IV SIMPOSIO IBEROAMERICANO DE HISTORIA DE LA CARTOGRAFÍA Lisboa, 11-14 septiembre 2012 España y la legitimación de sus colonias decimonónicas en el Pacífico a través de los mapas de Francisco Coello David Manzano Cosano1. dmanzano @eehaa.csic.es (Escuela de Estudios Hispano-Americanos, CSIC) RESUMEN Este artículo intenta aproximarse a una de las obras cartográficas más importantes del siglo decimonónico español, los atlas de Francisco Coello. Nuestro estudio se centrará de forma exclusiva en investigar los cuatros mapas que este jienense dedica a los territorios del Pacífico, analizando su información y los efectos internacionales que estos documentos tuvieron en la defensa de los intereses de España en la Mar del Sur. Palabras Clave: Franscisco Coello; Imperialismo; Hispanoasia; Micronesia hispana. ABSTRACT This article studies one of the most important Spanish cartography works in 19th century: Coello´s atlas. Our research scrutinies the four maps which Francisco Coello developed upon the Pacific territories; particularly analyzing its information and the international effects regarding the Spanish defence for the colonial interests in the South Sea. Keywords: Francisco Coello; Imperialism; Hispanoasia; Spanish Micronesia. A) Introducción 1 Licenciado en Historia (2009) y Ciencias Políticas por la Universidad de Granada (2010), David Manzano se ha especializado en la Historia de las Relaciones Internacionales tras completar el Máster en Historia Contemporánea por la Universidad Complutense de Madrid (2010) y el Máster en Historia de Europa, el mundo mediterráneo y su difusión atlántica por la Universidad Pablo de Olavide (2012). Tras comenzar su recorrido investigativo indagando sobre la transición española («OTAN DE ENTRADA, NO. La animadversión de la sociedad española a la Alianza Atlántica, 1981-1988» Actas del III Encuentro de Jóvenes Investigadores en Historia Contemporánea (2012), Álava: Valentín Foronda) realizo un giro radical en su temática para integrarse en el seno del proyecto de Excelencia de la Junta de Andalucía El Pacífico Hispano: Imágenes, Conocimiento y Poder (P09-HUM-5392, 2010-2013). En la actualidad está trabajando en el desarrollo de su tesis doctoral relativa a la Política Exterior española en el Pacífico decimonónico, habiendo realizado estancias de investigación en la Universidad de Sydney (2011) y en la Universidad Asia y Pacífico de Filipinas (2012), donde participó en el V Congreso Internacional del Consejo de Estudios Latinoamericanos de Asia y Oceanía (Manila, 9-11 Octubre 2012) con una ponencia que tituló Las islas Marianas: puente de los dominios hispanos del Pacífico. Francisco Coello (1822-1898) publicó desde 1847 a 1876 un conjunto de obras cartográficas con el objetivo de desarrollar el conocimiento geográfico de las recién creadas provincias españolas. Gracias a la importancia de sus atlas, diferentes investigadores se han centrado en analizarlos2, otorgando un protagonismo casi exclusivo a las hojas peninsulares. Así, se ha generado una tendencia científica caracterizada por el olvido de los trabajos de las posesiones coloniales ultramarinas, prorrogándose, de esta manera, la dinámica de atención desarrollada por la clase política española decimonónica, donde el territorio ibérico eclipsó en todo momento a los dominios coloniales (cuando éstos aparecieron se adoptó un prisma totalmente atlantista, marginándose las posesiones de la Mar del Sur, -siendo las Filipinas el único punto de referencia en estas latitudes-). El presente trabajo intenta seguir las sendas de Francisco Quiros Linares3 para corregir esta tendencia eurocentrista, focalizándose nuestro estudio en los atlas de Coello menos estudiados por los geógrafos españoles, como son las Filipinas, y sobre todo, los territorios oceánicos hispánicos. Por otro lado, insertaremos esta obra en el contexto histórico decimonónico para comprender el cambio conceptual que las élites políticas españolas establecen en el Pacífico, ante la transformación del sistema internacional que, al amparo del Imperialismo, acoge en los brazos de su poder a los territorios de la Mar del Sur. B) El origen de la obra cartográfica de Coello asociado a Pascual Madoz El apoyo de los liberales españoles a los derechos sucesorios de la futura reina Isabel II permitirá al joven Pascual Madoz (1806-1870) regresar a su patria para comenzar a trabajar en 1833 en un diccionario estadístico que permitiese a su Estado conocer sus recursos y diseñar una política más efectiva4. Sin embargo, dado los problemas ocasionados por las guerras carlistas, junto al desconocimiento de las autoridades españolas de algunas áreas rurales5 y el manejo de diferentes fuentes6, el 2 Entre ellas podríamos destacar la tesis doctoral de José Gómez Pérez, El geógrafo D. Francisco Coello de Portugal y Quesada, leída en la universidad Complutense de Madrid, en el curso 1952-1953. 3 QUIROS LINARES, Francisco (2009) - «Las posesiones de Ultramar (1849-1853) en el Atlas de Francisco Coello. Fuentes y colaboradores» Eria, 78:79, 39-52. En este artículo Quiros analiza los atlas de Filipinas, pero apenas se para a analizar el caso de las colonias oceánicas. 4 MADOZ, Pascual (1846-1850) - Diccionario geográfico – estadístico – histórico de España y sus posesiones de ultramar. Vol I. 2º Edición. Madrid, XI. 5 Madoz menciona que en numerosos casos de Galicia y el principado de Asturias ni sus propias administraciones provinciales conocen los pueblos que gestionan; IDEM. primer número de esta obra no saldrá a la luz hasta 1846, completándose este Diccionario geográfico, estadístico, histórico de España y sus posesiones de ultramar en 1850, con la publicación del último volumen de los dieciséis que la integra. A pesar del título, el olvido de las colonias de ultramar es patente, pues en su índice alfabético no aparece ninguna de sus entidades administrativas. Dicha postergación intentará suplirse con un material cartográfico, ya que Madoz quería complementar su producción, creando un mapa por cada una de las provincias españolas que integraban la nueva administración provincial española creada en 1833 e incorporando los territorios ultramarinos. Esta tarea será encomendada al jienense Francisco Coello de Portugal y Quesada, un joven oficial, que tras salir de la academia de ingenieros del ejército en 1837, entró en contacto con Madoz en 1841 dado las fuertes ideales progresistas que ambos compartían7. Así pues, Coello comenzará a trabajar en los menesteres cartográficos, y ya en 1844 se buscará a sus grabadores, como indica esta noticia de la Gaceta de Madrid: Debiendo empezarse la publicación del atlas general de España por provincias que acompaña al Diccionario-geográfico-estadístico-histórico del Sr. D. Pascual Madoz, se avisa a todos los grabadores existentes de esta corte, para que si gusten encargarse de su ejecución se presenten en la casa del referido señor, carrera de San Gerónimo núm. 40, cuarto segundo, en los días 25, 26 y 27 del corriente de nueve á diez de la mañana; en la inteligencia de que se han de grabar 54 planchas de 38 pulgadas de ancho por 28 de alto, sin contar el margen, en cada una de las cuales se halla una provincia, de trabajo topográfico minucioso, y en los claros cuatro ó seis planos particulares de poblaciones, puertos y algunos puentes estadísticos en español, ingles y francés. Para encargarse de ello será necesario presentar un trabajo preparatorio de alguno de los trozos que se les confie, y se preferirá siempre al que á la mayor perfección reúna la posible brevedad 8. Ante la lentitud del proyecto y la involucración total de Francisco Coello, en 1847 solicitará licencia en el ejército para ocuparse a tiempo completo de la elaboración de los mapas9. Gracias a ello, ese mismo año se pone a disposición del público el primer 6 Madoz cita que ha empleado la cartas remitida por una serie de amigos para el desarrollo de la obra, así como otros diccionarios como: De Alcedo (1786), Montpalau (1743) o Miñano (1826-1829, al quien critica por presentar numerosos errores). 7 QUIROS LINARES, Francisco (2009) - «La cartografía de la metrópoli en el Atlas de España y sus posesiones de Ultramar (1847-1870), de Francisco Coello. Características, fuentes y colaboradores» Ería, 78:79, 64. 8 Gaceta de Madrid, 22 de Enero de 1844, 3417, 4. < http://www.boe.es/datos/pdfs/BOE/1844/3417/A00004-00004.pdf > Fecha de Consulta: 12 de enero 2013. A pesar de que la empresa era de origen privado, la administración pública le concedió la licencia debido a las redes clientelares del momento; QUIROS LINARES, Francisco (2009) 9 mapa dedicado a Madrid, y dos años más tarde aparecerá el primero de los tres mapas dedicados a las Filipinas. Los restantes trabajos dedicados al Pacífico español (es decir, dos mapas más de las islas del Poniente y una obra cartográfica de la Oceanía española), intentará publicarlos un año más tarde. Sin embargo, el plazo no se cumplirá y habrá que esperar hasta 1852 para poder ver todos los atlas dedicados a la Mar de Sur. La implicación de este jienense sobre la defensa de los territorios coloniales hispanos será tal que, tras finalizar de diseñar los mapas que complementan al Diccionario histórico de Madoz en 187610 y concluir su etapa militar en 1866 –al pedir su retiro-, fundará en Madrid en 1876 la Sociedad Geográfica española y la Sociedad Española de Africanista en 1883 –siendo su primer presidente-11. Gracias a sus conocimientos, será designado delegado de España en la Conferencia de Berlín (1884 y 1885), donde protegerá los derechos hispanos en África. Concluido este evento internacional, reconfigurará su mapa de 1852 perteneciente a la Oceanía española para evitar la penetración de Alemania en los dominios hispanos12 ante el conflicto acaecido en agosto de 1885 en Yap (Carolinas Occidentales). Este incidente abrirá un debate internacional sobre la potestad española de proclamar su soberanía en la Micronesia, siendo los mapas de nuestro jienense protagonista una de sus principales armas para defender su legitimidad. Por consiguiente, el material cartográfico dedicado al Pacífico de Coello posee una importancia doble, pues desde el punto de vista geográfico permitió a la sociedad decimonónica avanzar en el conocimiento de sus más alejadas colonias, mientras que desde el punto de vista político, ayudó a la diplomacia española a defender sus derechos sobre las agresiones de las potencias internacionales. De hecho, la diferencia entre el intervalo de tiempo que trascurre entre el diseño y publicación de los atlas de las - «La cartografía de la metrópoli en el Atlas de España y sus posesiones de Ultramar (1847-1870), de Francisco Coello. Características, fuentes y colaboradores» Ería, 78:79, 65. 10 El última mapa que ser realizará será el de Albacete en 1876, sin embargo no llegará a publicarse; QUIROS LINARES, Francisco (2009) - «La cartografía de la metrópoli en el Atlas de España y sus posesiones de Ultramar (1847-1870), de Francisco Coello. Características, fuentes y colaboradores» Ería, 78:79, 67; El última mapa que ser realizará será el de Albacete, 11 Diputación de Jaén - «Francisco Coello de Portugal y Quesada” En Catalogo cartográfico del Instituto de Estudios Giennenses. Siglos XVII-XX » 2-3 <http://www.dipujaen.es/export/sites/default/galerias/galeriaDescargas/diputacion/dipujaen/exposicioncartografica/COELLO_DE_PORTUGAL_Y_QUESADA.pdf > Fecha de Consulta: 3 de septiembre de 2012. 12 COELLO, Francisco (1885) - La conferencia de Berlín y la cuestión de las carolinas.: Discursos pronunciados en la Sociedad geográfica de Madrid por su presidente honorario, Don Francisco Coello, con un mapa. Notas y apuntes bibliográficos sobre los antiguos descubrimientos de los españoles en los archipiélagos de la Micronesia y sus cercanías. Madrid: Librería de Fernando Fé. metrópoli y las colonias ponen de manifiesto este hecho. Pues mientras que los mapas de la Península tardaron mucho en imprimirse –ante el deseo de Coello de reproducirlos a la perfección-, los del territorio ultramarino se divulgaron inmediatamente para mostrar a los Estados europeos cuales eran los dominios que debían de respetar13. C) Las Islas Filipinas En los mapas del Pacífico de Coello el espacio filipino ocupa un mayor protagonismo que el resto de las colonias españolas de la Oceanía –al dedicarle tres de los cuatro mapas de la Mar del Sur que publica-. Ello se debe a la preponderancia que posee el centro manilense sobre los dominios micronesios. Desde una perspectiva propia de la Relaciones Internacionales, debemos comprender que la rapidez con la que se imprime el primer mapa dedicado a las Filipinas (1849), junto al deseo de detallar este espacio geográfico con la publicación en los años siguientes de dos mapas más (donde se dibuja los límites de este archipiélago), está altamente influenciado por el avance de la presencia de las potencias europeas en los territorios limítrofes. Pues el marco del sudeste asiático comienza a experimentar una trasformación tras la victoria del Reino Unido en la batalla de Plassey (1756)14, al empezar a monopolizar la compañía inglesa de las indias el mercado oriental. Fruto de su empuje, los comerciantes ingleses británicos se asentarán en los territorios limítrofes a las Filipinas, aumentando su presión contra el hermetismo del Imperio chino, como prueba la denominada primera guerras del opio (1839-1842)15. El triunfo de Reino Unido obligará a la dinastía Qing a liberalizar el comercio, propiciando el ascenso del número de extranjeros en el Sudeste asiático, los cuales demandarán a su gobierno la implementación de una política colonial en estas latitudes para proteger sus intereses. Ante esta nueva realidad, las islas hispánicas del Poniente temen una posible usurpación de aquellos límites que se hallan alejados del epicentro de poder manilense (al ser el poder español débil o nulo), por lo que Coello recurrirá a la publicación inmediata de 13 QUIROS LINARES, Francisco (2009) - «Las posesiones de Ultramar (1849-1853) en el Atlas de Francisco Coello. Fuentes y colaboradores» Eria, 78:79, 39; Linares esgrime que la publicación de las ochos hojas dedicadas a las colonias se imprimieron entre 1849 y 1853, mientras que en esta última fecha solo se editaron sólo once de las provincias españolas. 14 FREEMAN, Donald B. (c. 2010) - The Pacific. London-New York: Routledge.; Esta batalla producida en la India en el contexto de la Guerra de los Siete Años (1756-1763) permitirá al Reino Unido colonizar la India, frente a los deseos franceses. 15 BORTHWICK, Mark (2007) - Pacific Century. The Emergence of Modern Pacific Asia. 3º Edición. Colorado: Westview Press, 86. los atlas relativos a las Filipinas para afianzar la soberanía española, publicando tres mapas sobre las Filipinas. El primero de ellos, quizás es el más interesante de todos, porque recoge a una escala menor la información cartográfica que aparece en los restantes, mostrando un mapa general de las Filipinas y, reiterando en sus márgenes, los puntos limítrofes que se hallan al acecho de las prácticas imperialistas de las potencias europeas. De hecho, dibuja a las islas Batanes, al sultanato de Borneo y Joló y a las islas Talautes (S. de Mindanao) bajo una escala mayor que incluso el mapa general citado. Además, el documento adquiere mayor interés por la inclusión de una leyenda en su parte superior con una información variada relativa a la realidad política, social, histórica y cultural de las islas, cuyo contenido a veces nos hace recordar el texto Buzeta16. Por último, el teniente coronel y capitán del cuerpo nacional de ingenieros introduce una advertencia sobre cuál es el origen de la fuente, señalando: “Los trabajos de D. Antonio Morata, facilitados por el gobierno de S. M. á la empresa del Atlas y de los cuales está tomada principalmente esta carta comprenden en cinco grandes hojas y en punto crecido, la mayor parte del Archipiélago. Para su formación empezada en 1841 y concluida en 1851, se tuvieron presentes todos los trabajos ejecutados por las trabajos ejecutados por las Comisiones Hidrográficas destinadas á levantar las cartas de las islas; otros parciales verificados en distintas épocas por varios oficiales y pilotos de la Armada y de las fuerzas sutiles; los existentes en la Direccion de Ingenieros y en los archivos de la Capitanía general de las islas; y cuantos datos mas modernos y exactos se pudieron reunir. Para la reducción y publicación de este mapa se han consultado ademas algunos datos que existían en los archivos de la Peninsula; todas las cartas publicadas por los Depositos hidrográficos de España. Francia é Inglaterra y otra porcion de documentos interesantes y recientes. En vista de ellos el Autor de este Atlas ha formado todos los planos particulares y ha completado el archipiélago añadiendo toda la Provincia de Batanes, las islas Calamianes, Paragua, Cuyos, Cagayanes, la isla de Borneo y adyacentes, la parte occidental del Archipiélago de Joló y todas las islas al sur de Mindanao”17. El segundo de los atlas filipinos, está dedicados a la isla de Luzón e islas de Bisayas más septentrionales. De nuevo, reitera el papel que ha jugado el trabajo de Antonio Morata en el diseño del mapa, al cual destaca por la calidad geográfica de las zonas del interior. Esta característica no es extrapolable a la isla de Mindoro, pues su alejamiento de los centros de poderes filipinos (los cuales se hallan localizado en la isla de Luzón, 16 BUZETA, Manuel et BRAVO, Felipe, Diccionario geográfico, estadístico, histórico de las Islas Filipinas. Madrid: 1850. 17 COELLO, FRANCISCO (1852) - «ISLAS FILIPINAS» Atlas de España y sus Posesiones de Ultramar. Diccionario Geografico-Estudio-Estadistico-Historico. Madrid: Advertencias. siendo la ciudad de Manila el epicentro de poder –como indica que aparezca su plano en el margen del atlas, así como su contorno-), impedirá a Coello disponer de la información necesaria para reproducirla al estilo de la isla protagonista del mapa: Luzón. En el tercer mapa se puede atisbar la marginación que las regiones más meridionales de las islas del Poniente han presentado a lo largo del periodo de dominación hispana de las Filipinas. Pues, como se puede apreciar en el interior de Palawan o Mindanao (la segunda ínsula más grande en extensión de todas la Filipinas) se hallan prácticamente despobladas, al no aparecer muchos pueblos en su interior. Sin embargo, debemos de matizar ello porque estas áreas fueron habitadas por las tribus indígenas que vivían en rancherías (es decir, centros que escapan del dominio hispano) o bajo el mandato de los dattos y sultanes moros18. Por consiguiente, a mediados del siglo XIX el control español sobre estas regiones dominadas por la acciones de la piratería de los sultanes musulmanes era poco patente, ello conducirá a Coello a cometer errores a dibujar su orografía. Sin embargo, su inclusión dentro de los dominios españoles denota el deseo de la Corona ibérica de incorporarlos a su territorio. De hecho, a lo largo del siglo XIX son continuas las expediciones a estos puntos (como advierte las acciones militares emprendidas por el gobernador de las Filipinas Narciso de Clavería, 1844-184919). A pesar de ello, España no controlará totalmente las tierras de los sultanatos musulmanes occidentales. El Reino Unido aprovechará dicha situación Unido para arrebatarle a España sus derechos sobre el Norte de Borneo por el Protocolo de Madrid del 7 de marzo de 188520, a cambio las cancillerías europeas por este acuerdo reconocerán los derechos hispanos sobre Joló y Tawi-Tawi. D) Marianas, Carolinas y Palaos. 18 MONTERO VIDAL (1886) - El Archipiélago filipino y las islas Marianas, Carolinas y Palaos. Su Historia, Geografía y Estadística. Madrid: Imprenta de Manuel Tello, 381 y ss. 19 De hecho por Real Decreto de 31 de julio de 1860 se crea el gobierno general de Mindanao, del que dependerá los distritos de Zamboanga, Misamis, Surigao, Davao, Cottabato y Pollok y Basilán (DE LA CAVADA, Agustín (1876) - Historia geográfica, geológica y estadísticas de Filipinas. Manila: Imprenta de Ramirez y Giraudier, 185) y el 29 de enero de 1882 se ocupó militarmente la isla de Bongao para reforzar el control español en la isla de Joló y Tawi Tawi (MONTERO VIDAL (1886), El Archipiélago filipino y las islas Marianas, Carolinas y Palaos. Su Historia, Geografía y Estadística. Madrid: Imprenta de Manuel Tello, 418). 20 VELARDE FUERTES, Juan (2009) - Cien años de economía española. Madrid: Encuentro, cop, 45, nota 80. En el año 1852 Coello publica un mapa dedicado a la Oceanía hispana, donde incorpora a los dominios españoles la totalidad de la Micronesia. A pesar de los significativos errores cartográficos que presenta, esta fuente adquiere una gran importancia debido a que la Política Exterior ibérica la empleará durante la segunda mitad del siglo XIX como documento de referencia para defender sus derechos de conquista. Por consiguiente, nos hallamos ante un documento que marca un punto de inflexión en la mirada de la metrópoli española a sus olvidados dominios oceánicos, pues primera vez en su historia colonial se crea un atlas cercano a la realidad geográfica que integre a todas las islas de la región bajo sus brazos del poder. Su publicación responde a la transformación conceptual de las élites metropolitanas sobre la Mar del Sur, pues, dado el fin del galeón de Manila21, la expansión de las nuevas rutas comerciales22 y los recursos naturales de este área23, aumentará su implicación en su gestión- como indica ya en 1828 el reglamento Ricafort24-. Sin embargo, los informes emitidos por los gobernadores de las Marianas (único punto de la Oceanía española donde España había extendido su administración, como cita el propio Coello en la leyenda relativa a los signos convencionales) muestran que hasta mediados del siglo XIX hubo más intención que acción reformadora. Así se aprecia en los propios comentarios del gobernador de las Marianas Felipe de la Corte, quien describe la situación de estas islas en 1865 de la siguiente manera: “solo se halla la pobreza y la miseria rebosando por todas partes” 25. Su clamor por la materialización de reformas fue reiterada anteriormente por el informe de su antecesor Francisco Ramón de Villalobos, 21 El Magallanes (conocido también como el Rey Fernando) será el último navío que completará la ruta oficial de Manila- Acapulco (1811) y viceversa (1815); FISH, Shirley (2011) - The Manila-Acapulco Galleons. The Treasure ships of the Pacific. Reino Unido: AuthourHouse, 482. 22 La derogación en 1834 del Parlamento inglés de la prohibición que impedía a la colonia de Nueva Wales de Sur comerciar directamente con China, creará una importante red comercial que recorrerá de Norte a Sur el Pacífico. Dicho circuito será completado de Este a Oeste, a mediados del siglo con el florecimiento económico de la California. 23 Desde el comienzo del siglo XIX el Pacífico adquirirá importancia por sus recursos balleneros. Su tráfico comenzará a descender a mediados del siglo XIX, tiempo en el que comienza a ascender la demanda de la copra. 24 Este reglamento bautizado con el nombre del gobernador general de las Filipinas que lo promulgó, Mariano Ricafort, intenta reformar la situación de las Marianas, apreciándose con él una trasformación en la política colonial hispana con respecto a los dominios de la Oceanía; POZUELO MASCARAQUE, Belén (1997) - Presencia y acción españolas en las Islas Marianas (1828-1899). Madrid: UCM, VII. 25 DE LA CORTE, DE LA CORTE y RUANO CALDERÓN, Felipe (1875) - Memoria decriptiva e Histórica de las Marianas y otras que las rodean, en relación con ellas y su organización actual, con estudios analíticos de todos sus elementos físicos, morales y políticos y propuesta de su reforma en todos sus ramos para elevarlos al grado de prosperidad que le corresponden. Madrid: Imprenta Nacional, 4.; De la Corte será gobernador de las Marianas entre 1855-1866. quien ostentó el cargo de gobernador de las Marianas entre 1831-183726, y cuya obra estará presente en el atlas de Coello. Éste le cita como unas de las fuentes que le han ayudado a configurar el mapa, por lo que entendemos que las leyendas que se sitúan en los márgenes (referentes a la situación económica, política y social de estos dominios) podrían tener su impronta. El resto de la información la obtendrá de su amigo galo Mª de la Roquette (secretario de la sociedad geográfica de Francia) y los viajes de los expedicionarios que a lo largo de la primera mitad del siglo XIX surcan el Pacífico para definir sus contornos, como es el caso de August von Kotzebue (1816,1817, 1824), Louis de Freycinet (1819), Louis Duperry (1824), Fedor Lütke (1828), Jean Sebastian César Dumont d´Urville (1826-1829/1837-1840) o Charles Wilkes (1841). El atraso cartográfico de los mares del Pacífico27 y la falta de claridad y exactitud de las islas que hallan los expedicionarios, conduce a nuestro jienense a cometer importantes errores al dibujar su mapa (que se puede apreciar a simple vista si lo comparamos con un mapa actual). A través de este ejercicio podemos comprobar la ubicación impropia de las islas en la red geográfica28, problemas en la escala29, duplicidad del nombre de las islas30 y la aparición de islas inexistentes31. A pesar de la falta de calidad cartográfica, el atlas permitirá a España consolidar la soberanía de las Marianas, defendiendo sus derechos de conquista sobre las regiones meridionales al archipiélago chamorro. Por tanto, atendiendo a este criterio, Coello divide las leyendas 26 Biblioteca del Congreso de Washigton, Memorias y Documentos, Parte 3º, nº 11 (15 de agosto 1844) Descripcion de estas islas Marianas para que puedan los redactores de la Guía de Forasteros estampar en ellas las que crean convenientes, por Gregoria Santa María, San Ignacio de de Agaña. 27 Los mapas de principios del siglo XIX muestran un desconocimiento por muchas de las islas del Pacífico. Así se aprecia en el mapa de Liechtersten donde ni siquiera contorneada la costa australiana, que se estaba erigiendo como uno de los epicentros del poder europeo en el Pacífico, gracias al poder que estaba alcanzando la colonia de Nueva Wales de Sur; LIECHTENSTERN, H. Joseph Marx Freiherrn von (1805) - Generalcharter von Australien nach dem entwurfe des H. Joseph Marx Freiherrn v. Liechtenstern gazeichnet von Franz Swoboda v. Martin Hartk. Viena: Jm Verlage des Kunst v. Industrie Comptoirs, < http://www.antiquemapart.com/gallery?fpfrom=1800&fpuntil=1899 > Fecha de Consulta : 12 de Mayo 2012. 28 Entre los numerosos casos que responde a esta característica podríamos resaltar los centros administrativos carolinos que la administración colonial española erigirá en 1886: Yap y Ponopé. La isla de Yap (cuya cordenadas de longitud corresponde a 138°07'"E) es situada por Coello bajo el nombre de Uyap a unos 142º E). Por su parte a Ponopé (158°13'"E), Coello le otorga el nombre de Bonobey o Asunción y la sitúa a unos 162º E. 29 En las Nueva Filipinas, el atlas otorga más superficie territorial a Ruc ó Hogolen (parece corresponderse con la isla de Wenö actual) que a la isla de Namonuilo (que dibuja el contorno de la actual Chuuk). La diferencia de tamaño entre ambas islas no corresponde a la realidad. 30 Cita dos veces las islas de Arrecife, lo cual denota el desconocimiento existente sobre el territorio. 31 Por ejemplo aquellas islas que sitúa al oeste de las Marianas, que incluso el propio autor la anexiona un signo de interrogación (Roca Amelia, Vola?) descriptivas de esta región en dos territorios: las islas Marianas y las islas Palaos y Carolinas. a) Las islas Marianas: Al comenzar España la colonización de esta área en 1668 con el desembarco de la expedición del padre jesuita Diego Luis de San Vitores32, Coello dispondrá de diversas fuentes para intentar dibujar la realidad de este archipiélago, que se constituye como el centro de poder hispano en la Micronesia. Gracias a ello, las islas chamorras serán las mejores perfiladas del todo el atlas, como indica los detalles del interior que Coello presenta de muchas de sus islas en los márgenes superiores del atlas central, entre ellas destacará la ínsula de Guajan (Guam). Allí residirá el gobernador, quien lo describe, acertadamente, como la máxima institución de la isla. También en la leyenda dedicada a las Marianas mencionará su dependencia a las instituciones filipinas (al citar su pertenencia al obispado de Cebú en las Bisayas), y el problema más acuciante que ha padecido este punto del Pacífico a lo largo del periodo colonial hispano, la falta de población. Por consiguiente Coello demanda a la metrópoli cambios en la administración para reformar el comercio y incentivar el ascenso del censo, “que podría alcanzar una población diez veces mayor de la que tiene”. Su población la calcula en 8569 para 1849, repartiéndolos por la mayoría de las islas que integran el archipiélago, y no sólo por Guam, Saipán y Rota como hacen los censos de la época y las crónicas de sus coetáneos33. b) Islas Palaos y Carolinas: El autor del Atlas comienza la descripción de esta área de la siguiente manera: “Ninguna de estas islas se hallan ocupadas ni sometidas indirectamente al dominio español y la nación solo funda sus derechos á ellas en la proximidad á sus otras posesiones, en haberlas descubierto primeramente y en haber enviado algunas misiones desde los otros establecimientos de la Oceanía. La mayor parte son de tan corta estension é importancia que su ocupación no podricirían ventaja alguna: solo el Le Peliu, la isla de Uyap, y el grupo de Ruc y las islas de Bonebey y Ualan son importantes por su tamaño, la primera y la última lo son ademas por su buen posesion, pudiendo producir su ocupacion, unida á la de Guajan, ventajas muy considerables para la navegacion de estos mares”. 32 El 25 de Junio es citado como Coello en el mapa como la fecha de desembarcó de San Vitores. MONTERO VIDAL (1886) - El Archipiélago filipino y las islas Marianas, Carolinas y Palaos. Su Historia, Geografía y Estadística. Madrid: Imprenta de Manuel Tello, 441. 33 La falta de ocupación efectiva por parte de España junto al escaso valor que le otorga a esta área conduce al autor no sólo a efectuar errores cartográficos, sino que también emplee una división alejada de su futura realidad administrativa, al englobar todo el conjunto bajo la denominación de las Carolinas en el atlas general. Esta área lo subdivide en tres áreas: las Carolinas occidentales o Palaos (territorio que es resaltado en el título de la leyenda informativa, quizás por los deseos de Coello de recordar los deseos de los filipinos por expandirse por la Oceanía, a raíz de la llegada a finales del XVII de náufragos provenientes de las Palaos34, para consolidar los derechos españoles en el área); las Carolinas centrales ó Islas Filipinas (constituiría la mayoría del territorio de la circunscripción propiamente dicha de las Carolinas, una vez establecido su gobierno efectivo en 1886 y 1887); y las Carolinas Orientales (área que a diferencia de las anteriores, no fue objeto de ningún intento de colonización por parte de las autoridades españolas a lo largo de la Edad Moderna, dado su alejamiento de Filipinas. Por ello, España cederá en 1885 sus derechos de conquista a Alemania para consolidar el resto de los citados dominios micronesios). El ecosistema de las tres áreas carolinas la asimila a las Marianas –aunque la diferencia por su gran formación de corales, de hecho, esgrime que se deberían de denominar “Coralinas” en vez de Carolinas-; y dibuja a sus habitantes como bárbaros, aunque bien formados genéticamente. Todos estos puntos sufrirá el empuje del Imperialismo internacional, como se advierten en acciones emprendidas por Japón y Alemania. El gobierno nipón, tras sufrir un proceso de apertura al mundo occidental con la revolución Meiji de 1868, apostará por desarrollar un programa exterior expansivo hacia Sur (Nan´yo35). Ello le conducirá a expandirse por las islas septentrionales de las Marianas, al anexionar las islas de Bonin36 y las islas Volcanes ó Kazan Retto en 1891, tras intentar comprar el norte de las Marianas deshabitadas entre 1887 y 189137. España no protestará por estos actos, al entender que dichas islas no son interesantes por sus 34 SERRANO, Andrés (1705) - Noticias de las Islas Palaos. Madrid; Esta obra señala la llegada de una serie de hombres desconocidos procedentes de las Palaos a las Filipinas en 1696. A raíz de ahí, se potenciará las expediciones a las regiones circundantes a las Filipinas, que llevará al padre Cantova a intentar colonizar las islas Carolinas durante el primer tercio del XVIII. 35 PEATIE, Mark R. (1988) -, Nan´yo. Rise and Fall of the Japanesse in Micronesia, 1885- 1945. Hawai´i: University of Hawai´I Press. 36 Estas islas no aparece en el atlas, al no describir los puntos más septentrionales a las islas Volcano. Sin embargo, la obra de Felipe de la Corte (escrita en 1865, aunque publicada en 1875) la integra dentro del territorio de las Marianas, a las que las describen desiertas y dentro de los circuitos expansivos del Reino Unido y Estados Unidos. La tesis de Belén Pozuelo señala a 1873 como el año de la conquista nipona. 37 . POZUELO MASCARAQUE, Belén (1997) - Presencia y acción españolas en las Islas Marianas (1828-1899). Madrid: UCM. recursos y por su posición. Sin embargo, sí reafirmará sus derechos sobre el territorio chamorro, al enviar un conjunto de buques al Japón para mostrar bandera, como evidencia la Real Orden del 20 de febrero de 189238. Gracias a ello, Japón respetará las Marianas pero aprovechará el aumento del poder que consigue tras su victoria con China para reafirmar sus derechos sobre las islas septentrionales de este archipiélago, mediante la firma de la declaración de Tokio entre Japón y España del 7 de agosto de 1895, que establece al “paralelo que pasa por medio del canal navegable de Bashi ….como línea de demarcación entre las posesiones españolas y las japonesas en el Oeste del Océano Pacífico”39. Este pacto se consolida con el protocoló que el España firma con Japón el 2 de enero de 1897, por el cual se revisa el tratado desigual que el país ibérico firmó con este Estado asiático en 1868 y establece el 17 de julio de 1899 como la fecha en la que debe de entrar en vigor. Por su parte el gobierno bismarckiano intenta aprovechar la resolución obtenida de la Conferencia de Berlín (1884-1885) relativa al derecho de ocupación efectiva para aplicarlo a las Carolinas, ante la demanda de sus comerciantes de copra cuyo monopolio es visible a estas latitudes y las ansias de la población civil de participar en el fenómeno colonizador. España, dado la revalorización que había alcanzado este espacio ante la riqueza natural que presentaba y el aumento de su peso geo-estrátegico, intenta defender sus derechos mediante el envío de una expedición que proclamase la extensión administrativa de sus dominios. De esta manera, el capitán general de Filipinas a comienzos de 188540, siguiendo con la voluntad de la metrópoli, envía en febrero crucero Velasco a reconocer los territorios de las Palaos y las Carolinas para preparar la ocupación definitiva. Dicha acción se prepara en agosto de 1885, tras salir de Filipinas el Manila (8 de agosto de 1885) y el S. Quintín (día 10 del citado mes). Estos buques llegan a Yap el 21 y 22 de agosto respectivamente (levantando el acta de su arribo al día siguiente41), pero no consuman el acto de ocupación, al centrarse en los preparativos de esta ceremonia solemne. En la tarde del 25 de agosto de 1885 el buque alemán Iltis llega 38 Archivo Ministerio Asuntos Exteriores (AMAE) - Embajador en Japón al Ministro de Estado, Legación Tokio, leg. 2534. Citado en RODRIGUEZ, Agustín (1995) - «España y Japón ante la crisis de Extremo Oriente» Revista española del Pacífico. Madrid,. 107-127, nota 5; En esta orden el autor inserta los viajes al Japón de Outa de Vega (1892) y Juan de Austria, quien llega en 1893 hasta la base rusa de Vladivostók. 39 AMAE, Negociaciones, n º 482 (s. XIX), Citado en POZUELO MASCARAQUE, Belén (1997) Presencia y acción españolas en las Islas Marianas (1828-1899). Madrid: UCM, 761. 40 MIGUEL, Gregorio (1887) - Estudio sobre las Islas Carolinas. Madrid: José Perales y Martínez. 41 MARENCO, Servando (1888) - La Ficción y la Verdad de lo Ocurrido en Yap. Reseña histórica con instrucciones y documentos oficiales. Madrid: El Globo, 60. a la isla, quien proclama los derechos de su Estado sobre la misma, al no haber aún izado bandera española42. A raíz de ahí, si inicia un incidente diplomático propio del género novelesco, como consecuencia de la picaresca que utiliza el que debiera ser el nuevo gobernador de las Carolinas, Enrique Capriles Osuna, el cual se desentiende de las órdenes del coronel capitán del que depende, Guillermo Espada y Gómez. Capriles por su propia voluntad iza bandera española en la tarde del 25 de agosto y aduce falsamente que estaba levantada antes que la bandera alemana. Ante el conflicto, los buques europeos en Yap deciden retirarse de las Carolinas para que la diplomacia europea lleguen a una solución. Sin embargo, dicho incidente no sólo produce un conflicto diplomático entre España y Alemania, sino también siembra la desconfianza en el seno de la armada hispana y crispa a la sociedad española, la cual se había lanzado a la calle para protestar ante la llegada de la noticia del deseo de Bismarck de ocupar la Micronesia. En este contexto, el mismo Coello reimprime su mapa de 1852 en su obra Conferencia de Berlin y la cuestion de las Carolinas (1885), donde reproduce su discurso del 27 de agosto de 1885 pronunciado en el seno la Sociedad Geográfica de Madrid, en el que critica abiertamente la acción alemana al no respetar el derecho internacional español. El nuevo atlas incorpora las fechas en que los expedicionarios españoles visitaron las islas a lo largo de la Edad Moderna, para resaltar el derecho de conquista español, ya que fueron los primeros en visitarlos. De este modo, rechaza el derecho de ocupación efectiva proclamado por la Conferencia de Berlín para el caso de las Carolinas, porque dicha norma sólo es aplicable al territorio africano. Así pues, los mapas de Coello se convierten en una de las principales armas de la diplomacia española para defender la prioridad el descubrimiento, ya que publicaciones extranjeras como el prestigioso almanaque de Gotha de 1885 y el Statesman ´s Yearbook del mismo año habían respetado los límites establecidos por el documento publicado en 1852. Finalmente, el conflicto fue resuelto por la vía diplomática, reclamando el arbitraje del Papa como un instrumento para impedir que el orgullo nacional de ambas naciones se resintiese, al escoger una figura que acabase con la visión maniquea que los ciudadanos poseían de la nación contraria. De este modo, se firma las cláusulas del Protocolo de Roma del 17 de diciembre de 1885 (cuyo contenido es anticipado el 22 de 42 No es la primera vez que Alemania proclama sus derechos en las Carolinas, pues en 1874 el vapor Patiño, tras llegar a este archipiélago observa ondeando una bandera alemana. Sin embargo, tras entrevistarse con los indígenas éstos no tienen ningún problema en hacer desaparecer la bandera, no produciéndose ningún tipo de conflicto diplomático. MONTERO VIDAL (1886), El Archipiélago filipino y las islas Marianas, Carolinas y Palaos. Su Historia, Geografía y Estadística. Madrid: Imprenta de Manuel Tello. 490. octubre de 188543) por el que España consigue conservar sus dominios en las Carolinas, a cambio de ceder a los alemanes libertad de comercio y las Carolinas orientales dibujadas por nuestro mapa protagonista. A pesar del acuerdo, los actos agresivos de Alemania continuará en las islas hispánicas próximas a las Marshall, como nos muestra la nota con fecha de 189044, que indica el traspase de la línea de frontera fijada en el citado protocolo de 1885 en los 11º de latitud Norte, y por el 133º y el 164º de longitud Este”45. Por su parte, España siguiendo las cláusulas del acuerdo–el cual obliga al país ibérico a ocupar lo antes posible el área-, redacta el Real Decreto 19 de febrero de 188646, creando los dos gobiernos que regirán la Micronesia española: Ponopé y Yap, los cuales dependerán directamente de Manila. De esta manera, Yap administrará las Carolinas occidentales y las Palaos; y Ponopé las Carolinas orientales. A pesar, de que entre 1886 (Yap) y 1887 (Ponopé) se produce la llegada de los primeros gobernadores y se instaura un servicio de vapor que comunica Yap con Filipinas 47, la presencia efectiva en el archipiélago sólo durará un poco (aunque con muchos problemas), dados los efectos de la crisis del 98 español. Una crisis, que será aprovechada por Alemania quien comprará las Carolinas, Palaos y Marianas (a excepción de Guam) a España por veinticinco millones de pesetas48 en 1899. D) Conclusiones A pesar de los errores cartográficos que presentan los cuatro atlas de Coello relativos a las colonias hispanas en el Pacífico, estas fuentes fueron un instrumento vital para la diplomacia española en su esfuerzo por proteger sus derechos frente a las agresiones de las potencias imperialistas. No en vano, desde que en 1852 se completase de publicar estas documentos, las autoridades ibéricas apelarán a los mismos para 43 Anónimo (1886) - El Conflicto Hispano-alemán sobre la Micronesia. Madrid: Fortanet, (Separata Biblioteca de la Sociedad española de Africanistas y Colonialistas, Vol III), 123- 125. 44 Biblioteca Estatal de Nueva Wales de Sur (Sydney, Australia), Microfilm 379158 MAV/FMA/6667 45 ELIZALDE PÉREZ GRUESO, Mª Dolores (1992) - España en el Pacífico: la colonia de las islas Carolinas, 1885-1889. Madrid: Consejo Superior de Investigaciones Científicas - Instituto de Cooperación Iberoamericana, 57. 46 MIGUEL, Gregorio (1887) - Estudio sobre las Islas Carolinas. Madrid: José Perales y Martínez 193. Esta medida se consolidará con la orden del 1 de marzo de 1886 que instaura el poder en la Micronesia española y el Real Decreto del 15 de marzo que cede la evangelización de esta área a los capuchinos. 47 La obra aludida de Miguel Gregorio, publicada en 1887, señala “que se estableció el año pasado” un servicio de vapor entre Yap y Zamboanga gracias a la Compañía General de Tabacos. 48 AMAE, Tratados internacionales, nº 530 (s. XIX), Tratado entre España y Alemania. Citado en ELIZALDE PÉREZ GRUESO, Mª Dolores (1992) - España en el Pacífico: la colonia de las islas Carolinas, 1885-1889. Madrid: Consejo Superior de Investigaciones Científicas - Instituto de Cooperación Iberoamericana, 250. defender los derechos de conquista de España en el territorio que circunda su perla colonial del Pacífico, las Filipinas, frente a los deseos expansivos de Reino Unido, Japón, Estados Unidos o Alemania, como indica el conflicto del Iltis de agosto de 1885. Este enfrentamiento hispano-alemán (motivado por el afán de la cancillería bismarckiana de colonizar las Carolinas) condujo al propio Coello a republicar la fuente dedicada a la Micronesia para asentar la legalidad de la soberanía española en las islas, a la par que se desconsolará por la marginación que hasta la fecha había presentado dichas colonias. Pues criticará abiertamente a las autoridades españolas de no haber atendido la petición de ocupar efectivamente el archipiélago, tal como sugirió en su mapa de 1852, desconsolándose por saber “!Cuántos males se hubieran evitado con habernos atendido!”49. Mas, resuelto el asunto de las Carolinas el poder metropolitano aumentará su preocupación por estas latitudes, continuando como referencia la obra de Coello. Por consiguiente, podríamos tildar a la misma como el documento cartográfico más importantes de toda la historia colonial hispana de los Mares del Sur contemporáneos. 49 COELLO, Francisco (1885) - La conferencia de Berlín y la cuestión de las carolinas.: Discursos pronunciados en la Sociedad geográfica de Madrid por su presidente honorario, Don Francisco Coello, con un mapa. Notas y apuntes bibliográficos sobre los antiguos descubrimientos de los españoles en los archipiélagos de la Micronesia y sus cercanías. Madrid: Librería de Fernando Fé, 37.