Árboles guerreros Pág. 8 Le pusieron dueño a las semillas Pág. 4

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N.° 40 • Septiembre de 2012 • 7 mil ejemplares, 12 páginas • www.corantioquia.gov.co • DISTRIBUCIÓN
Le pusieron dueño
a las semillas
Las semillas son un patrimonio de la
biodiversidad, como dice el lema: Somos
Semillas, Somos Vida.
Pág. 4
Árboles guerreros
En nuestro bosque seco están creciendo
especies nativas para aportar a la
biodiversidad.
Pág. 8
GRATUITA
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Tenn buen plan
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CORANTIOQUIA
Director General
Alejandro González Valencia
Dirección Territorial Aburrá Norte
Jesús Antonio Hurtado Pérez
Dirección Territorial Aburrá Sur
James Enrique Gallego Alzate
Dirección Territorial Cartama
Luz Elly Vanegas Alzate
Dirección Territorial Citará
Ignacio Castaños Vélez
Dirección Territorial Hevéxicos
Omar Ramírez Ramírez
Dirección Territorial Panzenú
César Augusto Mora Arias
Dirección Territorial Tahamíes
Liliana Andrea López Noreña
Dirección Territorial Zenufaná
Luis Carlos Ochoa Tobón
Coordinación General
Oficina Asesora de Comunicaciones
Redacción
Diana Ramírez
Juan Camilo Gallego
Johan García García
Andrés Angel
Elizabeth Cañas
Juan Camilo Jaramillo
Editor
Marta Salazar Jaramillo
C
ordial saludo a cada uno de los lectores de
Ecodiversos:
Estoy llegando a la dirección general
de Corantioquia, lo que implica asumir un reto profesional y personal con los habitantes de la jurisdicción y con el patrimonio natural que por Ley debemos administrar de una manera equilibrada con las
necesidades y realidades del territorio.
En esta nueva apuesta implicará formular un
plan de acción desde el 2013 al 2015, nos hemos
propuesto para este trabajo hacer una construcción
participativa con los ciudadanos, las comunidades
étnicas, los gremios, la academia, las ONG, entre
otros actores que son vitales para contribuir al desarrollo sostenible de la región.
Corporación-, de allí tomamos unas variables que se
verán reflejadas a través de cinco asuntos que hemos
definido como estructurales como: la democratización de la información, la planificación ambiental, la
cultura ambiental, la gestión integral de las áreas estratégicas y la articulación para la gestión ambiental.
Tenemos un buen plan para la gente, un buen
plan para nosotros es opinar. Esta es la oportunidad
para que cada uno de ustedes se articulen y participen activamente en la construcción de este proyecto
colectivo por la protección del patrimonio natural,
las mesas ambientales municipales, los encuentros
sectoriales y a través de las redes sociales que estarán al servicio y atentas para las propuestas que
ustedes conocedores del territorio nos pueden hacer.
Seguiremos en contacto
La ruta en gran parte está trazada en el Plan de
Gestión Ambiental Regional, -documento que invitamos a los lectores a estudiar en la página web de la
Alejandro González Valencia
Director General
Diseño, ilustración y diagramación
Luisa Santa
Comic
Luis Alberto Medina
Fotografía
Archivo CORANTIOQUIA
Impresión
La Patria
Directorio:
Dirección Territorial Aburrá Sur
Tel. 493 8888 Ext. 1801
Dirección Territorial Aburrá Norte
Tel. 493 8888 Ext. 1815
Dirección Territorial Cartama
Tel. 852 4716
Dirección Territorial Citará
Tel. 843 2226
Dirección Territorial Hevéxicos
Tel. 853 1245
Dirección Territorial Panzenú
Tel. 839 3258
Dirección Territorial Tahamíes
Tel. 860 7489
Dirección Territorial Zenufaná
Tel. 832 6610
Sede Medellín
Carrera 65 N° 44A 32
Teléfono: 493 8888
www.corantioquia.gov.co
Si tiene cualquier inquietud sobre los
temas tratados en esta edición de
Ecodiversos, escríbanos al correo
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Un buen plan es participar
Síguenos y comparte tus opiniones en
@Corantioquia
/Corantioquia
Nº 40 · septiembre de 2012
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La poesía anida mas
en las bru
Johan García
Comunicador Red Pégate
A
dolfo, el joven mototaxista, con una mano maneja la moto
taxi y con la otra señala las cordilleras central y occidental, que se observan a lo lejos adornadas con una extensa
corona de nubes, “el río Cauca es el límite geográfico entre
estas dos cordilleras”, dice.
Ser transportado por él es una ventaja, sobre todo si es la primera
vez que se recorre este territorio. Custodiados por el río Cauca nos
metemos hacia el occidente, entre Aguiluchos al acecho de serpientes cazadoras que cruzan el asfalto caliente. “La semana pasada vi un
tigrillo cruzar hacía el río Cauca” mencionó Adolfo.
A las 7:15 en el parque de Liborina nos esperaban cuarenta profesores en dos chiveros destartalados; no había tiempo para conocer,
estábamos retrasados 15 minutos. Me despedí de Adolfo. Me subí a
uno de los chiveros y continué el viaje.
A las 8:15 am estábamos en el corregimiento El Carmen de la
Venta, un pequeño y colorido pesebre metido entre las montañas. En
una casa nos esperaba una taza de chocolate caliente con empanadas, cortesía de los profesores anfitriones. En el parque, cada profesor ensillaba su caballo como si el viaje fuera a un
lugar lejano. Le pregunté al profesor Joel, miembro
de la mesa ambiental de Liborina, cuánto tiempo
nos faltaba por recorrer, él en un tono tranquilo
dijo “en 45 minutos estaremos en la vereda”.
Decidí caminar, por mi asma me quedé atrás.
Un campesino con dos caballos, me dijo: “De arriba
me dijeron que bajara por usted porque anda muy
retrasado”, mientras me entregaba las riendas del
caballo más pequeño, sin pensarlo dos veces me
subí de manera inexperta a “Muchacho”, el más
manso y noble de la finca de don Misael.
Las brumas se encontraban debajo
nosotros. La vista de un paisaje imponente y la sensación de sentirse en la cima
del mundo, me hicieron olvidar que antes
había sufrido un ataque de asfixia.
¡Llegamos por fin! Eran las 9:30 a.m.
y la escuela campesina de la vereda El
Socorro gozaba de un ambiente de fiesta. Un pequeño descanso con guandolo y
pandequeso y a la huerta de la escuela a
conocer esta experiencia.
En una pequeña franja de tierra cultivada nos
acomodamos casi cincuenta personas. El expositor,
un profesor que lleva más de nueve años en la vereda, contó como la huerta se puede convertir en un
laboratorio “más allá de enseñar a cultivar y de hacer
biopreparados, la huerta nos enseña a convivir”. En
medio de la exposición José Ángel Lopera, un campesino de la vereda, pidió la palabra: “en ustedes
profesores está la responsabilidad de sembrar esa semilla del amor por la tierra en nuestros niños”.
Nos dividieron en tres equipos. Elibaniel
Escudero, un agricultor y poeta
de 48 años, fue el encargado de
guiar una parte del grupo. Antes
de empezar el recorrido, uno de
sus compañeros le pidió que declamara una de sus poesías, él
tomó aire y asumió una postura
de orador:
“La historia y saber ancestral se perpetua en cada semilla, el olor
a frutos nuevos invade la montaña, guirnaldas de perlas crecen en
todos los tallos con caparazón fortificada contra la luz y el clima
inclemente. Combustión de vida muchas veces convertida en
combustión de máquinas. Semilla de abuelos, semilla que prodigia
buena cosecha, augurio transgénico decreta
su finca”.
Los aplausos sobraron, no nos esperábamos semejante interpretación.
Iniciamos el recorrido en la finca de
Rubiela Escudero Bedoya. Cuando entramos, se hicieron visibles paisajes tropicales
pintados en los muros, un lugar donde las
flores se entremezclan con las pinturas. Un
dulce olor nos llevó al comedor, allí estaba ella, rubia, de ojos azules, artista, escritora, actriz, y ante todo campesina: “Acá tenemos un
grupo muy activo, nos reunimos constantemente para ingeniarnos
recetas de postres y mecatos que se venden en la tienda comunitaria
(…) Nos reunimos además para montar obras de teatro y hacemos
bingo comunitario todos los domingos”.
Continuamos el recorrido en el trapiche, la nueva propiedad de
la vereda: “Nos cansamos de comprar panela envenenada con clarol.
Ahora trabajamos con un modelo de economía rotativa y la comunidad está abastecida de panela al 100%”, mencionó Gustavo, encargado del Trapiche.
Empezó a llover, nos escampamos en la finca de don Ricardo
Lopera. Una casa con más de 100 años, que conserva sus paredes de
tapia y un jardín con dos zarros con cuernos que estaban allí mucho
antes de que Ricardo naciera. El anfitrión nos explicó cómo funciona
el fogón en el que hornean la parva que abastece la tienda comunitaria; nos mostró el galpón con las gallinas de la comunidad; el sistema
de captación de agua lluvia para el riego de los cultivos en la vereda;
la generación de abonos y energía a partir de los desechos de los cerdos y los ladrillos ecológicos que estaba llenando poco a poco para
construir sillas para la comunidad.
La lluvia, cada vez más intensa, no fue inconveniente. Llegamos
a la capilla veredal y muchos profesores entraron a persignarse. Un
delicioso olor a pandequeso recién horneado nos decía que la tienda
comunitaria estaba cerca. Elibaniel nos hizo señas para entrar a una
pequeña casa con el letrero: “la tienda”. No supe cómo nos acomodamos tantas personas en ese pequeño espacio.
Nos recibieron Argemira Escudero y Argemiro Bustamante, administradores de la tienda, “Bienvenidos a este sueño colectivo”, Dijo
Argemira. La tienda campesina es el resultado de años de trabajo y de
invertir 20 millones de pesos que se ganaron con el reconocimiento
de una institución del estado. Su funcionamiento es muy simple: es
autosostenible mediante la economía rotativa, se hace trueque para
la subsistencia familiar mediante la circulación de víveres y no se
vende mecato de afuera, no venden gaseosas pero sí yogur de frutas
elaborado por ellos mismos; así como lenguas, rollos, peras, pan, galletas negras y pandequesos horneados allí mismo.
Salimos de allí y llegamos a la escuela veredal. Eran las 2:00 p.m.
y ya los otros dos equipos estaban almorzando, las madres comunitarias nos tenían un delicioso sancocho trifásico con ensalada y guandolo, platos con ingredientes de sus huertas. Terminamos la jornada
conversando. A las 3:40 de la tarde nadie quería irse.
No hay mejor conclusión que la de la profesora Chila, de la mesa
ambiental de Liborina: “Si ya sabemos que esto se hace y funciona
¿qué esperamos, porqué no lo hacemos nosotros en cada comunidad?”. Nos despedimos de nuestros anfitriones, 26 familias que están haciendo el sueño de muchos, realidad.
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a las semillas
Desde hace once mil años, los campesinos han cultivado la tierra y transmitido por generaciones las mejoras y la domesticación de las semillas. Gracias
a ello, el 66% de los alimentos que consumimos en Colombia proviene de
la economía campesina y un 70% de la comida del mundo se mueve por la
agricultura a pequeña escala.
A
unque todos los días comemos, nuestra preocupación como consumidores sólo se centra en tener una dieta balanceada, natural y de bajo
costo.
Más allá de los vegetales, los cereales y de la comida que en general
se sirve en la mesa, no relacionamos que gracias a las semillas, a su cuidado y, en
especial, al conocimiento que sobre las mismas tienen los campesinos, podemos
satisfacer nuestro apetito y necesidades alimentarias.
El cuidado y preservación de las semillas, el conocimiento sobre los cultivos,
la aclimatación de las plantas en distintas alturas y la sapiencia campesina son
asuntos que se han dado de forma natural. Ahora, como consecuencia de una
política internacional y normas nacionales que acogen sus orientaciones, el manejo de las semillas, su calidad y el aprovechamiento del conocimiento que hay
al respecto, están en juego.
En nuestro país no sólo se han fijado normativas que generan derechos para
los obtentores -que son especialistas de los laboratorios y de los centros de investigación que cogen una semilla y la mejoran-, sino que se controla su tenencia. Es decir, un agricultor ya no puede sembrar y cultivar libremente las
semillas porque ahora éstas tienen dueños.
La resolución 970 de 2010 otorgó al Instituto
Colombiano Agropecuario -ICA-, facultades y actividades policivas para recoger semillas que
no estén certificadas o que ya están registradas como derecho de propiedad intelectual de
quienes en laboratorio trabajan como obtentores vegetales. La Ley 1032 de 2006 considera
que un campesino puede ir a la cárcel si posee
una semilla “similarmente confundible” con otra
registrada ante esa entidad.
Hace tres meses, la Ley 1518 ratificó la adhesión
de Colombia, como parte de la Comunidad Andina de
Naciones, al Convenio Internacional para la Protección
de las Obtenciones Vegetales UPOV. La normativa establece “fomentar un sistema eficaz para la protección de
las variedades vegetales con miras al desarrollo de obtenciones vegetales en beneficio de la sociedad”.
En esa legislación el país acepta la protección de los derechos de los obtentores vegetales; lo que implica, por ejemplo, que
si un centro de investigación hace un experimento con la semilla y
fruto de la papa, se certifica con derecho a su manejo exclusivo. Lo
cual olvida a los campesinos como los legítimos inventores de semillas, con la diferencia de que ellos, en 11 mil años de actividad
agrícola, no han reclamado los derechos de propiedad.
La idea es generar bancos in situ, es decir, que cada comunidad se apropie de sus semillas, trabaje
para que no se pierda el conocimiento sobre las mismas y su cultivo; al tiempo que se puedan generar
intercambios para aumentar la diversidad y la oferta.
Nº 40 · septiembre de 2012
En el contexto mundial más 7 billones de
dólares se mueven en el comercio de alimentos al
por menor. El 70 por ciento de la comida del mundo
se mueve por la agricultura a pequeña escala.
Se restringe el cultivo natural
Pero lo que preocupa de la nueva reglamentación no es solo que expropie el derecho natural de los campesinos a manejar las semillas.
De acuerdo con Diana María Peña, integrante del equipo de trabajo
de la Subdirección de Cultura Ambiental de Corantioquia, lo que
se está haciendo con esta restricción es estrechar la agrodiversidad
y, en consecuencia, limitar las enormes posibilidades de consumir
alimentos distintos y variar las dietas de las personas por privilegiar
las variedades más rentables.
“El desarrollo de alimentos genéticamente modificados desaparece otras variedades. Un ejemplo es que ya carecemos de muchas
variedades de maíz como consecuencia de la producción a gran escala de una transgénica conocida como maíz Bt. La restricción de
cultivos naturales que solo lucran a las multinacionales procesadoras de alimentos va en aumento”, asegura Diana Peña, economista
que trabaja en Corantioquia.
Esa limitación al cultivo natural de las semillas sugiere ir en
contra de la naturaleza, pues las culturas, por lo menos hasta esta
parte de la historia, nunca han sido independientes del desarrollo,
la diversificación y la adaptación de las semillas. “Por ello –dice la
técnica de la Corporación- los pueblos de México se deben al maíz,
los Incas a la papa y los Zenúes a la caña flecha”.
La existencia de parcelas agrarias campesinas va quedando
atrás en todo el mundo porque la agricultura copió el modelo industrial de cadena estableciendo monocultivos. Con la nueva ley
que privatiza el uso de las semillas, el campo pareciera ser un lugar
donde los campesinos se están quedando sin espacio.
Los bancos de semillas
El descontento con la normativa no se limita a la crítica y la preocupación. Con la intención de acompañar los procesos de reconversión agroecológica y la construcción de bancos comunitarios de semillas, Corantioquia trabaja en comunidades con redes de custodios
de semillas de bancos de vida.
“En el 2011 se hicieron redes de construcción de redes de semilla en Armenia Mantequilla, Barbosa, Copacabana, Girardota, Bello
(corregimiento San Félix), Medellín (corregimiento San Cristóbal)
en las comunidades La Puerta y San Nicolás, de Sopetrán, y en algunos municipios del Suroeste. Es una experiencia incipiente que
nos ha permitido unir esfuerzos y movilización frente al manejo de
las semillas con grupos preocupados por el manejo patrimonial que
representan”, destaca Peña.
Junto con Corantioquia, Semilla de
En Colombia Identidad es otra de las organizaciones
trabaja en campañas que promuela agricultura que
ven una labor civil en contra de las norrestrictivas al manejo y uso de
campesina mativas
semillas.
“Lo que se está defendiendo es la
ocupa 1.5
soberanía alimentaria y planteando promillones de puestas como la declaración de territorios libres de transgénicos, de los que
hectáreas y ya se tiene uno Córdoba en tierra de los
Zenúes–puntualiza la experta en cultura
produce el ambiental-. Otras, son redes de custodios
semillas de Guardianes de semillas, a
70 por de
través de las cuales se realiza un trabajo
ciento de los comunitario para la recuperación del patrimonio fitogenético”.
La idea es generar bancos in situ, es
alimentos que
decir, que cada comunidad se apropie
comemos. de sus semillas, trabaje para que no se
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La bóveda global de
semillas de Svalbard
La Bóveda Global de Semillas
de Svalbard es un bunker que
tiene la capacidad de guardar
más de 2.500 millones de semillas y fue creado para preservar
y garantizar la existencia de varias
especies vegetales, ante la posible desaparición de los bancos de semillas por circunstancias naturales o externas, como una guerra. Para nutrir ese banco
muchos países se unieron a la fundación público-privada
Global Crop Diversity Trust (GCDT). Esta entidad coordina
el envío de semillas, como el que hizo Colombia durante el
anterior gobierno de 700 muestras criollas.
Sin embargo, el propósito de la Bóveda y de la GCDT ha
sido muy cuestionado porque se considera insano que justo
tres de las compañías que comercializan el 50 por ciento de
las semillas en el mundo: Monsanto, Syngenta y Dupont estén liderando ese proyecto.
Además porque las semillas guardadas, aunque están
“dormidas”, pueden no ser viables para las condiciones técnicas y climáticas que sucederán.
Para los defensores de las prácticas agrícolas tradicionales este tipo de iniciativas no ayudan a evitar la pérdida de
las semillas y del conocimiento asociado a la sapiencia de
los campesinos.
El manejo de las semillas, su calidad y el
aprovechamiento del conocimiento que hay
al respecto, están en juego.
pierda el conocimiento sobre las mismas Se estima que
y su cultivo; al tiempo que se puedan generar intercambios para aumentar la di- nuestro país
versidad y la oferta.
importa más de
Las actividades que realizan colectivos y organizaciones ambientales inclu- 10 millones
yen acciones legales como la recolección
de firmas para que el Consejo de Estado de toneladas de
revise la nueva normativa. Así mismo,
educar a los consumidores para que comida al año.
asuman que la elección de alimentos es
un asunto importante para asegurar calidad en la dieta, diversidad alimentaria y apoyar la actividad agrícola de los campesinos
colombianos.
CONOCE ORGANIZACIONES DEDICADAS A LA DEFENSA DE LA
SOBERANÍA ALIMENTARIA.
[email protected].
El comité Metropolitano por la Defensa de la soberanía Alimentaria y
la autonomía, que agrupa a una decena de organizaciones del Área
Metropolitana. [email protected]
Red de Consumidores Ecológicos de Medellín: 413 44 44
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Nº 40 · Septiembre de 2011
Culturras,idad
biodive
Jericó
El DMI comprende el 13.3%,
unas 3.741 hectáreas dentro
de este importante municipio
del suroeste.
y paisaje
as de reservas más importantes
La cuchilla Jardín Támesis es una de las áre
redor biológico que comprende
de toda la geografía antioqueña. Es un cor
la cordillera Occidental en
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y Risaralda.
límites con los departamentos de Caldas
Textos: Andrés Ángel Gómez
Fotografías: Juan Castaño y
Andrés Ángel Gómez
Tiene unas características
muy importante tiene más
asentamiento de comunidades
y es una zona que se presta
mucho para el aprovechamiento
ecoturístico. Es una zona
aprovechable para la generación
hidroeléctrica.
Andes
Se encuentran ubicadas
el 3.6% de los predios
pertenecientes al DMI,
unas 1.014 hectáreas.
Támesis
Es el segundo municipio con
mayor participación territorial
en el DMI, 9.928 hectáreas,
algo así como el 35% del
área total.
Es una perforación en la
roca que el agua de la
quebrada la Linda labró
por muchos años. Es una
cascada que tiene unos
60 metros de caída libre
y cae a un pozo de agua
en medio del bosque de
niebla.
Fue construido en 1943
y declarado monumento
histórico en 1985.
Jardín
El 46% del DMI Cuchilla
Jardín – Támesis, 12.992
hectáreas, se encuentran
localizadas en este municipio.
Caramanta
Es el municipio que menos
territorio comparte con el
DMI, 386 hectáreas, algo
así como el 1.3%.
Un camino que ya prácticamente se
encuentra desaparecido, sólo se hayan
algunos fragmentos
Es donde están los loros Orejiamarillos en
los palmares de cera que se ubican sobre
la vía que conduce hacia Ríosucio, Caldas.
Es el lugar donde nace el
río San Juan que demarca
el límite entre Andes y
Jardín y a su vez de con
los departamentos de
Antioquia y Risaralda.
Ubicación
Al suroccidente del DMI
en el que se encuentran
unos caminos que
conducen hacia Riosucio
que son aquellos por
los que transitó la
colonización antioqueña.
Historia
Para llegar a esta declaratoria se cumplieron tres fases:
En el 2002 se desarrolló un proyecto desde Parques Nacionales
Naturales de Colombia en el que se realizaron los primeros estudios.
Entre el 2005 a 2006 la Corporación Académica Ambiental de
la Universidad de Antioquia se realizaron estudios en los que se
perfiló la figura de Distrito de Manejo Integrado (DMI).
La constitución del DMI Cuchilla Jardín – Támesis tiene dos
acuerdos, uno es el 316 de 2009 en el que se delimitó y alinderó;
y el acuerdo 384 de 2011 que es el que acoge el plan de manejo.
Especies de interés:
Palma de Cera
Loro Orejiamarillo Magnolio Jardinensis
Gallito de roca
Oso Andino
Colibrí del sol
Palma de Macana
Passiflora jardinensis
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Recuperar un área degradada y conocer el comportamiento de dieciocho especies de
árboles nativos del bosque seco tropical es un proyecto que adelanta CORANTIOQUIA
en el corregimiento de Sucre, del municipio de Olaya. Un laboratorio vivo que arrojará
una importante información para futuras siembras.
E
l sol. El sol. Diez y media de la mañana. La boca seca. La
tierra seca también. Un ardor en la nuca y en los brazos. El
aire, aunque liviano, se hace difícil de respirar. Miro el reloj:
solo llevamos una hora y cuarto de camino y ya el sudor
empapa la camiseta. El sol. El sol.
Vamos monte arriba por un potrero. Toco la tierra: es densa y
llena de piedras plateadas. Y sin embargo, aquí mismo, bajo este
clima intolerante, se adelanta un proyecto de recuperación de áreas
degradadas y estudio de dieciocho especies propias del bosque seco
tropical. Porque sí, no lo parece pero sí: esto fue un bosque, un bosque espeso de kilómetros y kilómetros por gran parte del Occidente
del departamento. Pero qué va: eso fue hace ya tanto que no hay
quien lo recuerde.
Estamos en Sucre, corregimiento de Olaya, en una finca llamada Trivio Mamey. Nolberto Marín, ingeniero de la subdirección de
Ecosistemas de CORANTIOQUIA, y que coordina este proyecto, me
dice: “si se fija bien, si no se hace nada, esta tierra va camino a convertirse en un desierto”.
Tiene razón. No solo esta tierra, no solo esta zona del departamento, sino muchas otras de Colombia. Del bosque seco tropical,
que llegó a tener una extensión de 80 mil kilómetros cuadrados en el
país, escasamente quedan 1.200 kilómetros. O sea: el 1.5 por ciento.
Queda esto, luego de años y años de tala y ganadería: monte
pelado que en verano pierde el verdor para ganar un tono marrón,
una tierra dura que, en muchos casos, ya ni para pastoreo sirve.
“si se fija bien, si no se hace
nada, esta tierra va camino a
convertirse en un desierto”.
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Nº 40 · septiembre de 2012
9
Desde 1995, año en que se creó CORANTIOQUIA, la
corporación ha adelantado algunos proyectos de reforestación en zonas como bajo Cauca y Angelópolis.
Así que si conserva el nombre de bosque
seco tropical es porque hace referencia
a las condiciones bioclimáticas. Es decir a
zonas cálidas donde solo hay dos periodos
cortos de lluvia al año y donde la evaporación supera la precipitación, lo que significa
un déficit de agua. Pero bosque, como tal, ya
no hay.
Y sin embargo es aquí, insisto, donde se
adelanta este proyecto: sembrar dieciocho
especies nativas para ver cómo se comportan. De cada especie se han sembrado unos
mil árboles, en lotes de 250 plantas cada uno
y en una extensión total de cuarenta hectáreas. El proyecto comenzó hace poco más de
un año y ya estos arbolitos, que tenían entre veinte y treinta centímetros cuando fueron sembrados, soportaron una temporada
larga de verano: una prueba de fuego, casi
literalmente.
Porque verano quiere decir semanas
sin lluvia, calores de hasta cuarenta grados
y una tierra degradada. En condiciones así,
aún siendo nativas, algunas especies no soportan; otras se mantienen firmes. De eso se
trata: saber qué especies funcionan mejor en
qué condiciones. Unas más aptas para crecer
bajo la sombra, otras sin problemas a plena
exposición del sol; unas más resistentes a la
plaga, otras que pierden sus hojas para ahorrar energía.
Un trabajo en el que la Universidad
Nacional se vincula en la parte de los
estudios y seguimiento a las especies. O sea,
desde la ciencia. No solo se adelantan prácticas académicas gracias a este laboratorio
vivo de CORANTIOQUIA en Olaya, sino trabajos de grado y otros estudios. Y es que de
bosque seco tropical, como casi no hay, casi
no se sabe.
Por ahora, viéndolos así, pequeños, estos árboles se parecen. Pero en cuestión de
tres o cuatro años serán evidentes sus diferencias. La ceiba ganando grosor, el tronador
mostrando en el estallar de sus semillas por
qué lleva este nombre, el algarrobo con su
fruto oloroso, el balso de hoja ancha y productor de biomasa, el flamboyán florecido:
rojo, rojísimo…
Son árboles guerreros. Árboles que soportan un sol que, en solo hora y media, ya
nos tiene mareados. También en cuestión de
tres años se sabrá cuáles son las especies más
resistentes, las que se pueden recomendar a
ciegas para nuevas siembras. Si al final se
sabe de cinco de ellas con estas características, el proyecto será un éxito, dice Nolberto.
Y se habrá ganado más: para entonces
este cultivo será un pequeño bosque seco
tropical, casi como los que no se ven. Y con
él llegarán las especies de fauna propias de
estos sistemas. Ya comienza a verse.
Entonces lo que sigue es que otros más
se antojen. Este proyecto habrá ganado en
la medida de que más personas se interesen
por sembrar, así como lo hicieron los dueños
de esta finca. Lograr corredores biológicos,
pequeños enclaves con nueva vegetación.
Recuperar en parte eso que se ha perdido.
Otras de las especies sembradas dentro de este proyecto son: ébano, cedro rojo, cedro amarillo, balso,
piñón de oreja, chumbimbo, indio desnudo, caracolí,
velero, diomate, ceiba, guayacán trébol, Guácimo y
varasanta.
Bosque, seco, tropical y casi desaparecido
En Colombia el bosque seco tropical se distribuía originalmente en las regiones de
la llanura Caribe y valles interandinos de los ríos Magdalena y Cauca, entre los 0 y
1.000 metros de altitud, y en jurisdicción de los departamentos del Valle del Cauca,
Tolima, Huila, Cundinamarca, Antioquia, Sucre, Bolívar, Cesar, Magdalena, Atlántico
y Sur de la Guajira. Las zonas que aún sobreviven se encuentran en áreas muy
reducidas en parques protegidos o en espacios de difícil acceso. En Antioquia solo
hay tres pequeños enclaves: uno en Dabeiba, otro en la costa de Arboletes y el otro
en el cañon del río Cauca desde La Pintada hasta antes de llegar a Puerto Valdivia.
10
La maestra
“estrella”
Eustelly Ramírez Peña es una destacada profesora de escuela que se pasa
la vida fomentando el amor y el respeto por la naturaleza. Está a cargo de
un grupo de 40 alumnos que desde el año 2009 promueve acciones en
favor de la naturaleza. Su labor ya tiene un reconocimiento regional.
Diana Milena Ramírez
D
esde una loma empinada y estrecha se puede ver, empotrado en una esquina del pueblo, un techo de tejas anaranjadas con pintas negras -huellas del tiempo, la lluvia
y el sol-. Y ahí, debajo de ese manto de sombra está ella.
Camina y se abre campo entre la gritería que se repite cada mediodía. Su cara, atravesada por una sonrisa tímida, un cabello negro sin
pretensiones que descansa en sus hombros y un cuerpo de un metro
con 57 centímetros, arropado por una camiseta verde con una leyenda, define a esta mujer de 42 años y un montón de sueños: “Soy
guardián de la naturaleza”.
Así, asediada por varios pequeños que tras sus pasos buscan el
abrazo y el beso, Eustelly Ramírez Peña parece una heroína sacada
de un cuento donde gnomos, árboles que hablan y flores que conspiran luchan por mantener el nombre y el oficio. Pero Eustelly es una
maestra de escuela. Tan sencilla como la vida que ha vivido al lado
de sus dos hijos, su compañero de piel y de amores, y el oficio de
enseñar. Una labor que aprendió en Yarumal hace 22 años y que la
trajo a Santa Rosa de Osos; a la institución educativa Marco Tobón
Mejía, para más señas.
Paradójicamente hablar con esta mujer, licenciada en educación
física con énfasis en informática, es hablar de naturaleza, tema al
que llegó prácticamente de carambola. “Al llegar a Santa Rosa recibí
del rector la invitación a que me fuera a Medellín a una capacitación en un proyecto ambiental. Y me fui para esa capacitación que
era desarrollada en ese momento por la Universidad de Antioquia
y CORANTIOQUIA. Participé voluntariamente-obligada, me tocó
aprender del tema, pero me metí y me gustó”.
Hoy en día el discurso ambiental es tan sagrado para Eustelly
como su nombre mismo (Eustelly es en realidad Eustelle, nombre de
una conversa jovencita hija de gobernador en el siglo III. Muerta a
causa de sus convicciones religiosas y que la historia católica recuerda como Santa Estrella). Sus palabras pesan tanto como sus actitudes en beneficio de la naturaleza y las buenas prácticas ambientales.
Bajo el programa Proyecto Ambiental Escolar, PRAE, ha alcanzado
un reconocimiento inusual para un modesto profesor de escuela municipal (su nombre en el motor de Google la vincula de inmediato a
su incesante gestión ambiental) y, más allá de la “fama online”, se ha
colgado en el pecho las medallas de afecto y de liderazgo que le imponen sus cuarenta y tantos alumnos inmersos hoy en el encarrete
de proteger y hacer más amigable la vida con la naturaleza.
Desde 2009 la maestra
“Estrella” (Eustelly) se
mantiene inventando
formas divertidas
para encarretar a
sus alumnos en
un propósito que
atraviesa su existencia:
ayudar a conservar la
vida y el planeta.
Guardianes de la naturaleza
Desde el año 2009 Eustelly y sus alumnos son, como ella, “Guardianes de la
Naturaleza”, una consecuencia del desarrollo del programa “Bitácora Verde” ideado por
CORANTIOQUIA como herramienta para
generar conciencia conservación de la vida y
el planeta a través de centros educativos de
Antioquia. Un “Guardián de la Naturaleza”
es alguien graduado en “Bitácora Verde” y
la verdad es que Eustelly cumple con creces
aquellas acciones que propenden por un mejor espacio para vivir. Ella y sus muchachos se preocupan porque
padres de familia, vecinos y hasta instituciones administrativas del
municipio reconozcan la necesidad de cuidar el agua, los árboles,
controlar el gasto de energía, reciclar y mejorar los hábitos que buscan enderezar el crítico decurso de los recursos naturales.
Eustelly Ramírez Peña es el alma de un grupo de 40 niños y adolescentes de la
institución educativa Marco Tobón Mejía que conforman el grupo de Guardianes
de la Naturaleza en Santa Rosa de Osos.
Para ello echan mano de lo que su creatividad les proporciona (eventos, seminarios, charlas, conversatorios, etc.). Tan tenaz ha
sido el trabajo que ya tienen a su haber el premio “Distinción Vida”
que es el galardón más alto que entrega CORANTIOQUIA a quienes
le dedican “alma, vida y sombrero” a cuidar el pedazo del planeta
que habitan.
Nada se escapa a su ojo fiscalizador. Las basuras son recicladas
como lo demanda el protocolo ambiental. El agua se ahorra por conciencia social y salud financiera. Y hasta el consumismo salvaje tiene
en ella a una enemiga declarada: no permite el mecato de paqueticos
en las salidas ecológicas que realiza con sus alumnos y vecinos del
pueblo; si van a llevar alimentos y bebidas se les exige “la coquita y
el envase” que se puedan retornar a la casa, con el objetivo de evitar
desechos dañinos sobre los montes y los ríos que visitan.
“Hacer algo que sirva cada día”
Esas ganas de salvar lo que a diario se pone en peligro un poquito más
han llevado a Eustelly a incursionar en áreas que su vida de maestra
de escuela y ama de casa no había contemplado. Se metió, por ejemplo, en los recovecos del teatro ambiental. Sí, teatro, con libretos, actuación y montajes dedicados a la cultura de preservar la naturaleza.
Cada día de su vida actual lo convierte en algo que le sirva a
alguien, no importa la espera que haya de por medio para lograr ese
propósito. Así entonces se dio a la tarea, por ejemplo, de ir fabricando ladrillos ecológicos que en algún momento sostengan una casa y
unas vidas.
-¿Cómo lo hace?
-Lo hacemos muy sencillo. Simplemente envases plásticos de
gaseosa y los llenamos de papeles de comestibles que no estén mojados para que no se descompongan. Los vamos llenando, dobladitos
o bien arrugaditos, y los vamos llenando a presión hasta que queden
bien duros. De esa manera los hacemos. Ya siempre hemos llenado
bastantes ladrillos.
Eustelly sueña, junto a sus alumnos, con ver un día de estos delante de ella una casa levantada con ese juego diario.
Y es así, con acciones sencillas, como ella y su grupo fundamentan el trabajo social que realizan.
Ya es medio día y Eustelly debe ir a su casa. Atraviesa la instancia de la escuela hasta la puerta principal y, tras sus pasos, firmes y
apurados, deja la sensación de que no todo está hecho todavía. Con
sus ojos que miran al frente y su espalda cuidando lo que ha sido,
la frase inscrita en ella: “Soy guardián de la naturaleza” pareciera
retumbar bajo el aire y prometer otra batalla interminable contra el
desdén humano. Increíblemente humano.
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pesinos
Nº 40 · septiembre de 2012
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siendo cam
La sociedad civil del Suroeste Antioqueño se ha unido para alertar
a Corantioquia sobre irregularidades de las exploraciones mineras
de algunas multinacionales.
Por Juan Camilo Gallego Castro
C
uando el sol madruga en
Caramanta, la niebla de la noche
se dispersa entre las montañas escarpadas. En las primeras horas de
la mañana, a lo lejos se ve Manizales y, sobre
ella, el Volcán Nevado del Ruiz, con sus nieves perpetuas y su furia escondida.
“El Suroeste antioqueño ha sido agrícola toda la vida”, dice Alfonso Patiño,
un campesino de 58 años. Se han enorgullecido de los chorros de agua que manan de esas montañas frías, de la nutria
y el loro orejiamarillo que habitan los
bosques frondosos que se hallan en su
territorio, de esa niebla que cubre las cimas, como si fueran ruanas que las arroparan, y del café suave que producen.
“Nunca hemos necesitado la minería
para vivir”, agrega Alfonso, pues desde
hace cinco años en Caramanta, algunas
multinacionales adelantan exploraciones para encontrar oro.
De acuerdo con Marta Lia Osorio
Cardona, ingeniera geóloga de la
Dirección Territorial Cartama, de
Corantioquia, “en el Suroeste se han explotado recursos del subsuelo, aprovechando materiales de playa en los ríos
Cauca, Poblanco y Sinifaná; arcillas en
Valparaíso; manganeso en Santa Bárbara;
talco y feldespato en Montebello; y carbón en municipios como Fredonia y
Venecia”. Pero la explotación de oro,
tradicionalmente, ha sido una actividad
muy reducida, ya sea en pequeños socavones o de barequeo en el río Cauca.
“Las características del proyecto minero- agrega Osorio Cardona- son aún de
estudios y reconocimiento, lo que se conoce como actividades de exploración.
Obviamente hasta que no se identifique
claramente este potencial minero, se dimensione, caracterice mineralógicamente y estructuralmente, no puede adelantarse a definirlo como un proyecto de
gran o pequeña minería y las condiciones de explotación que seguirían”.
Se une la comunidad
“Somos campesinos, nos hemos dedicado al trabajo agrícola y pecuario. Hemos
sido productores y nos quieren convertir en mineros”, expresa Noelba López,
representante legal de la Asociación
Agropecuaria de Caramanta –Asap-,
desde donde líderes campesinos han defendido su territorio y pedido a las empresas que les hablen de sus propósitos.
Tolima
Gold,
Conde
Mine,
Corporación Minera de Colombia y
Solvista Gold Corporation, son cuatro
multinacionales que se encuentran en el
territorio haciendo exploraciones. Desde
2011, la comunidad de Caramanta se ha
unido para defender su territorio y, de
esa forma, han conformado el Cinturón
Occidental Ambiental (COA) junto a
municipios como Támesis, Valparaíso,
Pueblorrico, Jericó y Jardín, pronunciándose de forma pacífica en contra de los
proyectos mineros que se adelantan a espaldas de la comunidad.
“Somos campesinos, nos
hemos dedicado al trabajo
agrícola y pecuario. Hemos
sido productores y nos quieren
convertir en mineros”
“Los hemos invitado un sinnúmero
de veces a reunirnos y nos han quedado
mal. Al concejo no han asistido en tres
ocasiones y a la comunidad le han incumplido muchas más. Algunos quieren
que vayamos a sus sedes, pero las discusiones las hacemos en el concejo frente
a toda la comunidad”, describe el presidente del concejo Ever de Jesús Abello.
Por eso, la comunidad decidió agruparse para hacer cuatro caminatas en las
veredas donde se encuentran las exploraciones y, de paso, han comprobado algunos de los daños ocasionados.
“A Conde Mine se le suspendió porque estaba haciendo uso de caudal sin
concesión de agua. Para hacer uso de
cualquier recurso natural, como el agua
o aprovechamiento forestal, ellos tienen que gestionar ante la Corporación
(Corantioquia) el permiso o la licencia.
Nos dimos cuenta que esta empresa estaba trabajando sin ningún permiso”, describe Daniel Hernández, Coordinador
ambiental del municipio de Caramanta.
En
la
vereda
Chiraporotó,
Corantioquia decidió suspender una
concesión de aguas a Tolima Gold porque esta empresa dejó sin el líquido a
dos viviendas. En la fuente de abastecimiento en la quebrada La Toma, Tolima
Gold tomó el 100 por ciento del caudal, lo que no es permitido, puesto que
Corantioquia, cuando da una licencia,
permite utilizar hasta el 70 por ciento de
la fuente.
La sociedad civil del Suroeste antioqueño se ha unido, porque saben que
con pruebas es la única forma de comprobar los efectos que tendría la minería
en su territorio.
“Sí hay muchas cosas que se pueden hacer frente a la minería, y la comunidad es la que debe actuar. No solo
Corantioquia, sino la comunidad para
que se pronuncie. Si se le notifica a la
Corporación, a ésta le queda más fácil
concretar las denuncias de la comunidad”, agrega Daniel Hernández.
A diferencia del Suroeste, el Bajo
Cauca antioqueño ha sido de vocación
minera. “Estamos hablando de la presencia de yacimientos históricamente
ricos, tanto de veta como aluviales, que
han sido explotados desde hace más de
un siglo por propios y extranjeros. No se
puede prever las condiciones en que se
realizaría una explotación en estas zonas
que son objeto de estudio, por eso simplemente diferencio la existencia de una
legislación ambiental y la presencia de
una autoridad ambiental en el territorio
hoy, que no la hubo en la historia minera
de Antioquia hasta mediados de los años
90, autoridad que requiere fortalecer su
recurso humano y técnico para responder a las demandas que la actividad minera le genera, con eficiencia y eficacia”,
afirma Marta Lia Osorio Cardona.
La comunidad, por su parte, ante
la falta de información de las empresas
multinacionales sobre los hallazgos en
su territorio, continúan movilizándose
para defender la flora y fauna y la riqueza paisajística con la cual han convivido
cientos de años.
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