EL OLVIDO DEL HUMANISMO Y DE LAS HUMANIDADES EN LAS UNIVERSIDADES

Anuncio
EL OLVIDO DEL HUMANISMO Y DE LAS HUMANIDADES EN LAS
UNIVERSIDADES
Por Dr. Efrén Vázquez Esquivel
y Lic. Orestes Cabrales Lara
¿Qué nos llama a pensar, hablar, vivir
y ser humanos (R. Capurro).
Humanismo proviene de la voz latina humus, que significa tierra, suelo (humi, in
humo, a tierra, en tierra, por tierra; sermones, repentes per humum, conversaciones
rastreras; humi proicere, denigrar; humo condere aliquem, enterrar a alguien).
También de esta voz provienen las voces región y patria.
Ahora bien, de acuerdo a la tradición en la que se encuentra inmersa las
derivaciones de la palabra humos, lo que constituye el punto de partida de la
reflexión filosófica más avanzada, ser humano es ser no sólo parte de la tierra,
puesto que hay quienes denigran la tierra, sino sentirse parte de la tierra, serconforme-a-la-tierra, estar apegado [arraigado] a la tierra, ser acorde a la
naturaleza, sentirse parte de la naturaleza.
En síntesis, ser humano es buscar vivir y convivir en equilibrio con la naturaleza y
coexistir en armonía con sus semejantes. En este sentido, cuando se habla de
naturaleza humana, se hace referencia no sólo a la esencia de ésta, la cual sigue
siendo materia de debate, sino más bien al sentido que le dieron los griegos a la
palabra physis: vivir y convivir con la naturaleza, es decir, con todo aquello que
engloba el mundo natural dentro del cual el hombre es una de sus partes.
Mas como lo plantea Martin Heidegger, el olvido del ser trajo como consecuencia
el olvido del humanismo y de las humanidades, esto es, del enfrentamiento de los
problemas esenciales del hombre. Y en vez de mirar hacia los problemas
fundamentales de la existencia humana, bajo la influencia del cristianismo y la
ciencia moderna emerge un humanismo «cosificado» y «cosificador» que no piensa
la naturaleza en términos de comprensión sino de dominio: el humanismo del
Renacimiento, el cual, como dice Heidegger en la Carta sobre el Humanismo
1
(1947), sólo […] conoce el «actuar» como producción de un efecto, cuya realidad
se estima en función de su utilidad”1.
En los escritos ontológicos de Heidegger no hay cabida para el ser humano de las
diversas connotaciones de los vocablos “humano” y “humanismo, originadas en el
olvido de la pregunta que pregunta por el sentido del ser, tal como se entiende el
humanismo a partir del Renacimiento. El humanismo literario, político, pedagógico
o cultivado, ha entendido al hombre como un ente supeditado a Dios; o como la
medida de todas las cosas, aquél apotegma de Terencio y que Marx tenía como
máxima Nihil humanum alienum puto (Esa medida en la que nada de lo humano me
es ajeno). El humanismo como comprensión de los límites y las posibilidades de lo
humano.
En contrapartida, Heidegger afirma al hombre (humanismo) como «siendo»
siempre posibilidad. El Dasein como temporalidad (Da = existencia = ser-en elmundo. El hombre es un ser que ha sido arrojado al mundo), es apertura. Asimismo
los conceptos centrales que las disciplinas y ciencias disputan ideológicamente:
verdad, libertad, justicia, etc., son también apertura. El ser es un claro que se ilumina
que se abre2. Como un claro en el bosque. El ser que se abre y eclosiona y se
cierra. Es una llama que crece en intensidad y disminuye, dice. En el ámbito de la
ontología el Dasein tiene precondiciones, éstas reciben el nombre existenciarios,
los distintos modos de ser en que es el ente que él llama Dasein.
En la filosofía de Heidegger, una de las instancias más cercanas al humanismo,
a la ética, al amor, es el «Sorge», concepto con el que se hace referencia al
«cuidado» y «procuración»; y no sólo el cuidado de uno mismo sino también el
cuidado del otro, de los otros. Estimamos que con el concepto Sorge es posible
satisfacer los requerimientos de la tradición humanista para hablar de humanismo:
ser solidario, ser colectivo, ser ético…; algo sobre lo que Heidegger se niega a
hablar por considerar que el problema esencial que hay que abordar con rigor es el
olvido del ser. El Dasein, dice, se debe ver siempre como ser-en-el-mundo, como
1
2
Carta sobre el humanismo, Editorial Alianza, 2000.
De camino al habla”, Editorial El serbal.
2
ocuparse de cosas y asistir al otro, como ser-con los seres humanos que se
encuentra, nunca como un sujeto que subsiste para sí. […] Se debe ver además
siempre como un estar-en el interior del claro, como instancia en medio de lo que
comparece, esto es, como apertura para aquello que viene al encuentro” 3.
Visto lo anterior de manera muy breve, ahora vayamos al punto. Si de lo que aquí
se trata es de ver la posibilidad de rescatar del olvido al humanismo y las
humanidades para que florezcan en las universidades como la esencia de su ser y
quehacer (pues hasta ahora el humanismo y las humanidades en las universidades,
en particular en las de México, ha quedado sólo en los escudos y emblemas de las
máximas casas de estudio:4 “Por mi raza hablará el espíritu”, “hombre o nada”, Alere
flammam veritatis, por la realización plena del hombre, “Nada Humano me es ajeno”,
Homo hominis in servitio perficitur “El hombre se perfecciona en el servicio al
hombre”…), entonces, lo primero que hay que hacer es preguntarnos: ¿De qué tipo
de humanismo estamos hablando? ¿Cuál es el humanismo que tenemos y cuál es
el que deseamos? ¿Qué tipo de humanismo se enseña en las universidades, si es
que se enseña? ¿En la curricula, qué porcentaje de humanismo hay en las
universidades, particularmente en la nuestra? ¿Los que enseñan algunas de las
asignaturas de humanismo realmente están preparados para ello, en lo que
enseñamos? ¿Tiene acaso una idea de formación del individuo, lo que se enseña?
¿Qué es lo que evaluamos y cómo evaluamos?
Desde luego, no vamos a responder cada una de esas preguntas, algunas de ellas
teóricas. No es el lugar para ello ni tenemos las respuestas a la mano. Quedan aquí
sólo para estimular la reflexión y para señalar lo que estimamos es el rumbo por
donde podrían encontrarse los caminos en los que hay que buscar. Pero no es
necesario dar respuesta a cabalidad a lo que apunta cada una de estas preguntas
3
Seminarios de Zollikon, p. 32.
En lo que respecta a la Ley Orgánica de la UANL, también en ésta se encuentra el olvido del humanismo. En su artículo 2, fracción II,
que se refiere a la naturaleza y fines de la universidad, dice que “Tiene como fin crear, preservar y difundir la cultura en beneficio de la
sociedad, para lo cual debe: Formar profesionales, investigadores, maestros universitarios y técnicos, de acuerdo con las necesidades
económicas, sociales y políticas de México y del Estado de Nuevo León”, omitiéndose el sentido humano que debe tener la formación de
profesionales, investigadores, maestros universitarios y técnicos,
4
3
para advertir palmariamente que el humanismo y las humanidades, sobre todo en
los tiempos actuales, son los grandes ausentes en las universidades.
Respecto a la ausencia del humanismo en la Universidad Autónoma de Nuevo
León, por ejemplo, basta ver que en la última década aproximadamente el 70 % del
personal docente está por contratos semestrales, no tienen asegurado su sustento;
y no pocos de ellos, los de recursos propios, carecen hasta de servicios médicos y
de otras prestaciones de ley, situación inhumana, que dicho sea de paso, ahora a
nivel nacional ha sido legalizada por una Ley Federal del trabajo también inhumana
que responde a los intereses del neoliberalismo económico; y en cuanto a las
humanidades en esta misma universidad, no es necesario hacer un estudio de
campo para determinar que prácticamente no existen en la curricula. Se aprecia
ostensiblemente que las humanidades son vistas con desdén por los diseñadores
de la enseñanza y de las políticas educativas; he ahí una de las razones del por qué
éstas en las universidades sea algo así como una especie rara, endémica.
Es verdad que últimamente se ha añadido a las curricula de las distintas
facultades de la UANL, en el área básica común, asignaturas del área de
humanidades; pero volvemos a las mismas preguntas: ¿Qué tipo de humanismo es
el que se enseña? ¿Cómo se enseña? ¿Cuáles son los criterios de selección de los
docentes que enseñan humanismo? ¿Cuál es el perfil de estos docentes?
Respecto a la primera de estas preguntas, cabe señalar que el hecho de que en
la antigüedad se considere al ser humano como parte de la naturaleza, según lo
muestra las raíces latinas, ello no significa que desde entonces se considere al ser
humano como se lo considera a partir del siglo XVII, a saber, de un modo científiconatural, ya que como es sabido, la idea de «representación», la cual caracteriza a
la ciencia moderna, nace con Descartes, ya que como lo advierte Heidegger, en los
griegos jamás existió la idea de representación.
Desde luego que también es posible considerar al ser humano desde la
perspectiva de un humanismo que tenga como directriz el modelo científico-natural,
dentro del cuales el arte y la poesía, por no poder ser objetivadas a través del
4
método, se encontrarían al margen del problema de la verdad. Sólo que desde esta
perspectiva, como bien lo advierte Heidegger, no sería posible encontrar el sentido
de lo humano. Por este camino, el hombre en cuanto hombre jamás sería
encontrado; o mejor dicho, jamás ha sido encontrado, tan es así que en las
universidades el sentido de lo humano se encuentra supeditado a las necesidades
de la técnica.
En el humanismo que hoy tenemos y conocemos, porque es el que se ha
enseñado en las universidades, se considera humanistas a la persona que está
instruida en idiomas y letras. Se considera humanistas, además, al quehacer de la
filosofía y el de los conocedores de lenguas griega y latina, por tener gran relevancia
para los estudios de las humanidades. En el siglo XX, incluso, gran parte de lo
escrito por Heidegger y otros requieren el conocimiento de griego y latín, a todo esto
también se le ha entendido como una forma de humanismo.
Y así, bajo una severa vigilancia epistemológica y metodológica de las ciencias
naturales que ha llevado a producir en serie, en las diferentes disciplinas que
tematizan los problemas del hombre, una idea de «ciencia natural de la sociedad»
fundada en analogías con la ciencia natural5, en la investigación y en la enseñanza
las humanidades son colocadas al lado de las ciencias sociales. En cuanto a la
diferencia entre el objeto de estudio de las ciencias sociales y las ciencias humanas,
ésta es dada por la diferencia de campos y de objetos de conocimiento. Las
primeras tienen por objetivo solucionar los problemas sociales, mientras que la
dimensión de la problemática humana va más allá de una época determinada y
apunta hacia el corazón de los problemas del hombre, pretendiendo que la
problemática humana, reflejada en la filosofía de los períodos helénicos, por
ejemplo, es la misma que enfrenta la humanidad en nuestros días, en tanto que
5
Dice Gadamer, refutando la tesis de J. S. Mill de que también en las ciencias del hombre se trata de reconocer las analogías,
regularidades y legalidades, propio de las ciencias naturales, para hacer predicible los fenómenos y decursos individuales, “el verdadero
problema que planean las ciencias del espíritu al pensamiento es que su esencia no queda correctamente comprendida si se le mide
según el patrón del conocimiento progresivo de las leyes (se refiere al conocimiento de las ciencias de la naturaleza). La experiencia del
mundo sociohistórico no se eleva a ciencia por el procedimiento inductivo de las ciencias naturales”. A lo que añade: “Signifique aquí
ciencia lo que signifique, y aunque en todo conocimiento histórico esté implicada la aplicación del conocimiento general al objeto de
investigación en cada caso, el conocimiento histórico no obstante no busca ni pretende tomar el fenómeno concreto como caso de una
regla general”. Véase a Gadamer, Hans-Georg, Verdad y método 1, Editorial Sígueme, Salamanca, pp. 31-33.
5
humanos. Tolstoi, v gr. los mencionaba como los temas eternos de la humanidad,
¿cuál es el sentido de la vida?, ¿tiene algún objetivo la vida del hombre?, ¿qué es
el universo?, etc.
En la película Mind Walk basada en las ideas del fsico Fritjoj Capra se afirma que
a partir del reloj instalado en el Monasterio Saint Michel el hombre fue expulsado de
la naturaleza, Este reloj constituye el primer rompimiento del hombre con el tiempo
natural al instaurar un tiempo mecánico. El reloj hizo mucho más que eso, llegó a
ser el modelo del cosmos y desde entonces se toma la cosa por el modelo real. La
naturaleza como sólo un reloj gigante. No un organismo viviente, pero si una
máquina. O más bien del tiempo natural, que antes del mecanismo del reloj existía
un tiempo natural - sagrado y que a partir del servomecanismo que medía: mide el
tiempo. (Tenemos claro que el tiempo que mide el reloj es una arbitrariedad, una
convención que adelantamos o retrasamos). Aún más la idea de mecanismo del
reloj se ha instaurado en la ciencia como el paradigma por antonomasia del
pensamiento científico. El cuerpo humano, por ejemplo, es un sistema igual al reloj,
se desarma y se reensambla y la totalidad queda restituida, el organismo vuelve a
funcionar como al principio.
Heidegger afirma que “la ciencia no piensa”. Cuando la ciencia explica qué es el
pensar en el ser humano, hace una diferenciación de los tipos de pensamiento a
este tipo de pensamiento científico: positivo, experimental, el autor lo asimila al acto
de contabilidad de alguien que calcula números. El pensamiento científico no es así
abierto sino que calcula y obtiene un resultado, previendo el resultado y
confirmándolo.
Este humanismo es un humanismo burgués y se encuentra vinculado a la idea de
ciencia de los modernos, es el responsable de que a nombre de la ciencia y del
progreso se hayan destruido y se sigan destruyendo grandes fuentes de recursos
naturales. Con este actuar no sólo se denigra (humi proicicere) la tierra, de la cual
es parte el humano, sino además se estimula la cultura del desarraigo a la tierra.
6
Este humanismo, en el que nos hemos formado, el que se enseña en las
universidades, es un humanismo desarraigado porque, con base a un pensamiento
calculador desprecia el pensamiento meditativo, se aleja de los problemas
esenciales del hombre y bajo su luz nace una idea de ciencia que tiene como uno
de sus objetivos el dominio de la naturaleza, no la comprensión de la naturaleza, y
una idea de técnica que esclaviza y aparta al hombre de sus raíces.
Una de las críticas más severas de Heidegger es la que caracteriza a la ciencia,
sobre lo que aquí no hay tiempo para ahondar. Pero más allá del método científico
y sus limitaciones, la técnica, en parte como resultado del propio hacer de la ciencia,
ha devenido en máquinas, aparatos, computadoras, procedimientos mecanizados
que han venido a desarraigar al ser humano en su conjunto. Aunado esto a los
avances técnicos y de los procesos político-sociales, migraciones, economía, etc.,
todo esto como resultado de los efectos del neoliberalismo globalizador.
La ciencia al servicio de la técnica ha generado tendencias de consumo técnico,
como la tecnociencia, una creciente e indetenible exacerbación individualista en los
seres humanos de los diferentes países de la aldea global. Textualmente dice
Heidegger sobre la máquina y la maquinación técnica lo siguiente: “La máquina, su
esencia, el manejo que ella demanda [es] el desarraigo que ella trae. «Industria»
(empresas); los trabajadores industriales arrancados de su suelo natal y de su
historia, [son] puestos a su servicio. Educación instructora de máquinas; la
maquinación y el negocio. ¿Qué tipo de transformación del hombre ha comenzado
con esto? (¿[en el llamado mundo? -- ¿[y en la] tierra? Manipulación y negocio. El
gran número, lo gigantesco, pura expansión y un creciente allanamiento y
vaciamiento. La necesaria caída en el kitsch y en lo genuino”, (M. Heidegger,
Contribución a la filosofía del acontecimiento, p. 266).
Pues bien, como se podrá advertir, es en el contexto de la «técnica» y la
«maquinación» en el que los nuevos amos de los esclavos de hoy: banqueros,
recetan en el mundo entero reformas laborales que flexibilizan las relaciones
laborales a favor de que a diferencia de los de Grecia y Roma no se saben esclavos
(curiosamente se saben libres) en el que, por todo el mundo, los neoliberales, que
7
tienen en el mercado a su único Dios verdadero, quieren imponer reformas laborales
para explotar mucho más a los trabajadores.
Cabe referir que las instituciones que en el sistema global se encargan de
reproducir los aspectos técnicos de instrucción, los objetivos del Mercado global son
dictadas por las instancias económicas FMI, UNESCO OCDE.
Una de las tendencias globales es la desaparición de las humanidades,
filosofía e Historia tienden a desaparecer suplantadas por el aprendizaje de idiomas
comerciales y dominantes, se educa al individuo ahora para el manejo de artilugios
computacionales, se le generan hábitos de uso intensivo de redes sociales. Se les
aleja de la lectura, ahora son preferibles ciudadanos alejados del humanismo y las
humanidades, carentes de una visión histórica, literaria o filosófica, se buscan
individuos desideologizados o adocenados a las redes sociales informáticas.
En La cosa6 (1949) Heidegger dice que el hombre tiene la mirada fija en lo
que podría ocurrir si se hiciera explotar la bomba atómica, pues este hecho sería la
última deyección, cuando que lo terrible (Entsetzende) ya ha ocurrido; lo terrible,
dice, “es aquello que saca a todo de su esencia primitiva. ¿Qué es esto terrible? Se
muestra y se oculta en el modo como todo es presente, a saber, en el hecho de que,
a pesar de haber superado todas las distancias, la cercanía de aquello que es sigue
estando ausente”. Pues la cercanía que se produce con el acortamiento de las
distancias, no obstante el desarrollo del mundo de la técnica, se mira sólo en las
cosas, en las cosas que nos son útiles, no con la naturaleza de la cual el hombre es
parte de ella, no con el ser.
Dice Heidegger “¿Qué es la cercanía cuando, pese a la reducción de los más
largos trechos a las más cortas distancias, sigue estando ausente? ¿Qué es la
cercanía si la infatigable supresión de las distancias la ha llegado incluso a
descartar? ¿Qué es la cercanía cuando, con su ausencia, permanece también
ausente la lejanía?
6
La cosa, Ed.
8
En un humanismo de nuevo cuño que retome los aciertos y corrija los errores
debe buscar que el hombre tenga un rearraigo, lo más posible a la cercanía del
bosque, de las selvas. He ahí el propósito más singular, lo más alejado de las
ciudades. Una especie de reubicación de ciudades de 500,000 a un millón de
habitantes y no las megalopolis en las que se han constituidos las ciudades
globales.
La educación y la formación para la vida requiere cuando menos, si se puede
plantear así, saberes en dos dimensiones por un lado la educación técnica,
innovadora de los nuevos conocimientos y técnicas que surgen, pero al mismo;
tiempo conocimientos que regresen a los fundamentos humanistas, latín griego,
historia, retórica, hermenéutica, por mencionar sólo algunas disciplinas.
La tendencia totalizadora global es unidimensional, se prioriza lo nuevo la técnica,
la innovación. Materias con contenidos nuevos computacionales, nanotecnología,
biotecnología, genética y clonación, sin ningún fundamento ético que bien podría
elaborarse a partir de una reactualización de las legislaciones de las lex romana,
como resultado de la comprensión de lo humano que poco hemos avanzado
culturalmente hablando después de la Grecia antigua.
La respuestas a lo nuevo, en sentido humanista están en la fundamentación de lo
antiguo, no por nada los mitos y leyendas de la cosmovisión de los pueblos han
formado nuestra cultura mediática y globalizada actual.
Ahora, para finalizar, las preguntas que aquí queremos dejar se dirige no sólo a los
presentes sino a todos los universitarios comprometidos con el humanismo y las
humanidades: ¿Qué estamos dispuestos a hacer para corregir el rumbo, para
buscar otras posibilidades para el humanismo y las humanidades? Corregir el rumbo
significa abrir el camino de las posibilidades, estar dispuestos a arriesgar algo para
dar pequeños pasos hacia un fin. ¿Qué es lo que nosotros estamos dispuestos a
arriesgar para superar el humanismo y las humanidades que hoy tenemos y
conocemos?
9
Descargar