Une vie de Marie-Eugénie - Religieuses de l`Assomption

Anuncio
Religieuses de l’Assomption - Assumption Sisters - Religiosas de la Asunción > Marie-Eugénie >
Événements > Bibliothèque > Vidéos > Une vie de Marie-Eugénie
Une vie de Marie-Eugénie
2006
Texte en espagnol, rédigé par Brigitte Coulon, RA, Mexique.
Preisch ! Cuántos recuerdos traes a mi corazón !
He corrido tanto por tus bosques y praderas !
Cuántos juegos inventamos Luis y yo en este escenario tan hermoso : árboles, agua, flores, animales !
La infancia para nosotros tuvo sabor a espacio, alegría, libertad !
La naturaleza era nuestra compañera y ella supo enseñarnos a maravillarnos y al mismo tiempo a ser
fuertes y realistas.
El pequeño castillo tenía también su encanto. Allí recuerdo en especial una gran fiesta en estos salones
cuando mi padre fue elegido diputado.
Vino mucha gente a felicitarlo. Las personas mayores pasaron la noche bailando. Yo también a pesar de
mis pocos años, bailé mucho porque me encantaba.
Mi padre bien merecía esta fiesta. A pesar de sus muchas influencias - el poseía tres Bancos - había
luchado mucho por defender sus ideas.
Sus ideas filosóficas, basadas en Voltaire y sus opciones políticas heredadas de la Revolución francesa, lo
inclinaban hacia la República en pleno período monárquico. Por eso no le fue fácil triunfar.
Mi madre era una mujer digna de este nombre. Nos dedicaba todo su tiempo a nosotros sus hijos, y a
visitar a los enfermos y a los pobres de los pueblos cercanos. La mejor recompensa para Luis y para mí
era acompañarla en estas visitas.
Verla, ayudarle en los pequeños menesteres fue el mayor aprendizaje a la vida.
Todos estos recuerdos me vienen otra vez a la memoria al contemplar otra vez estas tierras de Preisch.
En realidad vivíamos sólo una parte del año allí, el resto lo pasábamos en Metz cerca de esta hermosa
catedral.
Allí es dónde nací en esta casa en la calle "Haut Poirier" el día 26 de Agosto de 1817.
Me habían precedido otros hermanos : Eugenio diez y ocho años mayor que yo, después Carlos, su muerte
es uno de los recuerdos más penosos de mi infancia, apenas tenía yo cinco años, Luis era dos años mayor
que yo, el fue mi compañero de juego.
Después de mí nació otra niña que también murió súbitamente de 11 meses. Desde la infancia me rodeó la
muerte.
A los pocos meses de nacida, me bautizaron, no en Metz sino en la hermosa capilla de nuestro castillo de
Preisch
Aunque me bautizaron más por tradición que por convicción, este día Dios tomó posesión de mi vida.
Una imagen de Nuestra Señora de la Consolación presidía esta ceremonia. Más tarde descubría su
protección de Madre en toda mi vida.
Después, pasaron los años, Preisch acompañaba mi crecimiento de niña y después de adolescente.
Mi madre había deseado que fuera bautizada y más tarde quiso que cumpliera también con la tradición de
la Primera Comunión.
El Padre Matte, párroco de la iglesia de Santa Ségolène en Metz, me preparó a la primera comunión y con
él me confesé por primera vez.
Con la preparación que había recibido, me daba cuenta de la importancia de la primera comunión. Sentía
mi corazón desbordar de alegría y de acción de gracias
Dios se ponía a mi altura, haciéndose pan, y yo, alimentada por el Cuerpo y la Sangre de Jesús iba a poder
devolver así amor por amor, vida por vida.
Con estos sentimientos fui a comulgar. Mis padres no me acompañaban, mi padre era ateo y mi madre era
católica por tradición.
Regresando de comulgar, estaba sumergida en la grandeza del amor de Dios. En medio del gentío que
había en la Iglesia buscaba mi sitio al lado de mi madre, cuando sentí una luz muy suave que me inundaba
y me hizo comprender que pronto perdería a mi madre.
Yo la quería con locura y sin embargo lo que acababa de percibir no me dio tristeza. Todavía más, entendí
que Dios mismo quería ser para mí más que mi propia madre y que un día le serviría en esta Iglesia que
todavía no conocía.
Esta gracia de mi primera comunión, fue un gran don de Dios para mi. Sin embargo todos los
acontecimientos posteriores se encargaron de alejar esta gracia de mi vida.
Vinieron desgracia, tras desgracia :
Los Bancos de mi padre quebraron. Perdimos toda nuestra fortuna y tuvimos que vender Preisch.
Mis padres nunca se habían llevado bien y las dificultades económicas agrandaron los problemas de su
relación. Se separaron. Luis se fue con mi padre y yo me vine a Paris con mi madre.
Poco tiempo pude gozar de su presencia, porque muy pronto se enfermó del cólera y murió en el espacio
de unas horas sin que pudiera hacer nada por ella. En aquel entonces tenía apenas 15 años.
Empezaron entonces años muy duros. La soledad era completa para mi.
Mi padre me había confiado a unos amigos muy ricos pero muy superficiales. Todo era fiesta. Me distraía
un poco de mi dolor, pero no podía olvidarlo.
Tantas cosas me pesaban. Mis pensamientos eran como un mar agitado. Me preguntaba tantas cosas :
"Existe Dios ? ¿ Por qué la muerte ?" Se puede superar el dolor ? "Para qué tantas fiestas ?" Porque estos
jóvenes que se declaran amigos míos son incapaces de entender lo que me pasa ?, y más que todo me
preguntaba para qué vivir ?
Apenas tenía 17 años y la vida me tenía cansada : No veia horizontes.
"Adivinó mi padre que este ambiente me pesaba ? No lo sé. Pronto me cambió de hogar - una vez más para ir a vivir con unas primas muy rígidas y de ideas religiosas bastante cerradas. Las preguntas se
agudizaron en mi mente. No podía resistir a tanto cambio e inestabilidad.
Llegó el tiempo de la Cuaresma. Mis primas acostumbraban ir a pláticas cuaresmales. Decidieron ir a
escuchar al Padre Lacordaire. Estaba tan confundida en todo que no quería ir con ellas. Después de
pensarlo bien sentí que sería quizás la oportunidad para poder encontrar respuesta a mis interrogantes.
Llegamos temprano a Notre Dame, la catedral de Paris dónde iba a predicar el Padre. Me preparé
interiormente. Vino el momento cuando el padre subió al púlpito. Mi corazón latía con fuerza. Sentía que
Dios iba a responder a mis angustias. Y así fue. El Padre habló sobre la Fe. Cada una de sus palabras caía
dentro de mi corazón como una luz que alejaba de mí toda oscuridad. Al fin concluyó con estas palabras
que derribaron todas mis dudas :
"Tú que te preguntas de dónde vienes, adónde vas, no puedes acaso decir :Tú que me has hecho,
quienquiera que seas, sácame de mi duda y de mi miseria. Quien no puede orar así ?"
Ahora lo veía todo con claridad. Dios me amaba con un amor infinito. Yo veía que El había hecho mucho
por mí y yo quería hacer algo por El. Desde este día supe que mi vida iba a ser toda de El.
Mi camino hacia Dios se volvía cada vez más claro, El mismo me lo señalaba : Una noche soñé que entraba
en una iglesia de Paris que desconocía.
En el púlpito vi al padre Combalot. Lo había oído predicar en una ocasión, pero no me había gustado en
absoluto. Y oí una voz que me decía :"Este es el guía que necesitas."
No acostumbraba darle importancia a los sueños e iba a descartarlo pero pensé‚ que Dios quizás me
quería decir algo en este hecho. Pude comprobarlo en los días siguientes, pues al preguntar por el Padre
Combalot, me mandaron a la iglesia de San Eustaquio que no conocía y en la que reconocí perfectamente
la iglesia de mi sueño. Era una iglesia hermosa. Este día me confesé‚ por primera vez con el Padre
Combalot.
Este primer encuentro fue seguido de muchos otros porque, efectivamente, Dios a través de El me
manifestó su voluntad : fundar una Congregación Religiosa que tuviera por meta ayudar a los jóvenes a
crecer en una auténtica Fe en Jesucristo que comprometa su vida al servicio de los demás.
Mi padre se había comprometido en la política pensando lograr cambios importantes. Yo, por mi parte,
reconocía que Jesucristo es el único Liberador y que sólo su amor puede transformar los corazones y la
Sociedad en la que vivimos. Esta fue la Utopía que descubrí en el Padre Combalot, ferviente discípulo de
Lamennais que un tiempo encabezó los católicos liberales.
El proyecto me pareció maravilloso, pero me resistía muchísimo a encabezarlo. No me sentía preparada
para estos vuelos en altura. Sin embargo sabía que Dios contaba conmigo, que El sería el fundador de
nuestra Asunción y poco a poco di los pasos necesarios :
Primero pasé‚ algún tiempo en esta casa que era un convento de Benedictinas. Allí me acerqué mucho
más a Jesús y estudié todo lo que desconocía de la Fe en El.
Después hice una experiencia entre las Religiosas de la Visitación que me permitieron vivir con ellas y
conocer de más cerca la vida religiosa.
Y vino el momento definitivo. El Padre por su parte había encontrado a otras jóvenes y empezó la gran
aventura de la Asunción.
Éramos sólo tres. Habíamos alquilado en la Calle Férou un pequeño departamento al lado de la iglesia de
San Sulpicio dónde íbamos a misa. Las cosas de Dios empiezan así con sencillez.
Pronto crecimos en número y tuvimos que pasar a una casa más grande en la Calle Vaugirard. En el
silencio, la oración, el cariño fraterno, nos íbamos preparando a la misión que Dios y su Iglesia nos
confiaban.
Llegaron las primeras alumnas, eran tres y de nuevo nos mudamos. Con ellas empezamos esta tarea
colosal de la educación cristiana... y muy pronto las casas se volvían chiquitas, el proyecto se iba
ampliando, brincaba fronteras...
Auteuil fue muy significativo en este caminar : Construimos un hermoso monasterio que pudiera reflejar la
sencillez y belleza de una vida entregada al servicio del amor.
Más de 160 años han pasado, estamos en el Tercer Milenio.
Hoy la Asunción sigue las huellas de Ma Eugenia : somos 1250 religiosas dispersas en 30 países en 4
continentes.
La llamada secreta de Dios brotó un día en su existencia, como en la de Ma Eugenia, cambió el rumbo de
sus vidas y lo dejaron todo.
Sólo el amor de Dios puede explicar esta fuerza misteriosa que reúne a mujeres tan diferentes por sus
orígenes, edad, raza, entorno familiar y les permite vivir juntas.
De dónde les viene este atractivo por la oración que las mantiene largas horas en silencio, atentas al
Señor, gozosas en el cánto de alabanza, intercediendo en nombre de sus hermanos ?
De dónde sacan esta energía y este entusiasmo que despliegan en sus múltiples actividades apostólicas ?
Cuál es el motor de este impulso misionero que les confiere una dimensión universal ?
Cómo explicar su inexplicable interés por la llegada del Reino, la pasión que experimentan cada una y
como Congregación ?
Por qué esta pasión por la vida de la Iglesia, este deseo de estar en comunión con ella en cualquier
circunstancia y a costa de cualquier sufrimiento ?
Sólo el amor puede explicar semejantes locuras. Sólo Dios está a la medida de este amor y es así como
rebasa todas las fronteras.
Sí ! Hoy la Asunción sigue el camino trazado por Ma Eugenia, porque hoy más que nunca nuestros
hermanos nos necesitan.
Al andar se hace camino, todos vamos adelante.
Hemos heredado un tesoro, nuestro gozo es compartirlo para que tú también lo descubras hoy en tu vida y
lo compartas con las nuevas generaciones asuncionistas.
Y letreros :
Amor incondicional de Dios por cada una que nos invita a caminar en Libertad, Fraternidad, Comunión,
Compromiso con los pobres para lograr la transformación de la Sociedad desde el Evangelio.
Brigitte Coulon, RA
Mexico
http://www.assumpta.org/Une-vie-de-Marie-Eugenie
Descargar