·.4 •, .1 ), QUE )EN LAS EXEgUIü TBIBUTADU A LA INMORTAL MEMORIA DEL PRONUNCIO EN LA IGLESIA DE el B.·P Leet.r 'r. Bd"ordo Fa~ ••e* reli • 0 de oque"" urde••, el Sde re6rero .1'•• de 6846• • BO"OT"':=ln:p~.u:'l'.&.,_~~ ' ... \ •. , ('J l../-\¡" - "'--- Ut: LA I\IBlIOT:è'::A (" AT ,~:.,.~ I'LPvlJ~l~ llJl)AN:';-~ARAt~(jO ll.T.OGACION (:'11.&. ••••.• .&. Algunus del ESCL.\RI;Cmo P.\TRIOTA CORO:ŒL descosas de tributar ú. su memoria un grato recuerdo por los grandes é importantes servicios pres. tados á su patria i á sus cODc:urludanos; le consagraron Ull relijioso homenaje en la iglesia de Predicadores con la mejor solemnirlud posible. En medio de la vistosa tumba, decorada con todos los trofeos de la muerte i de la guerra, se hallaba. colocado el retrato del singular l'íEIRA, entre dos graciosos jenios; i ú. la parte sllperior de un enlutado i rico sepulcro, sc encontraba el símbolo de gratitud con qlle la belleza adornó las sienes del héroe de Buenavista: aI pié del mismo sepul. era descansaban las temibles armas espada i lanza. que solo empuîiab:\. ci valiente NI~m.\ en defcnza de las instituciones de Sil patria: en la parte inferior de este augusto túmulo sc veia la estatua de una enlutada jóven coronada de laureles, \}lIe representaba á la :;'¡-ucva Granada sumcr.J-i-da en el mas acerbo dolor; áeia los costado>". en suntuosos bastidores, se figuraban unas columnas de órden jÚnieo sobre cuyos capiteles descansa han dos medius naranjas, en cuya cima se ostentaùan la justicia i la fortaleza que animaron siempre al héroe granadino. Varias otras estatuas alucivas al mérito i al valor rodeaban esta tumba sagrada: á las mismas virtudes fueron dedicados algunos rasgos poéticos i prosú.icos que ocupaban las bases de las columnas del templo, entre cuyas producciones del arte habia varias, debidas al sublime injenio de algunas jóvenes bogotanas; la artificiosa penumbra de la iglesia, lo grave i armonioso de la música i del canto, i el recuerdo de tan irreparable pérdida producia las mas fuertes emociones de sentimiento en todos los espíritus enlutados: asistieron á este piadoso aeto los IIlmos. Señores Arzobispo de Bogotá i Obispo de Antioquia, Monseñor Internuncio Apostólico, los señores Vicepresidente de la República, Secretarios de E':ltado j varios empleados i multitud de convidados. JUA:'i JOSg amigos ;\'EIRA ( 4 ) , •• Otn.16••• le 161••••• prœ6e, e.e •••,,'''''' 6•• i~oruni opèru •••• EN TODAS LAS COSAS DECHADO DE BUENAS OBRAS. MUESTBATB À TI SAN PABLO A TITO MISMO CAP. CO:110 2. v. 7. Señores Exmo. é IIImo: algunos oradores se habrán visto qui. zas en el duro conflicto'de ofender á la verdad exajerando hecho!!' ¡nsustanciales, ó empleando' un caudal e!lcesivo de colores es. traños para hacer resaltar el opaco mérito de aquellos perso. nlljes cuyas hazañas se proponian ensalzar. Pero felizmente yo no temo incllrrir en semejante defecto, cuando impelido solo del amor sincero que siempre he abrigado en mi corazo n, respecto de las almas grandes i solidamente virtuosas, vengo' hoi li ocupar este puesto sagrado, seguro de no aventurar una sola esprœion quI:' pueda profanarle. i Pero cual es mi designio 1 . j Ah ! Vosotros bien lo sabeis. Trasmitir á la posteridad el nombre ilustre de aquel héroe sin segundo, las espléndidas i raras virtudes de aquel hombre estraordinario, en cuya vida. se fincaban nuestras mas lisonjeras esperam'.as; pero cuya infausta i temprana muerte sumió á la capital de la Nueva Granada en un abismo de dolor, en un piélago de lágrimas i de inconsolahles jemidos. Si, todo este aparato sombrío que tencis á la vista, aquel tÚmulo melancólico que está. ~ecihiendo vuestros suspiros, el lánguido resplandor que despiden las trémulas luces que le rodean, las fúnebres plegarias del sacerdocio que por mas de nna .hora han ocupado el recinto de este santuario venerable, elevándose reunidas hasta el trono del Altísimo; i la imájen de la mas profunda tristeza que advierto marcada en vuestrossemblantesj son todas patéticas demostraciones con que h\ noble sensibilidad ~l pueblo bogotano se esfuerza á ma. nifestar la dura pena, la escesiva congoja que le oprime por la pérdida htmentable que sobrevino á toda la RepÚ. blica en la madrugada del dia 7 de enero. Dia, para noso. tros, de funesto recllcrdo por el triunfo desastrado que en él obtuvo la muerte sobre la preciosa vida del ínclíto, del magnánimo coronel JUA:V JOSE NEIRA. Los incendios puros del' amOr patrio, que siempre traian rmardecido su pecho; inmolaron al fin esta víctima jenerosll.' en las aras del honor i de la justicia, habiendo següido hasta la muerte ( como perfecto cristiano) la senda trazada por el Espíritu Santo en cI . EclesiÜ};tico: pro Justicia agonizare ..• rt usque ad mortem certa pro justitia. La parca inexorable. (~ortando por medio la brillante cadena de sus años, burló ( 5 ) lu esperanzas de un pueblo, que anhelahn. conservarle en su seno, como al mas firme apoyo de sus garantías, no solo políticas sino tamhien relijiosas. En el silencio de la noche, cuando todos los habitantes de la ciudad reposaban en la confianza ilusoria de que su salud se iba restahleciendo. de una manera positiva, un ataque imprevisto arrastra su vIda al último período: recine el golpe fatal que pone término á 8U gloriosa carrera; apenas le deja tiempo para reiterar en manos de un sacerdote la profesion de su fé católica quo jamás llegó á desmentir. Aquel cuerpo gallardo, que parece haber sido formado pam trono del valor, estenuado por las fatigas de la campaiia, cuhierto de honrosas .cicatrices, manando todavía sangre las heridas recibidas en Paipa i Buenavista, exhala el último aliento, con aquella fortaleza i se. renidad propias de un héroe cristiano. Su espíritu denodado se traslada gozoso á una mansion pacífica, libre de los quehrantos que acá en la tierra hacen molesta la vida. Pero la grata memoria de sus virtudes, revestida con los caracteres de la inmortalidad, se perpetuará de jeneracion en jeneracíon, mientras existan en este pai':! justos apreciadores del mérito. Mas para cumplir con el deber que me impuse de confirmar los justos motivos que tuvo el pueblo de Bogotá para regar, con sus lágrimas el cadáver i la tumba del coronel :VEIRA, trazare un lijero, i corno es natural, Imperfecto bosquejo de In.s mas relevantes prendas que distinguieron á esteinsi~nc i venerable compatriota nuestro. Vcreis puntualmente óhser. vada por él aquella importantísima exhortacion del Apóstol: sed siempre' un vivo dechado i ejemplar de buenas' obra". In omnibus •••••••• Efp.ctivamente señores; en ci onùnoso reinado dcl egoismo, de la perfidia i de la ambicion,el coronel :';'ErnA fué para le':! granaùinos un modelo sin ejemplar del mas pill'O i desinteresado patriotismo. En un siglo como el nuestro, marcado con el espíritu deirrelijion i libertinaje, apareció siempre el coronel XF.IRA como un modelo intachahIe del mas acendrado catolicismo. Si tengo la fortuna de probar estas dos proposiciones, habré logrado igualmente acreditar la esacta aplicacion de mi thema: In omnibus •••• Daré principio á la primera. , Todo se altera, todo se corrompe, de todo se abusa en el mundo. I causa no poco asombro ci jeneral convencimiento' de que la ig-norancia, ó mas hien, la perversidad de muchos se esfuerza cada dia á profimar hasta el mismo nombre 'de las virtuebs, que por su orijen divino i por su candor intrínseco, dehieran permanecer incontaminadas. Entre nosotros la'voz' patriotismo se ha corrompido i desfigurado con tul escesoque convertida. hoi en una esprcsion vaga, jen'érica i acomodaticin, se adapta tor¡wmente aUIl para cubrir i disfrazar, con su (6 ) respetable manto, las intrigas, la ambicion, la perfidia i (h~°mas conatos innobles. Serán rarísimas las veces que se haya. tomado esta palabra cn su estricto i riguroso sentido. Fastidiados lde oir preconizar por todas partes merccimientos patri6ticos, i compunjidos al mismo tiempo nuestros corazones al contemplar ci estremo de ruina, de abandono, de inmoralidad i disociacion en que se encuentra nuestro des. graciado pais, nos confundimos, no pudlCndo conciliar dos estremos tan opuestos; porque del mismo modo que son incompatibles la luz i las tinieblas, lo son igualmente el estado de alarma i de conmociones intestinas, con los jenerosos sentimientos de un pucblo patriótico. Es un hecho incuestionable, que en las naciones donde rcina el patriotismo, ci órden, la paz, la bucna fé, la prosperidad, parcc,e que so clisputan la supremacía de hacer fcliccti á los ciudadanos. :en donde hai patriotismo, se desconoc:c el horrendo crimen de robelion, i se guardan relíjiosamente los juramentos. En donde hai patriotismo, los hombres de todas clases viven siempre con!ll\gl'arlos al trabajo, pcrfeecionando la industria, i no como tropa~ de pordioseros, mendigando destinos para a.dquirir una subsistencia precaria. En donde lmi patriotismo, las rentas públicas no son consideradas corno el patrimonio de algunos intrigantes imbéciles, pero afortunados. En dondo hai patriotismo, no se hace un vergonzoso monopolio de los empleos lucrativos. En donde hai patrioti:-;mo, las autoridades civiles i eclesiásticas son respetadas i obedecidas. En donde hai patriotismo, los lejisladorcs del pueblo consultan los arcanos de la sabiduría i de la prudencia, i no las novclcrías rid(culas i perjudiciales que caracterizan al siglo. En donde hai patriotismo, jamás se descubrirá el parto monstruoso de leyes impolíticas 6 dccretos temerarios que ajiten la discordia, que ataquen las bases del edificio social, i que autol'izen el sacrilejio. Aplicad señores estas reglas sencillas á la historia bien conocida de nuestra República, i fallad sobre ci patriotismo de vuestros conciudadanos. jj O cuanto temo que os veais precisados á confesar, aunque con dolor: que entre nosotros los que decantan mas patriotismo, l'on los que mas han elevado su fortuna sobre las ruinas del Plleblo: los que han gozado por mas largo tiempo sueldos crecidos, sin merceerlos: los que mayores intrigas i patrañas han forjado en las asambleas, para contrariar el espíritu público, i para hacer de la Nueva Granada un segundo laberinto de Creta: los que ....•••• Pero corramos un velo sobre este cuadro tenebroso. Me rué indispensable descubriro.., una pequeña parte de su fondo, para hacer que entre las negras sombras que le rodean, sobresalgan con JJlas esplendor i bizarría los vistosos colores que esmaltan ci o o , ( ) Ilmtotipo de Jas virtudes patrias. i O NEIRA prodijioso, vatan pl'ivilcjiado!: vos solo merecisteis orlar vuestras sienes eón 1011 inmortales hlasones íl que os hizo acreedor un patriotismo no lile nos suhlime que desinteresado. A vos solo se dehe de justicia. d magniííco timbre de patriota grande por exeleneia. Solo vag disteis C!I Granaùa el herÓico ejemplo de sacrificar vuestro reposo, vuestra fortuna, vucstra sangre, i últimamento vuestra vida I'll dcE~nsn de los derechos del pueblo, sin prometeros Illas I"ccornpens.."1.que el amor, la gratitud i las lágrimas de vllestrGS conciuùadanos. V cd ahí señores, al nuevo l\lacabco Clue prefirió sacrificar mil veces su viùa en el campo de batalla mas bien que sobrevivir á las desgracias que amena. zaran á 8U patria. "JlleZior est mori in bello, quam videre 1I/rila gentis nostrœ. j Cuantas vcces, inflamado de celo i de p.ntusiasrno, esciamó: "para que ID.-'l trastornadores, enemigos de la pública fdicidad, logren un triunfo completo, tendrán que pasar primero por sollre mi cadáver. j Qué grandeza de alma! i Qué nobles sentimientos! j Oh! si me fuese dado escnlpirlos con mar(:aH indelcbles en las láminas de vucstros corazones! Entre los hérœs mltS I.atablcs i famosos, eu yas proeza.!! nos rf'comiend,lla historia, hullo muchos, si no la mayor parter que al principio i medio de su carrera, brillaron como astros de pri. mem magnitud, llenos (;e méritos sobresalientesr colmados de ¡¡l'lausos i dc hOl'al'f's; pero que al declinar los últimos años de Sil ,-ida, se hallaron ril, destituidos de aquel esplendor pasajero <¡Ile poco antes los había deslumbrado; sus glorias eclipsadas, ú eslinguiclus dcl todo, tal vez por algunas demasias {~n que incurrieron, ó por los maléficos conatos de la envidia que todo lo mancha i uesfignru, (¡ porque la natural incons. tancia i ve-r;:atilidud dd pueblo olvidó mui pronto cuanto les debia. Estas esee-n~s han slllo i son tan frecuentes en el mundo, que Cornelio TÚcito hace consistir la insigne felicidad de Agrícola, Cil :!J.bcr mll~r~o con l,lmismo m;mclO i consideraciones qtle mereció en \'i(:a. 1'c,o c:, ci~rto, sCJ~orcs, qlle ni Agrícola, ¡Ú ~l:r<::JO (l-:: lo:; pocos qll:) 1:<111 logrado con n este rllro priYi!(,j:0, l1c:.;a:·cn il se. tan dichosos como el inmortal coronel J"G'\'I Jo~n ;'\1;¡-o.,\. S;, l\Em.\ filé grande ensu vida, mas grande en Sil mllert~, i 8:-,ximo rep05a;¡do en la tumba. Una rápida (~~c'da sobre la h ¡'-t::1'::1 (le cs¡~) atleta siempre admirablc~ f..1CITiprebendecido i :tm:ttlo, s2ní. suficiente comprobante de ('~ta verdad, que Iludiu se atnwcrá Íl desmentir. En óruen Íl su n:¡ci:'1iento, il la nohleza i demás proro. p;ativlls hcreùitarias qlle (;¡stinguicron Ú SllS projenitorcs, me ('onte:¡taré con deei. del corond N EIRA, lo que cI doctísim(J Arias Montn.no dijo, hahlando de Josué, esto es, "que aquel ti\mœo caudillo dc los Israchtas, antes r¡IIC la fortunal ó mas ( à ) b~n la mano de Dios, lo hubiese ensalzado á la cumbre del honor en que se vió constituido despues de la muerte de Moisés. eEl lIanió siempre en las Escrituras hijo de Num, corno para recomendar su persona por los títulos de fiunilia. l\fas luego que su' dignidad, su valor, sus victorias le adquirieron grandes mèritos personales, quedaron ya como obscurecidos, i no vol. vic ron á mencionarse Jos de su prosapia." Solo para dojiar á una persona 'lue carece absolutamenta de -mérito, i de recomendaciones individuales, puede recurrirse al boo.to,á ln nobJeza de oriJen, á los empleos distinguidolil 'lue obtuvieron lilU8antepa:;;ados. Pero esto es indigno de aquel espíritu jiguntezco que, ayudado de sus propios csfucrzos, logró' cÓlocar sus pinntas sobre la encumbrada cima de la gloria; elevado por sus heróicas virtude!'! i singulares merecimientos nI mas alto grado de honor i de grandeza. i; Quien podrá disputar _al héroe de los h{:roes granadinoli la preeminencia en el jeneroBo desinterés con que prestó á su patria los mas importantes servicios 7 En el aiio mismo enque se proclamó la independencia del pais, cnando muchos ~ habian emiquecido, i agota han en profusiones el tesoro }lilblicÓ, NP.IRA que apenas contaha cntonces 18 años, nombrado IlÓr el' gobienlO de Tunja capitan de las milicias de Gunchetáj Lengunsaque, sostenia con sn peculio un J.liquete permanente de 25 hombrcs. l~n el año de 19, cuando las nrrmr!r bticanas arrojaron del tC3rritario las huestes pcnin~ulares, algunoS que. nada hahian perdido, durantc los tres afios de aquella sangrienta dominacion, conlo1iguieron, en recompensa de sm!' verdaderos ó supuestos sacrificios, haberes militares de mucho vllIor, tuf \'e7. con grave detrimento de sus lejítimos dueños. Pero cI virtuoso N f:m.\ que habia ahandonado intereses de eonsidemoion, marchando incorporado á los restos del ejército que '~lUigrnban: N:EffiA, que en Jas mortíferas i desiertas Ilanums do' San Martin i Casanare, habia sufrido, con entercza i resignacion, las mas inauditas penalidades: NErRA, que cual otro Leonidas, soguido de unos pocos valientes, habia embestido al formidable ejército enemigo, á corta distancia de la capital: N}]IB~ cllya fortuna se hahia arruinado con la p••rmanencia de !as tropas espedicionariasj luego que se huho medio organizado III gobierno nacional, solo cuidó de recuperar, sin estrépito, los l~agos que quedaban de su antigua pertenencia. I no. bien los hahia arrtlglado, marcha cspontáneamcntl' á la campaña dcl Snr, costeándose en todo de su holsillo, sin admitir sueldo alguno, ni aun lo que se llama raciùn. Dcspucs de haberso distinguid'O por su natural intrcpidéz i denuedo en la batalla de Pitn.yó, el mal estado on- que i!e encontraba su salud, Je precisO. Ú regT-csarse ¡isu casa, n~ pa~a vivir 0-11 la in~ccion~ l1.Jimcniándosc á cspcnsas del erano, ~UlQ para proporcIOnar a. "1"'" (~ ) familia todos los rCC\ll'S03 de que cU;'ccia, trahajando PCI'Bonalmente, como otro Cincinato, en la cultura ùc sus campo~; i mejora de su hacicnda; contriuuyendo ul mismo tiempo COli lIUS donativos i demás pensiones unerusas, del modo (IUC lo cxijian lus urjencia:; ~eI Estado. Jumás pretendiú empleo honorifico, ni productivo; i cn los que sc le ouligú á ùesempciiar, sc manejÓ con tanto ucierto, con tal rect1lud, prouidad i desintcrC:!, que pucde ¡b0gmarse sin J1ondcracion: qlle N~:IR.\ nunca quiso honrarse con lo;; dcstinos, pero que siempre honró los destinos que se b confiaron. Grande ru;) sin duda el amor que tuvo á su esposa i á sus hijos; bien conocida su decision por las tar('as inocente.'i del campo, no menos que por el dulce reposo de la vida pri. vada. Mas cuando la palria se vé amenazada dc algun peligro inminente, N¡·;uu todu lu au:m(lona; la voz imperiosa del deber le hace olvidar en aquellos in,;tantes los mas caros objetos dc su corazon. Su celo patriútico le enajena: cmbraza su tcmiblu lanza, i vuela á salvar del naufrajio la navccilla del Estudo. La¡; primeras miradas que arroja sobrc ci pueblo son presajios seguros de la victoria. :::lu presencia es una nube eléctrica que ajita i cnardece los ánimos de cuantos le roùcan; lo;! ciudadanos de todas clases invoean su nornure con rcspetuo~o entusiasmo, i contemplan cn su" ojos dos rayos e"terminadorc;! de los enemigos del (¡rden. Se dirjje al campo de batdla COll la serenidad d~ un AniLm!: un OCl'.!to presentimiento le asegura, que lIO neces:ta espOlieI' las vi(la.~, Si.lO de mui pocos guerreros para conseguir ci triunfo, i el éxito lo acredita. Al Jado de NEIRA todos se creén invulnerab'es: jnnto á NEnL\ ninguno CH coharde. :iIas i oh fatalidad indecible! i En todo;! los comuates una bala sacrílega rompe sus venas i quebranta alguno de sus huesos! Pero no importa; el h6roe disimula su dolor: sus heridas no se notan, sino despucs que muchos de Jos rebeldes han mordido el pol\'o, i desaparecido el resto llen'Os de espanto i de tcrror. Lejos de acolmrdarle las agudas dolencias de la llaga que martiriza su cuerpo, una graciosa sonrisa anuneia el no:)lc placer q¡IC esperimenta su alma, por haber añadido á la patria un nuevo sacrificio de su sangre. i Queridos compatriotas! i I este cs ci hombre que· acahamos de perder? j O Dios incomprensihle en los juieios de VUl,stra providencia! Centenan::s de arbustos cstériles í tal vcz nocivos ocupan los b:~llos C;linpOS de la Nueva Grana,~a: crecen i sé elevan hasta oeuI',H á nuestros ojos, con su impura SOll1hrll, los rayos benéficos de la luz; la mano dcstructora de los s('res parece que se desdeña de acometer!es. i I aquclla oliva frundosa que embelezaoa nuestros afcctos, i cuyo>; rq~a)ados frulos aun no hahian acabado de :o;azonarse, C¡W por tierra en lin momento intempestívo? ¿ Qllé otro consuelo J'Hode r¡llelIaruu5 IlH " ( 10) ya sino cI de regar con nuestro acerbo llanto aquellos I1re. ciosos ramos marchitos i destrozados 1 i Ah! Pero mitigtto algun tanto nuestro <:k>lorla consideracion de que el pueblo bogotano no ha sido ingrato á su bienhechor. Despues de haber vencido David al tremendo Filistéo, regresó á la ciudad, i fué recibido enmcdio de Jos aplausos i icstivas aclamaciones del puebJo. Pero lo que hizo mas espJ¿'1ldido ru triunfo, fué que Jas matronas i las doncellas de Israel Je salieron al encuentro, colmándole dc elojios, i manijestándole del modo mas espresivo su gratitud, por haherlas libertado de los horrores á qUe se vieron espllcstas. Ved aquí una perfecta semejanza del tierno i maravilloso espectáculo que se ofreció en la plaza mayor de esta ciudad el 24 de noviembre,cuando Jas ilustres jóvenes bogotanas, despucs de haber encomiado las glorias del vencedor en Bucnavista, ciñeron su cabeza coif el mas digno troféo que pudiera cOllsagrarle la virtud ngradecida. El estado de suma languidéz en que se encontraba ef héroe, no permitiÓ oí Sll modestia rehusar esta honra <¡ue se le hacia, como hubiera rehusado otras muchas. Pero el supremo remunerador. del verdadero mérito ordenaba, que muriese rodeado de honores i de respetos el que habia vivido colmado de gloria i de virtudes. NEIRA en los Últimos instantes de fill vida pudo decir á los granadinos lo qlle dij<Y Epaminondas á los 'rcbanos, hallándose agonizante á causa de la cruel herida qllc haüia recibido en la batalla de Mantinéll: "No mireis este dia corno el Último de mi vida; porqlle es mas bien el principio de mi felicidad, i el colmo de mi glorio. Dejo triunfantes á 1m Tebanos, abatidos á los Espartanos i libres á los Griegos." Si la sllscinta nurracion que dejo hecha es suficiente para mostraros en el coronel ~ I<:IIIA un modelo del mus desinteresado patriotismo; lo que aun me resta decir, os lo hará ver iguahilUnte como un ejemplar nada comun de verdadero catolicismo: [¡l omnibus, te ipsum l)f'ebœ•••••••• Pasemos á laSEGU~DAPROPOSICIO:N. Se observan de tiempo en tiempo en el mundo éiertasènfermedades epidémicas, tan conta~osas i malignas, que solo por un milagro de la Omnipotencia logran salvarse I1nos pocos del vértigo desolador. La parte intelectual del hombrc, del mismo modo que la físlca, no está esellta de inficionatse con otro jénero de contajios todavia mas temiLles i desastrosos. Pero cnando estos se han casi jencralizado en lin ])ais, todo aquel que tiene la dicha de conservarse ileso, presenta en sí mismo un prodijio tan raro, como el que ofrecieron los j&vencI' hrw,¡litas cmuedio del hos-no de 13abilonia. ( 11 ) ':~lcspíl'i(u íilos6íi::o, d c;·:pír;tudel siglo, Ó !nejor diré, et "'er:c;1Omortífero eéll} qlle ¡lG:l(~s,Vo!i:J.irc, E"'pino;:a. i otros empon. ZO;:1~rC:1 las ciel1r;i~3 : jus e;Jtc;¡di!Jl;{~¡¡to~, ha: sido efectivamente ;:11:na:10, i muc:1O mas para la igles:c. ':'è ..rcs\(~r:~,to; F(:~<1UC ¿ CltnnrCJ crí~l~ne::;, cuantos horrcn .. lIas alcnt:J.c1c:l cO::lra !JiC3, i eC:1(!'é~ la m;,;ma naturaleza, no se han cometido ¡¡, nOl<lJrc de lu liio.icCa i de bs ¡uee,: del siglo? En An;{·rica. c, la Nu~va Cr;:'';U(~él ¿ !10 hemos v;,,(o dc.;;cncadenarse las fl!:'ié!S dé! avcrno, lle';:;m:o p0ï todas Imries la impiedad, el lil:erii¡¡ajl', i por cons¡g-:ltc.:¡te ia r¡lina, d i es(crmillío de todllll las vi¡-¡u,:c, ~ociales? ¿ So su 1:(\'1 "i"to conclJ1cados impune. mcnle los preceptos divincs i ecl:csi{lsticos, degradado el so.. cerdocio, interrampi,lo d c111~o cn ai;;tliJOs tonillos que han S;~ll l~;::a]mcn:e ":;.qlleQ~CS "":,10 Ci1 los dias procelosos de Ant:l'e,), d() lhltazar i dél l~ob:sp;crl'c? Los fiejes adoradores deI Ser 3u.pl'cr.JO ¿:1O hua sidu calificados è fanáticos i supersticiosos pCI' ia tGrp:cza ,:c aqud!as qile no rcconoccn otros dogmas, ni 01;ns reglas d~ conducta, sino el placer, la ¡¡cenc::\. i el m~terial prLnciFio do utilidad? En media de tan <bshccha borrasca, mas <b una vez, nos vimos prccisa. dos á Icv!t;1tar nuc:::ras m:;no~', c~da¡;)ar:do COlnO los Apóstolcr:¡ allá en ci mar de 'l'hiberiades: isalvaJnos Seiiur, que perecemOil! Porque ciertamcnte no !lubia esperanza ùe que alguno plldie~a escapar de verse cnvucit;) cn aquella espantosa ¡nun. dueion lJue amenazaba cubrir hasta las llloniaíias mas clc\'udas, j que venia arrancando de raiz ¡os mus gruesos i robustos cedros. Pero i (¡ pl'odijio ùe la Di\'iila clen:encia! Aquel que pudo hacer <.juZ)unos pocos se salvasen del diluvio universal i del inccnùio de Sodoma, so~tuvo t¡',ml>ien co:!. su diestra un número consiúerul>b de almas invencibles, q:Je conservaron intacta la rcIijiolJ de sus padres i la moml c;Îstiana, cn medio del con. tajio que difundia en toùos los pueulos i ciudades ci vértigo Jilcs6fico, el espíritu de irril;ijion i lilJcrtinaje. Uno ùe estos escojido;; fué el sicmp:·c piadoso, el siempre caritativo, ci siem. prc catÚ¡;co apo~t6lico romano JU.ll' JOSE NmRA. Si yo 110 estuviese convencido de esta verdad conso]¡tdora, nunca mis lithios hubieran pror:ullciado su clojio en la cátedra det Espíritu Santo. Si, NEIRA fué uno de los pocos guerreros que jamas mar. chitaron sus laureles ofendiendo la /Iloral púhliea, ni prostituo yendo sus deùercs re!ijiosos. Tan arrojado, Üm temible en los combates como JuEo César; pero tan munso, tall humilde, tan devoto al pie de los altares, como Fernando 6. o i No sc le viú in finitas ocasiones prostcrnado ante las aras de !\laTlil Santísima, en su Santuario de Chiquim¡uirá, cumpliéndole su¡; votos, tributándole sus alabanzas, é implorando sus misericordias? ~No se le vió i¡;IlUlmente eon~agrar uca purle de sus bicnclS al una ,:~gra call1J!JiL~_:lpé::':: el j':;::c.:J ( 12 ) ('\tllo dI' la }ladrc d~ Dios. i de otros san los {, quienes haui" ('.~cojido por sus protectore:f? Poco tiempo dl~spues ùe hahn vuelto de la camp!Uia del Sur, victorioso i aplaudido, SUll pri. méros cuidados se dirijen á reunir una suma com,¡jderable parI\. ¡".ostear la solemne fiesta que sece1ébra en el desierto de la. Gandelarin el dia 2 de febrero; quedándose despues en aquel retiro, entregado por nueve dias á unos ejercicios espirituales. En el arío de :n, agoviado por las duras fatigas de una vida tan activa i tan laboriosa· como la suya; advirtiendo que su salud se hallaba, por esta causa mui quebrantada, suspenùe por corto tiempo las tarens i los cuidados domésticos, pero entre tanto se diri.Îe de nuevo al mismo convento del Desierto á purificar, il nutrir i fortalecer su alma, repitiendo por otr08 nueve dia~, los ejercicios espiritualc!', segun el método de San Ignacio. Entonces rué cuando el sacerdote que lo dirijió, pudo penetrar el fondo de piedad, de misericordia i dc celo por los intereses de la relijion que encprraba su alma. Sus graneros, C0lUO los del Virrci de Ejipto, sicmprc cstuvieron abiertos á los. necesitados, qUIl miraban en 61 U;) ajentc \"ÍsiUle de la Provi. dencia. Cuando todos veíamos U:1 hambre canina, aneiosa de eevorar la escasa subsistencia de los regulares, el Corenel N.:IRA se compluc'a en f'raDlluear á los pobres relijiosos del. Retiro, jenerosa i gratuitamentr, cuantos ausilios juzgaha que pudieran necesitar; i las mas véces sin que ellos sc lo exijieran. Ultimamente pan no !'()r molesto, j A cuantos edifica. ron \as fervorosas ph'garias con que imploró el ausilio del Todo Poderoso, i la proteccion del Apóstol San Judas Tadeo el mismo dia qUIl marchaba de esta ciudad al combate de la Culebrcm! i Con' cuanta amargura, con cuanto dolor se lamentaha la noche de su mnerte, de (lne no se Je hubiese adminisÚaoo pÚhlicamente ci Viático, pam acreditar q~le moria cristia.JlO apost6lico romano, corno habia vivido! ..i Q lié espcctáculotan rnajestu080d que presenta á los €lÍos nel homhre la piedad nnirla al patriotismo i al valor! El hiT-lIHn i heróico caudillo, á cuyos esfuerzos debela República una gran parte de la tranquilidad que empieza ya á disfrutar, 7,hubiera eauti\'ado tanto nuestros corazone~, huoiera arrebatado torlos nuestro::! afectos, tal vcz con preferencia al funùador de Co!onJ.,¡'I, si le hulliese faltado la !Jonm-n cualidad de venia. dero cat(¡lico, i si no estuviesemos plenamente convencidos de (ille- era tan acérrimo ddensor de las leyes del estado, como de Ins de la Iglesia? iAh! Neira, sin l()s pladosos sentimientos que I•.. njsti!1glii~'ron, hahria pasaùo entre nosotros por un soldado comun, por uno tie tantos bárbaros que, sin temor, se arrojan á. 10M pcrgros, porluc saben que \'nle nllli poco su vida, i por II') 'mismo, -procura» Cllanto antes deshacerse dt~ ella •. El v:tfor sin la refijion dcja de ser ya una virtud apreciable; i si con ella es (q) grandeza rie almn, separado no viene á ser sino ¡:us.tiçi,dlld, tierC7.ll de corazon i embotamiento de espíritu. Alguno de tantos necios quc presumen de sabios, podrá replicarme. Aoto, res mui respetables aseguran, que las prácticas de devocion, Ins idcas relijio&"lsson incomp~tíb]es con los brios marciales; ique un devoto no puede ser buen soldado. i Que torpeza! i que mala fe! i que falta de conocimientos históricos, i nun de es. periencia ! En tiempo de' los emperadores paganos i quien llegó á cseeder en fortaleza i çenuedo á los soldados cristianos que militnban bajo sus banderas 1 No obstante el de,sórden ,I la licencia quç reinan por lo comun en un ejército volante, enos siempre teninn ~us horas señaladas para la oracion, gastaban muchas veces gran parte de la noche, tributando alabanzas á su Creador; i no fué raro, que acabando de humillar á los ene. migos d~l príncipe, corriesen con igual intrepidez á de~ramar su sangre en los anfiteatros por sostener los sacro~antos dogmas del Crucificado. Pero no necesito de remontarme mui allá á buscar ejemplos en los Constantinos, en los Til r:as, cn los Mauricios, en los TUTenas, en los Condé i otros muchos; entre nOsotros mismos, en estos últimos dias i quien mas valiente que NEIRA, i que militái 'mas devoto que NEIRA 1 La relijion engrandece al alma i la fortifica, lejos de debilitaria. El hombre teme mc.nos. Il¡. muerte, cuando no le horrorizan sus consecuencias: mira los peligros con impavidez, i los acomete con serenidad siempre que el deber lo impele Si, nada tiene que temer despues de la muerte aquel que, com. batiendo por una causa justa, obedece á Dios i. honra á su patria. Nosotros mismos lamentamos hoi la pérdida de un heroe que no teniendo ya otros graclos de glQria á qlle aspirar en este mundo, por haber llegado al cúmulo de ella, creyó siempre que la piedad' cristiana dchia ennoblecer i realzar los primeros i (¡!timos trofeos de su vida. El supo I.umillar aquella frente belicosa ceñida de laureles al suave yugo de Jesucristo., I cuando por todas partes resonaba su 110'mbre,iiodos admiraban su, valor i sus hazañas, él bendecia, allá.en el sceceto (:.e ~u eorazon, la mano poderosa que ki ensalzaba, i .iemia al contemplar los estravíos i lit pérdida de tantos veteranos compañcros suyos, cuya muerte labraba sa corona. El, finalmente, adoptando por norIlIa im:ariable de su conducta la exortacion mencionada del Apóstol San Pablo con. \ siguió ser para los granadinos un modelo del mas puro i desinteresado pll;triotismo; igualrr;cntc <]ueun ejemplar nada comun cie verdadero <;atolicismo. .TIl omnibus te ipsum prœbe exemplum, b01WMlm opeMlm •. ' Ahora bien, carisimos herman<'ls, si t;.tntos"tan grandes i tan justos motivos tuvimos para apreciar 'en vida al Coronel NEIRA, para aflijirnos en Sil última enfermedad, para lIi>rarle en BUmuerte i para honrar hoi su memória. ¿ Como nl~ hemos ( H) 40 ha.eer tambien glorioso su sepulcro, sepultando en él al mons.. truo abominable do la discordia, sacrificúndole nuestras desa. venencias, nuestros ódios i resentimientos, i jurando al pie de s,u tumba trabajar todos de acuerdo en restablecer el órden i la pública tranquilidad? Si, hagamos un esfuerzo i lo conseguiré. mos. I vos i 6 Padre de las misericordias! j O Dias de con. solacion i de paz! calmad los espíritus, reconciliad los corazo. nes, volved la dicha li los pueblos. Apasíguesc ya vuestra cólera á vista de los estragos que ha Qcacionadoentre nosotros la guerra civil; que la ruina de las poblaciones i de los campos; que la pérdida de tantas almas desarmen vuestro brazo levan. tado tanto tiempo sobre nuestras cabezas. Escuchad las pIe. garias i los lamentos del sacerdocio que, consternado al ver las calamidades de Isrrael, os dice con ci Profeta: j Señor, tanto tiempo ha que aguardamos la paz; pero este bien no aparece; creíamos tocar los dias de consolacion; pero vemos que se pro~ longan los de amargura! No deshecheis¡6 Dios clementisimo! nuelltros clamores: dadnos la paz, i recompensad con los tesorq,! infinitos de vuestra gloria, las virtudes civiles i relijiosas de aquel que, no dudamos, reposa actualmcetc en paz. SONETOS. El Jénio bienhechor, á cuya espada, De todos los rebetdes tan temida, Debemos el honor, bienes í vida. I nuevas glorias de la Patria amada: lWDRA., á cllya virtud acrisolada Toda Nueva Granada agradecida, Apresta la corona que es debida At héroe por quien fuera libertada. lWEIa. del bogotano idolatrado, Que en la hora de peligros aparece, I luego que los riesgos han pasado Del teatro de su gloria desparece Cuando el pueblo lo aclama entusiasmado Por su libertador; ay, Dios! fallece. i De qué sirve la pompa funeraria 7 i Qué aprovechan las lágrimas i el luto Al que mientras vivió con ojo enjuto Desoyó de· los tristes la plegaria? La historia, ni parcial, ni mercenaria Despreciará en Sil fallo tal tributo; A los piés del Eterno no dan fruto LwrfJs â una. mano sanguinaria. ( 15 ) í Próceres do la tierra! No os exímen Lo» hombres de los juicios divinales, Por mas que en las exéquias os sublimen. Si glorias anhelais sólidas, reales, Finad cual NEIRA sin borron, sin crimen. I sercis por mil siglos inmortalcs.-F. G. == SmSTILLA. El destino feróz que cnerudccido Sentir nos hace su inflexible mano, Lanzando sobre un pueblo ya aftijido La peste i guerra con furor insano, Hasta cI cslrcmo su rigor ha usado: iCon NEIRA la esperanza ha sepultado! • Fallece el hombre; i la amistad suspira Mienlras que mira su cadáver tibio; Mas halla alivio i se disipa el duelo, VueIto de hielo. Fallece el héroe; i su pais le llora, I no aminora su pesar un año; Que en cuanto daño á la nacion asalta Notan su faIta. Al que su patria conservó im:olume Herencia insume de recuerda» queda: j, Qué gloria hcreda el adalid peljuro 1 Túmulo obscuro. iAsi por NEIRA el sentimiento crece! i Asi florece en estrellado sólio. I en áureo folio que la historia escribe,. Máximo vive !-J:.'. G• • Esa tumba que miras silenciosa De fúnebres guirnaldas coronada; Esa lápida triste que enlutada Del sarcófago guarda cuidadosa; Es la postrer mancion donde repOSll. Reliquia venernnda. Allí postrada Lloró la Libertad desconsolada I el vale eterno dió]o cariñosa. La voJcancia cima ain!da i bella, El Ejipcio obelisco i el rOinano, El cedro que en el Líbano descuella, .Â.l ara funcral l::iU orgullo vano ·{ i6}-. V cngan ~ deponer:- Mas gran()(Jés ella Que dentro guarda al HEROE sobre humau Gruesas nubes se &grupan en oriente, El Ciclo se enéapota. i se entristece, l- el astro biénheelwr desaparece Oèùltando su faz, bella, esplendente• . Rasga el negro velo un rayo ardiente COD' horrendo fragor, i se estremece El tímido jasmin que ya florece, I eleva en el desierto su alba frente. Nacida en el furor de la tormenta, De recios vientos siempre combatida, Esa cándida flor su tallo ostenta: Mas acaba por fin su triste vida . I la planta tambien que la sustlÍnle.: Ese; loh Patria! es tu Neira ••• ~'Vœquerida! •••• • NEIRA, el ínclito soldado, Fiel patricio, nunca inerte En lOBriesgosdol Estado, Ya; gran Dios depositado Está. en el lecho de muerte. Columna de la jusficia, Tal fué su vida ejemplar Que no hallará la malicia. En swi- ~chOs un lunar De egoiS1Jloni avaricia. Adquirió fama gloriosa Que brilla doble en el seno De la tumba dó reposa; Porque- la fama del bueno Se acreèe desde la fosa.--F. .• G• • Jt i Querais i oh! jenio embellecer la historia i· Venid i led en esta tumba hermosa: Respiró el heroe esta aura silenciosa, Si ancioso busca inmarcesible gloria. De ciprés coronada. la victoria, Vcd cual llega con planta relijiosa, Con llanto inunda la sagrada losa, I el nombre grava de inmortal memoria. Llegad jóvenes tiernas candorosas. I al que os libró de manos atrevidas, Regad con llantos i cubrid de rosas. En luto envueltas, de tarai ceñidas, Llorad al héroe madres afectuosas, Que do tUB hijos conservó las vidas.