La clave SOL y el manejo de la atención consciente

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Tema 4
La Clave S. O. L.
y el Manejo de la
Atención Consciente
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LA CLAVE SOL
Y EL MANEJO DE LA ATENCIÓN CONSCIENTE
Introducción
Quienes hayan estudiado nuestras enseñanzas gnósticas, si
de verdad llegan a interesarse por la Auto-realización íntima del
Ser, sentirán el anhelo de ver, oír, oler, tocar y palpar las grandes realidades de los Mundos Superiores.
Todo ser humano puede llegar a la experiencia de la Realidad.
Todo ser humano tiene derecho a las grandes vivencias del
Espíritu, a conocer las regiones moleculares y electrónicas de las
dimensiones superiores del espacio.
Todo aspirante tiene derech o a estudiar a l os “pies d el
Maestro”, a entrar por las puertas espléndidas de los Templos
de Misterios Mayores, a conversar con los brillantes Hijos de la
Aurora del Mahamvantara de la Creación, cara a cara, empero
hay que empezar por despertar la conciencia.
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El “sueño de la conciencia”:
Es imposible estar “despiertos” en los mundos superiores si aquí en
este mundo celular, físico, material, el aspirante está dormido. Quien
quiera despertar la conciencia en los mundos internos, debe despertar
aquí y ahora, en este mundo denso. Si el aspirante no ha despertado
conciencia aquí en este mundo físico, mucho menos lo hará en los
mundos superiores.
Quien despierta conciencia aquí y ahora, despierta en todas partes.
Quien despierta conciencia aquí, en el mundo físico, de hecho y por
derecho propio queda despierto en los mundos superiores.
Lo primero que se necesita para despertar conciencia es saber que
se está dormido. Eso de comprender que se está dormido es algo muy
difícil, porque normalmente las gentes están absolutamente convencidas de que están despiertas. Cuando un hombre comprende que está
dormido, inicia entonces el proceso del auto-despertar.
Estamos diciendo algo que nadie acepta; si a cualquier hombre se
le dijera que está dormido, podéis estar seguros de que podría hasta ofenderse; las gentes están plenamente convencidas de que están
despiertas. Las gentes trabajan dormidas, soñando... manejan coches
dormidas, soñando... se casan dormidas, viven dormidas, soñando, y
sin embargo están totalmente convencidas de que están despiertas…
Quien quiera despertar conciencia aquí y ahora, debe empezar por
estudiar y comprender los tres factores sub-conscientes llamados:
-IDENTIFICACIÓN.
-FASCINACIÓN.
-SUEÑO.
Todo tipo de identificación produce fascinación y sueño. La identificación y la fascinación conducen al sueño de la conciencia.
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(Ejemplo) Vais muy tranquilos por la calle; os encontráis de pronto
con una manifestación pública: vociferan las multitudes, hablan los líderes del pueblo, ondean al aire las banderas, las gentes parecen como
locas, todos hablan, todos gritan. Aquella manifestación está muy interesante; ya vosotros os olvidasteis de todo lo que teníais que hacer, os
identificáis con las multitudes, las palabras de los oradores os convencen. Tan interesante está la manifestación pública que os habéis olvidado de sí mismos, y os habéis identificado tanto con aquella manifestación callejera que ya no pensáis en otra cosa, estáis fascinados; ahora
caéis en el sueño de la conciencia: mezclados con las multitudes que
gritan, vosotros también gritáis y hasta lanzáis piedras e insultos; estáis
soñando a lo lindo, ya ni sabéis quien sois, se os ha olvidado todo.
Olvidarse de sí mismo es un error de incalculables consecuencias.
Identificarse con algo es el colmo de la estupidez, porque el resultado
viene a ser la fascinación y el sueño de la conciencia. Todos los errores
de nuestra vida, todos los malos entendidos y sufrimientos que hemos
padecido, se deben al olvido de sí mismo.
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Es imposible que alguien pueda despertar conciencia si se olvida de
sí mismo, si se identifica con algo. Es imposible que un aspirante pueda despertar conciencia si se deja fascinar, si cae en el sueño. Vamos
ahora a poner otro ejemplo más sencillo: estáis en el salón de vuestra casa sentados ante la pantalla de televisión viendo una película,
aparecen escenas de acción, hay suspense, dramas de enamorados,
etc. La película resulta muy interesante, ha llamado totalmente vuestra
atención, ya os habéis olvidado tanto de sí mismos, que hasta gritáis
entusiasmados, estáis identificados con la dramática de la película…
La fascinación es ahora muy grande, ni remotamente os acordáis de sí
mismos, habéis entrado en un estado de conciencia de sueño profundo, cualquier cosa que os interrumpiese ese momento sería motivo de
enfado y alteración; en esos momentos sólo queréis ver el triunfo del
héroe de la película, en esos momentos sólo queréis ver la suerte que
él pueda correr… Estáis completamente fascinados.
Son millares las circunstancias que producen i dent i f icac i ón,
fasc i nac i ón y sue ño.
Las gentes se identifican con las personas,
con las ideas, con las
cosas, y a todo género de identificación le
sigue siempre la fascinac i ón y el sueño de
la conciencia.
E l b oxe a d o r q u e
está cruzando golpes
c o n o t r o b oxe a d o r,
duerme profundamente, está soñando, está
identificado totalmente c o n e l ac o n te c i miento, está fascinado,
y si llegase a despertar
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conciencia, miraría con asombro en todas direcciones y huiría inmediatamente del ring, totalmente avergonzado consigo mismo y con el
honorable público…
Vais de pronto viajando en cualquier transporte urbano dentro de la
ciudad, tenéis que bajar del vehículo en la parada de una determinada
calle; de pronto os viene a la mente el recuerdo de un ser querido, os
identificáis con dicho recuerdo, viene la fascinación y luego, a “soñar
desp ierto”... De pronto dais un grito de exclamación: “¿Dónde estoy?
¡Caracoles!... me pasé de parada... ¡tenía que bajarme en tal esquina,
en tal calle!”… Os dais cuenta de que vuestra conciencia había estado
ausente; os bajáis del vehículo y regresáis a pie hasta la esquina donde
debíais haberos bajado.
Quien quiera despertar conciencia debe practicar de momento en
momento la íntima recordación de sí mismo. Esto de estarse recordándose a sí mismo de momento en momento, es de hecho un trabajo
intensivo. Basta un momento, un instante de olvido, para comenzar a
“soñar” de lo lindo.
Necesitamos con urgencia estar v ig i lando, auto-observando
to dos n uest ros p ensam i entos,
sentimientos, deseos, emociones,
hábitos, impulsos, etc. Esto requiere un estado de “alerta percepción”, “alerta novedad”.
Todo pensamiento, toda emoción, todo movimiento deben ser
observados conforme van surgiendo en nuestra mente; cualquier descuido en la atención, es
suficiente como para caer en el
sueño de la conciencia.
Muchas veces vamos por la calle absortos en nuestros propios pensamientos, identificados con esos pensamientos, fascinados, soñando a
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lo lindo; de pronto pasa un amigo junto a nosotros, nos saluda, no le
contestamos el saludo porque “no lo vemos” (estamos “despistados”);
el amigo se enoja, supone que nosotros somos gente sin educación
o que posiblemente estamos enojados con él y no le hemos querido
saludar… Claro, el amigo también va “soñando” y se ha identificado
con que no le hemos saludado. Si estuviera despierto no se haría a sí
mismo semejantes conjeturas, se daría cuenta de inmediato que nosotros “vamos dormidos”.
Es muy difícil mantenerse despierto de momento en momento, pero
indispensable para vivir conscientemente y percibir la realidad de las
cosas tal cual son. Cuando aprendemos a vivir despiertos de momento
en momento, entonces dejamos de “soñar” aquí y fuera del cuerpo físico. Cuando uno aprende a vivir despierto de instante en instante, deja
de “soñar” aquí y en los mundos internos.
Es necesario saber que el Ego se sale del cuerpo físico cuando
el cuerpo se duerme; desgraciadamente el Ego vive dormido en los
mundos internos. Dentro del Ego se encuentra embotellada eso que
e n n u e s t ros e s t u d i os s e l lama E S EN CIA, F R ACCI Ó N D E
ALMA, CONCIENCIA. Es a esa
Conciencia a la que debemos
despertar, aquí y ahora.
Aquí en este mundo tenem os la co n c i e n c i a d o r m i da;
aquí debemos despertarla, si es
que de verdad queremos dejar
de soñar y vivir conscientes en
los mundos superiores.
La persona de conciencia
despierta mientras su cuerpo
reposa en su cama, vive, trabaja, actúa consciente en los
mundos superiores.
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La persona consciente no tiene problemas de “desdoblamiento astral”, el problema de aprender a desdoblarse a voluntad es tan sólo
para los dormidos.
La persona despierta ni siquiera se preocupa por “aprender a desdoblarse astralmente”, vive consciente en los mundos superiores mientras su cuerpo físico duerme en la cama.
La persona despierta ya no sueña. Durante el reposo del cuerpo
vive en esas regiones donde la gente anda soñando, pero con la conciencia despierta.
La persona despierta está en contacto con los Maestros de la
Gran Logia Blanca, visita los Templos de la Gran Fraternidad Universal
Blanca, se entrevista con su Gurú, mientras su cuerpo duerme…
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EL MANEJO DE LA ATENCIÓN CONSCIENTE
Si bien la íntima recordación de sí mismo de momento en momento
es fundamental para despertar la conciencia, no lo es menos aprender
a manejar la ATENCIÓN. Debemos comprender, realmente, lo que es
la atención consciente y el importante papel que juega en el despertar
de la conciencia.
La posibilidad de estados más elevados de conciencia en el hombre
depende precisamente de ciertas materias o energías finas que produce el cuerpo, siendo sometidas a su atención. Nosotros comemos y
bebemos, y todos los procesos de la digestión son procesos de sutilización de los alimentos, en los que las materias groseras se convierten
en materias y fuerzas sutiles.
La materia fina de que hablamos se puede entender como el producto final de esta sutilización en condiciones normales. La energía
creadora es el resultado final de la transformación de los alimentos. La
energía creadora es el tipo de materia y de fuerza más sutil, elaborada
por el organismo.
A diferencia de la carne o la sangre, que se componen de células,
esta materia se puede visualizar como en “estado molecular” –esto
es, como en un estado análogo al de los gases o los perfumes. Es, así,
extraordinariamente volátil, inestable y difícil de contener. Pero en el
caso del hombre esta materia fina está sujeta a un control psicológico,
y este control psicológico es la ATENCIÓN. Combinada con la atención, esta energía deviene el vehículo potencial para el despertar de
la conciencia.
Debemos saber que en el estado ordinario del hombre –esto es,
obrando mecánicamente en el mal llamado estado de Vigilia– esta materia fina sigue las leyes que gobiernan a toda materia libre en estado
molecular: se difunde desde él en todas direcciones o en las direcciones que le “cogen la atención”. Tan pronto como es fabricada, esta
materia fina sale a través del hombre en una u otra forma, pues para
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contenerla o para acumularla se requiere una voluntad que normalmente no posee y que produce una tensión interior que sólo puede
mantenerse con auto–conocimiento y auto-control grandes.
Esta difusión de la energía fina del hombre desde él mismo, toma
muchas y variadas formas. Puede salir de él normalmente como energía sexual; o puede explotar desde él como ansiedad o irritación; o
como envidia, o auto-compasión… Y más comúnmente que todo esto,
sencillamente se difunde desde él para crear los curiosos estados psicológicos de los que hemos hablado, la “identificación” y la “fascinación”, en los cuales un hombre pierde por completo su identidad ya en
una conversación, en una tarea, con un amigo o con un enemigo, un
libro, un objeto, un pensamiento, una sensación, etc. Esta “fascinación”
es sencillamente el efecto del discurrir hacia fuera de la materia fina de
un hombre, en una dirección determinada por su tipo y personalidad, y
que arrastra “su atención” con ella.
Si sabemos poner atención consciente, podemos ahorrar energía
creadora. Tengamos presente que donde quiera que dirijamos la atención, gastamos energía. De esta forma, podemos distinguir tres categorías en el gasto o difusión de la materia fina.
Primera: Cuando la corriente vaga hacia el exterior distraídamente de uno
a otro objeto, de la vista
al oído, y al pensamiento,
a medida que uno u otro
fenómeno nos coja la atención.
Segunda: Cuando la corriente puede ser atraída
hac ia fuera p or a lgo q ue
ejerce una fuerte atención:
una persona que lo divierte, una persona que lo irrita, un libro que le interesa,
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una labor artesanal, un trabajo, una música agradable, y así sucesivamente. Estas dos primeras categorías del discurrir de la energía, hacen
que ésta siempre se pierda hacia el exterior.
Tercera: Por último, por un esfuerzo de atención consciente, la corriente puede ser retenida interiormente en la dirección deseada, sin
que se pierda en cualquier identificación.
Podemos ahorrar esa energía si divi dimos la atenci ón, si no nos
identificamos con las cosas, con las personas, con las ideas. Cuando
nosotros nos identificamos con las personas, con las cosas, con las
ideas, nos olvidamos de sí mismos y entonces perdemos la energía
creadora en forma lastimosa.
Es urgente saber que necesitamos ahorrar la energía creadora para
despertar conciencia, y que la energía creadora es el potencial viviente, el vehículo de la conciencia, el instrumento para el despertar.
La atención consciente excluye siempre eso que se llama “identificación”. Cuando nos identificamos con las personas, con las cosas,
con las ideas, viene la fascinación y ésta última produce el sueño en la
conciencia.
¡HAY QUE SABER PONER ATENCIÓN, SIN IDENTIFICACIÓN!
En la lección anterior enseñamos la división intencionada de la atención
entre uno mismo y el mundo exterior. Mediante larga práctica y el ejercicio
constante de la voluntad y del estado de alerta, a la materia fina no se le
permite que flu­ya ininterrumpidamente en una dirección, sino que es dividida: una de cuyas partes es retenida en uno mismo, mientras que la otra
se dirige al exterior, hacia aquello que pueda uno estar haciendo, diciendo
o estudian­do.
Mediante la división de la atención, el estudiante aprende a “darse cuenta” de él mismo cuando habla a otra persona, de él mismo mientras perma­
nece en determinado lugar, de él mismo actuando, sintiendo o pen­sando
en relación con el mundo exterior…
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Sin embargo, hay un hecho curioso en el trabajo psicológico de
la división de la atención, que se conecta con el EJERCICIO que hoy
vamos a proponer. Este hecho es el siguiente: “Aunque es extraordinariamente difíci l divi dir la atenci ón de uno en dos, es mucho más
posible dividirla en tres”. Es decir, aunque es extraordinariamente difícil
recordarse uno mismo y, simultáneamente, el medio ambiente de uno,
es mucho más posible recordarse uno mismo, el medio ambiente de
uno, y alguna cosa más.
Todo esto obedece a una Ley Cósmica. En nuestros estudios decimos que ningún fenómeno puede ser producido por dos fuerzas; cada
fenómeno y cada resultado real requiere la acción de tres fuerzas (esto
obedece a La Ley del Tres,
que en su momento estudiaremos detenidamente).
De hecho, la práctica de
recordarse a sí mismo o la
división de la atención se
conecta con el intento de
producir un determinado
fenómeno: ESTABLECERSE
EN EL TERCER ESTADO DE
CONCI E NCIA (la AUTOCONCIENCIA). Es por eso
que para lograrlo, la atención debe ser dividida no
en dos, sino en tres. Debe
dirigírsela simultáneamente
a uno mismo (el sujeto del
experimento), a la s i tuación a la cual el sujeto está
expuesto en el momento y,
finalmente, a algo permanente que se mantiene en
un nivel más elevado que
ambos y el cual puede resolver la relación entre los
dos opuestos).
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LA CLAVE S.O.L.
Los estudiantes gnósticos deben aprender a dividir la atención en
tres partes:
-SUJ ETO.
-OBJ ETO.
-LUGAR.
La atención dividida en tres partes (Sujeto, Objeto y Lugar), es de
hecho atención consciente.
SUJETO: Íntima recordación de sí mismo de momento en momento.
No olvidarse de sí mismo ante ninguna representación, ante ningún
acontecimiento.
OBJ ETO: No identificarse con cosa alguna, con circunstancia alguna; observar sin identificación, sin olvidarse de sí mismo.
LUGAR: Observación rigurosa del lugar donde nos hallemos, preguntándose a sí mismo: “¿Qué lugar es éste? ¿ Por qué estoy en este
lugar?”. Dentro de este factor Lugar debemos incluir la “cuestión dimensional”, pues podría darse el caso de encontrarnos realmente en la
cuarta o en la quinta dimensión de la Naturaleza durante el momento
de observación. (Debemos saber que la Naturaleza tiene 7 dimensiones fundamentales, idea que estudiaremos en la siguiente lección).
Dentro del mu n do tr i d i mensional (o tercera d i mensi ón de la
Naturaleza, en la cual vivimos y nos desenvolvemos) impera la ley de
la gravedad. Dentro de las dimensiones superiores no existe esta ley
tal como la conocemos en el mundo físico (entonces se puede flotar y
volar en el espacio).
Al observar el lugar no debemos olvidar jamás la cuestión de las
7 dimensiones de la Naturaleza; conviene entonces preguntarnos a sí
mismos: ¿En qué dimensión estoy?, y luego es necesario a modo de verificación dar un saltito lo más largo posible con la intención de flotar
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en el ambiente circundante. Es lógico que si flotamos es porque nos
encontramos fuera del cuerpo físico. (No debemos olvidar jamás que
cuando el cuerpo físico duerme, el Ego con los cuerpos lunares y la
Esencia adentro, ambula inconsciente como un sonámbulo en el mundo molecular, el mundo astral).
La división de la atención en tres partes (SUJ ETO, OBJ ETO, LUGAR),
conducirá a los aspirantes hasta el despertar de la conciencia.
Muchos estudiantes gnósticos después de acostumbrarse a este
ejercicio (a esta división de la atención en tres partes, a estas preguntas, a este saltito, etc.) durante el estado de vig i lia de momento en
momento, resultaron practicando el mismo Ejercicio durante el sueño
del cuerpo físico, cuando realmente estaban en los mundos superiores,
y al dar el “saltito experimental”, flotaron deliciosamente en el ambiente circundante; entonces despertaron conciencia; entonces recordaron
que el cuerpo físico había quedado dormido en la cama y llenos de
gozo pudieron dedicarse al estudio de los Misterios de la Vida y de la
Muerte, en las dimensiones superiores.
Es apenas lógico decir que un Ejercicio que se práctica de momento
en momento, diariamente, se convierte en un hábito, en una costumbre que se graba tanto en las distintas
zonas de la mente, que después se rep ite automáticamente, instintivamente
durante el sueño cuando estamos fuera
del cuerpo físico y, asombrados, el resultado es el despertar de la conciencia.
Querer vivenciar las grandes realidades de los mundos superiores sin haber despertado conciencia aquí y ahora, es marchar por el camino del error.
El despertar de la conciencia origina
el desarrollo del “sentido espacial” y la
experimentación de eso que es lo real.
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CONCLUSIÓN:
Hay que despertar, amigos, y aprender a vivir alertas de momento
en momento. Es impostergable dividir siempre la atención en tres partes: primera, SUJETO; segunda, OBJETO; tercera, LUGAR.
SUJETO: No olvidarnos de sí mismos, auto-vigilarnos a cada segundo, a cada momento; esto implica el estado de alerta en relación con
nuestros pensamientos, gestos, acciones, emociones, hábitos, palabras,
etc.
OBJETO: Minuciosa observación de todos aquellos objetos o representaciones que por medio de los sentidos llegan a la mente. No debemos jamás identificarnos con las
cosas, porque así es como cae
uno en la fascinación y el sueño
de la conciencia.
LUGAR: Observación diaria de
nuestra casa, de nuestra recámara,
de los lugares donde nos encontramos, como si fuera algo nuevo.
Preguntarnos diariamente a sí mismos: ¿por qué he llegado yo aquí,
a este lugar, a este me rca do, a
esta of icina? ¿ Estaré en el mundo
físico, o estaré en el mundo astral?
etc., etc., etc. Y dar el saltito experimental…
A l p r i n c i p i o d e p r ac t i c a r l a
CL AVE D E S.O. L . se necesita de
una recia disciplina para estar con
la atención dividida en tres partes;
más tarde, con la práctica, esto se
vuelve completamente instintivo y
se trabaja casi automáticamente.
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EXPERIENCIAS CON LA CLAVE S.O.L. DEL MAESTRO SAMAEL
Era yo muy joven todavía, un tierno adolescente, cuando practicaba en forma instintiva el maravilloso ejercicio aquí citado. En instantes en que platico con ustedes esto, me vienen a la memoria dos casos
especiales que voy a relatar...
Primero: Una noche de tantas entraba por las puertas de una maravillosa mansión; silente atravesé por un hermoso jardín hasta llegar
a una fastuosa sala. Movido por un impulso interior, pasé un poco
más allá y penetré osadamente en un despacho de abogado.
Ante el bufete hallé sentada a una dama de regular estatura, cabeza cana, rostro pálido, labio delgado y nariz roma. Era aquella señora
de apariencia respetable y mediana estatura. Su cuerpo no era muy
delgado, pero tampoco demasiado gordo. Su mirada más bien parecía
melancólica y serena.
Con voz dulce y apacible, la dama me invitó a tomar asiento ante
el escritorio. En tales instantes, algo insólito sucede: Veo sobre el bufete dos mariposas de vidrio que tenían vida propia, movían sus alas,
respiraban, miraban, etc., etc., etc. El caso, por cierto, me parecía demasiado exótico y raro: Dos mariposas de vidrio, ¿y con vida propia?
Acostumbrado como estaba a dividir la atención en tres partes, primero, no me olvidé de mí mismo; segundo, no me identifiqué
con aquellas mariposas de vidrio; tercero, observé cuidadosamente el
lugar. Al contemplar tales animales de vidrio me dije a mí mismo:
“Esto no puede ser un fenómeno del mundo físico, porque en la región
tridimensional de Euclides jamás he conocido mariposas de vidrio con
vida propia. Incuestionablemente, esto puede ser un fenómeno del
mundo astral”.
Miré luego en mi derredor y me hice las siguientes preguntas: “¿Por
qué estoy en este lugar? ¿Por qué he venido aquí? ¿Qué estoy haciendo
aquí?”
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Dirigiéndome luego a la dama, le hablé en la siguiente forma:
-”Señora, permítame usted salir un momento al jardín, que luego
regresaré”. La dama asintió con un movimiento de cabeza y yo abandoné por un instante aquel despacho. Ya fuera, en el jardín, di un
saltito alargado con la intención de flotar en el ambiente circundante;
grande fue mi asombro cuando verifiqué por mí mismo que realmente
me hallaba fuera del cuerpo físico. Entonces comprendí que estaba
en astral. En tales momentos, me acordé de que hacía largo tiempo,
varias horas que había abandonado mi cuerpo físico, que éste, incuestionablemente se hallaba ahora reposando entre su lecho.
Hecha la singular comprobación, regresé al despacho donde la
dama me aguardaba. Entonces quise convencerla de que estaba fuera
del cuerpo físico.
-”Señora -le dije-, usted y yo estamos fuera del cuerpo físico; quiero
que recuerde que hace unas cuantas horas se acostó a dormir en la
cama; ahora se encuentra aquí platicando conmigo fuera de su cuerpo
físico, pues sabido es que cuando el cuerpo duerme, la Conciencia,
la Esencia, desafortunadamente metida entre el Ego, anda fuera del
vehículo corpóreo”.
Dichas todas estas palabras, la dama me miró con ojos de sonámbula, mas no entendió; yo comprendí que aquella señora tenía la conciencia dormida... No queriendo insistir más, me despedí de ella y
abandoné el lugar.
Segundo caso: Después me dirigí hacia California, con el propósito
de realizar ciertas investigaciones importantes... En el camino, encontré a un desencarnado que en vida había sido cargador de bultos
pesados en los mercados públicos; el infeliz, llevando sobre sus espaldas un enorme fardo, parecía sufrir lo indecible... Acercándome al
difunto, le dije:
-”Amigo mío, ¿qué le pasa? ¿Por qué lleva usted sobre sus adoloridas espaldas ese fardo tan pesado?” El desdichado, mirándome con
ojos de sonámbulo, me contestó: “Estoy trabajando”.
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-”Pero señor -le insistí-, usted ya murió hace mucho tiempo, esa
carga que lleva sobre sus espaldas no es más que una forma mental,
abandone eso”...
Todo fue inútil; aquel pobre muerto no me entendió; tenía su conciencia demasiado dormida... Queriendo auxiliarle, floté a su alrededor en el medio ambiente circundante con el propósito de alarmarle,
de hacerle entender que algo raro estaba sucediendo en su existencia;
de hacerle saber en alguna forma que estaba muerto, etc., etc., mas
todo fue inútil. Posteriormente, hechas las investigaciones de rigor,
regresé a mi vehículo físico que yacía dormido entre el lecho.
Pregunta de un estudiante: Maestro, con relación al ejercicio de
la división de la atención en tres partes que se hace aquí en el mundo
físico, ¿cómo es que puede repercutir en el mundo astral si son dos
mundos totalmente diferentes?
Respuesta: Amigos míos, si observamos la vida de los sueños normales, comunes y corrientes, podremos ver el hecho concreto de que
muchas escenas del sueño, corresponden a las ocurrencias de la vida
diaria, a los hechos que aquí mismo hemos vivido en el cuerpo físico,
a los actos de cada momento.
Como consecuencia directa de esto que estamos afirmando, podemos enfatizar la noticia de que el ejercicio de la División de la
Atención en tres partes, se repite también como en el caso de los sueños, en aquellas horas en que la Esencia embotellada entre el Ego se
encuentra fuera del cuerpo físico.
Creo que ustedes no ignoran que cuando el cuerpo duerme, la
Esencia, embotellada entre el Ego se aleja del cuerpo físico. Así pues,
si nos acostumbramos a practicar tal ejercicio aquí en el mundo físico,
de instante en instante y de momento en momento, después lo repetiremos instintivamente durante las horas del sueño y el resultado será
el Despertar de la Conciencia. Entonces podremos ver, oír, tocar y
palpar las grandes realidades de los mundos internos…
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PRÁCTICA RECOMENDADA:
-Le aconsejamos que para comenzar practique la Clave SOL como
mínimo 7 veces al día. Puede tomar nota de ello en una pequeña libreta de apuntes, para llevar un control y repasarla al final de la jornada.
-Cada vez que haga la Clave SOL detenga su tren de vida cotidiana,
y dirija conscientemente su atención al SUJETO, OBJETO y LUGAR, tal
como se ha enseñado en esta lección.
-No debe hacerlo mecánicamente, tómese el tiempo que necesite
para hacer bien cada acto de Clave SOL.
-Esto debe hacerlo durante 7 días seguidos, lo que sumará un total
de 49 Claves SOL realizadas. Esta es una buena forma de comenzar
esta práctica. Después de este periodo disciplinado de 7 días, usted
podrá repetir tantas veces como quiera al día, la Clave SOL.
-Lo importante es que se grabe este acto de voluntad en su mente,
de modo que se repita instintivamente durante las horas del sueño, y
logre así despertar conciencia en los mundos internos.
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