SPN 411

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SPN 311
Otoño 2007
Apuntes: El fin de la guerra.
Las ofensivas militares de Negrín.
Con la sofocación de la rebelión en Barcelona, la revolución anarquista
queda efectivamente aplastada. (Es el fin de la revolución proletaria.)
También los eventos de mayo fuerzan la dimisión de Largo Caballero. Es
nombrado en su lugar, Juan Negrín. Negrín es socialista y más autoritario
que Largo Caballero. Con los comunistas, va a intentar restablecer la
autoridad del Gobierno central.
En cuanto a la guerra contra los nacionalistas, Negrín pensaba que era el
momento para ir a la ofensiva. En la primavera y verano de 1937 se
pusieron en marcha una serie de iniciativas ofensivas. Negrín quería
mostrar que el Ejército republicano era más que una fuerza defensora.
Quería implementar una estrategia de "ofensiva preventiva".
Las ofensivas republicanas de los próximos meses (Brunete, verano de 1937,
Belchite y Quinto, agosto-septiembre de 1937, Teruel diciembre de 1937)
siguen el mismo patrón: después de un inicial avance republicano rápido,
los nacionalistas contraatacan con refuerzos aplastantes. Las victorias
iniciales republicanas se convierten en derrotas a un costo muy alto de
soladados muertos y de pérdida de equipo bélico irremplazable.
Después de su victoria en Teruel, los nacionalistas quieren seguir su
momento. Empiezan a avanzar desde Aragón al Mar Mediterráneo. Llegan
a la costa el 15 de abril en Vinaroz. La zona republicana ahora está dividida
en dos.
En el verano de 1938, los republicanos lanzan una última ofensiva
desesperada para evitar el colapso de la República. Su plan era avanzar,
cruzar el Río Ebro y romper las líneas nacionalistas al otro lado.
La batalla del Ebro (24 de julio-15 de noviembre) duró cuatro meses y se
convirtió en la batalla más larga y sangrienta de la guerra. En este tipo de
batalla, de agotamiento ('attrition'), los nacionales siempre tenían la ventaja:
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el Ejército nacionalista era más móvil, y las comunicaciones eran más
eficientes. Franco disponía de ayuda militar italiana y alemana, mientras la
ayuda rusa a la República se había disminuido con el cierre de la frontera
francesa.
Una vez más las tropas republicanas tuvieron que retirarse, dejando
cantidades de equipo importante.
Negrín seguía una estrategia doble ahora. Había continuado la guerra con la
esperanza de que una guerra más grande incorporaría el conflicto de España
y que los países democráticos se pondrían de lado de la República en contra
de Franco y sus aliados fascistas, Italia y Alemania. Al mismo tiempo, le
dejó saber a Franco que estaba dispuesto a negociar la paz, pero insistía en
que una España de pos-guerra tendría que ser democrática.
Pero Franco olía que la victoria estaba a mano. Rechazó las negociaciones
de condiciones. Insistió en la victoria total sin condiciones.
La amenaza de Hitler de anexar Checoslovakia en el verano de 1938 llevó al
Acuerdo de Munich, un pacto de paz entre Gran Bretaña, Francia, Italia y
Alemania. Se le concedió a Hitler Checoslovakia a cambio de paz.
Francia y Gran Bretaña habían aceptado la política de no intervención en
España con la esperanza de que aplazara la guerra con Hitler. Ahora seguían
la misma estrategia de apaciguamiento (appeasement). El estallido de la
Segunda Guerra Mundial sería demasiado tarde para la República Española.
Después de Munich, Stalin quedaba aislado. Se destrozó su plan de
incorporar a los países democráticos en una alianza anti-fascista para
refrenar la expansión de Italia y Alemania. Stalin ya no quería provocar a
Hitler y decidió abandonar su apoyo a la República.
Cambió la política de Hitler también. Pero en vez de reducir la ayuda a
Franco, Hitler decidió aumentar su ayuda militar para lograr así una victoria
final más rápida de los nacionalistas.
Para Navidades, los nacionalistas ya habían comenzado su ofensiva en
Cataluña. Avanzaron con poca resistencia republicana. La población de
Barcelona ya estaba harta de guerra después de meses de bombardeos
incesantes de la aviación italiana. Para finales de enero, con las tropas
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nacionales en las afueras de Barcelona, los ciudadanos sabían que su
situación tenía pocas esperanzas. Su actidud era "no importa como termine,
pero que termine ya".
El Gobierno republicano había considerado convertir a Barcelona en un
segundo Madrid. Pero los barcelonenses cogieron pánico, y medio millón de
personas (civiles y soldados) huyeron hacia la frontera francesa. Por el
camino, estos refugiados fueron bombardeados por la aviación nacionalista.
Las tropas nacionalisas bajo el mando del general Yagüe entraron en
Barcelona el 22 de enero; ocuparon la ciudad casi sin tener que disparar.
El 12 de febrero, los nacionalistas ocuparon toda la zona y cerraron la
frontera.
El 27 de febrero, Francia y Gran Bretaña reconocieron el Gobierno
nacionalista. Unas horas más tarde, Azaña, el presidente de la República
que se había escapado a Francia, dimitió.
El primer ministro, Juan Negrín quería seguir la resistencia y con Álvarez
del Vayo, su ministro de Estado, volvió a España. En Alicante, los generales
Matallana, Menéndez y Escobar le informaron a Negrín que el Ejército
republicano ya no podía seguir luchando.
Mientras tanto, en Madrid, un oficial profesional no comunista, el coronel
Segismundo Casado, formaba una junta defensiva que quería negociar con
Franco una rendición con mejores condiciones que podría conseguir Negrín.
El 5 de marzo la Junta tomó el poder. Negrín se marchó en avión a Francia.
Los comunistas, que querían seguir la lucha contra Franco, se sublevaron
contra la Junta de Casado en nombre del "Gobierno legítimo" de Negrín.
Esta guerra civil dentro de la guerra civil fue sofocada el 13 de marzo a un
costo de más de mil vidas.
Al final, Casado no pudo conseguir mejores condiciones de rendición.
Franco no aceptaría nada menos que la rendición total incondicional.
Durante los días 28 a 31 de marzo, los nacionalistas aceptaron la rendición
del Ejército republicano en las zonas central y sur.
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Mientras tanto, del puerto de Valencia salían los últimos barcos pesqueros y
lanchas que llevaban refugiados, algunos con rumbo a Francia, otros con
rumbo al Norte de África.
Grupos pequeños de refugiados civiles y militares seguían escapando a
Francia por la zona montañosa de Aragón.
En Alicante, miles de refugiados republicanos esperaban barcos que los
llevaran a la salvación, pero que no venían.
El 1 de abril de 1939, terminó la guerra con la victoria total, y sin
condiciones, del general Franco.
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