” (“ya nadie me llevará al sur”). Nuestro detective privado, de nuevo, es contratado por la viuda para investigar las causas de dicho crimen. Se entrevista con los otros personajes para averiguar lo que hizo Stuart en el curso de este año, descubriendo las aficiones intelectuales de la víctima y su peculiar obsesión por seguir los pasos de Gauguin- dejar todo e irse a los mares del Sur, que en la novela es un símbolo de plenitud vital, soñada e irrealizable. Sin embargo, Stuart no se marcha al Sur, sino a San Magín, una zona marginada de la ciudad que había construido él mismo, allí se junta con su amante Ana Briongos, un chica de fábrica, y goza de una vida escapista. De ahí también surge un complejo sentimiento de frustración que se extiende a nivel colectivo. Carvalho resuelve el caso, pero no llama a la policía, ni siquiera hace que los delincuentes paguen por su crimen. Pepe Carvalho tiene un pasado contradictorio y se autodefine como “ex-poli, un ex-marxista y un gourmet” (Tatuaje 176). De estudiante arrestado por su activismo antifranquista, agente de la CIA posteriormente, Carvalho se convierte en un detective Yang 6 privado escéptico y profesional. Como muchos detectives de ficción novelesca (la adicción a la cocaína de Sherlock Holmes, ser un buen gourmet a lo Nero Wolfe), se advierten aficiones o hábitos peculiares en nuestro personaje central. La repetida quema de libros que el detective realiza exagera un ritual litúrgico en la chimenea de su casa y esto sólo se explica como resultado de su aborrecimiento del culturalismo. El gozo de guisar un salmis de pato a las dos de la madrugada le sirve a Carvalho para compensar sus angustias e inhibiciones porque es “una de las locuras más hermosas que puede acometer un ser humano que no esté loco” (Soledad 145). En cada novela de la serie, Pepe estudia su propia situación financiera, preocupándose por si puede tener suficiente capital para jubilarse: “Ahora voy ahorrando un poco porque ya voy para los cuarenta y hay que pensar en la vejez” (Tatuaje 139). Esta obsesión de ahorrar dinero se atribuye a la influencia de su padre, cuya penuria financiera en el pasado le hace tener una inseguridad por el futuro, por la realidad pre-democrática. Carvalho es, en cierta manera, un personaje que pertenece a los “detectives duros” americanos. Según Vázquez Montalbán, “es un personaje un poco extraño, distanciado…, investigador privado en la tradición de los tipos creados por la novela americana, el tipo central de Chandler, Hammett o MacDonald (Claudín, 1976: 38). De ahí que lo mismo que algunos de esos investigadores duros (sobre todo, el Marlowe de Chandler)- a pesar de su fachada dura y su carácter escéptico y cínico- Carvalho sea, en el fondo, un hombre solitario, sentimental y desengañado, como quizá se nos Yang 7 muestre más claramente en los libros siguientes de la misma serie. En general, acepta la investigación simplemente para ganarse la vida, y resuelve los crímenes mucho más por intuición que por métodos deductivos e inductivos. Así pues no hay una lógica muy convencida, pero resulta ser acertada. En Tatuaje Pepe relaciona un cuadro que examina en casa de una amiga, la viuda Salomons, con el tatuaje del joven asesinado, Julio Chesma, y por ahí llega a descubrir a la mujer que lo había asesinado. En La soledad del manager, una fotografía del manager con cuatro amigos (que descubre el detective por casualidad), le hace pensar que el asesino se debe encontrar entre ellos. Aparte de eso, la activa interacción de nuestro protagonista con el mundo que lo rodea, muchas veces mediante las ayudas de confidentes (Charo, Bromuro), hace que el detective sea un observador, un testigo de la crónica de la sociedad española en las últimas dos décadas. En cuanto a su postura ética profesional, Pepe está interesado en los casos no por mantener el orden social como los detectives de la tradición inglesa, sino por descifrar los enigmas, diciendo en el texto: “Me molestan los enigmas y por eso me dedico a un oficio que consiste en descifrarlos” (Tatuaje 217). Recordamos que el detective suele negar con énfasis cualquier interés por sus casos que no sea estrictamente comercial. Sin embargo, frente a la “crisis de valores” de la época de la transición, su interés profesional le inspira una revalorización irónica y cínica de la dictadura franquista, en la que el sistema normativo estaba intacto y los detectives particulares aún obtenían Yang 8 suficientes encargos: “Los detectives somos los termómetros de la moral establecida”, “Los detectives privados somos tan útiles como los traperos. Rescatamos de la basura lo que aún no es basura” (Mares 13, 14). Sin duda, Carvalho tiene un particular concepto de la justicia y de la moral, que quizás sea superior a la del mundo corrupto, lo mismo que les sucede a los detectives duros. En las tres obras analizadas, al final no entrega a los delincuentes a la policía y se limita a informar a su cliente del resultado de sus pesquisas, insistiendo en que “Soy un criado de mis patrones”, “Mi juez es mi cliente” (Mares 195). Al igual que los detectives de la escuela americana, Pepe tiende a no comprometerse a mantener una relación permanente con una mujer. Puesto que la relación entre el detective y Charo, la prostituta que “trabaja en casa por su cuenta”, es algo ambivalente. Unas veces, su relación está cargada de erotismo, de ternura (Pepe incluso pensaba casarse con ella); otras, se nota una distancia fría, pero Charo es la que siempre responde con cariño, íntegramente fiel. Además, en numerosas instancias, sirve de colaboradora del propio Carvalho, debido a su cercanía con el ambiente degradante de la ciudad. De acuerdo con ciertos críticos, tanto Ernest Mandel como Dennis Porter aseguran que la novela policíaca sirve de un vehículo idóneo de una ideología dada, una ideología que es crítica y que directamente se relaciona con las circunstancias socio-políticas en que se origina. Las novelas del ciclo Carvalho tienden a construir Yang 9 un discurso irónico y crítico de la sociedad desde el período de un franquismo en decadencia hasta los años de la transición. Así pues, a lo largo de las tres obras se nos presenta un cuadro de la sociedad basándose en las intrigas y la crudeza de la realidad cotidiana de las distintas clases en pugna. Tatuaje es una crítica cuidadosa sobre un falso sistema de educación sentimental, el de la España bajo el régimen de Franco. Podemos decir que la idea de la culpa es algo compleja, muy diferente de la de la novela policíaca clásica que se juzga en base a los principios del Bien y del Mal. Forzada por el señor Ramón, Queda mata a su amante, Julio Chesma, quien está implicado en el tráfico de drogas y ocupa una posición ambigua (villano y víctima a la vez). Ambos son víctimas de un ambiente represivo donde no se espera la verdadera justicia. De ahí que también surgen problemas urbanos en transición como la droga, la prostitución (recordamos la figura de Charo y la redada de prostitutas), y el aumento de la violencia. El comentario crítico de la educación sentimental reaparece en Los mares del Sur, pero esta vez, además de los conflictos personales entre Stuart Pedrell y Ana Briongos, se extiende a nivel colectivo de la España actual. Se trata de un sentimiento de frustración general, de desencanto que sienten los ciudadanos. Esa desilusión ante la situación en que se halla la democracia española aún se convierte en nostalgia por el viejo régimen. Así pues en varios pasajes, encontramos una actitud reaccionaria de añoranza en favor de la seguridad y autoridad que reinaban en los años franquistas. Un Yang 10 personaje secundario, el Señor Vila, expresa su sentimiento ambivalente sobre un pasado feliz: “Yo a Franco no le debo nada. Bueno, nada, le debo la tranquilidad y el trabajo. Porque mucho criticar a Franco, pero con Franco no pasaba lo que pasa hoy. Nadie quiere trabajar. . . Vamos a la catástrofe” (Mares 166). El tema del desencanto, sin duda, es el meollo del ciclo Pepe Carvalho. A través del mito del sur, el escritor nos hace reflexionar sobre la búsqueda de lo auténtico, de un paraíso prometido como persigue el pintor Gauguin en su fuga a las islas de Tahití. En efecto, el viaje al Sur es una búsqueda inalcanzable, que significa renunciar a uno mismo, a las consabidas señas de identidad. Por ello, todo puede conducir a la muerte, y lo que queda no es más que la frustración o la desilusión que experimentan muchos de los personajes en Los mares del Sur. La huida del tiempo presente puede traer a uno consecuencias negativas como las que advierte un personaje, Jaime Viladecans: “Tratar de huir de la propia edad, de la propia condición social lleva a la tragedia. Piensen en eso cada vez que tengan la tentación de marcharse a los mares del Sur” (210). La lucha de clases siempre es una cuestión por la que se preocupa mucho nuestro escritor. Debido a que los cambios que conlleva el período de la transición no han producido efectos económicos positivos en la clase de obreros, Pepe se porta muy escéptico, no creyendo en la mejoría del futuro inmediato y recordando lo que solía decir su padre: “Para los trabajadores todo es trágico” (Soledad 135). La explotación Yang 11 de la clase obrera también se nos presenta en la construcción del barrio de San Magín, cuyos habitantes utilizan el metro para trasladarse a sus respectivos trabajos y lamentablemente se han convertido en una “ganadería vencida” (Mares 109). Vázquez Montalbán, por otro lado, no cesa de satirizar los vicios de la nueva burguesía catalana tales como la hipocresía, el consumismo masivo y el mal gusto, que “merece el honor de haber concebido un modelo de burgués absolutamente imbécil con el suficiente nivel de vida para vivir singularmente y con la formación cultural de estricto hombre masa” (Soledad 83). En cuanto a los recursos literarios, el autor incorpora a sus novelas policíacas las estrategias de la narrativa experimental (collage, intertextualidad, metaficción autorreferencial, etc), en conjunción con el uso de la ironía y el humor, que muchas veces, contribuye a plasmar la visión crítica y a la vez humorística de la realidad del país. La variedad de registros idiomáticos refleja tanto los diversos niveles del uso de la lengua como el habla de los distintos sectores socioculturales españoles. Así pues, se hallan términos gastronómicos, algunos extranjerismos de diversos orígenes y algunos catalanismos. El uso del collage abunda en las tres obras estudiadas. Encontramos la mezcla de materiales fragmentarios y de procedencia diversa que en su unión producen obras nuevas en el sentido de subvertir o recrear modelos literarios. El profesor J. Colmeiro anota los méritos del collage, que “es la forma artística ideal para dar cabida a la Yang 12 multitud de discursos heterogéneos presentes en cada una de las novelas de este ciclo y actúa como principio estructural básico de la narrativa policíaca de Vázquez Montalbán” (Colmeiro 18-19). notable. La presencia de la intertextualidad también es muy La canción de Rafael León provee el título, el argumento y el tema central de la novela Tatuaje, y sin duda, encierra el mito del hombre esperado por la mujer, aunque preferentemente en un puerto. En Los mares del Sur, además de las referencias a Eliot, cuando habla del Sur como paraíso perdido, también hay referencias a Paves, a Quasimodo, a Baudelaire, a Lorca, a Cernuda, a Julio Verne, etc. Creo que las extensas fuentes literarias en el texto sirven para que, por un lado, el detective desmitifique la “poética” aventura de Stuart Pedrell en su busca de un lugar utópico- en concreto, en los barrios del sur de Barcelona- y por otro, para darnos las únicas pistas en el caso de la desaparición del ejecutivo. El propio Carvalho aún no es ajeno a la influencia cultural; ya en Tatuaje, notamos que el investigador reconoce los códigos culturales de la novela negra que se le impone a él mismo: “Carvalho no quería extremar la sorna ni comportarse como un personaje de Chandler enfrentando a un policía de Los Angeles tonto y brutal” (106). Se encuentran más ejemplos acerca del poder de la cultura popular sobre la caracterización de los personajes (la influencia de los modelos del cine negro), aunque de intención paródica por parte del escritor. En resumen, a través de la lectura de las tres novelas seleccionadas Tatuaje, La soledad del manager y Los mares del Sur, comprobamos que Vázquez Montalbán ha Yang 13 conseguido utilizar el género policíaco como forma esencial para llevar a cabo un realismo atractivo, un testimonio social de la España actual. Además, la singular creación del detective de los modelos de la escuela dura, Pepe Carvalho, y la utilización de distintos recursos literarios hacen que el lector público reconozca los valores de puro entretenimiento, visión socio-política y exploración narrativa por los que se distinguen las obras estudiadas, que en definitiva, representan la continuación y el afianzamiento de la trayectoria de la narrativa policíaca del escritor barcelonés. NOTA El presente ensayo es la versión aumentada y revisada del trabajo que me presenté en “The Mid-America Conference on Hispanic Literatures”, que se celebró en Lawrence, Kansas, octubre 4-6, 2001. 1. En el presente estudio, utilizo las ediciones nuevas de Tatuaje y de La soledad del manager, que publicó la editorial Planeta en 1997 con motivo de la celebración del veinticinco aniversario de Carvalho. Puesto que los pasajes citados en el artículo provienen de dichas ediciones. OBRAS CITADAS Yang 14 Amell, Samuel. “La novela negra y los narradores españoles actuales.” Revista de Estudios Hispánicos 20.1 (1986): 91-102. Cate-Arries, Francis. “Lost in the Language of Culture: Manuel Vázquez Montalbán’s Novel Detection.” Revista de Estudios Hispánicos 22.3 (1988): 47-56. Claudín, Víctor. “Vázquz Montalbán y la novela policíaca española.” Cuadernos Hispanoamericanos 416 (1985): 157-166. 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