Lamento por alegorización del paisaje: el paso de

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De la Retórica a la Ciencia Cognitiva
Un estudio intersemiótico de los Tonos Humanos de José Marín (ca.
1618-1699)
Tesis doctoral
Universidad de Valladolid
Rubén López Cano
[email protected],
www.lopezcano.net
Rubén López Cano 2004
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López Cano, Rubén. 2004. De la retórica a la ciencia cognitiva. Un estudio intersemiótico de los tonos humanos de
José Marín (ca. 1618-1699). Tesis Doctoral. Universidad de Valladolid. Versión on-line: www.lopezcano.net
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De la Retórica a la Ciencia Cognitiva
Rubén López Cano
8.2. Lamento por alegorización del Paisaje: el paso de las estaciones.
Como mencionamos en el primer capítulo, existe un tipo de tono humano lamento cuya letra
(particularmente las coplas de romance) pertenece a un tipo de discurso poético propio de la
literatura culta y popular del Siglo de Oro. Los tonos humanos recurrieron a él durante todo el siglo
XVII. Éste está basado en un esquema cognitivo general que denomino: alegorización del paisaje.
En términos generales, consiste en el empleo de los elementos del paisaje como germen de las
diversas estrategias narrativas que permiten a la voz narradora relatar la situación conflictiva que
priva en el romance o dar cuenta del estado afectivo que domina a los personajes.
Existen muchos modos posibles de la alegorización del paisaje. Cada modo detona subredes
de marcos u guiones literarios distintos. Señalaremos un par de ellos presentes en algunos tonos
provenientes del Cancionero de la Sablonara del primer tercio del siglo XVII y del propio José
Marín.
1. Incidencia narrativa de los elementos del paisaje
En este, alguno de los elementos del paisaje cobra vida e interviene activamente en el relato
del romance. De este modo, el “punto de vista” del paisaje es introducido para colaborar en la
relación de hechos, para proponer juicios hacia lo relatado, emitir mensajes extradiegéticos o
proporcionar información relevante para el desarrollo narrativo. Por ejemplo, en Entre dos mansos
Arroyos de Mateo Romero (Cancionero de la Sablonara ca. 1630; cf. Etzión 1996, lxxx-lxxxi y
14-17), la voz poética lamenta sus penas frente a dos arroyos recién formados. Las aguas,
indiferentes, siguen su bullicioso fluir. La voz interpreta la sonora indiferencia como una burla a su
dolor: “ríanse los arroyuelos de ver cómo lloro yo”. La imagen de los arroyuelos (u otro elemento
del paisaje) riendo es empleada a menudo para “celebrar” la belleza de la amada o una alegría
importante en el relato.
Aquí el recurso es aprovechado por Romero para desarrollar diversos recursos expresivos
musicales (ver Ejemplo 8.2.1.). Silvio observa como el sol derrite los hielos con melodías
descendentes, catabasis (c. 8-14), que da lugar a los dos arroyos con los que comparte sus penas.
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Disonancias muy fuertes a partir de passus duriusculus comprimen el pecho y “pasiones” de nuestro
pastor (c. 20-21). Sin embargo, como las aguas frescas no son capaces de comprender las penas,
celos ni desamor que aquejan al alma humana, se burlan de su penar con ritmos incisivos y
secuencias melódicas descendentes (c. 27-41).
A continuación, Silvio sigue su queja con nuevos y conmovedores passus duriusculus que
cantan “al ver como lloro yo” (c. 42-49). Con el breve destello risueño de los arroyuelos, Romero
logra acentuar la imagen doliente del pastor. Es una pequeña disgressio, un recurso antitético que
intensifica el dolor del pastor, permitiéndonos apreciarlo en toda su intensidad, al tiempo que nos
mueve a compadecernos de él.
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Ejemplo 8.2.1. Entre dos mansos Arroyos de Mateo Romero (Etzion 1996: 14-17)
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(continuación) Entre dos mansos Arroyos de Mateo Romero (Etzion 1996: 14-17)
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En Sin color anda la niña de Álvaro de los Ríos (Cancionero de la Sablonara ca.
1630; Etzion 1996, cxxvii-cxxviii y 159-63) la animación de las aguas es empleada para
ofrecer juicios sobre la historia relatada. Una moza lamenta sus penas de amor a orillas
del Manzanares. Sin embargo, el río sabe que la quejumbrosa ha sido obsequiadora de
mil desdenes y desprecios. Por esa razón, sentencia inexorable (reponsión del
estribillo): “muera, muera, muera la niña pues matar sabe”. La naturaleza entera parece
juzgar vengativamente a la desdichada: las hojas felices “juegan los aires”, las aves
cantan y las “fuentes” ríen burlonamente (ver Figura 8.2. 1.).
Sin color anda la niña
(fragmento)
Álvaro de los Ríos
responsión del
estribillo
"Muera la niña,
pues matar sabe".
Y entre tanto las hojas
juegan los aires,
ríanse las fuentes,
canten las aves,
y la niña sola
llora sus males.
¡Ay dios, qué de perlas
al aire esparce!
Figura 8.2. 1. Sin color anda le niña (Cancionero de la Sablonara ca.1630).
Fragmento del texto.
Una vez más, la intervención del paisaje permite al compositor introducir
fragmentos contrastantes que intensifican el afecto dominante: la condena fluvial se
yergue sobre beligerantes ritmos troqueados (largo-corto) y las fuentes ríen con
hirientes melismas de animados ritmos punteados (fugas hipotiposis) (ver Ejemplo 8.2.
2. y Ejemplo 8.2. 3.).
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Ejemplo 8.2. 2. Responsión Sin color anda le niña Álvaro de los Ríos; c. 38-46
(Etzion 1996: 161)
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Ejemplo 8.2. 3. Responsión Sin color anda le niña Álvaro de los Ríos; c. 53-9
(Etzion 1996: 162)
2. Alegorización de una situación.
Se fundamenta en procesos básicos de analogía. Tiene dos momentos. La primera
parte del poema realiza una descripción minuciosa de la distribución espacio-temporal
de los elementos del paisaje. A continuación, presenta una situación, un estado de
hechos o bien un afecto complejo, que se corresponde, alegóricamente, con el mapa
situacional dibujado antes. Los elementos del paisaje son sustituidos por los personajes,
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mientras las relaciones espaciales y circunstanciales que privaban en los primeros, nos
permiten ver con claridad las interrelaciones internas que vinculan a los segundos
afectiva, narrativa o situacionalmente. En Entre dos álamos verdes de Juan Blas de
Castro (Cancionero de la Sablonara ca. 1630, cf. Etzion 1996, xcvi-xcvii y 64-69), la
distribución del paisaje es análoga al conflicto que agobia al pobre pastor Silvio: del
mismo modo que el impío río Tajo se interpone a la unión de dos álamos verdes que
crecen a una y otra orilla, Lauro se entromete en su amor por Elisa.
3. La naturaleza como medida y/o testigo de la belleza
Las acciones de los elementos de la naturaleza o la continua comparación de sus
características con rasgos de la amada, son empleadas para resaltar la belleza de ésta
última.1 Es el caso de A la dulce risa del Alba, tono de Mateo Romero con texto
atribuido a Hurtado de Mendoza (Cancionero de la Sablonara, cf. Etzión 1996, lxxviii
y 1-4). Aquí la belleza de Jacinta es comparada constantemente con la aurora misma. En
ocasiones esta comparación parece competencia: no se sabe si la magnificencia a la que
cantan los campos, fuentes y ruiseñores es producto de la aurora o de un atributo de la
moza (ver Figura 8.2. 2.).
1
En otros casos la naturaleza se torna celosa o envidiosa de la belleza femenina.
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A la dulce risa del alba
Mateo Romero;
texto. A. Hurtado de Mendoza
Estribillo
A la dulce risa del Alba,
campos, fuentes y ruiseñores
dicen amores.
Fuentecillas con labios de plata,
avecillas con picos de nácar
y los campos con lenguas de flores
dicen amores.
Coplas
Dudosas están ahora,
ya que ven la luz distinta,
si es la risa de Jacinta
o es el llanto de la aurora.
Más perlas que el alba llora
muestra Jacinta en sus dientes
cuando las aves y fuentes
a sus ojos vencedores,
dicen amores.
Figura 8.2. 2. A la dulce risa del Alba; letra (Cancionero de la Sablonara
ca.1630)
4. Contraste entre mundo externo e interno.
En Sale la blanca aurora de Juan Blas de Castro (Cancionero de la Sablonara,
Etzion 1996, lxxx y 9-13), los ciclos naturales diarios hacen de escenario que resalta las
penas profundas del yo poético. El mundo sigue su curso cotidiano y natural. El
veraniego día amanece y todo ocupa su sitio. El sol prosigue su tránsito y los labradores
saludan el atardecer. Sin embargo, entre tanta “normalidad”, el observador se siente
excluido. Sus pensamientos obsesivos no le dan descanso. A la belleza natural externa
opone su penar interno: entre más noble, bello y “normal” se presenta lo que ocurre en
el entorno natural, mas intenso le parece su sufrir.
La producción de efectos expresivos por medio del contraste, responde a un
procedimiento muy extendido en la estética del barroco: la oposición de contrarios (ver
Figura 8.2. 3.)
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Sale la blanca aurora
Juan Blas de Castro
Texto.atribuíble a Lope de
Vega, Trillo y Figeroa o
Alfonso de Meneses
Sale la blanca aurora,
cantan las aves que parece el día,
corre el agua sonora
que de noche parece que dormía;
a todos amanece
y entonces a mis ojos anochece.
Sosiéganse los prados,
los árboles no dan sombras al río,
descansan fatigados
los labradores del ardiente estío;
y, con ser medio día,
no hay medio ninguno en la tristeza mía
La noche se apercibe,
el negro manto de diamantes borda,
desansa cuanto vive;
yo, triste, en su tiniebla, muda y sorda,
sin admitir descanso,
con tristes quejas las estrellas canso
Figura 8.2. 3. Sale la blanca aurora; letra (Cancionero de la Sablonara
ca.1630)
5. El transcurrir del tiempo y el paso de las estaciones
El inexorable devenir el tiempo es empleado recurrentemente para anunciar
futuros bienes o males, o bien la transitoriedad de la presente situación. En una palabra,
acentúan la inestabilidad o mutabilidad del mundo.2
Flores ya contra vosotras de Marín es un ejemplo: cuando la alegría primaveral
aún bulle, el otoño-invierno que se aproximan prometen nuevos rigores. De este modo
2
Este recurso tiene su antítesis en los poemas que hablan de la prolongación infinita de la primavera. Es
el caso del tono Ricos de galas y flores de Mateo Romero (Cancionero de la Sablonara, Etzión 1996:
xcviii-xcix y 70-72).
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se resalta la dicotomía inexorable alegría-tristeza o “el morir triste del vivir alegre” (ver
Figura 8.2. 4.).
Flores ya contra vosotras
José Marín
Flore,s ya contra vosotras
armado el octubre viene
de tanto cierzo volante
de tanto cristal corriente.
Estribillo
Mucho admiro que del susto
ya esté amarillo lo verde
y el escarmiento a lo hermoso
antes que el aviso llegue.
Mas, ¿cuando no sucede
el morir triste del vivir alegre?
¡Qué lejos estáis de mayo!
¡Que cerca estáis de noviembre!,
Que halla quien busca el socorro
más vecino el riesgo siempre.
Lástima, halláis no remedio
porque al vuestro mal se ausente,
que hace mayor la desdicha
quien sólo se compadece.
Flores el nacer hermosas
aquí este peligro tienen
que es golosina lo lindo
de la injuria de la suerte.
Figura 8.2. 4. Flores ya contra vosotras; José Marín manuscrito MU 4-1958,
Mu.Ms727 del Fitzwilliam Museum de Cambridge
En Montes del Tajo escuchad de José Marín, el principio de la mutabilidad del
mundo es puesto en duda. El romance asume este principio y confía que la primavera
calmará los rigores del invierno. Esta ley inexorable de la naturaleza no aplica, sin
embargo, a los sufrimientos del alma humana. La quejumbrosa voz se lamenta que el
paso del tiempo no logra mudar su penar (ver Figura 8.2. 5.).
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De la Retórica a la Ciencia Cognitiva
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Montes del Tajo escuchad
José Marín
Montes del Tajo, escuchad,
que vuelvo a cantar mis penas;
lisonjas son de las aguas
y suspensión de las selvas.
Lo mismo pienso contaros,
que sin mudarse la ofensa,
poco importa que se muden
del instrumento las cuerdas.
Estribillo
¿Cuándo veré el remedio de mis penas,
si donde acaba un mal otro comienza?
Secos y helados os vistéis
y el tiempo todo lo trueca;
muy bien lo veis en las aguas
si os estáis mirando en ellas.
Y ahora miráis las fuentes
de hierba y flores cubiertas,
y mis tristezas y agravios
nunca ven su primavera.
¿Qué queréis, selvas, que os diga?
¿De mí qué aguardáis que sienta,
pues ni los males se acaban
ni los años lo remedian?
Figura 8.2. 5. Montes del tajo escuchad de José Marín; manuscrito MU 41958, Mu.Ms727 del Fitzwilliam Museum de Cambridge
6. Combinación de tópicos literarios.
Los tópicos arriba enumerados, pueden aparecen mezclados en un mismo poema.
En Allá quedarás serrana, por ejemplo, Marín utiliza la alegorización del paisaje por lo
menos con tres funciones distintas: 1) para hiperbolizar la rigidez de Clori por medio de
las metonimias “corazón de nieve”, “entrañas de roble” y “quédate para peñasco y
guárdate para bronce”; 2) para alegorizar el padecimiento que ésta ha causado a su
amante por medio de su comparación con agentes que la propia naturaleza teme: “Rayo
te temen los aires/ fiera te llaman los montes/ sirena te escucha el Tajo/ y áspid te
aclaman las flores” y 3) para sentenciar a la desdeñadora de modo similar que el
romance anterior: “muera dicen las fuentes y ruiseñores” (ver Figura 8.2. 6.).
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De la Retórica a la Ciencia Cognitiva
Rubén López Cano
Allá quedarás serrana
José Marín
Allá quedarás, serrana,
la de los ojos traidores,
que con alma de mujer
eres muerte de los hombres.
Huyan de tí mis sentidos
porque ni lloren no gocen
por naturaleza celos,
por accidente favores.
No más corazón de nieve,
no más entrañas de roble
contra quien crueldades tantas
en mi silencio dan voces
Basta el estrago que has hecho
en mis esperanzas, Clori;
quédate para peñasco
y guárdate para bronce.
Estribillo
¡Toquen a fuego,
a fuego toquen!
Viva Filis
y muera Clori,
que arroyos domine
de celos y amores,
enciende las peñas
y abrasa los montes,
y los ecos del valle
mudos responden:
muera, dicen las fuentes
y ruiseñores.
Rayo te temen los aires,
fiera te llaman los montes,
sirena te escucha el Tajo
y áspid te aclaman las flores.
Ya hallé en los ojos de Filis
mayor piedad que en tu nombre,
Figura 8.2. 6. Allá quedarás serrana de José Marín, manuscrito MU 4-1958,
Mu.Ms727 del Fitzwilliam Museum de Cambridge
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De la Retórica a la Ciencia Cognitiva
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8.2.1. Aquella sierra nevada: un lamento escénico
La letra del romance Aquella sierra nevada, pertenece al tópico transcurrir del
tiempo- paso de las estaciones. Su temática, como veremos, es muy similar a la de
Montes del tajo Escuchad, del propio Marín: la mutabilidad del mundo natural contrasta
con la inmutabilidad del penar humano. La letra del tono consiste en seis coplas en
forma de romance y un estribillo con estructura de seguidilla:
Romance
(1) Aquella sierra nevada
que densa nube parece
con el rigor del estío
en pardo escollo se vuelve.
(4) Aquél ruiseñor que, triste,
largo silencio enmudece,
a la hermosa primavera
revive en selvas alegres
(2) Aquel árbol que desnudan
los rigores del diciembre,
sus desojados cogollos
galán abril reverdece
(5) Todo se trueca y se muda
sin que haya mal permanente;
cuantas veces muere el sol
renace otras tantas veces
(3) Aquel río que el invierno
manchó su pura corriente,
con el calor del verano
líquida plata se vierte
(6) Sólo en mi mal no hay mudanza
ni tiempo que le consuele,
ni tiempo para mi vida
ni vida para mi muerte
Estribillo
Fatigada esperanza,
remedio mortal,
¡¿qué me quieres ya?!
Déjame morir
sin esperar,
pues en nada hay firmeza
si no es en mi mal
Ha de señalarse que la tradición de estudios literarios identifica dos tipos de
romance: el narrativo, que cuenta una historia y el lírico que se desarrolla en clave
poética. Nuestro romance tiende más a la segunda clase que a la primera. Sin embargo,
como notamos en el análisis de Ojos pues me desdeñáis,3 la lírica tampoco está exenta
de un fuerte componente narrativo.
3
Véase la sección 8.1.1.
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El programa de las cuatro primeras cuartetas descansa sobre la anáfora4 “aquél o
aquella”. Ésta, a manera de signo indical, señala algún elemento del paisaje. En (1) son
las montañas, en (2) un árbol, en (3) un río y en (4) un ruiseñor. Todos y cada uno de
éstos padece las inclemencias del invierno. Sin embargo, el paso de las estaciones es
inexorable. La primavera próxima llegará a revitalizar los campos y sus criaturas.
Tras las reiteradas observaciones, en la copla (5) el narrador infiere una ley que
gobierna la naturaleza: “Todo se trueca y se muda”. En el mundo no hay “mal
permanente”, pues “cuantas veces muere el sol/ renace otras tantas veces”.
La copla (6) es sumamente informativa. La voz deja de referirse a los elementos
del paisaje. Deja de emplearlos como protagonistas de su discurso para realizar una
inflexión sobre sí misma. Descubre que la natural ley de mutabilidad que rige la
naturaleza no se aplica a su penar. El tiempo que cura las penurias del paisaje natural,
no se ocupa de los sufrimientos y males del alma humana: “Sólo en mi mal no hay
mudanza/ ni tiempo que le consuele”.
Esta copla nos obliga a realizar una revisión retroactiva de lo relatado en todo el
romance. El narrador es portador de una pena que le acongoja. Su observación del
paisaje esta condicionada por este hecho: proyecta en la naturaleza su situación afectiva
interna, es decir, alegoriza el paisaje. Es posible que al reparar sobre la mutabilidad del
mundo y el carácter efímero del sufrimiento (coplas 1-5), sienta una creciente esperanza
que le haga confiar en la próxima disolución de su propio penar. Pero por alguna razón,
esta esperanza emergente se resquebraja en (6). Si hay una ley universal de la
mutabilidad, esta no aplica en su propio caso. La desesperanza inunda el discurso y un
pesimismo fúnebre se abre paso de manera inexorable “ni tiempo para mi vida/ ni vida
para mi muerte”.
4
Anáfora: [...] es quando un mismo vocablo se repite en los principios de los miembros de la oracion
(Bartolomé Jimenez Patón 1604, 277).
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Podemos detectar dos momentos narrativos en el romance. Ambos de intensidad
similar, si bien de extensión distinta.
Por un lado, tenemos una suerte de reflexión trascendente que se puede describir
así: hay una ley universal de la mutabilidad enunciada en (5) que se verifica por las
observaciones registradas de (1) a (4). Es cierto que los estados de tristeza profunda
someten la temporalidad del sujeto a una inmediatez paralizante. Por eso los lamentos
recurren al círculo retórico, los ostinati y otros recursos vinculados con la obstinación.
Sin embargo, sólo un pensamiento de tipo trascendente es capaz de tomar distancia del
sufrimiento inmediato, mirar la situación a perspectiva y convencerse que el dolor que
en ese momento se padece, se trocará por que en el mundo ningún mal es permanente.
La actitud trascendente propicia una confianza que alimenta la esperanza.
El segundo proceso ocurre en (6). El narrador deja de mirar el paisaje externo y
vuelve peligrosamente a su mundo interno gobernado por el dolor. La introspección
esfuma la actitud trascendente. La naciente esperanza se torna desesperación. Si el
reconocimiento de una ley natural parecía producto de una observación objetiva de la
naturaleza (propio de lo trascendente), la caída a la desesperación activa un infierno
subjetivo dominado por percepciones totalizantes y disparatadas. Sólo así se explica que
si bien se acepte la existencia de esa ley universal, en el ámbito de la desesperación se
suponga que la única excepción a la regla es el propio sufrir: “sólo en mi mal no hay
mudanza”.
Digamos entonces que el proceso expresivo de la letra de romance se dirige desde
una región dominada por un atractor5 genérico trascendente, hacia la región de lo
grave. Los afectos así producidos van de la esperanza (apuntalada por la confianza) a la
desesperanza (acompañada de desesperación y duda de las leyes del mundo) (ver
Figura 8.2. 7.). El protagonista del relato se transforma. Va desde los elementos del
5
Para la teoría de los atractores véase la sección 5.4.
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De la Retórica a la Ciencia Cognitiva
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paisaje externo, hasta al enunciador mismo, o mejor dicho, a la propia pena que inunda
su interior.
Recorrido expresivo de la letra del romance
Atractores
Trascendente
Grave
Afectos
esperanza
desesperanza
Actitud
confianza
desconfianza
exterior
interior
objetivos
subjetivos
O bservación
Juicios
Figura 8.2. 7. Recorrido expresivo de la letra de la letra del romance de
Aquella sierra nevada
Notemos que lo “trascendente” puede ser considerado como una área genérica
muy amplia. El área genérica trascendente esta poblada por obras y manifestaciones
culturales de diversa naturaleza que se caracterizan por:
•
una reflexión que trasciende lo inmediato y el detalle. Su posicionamiento
temporal es mayor y su perspectiva más amplia.
•
infiere, contempla y manifiesta principios universales que rigen el mundo
o la vida.
•
tiende a relativizar y quitar importancia a lo contingente.
•
es despersonalizadora. Se ocupa de lo general más que de lo particular.
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De la Retórica a la Ciencia Cognitiva
•
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es fundamentalmente alegórica. Se basa en, recurre a y produce múltiples
alegorías.
Uno de los temas trascendentes más importantes y frecuentados en el Siglo de Oro
fue el de la vanitas. Desarrollada sobre todo por los pintores, la vanitas es una reflexión
sobre la naturaleza efímera de los bienes terrenales. Éstos resultan ínfimos en
comparación con el destino inexorable que todos debemos cumplir, a saber, la muerte.
La vida es un soplo fugaz. Todo caduca, todo es transitorio: los atributos más hermosos,
los frutos, flores y todas las creaciones más bellas de la naturaleza, el hombre incluido.
El lema del salmo del Eclesiastés (1, 2) “todo es vanidad y nada más que vanidad”
ejemplificó a la perfección el sentido de desengaño de la vida que dominó al español del
siglo XVII. En la pintura los motivos dominantes eran flores, frutas y otros objetos
perecederos los ejes de la reflexión sobre la degradación de lo terreno (ver Ejemplo 8.2.
4. y Ejemplo 8.2. 5.).
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De la Retórica a la Ciencia Cognitiva
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Ejemplo 8.2. 4. In Ictu Oculi (1670-1672) de Juan de Valdés Leal.
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De la Retórica a la Ciencia Cognitiva
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Ejemplo 8.2. 5. Finis Gloriae Mundi (1670-1672) de Juan de Valdés Leal.
Esto no quiere decir que esté afirmando que el uso de la alegorización del paisaje
en Aquella sierra nevada pertenezca al género de la vanitas. Lo que sugiero es que, en
vista de sus coincidencias, ambos estilos o géneros son atraídos hacia la misma región
expresiva por el atractor trascendente. La zona expresiva a la que pertenece la letra,
seguramente comparte algunas áreas con el tema de la vanitas. Pero no se deben
confundir. En nuestro romance lo trascendente se yergue como oposición al atractor
grave. Esto es porque la desesperanza de la última cuarteta proyecta el romance a la
zona del lamento.
El proceso trascendente-grave dibujado en la letra de las colpas enteras, es
seguido al pie de la letra por la música de cada estrofa. Los tres primeros versos
(compases 1-11 de la copla) están musicalizados con armonías diáfanas y enlaces
simples en compás binario (ver Ejemplo 8.2. 6.). Sólo el constante modular a una o dos
posiciones sobre el círculo de quintas6 y la ornamentación propia de las cadencias como
los retardos (4-3), nos indicarían su atracción a la región trascendente y no a la
simplicidad popular. Efectivamente, estas características no son suficientes para hablar
propiamente de un género o tópico musical trascendente. Los rasgos formales de la
música descritos pueden pertenecer a muchas clases de músicas posibles. Aceptemos
por el momento que el marco musical escueto que acabamos de describir, tiene mucho
más que ver con la calma y tranquilidad que con la desesperación o desánimo.
6
El primer verso empieza en Do mayor y termina en Do mayor pero que es dominante de Fa mayor. El
segundo comienza en Fa mayor y termina en Re mayor como dominante de Sol mayor, tonalidad en la
que comienza y termina el verso tercero.
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Ejemplo 8.2. 6. Aquella sierra nevada de José Marín (Lázaro 1997: 38-43)
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(Continuación) Aquella sierra nevada de José Marín (Lázaro 1997: 38-43)
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(Continuación) Aquella sierra nevada de José Marín (Lázaro 1997: 38-43)
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Hacia el compás 7, en el punto en que segundo y tercer verso se articulan, la
sobria textura armónica comienza a introducir fragmentos contrapuntístico-imitativos.
En el cuarto verso, el tono acentúa dramáticamente el desplazamiento de la región
expresiva dominante. En el compás 11 el bajo introduce un pequeño gesto melódico que
es imitado por la voz en el compás 12. En el compás 13 el bajo repite este gesto con una
pequeña modificación que introduce una cuarta disminuida, quarta deficiens que, a su
vez, es imitada por la voz en el c. 14. Recordemos los usos alegóricos de las secciones
contrapuntisticas en los tonos de lamento, emparentados estrechamente con el concepto
de “rigor”.
El guiño contrapuntístico viene acompañado por una fuerte inflexión armónica a
Do menor (c. 13-15). Así, al final de la estrofa (c. 11-17) la música abandona su calma y
tranquilidad por un instante de duda e intriga por medio de un recurso retórico que en el
siglo XVIII se conocerá como dubitatio.7 La desesperanza ronda y amenaza con echar
por tierra la confianza de la reflexión trascendente.
Por medio de la prolongación del pasacalle (c. 17-21) y una cadencia de
disonancias suaves ii7-I, la música recupera la tonalidad de Do mayor y su aire calmo y
apacible.
Es importante subrayar que la inflexión a Do menor, quarta deficiens y los
momentos imitativos, una vez más, no están imitando ningún fragmento de letra
específico. No se trata de una convergencia propia de un nivel semiótico II. Más bien,
es una suerte de repetición a escala del recorrido expresivo trascendente-grave que
hemos detectado en la letra del romance. Efectivamente, un recorrido expresivo puede
devenir marco cognitivo regulador de procesos de comprensión intersemióticos en el
seno de la misma obra o en obras distintas. En este caso, el marco adquiere la forma de
7
Dubitatio: es la figura de la duda. Es la incertidumbre sobre el curso que tomará el movimiento musical.
Según Forkel, la duda se expresa por dos medios: a).-A través de una modulación dudosa; b).-Por medio
de un paro inesperado en una determinada parte de la frase (cf. López Cano 2000, 186).
Rubén López Cano 2004
735
De la Retórica a la Ciencia Cognitiva
Rubén López Cano
un guión.8 El guión rige los procesos tanto de la totalidad de las letras del romance
como los de la música de cada estrofa como se aprecia en la Figura 8.2. 8.
Guión trascendente-grave
En la letra (coplas 1-6)
Confianza esperanzada
"las penas no son eternas"
crisis de la confianza
Confirmación en la
alegoría del paisaje
Abatimiento y
desesperanza ,
"mi sufrimiento nunca
terminará"
El elemento del paisaje n sufre las
inclemencias del invierno
Pero en la primavera se
restablecerá
En la música
(copla solamente)
Duda y desconfianza
inflexión a do menor,
imitaciones...
Calma y serenidad
crisis de la calma
provocada por
Armonia diáfana,
enlaces sencillos...
Figura 8.2. 8. Guión trascendente-grave en letra y música del romance de
Aquella sierra nevada
8
Véase la sección 4.3.
Rubén López Cano 2004
736
De la Retórica a la Ciencia Cognitiva
Rubén López Cano
El que un mismo marco o guión coordine los procesos de las semióticas que se
articulan en un dispositivo multimedia parece lógico y se antoja como un principio de
coherencia fundamental. Sin embargo, no deja de ser un tanto desconcertante que éste
no se descubra en la letra inmediata sino hasta completar la lectura de las seis coplas del
romance, mientras que aparece una y otra vez en la música que acompaña cada estrofa.
Esta desproporción se ilustra el la Figura 8.2. 9.
Guión trascendente-grave
En la letra
En la música
copla
(1)
(2)
(3)
(4)
(5)
(6)
Figura 8.2. 9. Asimetría en la proporción del guión trascendente-grave en
letra y música del romance de Aquella sierra nevada
La desproporción en el número de eventos que envuelve cada ocurrencia del
esquema en letra o música puede carecer de sentido para una lógica que se empeñe en
ver la segunda como mera alegorizadora de la primera. Sin embargo, desde la
perspectiva intersemiótica que aquí se plantea, hay por lo menos dos explicaciones
satisfactorias para este hecho. Ambas proponen una funcionalidad de este fenómeno
verificable sólo en el seno de una concepción semiótica del estrato III donde letra y
música pierden sus respectivas particularidades para integrarse en un todo orgánico y
global:
Rubén López Cano 2004
737
De la Retórica a la Ciencia Cognitiva
Rubén López Cano
1. Mensajes multimedia.
Toda conversación es un proceso donde emitimos y comprendemos un sin fin de
mensajes simultáneos de diversa naturaleza semiótica. Cuando hablamos con alguien
nos convertimos en verdaderos dispositivos multimedia. No comunicamos sólo con
palabras o frases: nuestra gestión comunicativa es holística. Los gestos, la entonación, la
expresión (si se sonríe o se frunce el ceño), postura y actitud corporal, las variaciones en
la distancia que nos separa de nuestro interlocutor, etc., son elementos que se integran al
intercambio de significados y pueden reorientar severamente el contenido que
decidimos asignar a la información verbal.
Supongamos que la música de cada estrofa de nuestro romance (sobre todo en la
última parte) ejerza la función de imitación de acciones o síntomas de un afecto, como
nos dice el segundo y tercer Modos de producción de afectos por medio de la música.9
De la copla 1 a la 4 la información verbal me describe una serie de hechos que resumirá
en la ley universal expresada en (5) “todo muda”, con un tono trascendente.
Simultáneamente, la parte no verbal del mensaje (vehiculada por la música) me
transmite, al final de cada estrofa, una información extra verbal (gestual, expresiva, de
entonación de las palabras, postural o de distanciamiento) que contradice el sentido
trascendente de las palabras. Imaginemos una conversación en la que alguien me
comunica la siguiente frase (que he segmentado por motivos explicativos):
“(i) esto pasa en el mundo y por eso debemos confiar y
(ii) nunca perder la
(iii) esperanza”
9
Véase la sección 5.2.
Rubén López Cano 2004
738
De la Retórica a la Ciencia Cognitiva
Rubén López Cano
Ahora bien, mi interlocutor pronuncia (i) con una entonación, gesticulación y
actitud corporal que denotan calma, tranquilidad y resolución. Cuando llega a (ii) su
seguridad se torna duda temerosa. Para (iii) ha alcanzado franca desesperación. Como
receptor del mensaje, tengo motivos suficientes para dudar que lo que me quiere
transmitir en verdad es la convicción de que nunca hay que perder la esperanza por que
en este mundo ningún penar es eterno. Pero durante un tiempo considerable de la
conversación, ignoro el motivo de su contradictoria elocución. Las cosas no se me
aclararán sino hasta la enunciación de (6). Entonces descubro la motivación de las
observaciones y juicios anteriores y soy capaz de comprender y valorar la situación en
su globalidad. Ahora estoy en condiciones de atribuir significado al elemento no verbal
que usaba mi interlocutor y resolver satisfactoriamente la aparente contradicción
holística de sus mensajes obscuros anteriores.
Este carácter multimediático está presente la mayor parte de los tonos humanos
que se resisten a un análisis taxonómico que se limite a señalar exclusivamente
momentos de convergencia intersemiótica. Hay que comprender que todo el tiempo
están emitiendo mensajes complejos, holísticos, cuyas significaciones no son reducibles
a las que transmiten las respectivas semióticas de nivel I.
2. Conductas retóricas.
Otra explicación que complementa la anterior, se vincula con los dispositivos
retóricos. Como observamos en el tono y en las pinturas citadas en el análisis anterior,
el entramado retórico interno de una obra es capaz de orientar e inducir recorridos de
lectura específicos en el escucha. Estos tienen el cometido de hacer ver al receptor
aquello que el creador quiere que vea desde la perspectiva que él ha decidido.10 Si el
10
Recuérdese que nuestro análisis de Ojos pues me desdeñáis vimos cómo pintores del Siglo de oro como
Velásquez o Murillo posicionan a su espectador en un determinado sitio con respecto a la composición de
sus obras con el objetivo de orientar tanto su recorrido de lectura como su receptividad para ciertos
contenidos. Véase la sección 8.1.1.
Rubén López Cano 2004
739
De la Retórica a la Ciencia Cognitiva
Rubén López Cano
recorrido general del romance pretende dibujar la curva decadente trascendente-grave,
la aparición sucesiva de ésta en la música de cada copla, sin motivación verbal, podría
tener el cometido de ir allanando este recorrido. Recuérdese que, proporcionalmente, lo
trascendente gobierna en cinco estrofas mientras que lo grave sólo en una.
Como hemos visto, si bien cuantitativamente ambos momentos son asimétricos,
por su intensidad y relevancia narrativa son proporcionales. Mientras las palabras de (1)
a (5) se mantienen en el ámbito de lo trascendente, la música me está sugiriendo
constantemente ese viraje a lo grave. Me induce a hacerlo al tiempo que me prepara
para experimentarlo como lógico, necesario y hasta natural, pese a que la información
verbal que recibo no justifica en nada esa posibilidad. Se trata también de un recurso de
verosimilitud.
De este modo, la música de cada estrofa me anticipa y anuncia continuamente la
resolución de la historia que se me está contando: es una prolepsis retórica. La prolepsis
es un recurso muy frecuente en la literatura, pero sobre todo en el cine. Consiste en
adelantar, en un tiempo t1 del relato, un hecho que acontecerá en otro tiempo futuro
t2,3...n.
Así mismo, cuando por fin arribo a la copla (6) y realizo la inflexión tan
anunciada por la prolepsis musical, la nueva información y mi nueva ubicación en otra
zona expresiva, me obligan a una retrospección general de todo el relato. Ahora realizo
en mi mente un flash back o analepsis imaginaria11 para dar sentido a toda la narración
ya que me faltaba un elemento determinante para su correcta comprensión: la situación
afectiva de la voz.
De este modo, las complejas relaciones temporales en el romance de este tono,
quedarían graficadas como siguiere. (ver Figura 8.2. 10.)
11
Hay que distinguir: la prolepsis está incluida en las estrategias narrativas del tono y son detectables por
medio del análisis. Una posible analepsis sería una operación que el escucha se vería obligado a realizar
pero que no aparece contenida en las propias estrategias de la canción. Sería un trabajo pragmático que
presumimos se debe hacer para la comprensión adecuada de la historia.
Rubén López Cano 2004
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De la Retórica a la Ciencia Cognitiva
Rubén López Cano
Tiempo narrativo intersemiótico en el
romance de Aquella sierra nevada
analepsis pragmática
Tiempo de la letra
lineal
copla
(1)
(2)
(3)
(4)
(6)
(5)
Tiempo en la música
proléptico
Figura 8.2. 10. Tiempo narrativo intersemiótico en el romance de Aquella
sierra nevada
El estribillo del tono presenta dos secciones. La primera introduce el tópico
recitado escénico. La segunda, abunda en la región del lamento.
La letra del estribillo retoma la dirección a la región expresiva que ya apuntaba el
romance: la zona del lamento. La voz ha perdido por completo el tono de reflexión
trascendente. Si durante la mayor parte de las coplas se salvaguardaba en la esperanza
en el perpetuo cambio que rige el universo, ahora se interna en el fondo de su
desesperación.
El primer verso nos remite a la impaciencia de quien no ve su sufrir superado:
“Fatigada esperanza”. La reflexión trascendente no alcanza a consolar la pena de quien
siente que la muerte es el único modo de detener tanto sufrimiento: “remedio mortal”.
Rubén López Cano 2004
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De la Retórica a la Ciencia Cognitiva
Rubén López Cano
Una vez más, aparece la muerte como único absoluto en la mutabilidad del mundo o
como única respuesta ante la inmovilidad del sufrimiento.
Se ha señalado (Robledo 1993) que la música de este fragmento del estribillo (c.
1-22) recuerda la música escénica. Efectivamente, su carácter recitado (c. 1-14), sus
irrupciones contrastantes de saltos melódicos puntillados, la exclamatio, los cambios
constantes que generan rupturas del movimiento y la proliferación de mutatio toni,12 etc.
(c. 15-22) recuerdan los soliloquios recitados de óperas, zarzuelas y dramas mitológicos
españoles del siglo XVII.
La introducción de soliloquios recitados ofrecía grandes posibilidades al
desarrollo narrativo de las obras escénico-musicales. Al tiempo que poseían un amplio
rango afectivo y una enorme flexibilidad expresiva, el recitado indicaba la naturaleza
del personaje (con frecuencia dioses o semidioses). Los soliloquios recitados son
“escenas aisladas de una intensidad dramática especial” que incluyen monólogos
dramáticos y musicalizaciones no estróficas de lamentos (Stein 1993: 311). Su aparición
propicia fenómenos de reflexividad intersemiótica al introducir cambios de niveles
discursivos y producir procesos retóricos.
Por ejemplo, produce severos giros narrativos como cambiar de focalizador o
protagonista, soporta elocuciones especiales como invocaciones o encantamientos,
introduce nuevos personajes o “voces” y modifica las relaciones y articulaciones
internas entre personajes y diversos elementos que intervienen al interior de la propia
representación, así como entre ellos y el público. En este sentido, podía funcionar como
eficaz recurso persuasivo. El soliloquio recitado focaliza la atención en quien lo emite.
De este modo, anestesia momentáneamente todas las propiedades y contenidos
enunciados con anterioridad. Es un paréntesis que deja al público ‘a solas’ con el
‘declamador’. Entonces, el primero se vuelve más sensible a la situación del segundo y
12
Mutatio toni: cambio súbito de modo (cf. López Cano 2000: 204).
Rubén López Cano 2004
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De la Retórica a la Ciencia Cognitiva
Rubén López Cano
puede comprender, al menos momentáneamente, todos los hechos relatados desde su
perspectiva (cf. Stein 1993: 60-61, 173 y 183).
Por su pertenencia a una clase de música, reflejada en las características formales
de los marcadores de tópico y la cantidad de procesos que faculta gracias a los marcos y
guiones que implica, la introducción del recitado en nuestro tono, cumple la función de
tópico.13
El tópico recitado del estribillo introduce un diálogo figurado entre la voz poética
y la esperanza. Éste presenta varias fases: 1) abatimiento, 2) proceso reactivo (que
incluye a) estallido vehemente y b) resolución) y 3) caída al lamento. revisemos cada
una de estas microsecciones en detalle.
1. Abatimiento
Los primeros versos “fatigada esperanza/ remedio mortal” se cantan con un estilo
recitado-salmódico grave donde abundan passus duriusculus: Sol-Fa♯-Mi-Fa♮ ( - ♯-- ♮) (c. 1-7). La frase se repite transportada a una segunda más grave (c. 8-14). La voz
llega hasta un Re grave ( ) haciendo una hipobole que enfatiza el tono de abatimiento y
el carácter grave del fragmento. Armónicamente, la primera frase parte de un Do mayor
y llega a un Re menor (c. 1 y 7). La segunda parte de un Si♭ mayor y regresa a Do (c. 8
y 14).
Es de suma importancia reparar en algunas relaciones dominante-tónica especiales
que aparecen en este fragmento. Se trata de brevísimos acordes arpegiados con función
de dominante donde la voz canta simultáneamente la tercera de la tónica próxima: V6-i
13
Sin embargo, hay que notar que, como sugiere Stein, durante los Habsburgo el recitado no era una parte
sustancial de la música escénica. Quizá porque resultaba impráctico y/o poco atractivo para el público.
Así mismo, parece ser que Juan Hidalgo es el único compositor del que se puede afirmar que escribió
recitados (Stein 1993: 310-311).
Rubén López Cano 2004
743
De la Retórica a la Ciencia Cognitiva
Rubén López Cano
(Si mayor- Mi menor en el c. 3 y La mayor- Re menor en el c. 10). Hasy que recordar
que en la armonía del siglo XVII, los acordes de sexta añadida son más comunes en la
región de subdominante que en la de dominante. El efecto es como una acciaccatura
sobre la tónica, i7♯-8, que al sonar en arpegio rápido se embellece por el efecto de
campanella que produce la guitarra.14
A continuación regresa al acorde anterior, su dominante, pero con una suspensión
(4-3). Sin embargo, la cuarta no resuelve a la tercera mayor como cabría esperar.
Resuelve a la tercera menor produciendo así una mutatio toni esquematizable del modo
siguiente: V6-i- V4-v3 (c. 3-4 y 10-11).
He mencionado que procedimientos como la mutatio toni, dominantes con sexta,
acordes de dominante que incluyen su resolución o suspensiones (4-3) sobre la
dominante que resuelven a la tercera menor, crean una suerte de paradojas armónicas:
comportamientos irregulares que alteran los mecanismos habituales y las reglas
armónicas implícitas o explícitas que, sin embargo, el sistema tonal-modal que subyace
en esta música permite generar. Ya he mencionado también que su carácter paradójico
los asemeja mucho a los procesos retóricos antitéticos que se dan en el ámbito las letras
de los tonos humanos como el quiasmo, el oximorón, la antítesis, la paradoja, la ironía
etc., recursos recurrentes en las manifestaciones literarias del Siglo de Oro. Se trata sin
lugar a dudas de dos manifestaciones, una literaria y la otra musical, de una misma
forma de pensamiento. Son tokens (ocurrencias) de un mismo y poderoso type (tipo)
intersemiótico.
14
Desde la perspectiva de una semiótica de nivel II, se podría decir que en los compases 3 y 10, la voz
hace una anticipatio notae que enfatiza el sentido de desesperanza del texto: del mismo modo que la voz
poética, la voz melódica se desespera y no puede aguardar por más tiempo. Entonces se precipita y
aparece un tiempo antes del lugar que le corresponde. Por otro lado, esta figura es un tipo estilístico del
lamento.
Rubén López Cano 2004
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De la Retórica a la Ciencia Cognitiva
Rubén López Cano
En nuestro tono, tienen varias funciones:
•
Son elementos retórico narrativos que nos recuerdan, por medio de una
analepsis o sinécdoque, el sentido paradójico expresado en la copla (6):
sólo en mi mal no se cumple la ley de mutabilidad.
•
Son prolépsis de realizaciones similares, con sentido similar, que tendrán
lugar en los compases 30-33 y 37-39 del estribillo.
•
Pueden verse también, con un alcance más local, como marcadores
instruccionales que nos previenen de la singularidad del fragmento que se
aproxima.
2. Proceso reactivo
Del mismo que en el lamento Ojos pues me desdeñáis, Aquella Sierra Nevada
desarrolla el guión “proceso reactivo” que ya podemos considerar como otro de los
tipos estilísticos del lamento. En la canción que analizamos distinguimos dos momentos
o fases del proceso reactivo:
1. Estallido vehemente:
En el siguiente verso la voz poética espeta una fuerte exclamación,
disfrazada de pregunta retórica, contra la esperanza: “¿qué me quieres
ya?”. La frase irrumpe con una ruptura musical fuerte hacia el compás 15.
Desde la entonación grave hipobólica anterior que llega hasta un Mi, la
voz salta una novena hasta un Fa agudo (exclamatio) que desciende con
vivaz ritmo puntillado en un compás binario que contrasta con el ternario
anterior (c. 15-18). La cadencia melódica de tiple sobre la nota Do del
acorde de Do mayor afirma esta contundencia.
Rubén López Cano 2004
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De la Retórica a la Ciencia Cognitiva
Rubén López Cano
Las antitéticas relaciones V/i del segmento anterior ya nos
anunciaban que habría que prepararse para un cambio de modelos de
interpretación. La interrogación retórica “¿esperanza que quieres de mí?”
anticipa el siguiente verso.
2. Resolución: Lasciate me morire
El siguiente verso destierra definitivamente todo atisbo de esperanza.
La voz la rechaza, la niega, la echa: “déjame morir”. En la música, esta
decisión se anuncia con una nueva ruptura (c. 19). Un súbito acorde de La
mayor en primera inversión (V6 de Re menor) corta la reacción violenta.
Sin salir del esquema rítmico puntillado, la voz, en una región más grave,
expresa su deseo a la esperanza: “déjame morir”. La frase se repite ahora
a partir de Re mayor en primera inversión (V6 de Sol mayor) que produce
una nueva mutatio toni ahora con respecto al re menor anterior. Las
fuertes cadencias perfectas V-I sobre el texto “déjame morir; déjame
morir...” imprimen a la elocución un carácter de resolución contundente.
El tono ha alcanzado una región expresiva donde domina la resolución.
Recordemos que en Ojos, pues me desdeñáis, el (Do) decide dignificar su
sufrimiento y su elocución se mueve desde el abatimiento hasta la
vehemencia reactiva, pasando por un momento de resolución. En este
caso, el momento resolutivo se inserta en medio de un proceso inverso: en
medio entre la reacción vehemente, y la languidez total.
El recitado se cierra con una precipitación pronunciada hacia lo grave. La palabra
‘morir’ se aísla del resto y se repite dos veces a manera de epizeuxis musicalizadas con
passus duriusculus descendentes (c. 22-24). El proceso parte desde un Sol menor que
produce una nueva mutatio toni con respecto al Sol mayor anterior (c. 22).
Rubén López Cano 2004
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De la Retórica a la Ciencia Cognitiva
Rubén López Cano
Armónicamente se inicia una progresión ii-V-I con un diseño melódico que
contrapuntea el lamento de la voz. La secuencia se repite una segunda más abajo (c. 2426). La melodía del acompañamiento que contrapuntea la voz se repite una tercera vez,
continuando con la secuencia, una segunda más abajo. Sin embargo, se traslada a la
línea del bajo (c. 26-27). Este procedimiento se conoce como hipérbaton.15 Sin
embargo, ya no contrapuntea nada: la voz se ha extinguido. Sólo reaparece (C. 28-19)
para concluir el proceso con el verso “sin esperar” realizando una cadencia normal.
Este diálogo simulado de la voz poética con la esperanza, nos permite identificar
un proceso que ya habíamos observado en Ojos, pues me desdeñáis. En ambos lamentos
detectamos un desplazamiento expresivo que se dirigía desde el inmovilismo profundo
del abatimiento, hacia un proceso de reacción vehemente, para desembocar a otra
unidad. En Ojos se trataba de una ‘clama simulada’. En el presente tono se trata del
‘lamento franco’.
Vemos aquí otra forma de aparecer del lamento reactivo. Éste se caracterizaría por
orientar el desplazamiento expresivo del lamento de una zona afectiva hacia otra,
pasando por un proceso de reacción vehemente. Los contenidos no son idénticos en
Ojos, pues me desdeñáis y en Aquella sierra Nevada. En primer lugar está el cambio de
la tercera zona expresiva ya señalada. En segundo término, el cambio más significativo
está en el proceso reactivo. En Ojos la reacción se produce ascendentemente, desde el
abatimiento hasta la furia. En Aquella sierra nevada ocurre desde la irrupción súbita de
la vehemencia hacia el lamento. Ambos pasan por un momento resolutivo. Por último,
el guión domina el primer tono en su totalidad. En cambio, en la canción que estamos
estudiando, aplica sólo a este fragmento de estribillo (ver Figura 8.2. 11.).
15
Hipérbaton es cuando, dentro de una misma unidad, una nota o motivo aparece en un lugar (de altura o
posición temporal) distinto al esperado (López Cano 2000: 201-202).
Rubén López Cano 2004
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De la Retórica a la Ciencia Cognitiva
Rubén López Cano
Guión lamento reactivo
Ojos pues me desdeñáis
Abatimiento
depresión total causada por
el desdén
Vehemencia reactiva
Proceso ascendente: Gradatio
asíncrona, anticipatio, etc.
"No permitiré que veas como
me haces sufrir"
Calma simulada
atenuación de
gravedad
Aquella Sierra Nevada
(fragmento del estribillo)
Abatimiento
“Fatigada esperanza/
remedio mortal"
Diálogo reactivo
"Esperanza,
¿qué quieres de mí?
¡déjame morir!"
Lamento franco
"... morir sin esperar"
Figura 8.2. 11. Guión lamento reactivo en Ojos, pues me desdeñáis y Aquella
sierra nevada
En este caso podemos ver una vez más que los marcos y guiones no son
estructuras estáticas de dimensiones estables. Un mismo esquema cognitivo musical es
capaz de adaptarse a porciones distintas de texto. Así mismo, pueden presentar alguna
variante en la distribución de sus contenidos y permutarse con otros. Esto se debe a que
los marcos y guiones no son estructuras. Son un modo de representar aquellos bancos
complejos de información que la competencia musical activa durante el ejercicio
receptivo con el objeto de facilitar la comprensión.
En nuestro ejemplo, el guión aparece fusionado con los marcos y guiones propios
de la alegorización del paisaje. Más precisamente con aquellos que son más habituales
del subtópico paso de las estaciones-oposición de contrarios el cual, como hemos visto,
en sí mismo ya es una amalgama de marcos y procedimientos característicos de diversas
Rubén López Cano 2004
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De la Retórica a la Ciencia Cognitiva
Rubén López Cano
redes tópicas. Así mismo, como atestigua la identidad del guión que rige a letra y
música del romance (ver supra), marcos y guiones son intersemióticos: se adaptan no
solo a porciones distintas de textos de la misma clase, sino que se aplican incluso a
textos de diversos sistemas sígnicos. Un marco propio de un tópico literario puede
emplearse en la producción-recepción de un segmento u obra musical y viceversa.
La última sección del estribillo en la que se canta “pues en nada hay firmeza/ si no
es en mi mal” tienen un profundo sentido paradójico. La melodía de la voz (c. 31-32)
presenta passus duriusculus descendentes que realizan una función intersemiótica
característica del estrato II: enfatizan el sentido de inestabilidad o “no firmeza” que
aparece en el texto. Sin embargo, el principio de mutabilidad constante que, según las
coplas de romance rige al mundo natural, parece no aplicar en el dominio del
sufrimiento de la voz. De este modo aparecen nuevas paradojas armónicas de
dominantes con sexta añadida (c. 31-33) que acompañan “pues en nada hay firmeza”.
Así mismo, también desaparecen en el verso siguiente que emplea una cadencia
conclusiva normal para musicalizar la lapidaria frase “si no es en mi mal”.
Una vez más la extraña realización armónica subraya una dolorosa paradoja que
causa desesperanza. El passus duriusculus que alegoriza “[no] firmeza”, añade también
pena y dolor al fragmento. Las frases son repetidas casi literalmente, sólo son
transportadas a una cuarta inferior (c. 36-41). Como corolario se repite el último verso
con otra cadencia perfecta que retorna el tono a do mayor (c. 41-43).
El mapa del desplazamiento afectivo puede conceptualizarse en los términos
esquematizados en la Figura 8.2. 12.
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De la Retórica a la Ciencia Cognitiva
Rubén López Cano
Atractores genéricos
Trascendente
Grave
Zona expresiva indefinida compartida
por la Vanitas
Tópico Alegorización
del paisaje.
Proceso
expresivo
de
la copla
Sufrimiento distante.
Esperanza. Armonía
diáfana y sencilla .
Resquebrajamiento de
trascendencia.
Deseperacióndesesperanza
Zona expresiva del lamento
Guión lamento reactivo
Marco intertextual:
recitado escénico
Proceso
expresivo
del
estribillo
Diálogo reactivo
"esperanza, déjame morir"
Abatimiento
Lamento franco
“Fatigada esperanza/
remedio mortal"
"morir sin esperar"
Paradoja
ironía y dolor
"todo cambia, menos mi penar"
Figura 8.2. 12. Procesos expresivos en Aquella sierra nevada de José Marín
Del análisis de Aquella sierra nevada podemos verificar hasta que punto los tonos
pueden combinar tópicos literarios y musicales y que cómo éstos se pueden fusionar de
modo que producen recorridos expresivos singulares. Los tópicos que emplea nuestro
tono son:
Rubén López Cano 2004
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De la Retórica a la Ciencia Cognitiva
Rubén López Cano
1. Alegorización del paisaje.
Tópico literario fuertemente establecido en la tradición lírica del Siglo de Oro. Las
características de su musicalización no nos permiten, al menos por el momento,
asociarlo con alguna región tópica, clase o tipo de música.
2. Soliloquio recitado escénico.
Tópico músico vocal proveniente de representaciones escénicas. Su inserción
ofrece funciones tanto topicalizadoras como retóricas. Si su aparición genera cierto
contraste con respecto el tópico anterior, su tercera sección se fusiona de manera
continua con el siguiente: el lamento.
3. Lamento.
Tópico literario musical, sostenido en este tono, fundamentalmente por
marcadores de tópico literarios.
En efecto, en los detonantes del tópico de lamento es más decisivo el aspecto
literario que el musical. Las secuencias de passus duriusculus descendentes pueden ser
tipos estilísticos del lamento. Pero pueden también aparecer en muchos otros géneros
melancólicos. Incluso se pueden presentar esporádicamente en tonos que no estén
atraídos de forma dominante por un atractor grave. Es decir, pueden aparecer como
meras figuras retóricas aisladas, sin remitir a géneros o clases de música específicos. No
son marcadores de tópico tan contundentes como el circulo retórico que examinamos en
el tono anterior.
Sin embargo, expresiones como “déjame morir” son marcadores inequívocos del
lamento. De este modo, la letra proporciona a la música el elemento definitorio que a
ésta le falta para permitir la emergencia del tópico adecuado. Por esta razón, gran parte
de los passus duriusculus y otras configuraciones retóricas que aparecen en el estribillo,
Rubén López Cano 2004
751
De la Retórica a la Ciencia Cognitiva
Rubén López Cano
pueden explicarse satisfactoriamente como meras alegorías del texto. Es decir, recursos
de convergencia intersemiótica básica propios de la actividad semiótica del estrarto II.
Resumiendo algunos elementos importantes de diversos niveles semióticos,
tenemos:
Son interacciones semióticas características del estrato II las siguientes (entre
otras posibles):
1. Bajo grado de asimilación
•
La musicalización del momento trascendente del romance juega un papel
de mera enmarcación.
2. Convergencia intersemiótica
2.1. Imitación de palabras
•
Passus duriusculus descendentes en el estribillo
y su repetición una
segunda más abajo, auxexis, (c. 22-26) que imitan la palabra “morir”.
•
Passus duriusculus descendentes (c. 31-32) “en nada hay firmeza”.
•
Paradojas armónicas de dominantes con sexta añadida (c. 31-33 y 37-39)
que alegorizan la inaplicabilidad del principio universal de la mutabilidad
en el penar de la voz.
2.2. Imitación de acciones o síntomas
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De la Retórica a la Ciencia Cognitiva
•
Rubén López Cano
Dubitatio de la segunda parte de las coplas que contradice el sentido
trascendente de la elocución verbal de (1) a (5).
•
En el soliloquio recitado: (i) Hipobole, (ii) exclamatio, ritmo puntillado,
cadencia melódica aguda, y (iii) cadencias perfectas del recitado que
imitan la entonación de quien habla desde (i) el abatimiento, (ii) reacción
súbita vehemente y (iii) convicción resolutiva.
Son interacciones semióticas que se gestan dentro del ámbito de la semiótica
global de estrato III las siguientes:
1. Fuerzas narrativas internas.
•
Funciones retórico-narrativas complejas que se originan de la aplicación
en el romance de un mismo guión (trascendente-grave) en dimensiones
desproporcionadas de letra y música. Este procedimiento da lugar a la
emergencia de Modelos de interpretación que el escucha modelo aplica
simultáneamente a distintas porciones de letra y música.
2. Configuraciones retóricas
Paradojas armónicas que aparecen en la primera parte del estribillo (c. 3-4 y 1011). Remiten intratextualmente, por medio de diversos procedimientos retóricos, a otras
secciones del tono. Son prolepsis de las mismas realizaciones musicales que aparecerán
en la última parte del estribillo (c. 31-33 y 37-39). Son analepsis intersemióticas
respecto la paradoja expresada por la letra de (6). También hacen de marcador
instruccional que anticipa la reacción vehemente que le sucede a continuación.
Finalmente, su papel es fundamental en el desarrollo temático del tono. Se trata de un
verdadero corolario que aprehende la esencia de lo relatado: lo paradójico.
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Seguramente, si el relato hubiera continuado y retomado el tono trascendente en una
hipotética copla (7), la reflexión sobre lo paradójico se hubiese discursivizado en la letra
del romance.
•
La inserción del tópico soliloquio recitado escénico produce un cambio de
nivel de discurso que coadyuva a conducir lo trascendente a lo grave,
recrear en un espacio breve de tiempo todo el sufrimiento interior de la
voz e introducir las paradojas armónicas que, contiguas al mensaje “sólo
en mi mal no hay mudanza”, tienden un puente semiótico que articulan los
tres tópicos del tono.
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8.2.2. Montes del tajo escuchad.
La letra de este tono es muy similar a la de Aquella sierra nevada. En primer
lugar porque formalmente responde al esquema de romance con estribillo en forma de
sesquiáltera:
Coplas
(1) Montes del Tajo, escuchad,
que vuelvo a cantar mis penas;
lisonjas son de las aguas
y suspensión de las selvas
(4) Y ahora miráis las fuentes
de hierba y flores cubiertas,
y mis tristezas y agravios
nunca ven su primavera.
(2) Lo mismo pienso contaros,
que sin mudarse la ofensa;
poco importa que se muden
del instrumento las cuerdas.
(5) ¿Qué queréis, selvas, que os diga?
¿De mí qué aguardáis que sienta,
pues ni los males se acaban
ni los años lo remedian?
(3) Secos y helados os visteis
y el tiempo todo lo trueca;
muy bien lo veis en las aguas
si os estáis mirando en ellas.
Estribillo
¿Cuándo veré el remedio
de mis penas
si donde acaba un mal,
el otro comienza?
La siguiente coincidencia tiene que ver con la estrategia narrativa de la letra. En
efecto, Montes del tajo Escuchad, es otro relato que pertenece al tópico transcurrir del
tiempo- paso de las estaciones, que forma parte de los tópicos literarios de
alegorización del paisaje. Del mismo modo que Aquella sierra nevada, este tono
recurre al tópico literario para acentuar la tesis deque mientras todo en la naturaleza
cambia y se regenera, sólo el sufrimiento de la voz poética es perenne.
La gran diferencia es que Montes del Tajo es un tono mucho más simple que
Aquella sierra nevada. Aquí, el tópico Paso de las estaciones no sostiene las estrategias
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narrativas complejas que vimos que operaban en aquella canción tanto en el ámbito de
la letra como en el de la música.16
En esta canción la voz poética establece un diálogo con los montes que rodean al
río Tajo. El recurso de la animación y el diálogo con los elementos del paisaje es otra de
las posibilidades de los tópicos de la alegorización del paisaje. En ocasiones parece que
el despechado amante reclama a la naturaleza la injusticia que padece: el valle muda los
rigores del invierno cuando la primavera descongela las aguas; pero su pena permanece
estática en su corazón.
La simpleza narrativa es evidente también en la música. La primer frase de la
copla (c. 1-3) repite de nuevo el tipo estilístico “notas repetidas-ascenso por grado
conjunto y precipitación a una cuarta descendente”. Se trata del mismo tipo con que
comienzan los tonos Desengañémonos ya y Aquella Sierra Nevada, tonos también de
lamento. Sin embargo, esta ocasión el token de dicho type presenta un movimiento
mucho más discreto. En efecto, la realización de tipos estilísticos son tan escuetos como
los registros expresivos de toda la canción (ver Ejemplo 8.2. 7.).
16
Véase la sección 8.2.1.
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Ejemplo 8.2. 7. Montes del Tajo escuchad (Lázaro 1997: 194-197)
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(continuación). Montes del Tajo escuchad
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Los eventos más interesantes ocurren en las inmediaciones del estribillo. Éste está
estructurado de la siguiente manera. Una primer fase compuesta de una larga frase que
comprende de los compases 1 al 7 del estribillo. A continuación todo el proceso es
imitado una tercera más arriba (c. 8-14). La sección finaliza con la repetición del último
verso del estribillo a manera de epizeuxis.
Hacia el compás 3, ocurre un proceso armónico que no habíamos encontrado
antes. Si reparamos en la línea del bajo, podemos constatar que se trata de un tetracordo
descendente que va de un Mi (c. 3) a un La (c. 7). El tetracordio descendente, como
hemos visto, es uno de os tipos estilísticos más fuertes del lamento europeo. Pero en
esta ocasión Marín introduce severas disonancias inusitadas hasta entonces. La
progresión podría ser esquematizada como sigue: V3/5-4/6♯-3/5-2/4♯- IV 4/6-3/5- V2- I6-viiº654♯-5
-i. En esta secuencia armónica, V= Mi mayor y i= La menor.
A este enrarecimiento de la armonía por medio de disonancias se le conoce en
retórica musical como pathopoeia (cf. López Cano 2000: 161). Esta figura es utilizada
para expresar las pasiones más intensas. Destaca la quarta superflua formada por Mi
( ) y Sol♯ ( ♯) en los dos primeros tiempos del compás 4 del estribillo.
El proceso se repite en la siguiente frase, sólo que en esta ocasión V= Sol mayor y
I= Do mayor. En esta ocasión la pathopoeia incluye, al final, un trozo de otro tipo
estilístico característico de los tonos de lamento de Marín: el enlace de acordes
descendentes con retardo de la 6ª o como lo he denominado PDR6 (c. 12-13 del
estribillo).
El fragmento último de repetición en epizeuxis del último verso, es una nueva
aparición con variantes del tetracordio de cuarta descendente en el bajo (c. 15-19).
Con la cognición de ese tono, nuestro escucha experto ha aprendido que tales
formaciones disonantes son posibles en el género de lamento. Es decir que ha
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experimentado un incremento en sus capacidades cognitivas de éste, ha aumentado su
repertorio de tipos estilísticos que asocia a este género y ha incrementado su rango de
estrategias que puede aplicar para la comprensión de este subgénero de tonos humanos.
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