Apunte 4 La crisis del régimen y la Constitución de 1925 Alessandri, candidato, elección y gobierno. En la presente lección nos dedicaremos al análisis de la primera administración del Presidente Alessandri Palma. Este gobierno, desde el momento de la gestación de las candidaturas presidenciales y hasta su dramática interrupción en el año 1924, se caracterizará por un constante ritmo de sobresaltos para el país y especialmente para su clase política. Nos basaremos para el análisis en las explicaciones de don Gonzalo Vial Correa en su obra “Historia de Chile en el siglo XX” y en los “Recuerdos de Gobierno” del propio Presidente Alessandri, más la indicación de algunas observaciones personales. Como hemos señalado en la lección anterior, el régimen parlamentario había entrado en una delicada crisis hacia el año 1920. Los hombres que habían protagonizado los destinos del país durante 30 años, desde el triunfo del Congreso sobre Balmaceda eran impotentes para responder adecuadamente a la gravísima crisis económico, social y moral que aquejaba a Chile en 1920. En tales circunstancias surgiría la candidatura presidencial de un hombre “nuevo”, ajeno a los círculos aristocráticos santiaguinos. Representante de la clase media acomodada, de profundas inquietudes sociales, integridad y honradez y dotado de una inteligencia poderosísima y una personalidad avasalladora. Sería don Arturo Alessandri Palma. a. La elección Presidencial de 1920: Tras la debacle económica en la que se había sumido el país debido al término de la primera Guerra Mundial y el desplome de los precios del salitre debido a la masiva introducción del nitrato sintético alemán, la ciudadanía nacional parecía huérfana de todo liderazgo capaz de enfrenar al monstruo de la bancarrota y el caos político. Los partidos, que habían gozado de la más completa libertad para dirigir al país durante el periodo parlamentario, ahora no atinaban sino a ofrecer respuestas que consistían en más de lo mismo, la versallesca política de salones que ignoraba olímpicamente las acuciantes necesidades sociales. En tales circunstancias se produce la elección presidencial del año 20. El gobierno del Presidente Sanfuentes, elegido en medio de las expectativas de un país necesitado de liderazgo había visto frustrarse casi todos sus intentos por lograr un cambio. Se requería de “hombres nuevos”, capaces de evitar el colapso que se avecinaba. Los candidatos fueron: i. DON ARTURO ALESSANDRI PALMA: La Alianza Liberal celebró su convención para determinar a su candidato. El debate llevado a cabo en el Salón de Honor del Congreso Nacional fue especialmente duro y agrio. Fracasado el intento del Presidente Sanfuentes por lograr una convención única, los convencionales dudaban en primera instancia si prestar su apoyo a Alessandri o a don Eliodoro Yánez, el más famoso abogado de su época. Los radicales, con Mac Iver a la cabeza, eran cercanos a las posturas de Alessandri, pero desconfiaban de sus ambiciones. Don Arturo, Senador por Tarapacá era un político de dimensiones muy diversas al típico dirigente parlamentario. Descendiente de inmigrantes italianos, miembro de la clase media1, educado en el aristocrático colegio de los 1 Apunte 4 Sagrados Corazones (Padres Franceses) de Santiago, abogado, de destacadísima trayectoria en tribunales, había comprendido tempranamente que la única manera de continuar con sus éxitos en el foro era incursionar en política. Lo hizo con particular éxito gracias a la amistad y apoyo del senador liberal por Curicó, don Fernando Lazcano Echaurren. Merced a este patrocinio del fogueado político, Alessandri fue elegido como Diputado por Curicó. Sin embargo, se distanciaría de Lazcano al decidir postular al Senado por la provincia de Tarapacá2. Competiría contra el cacique electoral del la zona, el senador liberal balmacedista, don Arturo del Río. Durante esta campaña fue cuando adquirió el tradicional apodo con el que se le conocía por el resto de su vida: “El León de Tarapacá”3. Contra todo pronóstico ganó la elección y ello le convirtió en el líder político de mayor arrastre dentro de las filas del liberalismo. Sin embargo, Alessandri era un político peligroso para los dirigentes liberales de la época. Fue proclamado por más del 80% de los votos de la Convención Liberal, Pero sus propuestas pasaban por revolucionarias para un dirigente parlamentario. La alta sociedad lo rechazaba casi por entero4. Al aceptar su candidatura improvisó un discurso en el que delineaba las principales propuestas de su programa político para el caso de ser electo: a. Debía contarse con un gobierno fuerte, que dirigiera efectivamente los destinos del país. b. Debía lograrse la libertad de cultos, en un marco de tolerancia y armonía, sin que se provocaran trastornos ni odios como en el pasado. c. Rechazaba el absurdo centralismo que había provocado la Constitución de 1833 y propugnaba la descentralización político administrativa, dotando a las provincias de mayor autonomía y libertad. d. La dictación de una ley de arbitraje obligatorio para evitar las huelgas y los perjuicios a la industria y al país. e. El mejoramiento de las condiciones sociales, las habitaciones de los trabajadores, las condiciones de higiene y de salubridad. f. La defensa de la raza, mediante la educación y el deporte y el rechazo al alcoholismo y a las epidemias provocadas por la falta de higiene. g. La creación de un Ministerio del Trabajo y de la Previsión Social. h. La estabilidad del sistema monetario, reemplazando el papel moneda por otro convertible. i. La implantación del impuesto a la renta, con tasa progresiva en torno a los ingresos. Ello buscaba reemplazar los impuestos regresivos e indirectos que en ese momento eran la base de la tributación nacional y que castigaban fuertemente a las clases trabajadoras. j. El mejoramiento de la condición legal de la mujer. Tal propuesta le valió la más enconada de las oposiciones entre las mismas mujeres, que veían con horror que Alessandri pretendía “emanciparlas” a la fuerza. k. La profunda reforma del régimen político el Alessandri del 1920 pretende salvar el régimen parlamentario solo cambia su mentalidad en 1925. Terminó sus palabras con las siguientes declaraciones5: “El país atraviesa por uno de los momentos más difíciles de su historia. Vivimos desde hace años en medio de la anarquía y del desgobierno. Toda clase de angustias y de dificultades obstaculizan la marcha próspera de las actividades en esta patria, tan cara a todos nosotros. El país desea, exige, un Gobierno sólido y fuerte, con rumbos definidos, orientados sobre la base de una política netamente nacional. Sólo aquellas combinaciones de partidos que tienen por bandera una enseña de vastos 2 Apunte 4 ideales de bien público, son capaces de satisfacer la noble y generosa aspiración que siente y exige Chile en los momentos actuales. … La humanidad entera atraviesa por uno de aquellos períodos que marcan una gran transformación social. Asistimos, ciertamente, al nacimiento de un nuevo régimen y es ciego y sordo quien no quiere verlo ni sentirlo. De un extremo a otro del Universo surge una exigencia perentoria, reconocida por todos los pensadores y por los más eminentes estadistas en orden a resolver, con criterio de estricta justicia y equidad, los derechos que reclama el proletariado en nombre de la solidaridad, del orden y de la convivencia social. El progreso económico de los pueblos, que es la atención preferente de todo Gobierno racionalmente organizado, es la resultante precisa del esfuerzo personal del individuo y del capital que utiliza ese esfuerzo. El proletariado que representa al músculo, al vigor, el esfuerzo inteligente en el inmenso laboratorio económico donde se genera la riqueza de los países, es un factor necesario del progreso y debe ser atendido, protegido y amparado. Yo quiero, antes de terminar, haceros una declaración: Ha sido costumbre oír a los que han tenido la satisfacción de alcanzar el honor que ahora vosotros me discernís, que “no son una amenaza para nadie”. Mi lema es otro: Quiero ser amenaza para los espíritus reaccionarios, para los que resisten toda reforma justa y necesaria: ésos son los propagandistas del desconcierto y del trastorno. Yo quiero ser amenaza para los que se alzan contra los principios de justicia y de derecho; quiero ser amenaza para todos aquellos que permanecen ciegos, sordos y mudos ante las evoluciones del momento histórico presente, sin apreciar las exigencias actuales para la grandeza de este país; quiero ser una amenaza para los que no saben amarlo y no son capaces de hacer ningún sacrificio por servirlo. Seré, finalmente, una amenaza para aquellos que no comprenden el verdadero amor patrio y que, en vez de predicar soluciones de armonía y de paz, van provocando divisiones y sembrando odios, olvidándose de que el odio es estéril y que sólo el amor es fuente de vida, simiente fecunda que hace la prosperidad de los pueblos y la grandeza de las naciones.” Alessandri rompía así la tradición parlamentarista. Su postulación a la Presidencia era extra sistema, verdaderamente populista y por ello el establishment político demonizó su candidatura. Mucho se ha dicho sobre la conducción que Alessandri hizo del proceso social que importó la eclosión de la clase media en política. Su carácter enérgico y sus propuestas parecen indicar que tuvo el mérito de conducir el proceso que volvería a sus cauces con su segundo gobierno. Mas, otros sostienen que las aguas de la mesocracia habrían irrumpido igualmente, tarde o temprano, en la arena de la actividad política6. ii. DON LUIS BARROS BORGOÑO: Frente a la candidatura de Alessandri, cundió la inquietud en los miembros de la oposición. Un grupo numeroso de liberales, tras los cuales se encontraba el propio Presidente Sanfuentes, que no se sometía a las directrices de la convención que acababa de proclamar a Alessandri, decidió unirse a los conservadores. Se formó así, la Unión Nacional. Tras varios debates, en los cuales se descartaron como candidatos los nombre de don Enrique Zañartu y de don Ismael Tocornal, el candidato elegido por esta combinación política fue don Luis Barros Borgoño, verdaderamente el reverso de la moneda de Alessandri. Era don Luis, el típico dirigente parlamentario, aristócrata, intelectual de salón y caballero refinado, agnóstico reconocido, distante a la 3 Apunte 4 gente, gustaba de hacer campaña en los salones de las principales familias santiaguinas. Prometía la mantención del orden parlamentario imperante, lo que tranquilizaba a sus partidarios, todos interesados en la conservación de sus privilegios, pero no respondía a ninguna de las tremendas necesidades sociales de la época. Don Luis Barros, que como hemos apuntado era agnóstico, pero candidato oficial del partido conservador, solicitó oficialmente el apoyo de la Iglesia Católica. El arzobispo de Santiago, monseñor Crescente Errázuriz se vio en la encrucijada, apoyar a un no cristiano, frente a Alessandri que aunque no era practicante, había sido bautizado y educado como católico. Por ello el arzobispo, aun contra la opinión del propio clero, emitió una pastoral que llamaba a los miembros de la Jerarquía y del clero a no intervenir en la campaña. Tal actitud sería duramente criticada en la época e interpretada como un apoyo de Errázuriz a Alessandri con quien mantenía relaciones muy cordiales, pero no era así. Lo que monseñor Errázuriz deseaba evitar era politización extrema del clero, actitud que años más tarde sería respaldada por la Santa Sede.7 La campaña fue particularmente violenta y la agitación pública llegó a su clímax. Alessandri rompió con la tradición parlamentaria de realizar campañas destinadas a las capas superiores de la sociedad capitalina. Recorrió el país, habló en grandes concentraciones públicas, acuñó eslóganes electorales, como el del “Cielito Lindo”8 y solicitó su voto a las clases populares y a los sectores medios de la población, que hasta ese momento jamás habían merecido la menor atención de parte de los dirigentes políticos. El Alessandri de 1920 fue el primer dirigente en comprender que para ganar una elección debía contarse con los votos del pueblo, en una palabra, ser “popular”, y por ello dirigió toda su atención a lo que él llamó “la querida chusma”. Populismo puro, sí, pero efectivo a la ora de sumar los resultados electorales9. Como Barros Borgoño era apoyado por los conservadores, Alessandri decidió resaltar sus propuestas anticlericales con el fin de quitarle a su oponente el apoyo de los liberales. Esto provocó la reacción de los católicos, que veían en Alessandri a un verdadero “Anticristo”10. Se le hacían las más increíbles acusaciones, como la de estar financiado por “oro peruano”. Los resultados de la elección celebrada el 25 de junio de 1920 fueron los siguientes: Arturo Alessandri Palma: 179 electores Luis Barros Borgoño: 174 electores Total: 353 electores La estrechez de los resultados determinó una verdadera incertidumbre acerca de la suerte de los candidatos. Ambas candidaturas decidieron impugnar a los electores de la contraria con lo cual no existía mayoría absoluta y la elección correspondería al Congreso Pleno, en donde Barros Borgoño contaba con mayoría suficiente para ser electo. Como las reclamaciones electorales debían ser falladas por el propio Congreso, esto hacia muy probable el escenario indicado. Sin embargo la presión popular se intensificó. Alessandri sabía que tenía el respaldo de amplios sectores populares para presionar por el reconocimiento de su victoria. En tales circunstancias el Ministro de Guerra, don Ladislao Errázuriz, reconocido opositor a Alessandri, ordenó una movilización de tropas del ejército (cuya oficialidad era en su mayoría alessandrista) al norte del país con el objeto de proteger Tacna y Arica frente a una 4 Apunte 4 ficticia agresión peruana. Este movimiento, evidentemente injustificado fue conocido por la opinión pública como la “Guerra de don Ladislao” y cubrió de burlas al Ministro. Con ello se buscaba quitar la presión del ejército a favor de Alessandri sobre el parlamento. Finalmente, la Unión y la Alianza acordaron11 que la cuestión presidencial sería zanjada por una instancia extra constitucional: Un Tribunal de Honor12, integrado por 7 miembros designados por ambas candidaturas. Alessandri vio de inmediato que esta instancia podía ratificar su triunfo. Mientras que Barros Borgoño observó lo contrario 13. Tras discutirse arduamente los nombres de los árbitros, Alessandri sugirió a Manuel Rivas Vicuña, quien articulaba la instancia de honor, los nombres de los siete miembros. De ellos 5 eran contrarios a don Arturo, pero éste no dudaba de su patriotismo y honestidad 14. Esto facilitó su aceptación por la Unión Nacional. La Alianza que veía en estos jueces la posibilidad de que se revirtiera el triunfo del León se negó en un comienzo, pero al conocerse que era don Arturo el que había propuesto los nombres se allanó el camino y todos quedaron reconocidos. Las sesiones del tribunal se iniciaron con los alegatos de los abogados de ambas partes. Al hacer su entrada en el salón del hemiciclo del Senado en donde funcionaba el Tribunal, don Arturo Alessandri Rodríguez, hijo del León y célebre profesor de derecho civil, saludó al presidente del mismo, don Fernando Lazcano, pero éste alcanzó a inclinar su cabeza extenderle la mano y cayó fulminado por un ataque cardiaco que le provocó la muerte inmediata. Este hecho causó profunda consternación15. La opinión pública quiso ver en esta tragedia la voluntad divina. El mayor enemigo de Alessandri había caído fulminado por voluntad del Altísimo16. El día 30 de septiembre de 1920 el tribunal emitió su fallo17: Declaró el mejor derecho de Alessandri para asumir el mando supremo18. Los resultados finales, analizadas todas las reclamaciones de uno y otro candidato arrojaron las siguientes cifras: Para Alessandri: 177 electores Para Barros Borgoño: 176 electores. No había, en consecuencia, mayoría absoluta, pero el fallo era clarísimo en reconocer el triunfo del León. Producido el fallo del Tribunal de Honor, el Congreso Pleno votó ratificando el resultado indicado: de 118 asistentes, 89 ratificaron a Alessandri19, con lo cual quedaba investido con la calidad de Presidente Electo. Don Gonzalo Bulnes, a nombre de la Unión Nacional, había adelantado que su alianza cumpliría “con el penoso deber para ellos de concurrir a la proclamación del candidato que combatió en la lucha de las urnas. Se somete a este deber, dijo, porque así lo ordena la Constitución. Lo cumple porque consagra el compromiso político que pactó y lo cumple ahogando en su pecho muchas justas protestas. No quiere abrir debate sobre lo sucedido, pero, lo repite, su silencio es un gran sacrificio. La Unión Nacional, agregó, pide por su conducto a sus miembros que den los votos necesarios a don Arturo Alessandri para que pueda ser proclamado constitucionalmente...”20 La Unión Nacional cumplía así, con dolor pero con entereza con su compromiso de honor con Alessandri. 5 Apunte 4 b. Principales hitos de la administración Alessandri: Si hay algo que puede decirse de la primera parte del gobierno de Alessandri es que éste fue el más típicamente parlamentario de todos los Presidentes del periodo. En efecto, Alessandri tuvo un total de 16 gabinetes ministeriales. Su intento por controlar los desbordes parlamentarios se estrellaba contra los porfiados hechos y a su falta de apoyo en el Congreso. Al parecer el destino estaba en contra de Alessandri21. Ninguna parte de su programa de gobierno fue cumplida. Así las cosas, de no haber mediado la rebelión militar de septiembre de 1924, tal vez, habría pasado a la historia como un mandatario de más estéril legado que el de don Ramón Barros Luco. La razón principal para ello la atribuía Alessandri a que en la primera parte de su mandato no contó con mayoría en la Cámara Alta. En efecto, en el Senado la Unión Nacional dominaba sin contrapeso. Y por ello todos los proyectos de ley del ejecutivo eran detenidos y bloqueados en tal cámara. 1. Cuestiones económico sociales: a. A la grave crisis económica del 19 seguiría otra el año 21. Los presupuestos de ingresos fiscales tuvieron que reflejar la contracción económica. El año 21 se redujeron a la mitad, el 22 a dos tercios y recién el año 23 se equilibraron con el de 1920. b. El Congreso se negaba a permitir aumentos de impuestos o a la creación de otros nuevos. c. El gobierno debió endeudarse y para financiar la deuda emitió más papel moneda, lo que se estima en un crecimiento de un 20% de la masa monetaria (M1). d. Como consecuencia de lo anterior aumentó la inflación. e. Se acumuló un déficit de 100 millones de pesos para el año 1923. f. Las condiciones de vida de los trabajadores se deterioraban visiblemente. g. Numerosas huelgas estallaron a lo largo del país. h. Ocurrieron los hechos de “San Gregorio”. Graves disturbios y una matanza de obreros ocurrida en la oficina salitrera de San Gregorio ubicada al sur oriente de Antofagasta. Murieron 36 personas en una balacera provocada entre los huelguistas y la fuerza pública. i. Todos estos hechos minaron la popularidad del León en las clases trabajadoras, que creían que toda su oratoria era solo una pantalla para proteger sus intereses. j. Se dictó la ley de Marina Mercante. 2. Obra Internacional: a. La cuestión de Tacna y Arica: Durante la administración del Presidente Alessandri se intentó con seriedad resolver la cuestión de Tacna y arica con Perú. Fruto de las intensas negociaciones llevadas adelante con el gobierno peruano, se logró el arbitraje del gobierno de Estados Unidos que determinó, siguiendo la tesis chilena, que correspondía realizar el plebiscito establecido en el tratado de ancón de 1883. b. La Conferencia Panamericana: Celebrada en Santiago en 1923, contó con la participación de una brillante delegación chilena que impuso sus puntos de vista aún contra la opinión del gobierno estadounidense. La diplomacia nacional fue apodada la “embajada de la Atenas de América”. Cabeza de la delegación fue don Carlos Aldunate Solar, gran opositor interno a Alessandri. 6 Apunte 4 3. Las relaciones con el Senado: Hemos dicho que don Arturo no contaba con mayoría en el Senado, en donde reinaba la Unión Nacional. Pero lo complejo no era en sí tal circunstancia, sino la cerrada oposición que decidió hacerle al gobierno la mayoría senatorial. Los dirigentes senatoriales contaban entre sus filas con algunos de los intelectos más poderosos de la época: don Luis Claro Solar, el más grande jurista y tratadista de derecho civil, don Gonzalo Bulnes, el mejor historiador y políticos de la talla de Ladislao Errázuriz, Joaquín Echenique y Carlos Aldunate. Todos los proyectos de ley del gobierno eran sistemáticamente rechazados. Alessandri denunció públicamente esta actitud abusiva: El Presidente se refería a los senadores de oposición como “La Canalla Dorada” o “Los Viejos o Rémora del Senado”. El Presidente censuraba constantemente esta actitud: “-El Senado de la República se ha obstinado en ponerme dificultades injustificadas. Si hasta hoy no he realizado aún parte siquiera de mi programa, es porque inútilmente se depositarían proyectos de leyes que naturalmente deberán vegetar y perderse entre el olvido de quienes todavía no dan presupuestos a la nación (Abril de 1921). -Me ha comunicado (el Senado) precipitadamente la vacancia de una senaturía (la de su hermano José Pedro, recién fallecido) que es para mí muy dolorosa, pues se relaciona con una herida que aún está sangrando. Se ha olvidado que no se puede jugar con los dolores del corazón humano, porque producen reacciones cuyo origen se conoce... (pero no) hasta donde puedan arrastrar. Ese acuerdo del Senado es ilegal y, al mismo tiempo, es inhumano. -Mis ideales cristalizados en proyectos de ley duermen el sueño de los justos entre el pudridero insondable de la resistencia que me opone una de las ramas del Congreso. -Desde el momento en que se que el pueblo está conmigo, que cubre mis espaldas, quiero deciros que también el Presidente de la República está con vosotros, y que no doy ni pido cuartel. (Diciembre de 1923).22 4. Las cámaras homogéneas: Así las cosas, el Presidente se propuso hacer campaña activa a favor de los candidatos de la alianza Liberal al Congreso para las elecciones de 1924. Rompía con esta actitud, otra de las tradiciones y tabúes más sagrados del parlamentarismo: El Presidente de la República debía permanecer en la Moneda sin intervenir jamás en las elecciones parlamentarias. Alessandri comprendía que con su acción resucitaba los viejos fantasmas de la intervención electoral de Santa María y Balmaceda, pero no le quedaba alternativa. Se le acusó de querer buscar la dictadura. Perseveró en su intensa campaña por lograr una mayoría en ambas cámaras, como único remedio a los males de la época y al bloqueo legislativo. Obtuvo mayoría ambas cámaras23, pero, ¡oh, paradoja!, su propia Alianza no aprobó ninguno de los proyectos de leyes sociales que tanto interesaban a Alessandri. En el fondo esta indisciplina no era tal, sino que la manifestación de que las costumbres parlamentarias estaban tan arraigadas entre los políticos, que hasta los propios beneficiados por el sacrificio de Alessandri, que había empeñado todo su prestigio para asegurarles la elección, estimaban que el régimen parlamentario estaba por sobre todo empeño de bien público. Así lo reconoció el propio León: “Creí que el mal principal era la existencia de dos cámaras heterogéneas, luché por obtener la homogeneidad y el país respondió, pero desgraciadamente el mal era más hondo. La tiranía parlamentaria se hizo más fuerte y más irresponsable. Contra lo que imaginara, de un nuevo Congreso dispuesto a realizar el programa ofrecido a la nación, resultó que los primeros actos del Parlamento aparecieron alejándose de tan noble y reclamada aspiración democrática... La enfermedad de los 7 Apunte 4 parlamentarios por alcanzar un sillón ministerial, se agravó. Se hizo formidablemente intensa... una degeneración colectiva”.24 5. El 31 de enero de 1924, casi en la hora última del régimen parlamentario, se logró un principio de acuerdo entre la Alianza y la Unión por el cual se introducían efectivas reformas al sistema político parlamentario, depurándolo de algunos de sus más evidentes defectos. Este acuerdo se plasmó en el proyecto de reforma constitucional aprobado en febrero de 1924, por ley N° 4.004 que ya comentamos en la lección anterior. Sin perjuicio de dicho examen, recordemos que la reforma acordada por todos los partidos establecía la clausura del debate por simple mayoría, la restricción del derecho de interpelar a los ministerios, la disminución del quórum para sesionar de las cámaras, la vigencia del presupuesto del año anterior si no se dictaba el nuevo presupuesto en los plazos precisos, la reforma de las demás leyes periódicas, la prohibición efectiva del cohecho, la privación de las facultades políticas de fiscalización del Senado, la posibilidad de que el Presidente de la República disolviera por una vez en su mandato la cámara de diputados, la restricciones de las incompatibilidades parlamentarias, la dieta parlamentaria, la incompatibilidad de las funciones de Ministro de Estado y parlamentario, la ley interpretativa que quitaba a la Cámara la facultad para manifestar su confianza o desconfianza a los gabinetes y algunas menores, como la eliminación de las restricciones ciudadanas a los sirvientes domésticos y la supresión de las penas infamantes.25 c. La crisis de 1924: La evolución del gobierno durante los primeros cuatro años del mandato Alessandri evidencia un pobrísimo balance. Tal y como hemos dicho al inicio de este apartado, nada de lo que el Presidente había intentado llevar adelante se había concretado. Todo parecía indicar que el gobierno del León se dirigía lenta pero seguramente a concluir en el más completo fracaso y olvido. Nada hacía pensar que llegado el mes de Septiembre las cosas se precipitarían de una forma impensada. Tras celebrar su onomástico el día 1 de septiembre (San Arturo) ciertos sonidos metálicos alterarían para siempre el rumbo del gobierno. EL RUIDO DE SABLES Y LA CRISIS DEL RÉGIMEN PARLAMENTARIO La escena estaba preparada para el fin de la Paz veneciana. Pero ninguno de sus protagonistas podría anticipar lo que vendría. No hubo señales previas y los acontecimientos se sucedieron tan rápidamente que lograron derribar en tan solo nueve días casi un siglo de orden constitucional y jurídico. Era la agonía final de la República Portaliana. Veamos como ocurrió: LOS DÍEZ DÍAS DE SEPTIEMBRE: 1. Producto de los acuerdos entre el gobierno y la oposición unionista, debían tratarse numerosos proyectos de ley de gran importancia. Pero la díscola mayoría Aliancista, que traicionando los esfuerzos del Presidente, hacía caso omiso de los acuerdos y prioridades generales, acordó tratar como única cuestión un proyecto que no figuraba en la tabla de materias a tratar: La dieta Parlamentaria26. Así las cosas el día martes 2 de septiembre, mientras se discutía en el Senado el proyecto aludido, un grupo de oficiales de mediana graduación del Ejército27, protestó por la discusión y porque la mayoría parlamentaria había 8 Apunte 4 decidido tratar este proyecto en vez del primer tema de la tabla, el aumento de las rentas de los oficiales del Ejército y de la Armada. El edecán del Senado intentó hacerlos guardar silencio pero las protestas continuaron. 2. Al día siguiente, 3 de septiembre, el escándalo había estallado en todos los círculos políticos. Desde quienes intentaban en vano minimizar los hechos hasta quienes pedían la cabeza de los militares involucrados. Lo peor vendría en la sesión nocturna en el Senado. Un grupo más numeroso de militares cercano a los 200 repletaron las galerías de la Cámara Alta (las tribunas, más cercanas a los senadores, fueron cerradas). Cuando se intentó la aprobación final del proyecto de dieta los militares aumentaron los gritos y el tumulto que censuraba a la mayoría. El Ministro de Guerra, don Gaspar Mora logró que abandonaran su actitud y consintieran en retirarse para que la sesión siguiera su curso. Al hacer abandono del majestuoso salón, hicieron golpearon los escalones de mármol de las gradas con la punta metálica de sus sables envainados. La versión de la sesión consignó: “Se producen ruidos de sable entre los militares en las galerías”. De allí vendría el famoso nombre para el hecho que dio inicio a los días de septiembre. Es preciso destacar que ya en este momento, actuaba entre los militares (aunque sin haber asistido a la sesión del Senado) el coronel Carlos Ibáñez del Campo, uno de los cerebros del movimiento que se empezaba a fraguar. 3. El movimiento se trasladó al Club Militar en donde un grupo cada vez más numeroso de uniformados se manifestó dispuesto a proseguir con su acción. Debe destacarse que la inquietud surgida ente la oficialidad joven del ejército no alcanzaba a los altos mandos. Cuando el General Altamirano, Inspector General del Ejército se presentó en el Club, fue ovacionado, pero esta supuesta unidad en torno a su máximo dirigente era solo una ilusión, como podremos apreciar enseguida. 4. En primera instancia, en la noche del día 4 de septiembre, el Presidente recibió a un representante del comité militar, el capitán Heraclio Valenzuela, acompañado por dos tenientes, Contreras y Pimstein. Las versiones discrepan sobre el tenor de lo tratado. Valenzuela indicó más tarde que Alessandri le habría pedido la formación del comité militar, que se presentaran los proyectos al parlamento y que de no ser aprobados de inmediato, se clausurara el Congreso con el apoyo del Ejército y se convocara a una asamblea Constituyente, para hacer “un Chile nuevo”. La versión del Presidente, ratificada más tarde por los testigos indica que solo se trataron materias generales que el Presidente deseaba conocer de boca directa de los militares28. 5. Tras las conversaciones con el capitán Valenzuela, que hemos referido se convocaría a una reunión de la oficialidad con el Presidente en el Salón de Honor de La Moneda 29 o Salón Rojo. A la reunión con el Presidente, celebrada el 5 de septiembre, asistieron, entre otros, el coronal Ahumada, el comandante Blanche, Mujica, Puga, Canales, Salinas, Díaz, el mayor Vergara el capitán Fenner, Sócrates Aguirre, el teniente Bravo, el teniente Lazo (ayudante personal y factótum de Ibáñez). Alessandri deseaba comprobar personalmente el ánimo de los dirigentes militares tras los hechos del ruido de sables. No ignoraba que junto con protestar las mayores muestras de adhesión y lealtad a la persona del Presidente de la República, manifestaban su profundo encono y desprecio por el Congreso Nacional y los dirigentes políticos. Ahumada, como el más antiguo de los presentes tomó la palabra para indicar que era necesario que el Presidente conociera el sentir del Ejército y para ello le solicitaba escuchar al teniente Lazo. Este expuso en primer lugar que “los oficiales 9 Apunte 4 subalternos no dejarían presentarse solos a los jefes ante ninguna autoridad y aquello caracterizaba y delineaba la psicología del movimiento; eran los oficiales subalternos quienes mandaban; los jefes entraban para defenderse, para evitar que el movimiento los atropellara y arrasara con ellos: Lazo se puso de pie y manifestó que el Ejército había sido completamente abandonado por los poderes públicos, que no era oído ni atendido. Agregó que ellos no se conformaban con que el Congreso perdiera lastimosamente el tiempo en largas y estériles discusiones, mientras existían tantos y tan sentidos problemas de interés nacional sin solución. Se quejó mucho de la politiquería y de las intrigas, culpando a esos procedimientos del mal gobierno, del desorden y esterilidad parlamentarias.”30 Las peticiones que fueron formuladas a don Arturo fueron las siguientes31: b. El veto de la dieta parlamentaria. c. La renuncia de los Ministros de Justicia, Hacienda y de Guerra que habían ofendido al Ejército. d. La aprobación inmediata de la ley de presupuestos para el año 1925, por no ser aceptable que los funcionarios permanecieran impagos por dicho retardo. e. La dictación sin dilación de las leyes sociales pendientes, y principalmente el Código del Trabajo. f. La dictación de la ley que amparaba y protegía a los empleados particulares. g. La dictación de las leyes militares de aumento de sueldo para la tropa y suboficiales, la de ascenso, reforma de la planta del Ejército y Caja de Retiro. h. La dictación de la ley sobre el Impuesto Progresivo a la Renta. i. Que se adoptaran las medidas necesarias para alejar a los militares de toda influencia política y de toda gestión o acción de ese género y que en alguna forma el Presidente de la República encontrara el medio de extirpar definitivamente lo que los militares llamaban, la politiquería a la cual hacían responsable de todos los males nacionales. 6. Alessandri hizo todo lo posible por lograr un acuerdo. Les indicó a los militares que le entregasen sus peticiones y que las haría suyas, comprometiéndose a lograr su despacho por parte de las cámaras. Esta postura representaba un gran esfuerzo para Alessandri. Como indica en su recuerdos de gobierno, en cualquier otro momento las peticiones que había formulado el comité militar se habrían interpretado como una verdadera revolución, pero en dichas circunstancias el Presidente no tenía más que la razón de su lado. La fuerza militar no obedecía ya a las órdenes de nadie. Por ello les recordó que durante todo su gobierno había procurado mantener las mejores relaciones con el Ejército y que por ello no concordaba con que su gobierno hubiera desatendido las necesidades del Ejército. Se comprometió a apoyar el veto a la dieta parlamentaria debido a su inoportunidad, los demás proyectos contarían igualmente con su aprobación, pues él había sido el que los enviara al Congreso. Solicitó que el Ministro del Interior, don Pedro Aguirre Cerda, fuera informado de las peticiones, a lo que los uniformados accedieron. Pero cuando Lazo reiteró su discurso, se permitió agregar que ellos no venían a pedirle respuesta a él (Aguirre), sino que habían ocurrido a formular peticiones de bien público a su Generalísimo (Alessandri) y que sólo con él se entenderían. Y en ese momento Lazo, rectificándose, dijo: “Mejor dicho, hemos venido a exigir”.32 Tal desborde y falta de respeto a la dignidad del primer mandatario provocarían el estallido del Presidente: “Muy solemne y grave era el momento; pero, ante semejante expresión, no me pude dominar ni contener más. Estallé sin detenerme a considerar las consecuencias ni los resultados 10 Apunte 4 de mi actitud. Me puse de pie y, con mucha resolución y firmeza, acercándome de frente33 donde estaba de pie el teniente Lazo, recuerdo que le dije: “Mi puesto y mi vida, dos cosas que poco me importan en este momento, están en manos de ustedes porque tienen la fuerza. Dueños son, si lo quieren, de arrebatarme y pisotear el tricolor nacional que mis conciudadanos me entregaron como insignia del mando. Pero, hay algo para mí que vale mucho más que la vida y el puesto; mi dignidad personal. Esa la defiendo yo; es mía. Ustedes ni nadie me la pueden arrebatar; vale más que la vida, y la última palabra empleada me impide continuar en esta conferencia. ¡Hemos terminado!”.34 Los militares comprendieron que Lazo había ido muy lejos. Dieron abundantes explicaciones al Presidente y le reiteraron su incondicional adhesión. 7. Vueltas las cosas a su sitio Alessandri les pidió a los militares franqueza, para que le dijeran si una vez concretadas todas las peticiones, las inquietudes terminarían y volverían a sus funciones naturales. Y los asistentes le respondieron unánimemente que sí. Se acordó que toda comunicación acerca de las gestiones que debían realizarse en adelante se les comunicarían por medio del general Altamirano. El gabinete, puesto contra la espada y la pared, acordó su renuncia inmediata. Junto con dedicarse a la formación de un nuevo gabinete, que integrarían el general Luis Altamirano en Interior, el Almirante Neff en Hacienda y el general Juan Pablo Bennett en Guerra. 8. El fin de semana, entre el sábado 6 y el domingo 7 de septiembre la actividad fue incesante. El gobierno preparó los proyectos de ley y los militares constituyeron una Junta Militar y un Comité que se relacionaría con el Gobierno. Alma de toda esta decisión era le coronel Carlos Ibáñez. Hubo un último encuentro entre Alessandri y un representante de la Junta Militar, el coronel Carlos Fernández Pradel. De dicho encuentro las versiones son disímiles. Según Fernández, Alessandri deseaba que los militares ampliaran su petitorio para incluir el retorno al sistema presidencial, pero en cambio don Arturo detalla que Fernández le pidió la clausura del Congreso en nombre del ejército. Don Arturo se negó, pero agregó que habría bastado con pasar una ley interpretativa que evitara que las cámaras censuraran los ministerios35. Las conversaciones no llegaron a término pues Fernández no volvió a entrevistarse con el Presidente36. 9. La lista de los proyectos para despachar fue redactada por el mismo Presidente en compañía de don Eliodoro Yánez, presidente del Senado37. Se tratarían el día 8 de septiembre: a. Cooperativas b. Contrato de Trabajo c. Sindicatos profesionales d. Tribunales de conciliación y arbitraje e. Indemnización por accidentes del trabajo, sobre la base del riesgo profesional f. Caja de Seguro Obrero Obligatorio, para asegurar los riesgos de enfermedades, accidentes, imposibilidad para el trabajo, cuota mortuoria. g. Caja de Empleados Particulares y ley de protección y amparo a este gremio h. Derecho de huelga, cumpliendo especiales formalismos i. Se añadían además, presupuesto para 1924, recursos por 110 millones de pesos para cubrir el déficit, ley que reformaba la Caja de retiro del Ejército y de la armada, ley que amparaba la planta del Ejército, aumento de sueldos y gratificación para suboficiales y soldados del Ejército y la Armada y oficiales, suboficiales y tropa del Cuerpo de 11 Apunte 4 Carabineros, ley de sueldos y organización de las policías, ley de ascensos del Ejército y ley de retiro del Ejército y de la Armada. 10. Alessandri debió emplear toda su influencia para lograr la aprobación de las leyes en el Congreso. La Unión Nacional se negó a asistir a las sesiones programadas para el día lunes 8 de septiembre. Con ello quedaba solo a la Alianza Liberal la tarea de sacar adelante la legislación prometida. Así ocurrió, con escasas excepciones. En maratónicas sesiones, en el Senado y la Cámara se votarían sin discusión38 en “paquete” todos los proyectos que habían estado durmiendo en los salones del Congreso durante cuatro años 39. Para completar la humillación del Congreso, todo el mundo rumoreaba que los militares exigirían la disolución del parlamento y que el Presidente accedería gustoso. No se llegó a ello, aunque al final igualmente las cámaras serían clausuradas, como veremos más adelante40. 11. Las leyes aprobadas fueron las siguientes41: a. Ley N° 4053: Contrato de trabajo primera vez en Chile. Antes se aplicaba el Código Civil por el arrendamientos de servicios b. Ley N° 4054: Seguro obrero, sistema de previsión social basado en el reparto, los obreros aportaban dinero a un pozo común y con ello se financiaba un sistema de previsión para los jubilados y un mecanismo de atención y prestaciones de salud. c. Ley N° 4055: Accidentes de trabajo d. Ley N° 4056: Tribunal conciliación y arbitraje, reglamenta conflictos dentro y fuera de la empresa. e. Ley N° 4057: Organización sindical. Por primera vez se permite la sindicación. Antes de la ley, debía recurrirse a mutualidades o mancomunidades obreras. f. Ley N° 4058: Cooperativas, los socios o cooperados se agrupan con el fin de perseguir el interés económico de sus integrantes sin que la propia cooperativa persiga fines de lucro. g. Ley N° 4059: Caja de prevención de empleados particulares, basada en el sistema de reparto al igual que el Seguro Obrero, pero con mejores prestaciones. h. Ley N° 4060: Ley de reajuste de sueldos o rentas para las Fuerzas Armadas. Gran parte de las leyes indicadas serán posteriormente reunidas en el gobierno de Ibáñez, para dar forma al primer Código del Trabajo. 12. El mismo día 8 mientras en el Congreso se intentaba dar curso acelerado a la aprobación de las leyes ya indicadas el Comité Militar, dominado por entero por el coronel Ibáñez, quien había permanecido en la sombra hasta ahora, incorporó a la Armada y pasó a denominarse “Junta Militar y Naval”. Adoptó dos votos políticos: El primero declaró que su propósito era la Clausura del Congreso y la destitución del Presidente, pese a todas las solemnes promesas y garantías que ofrecieran tan solo 3 días antes a Alessandri. Asimismo, en el segundo se adoptó la decisión de no disolver la Junta con la aprobación de las leyes sociales sino permanecer en funciones mientras “no realice ampliamente su misión”. Tal acuerdo volvía a traicionar la palabra empeñada con el primer mandatario, pero al parecer los militares no se sentían obligados por la fidelidad al Presidente. 13. En la noche del día 8 y enterado de los acuerdos anunciados, el Presidente se dio cuenta de que no había posibilidad de continuar en el gobierno sometido a semejante presión ilegal. 12 Apunte 4 Por ello tomó la resolución de renunciar. Redactó su renuncia con carácter de indeclinable y la remitió al Senado. Acto seguido se retiró junto a su familia del palacio de gobierno y buscó asilo en la embajada de Estados Unidos. A partir del día 9, al frente del país y con el título de Vicepresidente de la República, quedaba el general Luis Altamirano Talavera, por ser el Ministro del Interior en funciones. 14. El texto de la renuncia del mandatario es el siguiente: “Acaban de ser aprobados en el Consejo de Estado y promulgados como leyes de la República, los proyectos de ley que formaban parte capital del programa democrático que me elevó a la suprema magistratura del país y que fueron incluidos hace días en el memorial que me fue presentado por los jefes y oficiales del Ejército. Cumplida así la solemne promesa que formulé a los representantes del Ejército en orden a que impulsaría con leal sinceridad el despacho de aquellos proyectos, cuya benéfica influencia en el progreso y bienestar de Chile se hará sentir andes de mucho tiempo, considero terminada mi vida pública y renuncio el cargo de Jefe Supremo de la Nación, rogando a US. Y dignos colegas del gabinete dar a esta renuncia indeclinable que formulo, la tramitación señalada en la Constitución Política del Estado. En el anhelo de evitar que mi permanencia en el país pudiese crear dificultades de cualquier orden a la obra gubernativa, ruego también a US. Requerir la autorización correspondiente a efecto de abandonar el territorio de la República. En el instante del retiro de mis funciones, sin rencores ni resentimientos para ninguno de mis conciudadanos, deseando desde el fondo de mi alma que la ventura de la patria compense los esfuerzos de quienes hoy asumen la responsabilidad del Poder Público, dejo testimonio de mi gratitud para US. Y los demás miembros del Ministerio que me han acompañado hasta ese momento. Arturo Alessandri”.42 15. Con palabras cargadas de injustificada ironía Vial narra los pormenores de la salida del gobierno de Alessandri. Fue durante la madrugada del día 9 de septiembre43. El día 10, don Arturo, con la autorización de las Fuerzas Armadas partiría al exilio rumbo a Argentina. Sería el inicio de la Revolución de Septiembre. Pero el epitafio para la República Parlamentaria vendría al día siguiente. 16. Enterada la Junta Militar de la actitud del Presidente y deseando evitar que los acontecimientos se precipitaran solicitó al Presidente que retirara su renuncia: “Acuerdo adoptado por la Junta Militar el 8 de septiembre de 1924 y entregado por el teniente coronel don Bartolomé Blanche. Ministerio del Interior Chile 1.° La Junta Militar comunica al Ministerio que vería con agrado, interpretando el sentir general de la oficialidad que S.E. el Presidente de la República no insistiera en su renuncia, sin perjuicio de que pueda ausentarse del país, si así lo desea solicitando el permiso correspondiente del Congreso Nacional. 2.° La Junta garantiza la seguridad de la persona de S.E. el Presidente de la República y de todos los miembros de su familia. 3.° El Presidente de la República saldrá del país con todos los honores de su rango. 4.° Estos acuerdos fueron tomados en reunión general de la Junta por unanimidad de los cuarenta y tres miembros que la componen. Santiago, 8 de septiembre de 1924. Por la Junta Militar Fdo.: Bartolomé Blanche, Teniente Coronel”.44 17. No obstante lo anterior, la decisión de Alessandri era clara. Al conocer del texto de la renuncia, en la mañana del día 9 de septiembre, el Senado acordó su rechazo. Este acuerdo fue trasmitido al Presidente que se encontraba en la Embajada de Estados Unidos por don Heliodoro Yánez, Presidente de esa corporación 18. En las calles el alessandrismo crecía en presencia y exigía el retorno del Presidente al poder, numerosas visitas ilustres así se lo solicitaban igualmente. Sin embargo, Alessandri 13 Apunte 4 insistió vivamente en su alejamiento45 y en el Senado, nuevamente reunido, para conocer su decisión acordó volver a rechazarla, para reemplazarla por un permiso constitucional por célebre, Jenaro Prieto, le agrega: “Ud. Está contento porque, como es cojo, no ha hecho el servicio, y por eso no conoce a los militares. Yo lo he hecho y le aseguro que dentro de poco estaremos arrepentidos de lo que hoy celebramos”. A las 2.53 A.M. Alessandri, hijos, amigos, dejaron el palacio por Morandé y abordaron el automóvil de alquiler N° 3.015. Sereno, tranquilo, vieron unos al Presidente; pálido y deprimido, otros. “Todo es según el color...” “Sale en la sombra, por la pequeña puerta del odio. Solo, en silencio, camino del destierro” (Iris). Minutos más tarde se cierran tras él las rejas de la embajada yanqui (Parque Forestal, hoy Edificio del Comercio). Algún eufórico ha hecho sonar la gran alarma de los bomberos santiaguinos, como la noche en que se asiló Balmaceda”. seis meses a fin de que se ausentara del país46. En la tarde del día 9 la Cámara tomó conocimiento del acuerdo del Senado y procedió a aprobarlo sin discusión47. Un diputado intentó hacer uso de la palabra con el objeto de recordar las normas constitucionales en vigencia. Según el acta del día otro le contestó: “No, señor; no, no. Va a ser la una de la mañana, y para oír latas ya está bueno”.48 Patéticamente estas prosaicas expresiones serían las últimas palabras que se pronunciara en la legislatura bajo el imperio de la República Parlamentaria y de la Constitución de 1833. 19. El día 10 de septiembre el presidente Alessandri en compañía de su familia y amigos, y bajo la escolta del embajador de Argentina, emprendió viaje a Mendoza. En la tarde del mismo día el Vicepresidente Altamirano informó al gabinete que integraría al gobierno a los altos mandos del ejército y de la Armada, constituyendo una Junta de Gobierno. Los ministros de Estado renunciaron. 20. El día 11 de septiembre asume el poder la Primera Junta de Gobierno. LAS JUNTAS DE GOBIERNO 1924-1925 PRIMERA JUNTA DE GOBIERNO, del 11 de Septiembre de 1924 al 23 de enero de 1925, fue integrada por el general Luis Altamirano Talavera como Presidente de la misma, el Almirante don Francisco E. Neff y el general don Juan Pablo Bennett Argandoña. Esta Junta adoptará dos medidas de importancia política: a. Clausurará el Congreso Nacional. Con fecha 11 de septiembre se dictó el correspondiente decreto de disolución que en su parte medular indicaba: 1.° Declárase disuelto el Congreso Nacional; 2.° El Ministerio del Interior procederá al estudio de las medidas que procedan para convocar a los pueblos a nuevas elecciones.Fdo.: Luis Altamirano, Francisco Nef J. Bennett. Era el fin de un parlamento que había sesionado ininterrumpidamente desde 1831. Casi 100 años de Estado de Derecho terminaban por decreto de la Junta. b. Con fecha 12 de septiembre de 1924, la junta también decidió aceptar la renuncia de don Arturo a la Presidencia de la República. No se reparaba en que este acto era nulo absolutamente debido a que ya el Congreso, durante su vida constitucional había rechazado la renuncia y concedido el aludido permiso a Alessandri. La Junta de Gobierno declaró que respetaría la Constitución y las leyes “en cuanto sean compatibles con el nuevo orden de cosas.” 14 Apunte 4 Asimismo el día 11 de septiembre de 1924, dio a conocer un “Manifiesto” al país, en el cual justificaba su actuación y declaraba su carácter provisorio unido al deseo de restituir a la brevedad el funcionamiento de las instituciones republicanas. Paralelamente la Junta Militar publicó un MANIFIESTO propio. En él, a diferencia del otro documento se hacía énfasis en que debían hacerse cambios profundos y procederse a la elección de una Asamblea Constituyente que dictase una nueva Constitución49. En efecto, la labor de la Junta de Gobierno no contaba con el apoyo de la Junta Militar dominada por Ibáñez. Los generales y almirantes se apoyaron en los políticos de la Unión Nacional (a la cual, por extracción social y convicciones políticas, pertenecían) para designar a los Ministros. Mientras que la Junta Militar derivaba cada vez más hacia posturas cercanas a la Alianza y a las clases medias. Se reeditaba así, con militares, la batalla entre los dos bandos de la política nacional. La confrontación llegaría a su punto más álgido cuando el 5 de noviembre de 1924 se promulgó una nueva ley de elecciones, se fijaron las elecciones de Presidente y de parlamentarios para mayo de 1925 y se declaró que solo la Junta de Gobierno representaba la dirección de los negocios del Estado. El día 13 de diciembre la Junta Militar, inmovilizada por su alto numero de integrantes que dificultaban su accionar y su incapacidad de ir contra sus oficiales superiores (el generalato y el almirantazgo) se disolvió. Ello, sin embargo, dejó la vía libre a aquellos de sus miembros, como Ibáñez y Marmaduke Grove, que deseaban un giro en la política del gobierno. En estas circunstancias la Unión Nacional proclamó por abrumadora mayoría (658 de un total de 859 votos) la candidatura presidencial de don Ladislao Errázuriz el mayor enemigo político de Alessandri. Era el 8 de enero de 1925. A la cabeza de un movimiento de rebelión contra la Junta Ibáñez y sus seguidores planearon derrocarla en un Golpe de Estado incruento. Hasta el último momento Ibáñez vaciló, incluso pidió a Bennett ser designado adicto militar en París, lo que fue acogido por la Junta con fecha 13 de enero. Días más tarde se retiraría momentáneamente a Linares. Pero la acción se verificó el 23 de enero y ese día Ibáñez, dejando de lado sus vacilaciones, se puso al mando del movimiento. Altamirano, Neff y el Almirante Gómez Carreño, Ministro de Guerra fueron mantenidos como rehenes. Los dos primeros fueron conminados a traspasar el poder a los generales de más alta graduación, Dartnell y Ortiz50. SEGUNDA JUNTA DE GOBIERNO, del 23 al 27 de enero de 1925, estuvo integrada por el General Pedro Pablo Dartnell Encina como Presidente y el General Juan Emilio Ortiz Vega. La Armada no integró la Junta. La junta decidió llamar a Alessandri a retomar el poder y concluir su mandato constitucional. La decisión de la Junta fue avalada por Ibáñez y Grove quienes enviaron sendos telegramas al Presidente para pedir su retorno. Las razones que impulsaban a Ibáñez y Grove eran, según Vial, de orden: 1. Constitucional y legal: al llamar a Alessandri borraban la ilegal medida de la Junta de haber aceptado la renuncia del Presidente y además hacían olvidar que ellos se habían lazado contra sus superiores. 2. Popular: La popularidad del alessandrismo, una fuerza considerable que no podían desconocer. 15 Apunte 4 Además la Armada, más antialessandrista que nunca, no respaldaba las acciones de Ibáñez, al haber éste detenido a los almirantes Neff y Gómez. Por todo ello 4 días más tarde se acordó la formación de una nueva junta que reintegrara a la Armada en el gobierno. Se levantó la oposición al retorno de Alessandri y presidió la Junta uno de sus más cercanos hombres de confianza, don Emilio Bello. TERCERA JUNTA DE GOBIERNO, del 27 de enero al 20 de marzo de 1925, fue integrada por don Emilio Bello Codesido como Presidente, el General Pedro Pablo Dartnell y el Almirante Carlos A. Ward. La labor de esta Junta que estuvo en el poder por breves semanas fue preparar el retorno del Presidente Alessandri. Se exilió a numerosos contrarios a Alessandri, especialmente a Ladislao Errázuriz51. La lápida había sido puesta sobre la REPÚBLICA VENECIANA. Pero en el féretro yacía junto con ella, el esqueleto de la Constitución de don Diego Portales. Del majestuoso, clásico y admirable edificio institucional de los tiempos del gran Ministro, Egaña y Bello ya no quedaba nada. Se habría así el siglo XX para la nación chilena. Sería un siglo se contradicciones y problemas agudos y con ellos otra Constitución que acompañaría a nuestros compatriotas en por medio siglo. La carta que el mismo Presidente Alessandri dictaría tras su triunfal retorno al país en 1925. 16