Dos nuevos epitafios hebreos de la necrópolis del - Sefarad

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Dos nuevos epitafios hebreos
de la necrópolis del Castro de los Judíos
(Puente del Castro, León) *
Javier CASTAÑO
Universidad Complutense, Madrid
José Luis AVELLO
Universidad de León
(Con la colaboración de Margarita TASCÓN)
1. L o s
JUDÍOS DE P U E N T E D E L C A S T R O
Un año después de su destrucción en 1196, Alfonso IX donaba a
la catedral y al obispo de León «... iure hereditario castrum iudeorum cum sua uilla, situm super ripam de Torio iuxta Legionem et
omnes uinneas et omnes terras tam cultas quam incultas ad iudeos
pertinentes» K Meses antes se había puesto fin de manera violenta al
importante asentamiento judío ligado a la corte regia leonesa.
Sobre la orilla del río Torio y cerca de León se levanta aún el
cerro de la Mota o la Mota del Castro donde se advierten una
serie de alteraciones del terreno que solamente se pueden explicar
a partir de la actuación humana, con restos arqueológicos esparcidos por una amplia extensión de terreno. Este espacio arqueológico engloba varias unidades de población que se suceden tanto en
el marco temporal como en el geográfico. Ya desde el período
medieval hay conciencia de la antigüedad del poblamiento y han
ido apareciendo restos materiales durante las labores agrícolas ^.
Los autores agradecen la imprescindible colaboración de D. Porfirio García
de Arriba desde aquel primer y extraño encuentro un 19 de octubre de 2000. El
estudio arqueológico ha corrido a cargo de José Luis Avello y la traducción y
estudio del texto hebreo son de Javier Castaño.
' Archivo de la Catedral de León, núm. 1073 (13 jul. 1197), en Julio GONZÁLEZ GONZÁLEZ, Alfonso IX (Madrid 1944) tomo II núm. 105 págs. 153-155.
^ Ya en el siglo XIII Fray Juan Gil de Zamora recoge una tradición que hace
referencia al topónimo Sublantia, cercano a León, y que podría identificarse con
el nombre que se utilizaba para denominar un manantial ferruginoso localizado
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Se constata en el yacimiento la presencia de materiales arqueológicos de diversas épocas, desde la II Edad del Hierro (siglos Xl-l
a.E.c.) hasta comienzos del siglo Xlll, cuando se atestigua su destrucción ^ El estado actual sólo revela el aspecto general del último poblamiento al que se deben sumar las distintas alteraciones
producidas por las actividades agrícolas practicadas en el cerro, las
obras de apertura y nuevos trazados de caminos, la instalación de
un depósito de agua cuyo edificio aún se conserva aunque nunca
llegó a funcionar y las actividades erosivas.
El conjunto arqueológico se compone de una plataforma, cuyo
perímetro asemeja un ocho, rodeada de una barrera artificial en
forma de talud y que comprende una superficie de unas 5 hectáreas. Hacia el norte se eleva una pequeño recinto de unos 3.000
metros cuadrados. Es probable que esta pequeña cindadela sea
artificial y que hubiera sido elevada con los materiales extraídos
del impresionante foso que fue excavado para defender el poblado
en su zona norte que originalmente era la más accesible. Es este
recinto el que estaría habitado. Hacia el oeste el Torio discurre
bajo los escarpes sedimentarios del cerro, asegurándole protección
y proporcionándole agua suficiente para abastecer a la población
y a las industrias que debieron estar asentadas a su orilla. Por el
este el arroyo del Barranco crea una barrera natural entre el Castro y los campos circundantes. A mediodía, la ladera se extiende
en abanico hacia Puente del Castro. En la zona más baja es donde
se han encontrado las estelas funerarias, ya que alberga la necróhasta hace poco en las inmediaciones de Puente del Castro: la Fuente Sublantina.
Fray Juan Gil de Zamora en su De preconiis Hispaniae (ed. Manuel CASTRO Y
CASTRO [Madrid 1955] pág. 214) dice: «... Legio fuit Flos.primitus appellata ...
Traianus namque imperator, natione Hispanus, contra Occidentem per Romanum
Imperium destinavit qu'atordecim militum legiones ... Ex quibus, due venerunt in
Hispaniam et civitates Sublantiam et Florem destruentes, non longe ab ipsa Flore,
urbem cõndiderunt, quam Legio vocaverunt...». El nombre Fuente Sublantina pudo
haberse originado con posterioridad.
^ El Tudense señala en su Chronicon Mundi que Alfonso IX de León ordenó
destruir varios castillos en 1212, después de haber ordenado la demolición del
Castro por la amenaza que representaban para la capital: «... Tune rex Adefonsus
destruxit Gordonem, et Arbolium, ut legionensis civitas securitate frueretur et
pace. Iam olim destruxerat iudaeorum castrum juxta Legionem, quia eadem civitati
multa damna saepius inferebat ...» (Lucas de Tuy, Crónica de España, ed. Julio
PUYOL [Madrid 1926] pág. 416).
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polis judía, cuyo extremo meridional está hoy bajo parte del casco
urbano del actual Puente del Castro '^.
La disposición del cerro permite diferenciar un castillo en la
parte más elevada que sería construido durante la Alta Edad Media sobre un castro anterior ^ La disposición de los elementos
conservados -foso, colina artificial que sobresale por encima del
territorio circundante- y la toponimia -Cerro de La Mota o La
Mota del Castro- certifican un tipo de fortificación típica y característica de la Alta Edad Media de todo el occidente medieval y
que se empleará en el norte peninsular en épocas muy tempranas:
la mota ^. Debieron estar parcialmente habitados el territorio
rodeado por el talud, la zona más alta de la ladera meridional y
también al este el espacio comprendido entre el talud y el arroyo
del Barranco, que en la actualidad recibe el nombre de El Castro.
Los primeros análisis sistemáticos de este yacimiento arqueológico y de sus vicisitudes históricas aparecen recogidos en un importante estudio que fue presentado por José María Luengo al VI
Congreso Nacional de Arqueología de 1959. En él el autor estudia
el que denomina Castro de la Candamia, aportando una serie de
datos muy significativos para conocer su secuencia evolutiva.
Basándose en el estudio de los restos arqueológicos conservados
en la colección privada de Sánchez Cañón y en el análisis in situ,
Luengo planteaba una secuencia de tres momentos culturales. El
primero de ellos, correspondiente a la II Edad del Hierro, estaría
representado por una fíbula de arco y varios fragmentos de cerámica pintada de filiación celtibérica. Gracias a ello se comprueba
que hacia occidente el fenómeno celtibérico llegó hasta las puertas
de lo que luego sería el embrión de la actual ciudad de León. La
segunda fase estaría avalada por la presencia de tégulas, baldosas
^ Información descriptiva adicional sobre el Castrum ludaeorum en José Avelino GUTIÉRREZ GONZÁLEZ, Fortificaciones y feudalismo en el origen y formación
del reino leonés (siglos IX-XIII) (Valladolid 1995) págs. 249-250.
^ Antes de la aparición del término Castrum ludaeorum aparece en la documentación del siglo X el término Castrum Rege. La fundación estaría ligada a las
necesidades defensivas de la ciudad de León y al mantenimiento de los intereses
regios en el cruce del puente del Castro por donde pasaba el camino de Santiago
( G U T I É R R E Z G O N Z Á L E Z Fortificaciones pág. 250).
^ Luis D E MORA-FIGUEROA, Glosario de arquitectura defensiva medieval (Cádiz 1996) s.v. mota, págs. 140-141.
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Plano topográfico del Castro de los Judíos (elaborado por José Luis Avello)
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y ladrillos. Por ultimo, señala un tercer momento medieval, bien
documentado a partir de la documentación escrita '^.
De gran interés es la información que señala la existencia «de
tres grupos de cuevas, cavadas unas sobre otras en el terreno, en
todo similares a las de Lancia, Villacontilde, Valle de Mansilla,
Rueda de Almirante ...» ^. En la actualidad este grupo de cuevas
está oculto por los desplomes que se producen a causa de la erosión provocada por las escorrentías de las aguas. En Puente del
Castro aún se conserva el recuerdo de la llamada Cueva del Moro.
La población del Castram ludaeorum alcanzó cierta relevancia
durante los siglos XI y Xll. No cabe duda de que era un conjunto
urbano que por sus dimensiones pudo haber alcanzado una notable cantidad de habitantes para la época ^. Es una población complementaria de la de la ciudad de León, y aunque alejada de la
propia capital del reino, jugó un importante papel estratégico en
el plano defensivo: el camino jacobeo y el puente del Castro serían dos elementos decisivos en el auge de la población.
El yacimiento arqueológico guarda en sus entrañas el urbanismo típico de una pequeña ciudad de la meseta septentrional correspondiente a los siglos XI y xil. Pocos despoblados altomedievales gozan de esta particularidad pues la mayoría están bajo los
•^ José María LUENGO MARTÍNEZ, «Castros leoneses: Revilla, Sacaojos, Ardón,
La Candamia, Villafañe y Valderas», reimpreso en sus Estudios arqueológicos
(Astorga 1990) págs. 97-133: esp. págs. 106-109. Las prospecciones de superficie
emprendidas en diversos momentos por los directores de las excavaciones que
actualmente se llevan a cabo (José Luis Avello y Jorge Sánchez-Lafuente) no han
constatado la presencia de los elementos celtibéricos. Más que un error' de
clasificación por parte de Luengo, cuyos estudios acerca de la presencia de la
cultura celtibérica en la provincia de León son aún válidos, habría que cuestionar
la misma formación de la colección de Sánchez Cañón.
^ LUENGO MARTÍNEZ «Castros leoneses» pág. 106. Estas cuevas deben de estar
relacionadas con un fenómeno eremítico de más amplio alcance y situado en las
proximidades de León. En la margen izquierda del río Torio existía, además de la
cueva de San Martín de Villademoros, la Peña Cavada dedicada a San Miguel y
otra llamada de San Torcuato, próxima a la de San Martín. En 1006 el monje
Gonzalo, hijo de Zauen, vivía en una ermita en la peña sobre el río Torio la cual
había sido propiedad de Maniulfo. Vid. José Luis AVELLO ALVAREZ y María
Dolores CAMPOS SÁNCHEZ-BORDONA, «La ermita rupestre de Villademoros de
las Regueras», Diario de León (14 jun. 1992) pág. 11.
^ En ningún momento hay que pensar que todos sus habitantes fueran judíos.
Más bien se trataría de un núcleo judío levantado al amparo de la fortificación, a
la cual se añadirían otros grupos de pobladores.
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cimientos de otros más modernos. Su destrucción a fines del siglo
XII y sobre todo su abandono como centro de población garantizan el sellado de su evolución urbanística. El Castrum ludaeorum
de León es fiel reflejo de una forma de poblamiento típica de
otras localidades y que aún no ha sido estudiada. Como en ellas,
el término parece aludir «al barrio judío, tantas veces cobijado al
amparo de la posición fortificada de una villa» i°, como ocurre en
Astorga o en Mayorga.
La proximidad a la capital del reino debió servir de reclamo a
numerosos grupos de población. Los judíos se asentaron en sus
inmediaciones porque, al igual que el castillo, eran también propiedad del rey. Allí los nuevos pobladores pudieron desarrollar
miiltiples actividades, algunas de ellas constatadas por las fuentes
escritas, como el trabajo de la piel o la alfarería ^^
Del refinamiento intelectual de esta comunidad, acorde a su
situación en la cabeza del reino, dan prueba diversos testimonios,
alguno de ellos tardío, como el transmitido por Abraham Zacut en
relación a la posesión de un códice de la Biblia hebrea, el Codex
Hil'lelí, reflejo de su interés por asuntos masoréticos, códice que
tras la destrucción del Castro en 1196 sería trasladado a Castilla i^.
La destrucción de este enclave está relacionada con el enfrentamiento entre castellanos y leoneses, y la actitud mantenida por
estos últimos en torno al desastre castellano en Alarcos en 1195, y
aparece bien testimoniada tanto en fuentes narrativas hebreas
como castellanas y leonesas ^^. Unidades militares conjuntas caste^° Cfr. Francisco CANTERA BURGOS, «Juderías medievales de la provincia de
León», Archivos Leoneses 55-56 (1974) págs. 85-155: pág. 138.
^^ Cfr. José Avelino GUTIÉRREZ GONZÁLEZ y Carmen BENEITEZ GONZÁLEZ,
«La cerámica medieval en León», en La cerámica medieval en el Norte y Noroeste
de la Península Ibérica (León 1989) págs. 213-214, donde se incluye un importante
lote cerámico del siglo XII procedente de Puente del Castro, cuyas muestras aunque recogidas superficialmente presentan cierta uniformidad, que «por las condiciones de agrupación en zonas reducidas, piezas defectuosas y la homogeneidad del
conjunto nos hace pensar razonablemente en la existencia de un taller de producción cerámica, a pesar de que no hayan aparecido aún estructuras ni elementos de
alfar».
^2 Abraham ZACUT, Séfer Yuhasín ha-Salem, ed. Hirshell FlLlPOWSKI (London Edinburgh 1857) pág. 220b.
'^ Ecos de la destrucción del Castro aparecen en las crónicas del Tudense y del
Toledano, en la Crónica latina de los reyes de Castilla y en las narraciones
históricas hebreas de Yosef ben Sadie de Arévalo y Abraham ben Selomó.
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llano-aragonesas habían atacado la capital del reino y ante la imposibilidad de tomarla destruyeron el Castro tras un asedio que
comenzó el 23 de julio de 1196 y finaliza dos días después con la
captura de la fortaleza y el incendio de la judería y de la sinagoga.
El sábado 27 de julio todos los moradores eran llevados en cautiverio ^'^. La destrucción tuvo que ser completa, ya que no volvemos a tener noticias documentales acerca de los judíos del Castro
y su cementerio quedaría abandonado.
2. H A L L A Z G O S EN LA NECRÓPOLIS DEL CASTRO DE LOS JUDÍOS
Hay que esperar hasta 1847 en que se produce el primer hallazgo conocido y relacionado con la población judía de Puente del
Castro, al encontrarse casualmente una lápida funeraria que sería
poco después publicada por Amador de los Ríos ^^. En 1902 se
publica una interesante síntesis histórica sobre la localidad de
Puente del Castro. En ella, su autor, que realiza una recuperación
de algunos restos materiales, señala sin plantearse duda alguna
que en la Mota y el Castro es donde se asentaron los judíos aunque «... fue castro de los romanos, antes de que los hebreos lo
dedicasen a castillo propio». Ramón Alvarez de la Braña definió
este yacimiento como romano a partir de los restos recuperados
-«fragmentos de teja, una estatuita de bronce, varias bolitas de
piedra, fibulas y otros objetos de fábrica romana, algunos de los
cuales poseemos»-, y comprueba que sobre «la elevada planicie»
el «terreno está compuesto en gran parte del ditritus de las ruinas
y sembrado de fragmentos de tejas romanas y restos de vasijas y
ladrillos de igual procedencia» ^^.
^^ La narración más detallada es la que aparece recogida (hacia 1468) por Yosef
ben Sadie de Arévalo en el capítulo 50 de su Quisur Zéjer sadic; cf. Yolanda
MORENO KOCH, DOS crónicas hispanohebreas del siglo XV (Barcelona 1992) pág.
47 (según el texto hebreo editado por Adolf NEUBAUER, Medieval Jewish
Chronicles [Oxford 1887] tomo I pág. 94, que lo toma del manuscrito oxoniense).
El texto hebreo diferencia un barrio judío dentro del Castro, que sería incendiado
tras la captura de la fortaleza. De su lectura no se infiere que todo el Castro fuera
una población exclusivamente judía: Sbpfm D>ûbN n r\w IN n*i>b nDiD\yi D>"Í\Í^V ovi...
o>'nn>n b\y -\>vr) DÛIV^DI iiN>t7D n\:?\yNp IÍ^ID ID!?} ot^ivn VMvb.
^^ José AMADOR DE LOS RÍOS, Historia social, política y religiosa de los judíos
de España y Portugal (Madrid 1875) vol. I pág. 170.
^^ Ramón ALVAREZ DE LA BRAÑA, Apuntes para la Historia del Puente del
Castro (León 1902) págs. 10-11. Es difícil valorar el conocimiento que el autor
poseía acerca de la cultura material hispano-romana. Según las prospecciones
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Dos años después, en 1904, se vuelven a encontrar dos nuevas
lápidas que fueron compradas por Eloy Díaz Jiménez-Molleda y
dadas a conocer por Fidel Fita i^. Al poco tiempo, en 1906, apareció un nuevo epígrafe funerario que fue adquirido también por
Eloy Díaz ^^. El mismo año, cuando Manuel Gómez Moreno visita
la ciudad de León con el fin de elaborar el catálogo monumental
de la provincia, registra en el Museo Arqueológico la existencia de
cinco lápidas hebreas procedentes del cementerio del Castro ^^.
Este autor remitiéndose a lo escrito por Alvarez de la Braña alude
al Cerro de la Mota como Castro de los Judíos:
porque realmente fue población de ellos, como acreditan varios
epitafios hebreos de los siglos XI y XII allí descubiertos, y dos de
ellos grabados sobre plintos de basas romanas ... A d e m á s , de que
fue población romana se evidencia con restos d e cerca de mampostería vistos en el cerro, fragmentos de tégulas y vasijas y
algún ladrillo con marca ^o.
Hasta 1942 no se da a conocer otro nuevo hallazgo de epígrafes
en Fuente del Castro. Aparece entonces una importante pieza que
realizadas en los últimos años por parte del equipo que actualmente lleva a cabo
las excavaciones arqueológicas en la Mota del Castro no se han hallado tales
evidencias. Todos los restos superfíciales ofrecen una clara tipología medieval.
Tres fragmentos de terra sigillata se encontraron en las catas realizadas en 1999.
La presencia de tejas planas romanas se advierten en las inmediaciones del cruce
del camino nuevo a Golpejar con el que asciende hacia el depósito de agua en
dirección a la Mota, pero se trata de un escombro vertido no hace muchos años.
Alvarez de la Braña también encontró fuera de este recinto y «a corta distancia
de la Nevera, pequeño edificio destinado a depósito de hielo, entre varios pedazos
de teja plana, dos fragmentos de ladrillo refractario, restos, sin duda, de algún
hornillo de fábrica romana, pues conservaban trazos en hueco de los caracteres de
una leyenda latina» {Apuntes pág. 12). Es posible que estos materiales se puedan
adscribir a fechas relacionadas con el mundo romano pues la presencia de tejas
planas no se documenta, actualmente, sobre la superficie de la Mota del Castro.
^"^ Fidel FITA, «DOS lápidas sepulcrales hebreas de la Candamia conservadas
en el Museo Arqueológico de León», Boletín de la Real Academia de la Historia
[= BRAH] 47 (1905) págs. 137-147.
^^ Fidel FITA, «Nueva inscripción hebrea de León», BRAH 50 (1907) págs. 33-36.
^^' Manuel GÓMEZ MORENO, Catálogo Monumental de España: Provincia de
León (1906-1908) (Madrid 1925) pág. 172. Paradójicamente, ninguna de ellas está
hoy en León: tres permanecen depositadas en el Museo Sefardí de Toledo y dos
continúan en paradero desconocido.
20 GÓMEZ M O R E N O Catálogo pág. 7.
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ofrece una inscripción en el anverso y otra en el reverso ^^ la cual
se expone actualmente en el Museo Diocesano en el claustro de la
catedral de León por cesión del entonces archivero capitular Raimundo Rodríguez Vega. En 1954 Francisco Cantera publica un
nuevo epitafio que apareció fragmentado e incompleto a corta distancia del anterior 22.
A raíz de ello, se llevó a cabo la primera prospección arqueológica en la necrópolis judía, financiada por la Comisaría General de
Excavaciones a propuesta del Instituto Arias Montano del CSIC,
en la que se descubren varias sepulturas; sus resultados, infructuosos en el terreno epigráfico, nunca se llegaron a publicar. Dos
años después, en 1956, aparece la primera visión de conjunto de
las inscripciones funerarias hebreas del Castro dentro del corpus
epigráfico hispano-hebreo publicado por Cantera y Millas ^^ que
registra noticias sobre ocho inscripciones, de las cuales sólo seis
habían podido ser localizadas.
De nuevo en 1963 se descubre fortuitamente una nueva inscripción que pasa a formar parte de la colección del Museo Diocesano
de León ^^. Va a ser en el mismo lugar del hallazgo en donde se
harán unas excavaciones arqueológicas en el año 1973, que pondrán al descubierto cuatro sepulturas judías con orientación oesteeste sin ajuar, además de una inscripción fragmentaria junto a una
de ellas. Los resultados de la excavación quedan detalladamente
expuestos en los años siguientes ^5.
-^ Francisco CANTERA BURGOS, «Nuevas inscripciones hebraicas leonesas»,
SefaradS (1943) págs. 329-358.
^^ Francisco CANTERA BURGOS, «Nuevo hallazgo epigráñco en León», Sefarad
14 (1954) págs. 119-121.
23 Francisco CANTERA BURGOS y José María MILLAS VALLICROSA,
Las
inscripciones hebraicas de España (Madrid 1956) págs. 5-24.
^'^ Estudiada en Francisco CANTERA BURGOS, «Un epitaño hebraico más
descubierto en Puente del Castro», Sefarad 24 (1964) págs. 3-11.
25 Enrique PÉREZ HERRERO y Federico PÉREZ CASTRO, «Puente Castro: Excavación de cuatro tumbas medievales judías y hallazgo de un nuevo epitafio hebreo», ^e/arad 34 (1974) págs. 30-41. Puede verse una descripción de los resultados
de la excavación en Enrique PÉREZ HERRERO, «La necrópolis hispano-hebrea de
Puente Castro (León)», Studium Legionense 17 (1976) págs. 177-190; y una síntesis
de los estudios sobre necrópolis judías medievales peninsulares en los estudios de
Enrique PÉREZ HERRERO, «Apuntes para el estudio de las necrópolis judías de
época medieval o ensayo de tipología sepulcral», Sefarad 38 (1978) págs. 333-355,
y de Jorge CASANOVAS MIRÓ, «Notas sobre arqueología funeraria judía en época
medieval». Espacio, Tiempo y Forma 6 (1993) págs. 293-302.
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En paralelo con los hallazgos epigráficos se producen avances
sustanciales en el conocimiento documental de las juderías medievales de León y su provincia gracias a las pioneras investigaciones
de Justiniano Rodríguez Fernández ^^, y sobre todo, a la publicación del detallado estudio de Francisco Cantera Burgos, que sigue
manteniendo su rigor histórico pese a los años transcurridos ^\
3. EXCAVACIONES RECIENTES EN LA NECRÓPOLIS
En junio de 1983 a causa de las obras de la variante de circunvalación en la nueva carretera León-Valladolid se produce la
destrucción de la necrópolis judía situada en Puente del Castro,
pese a la denuncia presentada por Justiniano Rodríguez Fernández a la Delegación Territorial del Ministerio de Cultura.
Durante julio y agosto de ese año el entonces director de excavaciones de urgencia de León, José Luis Avello Alvarez, realiza
una prospección en un pequeño sector que aún quedaba sin destruir. Al afectar a la parte más baja de la pendiente, la nueva carretera dividía en dos el cementerio judío, dejando una parte de la
necrópolis junto a las casas de Fuente del Castro y la otra al lado
opuesto de la carretera. Estas excavaciones pusieron al descubierto varios enterramientos que ocupaban una parte de la ladera que
desde la Mota desciende en dirección a la antigua alcoholera de
Puente del Castro. Se trata de una zona de terreno arcilloso que
había sido arrastrado desde la parte superior de la Mota, y cuya
potencia superaba en todos los puntos los 140 cm. Por ello el material hallado en el terreno correspondía a cerámica muy fragmentada que procedía de las zonas más altas.
La memoria de la excavación detalla las labores que pusieron al
descubierto dos niveles de enterramientos:
El sector a excavar se marcó con tres calles que cubrieran la
mayor p a r t e afectada, subdivididas en cuadros de 4 x 4 m. con
pasillos de 1 m. En conjunto se pudieron diferenciar dos niveles
2^ Justiniano RODRÍGUEZ FERNÁNDEZ, La judería de la ciudad de León (León
1969) (cf. la precisa reseña crítica de esta obra publicada por F. CANTERA en
Sefarad 30 [1970] págs. 60-66). Basándose en sus estudios anteriores este mismo
autor publica más tarde su obra Las juderías en la provincia de León (León 1976).
^^ Nos referimos a su artículo «Juderías medievales» que Cantera había publicado dos años antes.
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de enterramientos: el nivel I apareció a -1,50 m.; responde a un
grupo de enterramientos infantiles practicados en fosa simple
excavada en la arcilla (ya de sedimentación por arrastre) y un
sólo caso en el que se había realizado una sepultura de lajas,
piedras sin desbastar, de tamaño medio, y entre ellas un molino
de mano circular, flanqueando y cubriendo la inhumación. El
estado de los restos óseos era pésimo, debido a la falta de protección y fragilidad de los mismos, correspondientes a individuos
de muy corta edad. El nivel II, bajo una capa de sedimentos
arcillosos arrastrados de zonas superiores, aparece a 2,10 m. y
corresponde a inhumaciones de adultos en fosas acondicionadas
y endurecidas con «caleño» y abiertas en niveles arcillosos. La
forma de las fosas tiende al trapecio y al tipo «bañera», ligeramente más ancho en la cabecera, que se presenta orientada hacia
el este. La posición más general observada es decúbito supino
con los antebrazos cruzados sobre la pelvis. La alineación de las
fosas crea «pasillos» entre ellas, observándose una organización
previa a la utilización de las mismas. Carecían, como las infantiles del nivel I, de todo tipo de ajuar; en el interior de la fosa tan
sólo han aparecido improntas y restos de madera, clavos y anillas, pertenecientes al ataúd, en algunos enterramientos. En los
rellenos de algunas otras fosas aparecieron cuentas de collar, de
cobre, y objetos de piedra y hueso; la cerámica, escasa en este
nivel, está muy fragmentada, y no puede suponerse colocada
intencionalmente, debido a formar parte de esa sedimentación o
relleno posterior ... El nivel II corresponde a una época de mortandad «normal», en la que se podían organizar y planificar las
fosas con cierta precisión, mientras que el nivel I, de enterramientos infantiles, además de ser muy posterior, como lo demuestran los sedimentos que lo separan del inferior, demuestra
apresuramiento y poco cuidado en la ejecución de la inhumación,
correspondiente quiza a una fuerte mortandad (infantil, a juzgar
por los hallazgos de este sector), que podría responder a los
últimos momentos de ocupación del lugar ^s.
4. D o s NUEVOS HALLAZGOS EPIGRÁFICOS
Simultáneamente a las obras de la carretera se encontraron en
1983 dos nuevas inscripciones funerarias, que estudiamos a continuación.
2^ Los resultados de la excavación de urgencia fueron dados a conocer en José
Luis AVELLO ALVAREZ y José Avelino GUTIÉRREZ GONZÁLEZ, «Excavaciones
en la necrópolis de la judería del Castro (Puente Castro, León)», Boletín de
Información de Arqueología Medieval 1 (s.a. [= 1986]) pág. 13.
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4.1. Epitafio de ¿1092?
Javier Alaiz hizo el primer hallazgo al pie de la ladera de ascenso a la Mota y en las proximidades del río Torio. La pieza había
sido desplazada a ese lugar por el empuje de las máquinas de la
obra y por tanto es difícil precisar su localización original. La lápida se realizó probablemente aprovechando un antiguo molino de
mano abarquillado ^9. Se conserva únicamente la parte inferior
que comprende las tres últimas líneas; falta el nombre del difunto
y para su datación, que queda incompleta, podría señalarse el año
[¿48?]52, es decir, 1091-1092. El material es cuarzo con elevado
contenido de arenisca y las dimensiones actuales 350/297 mm. de
anchura, 175 mm. de altura y 210 mm. de grosor. Hay que destacar el esmerado trazado de las letras (15-16 mm. altura), pendientes de líneas horizontales trazadas con punzón. He aquí el texto
hebreo:
30
1DN Nin Dbìvn
[...] cientos cincuenta y dos ^^, el Santo bendito sea
le dé merito y tenga misericordia de él y lo reviva a la vida de
el mundo venidero. Amén.
4.2. Epitafio de 1097
Tampoco es posible proporcionar datos precisos sobre la localización original de la segunda lápida, descubierta también de manera fortuita mientras se removía tierra durante los trabajos previos a la construcción del desdoblamiento de la carretera en 1982,
aunque la noticia pública del descubrimiento se produce en octubre de 2000.
2^ Puede verse la noticia de su descubrimiento y descripción en José Luis
AVELLO ALVAREZ, «Inscripción hebraica procedente de la necrópolis de la judería
del Castro (Puente Castro, León)», Boletín de Información de Arqueología
Medieval 3 (1987 [mayo 1988]) pág. 13. La pieza fue donada por D. Javier Alaiz
al Museo de León en 1983 (núm. 5680, 83-5-1).
^° Los puntos superpuestos señalan la abreviación de la eulogia mn *íra vsiprs
ha-cadós baruj hú en nnpn hcbh.
^' La expresión aparece recogida en otras inscripciones leonesas, particularmente la # 4 del repertorio de CANTERA - MlLLÁS Inscripciones pág. 14.
-^2 Podría corresponder a los años [48J52 (= 1091-1092) y [49]52 (= 1191-1192),
aunque un análisis detallado del trazado de la escritura, similar a otras lápidas
leonesas del mismo período, nos inclina a aceptar la primera fecha.
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La inscripción es en este caso de mayor interés que la primera.
Nos encontramos, sin duda, ante el mejor de los epitafios leoneses
conocidos por la amplitud del texto y por su magnífico estado de
conservación ^^.
Se trata de una pieza rectangular de estructura trapezoidal, lisa
en la cara de la inscripción, que comprende 16 líneas de texto.
Una de sus peculiaridades es la preservación de abundantes restos
de coloración roja en el interior de las letras de las cuatro líneas
inferiores del texto. Este es un dato que habrá que tener en cuenta a partir de ahora, ya que parece ser el primer caso registrado en
las lápidas peninsulares ^'^.
Sus dimensiones son 380 mm. de altura, 297/304 mm. de anchura y 40/65 mm. de grosor. Al igual que en la lápida anterior, la
primera letra tiene una altura de 14 mm. Su escritura es la cuadrada, con algunos caracteres trazados en cursiva, pendiente de líneas
horizontales. Aunque de trazado elegante y uniforme presenta
algún titubeo en su diseño.
El texto menciona a Selomó bar David ben Parnaj, fallecido a la
edad de cuarenta años, el miércoles día 3 de ab de 4857, que corresponde al 15 de julio de 1097. El texto hebreo es el siguiente:
ni n)Db\y ^^ób nipn n^
TÌÌKD wüm 38o>DbK nviiK
TiNnnt^ nvivyi o>v^)3ni 6
^^ El 21 de octubre de 2000 la lápida se depositó finalmente en el Museo de
León (núm. 200026), gracias a la generosa entrega realizada al Museo en nombre
de la familia García de Arriba.
^^ Se trata, sin embargo, de una práctica documentada en el norte y este de
Francia en tiempos más recientes, como puede verse en el repertorio de Gérard
NAHON, Inscriptions hébraïques et juives de France médiévale (Paris 1986) passim.
^^ Abreviatura de ID mar, tratamiento honorífico no determinado en esas época
y región que quizá pueda traducirse por 'don, señor'.
^^ En el trazado de la i final se produce cierto titubeo en la mano del epigrafista,
que puede hacer confundir ese carácter con una %
^^ Aunque parece poder leerse m û , la lectura sugerida aquí coincide con Parnaj,
padre de Elisafán, príncipe de Zebulún, mencionado en Núm 34:25.
^^ Las letras Hy b aparecen unidas formando un solo carácter.
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o>p>7^n o v ipbn iJi>ì N i n 9
iinD\y NipD 11 D^p^i
>D nDV >DD\y l i n i ii¿>pn 12
^^n ^1N1 42-|^V:J 4inniN !70
*|!7 nnNi t?>DTi o>HDn
It^nt? 447)3vnì n ì ) n i ^pt? 15
.•45 o>D>n ^ p b
Esta es la sepultura de mar Selomó bar
mar David ben Parnaj fallecido
3 a la edad de cuarenta años el miércoles
día 3 del mes de ab, año
cuatro mil ochocientos
6 cincuenta y siete de la Creación
del mundo según el cómputo de la ciudad de León ^\ el Santo
bendito sea
le levante y le despierte a la vida del mundo
9 venidero y le otorgue su parte con los justos
y cumpla en él el pasaje bíblico donde está escrito
Revivirán tus muertos, mis cadáveres se levantarán
12 despertad y exultad, los que yacen en el polvo, pues
rocío de luz es tu rocío y la tierra
muertos parirá ^'', mas tú ve
39
Aquí la abreviatura nipn no lleva puntos superpuestos.
^^ Con escritura defectiva; en el texto masorético [= TM] es ii)3ip>.
^^ T M : J1111K.
^2 Las dos K) de la línea 13 tienen un trazado cursivo; contrástese con la x) de
línea 2.
^^ Primera letra de la palabra D>Í<U"Í, que ante la excesiva longitud de esta línea
se escribe entera en la siguiente; ello sucede en otras inscripciones leonesas.
^4 TM: -navn.
^^ TM: VD>n.
^^ O sea, el de la era de la Creación, utilizado tanto en los documentos hebreos
leoneses, como en otras piezas epigráficas del lugar.
^'' Is 26:19; este mismo versículo aparece también en CANTERA - MILLAS # 5
(1102/4862) y en la lápida estudiada por CANTERA BURGOS «Un epitafio hebraico
más». A la luz de las interpretaciones rabínicas hay que entender el texto como
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15 al fin y descansa y te levantarás para tu suerte
al fin de los días ^^.
A partir de la documentación escrita leonesa no es posible
añadir más datos acerca del individuo del cual conservamos su
lápida funeraria. El tratamiento honorífico de mar es de uso
común en las restantes piezas epigráficas leonesas. Sí conviene
señalar otras dos singularidades de la lápida, cuya explicación no
hemos encontrado. Enmarcando la línea 11 del texto aparecen al
comienzo y al final dos puntos con inclinación descendente diagonal hacia la linea de escritura. Y en la parte inferior derecha del
reverso de la lápida figura grabada una li, con inclinación de 45
grados hacia la derecha y de menor tamaño que los caracteres
trazados en la cara anterior de la lápida.
Para concluir digamos una vez más que no cabe duda de que
estamos ante la mejor pieza epigráfica leonesa descubierta hasta el
momento de las doce catalogadas. Si bien las obras de 1982-1983
desenterraron las dos piezas estudiadas arriba, sin embargo y pese
a los esfuerzos de los arqueólogos, supusieron la destrucción de
parte de la necrópolis judía leonesa (que parece haber sido utilizada hasta 1196), al ser removidos los terrenos y quedar sumergida
bajo el asfalto de la carretera.
Pero aún no se ha dicho la última palabra. Dada la importancia
del yacimiento arqueológico en su conjunto, acorde con la centralidad del asentamiento en el antiguo reino leonés, la Junta de
sigue: «Los hijos de Israel, que son tuyos, aunque ahora parecen muertos, revivirán, y también los que ya han muerto se levantarán de sus tumbas. Vosotros, los
muertos que yacéis en el polvo, despertaos y exultad; pues como rocío de la mañana (o rocío revivificador de la hierba, o rocío de vida) así es tu rocío; y la tierra,
igual que hace brotar las plantas en ella escondidas, así dejará escapar a los muertos de sus entrañas» (cf. por ejemplo M. D. CASSUTO, Sifré ha-Micrá: Isaías, ed.
A. S. HARTOM [10^ ed.: Tel-Aviv 1960] págs. 91-92). El pasaje se recita a la
entrada del cementerio y luego en el servicio fúnebre o niDV^n haskabá.
^^ Dan 12:13; el versículo aparece en otras inscripciones funerarias, como por
ejemplo CANTERA - MlLLÁS # 49 y 84 (Toledo), # 123, 130 y 134 (Barcelona), #
166,169 y 190 (Gerona), y # 192 (Castellón de Ampurias). Según la interpretación
rabínica, así debemos entender el pasaje: «Ve y vive hasta que te llegue el final de
tus días y entonces descansarás en tu tumba hasta que llegue la resurrección de los
muertos en que te levantarás para recibir la suerte que te corresponda» (cf.
CASSUTO Sifré ha-Micrá: Daniel, ed. HARTOM [6^ ed.: Tel Aviv 1960] pág. 63). El
texto se recita en las y\yt) mopn hacafot la-met, en el estribillo que acompaña desde
la cuarta a la séptima estrofa.
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^e/óLZ (2001)
Castilla y León otorgó en 1999 un permiso de excavación a José
Luis Avello Alvarez y a Jorge Sánchez-Lafuente Pérez para realizar excavaciones en el Castro de los Judíos, labores que se vienen
realizando desde ese mismo año en campañas anuales, con la
colaboración del consistorio leonés, que ha proporcionado ayuda
económica, además de adquirir las fincas en donde se realizan los
trabajos.
Las excavaciones se han proyectado al menos en cinco campañas, de las cuales se han ultimado ya las de 1999 y 2000 centradas
de momento en la prospección de la parte superior de la Mota,
dentro del recinto fortificado. Esperamos que dichas excavaciones
ya en marcha arrojarán una nueva luz acerca de las actividades
desarrolladas en el recinto fortificado del Castro durante los siglos
XI y XII.
SUMARIO
En anteriores números de Sefarad se ha venido dando puntual noticia de descubrimientos epigráfícos funerarios relativos a la necrópolis judía del Castro de
los Judíos en Puente del Castro (León), asentamiento judío de la capital del reino de León en el momento de su mayor esplendor (siglos XI-XII), y que fue destruido y abandonado en 1196. Se da noticia aquí de las excavaciones de urgencia
realizadas en 1983 en la necrópolis judía altomedieval antes de ser arrasada durante la construcción de una nueva carretera de circunvalación, además del importante y fortuito hallazgo de dos nuevas inscripciones de fines del siglo XI, una
de ellas fragmentaria y la otra en excelente estado de conservación, que son
estudiadas con detalle. Además, se da cuenta de las excavaciones en la Mota del
Castro iniciadas en 1999.
SUMMARY
Previous issues of this journal, having published news about epigraphic findings regarding the Jewish graveyard of the Castro de los Judíos in Puente del
Castro (León), have underscored the importance of this community, derived
from having been the Jewish settlement at the capital city of the Leonese kingdom (in the 11"' and \2^^ c , before it was destroyed by a foreign army in 1196).
Recent archaeological excavations were undertaken in 1983, before the graveyard disappeared, razed, under a new highway that was built upon it. Simultaneously, two new important epigraphic pieces of the late 11''' c , analysed here
with detail, have been found, if haphazardly. Additionally, details are given of
the new archaeological excavations started in 1999 at the Castro's Mota.
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