La primera ley de todo nuevo gobierno

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¿La primera ley de todo nuevo gobierno?
(Es… ¡no caer en la misma corrupción que los anteriores!)
`Corruptio optimi pessima est`
“La corrupción de los mejores,
Cuando empezamos a escuchar o leer propuestas relacionadas con una subespecie de
Conadep de la corrupción, pensamos en la prioritaria e imperiosa necesidad colectiva de
enviar un proyecto de ley anticorrupción, ni bien asuma el próximo presidente de la
Nación.
La corrupción es un cáncer cuya metástasis en Iberoamérica ya ha comprometido no solo
a nuestro país sino a España, Brasil, Chile, Guatemala, Venezuela, Paraguay y más.
Es que la corrupción suprime derechos humanos en tanto impone e incrementa,
extravagantemente, deberes y esfuerzos ciudadanos adicionales, desordenando la
convivencia civil y generando ascuas de intranquilidad, angustias e impaciencias, las cuales
vienen gestando, abonando y cultivando ´embriones´ de controversias, de conflictos y de
contiendas, como antónimos antagónicos de paz, armonía, amistad y bienestar social en
cualquier perspectiva noble y cabal de futuro, esto es, de un futuro común más justo, más
auspicioso y mejor, humano y ecológicamente.
Dicho proyecto patrio debería lograr la eficacia, eficiencia y ejecutoriedad imprescindibles
para transparentar el origen de los “constructores o Nomenklaturas de las burocracias”, la
trazabilidad del ejercicio funcional en cada uno de los gestores de los tres poderes:
ejecutivo, legislativo y judicial; los delitos de financiamientos de las campañas políticas, los
lavados de dinero, los testaferrismos y toda gama de desgraciados y apestosos “fracking
en las finanzas públicas´”, que explican tanto dinero ajeno externalizado, dinero
proveniente del tesoro y de las haciendas de la Patria.
Una ley de transparencia nacional y/o su reglamentación no podrán omitir incentivar la
implementación de programas de complementación y alcance para la otra pata de la
corrupción, ya que siempre se habla del que recibe las coimas pero poco y nada de
quienes las proponen, entregan y hacen valer como, tantísimos privados, beneficiados con
exenciones, permisos, licencias o concesiones de infraestructura, petroquímicas,
petrolíferas, gasíferas, mineras, bancarias, inmobiliarias, turísticas, etc.
El diseño de esquemas de cumplimiento e integridad por parte de empresas privadas, con
los códigos de ética y conducta, políticas y directrices para la detección de desviaciones e
irregularidades contra la administración pública, cerrarían un círculo virtuoso e inédito
sobre el particular.
Sin perjuicio de la condición humana, la corrupción comprando/vendiendo voluntades y
medios de comunicación viene “secuestrando legitimidades racionales y emocionales”; la
corrupción mata personas, familias, etnias, y educación; la corrupción es también la
madre del desastre ecológico y del narcotráfico. La corrupción ostenta el monopolio de
todo empobrecido, de toda intemperie humana.
Esta endemoniada corrupción es la única progenitora Vg., de tantas ascuas infames en los
jubilados, pensionados, maestros, peones rurales, etc. La corrupción derogó la seguridad
jurídica, el crédito y la confianza que merecíamos interna y externamente.
Con la corrupción se ganan licitaciones, se roba, se miente, se quita perversa e
indolentemente la salud y el pan de la boca de los niños, de los pobres e indigentes, de los
aborígenes y excombatientes; con esa pandemia se denigra hasta comprar y vender
“virginidades de niños pequeños”, se contamina, se infecta y se disuelven valores; con
dicho flagelo se proponen “éticas alternativas” para la fidelidad, la ética, la buena fe, el
esfuerzo personal del trabajo, la solidaridad, el respeto, la armonía, la concordia, la
inocencia y tales, todos valores congénitas e inherentes a la persona humana.
Las víctimas de la corrupción son rápidamente identificables en tanto los victimarios, no,
o, no tan fácil ni tan rápido. Pruebas al canto: hasta ministros nacionales se roban la plata
en bolsa y no van a la cárcel por los vericuetos jurídicos/judiciales corruptos de la
corrupción en tanto y por un mero hurto de alimento por extrema necesidad
personal/familiar o un par de zapatillas, sus autores padecen y soportan penurias
aberrantes en términos relativos.
Como no recordar a don Ernesto Sábato cuando se refiere a todo esto y a mucho más en
su obra: “La Resistencia”, singularmente su cuarta y quinta carta referida a los `valores de
la comunidad`.
Nuestro Código Penal, el Código de Procedimiento Penales, sus leyes complementarias y
decretos reglamentarios, son demasiados "indulgentes", no sólo en relación con la
corrupción, sino, en lo concerniente a los delitos contra la administración pública, es decir,
la malversación, el soborno, la corrupción activa y pasiva; las usurpaciones, la pedofilia, la
trata, la violencia o maltrato familiar,, de género, etc.
Aun las normas de dichos cuerpos legales son benévolas e ineficaces, activa y pasivamente
como lo son también, las decisiones de gobierno que autorizan en Argentina, Vg.,
areneras, canteras, desarrollos inmobiliarios, emprendimientos turísticos y tales en
terrenos inapropiados o lisa y llanamente “fiscales”. Esto mismo acaba de reflejarse Vg.,
con el culposo y evitable estrago hídrico en las Sierras Chicas de la provincia de Córdoba o
el desastre ígneo en la provincia del Chubut, etc.
La nueva ley deberá tener en cuenta el grado de importancia política de la persona que
está cometiendo el delito. "Un juez corrupto es la cosa más horrible imaginable. Un
ministro del Poder Ejecutivo o Judicial corrupto es un crimen atroz.
Si los que están utilizando su posición para robar a la nación, al pueblo o al bien público,
son los Presidentes, gobernadores, intendentes, concejales, ministros, secretarios,
directores o esos, la pena tiene que ser gravísima e inmune a toda amnistía e indulto; ´una
suerte de antesala del averno´. De lo contrario no se superará el “cáncer de la corrupción”
con sanciones finalmente, `infinitesimales`.
La eficacia de esta ley, dependerá singularmente de la capacidad, honestidad,
compromiso, determinación y patriotismo de los que legislarán, sancionarán, promulgarán
y aplicarán la misma.
No se omita que toda desigualdad genera corrupción, que la disolución fáctica de los
partidos políticos explica y predice viejos y nuevos populismos es decir, más corrupción y
más corruptos; que toda burocracia facilita y favorece más corrupción... sí la misma que
prefiere a Amado Boudou, Jaime, Insfrán o Gils Carbó y tales antes que al Juez FAYT de la
CSJN...
¿Qué es lo que no entendemos o nos mantiene indiferentes? ... ¿qué posterga nuestra
"Resistencia civil ciudadana"?... es tan difícil acaso cuando paradójicamente por un mero
evento y triunfo deportivo nacional somos capaces de paralizar el país e inundar las calles
con pacífico entusiasmo y visibilidad presencial contundentes?...
¿Qué nos pasa, pero Qué nos pasa?
Finalmente, es hora de que “sin recular ni para tomar envión”, desburocraticemos el
Estado nacional, provincial o municipal y sacudamos la sociedad civil, para que sólo así y
recién entontes, podamos entre todos y todos juntos, liberarnos de la maldita corrupción
e ir restaurando dignidad, ecuanimidad, transparencia, igualdad, libertad, desarrollo
humano, fraternidad, esperanza y alegría si determinadamente, nunca seremos aquellos
“peces muertos que nadan a favor de la corriente”.
Roberto Fermín Bertossi
Investigador del CIJS/UNC
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