Índice Índice………………………………………. Página 1 Dedicatoria…………………………………. Página 3 Introducción………………………………… Página 4 Capitulo I Orden del Temple 1.1 La Primera Cruzada……………………. Página 5 1.2 Creación del reino de Jerusalén………… Página 9 1.3 Nacimiento de las Ordenes Militares…… Página 11 1,4 Orígenes de la Orden del Temple………. Página 13 1.4.1 Funciones – El Código Templario……. Página 19 1.4.2 Regla…………………………………. Página 21 Capitulo II El Temple en los reinos Hispánicos 2.1 Instalación……………………………… Página 27 2.2 Reinos donde se instalaron……………… Página 28 3.2 Encomiendas Templarias……………… Página 36 1 Capitulo III La disolución de la Orden del Temple 3.1 Acusaciones del rey de Francia………… Página 38 3.2 Actuación del Papa…………………….. Página 41 3.3 El pergamino de Chinon………………. Página 45 Bibliografía ……………………………….. Página 47 2 Dedicatoria Quiero dedicar este trabajo a los optimistas, que siempre ven la botella medio llena y creen que es posible seguir aprendiendo para hacer realidad lo que no se les permitió en su juventud, sin importarles la edad. Y muy especialmente dedicarlo a los profesores que se involucran en la enseñanza de la gente mayor por su paciencia y su tiempo. 3 Introducción Hace unos años, antes de entrar en la Universidad para Mayores, cuando todavía trabajaba, quiso la casualidad que cayesen en mis manos unos cuantos libros y novelas que hablaban sobre los Templarios y sus gestas, su modo de vida y sus costumbres. Todos sabemos que las novelas no son reales, sino historias inventadas o distorsionadas de la realidad la mayor parte de las veces destacando sobremanera las proezas y gestas de sus protagonistas. A decir verdad, y no me da vergüenza confesarlo, no podía entender como en plena Edad Media, hubieran existido unos monjes guerreros, de modo que despertaron mi curiosidad y comencé a interesarme por este tema buscando libros que hablaran sobre ellos. A partir de entonces me hice muchas preguntas sobre estos monjes guerreros como ¿Cuáles fueron sus Orígenes? ¿Estuvieron en España, donde?, ¿Por qué ya no existían? Así que cuando Pili Escuder nos dijo que para el final del primer ciclo teníamos que hacer un trabajo sobre algo interesante, lo tuve claro desde el primer momento, yo haría el trabajo sobre los Templarios. Este trabajo está basado en libros de Historia, Internet, revistas especializadas, prestadas por mi compañero Hipólito Fabra, a quien quiero agradecer su complicidad desde el primer momento, y sobre todo con la inestimable colaboración de mi tutor el profesor Carles Rabassa, sin cuya ayuda no hubiese sido posible realizar este trabajo. 4 Capitulo I La Orden del Temple 1.1 La Primera Cruzada Los orígenes de las Cruzadas en general, especialmente la Primera, provienen de los acontecimientos de la Edad Media. La derrota bizantina en la batalla de Mantzikert (1071) a manos de los turcos selyúcidas, abrió las puertas de Anatolia a los turcos, que establecieron varios sultanatos en la península. Esto provocó una profunda inestabilidad en el Imperio Bizantino que solo se solucionó con el ascenso al poder del general Alejo Comneno como basileus (emperador). Simultáneamente, la conquista de Anatolia cerró las rutas terrestres a los peregrinos que se dirigían a Jerusalén. Alejo Comneno, que ya había empleado anteriormente a mercenarios normandos y de otros países de occidente, escribió una carta al papa Urbano II, solicitándole su apoyo y el envío de nuevos mercenarios que lucharan por Bizancio contra los turcos. Urbano II, aparentemente por pura fe fue mucho más allá de esta limitada expedición y, en el concilio de Clermont (1095) predicó el 27 de Noviembre la Primera Cruzada al grito de “Dios lo quiere”, con el objetivo de liberar Jerusalén de manos musulmanas (en las que ya llevaba más de 400 años). La predicación de Urbano II provoco un estallido de fervor tanto en el pueblo llano como en la pequeña nobleza (No así en los reyes, que no participaron en esta primera expedición.). Como resultado de esta llamada, la primera cruzada estuvo formada por dos partes, una la llamada cruzada de los pobres, gente humilde que se puso en marcha de forma totalmente desorganizada. Esta Cruzada estaba dirigida por Pedro el Ermitaño. Al otro lado del Bósforo se internaron en territorio turco consiguiendo una victoria inicial pero descuidando la retaguardia “por lo que fueron masacrados y esclavizados por 5 los turcos fácilmente”. Pedro el Ermitaño consiguió volver a Bizancio y unirse a la Cruzada de los caballeros. La otra parte de esta Primera Cruzada fue llamada la cruzada de los caballeros y estaba formada por segundones de la nobleza como Godofredo de Bouillon, su hermano Balduino que comandaban a los franceses del norte, Raimundo de Tolosa Jefe de los Provenzales, el príncipe normando y enemigo acérrimo de los bizantinos Bohemundo de Tarento, Hugo de Vermandois, hermano del Rey de Francia, Roberto de Normandia, Roberto de Flandes, el papa nombro como legado suyo y director espiritual de esta Cruzada a Ademaro de Monteyl, Obispo de Le Puy. En el invierno y la primavera del año 1097 confluyeron por diferentes rutas en Constantinopla, donde tuvieron una serie de desacuerdos con el emperador Alejo Comneno, llegando al combate abierto con los akritai del emperador, quien finalmente les hizo jurar que todas las posesiones antes bizantinas que fueran liberadas por los cruzados volverían a manos del imperio. A tal efecto dispuso un contingente de tropas bizantinas mandadas por el general Taticius, cuya misión era seguir a los cruzados, tomando posesión de los territorios recuperados. En su camino a través de Anatolia derrotaron sorprendentemente a los turcos selyúcidas, al ser subestimados por estos en Nicea y Dorilea (que sí volvieron a manos bizantinas). Llegando a Siria, Balduino de Flandes se separó del resto y se apoderó de la ciudad de Edesa (hoy Urfa en Turquía) que estaba en manos de cristianos armenios. Este condado fue el primero de los estados francos (como les llamaban los árabes por ser los cruzados principalmente franceses). La primera plaza fuerte que se encontraron fue Antioquía que sometieron a un largo asedio de siete meses en el que los cruzados pasaron terribles penalidades. La ciudad cayó por traición el 3 de Junio de 1098; poco después los cruzados 6 pasaron de ser sitiadores a sitiados, aunque los ejércitos turcos venidos desde Mosul se retiraron por divisiones internas. Bohemundo de Tarento, usando artimañas, provoco la retirada de los ejércitos bizantinos que les habían acompañado en la expedición, y alegando deserción por parte de éstos retuvo la ciudad para si, rompiendo el juramento hecho al emperador. De esta forma nació el segundo estado franco. En Antioquía se produjeron también dos sucesos importantes: La muerte de Ademaro Obispo de Le Puy, que mantenía unidos a los cruzados, y el hallazgo fraudulento de la reliquia de la Santa Lanza y que los provenzales de Raimundo de Tolosa tomaron como verídica, mientras los otros no la consideraban así. Esto aceleró las ya profundas divisiones entre los franceses del norte y del sur que se separaron en su camino a Jerusalén. Desde Antioquia los cruzados marchan hacia Jerusalén disputada en aquel momento entre los fatimíes de Egipto y los turcos de Siria, por el camino conquistaron varias plaza árabes entre ellas el futuro Krak des Chevaliers, que fue abandonado. En el camino realizaron atrocidades que han quedado grabadas en la mente de los musulmanes hasta el día de hoy. Arrasaron por completo la ciudad de Maarrat-Al-Numan tras asesinar a toda la población (unas diez mil personas e incluso devorar parte de los cadáveres). Jerusalén mientras tanto, había cambiado varias veces de manos, en los últimos tiempos y desde 1098 se encontraba en manos de los fatimíes de Egipto. Los cruzados llegaron ante las murallas de la ciudad en Junio de 1099. Tras el correspondiente asedio, los cruzados tomaron la ciudad el 15 de Julio de 1099, desencadenando una terrible matanza de hombres, mujeres y niños musulmanes, judíos e incluso los escasos cristianos que habían permanecido en la ciudad. 7 Conquista de Jerusalén durante la 1ª Cruzada Dos mil judíos fueron encerrados en la sinagoga principal a la que prendió fuego. Uno de los hombres que participo en aquella masacre fue Raimundo de Aguilers, canónigo de Puy, que dejo una descripción para la posteridad que habla por si sola: “Maravillosos espectáculos alegraban nuestra vida. Algunos de nosotros, los más piadosos, cortaron las cabezas de los musulmanes; otros los hicieron blancos de sus flechas; otros fueron más lejos y los arrastraron a las hogueras. En las calles y plazas de Jerusalén no se veían más que montones de cabezas, manos y pies, se derramó tanta sangre en la mezquita edificada sobre el templo de Salomón, que los cadáveres flotaban en ella y en muchos lugares la sangre nos llegaba hasta la rodilla. Cuando no hubo más musulmanes que matar los jefes del ejercito se dirigieron en procesión a la Iglesia del Santo Sepulcro para la ceremonia de acción de gracias “ (Según escritos de Raimundo de Aguilera. Canónigo de Puy. www- Wikipedia, La Primera Cruzada) 8 1.2 Creación del Reino de Jerusalén Escudo de armas del Reino de Jerusalén Fue un reino cristiano que se estableció en el actual Oriente Medio en 1099 tras la conquista de Jerusalén en la Primera Cruzada. Fue destruido en 1291 con la conquista de Acre. Su capital era Jerusalén y su territorio se encuentra actualmente incluido en el estado de Israel. El reino nació como tal cuando Godofredo de Bouillon, duque de Lorena y uno de los principales jefes de la Cruzada, fue elegido como primer rey. No obstante se negó a tomar dicho título, alegando que un hombre no debía llevar una corona donde Cristo había llevado la corona de espinas: en su lugar, eligió el título de Defensor del Santo Sepulcro. La fundación del Reino de Jerusalén quedó finalmente asegurada con la derrota de los egipcios famities en la batalla de Escalón. Al principio hubo ciertas dudas sobre como debería organizarse políticamente el territorio. Algunos cruzados pensaban que debía ser gobernado como una teocracia por el Papa, una idea que el legado papal Daimberto de Pisa trató de imponer en 1100, pero durante el corto reinado de Godofredo se sentaron las bases en Jerusalén de un reino secular. Se instaló un Patriarca latino en Jerusalén y con él gran número de obispos y arzobispos que dependían de él. Tras la muerte de Godofredo le sucedió su hermano Balduino I que se decantó claramente por una monarquía al estilo de las de Europa occidental. Se hizo coronar rey de Jerusalén pero su 9 Coronación tuvo lugar en Belén, por negarse a hacerlo en Jerusalén el entonces Patriarca Latino Daimberto. Jerusalén Balduino extendió con gran éxito las fronteras del reino, conquistando los puertos de Acre 1104, Beirut 1110, y Sidon 1111, al mismo tiempo que ejercía la soberanía sobre otros estados cruzados como el condado de Edesa, que él había fundado, el principado de Antioquia, y más tarde, cuando se conquistó Trípoli el condado de Trípoli. También tuvo éxito en la defensa del reino frente a las sucesivas invasiones musulmanas que tuvo que afrontar, como la de los fatimíes de Egipto, a los que venció en Rambla y la de los musulmanes de Damasco y Mosul en 1113. Fué testigo del aumento del número de habitantes latinos, debido a que la pequeña cruzada de 1101 trajo consigo refuerzos para el reino. Las ciudades italianas de Génova, Venecia y Pisa comenzaron a jugar un papel muy importante en el reino, ya que sus flotas ayudaban a la toma de los puertos, donde se les concedían barrios en los que tenían gran autonomía económica. Balduino también repobló Jerusalén con cristianos nativos tras su expedición más allá del río Jordán en 1115. Sin embargo el reino nunca superó el aislamiento geográfico de Europa, ni fue capaz de aumentar sus fronteras más hacia el Este para poder crear un frente con más posibilidades de defensa. Balduino I murió en 1118 sin herederos y le sucedió su primo, Balduino de le Bourg conde de Edesa, con el nombre de 10 Balduino II. Fue igualmente un rey capaz y supo defenderse frente a los ataques fatimíes y selyúcidas. Durante su reinado se estableció la primera de las órdenes militares y las fronteras del reino siguieron ensanchándose con la captura de la ciudad de Tiro en 1124. La influencia del reino de Jerusalén, se extendió sobre Edesa y Antioquia, en las que Balduino II actuó como regente al morir sus gobernantes en el campo de batalla. Con el objeto de defender los Santos lugares, Jerusalén, así como la protección de los peregrinos que llegaban a Tierra Santa, se crearon las Órdenes religioso-militares. 1.3 Nacimiento de las Órdenes Militares El modelo institucional de estas Órdenes se encuentra no solo en el monacato sino también en la cofradía hospitalaria, asociada con frecuencia al mundo de las peregrinaciones. Las Órdenes militares surgieron de agrupaciones originariamente hospitalarias, vocación que jamás abandonaron y que incluso la mantuvieron mucho tiempo después de que el factor bélico desapareciera. Varios elementos distinguían a los miembros de las órdenes militares: la vocación monástica, el ideal caballeresco, la imagen mítica de Tierra Santa como centro del mundo y lugar de peregrinación, la defensa de la cruzada y el espíritu piadoso asistencial. Los caballeros de estas órdenes eran en efecto monjes, al haber profesado los votos (pobreza, castidad y obediencia), organizado su vida por lo general con la regla benedictina y depender directamente del Papa. Pero al mismo tiempo eran “millites”, al ejercer el oficio de las armas y estar motivados por el ideal de cruzada. Había tres clases de miembros en estas agrupaciones: Los hermanos eclesiásticos que eran simplemente monjes, encargados de la misión y el apostolado, los caballeros que monopolizaban la función militar y los 11 hermanos sirvientes que se dedicaban a tareas hospitalarias y domésticas. Las órdenes militares estaban dirigidas por un gran maestre, cuyo poder era superior a los del capitulo general, aunque en ocasiones se buscaba un consejo restringido fiscalizador del maestre. Casas, propiedades y rentas se dividían en provincias, agrupaciones de prioratos a su vez integrados por encomiendas. A las órdenes de los priores estaban los comendadores o bailles representantes de la orden a nivel local y regional. La primera en aparecer de las dos grandes órdenes militares europeas fue la del Hospital fundada en Jerusalén por mercaderes de Amalfi. En un principio era una cofradía piadosa encargada del mantenimiento de un hospital destinado a los peregrinos, bajo la advocación de San Juan el Limosnero, patriarca de Alejandria, y tutelada por los benedictinos. La orden del hospital de San Juan de Jerusalén admitió caballeros a partir de 1137. La segunda de las grandes órdenes militares fue la del Temple, sus orígenes, fueron asimismo muy modestos. Su fundación en 1119 correspondió a una serie de caballeros franceses liderados por el que seria su primer maestre Hugo de Payens. Unidos por los característicos votos monásticos, a los que sumaron otros de tipo militar centrado en la defensa de los peregrinos, recibieron de Balduino II de Jerusalén una residencia situada según la leyenda sobre el antiguo templo de Salomón de donde proviene su nombre inicial de Pobres caballeros del Templo. 12 Antiguo Templo de Salomón 1.4 Orígenes de la Orden del Temple Cruz paté distintiva de los Templarios La Orden del Temple se identifica íntimamente con las Cruzadas. Nace como consecuencia de la primera y muere poco después de que se hiciera imposible el último proyecto de ellas. Así pues la Orden del Temple perdura exactamente dos siglos, desde inicio del XII al principio del XIV. 13 Vamos pues a contar un poco la historia de la “Orden de los pobres caballeros de Cristo y del templo de Salomón” o sencillamente los “Templarios”. “Un Caballero de Cristo es un cruzado en todo momento, al hallarse entregado a una doble pelea: frente a las tentaciones de la carne y la sangre, a la vez que frente a las fuerzas espirituales del cielo. Avanza sin temor, no descuidando lo que pueda suceder a su derecha o a su izquierda, con el pecho cubierto por la cota de malla y el alma bien equipada con la fe. Al contar con estas dos protecciones, no teme a hombre ni a demonio alguno.” (Historiador Jacques de Vitri- Origen del Temple) En la primavera del año 1118, nueve caballeros con Hugo de Payens a la cabeza y a similitud de los ya existentes “Caballeros del Santo Sepulcro”, fundan una nueva orden de caballería, con el beneplácito del rey de Jerusalén Balduino II. Nacen los Templarios. El primer Maestre, Hugo de Payens, nació en un noble caserío cercano a Troyes en el año 1080. Tenía una sólida educación cristiana y un hábil manejo de las armas, y desde muy joven sintió la misma vocación de monje que de soldado. Es durante la primera cruzada cuando el joven Hugo, quien luchó en ella enrolado en las tropas del conde Hugo de Vermandois, hermano del rey de Francia, se da cuenta de que es posible aunar sus dos vocaciones con la creación de una nueva orden religioso militar, la primera de estas características. En esas circunstancias no le fue difícil encontrar a otros ocho caballeros que fueron los fundadores de la orden a saber: Hugo de Payens Godofredo de Saint-Omer 14 Godofredo Bisol Payen de Montdidier Archembaud de Saint Aignant Andrés de Montbard Gondemar Hugo Rigaud y Rolando En 1118 se reunieron en Jerusalén para consagrarse al servicio de Dios, realizando los votos de pobreza, castidad y obediencia ante el Patriarca de Jerusalén, comprometiéndose a defender a los peregrinos contra los bandidos y ladrones, a proteger los caminos y a constituir la caballería del Rey Soberano. No se le escapó al rey de Jerusalén Balduino II la importancia del paso que acababan de dar aquellos caballeros y decidió protegerlos cediéndoles como primera providencia una parte de su palacio situada en lo que fuera el Templo de Salomón; concretamente donde los musulmanes habían construido la mezquita de Al-Aksa. Más tarde los monjes custodios del Santo Sepulcro, les ceden un terreno contiguo a las caballerizas. Según los historiadores los nueve años que permanecieron aquí son un misterio, ya que eran sólo nueve caballeros y durante todo ese tiempo no permitieron la entrada de nuevos caballeros en la Orden. Se especula en que para sólo nueve personas era muy difícil proteger los caminos de JaffaRamleh-Jerusalén pues se precisan más hombres para que tuvieran de la efectividad que se dice. Algunos historiadores piensan que aunque solo fueran nueve los caballeros, debían tener una pequeña tropa regular de soldados a sus órdenes. 15 En 1127 Hugo de Payens y cinco de sus hombres con una carta de presentación del Rey Balduino II y financiados por él, viajan a Europa. En esa carta se pide a la iglesia que dé protección a ese grupo de hombres y les ayude a cumplir su misión. Misión que era la de dar a conocer la Orden entre la nobleza europea y reclutar hombres para la Orden, o lo que es lo mismo para la protección de Tierra Santa. La misión más importante era la de obtener la protección de Bernardo de Claraval, sobrino de Andrés de Montbard, para obtener la autorización eclesiastica para la fundación de la Orden y la aprobación de su regla de vida. En ese momento los Templarios habían recibido de los canónigos del Santo Sepulcro la misma Regla de San Agustín que ellos profesaban, pero el abad de Claraval deseaba algo más próximo y original para sus nuevos protegidos, ya que estos colmaban su propia idea de sacralización de la milicia. La nueva regla del Temple fue realizada por Bernardo de Claraval, fue escrita en latín, contaba con sesenta y ocho artículos y una introducción que resaltaba la dimensión de religiosos de los monjes- soldados. Bernardo gestionó una positiva acogida por parte del Papa Honorio II, a quien los fundadores del Temple estaban a punto de visitar en Roma, instando al Pontífice a celebrar un Concilio en el que quedara reconocida por la Santa Sede la nueva Orden del Temple. En la primavera de 1228 se celebró el Concilio extraordinario de Troyes con nutrida asistencia de prelados franceses y de territorios próximos: dos arzobispos, diez obispos, siete abades, dos escolásticos e infinidad de personajes eclesiásticos, todo ello bajo la presidencia del legado papal, el cardenal Mateo de Albano. En este Concilio y gracias a la destreza del abad Bernardo de Claraval, fueron por fin reconocidos oficialmente y se les impuso un manto blanco como distintivo, años más tarde, el papa Eugenio III, añadió una Cruz Roja Octogonal. Los rangos y honores que se establecieron en la orden fueron: Sirvientes (aspirantes) 16 Escuderos Caballeros Priores comendadores Maestres Gran Maestre Cuando se llegaba a ser caballero, se juraba cumplir con los votos de pobreza, castidad y obediencia, con ello todos los bienes del recién iniciado pasaban a formar parte de la orden. En 1130 después del Concilio se dedican a recorrer Francia en busca de caballeros y donaciones para la Orden. Consiguen importantes dádivas de la mayoría de las casas reinantes y establecen las bases de las provincias templarias en el continente, Inglaterra y Escocia. El balance de lo obtenido es muy positivo, en hombres más de trescientos caballeros (segundones de las casas nobles) son los que embarcan a Tierra Santa. En donaciones además del oro se han conseguido los “relief” de importantes feudos y la propiedad de iglesias, derechos de limosna de determinadas iglesias en días estipulados, granjas y lugares. En prestigio puede decirse que tanto la Iglesia como los seculares conocen ya la nueva milicia. Antes de partir hacia Tierra Santa, Hugo de Payens nombra a Payen de Montdidier maestre de Francia. El 24 de Mayo de 1136 fallece Hugo de Payens. Le sucede Roberto de Craón, llamado el “Borgoñés”, un noble proveniente de Anjou. Si con Hugo de Payens se funda y da a conocer la Orden en Europa, con Roberto de Craón se consolida, se crea una base sólida y la estructura para poder gobernarla con eficiencia. A lo largo de su maestrazgo muestra dotes de líder hábil y diplomático. Tiene la sensatez de renunciar a la herencia de Alfonso I de Aragón y consigue importantes privilegios de la Iglesia. 17 El 29 de Marzo de 1139 se promulga la bula “Omne Datum Optimum”, que fue la carta magna de la orden. En ella Inocencio II libera al Temple de toda sujeción a la autoridad eclesiástica, excepto a la del Papa y concede además otros importantes privilegios: • Les permite conservar el botín tomado a los sarracenos, • Sitúa a la Orden bajo la tutela exclusiva de la Santa Sede, de manera que únicamente dependerá de la autoridad del Papa. • Reseña que la autoridad de la Orden recae en el Maestre y sitúa la casa capitana en Jerusalén. • Estipula que para poder ser elegido Maestre debe tener la condición de hermano profeso y ser elegido entre todos los hermanos. • Prohíbe modificar la regla solo tiene esa facultad el maestre con la venia del capítulo. • Prohíbe que se exija a la Orden ningún tipo de servicio u homenaje feudal. • Prohíbe que los que abandonan el Temple puedan ser admitidos en otras ordenes, salvo con la autorización del maestre. • Les autoriza a tener sus propios capellanes, quedando estos fuera de la jurisdicción diocesana. • Concede a la orden la facultad de construir oratorios en lugares anexionados al Temple, para orar y ser enterrados allí. En 1144 la bula “Militia Templi”, les concede el beneficio de hacer colecta una vez al año en cada iglesia secular. En 1145 la bula “Militia Dei”, dirigida a los obispos, les notifica la autorización al temple para construir sus oratorios. En el año 1170 la Orden se extendía por toda Francia, Alemania, España y Portugal y apenas 50 años más tarde era el 18 imperio económico, militar, político, religioso y científico más importante de Europa con: • Encomiendas (granjas y casas rurales) • Un ejército • Castillos • Una flota propia de barcos (con puertos privados) • La primera banca internacional Era la fortuna más grande de toda Europa, hasta el punto de que reyes como el de Francia o Aragón eran deudores del Temple. • 1.4.1 Funciones –El Código Templario Sello Templario A raíz de la autorización de la nueva Orden, se publica el código templario, que según los escritores Guillermo Obispo de Tiro y canciller del Reino de Jerusalén, en su libro “Historia rerum in `portibus transmarinis gestarum” fue la primera regla por la que se sometieron en 1119 al Patriarca de Jerusalén. También nos lo confirma en el siglo XIII Jacques de Vitri que fue obispo de Acre en su libro “historia orientalis seu hierosolymitana” que entre otras muchas cosas dice lo siguiente: • Los que son soldados del Temple son soldados de Dios. Como tales deben siempre andar con Dios y ser más que simples mortales. Deben conducirse con humildad y ser 19 los más honorables, los más nobles, los más corteses, los más honestos y los más caballerosos. • El templario debe servir a la Orden y no esperar ser servido por ella. Que lo que colabore lo haga en servicio de Dios y no debe esperar recompensa salvo el saber que con ello honra a la Orden por su devoción. • El Templario no debe causar a ninguna criatura herida o daño, sea esta una criatura humana ú otra, sea por ganancia, placer o vanidad. Al contrario, el templario debe intentar llevar la justicia a todos aquellos que no la reciben porque todos son hijos de Dios y a todos ha concedido Dios el don de la vida. • Ante todos los seres el templario debe demostrar caballerosidad, cortesía y honestidad, teniendo presente que son testigos de Dios. • Un templario debe vivir cada día como un crítico del día anterior, de esta manera cada nuevo amanecer será un paso hacia una mayor nobleza. • Ningún templario deberá ofender de forma alguna a una persona u otro ser. Para todos, el templario debe ser un ejemplo de caballerosidad. • Ninguna mujer deberá temer nada de un templario, ni de sus palabras ni de sus acciones. Ningún niño deberá padecer tampoco ese temor. Ningún hombre, no importa cuan rudo sea, deberá temer a un templario. • Donde hay debilidad allí el templario debe llevar su fuerza. Donde no hay voz allí el templario debe llevar la suya. Donde están los más pobres allí el templario debe distribuir su generosidad. • Un soldado del temple no puede estar esclavizado por creencias sectarias u opiniones estrechas. Dios es la verdad y sin Dios no hay verdad. El templario debe siempre buscar la verdad porque en la verdad está Dios. 20 • Jamás un templario debe deshonrar a otro, porque dicha conducta le deshonrará a él y llevará descrédito a la Orden. En su conducta el templario: • No debe ser brutal • No debe emborracharse en forma ofensiva • No debe ser ni inmoral ni amoral • No debe ser cobarde ni bestial. • No debe mentir ni tener intenciones maliciosas. • No debe buscar posiciones de engrandecimiento dentro de la Orden. Se contentará con aquellos puestos que le sean encomendados para mejor servirla. • No debe juzgar a nadie dentro o fuera de la Orden por sus posesiones o su posición social. Antes al contrario debe juzgar por el carácter y la bondad o falta de ellos. • Debe expresar verdadero sometimiento a los principios del Temple y obediencia a sus oficiales en todas las cosas de la Orden, en tanto entienda que sean verdaderos templarios y merezcan dicha obediencia. • Debe ser un verdadero patriota hacia la tierra que Dios le ha dado. • No debe cazar a ninguna criatura ni por vanidad ni por deporte. • No debe matar a ninguna criatura salvo para alimentarse o en defensa propia. • Debe mantenerse firme y veraz en las justas causas de Dios. • No tomará actitud ofensiva contra ningún hombre por la forma en que se dirige a Dios, aunque esta sea diferente o Extraña. Antes al contrario el templario deberá intentar entender como otros se acercan a Dios. 21 • Debe siempre ser consciente de que es un soldado del Temple y tratar siempre que sus obras sean un ejemplo para los demás. 1.4.2. Regla Primitiva de la Orden del Temple La Regla del Temple de Bernardo de Claraval, consta en total de 72 capítulos siendo los primeros ocho el prólogo de lo que seria luego la regla propiamente dicha. Estos ocho primeros resumen lo que fue el Concilio de Troyes a saber: 1.- Nos dirigimos en primer lugar a todos aquellos quienes con discernimiento rechazan su propia voluntad y desean de todo corazón, servir a su rey soberano como caballero; llevar con supremo afán y permanentemente, la muy noble armadura de la obediencia. Y por tanto, nosotros os invitamos, a seguir a los escogidos por Dios de entre la masa de perdición y a quienes han dispuesto, en virtud de su sutil misericordia, defender la Santa Iglesia, y que vosotros anheláis abrazar por siempre. 2.- Por sobre todas las cosas, quien quiera ser un caballero de Cristo, escogiendo estas sagradas órdenes en su profesión de fe, debe unir sencilla diligencia y firme perseverancia, que es tan valiosa y sagrada, y se revela tan noble, que si se mantiene impoluta para siempre, merecerá acompañar a los mártires que dieron sus almas por Cristo Jesús. En esta orden religiosa ha florecido y se revitaliza la orden caballeresca. Dios que actúa conforme a nosotros y nuestro salvador Cristo Jesús; ha enviado a sus partidarios desde la ciudad Santa de Jerusalén a los acuartelamientos de Francia y Borgoña, para nuestra salvación y muestra de la verdadera fe, pues no cesan de ofrecer sus vidas por Dios, en piadoso sacrificio. 3.- Ante ello nosotros, en completo gozo y hermandad, por requerimiento del Maestro Hugo de Payen, por quien la mencionada orden caballeresca ha sido fundada con la 22 gracia del Espíritu Santo, nos reunimos en Troyes, de entre varias provincias más allá de las montañas, en la fiesta de San Hilario, en el año de la encarnación de Cristo Jesús de 1128, en el noveno año tras la fundación de la anteriormente mencionada orden caballeresca. De la conducta e inicios de la Orden de Caballería hemos escuchado un capitulo común de labios del anteriormente citado Maestro, Hermano Hugo de Payen; y de acuerdo con las limitaciones de nuestro entendimiento, lo que nos pareció correcto y beneficioso alabamos, y lo que nos pareció erróneo rechazamos. 4.- Y todo lo que aconteció en aquel Consejo no puede ser contado ni recontado y para que no sea tomado a la ligera por nosotros, sino considerado con sabia prudencia, lo dejamos a discreción de ambos nuestro honorable padre el Señor Honorio y del noble Patriarca de Jerusalén, Esteban, quien conoce los problemas del Este y de los Pobres Caballeros de Cristo; por consejo del concilio común lo aprobamos unánimemente. Aunque un gran número de padres religiosos reunidos en capitulo aprobó la veracidad de nuestras palabras, sin embargo no debemos silencias los verdaderos pronunciamientos y juicios que emitieron. 5.- Por tanto yo, Jean Michel, a quien se ha encomendado y confiado tan divino oficio, por la gracia de Dios, he servido de humilde escriba del presente documento por orden del consejo y del venerable padre Bernardo, abad de Claraval. Los nombres de los Padres que asistieron al Concilio. Mateo, obispo de Albano, por la gracia de Dios, legado de la santa Iglesia de Roma; Renaud, arzobispo de Reims; Henri arzobispo de Sens; y sus clérigos: Gocelin, obispo de Soissons: el obispo de Paris: el obispo de Troyes: el obispo de Orleáns; el obispo de Auxarre; el obispo de Meaux; el obispo de Chalons; el obispo de Laon; el obispo de Beauvais: el abad de Vêzelay, quien posteriormente fue obispo de Lyón y legado de la Iglesia de Roma ;el abad de Citeaux; el abad de Pontigny; el abad de Trois Fontaines; el abad de St. Denis de Reims; el 23 abad de St. Etienne de Dijon; el abad de Molestes; el anteriormente mencionado Bernard, abad de Clairvaux. También estuvieron presentes el maestro Aubri de Reims; maestro Fulcher y varios otros. Siguen otros muchos detalles del concilio asistentes a este evento. así como de Tras esto viene lo que es la Regla en sí de los Pobres caballeros del Temple con sus 64 capítulos, de los cuales solo detallaré algunos que han llamado mi atención: Sobre no aceptar niños14.- Aunque la regla de los santos padres permite recibir a niños en la vida religiosa, nosotros lo desaconsejamos. Porque aquel que desee entregar a su hijo eternamente en la orden caballerescas deberá educarlo hasta que sea capaz de llevar las armas con vigor, y liberar la tierra de los enemigos de Cristo Jesús. Entonces que su madre y padre lo lleven a la casa y que su petición sea conocida por los hermanos; y es mucho mejor que no tome los votos cuando niño sino al ser mayor, pues es conveniente que no se arrepienta de ello, a que lo haga. Y seguidamente que sea puesto a prueba de acuerdo con la sabiduría del Maestre y hermanos conforme a la honestidad de su vida al solicitar ser admitido en la hermandad. Sobre la vestimenta de los Hermanos 17.- Disponemos que todos los hábitos de los hermanos sean de un solo color, bien sea blanco, negro o marrón. Y sugerimos que tanto en invierno como en verano si es posible, lleven capas blancas: y a nadie que no pertenezca la mencionada caballería de Cristo le será permitido tener una capa blanca, para que quienes hayan abandonado la vida en oscuridad se reconozcan los unos a los otros como seres reconciliados con su creador por el signo de sus hábitos blancos: que significa pureza y completa castidad. La Castidad es certeza en el corazón y salud en el cuerpo. Por lo que si un hermano no toma votos de castidad no puede acceder al eterno descanso ni ver a Dios, por la promesa del 24 apóstol que dijo: “Pacem sectamini cum ómnibus et castimoniam sine qua nemo Deum videbit. “ Que significa “Lucha para llevar la paz a todos, mantente casto, sin lo cual nadie puede ver a Dios.” Sobre las camisas 20.- Entre otros asuntos sobre los que regulamos, debido al intenso calor existente en el Este, desde Pascua hasta todos los Santos, gracias a la compasión y de ninguna forma como derecho, una camisa de lino será entregada al hermano que así lo solicite. Sobre la ropa de cama 21.-Ordenamos por unánimemente que cada hombre tenga la ropa y sábanas de acuerdo con el juicio de su Maestre. Es nuestro propósito que un colchón, un almohadón y una manta son suficientes para cada uno; y aquel a quien le falte uno de estos puede tener una alfombra, y una manta de lino siempre que sea de pelo fino. Y dormirán siempre vestidos con camisa y pantalón y zapatos y cinturones, y donde reposen deberá haber siempre una luz encendida hasta la mañana. Y el Sastre se asegurará que los hermanos estén tan bien tonsurados que puedan ser examinados tanto de frente como de espaldas, y nosotros ordenamos que vosotros os adhiráis a esta misma conducta en lo tocante a barbas y bigotes, para que ningún exceso se muestre en sus cuerpos. Sobre comer carne 26.-Deberá ser suficiente, comer carne tres veces por semana, excepto por Navidad, Todos los Santos, La Asunción y la festividad de los doce apóstoles. Porque se entiende que la costumbre de comer carne corrompe el cuerpo. Pero si un ayuno en el que se debe suprimir la carne cae en martes, al día siguiente será dada en cantidad a los hermanos. Y los domingos todos los hermanos del Temple, los capellanes y clérigos recibirán dos ágapes de carne en honor a la santa resurrección de Cristo Jesús. Y el resto de la casa, que incluye los escuderos y sargentos, deberán 25 contentarse con una comida y estar agradecidos al Señor por ella. Sobre los Hermanos Ancianos 60.- Disponemos por consejo compasivo que los hermanos ancianos y débiles sean honrados con diligencia y reciban la atención de acuerdo con su fragilidad; y cuidados por la autoridad de la Regla en aquellos menesteres necesarios para su bienestar físico, y que en forma alguna se sientas afligidos. Sobre Hermanas 70.- La compañía de las mujeres es asunto peligroso, porque por su culpa el provecto diablo ha desencaminado a muchos del recto camino hacia el Paraíso. Por tanto que las mujeres no sean admitidas como hermanas en la casa del Temple. Es por eso, queridos hermanos, que no consideramos apropiado seguir esta costumbre, para que la flor de la castidad permanezca siempre impoluta ante vosotros. Que no tengan intimidad con mujeres 71,- Creemos imprudente para un religioso mirar mucho la cara de una mujer. Por esta razón ninguno debe atreverse a besar a una mujer, sea viuda, niña, madre, hermana, tía u otro parentesco, y recomendamos que la caballería de Cristo Jesús evite a toda costa los abrazos de mujeres, por los cuales muchos hombres han perecido, para que se mantengan eternamente ante Dios con la conciencia pura y la vida inviolable. No ser Padrinos 72.- Prohibimos que los hermanos, de ahora en adelante, lleven niños a la pila bautismal. Ninguno deberá avergonzarse de rehusar ser padrino o madrina; ya que esta vergüenza trae consigo más gloria que pecado. El resto de los artículos hablan de cómo comer, como deben orar, de cómo deben tratar a los viejos, y a los enfermos, de que deben de hacer cuando las horas de oraciones les pille 26 fuera del convento, de que no deben cazar por deporte, sobre los días que deben guardar ayuno, etc. Capitulo II El Temple en los reinos Hispánicos 2.1 Instalación La orden comienza su implantación en la zona oriental de la península ibérica en ll30. En 1131, el conde de Barcelona Ramón Berenguer III pide su entrada en la orden, y en 1134 el testamento de Alfonso I de Aragón les cede su reino a los templarios, junto a las órdenes de Hospitalarios y del Santo Sepulcro. Tras la muerte de Alfonso I y la derrota de Fraga, se produjo un pánico excepcional en Aragón. Era impensable que las Órdenes militares pudieran ponerse al gobierno de los reinos de Navarra y Aragón, ya que perjudicaba a los intereses de la nobleza. El primer resultado de este conflicto fue la separación definitiva de los reinos de Navarra y Aragón. Los navarros proclamaron rey a García Ramírez, descendiente de la monarquía histórica pamplonesa. Los aragoneses coronaron a Ramiro II llamado el Monje por su condición de monje, y para lograr el reconocimiento de la nobleza, tuvo que buscar a alguien que ejerciera en su nombre. El problema se solucionó con los esponsales de su hija Petronila de dos años con Ramón Berenguer IV Conde de Barcelona. Ramón Berenguer IV adoptó el título de príncipe de Aragón, quien se apresuró a pactar con las Órdenes beneficiadas por el testamento de Alfonso I. La Orden del Temple fue la más beneficiada en 1143 renunció a sus 27 derechos al trono de Aragón a cambio de los castillos de Monzón, Mongay, Chalamera, Remolinos y la promesa de Corbins (cuando fuera conquistado) y otros muchos privilegios como la promesa de entregarles la quinta parte de las tierras arrebatadas a los musulmanes. Una vez asentados en Aragón los templarios participaron activamente tanto en la reconquista como en la defensa de la fronteras. Junto con las tropas de Ramón Berenguer IV sitiaron Tortosa, colaboraron en la ocupación de Lérida y dirigieron el sitio del castillo de Miravet, por todas estas actuaciones fueron generosamente recompensados recibiendo varias posesiones entre las que destaca el castillo de Miravet. Las donaciones de Ramón Berenguer IV al Temple continuaron durante toda su vida y a su muerte en 1162 se puede decir que los templarios estaban completamente asentados en Cataluña y Aragón participando activamente en la vida política. En 1130 muere Gastón de Bearn y su viuda, Talesa, prima del Rey Alfonso I el Batallador, cumple la voluntad de su marido dorando al temple, para que pudiera proseguir la reconquista todas las tierras que tenia en Zaragoza y en Sauvelade. En 1132 Ermengol VI de Urgell dona al Temple el castillo de Barberá. 2.2 Reinos donde se instalaron Como hemos podido ver sus inicios fueron en Cataluña y reino de Aragón, pero luego continuaron extendiéndose por otros reinos recién conquistados a los moros, sobre todo ello hablaremos a continuación. El sucesor de Ramón Berenguer IV, Alfonso II, no entregó nada al Temple, ya que les temía por el inmenso poder que estaban acumulando y eran como un reino dentro de otro reino. En las batallas ganadas en el extremo sur de Aragón, 28 Alcañiz fue entregado a la orden de Calatrava y en Alfambra, Villel, Castellote y otros castillos instaló a la Orden de Montegaudio. Esto no significó en modo alguno que Alfonso II rechazase los privilegios que había otorgado su padre al Temple, sino que prefería hacerlo con promesas de futuro, como por ejemplo la promesa de entregarles, cuando fueran conquistados los castillos de Oropesa, Chivert y Montornés en tierras valencianas. Hasta el año de su muerte en 1196 el rey solo había entregado al Temple Horta en Cataluña y Encinacorba en Aragón . Cuando la Orden de Montegaudio tuvo problemas, el rey Alfonso II se opuso a su incorporación al Temple, porque quería mantener a los templarios alejados del sur de Aragón, pero finalmente cedió y en 1196, la Orden con todos sus bienes se incorporó al Temple. Los bienes comprendian: Camañas, Malvecino, Miravete, Perales, Villel, Libros, Fuentes Calientes, Orrios, Castellote, Villarluengo y Cantavieja, con el patronato sobre catorce iglesias. Durante el reinado de Pedro II (1196 a 1213) las ganancias del Temple se limitaron al Rincón de Ademuz ganado en 1210. El Temple reclamó el quinto que le correspondía y el rey les otorgó el señorío de Ascó y les devolvió el de Tortosa, como compensación. Pedro II también les prometió para el futuro la torre y alquería de Ruzafa en Valencia y el castillo de Culla. Con la llegada al poder del hijo de Pedro II, Jaime I (12131276), criado con los Templarios en el monasterio de Monzón y tras la conquista de Mallorca en 1229, el rey no estaba dispuesto a darles la quinta parte de lo conquistado, así que de este botín solo les correspondió un 20%. En 1230 el rey añadió un castillo cerca de los muros de la ciudad para la residencia de los Templarios. Al igual que hizo en Mallorca el Rey Jaime I, la recompensa de los Templarios en la conquista de Valencia, sería igual que la del resto, proporcional a su aportación a la conquista. 29 Durante el sitio de Burriana, Jaime I les otorgó las alquerías de Banhamet y Mantilla, sitas en el término de Burriana, conquistada la ciudad les asignó una parte de la misma con seis torres de muralla y reiterará la donación de Chivert. Conquistada Valencia en 1238 la colaboración Templaria fue premiada por el Rey con la torre grande en la calle Barbazachor, varias casas próximas, tierra para una almunia extramuros en La Xarea y veinte yugadas de tierra de cultivo. Tras al sitio de Játiva en agosto de 1244, en el que participó el maestre provincial del Temple, recibieron como recompensa la mitad del astillero de Denia. El 1246, el arrabal de Ruzafa prometido anteriormente, fue compensado por las alquerías de Moncada y Carpesa y recobraron el castillo de Pulpis. Aparte de las donaciones ya mencionadas, los templarios compraron los lugares de Cofita, Castejón del Puente, Alfantega y Santa Lecina alrededor de su castillo de Monzón, no lejos de su castillo de Grañena compraron Barbens y Talladell. En 1294 Jaime II, que deseaba el pleno señorío sobre la ciudad de Tortosa, les cede a cambio de sus derechos en esa zona, Peñiscola que incluía Vinaroz y Benicarlo, el castillo y villa de Ares del Maestre, y las tenencias del castillo de las Cuevas de Vinroman, Salsadella, Albocacer, Villanueva de Alcolea, Tirig y Serratella. En 1303 la Orden compraba el castillo de Culla, con todos sus territorios como Carbó, Boy, Vistabella del Maestrazgo, Benafigos, Adzaneta y Molinell con las torres de Vin Rabina y Torre d’Embessora Navarra: De 1141 a 1158 los Templarios reciben del Rey García Ramírez de Navarra las posesiones de Novillas, Puente la Reina y Funes, a estas se unieron otras varias donaciones que permitieron reunir un importante patrimonio Templario especialmente en la ribera del Ebro, entre Tudela y 30 Ribaforada. En 1135 el Rey García Ramírez también es dona el castillo de Novillas. Castilla: En el reino de Alfonso VII de Castilla. Los primeros templarios datan del año 1146, aunque el Rey ya tuviera conocimiento del Temple desde 1128 cuando asistió en Braga (Portugal) a una donación a favor de la Orden de Doña Teresa de Portugal. Las primeras donaciones fueron Villaseca entre Soria y Almenar y Carvajal de la Legua en el reino de León. Entre Enero y Marzo de 1148 reciben la donación de un molino en Vozmediano, en tierras de Agreda. En 1144 el 10 de Septiembre un piadoso matrimonio leonés dona sus bienes a la Iglesia de Santa Maria de León y ciertas casas y heredades sitas en León, Villafria, Caravedo y Herreras las donan al Temple. En 1148 Alfonso VII, incorpora a su hijo el Infante Don Sancho a las tareas públicas asignándole el gobierno de tierras riojanas y sorianas con el título de rey de Nájera, con el que gobernaría hasta la muerte de su padre. En tierras de Soria el rey Sancho III, el 14 de Marzo de 1155 en la aldea de Villaseca, que había sido donada hacia nueve años al Temple, firma una permuta con el Monasterio de Santo Domingo de Silos, por la que les entrega una serna con su solar, patrimonio del monarca, a cambio de la heredad que el Monasterio tenia en Fuente Canto, cerca de Soria. En la rioja en Alcanadre, el Obispo de Calahorra cede el 24 de Abril de 1155 todos los derechos sobre la Iglesia de la Villa a los Templarios y el 5 de Julio de ese mismo año, don Rodrigo de Azagra les dona la villa completa de Alcanadre. El 21 de agosto de 1157 fallece el rey Alfonso VII y deja su reino dividido entre sus dos hijos, ambos con el título de Rey. Al Primogénito Sancho III le cedió Castilla y Toledo, una Castilla que añadía las hoy Palencia y Valladolid, parte 31 de Extremadura y Plasencia. Al segundo Fernando II le cedió León y Galicia. En 1149 Alfonso VII entregó Calatrava a los Templarios para involucrarlos en la lucha contra el Islam en las fronteras del reino de León, pero tras la muerte del Rey en 1157 los Templarios devolvieron Calatrava al Rey Sancho, ya que no quisieron ser participes en la lucha contra los almohades para la defensa de Toledo. De este modo Sancho III se vio en la necesidad de tomar una decisión urgente, recién estrenado su gobierno, e hizo saber que estaba dispuesto a confiar Calatrava a cualquiera que luchara por defenderla, cosa que hicieron los monjes del monasterio cisterciense de Fitero. La concesión se formalizó en Almazán en Enero de 1158. Los monjes se convirtieron en una nueva Orden Militar, La Orden de Calatrava. Esto seria el hundimiento del prestigio del Temple en tierras de Castilla y el auge de la nueva Orden, lo que condicionará durante muchos años, prácticamente toda la segunda mitad del siglo XII, las pocas noticias que hay sobre el Temple. En el año 1183, el 26 de Enero el Rey Alfonso VIII dona a la Orden del Temple la Iglesia de San Miguel, sita en Moral de la Reina con sus derechos y ciertas heredades, a cambio de la Iglesia de San Nicolás del Real Camino. Las guerras del Rey de Castilla, Alfonso VIII y los almohades duraron casi los 56 años de su reinado, pero entre otros muchos hubo dos enfrentamientos dignos de mención, uno el de Alarcos en 1195 donde fueron derrotados los cristianos y el otro en 1212 en la batalla de las Navas de Tolosa, que fue el gran triunfo castellano, y la que abrió a las huestes castellanas las puertas de Andalucía. En esta batalla murió el Infante D. Fernando hijo único del Rey Alfonso VIII. Nuevamente en esta batalla ya participaron los Templarios junto con los de Calatrava, Santiago y El Hospital, según un escrito del arzobispo Rodrigo Jiménez de Rada, que resalta su actuación y donde murió el maestre de la Orden 32 templaria, el Obispo electo de Burgos, el maestre de Santiago, un comendador de Santiago y un alférez de Calatrava. Al estar separados los reinos de Castilla y León, el fracaso de los Templarios en el asunto de Calatrava no hizo mucha mella en el reino de Fernando II en donde la implantación del Temple fue mucho más rápida que en Castilla. En 1168 ya se tiene noticia de una Encomienda templaria en Ceinos, en tierra de Campos atribuida al reino de León, en ese mismo año el Rey dona la ciudad de Coria al Temple y en 1166 les hace también donación de una serie de Castillos: Trevejo, Santibáñez de Mazcoras con Almenara, su preciosa atalaya, Milana, Benavente de Sequeros, Bernardo, Esparragal, Portezuelo, Alconétar, Santa Maria de Sequeros, Peñas Rubias y Torremilanera. Los Templarios asisten el 21 de Marzo de 1181 al tratado de paz entre los reyes de Castilla y León. El 22 de Enero de 1188 muere el Rey Fernando II, al que le sucede su hijo Alfonso IX (1188-1230) durante cuyo mandato asistimos al nacimiento de encomiendas Templarias en las comarcas de Valladolid y Zamora que pertenecían al reino de León. El Rey canjea a los Templarios San Pedro de Latarce en Valladolid por el castillo de Milana, donado a estos por su padre. Asimismo el 29 de abril del año 1211 el Rey y los Templarios llegan a un acuerdo por el que estos renuncian a las fortalezas de Portezuelo y Peribañez, que quedaran a manos del Rey, dándoles en compensación la villa y fortaleza de Ponferrada. 33 Castillo de Ponferrada (León) Entre los bienes que Alfonso IX les devuelve, están Alcañices con todo su término al norte de la cordillera Central, diversas tierras en Galicia en la comarca de Limia como San Miguel de Canedo, Faro en La Coruña, la feligresía de Santiago de Sigrás. A cambio de que el Temple deje de pleitear con la Orden de Alcántara, el rey les cede el castillo de Alba de Aliste con todos sus derechos y pertenencias. La última donación al Temple en el reinado de Alfonso IX la otorgó Teresa Gil, favorita del monarca, quien en 1228 les cede la aldea de Griegos, cerca de Mota del Marqués. En 1221 el Temple va a recibir tres importantes fortalezas, muy próximas entre si, que formarán un fuerte enclave Templario sobre el río Tajo, serán los caballeros de la Orden de Montegaudio, quienes descontentos por su incorporación a Calatrava, donan sus bienes al Temple. Estas tres fortalezas son El Carpio, Montalbán y Ronda en el reino de Toledo. Las reclamaciones de Calatrava contra el Temple sobre esta donación, se verán desestimadas por la decisión pontifica de Inocencio III que había confirmado en 1215 la transferencia 34 al Temple de todos los bienes adquiridos por Montegaudio antes del año 1196. Con la muerte el 24 de Septiembre de 1230 del rey leonés Alfonso IX, bajo el mandato de su hijo y heredero Fernando III, volvían a unirse los reinos de Castilla y León. En 1224 Fernando III que ya era Rey de Castilla, se negó a renovar las treguas con el imperio almohade e iniciaba las campañas militares que conducirían a la ocupación de Andalucía y Murcia, reduciendo la presencia musulmana en la Península a los reinos de Granada y Niebla. En 1236 en que Fernando III incorporaba al mundo cristiano la antigua capital del califato, la ciudad de Córdoba, el rey otorgaba al Temple el señorío sobre el castillo y la villa de Capilla con todo su termino, en el que se incluían los lugares de Garlitos, Baterno, Risco, Peñalsordo, Zarza-Capilla y el propio Capilla con una extensión de unos 516 Km2. Algunos meses después el Rey añadió a la donación de Capilla la fortaleza próxima de Almorchón cuyos términos englobaban también Cabeza de Buey y que redondeará el señorío constituido en torno a Capilla, siendo el segundo en importancia de todos los señoríos de la Orden. En 1248 Fernando III conquista Sevilla con la ayuda de las órdenes militares activas en la corona de Castilla, a saber: Santiago, Calatrava, Alcántara, Temple y Hospital. Como agradecimiento cede a los Templarios otro amplio territorio en tierras extremeñas recientemente conquistadas, que incluían cuatro importantes fortalezas. Jerez de los Caballeros, Alconchel, Burguillos del Cerro y Frenegal de la Sierra. 35 2-3 Encomiendas Templarias en España Las encomiendas o tenencias, eran lugares donde residía el comendador o recaudador que se encargaba de cobrar los donativos y luego repartirlos entre los diferentes castillos y lugares templarios así como de enviarlos a Tierra Santa. Solían tener Capilla, sala capitular, alojamientos, generalmente similares a cuarteles, bodegas, sótanos, caballerías, bibliotecas, almacenes, y otras dependencias de diverso tipo según la función de la actividad que explotara la propia encomienda. El comendador también era quien la controlaba y asignaba los cargos y oficios necesarios. La reunión de diversas encomiendas se llamaba bailía, que era donde se reunían los capítulos regionales y eran recibidos los nuevos miembros. Al frente de ellas había un maestre Provincial. En España aparte de Fortalezas y Casas Templarias, terrenos y castillos existían las siguientes encomiendas: Corona de Aragón • Zaragoza:Añesa en Ejea de los Caballeros, Zaragoza, Luna, Pina de Ebro, Novillas, La Zaida, Boquiñeni, Ambel • Huesca: Huesca y Monzón • Teruel : Alfambra, Villel con Libros, Castellote, y Cantavieja. Principado de Cataluña • Gerona: Castelló de Ampurias y Aiguaviva • Lérida: Barbens, Corbins, Gardeny, Grañena de Cervera • Barcelona: Palau Solitar en Barcelona • Tarragona: Barbará, Selma, Juncosa, Ribarroja, Ascó, Miravet, Horta y Tortosa. Reino de Valencia 36 • Castellón: Burriana, Chivert, Peñiscola, Pulpis, Les Coves de Vinromá, Culla, Ares • Valencia: Valencia Reino de Mallorca • Mallorca: Mallorca Reino de Navarra • Novillas, Ribaforada, Aberin Andalucía • En Andalucía no existen encomiendas por si mismas, pero si hay constancia de dos casas Templarias en Córdoba y Sevilla Reino Castellano –Leonés • La Coruña.: Faro y Betanzos • Pontevedra-Vigo: Coya • Orense: Amoeiro • Lugo: San Fiz do Ermo, Caníbal en Monforte de Lemos, Neira dos Cabaleiros • León: Ponferrada, Villapalmaz • Valladolid: Mayorga, San Pedro de Latarce, Ceinos de Campos, Medina del Campo • Zamora: Benavente, Villalpando, Villárdiga, Tábara, Carbajales Alba de Aliste, Alcañices, Zamora • Salamanca: Salamanca, Ciudad Rodrigo • Palencia: Villalcázar de Sirga • Logroño: Alconadre • Toledo: Juncos, Montalbán • Murcia: Caravaca • Cáceres: Alconétar • Badajoz: Capilla, Jerez de los Caballeros, Ventoso. 37 Castillo de Peñiscola Castillo de Miravet Castillo de Monzón Capitulo III La Disolución de la Orden del Temple 3-1 Acusaciones del Rey de Francia Felipe IV de Francia llamado “El Hermoso”, era un rey sin escrúpulos deseoso de dinero a costa de lo que fuera, tenia la obsesión de anexionarse los prósperos Burgos flamencos en tierras de Flandes, debido a lo cual sus necesidades económicas eras acuciantes. Felipe necesitaba dinero y estaba dispuesto a sacarlo de donde fuera, así que una de las cosas que hizo fue degradar la acuñación de monedas poniéndoles menos oro o plata de la que les correspondía y quedándose él con la diferencia. Les 38 pidió dinero a los judíos y a los banqueros italianos y cuando ya no pudo sacarles más y estos comenzaron a reclamar su deuda los expulsó del país. También vendió títulos nobiliarios a burgueses que pudieran pagar grandes cantidades y la libertad a siervos de la gleba. En esta situación lo que más le tentaba eran las saneadas arcas de la Iglesia. Las guerras entre Francia e Inglaterra eran una excusa para poder cobrar impuestos a la Iglesia. En 1294 fue elegido Papa Bonifacio VIII, un hombre colérico y arrogante extremadamente convencido de su poder, que lo primero que hizo fue mediar entre los dos monarcas, no para establecer la paz sino para que dejaran de cobrar impuestos a las órdenes religiosas, cosa que a su vez les impedía enviar dinero al Vaticano. En vista de que sus intentos no fructificaron, publicó una bula en la que excomulgaba a todo el que fijara pago de impuestos al clero sin la autorización el Papa. Eduardo I de Inglaterra se sometió al imperativo del Papa, pero no así Felipe IV de Francia, para quien sus necesidades económicas estaban por encima de la excomunión. Felipe IV y Bonifacio VIII se cruzaron bulas desacreditándose mutuamente: El Pontífice se dispuso a promulgar una bula en la que liberaba a los ciudadanos franceses de su juramento de lealtad al Rey. Felipe IV se alió con la familia romana Colonna, que odiaban al Papa porque les había expropiado sus tierras, y al mando del fiel servidor del monarca Guillermo de Nogaret, quien a su vez tenía pocas simpatías por el Vaticano, secuestraron al Pontífice en su residencia de verano de Anagni, fue maltratado, humillado y golpeado. Cuando el Papa fue liberado y regresó a Roma, no promulgó el edicto contra el Rey de Francia, porque según algunos autores perdió la razón muriendo a las pocas semanas. A Bonifacio VIII le sucedió Benedicto XI, cuyo pontificado fue muy breve pues duró solamente un año. Tras su muerte en 1304, el rey francés utilizó todos sus poderes para que fuera elegido un Papa francés, y lo consiguió en la persona de 39 Bertrand de Got, Obispo de Burdeos, que subió al trono de San Pedro con el nombre de Clemente V. El nuevo Papa era débil de carácter y siempre estuvo a merced del monarca francés, de tal modo que por orden del Rey trasladó la Sede papal de Roma a la ciudad de Aviñón. Por otra parte el último maestre Templario Jacques de Molay, con la pérdida de Tierra Santa pensó que en lugar de instalar a la orden templaria en Chipre, como hicieron los hospitalarios, era ya hora de volver a Francia, pero ignoraba que la Francia a la que volvía no era la misma que el dejó en su juventud, pues había pasado toda su vida guerreando en Tierra Santa. Molay nunca comprendió a su regreso a Francia que su orden era un anacronismo para el poder real, el nobiliario y el eclesiástico en una Francia en transición entre el feudalismo y el reforzamiento de la autoridad real. El Temple debido a los bienes acumulados se convirtió en una especie de banco que facilitaba préstamos a reyes y grandes señores feudales. Uno de sus clientes más endeudados era Felipe IV, quien además les tenía confiada la custodia de las riquezas de la Corona en la fortaleza templaria de Paris. La deuda del Rey de Francia con los templarios era de tal magnitud que jamás podría haberles devuelto la cantidad prestada. Así que el Rey no podía ver con buenos ojos a ese poderoso y rico ejército particular dentro de su reino, que no rendían obediencia al rey sino al Papa. A comienzos de 1305 un tal Esquieu de Floyrano, supuesto ex templario expulsado de la Orden, lanzó unas serias acusaciones contra el Temple a cambio de dinero. Acudió en primer lugar a Jaime II de Aragón, pero al no hacerle caso el monarca, este decidió relatar sus acusaciones a Felipe IV, eso fue la ocasión soñada para acabar con el Temple. Guillermo de Nogaret, personaje sin escrúpulos, ejecutó su misión en un secretismo absoluto, lo primero que hizo fue arrestar a todo aquel que hubiera sido templario para por medio de la tortura recabar información sobre lo que pretendía que dijeran. 40 Una vez recabados los testimonios cursó a todos los rincones del país la orden de arresto contra los templarios, acompañada de las acusaciones de sodomía, ofensas a la figura de Jesucristo, y crímenes ajenos a la condición humana, también se les acusó de idolatrar al diablo, cosa que en aquella época era asociado a la herejía, brujería y como consecuencia la muerte en la hoguera. El 13 de Octubre de 1307 la sede central del Temple en Paris, era cercada por las tropas reales y tras solicitar Nogaret que se abrieran las puertas, Molay y sus hombres fueron detenidos sin oponer la menor resistencia, ya que su regla les impedía levantar un arma contra otro cristiano bajo pena de expulsión. Al mismo tiempo se realizaron arrestos en todas las casas de la Orden en Francia. Los interrogatorios fueron monstruosos, se les pedía a los reos que confesaran los crímenes apuntados por los interrogadores, pues tenían orden del rey de que solo anotaran las confesiones, no así las protestas o descargos de los templarios. Se torturó con verdadera saña obteniéndose las confesiones deseadas, pues fueron innumerables los que murieron bajo los efectos de las torturas sin haber confesado, pero otros ya ancianos, no pudieron soportarlo y sus confesiones fueron las que sirvieron para demostrar públicamente el porqué de la disolución de la orden. Las confesiones, todas similares, recogen que cuando entraban en el Temple, el novicio debía escupir sobre un crucifijo. Solo en Paris fueron torturados 138 templarios. Felipe IV Rey de Francia 41 3-2 Actuación del Papa Clemente V El Papa, en parte por temor al rey de Francia y en parte porque quería sustraer a los prisioneros de la jurisdicción real, promulgó la bula “Pastorales Proeminentiae” por la que se ordenaba el arresto de los templarios. El Papa no aprobaba el arresto de éstos por parte del rey Felipe el Hermoso, ya que este no tenía jurisdicción sobre los templarios. El Papa envió a Paris a dos de sus cardenales y muy a su pesar, Felipe IV cedió los prisioneros a la Iglesia, que inició una investigación de los hechos. Jacques de Molay y Geoffroi de Charnay, pasado el temor de las torturas se retractaron de sus confesiones, y Felipe IV viendo que la situación se le escapaba de las manos, convocó a los Estados Generales invocando los principios de guardián de la religión y comenzó la misma política de injurias contra el Papa Clemente V que acabó con su predecesor Bonifacio VIII. El Papa Clemente V Los Estados Generales reforzaron la postura de Felipe IV, por lo que el Papa se vio obligado a negociar con el monarca. Se aprobó abrir una nueva investigación por parte de las comisiones eclesiásticas, pero los nuevos interrogatorios se llevarían a cabo por un tribunal mixto y no solo eclesiástico. El nuevo proceso fue un fracaso. Las comisiones fueron saboteadas por los hombres de Nogaret y no se pudo interrogar a todos los templarios de nuevo. Algunos miembros 42 de la orden, los más significativos, cayeron misteriosamente enfermos, otros, los que mantenían que sus confesiones fueron sacadas por medio de tortura desaparecieron de sus celdas, o fueron quemados vivos, como los cincuenta y cuatro templarios de la orden de Sens. Después de incesantes sesiones de interrogatorios, las comisiones cerraron sus pesquisas el 5 de Junio de 1311 y transmitieron al Papa sus informes en los que los templarios aparecían culpables de los crímenes que se les imputaban. Sin embargo las otras comisiones en Alemania, Inglaterra, Italia, Chipre y España, enviaron los informes declarando a los templarios inocentes. Felipe IV quería que el Papa disolviera la orden, pero Clemente V no aceptó y convocó el concilio de Vienne el 16 de Octubre de 1311 para que decidiera. A excepción de 4 obispos todos los demás votaron a favor de que fueran oídos los templarios antes de ser acusados, pero el Papa temiendo la reacción del rey disolvió la sesión. En Febrero de 1312 fue reabierto el concilio, y nada más comenzar, tuvieron noticia de que Felipe IV acampaba con su ejercito en las inmediaciones de la ciudad. Clemente V comprendió la amenaza y redacto por su cuenta la bula Vox Clamentis en la que decía que dada la mala reputación de los templarios, las sospechas y acusaciones que recaían sobre ellos, la orden quedaba disuelta, pero añadía “No sin amargura y dolor íntimo, no en virtud de una sentencia judicial, sino por forma de decisión de ordenanza apostólica”. El 2 de Mayo de 1312, por la bula Ad Providam Christi el Papa repartía los bienes del Temple en Francia a los hospitalarios. Aunque la orden Papal estropeaba los planes de Felipe IV, pues lo que quería era apropiarse de los bienes del Temple, no obstante la disolución de la misma no le salió mal pues evito pagar su inmensa deuda, aparte de que sus hombres ya habían saqueado y vendido posesiones templarias, así que solo entregaron a los hospitalarios casas abandonadas y terrenos baldíos. 43 Las comisiones episcopales siguieron su proceso a los monjes del Temple, unos fueron absueltos y otros condenados a cadena perpetua. Clemente V se reservó la potestad de juzgar el 18 de Marzo de 1314 a los cuatro máximos mandatarios de la orden: Jacques de Molay – Gran Maestre Hugues de Pairaud- visitador de Francia Geoffroi de Charnay- maestre en Normandia y Geoffroi de Goneville – maestre de Aquitania Fueron sacados de sus celdas y conducidos a la explanada que se extiende ante Notre Dame de Paris. Los aguardaba un tribunal de obispos entre los que se contaba el de Sens máximo enemigo de la orden y se les condenó a cadena perpetua, pero cuando estaba dando comienzo la ceremonia, los máximos representantes de la orden se dirigieron abiertamente a las gentes de Paris y fue Molay el que exclamo:”Nos sentimos culpables, pero no de los delitos que nos imputan, sino de nuestra cobardía al haber cometido la infamia de traicionar al Temple por salvar nuestra miserables vidas”, lo que provoco tal escándalo entre la gente que en todo Paris no se hablaba de otra cosa, incluso se temió el estallido de un motín. Jacques de Molay Aquel mismo día, con la puesta del sol, se alzó una enorme pira en un islote del Sena, denominado Isla de los Judíos, donde los cuatro dirigentes fueron llevados a la hoguera. 44 Según cuenta el párroco real Geoffroi de Paris, antes de ser consumido por las llamas, Jacques de Moley convoco al Rey y al Papa ante el tribunal de Dios para antes de que transcurriera un año, con las palabras “Dios conoce que se nos ha traído al umbral de la muerte con gran injusticia. No tardará en venir una inmensa calamidad para aquellos que nos han condenado sin respetar la autentica justicia. Dios se encargará de tomar represalias por nuestra muerte. Yo pereceré con esta seguridad”. Casualidad o no la verdad es que antes de un año fallecieron Clemente V, solo 37 días después y Felipe IV el 29 de Noviembre del año 1314. ¿Se cumplió la amenaza de Molay? Lo cierto es que los Templarios desaparecieron de la Historia y entraron en la Leyenda. 3-3 El Pergamino de Chinon Hace aproximadamente un par de años el archivo Vaticano ha desclasificado de su Archivo Secreto un documento llamado el Pergamino de Chinón en el que el Papa Clemente V absuelve al último Gran Maestre de la Orden del Temple de todas las acusaciones vertidas sobre el Temple y reconoce que fueron difundidas con el objeto de acabar con la orden y unificarla con la Orden Hospitalaria. En el documento Clemente V también reconoce haber tomado una decisión ambigua, suspender a la orden al no poder hacer frente a la presión que recibía del Rey Felipe IV. También hace mención el documento a que las declaraciones de herejía fueron arrancadas a los templarios bajo tortura, tachando de chantaje la actitud de la monarquía francesa. El documento lleva la siguiente fecha: Chinon, diócesis de Tours, 17-20 de agosto de 1308 45 (Si deseáis ver el documento con el sello vaticano podéis entrar en Internet en www.vatican.va. Y dentro de archivo secreto vaticano podéis buscar como Chinon.) Pergamino de Chinon 46 Bibliografía Barber, Malcom –Los Templarios- Cuadernos Historia, 16- Nº 78- Historia 16 Eslava Galán, Juan –Los Templarios y otros enigmas medievales - Editorial Planeta SA- 2006- Barcelona Dos Santos, Marcelo- Jacques de Molay, El Ultimo Gran Maestre Templario- Santillana, Ediciones Generales SL. 2006 Madrid Florentin, Manuel- La Muerte de los Templarios- Revista Historia y Vida Nº 263- Febrero 1990-pp. 4 a 16 Inclusive. Martínez Díaz, Gonzalo- Los Templarios en los Reinos de España- Editorial Planeta, S.A. 2002. Barcelona Martínez Esteruelas, Cruz- Los Caballeros del Templo de Salomón- Editorial Planeta S.A. 2005- Barcelona Upton Word, Judith – The Rules of the Templars The Boydell Press 1992. - Traducción de Montserrat Robrenyo Barcelona 2000 Internet Templarios.es www.artehistoria.com/historia/contextos Consulta en fecha 5.2.2007 Órdenes Militares- www.platea.pntic.mec.es El fin de los Templarios- Consulta en fecha 5.2.2007 www.platea.pntic.mec.es Historia del Temple- Consulta en fecha 3.2.2007 www.moheweb.galeon.com fecha 2.3.2006 Los Templarios- Consulta en www.wikipedia.es.org La Primera Cruzada – Consultas el 15.1.2007 y 3.2.2007 47 www.osmtj.org Gran Priorato de España.- Pergamino de Chinón- Consulta 13.8.2006 www.sirauras.iespana.es Historia de los Templarios en España- Consulta 3.2.2007 48