linfadenitis mesenterica inespecifica

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REVISTA CLÍNICA
ESPANOLA
,.,
J. DE PAZ y F. VIV ANCO
Redacción y Administración: Antonio Maura, 13. Madrid. Teléfono 22 18 29
Director: C. JIMENEZ DIAZ. Secretarios:
15 DE AGOSTO DE 1952
TOMO XLVI
NUMERO 3
REVISIONES DE CONJUNTO
LINFADENITIS MESENTERICA IN ESPECIFICA
R. MORANDEIRA VAAMONDE .
Jefe del Servicio de Cirugia..
A. MARTÍNEZ MARTÍNEZ.
terística de determinados signos y síntomas y en
dos hechos anatomopatológicos: uno, negativo, la
ausencia de lesiones apendiculares, y otro positivo,
la exist encia de hiperplasia de los ganglios mesentéricos.
Jefe del Servicio de Pediatria..
FRECUENCIA.
Instituto Pollclinico San Antonio (Zaragoza.).
Director; Dr. R. MORANDICIRA.
A juzgar por los trabajos aparecidos últimamente, es un síndrome muy frecuente. En recientes publicaciones tales como la de WEBSTER y MADORE 3 y
la de MADIGAN y COFFEY 4 se estudian 270 casos en
la primera y 184 en la segunda; por otra parte,
para GuBERN 5 quizá sea en el futuro uno de los
síndromes más frecuentes en la infancia, creencia
que él avala con el ascenso que la línea de frecuencia que la linfadenitis mesentérica ha sufrido estos
últmos años en la Clínica Universitaria del profesor PIULACHS.
En el cuadro núm. I , tomado de W ARo-McQuAID to ,
puede verse la incidencia de la linfadenitis mesentérica no específica según distintos autores.
Es más frecuente en el sexo masculino, y aunque
afecta más frecuentemente a los niños, entre los
doce y los veinte años, se han referido casos entre
diez meses y setenta años de edad.
No parece existir una mayor incidencia en determinadas clases sociales, ya que aunque AsENCIO 7
sostiene que la linfadenitis mesentérica inespecífica
entre los pobres y desnutridos de Puerto Rico adquiere una mayor incidencia, en la serie de W ARDMcQUAID 6 es por el contrario más frecuente en clases sociales más elevadas, lo que pudiera ponerse
en relación, como este autor sospecha, con la circunstancia de que estas últimas acuden con prontitud al médico y el diagnóstico puede hacerse con
más frecuencia.
HISTORIA.
Esta afección estuvo muchos años confundida
con la apendicitis, con la que clínicamente tiene un
parecido extraordinario. Sin embargo, el hecho de
que en muchas ocasiones la abertura del abdomen
sorprendier a al cirujano por la ausencia de lesiones
apendiculares aparentes, pese a la severidad del ataque, y el hecho de que en tales casos el único hallazgo estuviera constituído por la existencia de una
pequeña cantidad de líquido ascítico y por una hipertrofia más o menos acentuada de los ganglios
mesentéricos, hizo que a partir de los trabajos fundamentales de HEUSSER 1 y GULEKE 2 se prestara
una mayor atención a este hecho, siendo indiYidualizado el síndrome de la adenitis mesentérica inespecífica al que la escuela anglosajona ha dedicado un
particular interés en estos últimos años.
DEFINICIÓN
Y
CONCEPTO.
La linfadenitis mesentérica inespecífica consiste,
como su nombre proclama, en una hipertrofia inflamatoria de los ganglios mesentéricos y especialmente de los del íleon terminal. Pudiendo o no depender de un proceso inflamatorio próximo o distante, su cuadro clínico, que recuerda el de la
。ーセョ、ゥエウL@
asume tal protagonismo que la lesión
p[iュセイゥ。
L@ cuando existe, queda relegada a segundo
termmo. De la pluralidad etiológica de este síndrome ya se infiere que, como entidad patológica, su
personalidad se sustenta en la combinación carac-
ANATOMÍA PATOLÓGICA.
Ha sido edificada, en su casi totalidad, sobre los
hallazgos operatorios de aquellos casos que con un
diagnóstico erróneo de apendicitis fueron llevados
a la mesa de operaciones.
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188
REVISTA CLINICA ESPA1VOLA
Ul agosto l9S2
CUADRO NUM. 1
AUTOR
OBSERVAC IO NF:8
Incidencia
--Por ciento
POSTLETUWAlT y CAMPBELL (1950).
Operación por apendicitis aguda en t odas las edades
16,7
ME.'\'1:\'I (1950)
Operación por apendicitis aguda en todas las edades
3.7
KLEIN (1948) ........ ... ....... .. .
Niños y adolescentes admitidos por sospecha de apendici'is
aguda y subaguda ........ ...... .... ..... ................... ..
18
Operación por apendicitis aguda en ni!'íos .................... .
WliiTE (1943 ) ..
セゥ￱ッウ@
AIRO (1945)
:'IJ'¡ños admitidos por adenitis mesentérica y apE'ndicitis
aguda .............. ......... .. . . ........ ... ................... ..
セQ@
A pend1citis agudas entre dos y veinte añoH . . .. .. .. .. .. .. .. .
;.o
Todas las apendícectomias ....... ..... ... .. .... ........ ... .....
1!'
Operación por apendicitis crónica en todas las edadl'S . ..... .
flO
KASS (19491
P OSTLETIIWAIT y
GAGE f19391
cols. 119421 .......
..
\V ARD-MCQUA'JD (1951 ) .... . ....
al
tJ '
de la práctica privada .. .. . .. . .. . .. .. . .. .. . .. . .. ...... .. .. .
Operaciones de urgencia por sospecha de apendici tis o
adenitis mesentérica en niños hasta catorce años .
Todas las apendicectom!as en niños hasta catorce años.
Por de pronto la abertura del peritoneo anterior,
que tiene siempre aspecto normal, da salida frecuentemente, haya o no inflamación intestinal, a
una pequeña cantidad de líquido claro de tipo ascítico en el que, como otros autores que lo investigaron, no pudimos descubrir en ninguno de nuestros
casos germen alguno.
Existe casi siempre una ligera dilatación del intestino y del íleon, el ciego y el apéndice, así como
sus mesos, y el peritoneo posterior exhibe algunas veces cierta hiperemia o un edema más o menos extenso que abarca la totalidad de los órganos
mencionados o se circunscribe a un determinado
sector de los mismos. El apéndice por esta misma
circunstancia, y por la pequeñez de su diámetro.
muestra cierta turgencia, pero presenta el mismo
color que el resto del colon y suele estar libre. Según CHAMPEAU 8 , el informe histopatológico de los
apéndices extirpados da, con cierta uniformidad, el
siguiente resultado: "aspecto inflamatorio con hiperplasia de t ejido linfoide". En la serie de WEBSTER y MADORE 3 , que ·hicieron apendicectomía en el
97 por 100 de sus 270 casos, el microscopio descubrió la existencia de alteraciones inflamatorias
crónicas en el 62 por 100 de los apéndices extirpados, el 15 por 100 presentaba lesiones exudativas
agudas y en el 20 por 100 el apéndice era normal.
Desde luego, el hecho que llama fundamentalmente la atención en los casos agudos es siempre la patente discordancia entre la severidad del cuadro
clínico y la nimiedad de las lesiones apendiculares,
por lo que la vista dirigida al mesenterio halla en
él el elemento anatómico fundamental de la afección que nos ocupa: la hiperplasia de los ganglios
que lo habitan.
Todos sabemos que los ganglios se disponen en
el mesenterio en tres hileras: una, yuxtaintestinal;
otra, intermedia, y la otra, en la raíz del mesenterio, y mientras que los ganglios de la zona periférica y media son muy pequeños, apenas de unos
milímetros, los centrales, situados en la raíz del
30
1!), 1
17.2
mesenterio. son mucho mayores. Por lo tanto, es
muy importante tener en cuenta tal circunstancia
para interpretar correctamente sus lesiones (DO·
セエeA|「c
h@
ALsJ:-.:A ''), tanto máR cuunto que precisamente los ganglios del ángulo íliocecal se encuen·
tran normalmente aumentados de tamaño: según
URACH 10 , en el 50 por 100 de los niños de siete a
nueve años, en el 25 por 100 de los de diez a ca·
torce años y en el 5 por 100 a los dieciocho años.
Otro tanto opinan STILL n, para el cual la necrop·
sia descubre que el 59 por 100 exhiben una hipertrofia de los ganglios mesentéricos, y PE.NNER 12 ,
que encontró prominentes, en la necropsia. los gan·
glios mesentéricos en los niños ingresados en el
Hospital de Manitoba y en los que el óbito fué rápido. Es esta misma circunstancia la que indujo a
KING 13 a no considerar enfermos los ganglios cuyo
diámetro no excedía de 0,5 cms.
La hiperplasia suele localizarse, por lo menos en
el período inicial, en los ganglios yuxtaintestina·
les, limitándose generalmente a los de la región
íliocecal, que aparecen con un color rosáceo, blan·
dos al tacto y jugosos al principio y elásticos o du·
ros posteriormente.
El examen histológico de los ganglios pone en
evidencia la existencia de una hiperemiá no espe·
cífica, cdn hiperplasia celular.
La búsqueda de gérmenes específicos en los gan·
glos así como el intento realizado por varios Y
muy recientemente por WEBSTER y MADORE 3 de
transmitir la enfermedad a animales ha dado resultados completamente negativos. Sin embargo,
KING 13 encontró en los ganglios con cierta frecuencia bacilos coli y aerógenos, estreptococos y estafi·
lococos hemolíticos, y ARANDES H obtuvo colonias
de bacillus coli comunis; pero tal hallazgo tiende a
interpretarse como una contaminación accidental,
llegando, cuando la infección sobreañadida alcanza
cierta intensidad, a provocar la supuración ganglionar, circunstancia que según AIRD 15 se presenta
como complicación en el uno por ciento de los ca-
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To:.!O :XLVI
;\"(\MERO 3
LINFADENITIS MESENTERIO A IN ESPECIFICA
de adenitis ュ・セョエ@
térica. inetspecíftica y セ@、 13; qute
nosotros hemos v1s o rec1en emen e e1 s1gmen e
ejemplo:
608
p s. H. de ocho afios, natural de Calatorao.
sin 。ョエセ」・、ウ@
personales ni familiares de interés.
Hace ocho días que comenzó con dolor en abdomen lo¡¡zado en fosa illaca derecha, sin náuseas ni vómitos
ca con deposición normal. Fiebre (sin termometrar)
besde dos días antes del ingreso presenta esealofrios,
anorexia, cefalalgia, diarrea.
Exploración. 1' acies toxémica. Temperatura axilar,
Pulso, 110 p. m. tenso,
39 grados; rectal, 39,6. ァイ。、ッセN@
regular, rítmico. Por mspecc1ón se 。ーイセ」Q@
una tumoración pcriumbi'ical un poco por debaJo y a la derecha del ombligo que no se desplaza por los movimientos respiratorios. Por palpación se delimita y se aprecia su tamafío de una cabeza de feto aproximadamente,
es parcialmente desplazable, pastosa, intraabdommal.
Resto de abdomen blando, depresible y palpable. Tacto
rectal, normal.
Intervención (doctor MORA:\'DEIRA): Incisión de Jalaguier: La tumoración está formada por un conglomerado de asas de delgado y el borde interno del colon
ascendente recubierto de epiplon muy engrosado. Apéndice posterior, turgente, macroscópicamente normal. Se
libera el apéndice de su meso y se moviliza el ciego.
comprobando entonces la existencia de una marcada hiperplasia de los ganglios fliocecales y que la tumoración está en relación con un adenoflemón mesentérico
sobre el cual se han conglomerado las asas del delgado
y el epiplón. Apcndicectomia. Punción del absceso, que
da salida a un pus espeso y cremoso. Drenaje con
goma de guante envuelta en gasa. Cierre parcial de la
pared. El estudio del pus, hecho por el doctor LAZARO,
descubrió en él b. coli y estreptococos. El estudio histológico del apéndice denotó la normalidad microscópica del mismo.
El postoperatorio fué normal. Se retiró el drenaje entre el cuarto y séptimo día, pudiendo ser dado de alta,
curado, a los diez días. Durante los siete primeros dias
del postoperatorio se le administró, además de la medicación corriente, penicilina y estreptomicina.
Para terminar, haremos r esaltar que por ser la
linfadenitis mesentérica inespecífica una enfermedad de pronóstico benigno, el estudio necróptico de
la misma está prácticamente por hacer; pero en
uno de los casos de la serie de MADIGAN y COFFEY 4 ,
en el que se siguió una conducta expectante con
óbito del enfermo, la autopsia puso de relieve la
existencia de hepatomegalia y esplenomegalia con
·
"esplenitis aguda" y adenitis mesentérica.
ETIOPATOGENIA.
La etiología de la adenitis mesentérica inespecísigue todavía sumida en la oscuridad y las polemlCas que en torno a la misma se han planteado
son el fiel trasunto de nuestra ignorancia en asunto tan importante. La causa de esta dolencia ha
sido imputada a determinadas circunstancias morbosas que en la generalidad de los casos no expresan otra cosa que la coincidente observación, de la
adenitis mesentérica inespecífica, con este o aquel
proceso morboso.
Intentaremos resumir en unos pocos apartados
las distintas causas eX'hibidas como determinantes
de la enfermedad:
ヲセ」。N@
. a)
セャ@
セQP@
Apendicitis.-El hecho de que el colorido clíambos procesos tenga tanta semejanza ha
uc i セッ@ セ@ muchos a sobreestimar la participación
apend1ce en la génesis de esta enfermedad. Pero
セ・@
139
en contra de la opinión de PETERMANN 16, SrcKs 10 ,
LANGE ¡, y otros, defensores de tal supuesto, las
estadísticas un poco numerosas, tales como las de
WELCKER 19, con un 34 por 10 de normalidad macro
y microscópica del apéndice, y la de WEBSTER y
MADORE 3 , con más del 20 por 100 en esas condiciones, proclaman por lo menos que el apéndice inflamado, o simplemente acodado, adherido u obliterado, no debe considerarse como la causa unívoca
de la enfermedad, y ello incluso aceptando como
válida la pretensión de CHAMPEU セL@ según la cual
la apendicectomía conduce siempre a la curación;
tanto es así, que algunos como AIRO 20 , defensor en
parte de la génesis apendicular de la adenitis mesentérica inespecífica, reconoce sin embargo la
existencia de recidivas después de tal intervención
quirúrgica cuando por lo tanto el factor apendicular resulta inoperante.
b) Infecciones intestinales.-Tampoco se apoya
sobre bases sólidas la pretensión de vincular la adenitis mesentérica a alteraciones instestinales acaecidas en aquellos sectores en que las heces sufren
un estancamiento, tanto que sea éste producto del
propio fisiologismo intestinal, como la expresión de
bridas, acodaduras o membranas. KING 13, que ha
insistido recientemente sobre este asunto, piensa
en la posible absorción de bacterias o toxinas desde los tejidos linfáticos del íleon, cuyos espasmos
Gerían la causa más probable del dolor; pero esta
opinión, así como la posible etiología tifoparalífica
o disentérica, adolece del inconveniente de ser inaplicable a la generalidad de los casos y está en
pugna con los hallazgos anatomopatológicos y con
el carácter inespecífico de la enfermedad.
e) Infecciones amigdalinas y faringeas.-A par·
tir de los hallazgos de GOLDBERG y NATHASON 21 , que
aislaron el estreptococo hemolítico en los ganglios
extirpados y en el exudado faríngeo de ocho casos
estudiados en 1934, ganó adeptos la idea de relacionar la adenitis mesentérica con las infecciones
faringoamigdalinas, llegando AoAMS y ÜLNEY 22 a
sostener cuatro años más tarde que aquélla no sería otra cosa que una manifestación local de una
afección generalizada, originada en un proceso infeccioso de las vías respiratorias. Tal pretensión
parece avalada por lo frecuentemente que según
FLABEAU 23 se registra en la historia de estos enfermos la existencia de brotes repetidos de faringitis y por la existencia de un período prodróm.ico cuya sintomatología sería equiparable, según
YoUNG 24, a la del "resfriado común".
d) Virus. - De las circunstancias señaladas
sub e), y ante la negatividad bacteriológica de la
siembra de los ganglios extirpados quirúrgicamente en la adenitis mesentérica inespecífica, se llegó
por muchos a la conclusión de que el agente etiológico era un virus filtrable que alcanzaría los ganglios mesentéricos a través de la mucosa intestinal
y del tejido linfático submucoso. Para esta hipótesis serían aplicables algunos de los argumentos expuestos en el apartado anterior, así como el hecho
de que la enfermedad se presente algunas veces con
cierto carácter epidémico. Por de pronto RuGGE 2 l,
en 1925, hizo mérito de la aparición más frecuente
de apendicitis en el mes de agosto coincidiendo con
la mayor frecuencia de anginas en este mes, hecho
que también a nosotros nos ha llamado la atención
desde hace unos años y que, para ScHULTZ 26, que
refir ió que en un taller de 70 muchachas 15 enfer-
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REVISTA OLINICA ESPA-hOLA
tnaron de apendicitis en el plazo de un mes, se debería a la existencia de focos que, transmitiéndose
de unos enfermos a otros, desencadenarían la infec ·
ción apendicular, y ello no por que se trate precisamente de un agente determinado, sino porque las
infecciones amigdalinas colonizan por vía hematógena el apéndice. A la vista de lo que precede, no
nos parece demasiado temerario suponer que también en la adenitis mesentérica inespecífica un virus que pudiera ser el del "resfriado común" o cualquier otro, fuera capaz, con puerta de entrada faringoamigdalina, de llegar por vía hematógena a
los ganglios mesentéricos provocando en ellos la hiperplasia característica de la enfermedad. Nos induce a pensar en este sentido, aparte de lo señalado, el
hecho de que muy recientemente hemos tenido ocasión de observar dos casos típicos de adenitis mesentérica inespecífica en los que el factor epidemiológico es incuestionable como ahora veremos:
Se trataba de dos niños de la misma edad (cmco
años) que sin tener parentesco alguno vivían en el
mismo domicilio y sujetos a las mismas condiciones
ambientales, pero no alimenticias. El comienzo de la
enfermedad, así como su evolución, ha corrido pareja l
en ambos casos, hecho difícilmente explicable sin la
admisión de un factor ep1demwlógico. En los dos se
inició la enfermedad con un proceso de vías respiratorias altas, por cierto bastante discreto, y a los pocos
días ingresan en E'l Servicio, ya pasado el ep:sodio respiratorio, con la sospecha de apendicitis aguda con
gran leucocitosis y dolores periumbilicales intensos. Tuvimos desde el primer momento la evidencia de que se
trataba de una adenitis mesentérica mespecifica, por lo
cual fueron tratados conservadoramente durante tres
días con penicilina. Pero por ¡>l'rsistir al cabo de ese
tiempo la leucocitosis y los dolores, y por iniciarse en
uno de ellos una discretísima defensa en fosa ilíaca de·
recha, nos inclinamos por la intervención , que nos colocó ante la t!pica hiperplasia ganglionar de esta enfermedad con apéndice normal. Hicimos apendicectomia; proseguimos con la p enicilina, y después de un
postoperatorio correct o fu eron dados de alta, curados, a
los nueve dias.
e) Alergia.- Cuando FISCHER y KEISSERLING 2 '
demostraron experimentalmente en conejos sensibilizados, y a los que se había r esecado el simpát ico abdominal, que el antígeno adecuado daba origen a cuadros de apendicitis de tipo hemorrágico
con Iinfangitis, abrieron nuevos horizontes para la
interpretación no sólo de las apendicitis agudas,
sino también de otros procesos, y entre ellos de la
adenitis mesentérica inespecífica, que siguiendo
este sentir no sería otra cosa que la traducción de
una reacción hiperérgica ganglionar. Esta interpre. tación, defendida recientemente por GANGITANO 28 ,
tendría la ventaja de explicar el comienzo y muchos de los síntomas de la enfermedad, agrupando
como alergizantes muchos de los factores enumerados.
f)
Tuberculosis.-Para DALMAU SITGES 29 la hi-
perplasia folicular traduciría en la Iinfadenitis crónica una respuesta hipoérgica del organismo frente
a un virus probablemente tuberculoso, pudiendo sobre un ganglio crónicamente a fectado producirse
respuestas hiperérgicas del mesénquima que expr esarían clínicamente las linfadenitis agudas. GuBERN 5 , que comparte estas ideas, encuentra en ellas
el fundamento de que las formas tuberculosas con
o sin rotura ganglionar y con cuadro clínico de
apendicitis aguda hayan desapa recido casi total-
15 agosto QセᄋA@
mente de las estadísticas. Una opinión parecida es
sustentada en parte por W ARD-MCQUAID 6 , Para
quien el diagnóstico operatorio de adenitis mesen.
térica tuberculosa es recientemente mucho menos
frecuente que el de adenitis mesentérica inespecj.
fica, con lo cual, según él, quizá el péndulo se haya
movido demasiado lejos como parece probarlo la
circunstancia de que MCFADYEAN y MCCONKE\' o ha.
yan encontrado que el 25 por 100 de los ganglios
clínicamente no tuberculosos albergan organismos
tuberculosos activos.
Es indudable que también en la tuberculosis los
ganglios pueden reaccionar con simples hiperplasia,
pero no parece que el concepto expuesto pueda ge.
neralizarse, no sólo porque corrientemente es positivo el hallazgo de lesiones específicas cuando 5,
trata de una linfadenitis tuberculosa, sino también
porque esta última suele cursar con lcucopenia y
linfocitosis y con ausencia de eosinofilia.
g) Oxiuros.- Este factor ha sido sobreestimado
por WELCI<ER 10, para el cual la hiperplasia ganglionar estaría íntimamente ligada al hallazgo de
oxiuros en el apéndice, lo que según este autor acontece en el 34,7 por 100 de sus casos. Más recientemente WELCI<ER 30 ha vuelto a insistir sobre lo que
denomina "linfadenitis mesentérica oxiúrica.", la que
encuentra en el 15 por 100 de las apcndicectomías
y en el 50 por 100 de todas las alteraciones de los
ganglios mesentéricos en Wcslphalia. También jセN@
GELRANS y cols. 1 encuentran oxiuros asociados a
otros parásitos en nueve de los apéndices extirpa·
dos en sus 11 casos de adenitis mesentérica inespecífica. Sin embargo, estas cifras no han podido ser
confirmadas por otros autorl'S y la mayoría t:
asignan papel patógeno en este sentido a la exis·
tencia de vermes o gusanos en el intestino, los que.
como en el caso de LATORRE 32 , pueden incluso emi·
grar desde tal órgano y exteriorizarse por una de·
hiscencia de la h erida laparotómica.
Tampoco ha sido confirmado por otros autores
el hallazgo d e RAFTERY y cols. 33 , que describieron
la existencia de histoplasmosis en el 43 por 100 de
sus casos.
h ) Infecciones cutáneas.-Han sido señaladas
en cuatro casos de KERPEL-FRONIUS y Kocs1s 84 •
i) Constitución general linfática.- Ha sido con·
siderada por algunos como una manifestación par·
cial de la mis ma sobre la base de la frecuencia con
que los enfermitos exhiben un h ábito linfático más
o menos marcado.
De lo que precede se despr ende que el enjuicia·
miento de la etiología de la a denitis mesentérica
inespecífica está mediatizado a severas reservas
ya que al no poder ser imputada indefectiblemente
a una misma circunstancia en todos los casos, todo
lo más estamos a utorizados a pensar que quizá
acontezca lo que es frecuente e n otros campos de
la patología , esto es, que diversas causas conduz·
can al mismo efecto. P ero mientras la demostra·
ción etiológica no sea lograda, es lícito pensar,
como sugiere STEPHENS 35 , que las alteraciones gan·
glionares son típicas de inflamación aguda e indu·
cen a pensar que representan una r espu esta a la
infección.
En cambio es muy dudoso, y por lo t a nto const!·
tuye el motivo de la polémica ¡3lanteada, el encaJe
de tal respuesta entre los diferentes mecanismos
etiológicos enumerados adscribiéndoles el carácter
de iniciadores de la dole ncia, duda tanto más de
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'l'oMO XLV!
NCMflRO 3
LINFADEN!TIS MESENTERIOA INESPECIFIOA
tener en cuenta cuanto que no falta quien haya
uesto que alguna de las causas enumeradas, taセオー@ como la apendicitis, serían en realidad una se」セ・ョゥ。@
de la invasión visceral a partir del foco
ganglionar.
SINTOMATOLOGÍA.
El cuadro clínico es muy variable, por lo que se
han descrito diversas formas de las que nos ocuparemos más adelante.
En este momento hare mos mérito de la forma
aguda pseudoapendicítica, que es sin duda la más
frecuente.
Afecta preferentemente a niños y jóvenes pálidos con desarrollo deficiente, nerviosos, excitables
y ・セ@ los que coexisten frecuentemente adenopatías
múltiples e inflamación crónica de anginas y vegetaciones. Casi siempre refier en que padecían con
intermitencias, y durante algunas horas, dolores
abdominales vagos e imprecisos.
En tales sujetos surge un día una crisis que es
calificada corrientemente de apendicular y que está
compuesta por los signos y síntomas siguientes:
a) Dolor de tipo cólico, paroxístico, más intenso y alarmante que el apendicular; es intermitente,
desapareciendo totalmente durante los intervalos.
que se caracterizan por sensación de alivio y bienestar; no imnoviliza al enfermo, quien, durante el cólico, incluso se mueve y cambia constantemente de
posición; el paciente lo localiza en fosa ilíaca derecha, pero da muestras de imprecisión cuando pretende señalar con exactitud el punto máximo del
dolor.
b) Náuseas, vómitos y diarrea. - Para CHAMPEAU 8 no hay habitualmente náuseas ni vómitos,
que en cambio WEBSTER y MADORE 3 los encuentra en
el 75 por 100 de sus casos. Más de la mitad de nuestros enfermos han padecido náuseas seguidas o no
de vómitos. Generalmente hay estreñimiento. La
diarrea, que se consigna en el 20 por 100 de los casos del Servicio de PIULACHS 36 , es excepcional en
nuestras observaciones, pese a que, como YouNG 24 •
hemos comprobado frecuentemente la existencia de
hiperpedstaltismo intestinal.
e) Aspecto del enfermo.-La impresión es de
escasa gravedad; el enfermo está pálido o con facies febril; no hay postración y los movimientos del
cuerpo y de los miembros están libres y normales.
. d) Temperatura y pulso.- La temperatura asCiende precozmente a 38 grados o más. Habitualmente se encuentran temperaturas de 39-40 grados, sin disociación recto-axilar. Suele preceder al
dolor. El pulso está de acuerdo con la temperatura.
e) Fórmula hemática.-Existe leucocitosis, que
ッセ」ゥャ。@
entre 12.000 y 20.000, con polinucleosis supenor a. 80 por 100. WEBSTER y MADORE 3 encuentran
una hnfocitosis relativa que nosotros no hemos
comprobado. Es rara la mononucleosis (CHAMPEAu 8 ). Algunas veces la fórmula es normal. La
leucocitosis aparece bruscamente y tarda bastante
en desaparecer. La velocidad de sedimentación está
frecuentemente acelerada.
セ。ュ・ョエ@
f)
Exploración del abdomen.-Suele estar discre-
.abultado, meteorizado. Sigue los movimiendos respiratorios. El dolor se localiza en fosa ilíaca
derecha,. pero muy alto, por debajo y a la derecha
el ombhgo, y cambia de situación al colocar al en-
141
fermo en decúbito lateral, debido al desplazamiento
del intestino y del meso por la acción de la gravedad: maniobra de KLEIM 37 • Este signo, que ha sido
positivo en el 27 por 100 de los casos del Servicio
de PIULACHS 36, se negativiza cuando están infartados los ganglios íliocecales. Algunas veces el dolor
máximo corresponde al punto de Sternberg, a la izquierda de la segunda vértebra lumbar. Existe cierta contractura en cuadrante abdominal inferior derecho, pero nunca rigidez, por lo que actuando con
suavidad se logra su relajación que permite palpar
la foca ilíaca derecha comprobando que el ciego
está dilatado y con borborigmos. El signo de Blumberg puede ser positivo. Los ganglios mesentéricos
sólo excepcionalmente son palpables; KERPEL-FRO·
NIUS y Kocs1s 34 aconsejan practicar dicha palpación con el enfermo anestesiado, con lo que se suprime la contractura muscular, lo que facilita extraordinariamente aquella maniobra. Hemos comprobado algunas veces la realidad de tal aserto. Corrientemente es imposible descubrir por percusión
la existencia de ascitis. El bazo es con frecuencia
palpable (MADIGAN y COFFEY 4 ) .
g) Tacto rectal.-No provoca dolor especial alguno.
FORMAS CLÍNICAS.
Consideramos perfectamente válida en la hora
actual la clasificación clínica establecida por GuLEKE 2 en 1924, la cual comprende Jos tres grupos siguientes :
a) Forma pseudoapendicular.-Puede a su vez
evolucionar según el cuadro de la apendicitis aguda, subaguda o crónica.
b) Forma gastrointestinal.-Que cursa con las
manifestaciones de determinada afección gastrointestinal. En este grupo deben ser incluídas, según
nuestra opinión, las siguientes modalidades clínicas descritas recientemen te : disenteriforme (DOR·
MANNS 38 ), de ileitis regional (KING 13 ) , de oclusión
intestinal (GANGITANO 2 b, FLEBEAU 23 ), con hemorragia intestinal (LATORRE 3 2 ).
e) Forma de complejo sintomático indeterminado.-Con sintomatología referible al abdomen o
fuera de él (psoitis, coxitis y osteomielitis de la
pelvis).
DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL.
Las características señaladas al hablar de la sintomatología sirven para diferenciar esta dolencia
de la apendicitis aguda, con la cual se confunde más
corrientemente, y en la cual el dolor es más localizado y no se desplaza con los cambios de posición
del enfermo, es continuo sin intervalos libres, obliga al enfermo a permanecer quieto, hay defensa
muscular y son positivos los signos de McBurney,
Meltzer, Blumberg, etc.
Más difícil es el diagnóstico diferencial con la
linfadenitis mesentérica tuberculosa, que puede asimismo presentarse en forma aguda, subaguda y crónica, pero en ella no suele haber leucocitosis en ningún período de su evolución, el abdomen está blando y no existe ni siquiera la discreta rigidez de la
linfadenitis mesentérica inespecífica por lo cual los
ganglios pueden ser palpados más fácilmente; puede servir también para el diagnóstico diferencial la
existencia de procesos tuberculosos activos en otros
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REVISTA CLINICA ESPAiJ'OLA
ór ganos. Pero, repetimos, セオョ@
así el diagnóstico es
muy difícil y con frecuencia sólo puede ser resuelto
por el estudio histopatológico de los ganglios mesentéricos.
También puede confundirse con la ileilis regional de Crohn, aunque no falta quien piense que entre ambas enfermedades no existen más que dife」セ。@
al
r encias de grado, referibles en última ゥョウエ。
mismo proceso.
Mucho más raramente puede plantearse un diagnóstico diferencial con las neoplasias de los ganglios mesentéricos, el linfadenoma o la mononucleosis infecciosa.
Por último, hay que tener en cuenta, al hacer el
diagnóstico, otras afecciones gastrointestinales, vesiculares, pancreáticas, así como la psoitis, coxitis,
etcétera.
PRONÓSTICO Y EVOLUCIÓN.
La adenitis mesentérica no específica suele evolucionar hacia la curación, pero en series como la
de KLEThi 37 se señala la reaparición postoperatoria,
por lo menos de alguno de los síntomas, en casi todos los casos. Más valor tiene el estudio estadístico
realizado por WARD-MCQUAID G, que agregó a las
series agrupadas por PoSTLETHWAIT y cols. ·''1, las de
FITZSIMONS セ L@ POSTLETWAIT y CAMPBELL 11 , VUORI 42
y WEBSTER y MADORE 3 , lo que le permitió obtener
una información rBferente a 800 enfermos, de los
cuales 185, es decir, el 22,8 por 100, continuaron
aquejando síntomas diversos después de la operación. Por último, puede dar origen a cuadros de
obstrucción intestinal o abocar a la supuración
contingencia esta última que, como dijimos, puede
presentarse, según AIRD 15 , en el 1 por 100 de los
casos.
P
TRATAMIENTO.
Tratamiento médico.-Lleva aparejado la certi-
dumbre de un diagnóstico correcto.
Proporciona excelentes r esultados la penicilina.
Las sulfamidas fracasan en absoluto (KF.RPEL-FRoNIUS y Kocsis 34 ).
Aun para aquellos que, como CHAMPEAU 8 , son
partidarios a ultranza del tratamiento quirúrgico,
está justificado el tratamiento médico cuando el
enfermo presenta conjuntamente un brote rinofaríngeo o bronquial al objeto de diferir la operación
hasta que éste se haya yugulado y porque la operación en frío es siempre preferible, tanto más cuanto que BAKEN y JAMES 43 hablan de la frecuencia
de las complicaciones pulmonares postoperatorias
en su serie.
Por último, para FITSIMONS 4 0 el único tratamiento efectivo es la permanencia en cama de seis semanas, considerando, en cambio, ilógico el tratamiento quirúrgico fundado en razones anatómicas
y clínicas, ya que según él es muy difícil concebir
que un apéndice normal pueda ser la causa de la
enfermedad, al propio tiempo que ésta puede no
sólo recividar después de la operación, sino que incluso puede hacer su aparición por primera vez después de la misma.
Tratamiento quirúrgico.- Encuentra su justificación en las siguientes circunstancias:
a) Dificultades del diagnóstico diferencial Pr
ciso (POSTLETHWAIT y CAl\IPBELL '').
"'
En la serie de MADIGAN y COFFEY 4 el diagnósti
clínico se hizo aproximadamente en la mitad de
casos, mientras que en la otra mitad se hizo el 、ゥ。セ@
nóstico durante la operación.
b) La linfadenitis mesentérica inespecífica no
aumenta de forma ostensible los peligros de la in.
tervención (GUBERN '').
e) La apendicectomía evita la aparición de bro.
tes sucesivos, que no curan más que después de
esta intervención (CIIAMPEAU セIN@
Hemos señalado
más atrás los reparos que pueden ponerse a esta
opinión.
d) La posibilidad de que una linfadenitis me. ·
sentérica evolucione hacia la supuración y llegue a
provocar una peritonitis secundaria, justifica la la.
paratomía exploradora en estos cuadros abdomina.
les (KING 13 ) .
e) La apendicectomía es el mejor エイ。ュゥ・ョセ@
tanto para la apendicitis como para la adenitis
sentérica inespecífica (CIIA.\lPEAU ', BROWN u, cセ@
LEMAN ü y carboセiMNZl@
) , sea o no el aréndice !a
puerta de entrada de la infección y porque "los h•·
chos clínicos pueden más que la teoría" (SoLr.
VILLA 47 ).
f) El tratamiento quirúrgico es exigitivo en la;
complicaciones (adenoflemón mesentérico y obs·
trucción intestinal ).
t
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