falta debida principalmente a la sequedad del suelo. Como hemos antes indicado, toda la ladera noroeste, y parte de la orientada al norte, es muy inclinada y seca, y las partes que están desarboladas son muy pedregosas, pero cubiertas por una piedra menuda como grava, no por peñascos o pedruscos, lo cual hace que el suelo sea movedizo y no retenga humedad y sea poco apropiado para dar asiento a una flora, que podría vivir si el suelo fuera más fijo y húmedo. Por esta causa hay escasa flora a una altura y en una orientación que por otras sierras más húmedas se encuentra. Es, sin embargo, en estos declives pedregosos donde viven las especies más importantes ; los bosques, igualmente secos, tampoco tienen una flora nemoral tan variable como la que vive en otros lugares más húmedos del Pirineo. Las más de las especies nemorales se encuentran en el fondo de los barrancos, como en el de Lapillera y en las márgenes de los riachuelos formados por el agua de las fuentes que nacen en sus faldas. Como hemos dicho, la presencia de especies propias de Guara y de otras, propias de sitios más elevados del Pirineo, dan a esta localidad cierta importancia botánica, y en nuestro concepto es acreedora de que se le preste interés, debiéndose realizar por ella nuevas y más detenidas herborizaciones. Una región, aunque sea poco extensa, como sucede con ésta, no se la puede considerar bien conocida botánicamente, si no se hacen por ella varias y metódicas herborizaciones en varios años y en diferentes épocas, hasta llegar a la seguridad de que no queda nada por conocer, y esta región, aunque hayan sido varios los botánicos que la han visitado más o menos, no está en este caso.