LOHENGRIN Ópera romántica en tres actos. Libreto y música de: Richard Wagner Estrenada el 28 de agosto de 1850 en Weimar, bajo la dirección orquestal de Franz Liszt. La representación de esta versión tuvo lugar en el Teatro Alla Scala de Milán, el pasado diciembre del 2012. Reparto REY HEINRICH DER VOGLER………………………………………………….. RENÉ PAPE, Bajo LOHENGRIN…………………………………………………………………………. JONAS KAUFMANN, Tenor ELSA VON BRABANT ……………………………………………………………..ANNETTE DASCH, Soprano FRIEDRICH VON TELRAMUND……………………………………………….TÓMAS TÓMASSON, Barítono ORTRUD DE RADBOD…………………………………………………………….EVELYN HERTZELIUS, Mezzosoprano Coro y Orquesta del Teatro Alla Scala de Milán son dirigidos por DANIEL BARENBOIM. Como primera entrega del homenaje realizado al compositor alemán Richard Wagner, celebrando el bicentenario de su nacimiento, acaecido el 22 de mayo de 1813 en la ciudad de Leipzig, ofreceremos esta noche LOHENGRIN, ópera que marca el punto de transición entre el viejo mundo de las óperas románticas escritas en el estilo de Carl María von Weber y Heinrich Marschner y los dramas musicales posteriores a 1850, que ilustran la etapa más compleja de la producción del artista y su reforma operística, iniciada con TRISTÁN E ISOLDA en 1865 y finalizada con el Festival Sagrado PARSIFAL en 1882. Cabe acotar también que junto con dicho Festival Sagrado, nuestra ópera de esta noche constituye el perfecto binomio lírico inspirado por la famosa leyenda del Santo Grial, ó más propiamente, “Graal”, si utilizamos un término más fiel a las fuentes originales. Como punto de inicio el compositor utilizó un poema de un trovador de Turingia de mitades del siglo XIII, continuando posteriormente con el romance medioeval PARZIVAL de Wolfram von Eschenbach y otros poemas menores de la misma época. Sin embargo, Wagner opta por un tratamiento personal del drama original, enfrentando elementos místicos de la religión cristiana con el antiguo paganismo del panteón de dioses nórdicos, encarnado en el personaje de Ortrud von Radbod. LOHENGRIN se transforma así no solo en una bellísima ópera romántica sino también en una obra autobiográfica: El Caballero del Cisne viene a representar al compositor mismo, incomprendido por su propia esposa cuya indiscreción y falta de confianza llevan al desenlace trágico de la obra. Lohengrin personifica asimismo los difíciles esfuerzos del artista tratando de penetrar en el mundo cotidiano, huyendo quizás de su diaria soledad. La composición de esta ópera ocupó a Wagner desde 1845 hasta 1848, pero la idea generadora fue concebida por el gran maestro durante sus vacaciones al spa de Marienbad durante el verano de 1845. Como dijéramos, en el plano musical LOHENGRIN es el nexo perfecto entre el primer período de composición del músico, iniciado alrededor de 1830 con otra gran ópera romántica, LAS HADAS, sumadas las dos otras óperas también escritas dentro de la vena romántica alemana: EL HOLANDÉS ERRANTE de 1841-1843 y TANNHäUSER de 1845; y sus perfectos dramas musicales en que el compositor logra plasmar en el universo teatral su ideal artístico de Gesamtkunstwerk u obra de arte completa, en la cuál música y texto forman una entidad inseparable. Si bien el compositor no había aún perfeccionado el uso de su técnica de Leitmotive ó Motivos Conductores musicales, ya muchos de estos son identificables en nuestra ópera de esta noche, como el etéreo tema del Graal en LA mayor, que ya se expone en el propio preludio al acto primero. El discurso musical procede entonces en forma lineal, alternando pasajes de recitativos declamatorios con monólogos en forma de relatos. Y a pesar de que muchos consideran a LOHENGRIN como la ópera más “italiana” del compositor debido a los factores recién expuestos más la presencia de la popular Marcha Nupcial del acto tercero, la obra presenta ya impactantes confrontaciones psicológicas. Las dos dignas de destacar son la de la pareja de malhechores, Friedrich y Ortrud, personajes delineados dramáticamente a la perfección y los protagonistas, el desconocido Caballero y su esposa; y el electrizante enfrentamiento entre Elsa y Ortrud en la escena de la procesión a la iglesia en el acto segundo, uno de los momentos lírico-dramáticos más intensos de la literatura operística wagneriana. En este acto se presenta también la breve pero inmensamente poderosa y diabólica invocación a los dioses paganos de Ortrud, ”Entweihte Götter!” (Profanados Dioses!), de una intensidad dramática que ya anuncia al Wagner maduro de años más tarde. El poema original en el que la obra está basada transcurre en legendarias épocas remotas. Pero para su ópera Wagner ha elegido el marco histórico del reinado de Heinrich I der Vogler ó El Rey Enrique Primero de Sajonia, conocido como “El Pajarero”, cuyo reinado abarcó desde los años 919 a 936. Este soberano ganó tal nombre debido a que cuando los emisarios trajeron la noticia de su nombramiento como monarca, éste se hallaba alimentando a halcones. Como corolario final, cabe mencionar que nuestro homenaje al nacimiento de Richard Wagner continuará en el mes de mayo, con la difusión completa de su mastodóntica tetralogía EL ANILLO DEL NIBELUNGO, estrenada en Bayreuth en 1876. El ilustre músico-poeta dejó este mundo el 13 de febrero de 1883 a los 70 años de edad. Sus restos mortales fueron trasladados a la ciudad de Bayreuth y puestos a descansar en la villa Wahnfried junto a su esposa Cosima. Argumento La ciudad de Antwerpen ó Amberes, situada junto al río Escalda en el territorio de Brabante, hoy día entre Holanda y Bélgica, en el siglo X. ACTO PRIMERO Pradera a orillas del río Escalda. El rey Enrique Primero, apodado “El Pajarero” ha llegado a Barbante, luego de vencer a las hordas danesas y húngaras en el año 933; donde ha reunido a las tribus alemanas para expulsar a los invasores. Se presenta un nuevo problema: La disputa referente a la desaparición del joven Duque Gottfried de Brabante. El tutor del mismo, el conde Friedrich von Telramund, ha acusado a la hermana del duque, Elsa, de asesinar a su hermano. En un vigoroso recitativo el Conde Friedrich pide al rey castigar a Elsa y hacer de él, Telramund, el nuevo duque de Brabante, pues es el pariente más cercano del mismo, quien también ha renunciado a la mano de Elsa y tomado por esposa a Ortrud, princesa de ascendencia Frisia. Por boca del Heraldo el rey llama a Elsa para contestar a la acusación de Telramund. Ella entra, rodeada por sus damas. Sabiéndose inocente, declara que se someterá al juicio divino, celebrado en forma de singular combate. Telramund, un fuerte y experimentado guerrero, se muestra entusiásticamente de acuerdo. Cuando el rey pregunta a Elsa quién será su campeón, ella describe a un caballero que la ha sostenido en sus sueños y ofrece al caballero que la defienda su mano en matrimonio y su herencia en el Ducado de Brabante. Dos veces el heraldo toca la trompeta para convocar al paladín, pero sin respuesta. Elsa se arrodilla, rezando a Dios para que le envíe alivio. Por el río aparece una barca guiada por un cisne y lleva un caballero con brillante armadura tal como describió en sus sueños. Desembarca, despide al cisne, respetuosamente saluda al rey, y le pregunta a Elsa si quiere que sea su defensor. Elsa se arrodilla frente a él y pone su honor en sus manos. El caballero del cisne a cambio pide que nunca le pregunte ni su nombre ni su origen. Elsa acepta. La gente de Telramund le aconseja que se retire porque no podrá prevalecer frente a su poder, pero él orgullosamente lo rechaza y se prepara la zona de combate. En un soberbio Ensemble, cada uno de los contendientes ruega a Dios para obtener la victoria. Ortrud en privado expresa confianza en que Telramund ganará. El combate da comienzo. El caballero del cisne derrota a Telramund, más le perdona la vida. Acepta a Elsa entonces en matrimonio. Mientras todos celebran, Ortrud y Telramund quedan a solas para lamentar su derrota. ACTO SEGUNDO De noche, en el patio fuera de la catedral, junto a la morada de las doncellas y los caballeros. El sombrío y lúgubre preludio describe el nocturno clima y la presencia de elementos siniestros en el aire. En él se expone por primera vez el macabro motivo musical que representa la duda en el corazón de Elsa. Mientras se celebra la liberación de ésta, en las habitaciones de la fortaleza reservada a los caballeros, los descorazonados Telramund y Ortrud están sentados en los escalones de la iglesia, a oscuras. Friedrich reprocha con amargura a su esposa de hacerle acusar a la inocente Elsa, y mentir al confesar que había visto a la muchacha matar a su hermano; además, él se vio engañado al tomarla por esposa, pues ella le profetizó que la casa de Radbard florecería de nuevo y gobernaría en Brabante. Ortrud, una maligna bruja pagana se mantiene en su palabra y le explica que el extranjero se sirvió de magia para frustrar el juicio por combate; no obstante, si se le forzara a revelar su nombre o si se le cortara alguna parte del cuerpo, inmediatamente quedaría desprovisto de su fuerza mágica. Tiene la intención de sacarle el secreto al caballero ya sea con astucia o por la fuerza, y Friedrich accede a ayudarla. Cuando Elsa aparece en el balcón, Friedrich, se esconde mientras Ortrud, haciendo ver que está apenada, le suplica a la muchacha que la deje entrar, ya que es la esposa de un hombre que ha cometido perjurio, y por lo tanto es proscrita. La pena se apodera de Elsa y baja al patio a recoger a la infeliz mujer. Cuando Elsa desaparece del balcón, Ortrud invoca a los dioses nórdicos paganos para que le ayuden a vengarse de los cristianos. Elsa, sin saber todo esto, la hace entrar y Ortrud, en seguida, empieza a hacer que Elsa deje de creer en el caballero enviado por Dios, diciéndole que podría desaparecer de la misma manera que llegó, a través de un sortilegio. Al amanecer, hallamos a las gentes preparándose para la boda. El Heraldo Real anuncia que Telramund ha sido declarado proscripto, que la boda de Elsa con el extranjero se celebrará ese día, y que el ejército de Brabante saldrá a combatir al enemigo magyar al día siguiente. Cuatro nobles amigos de Telramund discuten cómo podrían retar el liderazgo del nuevo dirigente, cuando Friedrich aparece y confiesa que tiene la intención de acusar públicamente al extranjero de brujería. Los cuatro nobles en seguida le esconden para que la gente no pueda verle. Conducida por pajes y doncellas, Elsa se dirige solemnemente a la iglesia donde ha de celebrarse la boda. El pasaje orquestal que describe la procesión al templo, al que se suman el bellísimo canto del oboe y luego los coros es absolutamente maravilloso. De repente, Ortrud aparece y exige, como esposa de Telramund, precedencia sobre Elsa, antes de empezar, burlándose, a difamar sobre los orígenes del que ha de convertirse en el marido de Elsa. Calla cuando llegan el rey y sus caballeros, pero entonces, aparece Telramund, que acusa al extranjero de brujería y públicamente le pregunta su nombre y sus orígenes, en su potente monólogo “Oh, rey, engañados príncipes, deteneos!”. El caballero le contesta que él sólo debe responder a Elsa, y el rey se pone del lado del nuevo conductor de Brabante. Pero a Elsa le corroe la duda, y Telramund aprovechándose de la situación, le susurra que él estará cerca de ella esa noche, si le llama, él mismo le cortará un pequeño trozo al cuerpo del caballero, se deshará el encanto, y así nunca partirá de su lado. Tras una larga lucha interna, Elsa reafirma que cree en su salvador. El rey conduce a la pareja hacia la iglesia ante los solemnes acordes del órgano, mientras que en los trombones se eleva poderosamente el motivo de la pregunta prohibida. ACTO TERCERO Escena primera: En la habitación nupcial. El vívido y fogoso preludio describe las celebraciones de la boda entre el Caballero Desconocido y Elsa. Éste es seguido por el famoso coro nupcial, de absoluta popularidad consagrada. Una procesión solemne conduce a la feliz pareja hasta su alcoba nupcial, donde Elsa se halla a solas con su esposo por primera vez desde que se conocieron. El extranjero le declara el amor que siente por ella, y con cuidado, cambia de tema cuando ella, dudosa, insinúa que quiere hacerle la pregunta prohibida. Más, cuando empieza a insistir y sugiere que tal vez él tenga unos orígenes innobles, él le recuerda su juramento y le dice que ha venido a ella "Desde el esplendor y el placer". Él sólo está para aplacar sus temores de que un día la abandonará sin más, y entonces ella, llena de gran ansiedad, le hace la fatídica pregunta. En cuanto lo hace, Telramund entra en la habitación con sus hombres; convencido de que la pregunta de Elsa hará desaparecer el poder mágico del extranjero, le ataca con su espada, pero el extranjero lo mata con un solo golpe del arma que Elsa le alcanza. Los cuatro nobles se llevan el cuerpo; el caballero ordena a las damas de Elsa que la preparen para ser conducida ante el rey, para que allí pueda conocer el nombre de su esposo. Un vigoroso interludio sinfónico describe la llegada de las tribus germánicas, convocadas por el Caballero. Escena Segunda: Misma pradera del acto primero. A la mañana siguiente, el rey recibe a los nobles de Brabante y a sus soldados, que están listos para partir hacia la guerra. El caballero aparece y destapa el cuerpo de Telramund; describe cómo fue atacado durante la noche antes de declarar que Elsa ha roto su promesa y le ha preguntado cómo se llama. En su célebre relato el Caballero revela su origen y su nombre: Él es Lohengrin, hijo de Parsifal, rey del Graal. Como miembro de una hermandad de caballeros fue enviado por el Graal a luchar contra la maldad y defender a Elsa. Todos los Caballeros del Santo Graal, concebido aquí como la milagrosa copa de propiedades mágicas en la que José de Arimatea recogiera la sangre de Jesucristo durante su crucifixión están protegidos por un poder divino del que quedan despojados si revelan sus nombres. Ni las súplicas de Elsa ni las del Rey logran convencer a Lohengrin para que se quede. Éste profetiza que el Rey vencerá a los húngaros, y después se vuelve hacia el río, donde el cisne ha vuelto a aparecer tirando de una barca vacía. Antes de subir a la barca, le promete a Elsa que su hermano, al que ella cree muerto, volverá, y le deja su espada, su cuerno y su anillo; después se despide de ella. Ortrud aparece de pronto y con una burla triunfal le agradece a Elsa que se haya deshecho del caballero. El cisne es en realidad Gottfried, el cual tiene esa forma gracias a un encantamiento que ella pronunció. En un rapto de éxtasis declara que su obra es la justa venganza de los antiguos dioses ultrajados. Lohengrin se arrodilla y reza. El Espíritu Santo desciende en forma de una paloma. El cisne se hunde bajo las olas y Lohengrin saca a Gottfried, liberado ya del hechizo. Le proclama el nuevo caudillo de Brabante y desaparece con la barca. Ortrud deja escapar un grito y cae al suelo al ver a Gottfried. Elsa abraza a su hermano, y cae sin vida en sus brazos exclamando: “Mi esposo, mi esposo!”.