Nudo gordia N o

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EDITORIAL
JUEVES 25 de Febrero de 2016 facebook: medios obson twitter: @mediosobson Cd. Obregón, Son., Méx.
PÁG. 11
YURIRIA SIERRA
El Ubercóptero del “enamoradizo” Aureoles
L
a vida privada de actores públicos no tiene
relevancia alguna salvo cuando tiene un
impacto en el terreno de lo público (como
presupuestos, conflictos de interés, utilización de
bienes públicos, o cualquier tipo de delito). Hemos visto ya varios escándalos de funcionarios o
partidos políticos que utilizan helicópteros oficiales como si fueran servicio de taxi: para asuntos,
estrictamente, personales. Lo mismo Korenfeld
que el PRD de Carlos Navarrete. A los dos les costó la chamba: uno dejó la dirección de Conagua
y el otro la dirigencia de su partido. Pues en las
decisiones del gobernador de Michoacán, Silvano
Aureoles, no pesaron estos “escarmientos” en cabeza ajena. La semana pasada vimos a la cantante
Belinda llegando a los eventos del papa Francisco
a bordo de un helicóptero propiedad del gobierno del estado de Michoacán. La cantante afirma
que no tuvo ningún privilegio por sobre el resto
de los asistentes. Dice haber sufragado la totalidad de sus gastos de transportación y que tampoco tuvo un lugar privilegiado durante la misa. Sin
embargo, la fotografía donde se le ve descender
del helicóptero ya es de dominio público. ¿Quién,
entonces, se lo facilitó, así nomás, pensemos,
para tomarse la foto? Y si pagó, ¿a quién pagó?
¿Cuánto? ¿Por qué no nos muestra el recibo? ¿Y,
suponiendo, sólo suponiendo que sí, eso significa que si cualquiera de nosotros quiere utilizar
un chopper oficial, basta con que cubramos su
costo? ¿Como si de un Ubercóptero se tratara?
Todo esto lo pregunto porque es curioso que al
respecto sólo ha sido ella quien en su cuenta de
Twitter ha dado una explicación. No ella, sino
el gobernador es quien en realidad tendría que
haber rendido cuentas desde el primer instante. Silvano Aureoles, el gobernador, sólo se ha
limitado a decir que “hay demasiada frivolidad
y mezquindad en el asunto al cual se le ha dado
mucha importancia en redes sociales...”. A pesar
de que sus selfies con la cantante fueron difundidas desde su propia cuenta de Twitter. También,
en redes sociales observamos a la cantante como
parte de una comitiva de invitados VIP a las misas
de Bergoglio. Valiente respuesta del gobernador:
presume mucho a su acompañante y después
la manda a lavarle a él, mediáticamente, la cara.
Apenas ayer, en entrevista con mi colega Adela
Micha, el senador perredistaMiguel Barbosa insistió lo que ya había tuiteado sobre este hecho:
“Y el uso de un helicóptero de la Secretaría de
Seguridad Pública del gobierno del estado para
trasladar a personas privadas, sin duda, es algo
que no debe verse. Ya se hizo, pues que se reconozca simplemente y se establezca una sanción
por si se desviaron recursos públicos...”. Pero lo
que más me llamó la atención fue cómo se refirió a las razones por las que se generó el mal uso
de la aeronave: “Se trata de una aventurilla del
enamoradizo gobernador...”. A ver: ¿“aventurilla”, “enamoradizo”? Caray, si buscamos sinónimos, bien pudo haber dicho “coqueto”, “ojo alegre”, “risueño”... se me vienen a la mente tantas
palabras que son casi halagos cuando se trata
de señalamientos a un personaje del sexo masculino. pero ninguna la que se habría usado si
en vez de gobernador, hubiera sido una “gobernadora”. Me indignan Aureoles y también Barbosa. ¿Si Claudia Pavlovich hubiera paseado así,
no sé, al Potrillo, qué habrían dicho sus pares?
Recuerdo el episodio Rosario Robles con Carlos
Ahumada: le dijeron de todo, menos “enamoradiza”. La acusaron de todo menos de tener una
“aventurilla”. Fue blanco de todas las burlas, escarnios, señalamientos e insultos posibles. Pero
Silvano Aureoles es hombre. Hom-bre. Y al señor
gobernador Aureoles sólo lo llaman “enamoradizo”. Y al “enamoradizo” señor le basta con declarar que para el caso es mezquino y frívolo para
cerrarlo. Y para Barbosa, es una mera travesura.
Y su intento de llamar a cuentas a su colega hombre termina siendo bastante tibio (y sí, arropado
en un horrible guiño machista). Pues entonces
apliquemos la misma y pidamos que Aureoles
se “porte como hombre” y salga él a dar la cara y
explicar por qué usó un helicóptero oficial para
transportar a Belinda. ¿El gobernador es él, no?
Y además, no encuentro para nada “viril” que la
mande a ella (y se esconda tras sus faldas) a dar
las explicaciones que tendría que darnos él. Acaso
todo lo contrario. Pero, sobre todo, lo que está en
juego es que los políticos sigan comportándose
como señores feudales dueños de todos los bienes públicos de los gobiernos que nosotros, los
ciudadanos, pagamos con nuestros impuestos.
(Ah, es que eso seguramente sí es “de machos”).
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