Acueductos

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Inviato da Raya di Madrid il 9.06.08
Acueductos
La Roma Antigua tenía siete colinas y nada menos que once
acueductos. La grandeza de la ciudad crecía
proporcionalmente al volumen de agua que entraba en ella.
Cuando los bárbaros cortaron su suministro, Roma cayó.
Hay puntos en la ciudad donde todavía podemos ver restos de
los gigantescos arcos de estas obras maestras de ingeniería,
especialmente los de la Vía de San Gregorio y Porta
Maggiore. La grandeza de Roma también está patente en los restos de los acueductos del sudeste
de Roma, en el Parque de Appio Claudio y, naturalmente, en los de Francia, España y Gran
Bretaña.
Los acueductos eran canales construidos con cemento a prueba de agua y estaban cubiertos con
losas de piedra. Manteniendo una inclinación constante respecto al suelo (una pendiente de un 1
x 1.000) transportaban hasta la ciudad el agua que recogían de las colinas circundantes. Para que
el agua tomara presión se almacenaba en grandes depósitos construidos ad hoc junto al
manantial.
El desnivel del terreno se compensaba alzando puentes de dos e incluso tres arcadas en piedra,
ladrillo o cemento. Cuando el agua llegaba al centro de Roma abastecía las fuentes y edificios
públicos -especialmente las termas- por medio de cañerías de plomo, terracota o madera. Los
romanos destinaban una gran parte del erario público al mantenimiento de estas instalaciones
para garantizar el abastecimiento constante de agua fresca y limpia.
Durante la época de su mayor esplendor Roma
disponía de abundante agua fresca y limpia; sin
embargo durante los asedios de los bárbaros
sufrió frecuentes cortes de suministro hasta que
literalmente se secó.
Ésta es la llamada interpretación "acuática" de la
decadencia de Roma. Otra atribuye su caida al
exceso de plomo acumulado en la sangre de los
romanos por la utilización de tuberías y
cacerolas de este metal que, según los expertos
de la época, mermaba su capacidad para la lucha.
Una tercera se basa en la idea de que el alto nivel de vida de la ciudad causó un excesivo
consumo de agua, tanto para uso privado (doméstico) como público (para abastecer a las
termas), que "ablandó" a los romanos. Los bárbaros (godos y visigodos) los vencieron casi sin
esfuerzo.
Durante casi un milenio los romanos se vieron forzados a usar otra vez las aguas contaminadas
del Tiber. Esto ocasionó innumerables problemas de salud. La Etad Media fue una época muy
oscura pero sobretodo muy sucia.
Esta situación perduró hasta que los papas del Renacimiento mandaron reconstruir los
acueductos. Hoy, junto con los modernos, tres de los antiguos acueductos siguen suministrando
agua fresca y limpia a la ciudad. Paradójicamente sus aguas nunca se mezclan. Los romanos
siguen recogiendo el agua de fuentes y manantiales públicos, quizá prefieran este "Acqua" por
creer en sus cualidades curativas.
Acueductos
Historia
Siglos VIII-IV a.C. Los romanos, ya que las aguas del Tiber están contaminadas, usan la de los
pozos y fuentes de la ciudad.
312 a.C. El Senado, consciente de que el crecimiento desmesurado de la población podría
causar problemas de abastecimiento, encarga a Appius Claudius Caecus, constructor de la Via
Appia, traer el agua de las colinas vecinas. El Acqua Appia, el primer acueducto, es casi en su
totalidad subterráneo.
144 a.C. El acueducto Acqua Marcia, el primer y más largo acueducto elevado, llega hasta el
Capitolio.
33 a.C. En un solo año Marcus Agrippa repara cuatro acueductos, ordena construir el de Acqua
Giulia, 500 fuentes y 700 pozas y piscinas públicas. Veinte años despues manda erigir el
acueducto de Acqua Vergine (Agua Vírgen) y los primeros establecimientos de baños públicos
de la época imperial. (ver la Fontana di Trevi).
410. Durante el primer saqueo de la ciudad a manos de los godos, Roma cuenta con 11
acueductos que abastecen 1212 fuentes, 937 baños públicos y 11 "thermae" (termas) imperiales.
La sociedad romana esté en decadencia y es muy vulnerable.
537. Vitges, rey de los Godos, manda cortar el suministro de agua de los acueductos.
1453. El papa Nicolás V encarga al gran arquitecto florentino, Alberti, la restauración del
acueducto de Acqua Vergine.
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