EL ARTÍCULO DE COSTUMBRES (1980-2000) 1.- La época: sociedad, cultura y prensa. Durante los últimos veinte años del siglo XX España conoció la mayor transformación de su historia contemporánea. Tras la muerte de Franco (1975) y un periodo de "transición" que culminó con la aprobación de la Constitución de 1978, España se incorpora progresivamente a la modernidad. Ingresa en la Comunidad Europea (1985), se aprueban leyes como la del divorcio, aborto, educación, se acometen las obras para poner al día las principales infraestructuras del país (autopistas y ferrocarriles) y, en general, la sociedad se convierte en una sociedad compleja, dinámica, pragmática y totalmente alejada de los estereotipos vigentes hasta entonces. Esta época conoce también la normalización de la vida cultural. Surge una gran cantidad de jóvenes creadores tanto en el campo de la literatura como en los campos del arte, cine y teatro. Por lo que se refiere al periodismo asistimos a una completa renovación de la prensa. Se crean nuevas empresas, se multiplican las nuevas publicaciones (a veces con una vida muy corta) y en sus páginas aparecen tanto las firmas de los jóvenes periodistas como de los ya consagrados por una trayectoria que arrancaba de los años 60 (Manuel Vicent, Francisco Umbral, Vázquez Montalbán, etc.). Constituye un verdadero grupo de poder que influirá decisivamente en la vida política y social del país. La entrevista, el reportaje, la crónica y, sobre todo, el artículo son los géneros más cultivados. Sus autores dan preferencia a los contenidos creativos sobre los informativos. Por su parte, los lectores aprecian el toque personal de una firma y atribuyen a sus escritos un valor literario. Podemos decir, pues, que se ha producido una "literaturización" de los géneros periodísticos tradicionales. Es dentro de este contexto donde vamos a estudiar la antología de artículos propuesta. 2.- El artículo en el periodismo español Mariano José de Larra en la década de 1830 contribuyó con su obra a que el artículo tomara carta de naturaleza como escrito diferente de la noticia o gacetilla. Más tarde los escritores de la Generación del 98 popularizaron este género entre los lectores de principios del siglo XX. Entre ellos estaban autores como Unamuno, Azorín o Pío Baroja. Y poco más tarde les seguirían nombres como Pérez de Ayala, Eugenio D’Ors y Ortega y Gasset ( fundador de la Revista de Occidente ). En los años 30 del pasado siglo se desarrolla "la crónica", un tipo de artículo breve, de gran subjetividad y cuya lectura interesa con frecuencia más por razones formales que de contenido. Estas "crónicas" eran muy semejantes a las "columnas", tipo de texto dominante en el periodismo actual y que analizaremos a continuación. Entre los cultivadores más representativos de la "crónica" se puede citar a Mariano de Cavia, Wenceslao Fernández Flórez, Julio Camba o César González Ruano. Todos ellos han sido considerados siempre como "maestros de periodistas" y muchos de los periodistas actuales reconocen su influencia. Durante el franquismo la libertad de prensa no existe y los periódicos generalmente acogen escritos propagandísticos con alguna excepción (permitida por el régimen ) como eran algunas colaboraciones de escritores adictos en el ABC. Tras la tímida reforma de la ley de prensa de Fraga Iribarne (1966 ) empiezan a darse a conocer firmas como las de Jaime Campmany, Carlos Luis Alvarez ( Cándido ) , Manuel Alcántara o Francisco Umbral. Sin embargo hay que esperar al final de la dictadura para que aparezca el mejor articulismo político y de costumbres (Martín Prieto, Miguel Ángel Aguilar,…) Finalmente, a partir de 1980, con la aparición de nuevos periódicos y revistas, la columna se convierte en el género periodístico por excelencia. La peculiaridad principal de la columna nace de sus reducidas dimensiones ( entre 500 y 800 palabras ). Se trata de textos de gran calidad, concebidos como un pequeño relato literario, con una cuidada planificación y estructura. Columnistas muy conocidos son Manuel Vicent, Juan José Millás, Carmen Rigalt, Eduardo Mendicutti o Francisco Umbral. Los rasgos distintivos de la columna son los siguientes : Periodicidad fija, el hecho de que aparezca siempre en un mismo lugar o página de la publicación, que tenga siempre un rótulo o título general fijo, que su contenido sea libre y no esté condicionado por la línea editorial del periódico y, finalmente, que se pueda identificar por el estilo personal de quien firma. Volver arriba 3.- El artículo de costumbres, hoy. En nuestros días, la mayor parte de los artículos de costumbres adoptan la forma de columnas y se han transformado notablemente desde que en la primera mitad del siglo XIX se consolidaron como subgénero periodístico. Al principio eran artículos largos y solían contener una introducción y un epílogo donde los escritores hacían sus reflexiones de carácter moral. Hacia finales del siglo XIX este artículo redujo sus dimensiones y predominaba en él la opinión directa sobre asuntos de actualidad. Y más tarde iría adquiriendo el carácter de texto breve y muy elaborada que presenta hoy. Los artículos de costumbres de nuestro tiempo ( y así sucede en los seleccionados en esta antología ) apenas contienen elementos de reflexión moral, lo que no significa que carezcan de intención didáctica. : sucede que los autores prefieren sugerir, someter a la consideración del lector ciertos datos o elementos que le permiten sacar sus propias conclusiones. Tampoco tienen, salvo excepción, el afán de resaltar casticismos : al contrario, la sátira de todo cuanto representa falta de modernidad es una de sus constantes. Suelen ser muchas veces textos circunstanciales, pegados a la condición efímera de lo que es noticia. En el mejor de los casos, la columna apenas puede esbozar líneas de reflexión o desvelar aspectos relevantes de la realidad. Cabe decir, pues, que en nuestros días pervive en ellos el lado anecdótico del costumbrismo; pero los artículos han adquirido un estilo propio, definido y su depuración formal les presta un interés especial. De ahí que sean utilizados frecuentemente en las aulas como textos motivadores, adecuados para el análisis estilístico y también para la discusión o el debate. Volver arriba 4.- Técnica y estilo . Un rasgo peculiar de los artículos periodísticos, y especialmente de las columnas, es su reiteración formal. Un lector habitual de Vicent, Millás o Umbral reconocerá enseguida en los textos de los mismos rasgos estilísticos convertidos en tópicos, tics expresivos familiares, fórmulas una y otra vez empleadas. Es, por lo demás, algo inevitable, dado que publican artículos con mucha frecuencia. El tono característico de la mayor parte de los artículos aquí seleccionados es el irónico. Ello porque de un lado, la ironía es un modo expresivo de gran rendimiento en textos tan breves; de otro, porque es aún más eficaz cuando se tiene al receptor como aliado : el periodista sabe que cuenta con la complicidad ideológica de los lectores que le siguen habitualmente. Esta ironía va de la burla al sarcasmo, del humor desenfadado a la nota punzante o hiriente. Por lo que respecta a la intención o el propósito de los escritores, todos ellos comparten un afán didáctico ( el didactismo ha estado ligado al costumbrismo desde siempre ) en cuanto que muestran defectos, censuran vicios, exigen cambios de conducta, etc. Las apelaciones directas o indirectas al lector que pueden encontrarse en muchos textos, aparte de establecer una corriente afectiva entre emisor y receptor, subrayan ese objetivo moralizador y crítico. A primera vista, los artículos muestran cierto pesimismo sobre el presente y, a veces, sobre el futuro : insuficiente educación, falta de solidaridad, perversiones de la publicidad y de los medias, modos de vida insustanciales, etc. De todas formas este pesimismo no es exagerado y los artículos están escritos desde la conciencia de habitar un mundo confortable, des que es preciso desterrar ciertos rasgos que se contradicen con la modernidad. Los artículos, como los demás géneros periodísticos, están pensados para el consumo inmediato; de ahí que los titulares, o encabezamietos merezcan una atención especial. Estos títulos suelen ser sugerentes, provocativos o intrigantes. Pretenden ser la condensación en una sola palabra de la idea central del artículo. Los articulistas emplean un español corriente, capaz de llegar a lectores de muy distinta condición. El repertorio de recursos estilísticos es limitado. El objetivo del escritor es conseguir una prosa ligera en la que quepa la ironía, la evocación lírica, la imagen directa e impresionista. Otras veces predomina en el artículo el registro coloquial y por ello es frecuente encontrar allí frases hechas, extranjerismos, términos de jerga o argot, hipérboles, aumentativos y diminutivos intencionados, etc. Por lo que atañe a la paradoja, su presencia en estos textos resulta natural, pues varios autores ponen de manifiesto lo paradógico o contradictorio de la realidad contemporánea. Todos estos rasgos aparecen también en artículos de otro tipo ( literarios, humorísticos, etc. ) pero sobre todo en los que denominamos costumbristas ( es decir aquellos que se dedican a glosar aspectos no políticos de la actualidad. Volver arriba