Las estrellas de capgras -de muy mal gusto, una broma de muy mal gusto- dijo Edipo al señor de blanco, y continuo hablando–tu puedes, veo que tú puedes hacerlo, devuélveme a mi amada,- se notaba en él una exasperación increíble, indescriptible, que hubiese convencido a cualquiera, cualquiera que no estuviera en ese lugar, en ese lugar nada era creíble. El hombre de blanco que se encontraba frente a él, solo divididos por una mesa, hiso un gesto extraño con sus ojos y pidió a Edipo, continuar con la historia, pero ahora desde el principio. -todo comenzó hace dos semanas, era nuestro aniversario, el día había sido caluroso, pero esa noche el clima estaba perfecto, comenzaba el otoño y un vientecito masajeaba nuestros rostros. En casa tenemos una azotea y mi esposa había preparado una cena solo para los dos. Comenzábamos a cenar, cuando note en ella una consternación evidente, a lo que pregunte, ¿Qué pasa Lía querida?- Y no habiendo terminado de cuestionar, dijo algo que me dejo confundido, -mira las estrellas, ¿no te gustaría vivir en ellas algún día?, imagínate una eternidad conmigo, vivir para siempre juntos, porque, dicen que allá el tiempo no existe,.- mis ojos dejaban en evidencia mi confusión, pero la idea no parecía descabellada, solo soñadora, de igual manera continué con el tema - no sé si me gustaría una vida sin tiempo, el tiempo hizo que te conociera, ¿no recuerdas? El contratiempo del avión; aparte, el tiempo me ha enseñado a amarte, y el tiempo ha hecho lo mismo contigo, pero pasar mi vida entera junto a ti, es lo único que quiero. Debo confesar que me aterra la idea de una vida eterna, aunque estando con ella no hay miedo existente, solo estar sin líaEl hombre de blanco interrumpió la charla y dijo –la historia Edipo, no te desvíes de la historia.- Edipo parecía irritado por tal descortesía del hombre, pero decidió continuar sin hacer de eso un problema. –al terminar nuestra velada romántica, nos recostamos sobre una manta que colocamos ahí mismo y miramos las estrellas juntos, los dos muy pensativos; el sonido del viento nos adormeció recostados los dos juntitos. A la mañana siguiente desperté, pero estaba solo en el balcón. Llame unas dos veces por su nombre, pero no respondió. Al momento me preocupe un poco, pero no era tan extraño si lo pensaba dos veces, probablemente había salido de compras o a correr, así que prepare el desayuno de mi hija y la lleve a la escuela, en el camino de regreso, tuve un pequeño contratiempo, raspe mi camioneta con un árbol, pero ni tiempo de reparar en el daño tuve, quería regresar a casa, a ver si ya había llegado Lía. Cuando regrese a casa, fue cuando comenzó todo. La advenediza estaba en mi cocina, me llamo amor, pero no caí en su juego, ella me miraba con extrañeza, y yo, hacía lo mismo, mi Lía había sido reemplazada,- El hombre de blanco volvió a interrumpir, -¿puedes describir como era la impostora?pero Edipo esta vez no tolero la interrupción, tremenda grosería, tenía que ser castigada; soltó un golpe a la mesa donde estaban platicando y se abalanzó en contra del hombre. No habiendo pasado unos treinta segundos, entraron al cuarto corriendo dos hombres a controlarlo, mientras lo iban atando a una camilla por el pasillo, el pobre Edipo gritaba en su defensa -¡podrán!, podrán controlar mi cuerpo, pero, sin embargo nada me impide imaginarme las estrellas, y a mi viviendo con mi amada en ellas- Cap B -No volverá a pasar ¿verdad? - El hombre de blanco era demasiado irritante, pero Edipo tendría que controlarse mejor si quería recuperar a Lía, así que decidió no hacer más problemas y acento la cabeza. – Bien, puedes continuar con la historia- Edipo tardo unos minutos en recordar en donde se había quedado el día anterior, y continuo, -pues vera, al ver a la intrusa, no tuve otra reacción más que salir corriendo de mi casa, camine unas horas por el parque de al lado, hasta que llegó la hora de ir a recoger a mi hija, al llegar a la escuela, una niña desconocida para mí, se me acercó y me dijo papa, mi corazón comenzó a latir mucho más rápido y supe que algo malo sucedía; la empuje hacia atrás y salí corriendo, paso un tiempo desde aquella ocasión, la verdad no recuerdo cuanto, mis memorias son borrosas, tal vez porque no quiero recordar nada de eso, vague un tiempo por la ciudad, no sabía a quién recurrir con mi problema, a la policía no, porque me tacharían de demente, y a un psicólogo tampoco, porque, le llamaría a la policía, lo único que me quedaba era buscar respuestas por mí solo, comencé a observar de lejos a estos individuos, sin lugar a dudas se parecían muchísimo a las verdaderas, incluso hasta llegue a dudar de mí mismo, pero la duda me duro poco, cómo era posible que no reconociera a mi amada?, un día me arme de valor y las confronte, pero en cuanto llegue, la policía me embosco, lo tenían todo planeado.La historia, parecía fascinarle al hombre de blanco, que hasta parecía no haberle importado la tunda que había recibido por parte de Edipo; cerro la libreta y le dijo… -ya ha sido mucho por hoy, mañana seguiremos con las sesionesEdipo, con gesto de pocos amigos, pero reflejando cansancio, acento la cabeza y sin que lo escoltaran los guardias, se dirigió a su cuarto. Esa noche, soñó con las estrellas, el balcón, y Lía, soñó con el tiempo y soñó después en la eternidad, soñó que la gente no lo veía como un loco y luego en las miradas de extrañeza de las personas, y en las miradas, hubo risas y en las risas despertó. -buenos días Edipo - dijo animado el hombre de blanco, aunque no obtuvo respuesta por parte de Edipo – ¿cómo esta esa memoria? ¿Listo para terminar de contarme la historia? – Edipo sentía que el hombre de blanco, tomaba como un juego su vida, para él, historia era lo mismo que un cuento, pero ya no le importaba más que terminar de contar lo que había pasado. –Al llegar la policía, me tuvieron detenido, como si fuese yo un criminal, no había matado a nadie, ni robado nada, no había cometido crimen alguno y aun así, la gente me miraba con ojos de terror, estuve unos días encerrado, hasta que un día, recibí visitas, las mujeres de mi casa- (no queriendo admitir que realmente eran su esposa e hija) – habían ido a verme, parecían comportarse muy amables conmigo, y reflejaban confianza, pero realmente no eran ellas, no las conocía, ¿cómo no iba a reconocer a mi esposa e hija?A Edipo se le comenzó a cortar la voz, y dos lágrimas rodaron sobre su rostro, el hombre de blanco intento calmarlo y le dijo que podría continuar en cuando él quisiera. Edipo tardo apenas unos segundos, se secó las lágrimas y termino de contar… - Al poco tiempo, Salí de detención y me tuve que acostumbrar a ellas, que no presentaban indicios de que fueran malas personas, aunque el remordimiento de que no eran ellas nunca se fue, un día ella me miro con tristeza, y me recomendó venir a este lugar, y bueno, pues aquí estoy. El señor de blanco, estuvo pensando unos cinco minutos y dijo, -ya escuche suficiente, espérame aquí, Edipo, iré a buscar unas cosas a mi oficina- y salió sin prisa de la habitación. Edipo, espero con paciencia, pues solo podía pensar en las estrellas, en las estrellas y su amada. Después de una larga espera, entro con un periódico un hombre vestido de blanco, y mostrándole el periódico intento explicar – mira Edipo, El día que fuiste a llevar a tu hija al hospital…- Edipo interrumpió y comenzó a gritar – ¿!Quién eres tú!?,¿!Quién eres tú!?-