Discurso fúnebre que en las exequias tributadas a la inmortal

Anuncio
·.4
•,
.1
),
QUE
)EN LAS EXEgUIü
TBIBUTADU
A LA
INMORTAL MEMORIA
DEL
PRONUNCIO
EN LA IGLESIA
DE
el B.·P Leet.r 'r. Bd"ordo Fa~ ••e* reli •
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ll.T.OGACION
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Algunus
del ESCL.\RI;Cmo P.\TRIOTA CORO:ŒL
descosas de tributar ú. su memoria
un
grato recuerdo por los grandes é importantes
servicios pres.
tados á su patria i á sus cODc:urludanos; le consagraron
Ull
relijioso homenaje en la iglesia de Predicadores
con la mejor
solemnirlud posible.
En medio de la vistosa tumba, decorada
con todos los trofeos de la muerte i de la guerra, se hallaba.
colocado el retrato del singular l'íEIRA, entre dos graciosos
jenios; i ú. la parte sllperior de un enlutado i rico sepulcro,
sc encontraba
el símbolo de gratitud con qlle la belleza adornó
las sienes del héroe de Buenavista:
aI pié del mismo sepul.
era descansaban
las temibles armas espada i lanza. que solo
empuîiab:\. ci valiente NI~m.\ en defcnza de las instituciones
de Sil patria: en la parte inferior de este augusto túmulo sc
veia la estatua de una enlutada jóven coronada de laureles,
\}lIe representaba á la :;'¡-ucva Granada
sumcr.J-i-da en el mas
acerbo dolor; áeia los costado>". en suntuosos
bastidores,
se
figuraban unas columnas de órden jÚnieo sobre cuyos capiteles
descansa han dos medius naranjas, en cuya cima se ostentaùan la justicia
i la fortaleza que animaron
siempre al héroe
granadino.
Varias otras estatuas alucivas al mérito i al valor
rodeaban esta tumba sagrada:
á las mismas virtudes fueron
dedicados algunos rasgos poéticos i prosú.icos que ocupaban
las bases de las columnas del templo, entre cuyas producciones
del arte habia varias, debidas al sublime injenio de algunas
jóvenes bogotanas; la artificiosa penumbra de la iglesia, lo grave
i armonioso de la música i del canto, i el recuerdo de tan
irreparable
pérdida producia las mas fuertes emociones de
sentimiento
en todos los espíritus enlutados: asistieron á este
piadoso aeto los IIlmos. Señores Arzobispo de Bogotá i Obispo
de Antioquia,
Monseñor Internuncio
Apostólico, los señores
Vicepresidente
de la República, Secretarios de E':ltado j varios
empleados i multitud de convidados.
JUA:'i
JOSg
amigos
;\'EIRA
( 4 )
, •• Otn.16••• le
161•••••
prœ6e, e.e •••,,''''''
6••
i~oruni opèru ••••
EN
TODAS
LAS
COSAS
DECHADO DE BUENAS OBRAS.
MUESTBATB
À
TI
SAN PABLO A TITO
MISMO
CAP.
CO:110
2. v. 7.
Señores Exmo. é IIImo: algunos oradores se habrán visto qui.
zas en el duro conflicto'de ofender á la verdad exajerando hecho!!'
¡nsustanciales, ó empleando' un caudal e!lcesivo de colores es.
traños para hacer resaltar el opaco mérito de aquellos perso.
nlljes cuyas hazañas se proponian ensalzar.
Pero felizmente
yo no temo incllrrir en semejante defecto, cuando impelido
solo del amor sincero que siempre he abrigado en mi corazo n,
respecto de las almas grandes i solidamente virtuosas, vengo'
hoi li ocupar este puesto sagrado, seguro de no aventurar
una sola esprœion quI:' pueda profanarle. i Pero cual es mi
designio 1 . j Ah ! Vosotros bien lo sabeis. Trasmitir á la
posteridad el nombre ilustre de aquel héroe sin segundo, las
espléndidas i raras virtudes de aquel hombre estraordinario,
en cuya vida. se fincaban nuestras mas lisonjeras esperam'.as;
pero cuya infausta i temprana muerte sumió á la capital de
la Nueva Granada en un abismo de dolor, en un piélago de
lágrimas i de inconsolahles jemidos.
Si, todo este aparato sombrío que tencis á la vista, aquel
tÚmulo melancólico que está. ~ecihiendo vuestros suspiros, el
lánguido resplandor que despiden las trémulas luces que le
rodean, las fúnebres plegarias del sacerdocio que por mas de
nna .hora han ocupado el recinto de este santuario venerable,
elevándose reunidas hasta el trono del Altísimo; i la imájen
de la mas profunda tristeza que advierto marcada en vuestrossemblantesj son todas patéticas demostraciones con que
h\ noble sensibilidad ~l pueblo bogotano se esfuerza á ma.
nifestar la dura pena, la escesiva congoja que le oprime
por la pérdida htmentable que sobrevino á toda la RepÚ.
blica en la madrugada del dia 7 de enero. Dia, para noso.
tros, de funesto recllcrdo por el triunfo desastrado que en
él obtuvo la muerte sobre la preciosa vida del ínclíto, del
magnánimo coronel JUA:V JOSE NEIRA.
Los incendios puros del' amOr patrio, que siempre traian
rmardecido su pecho; inmolaron al fin esta víctima jenerosll.'
en las aras del honor i de la justicia, habiendo següido hasta
la muerte ( como perfecto cristiano) la senda trazada por el
Espíritu Santo en cI . EclesiÜ};tico: pro Justicia agonizare ..•
rt usque ad mortem certa pro justitia.
La parca inexorable.
(~ortando por medio la brillante cadena de sus años, burló
( 5 )
lu esperanzas de un pueblo, que anhelahn. conservarle
en
su seno, como al mas firme apoyo de sus garantías, no solo
políticas sino tamhien relijiosas.
En el silencio de la noche,
cuando
todos los habitantes
de la ciudad reposaban
en la
confianza ilusoria de que su salud se iba restahleciendo. de
una manera positiva, un ataque
imprevisto arrastra su vIda
al último período: recine el golpe fatal que pone término á
8U gloriosa
carrera; apenas le deja tiempo
para reiterar en
manos de un sacerdote la profesion de su fé católica quo
jamás llegó á desmentir.
Aquel cuerpo gallardo, que parece
haber sido formado pam trono del valor, estenuado por las
fatigas de la campaiia, cuhierto de honrosas .cicatrices,
manando todavía sangre las heridas recibidas
en Paipa i Buenavista,
exhala el último aliento, con aquella fortaleza i se.
renidad propias de un héroe cristiano.
Su espíritu denodado
se traslada
gozoso á una mansion pacífica, libre de los quehrantos que acá en la tierra
hacen molesta la vida.
Pero
la grata memoria de sus virtudes, revestida con los caracteres
de la inmortalidad,
se perpetuará de jeneracion en jeneracíon,
mientras existan en este pai':! justos apreciadores
del mérito.
Mas para cumplir con el deber que me impuse de confirmar
los justos motivos que tuvo el pueblo de Bogotá para regar,
con sus lágrimas el cadáver i la tumba del coronel :VEIRA,
trazare un lijero, i corno es natural, Imperfecto
bosquejo de
In.s mas relevantes prendas que distinguieron á esteinsi~nc
i venerable compatriota
nuestro.
Vcreis puntualmente
óhser.
vada por él aquella importantísima
exhortacion
del Apóstol:
sed siempre' un vivo dechado i ejemplar
de buenas' obra".
In omnibus ••••••••
Efp.ctivamente
señores;
en ci onùnoso
reinado dcl egoismo, de la perfidia i de la ambicion,el
coronel :';'ErnA fué para le':! granaùinos un modelo sin ejemplar
del mas pill'O i desinteresado
patriotismo.
En un siglo como
el nuestro, marcado con el espíritu deirrelijion
i libertinaje,
apareció siempre el coronel XF.IRA como un modelo intachahIe del mas acendrado catolicismo.
Si tengo la fortuna de
probar estas dos proposiciones, habré logrado igualmente acreditar la esacta aplicacion
de mi thema: In omnibus •••• Daré
principio á la primera.
,
Todo se altera, todo se corrompe, de todo se abusa en
el mundo.
I causa no poco asombro ci jeneral convencimiento'
de que la ig-norancia, ó mas hien, la perversidad de muchos se
esfuerza cada dia á profimar hasta el mismo nombre 'de las
virtuebs, que por su orijen divino i por su candor intrínseco,
dehieran permanecer
incontaminadas.
Entre nosotros la'voz'
patriotismo se ha corrompido
i desfigurado con tul escesoque
convertida. hoi en una esprcsion vaga, jen'érica i acomodaticin,
se adapta tor¡wmente
aUIl
para cubrir i disfrazar,
con su
(6 )
respetable manto, las intrigas, la ambicion, la perfidia i (h~°mas conatos innobles. Serán rarísimas las veces que se haya.
tomado esta palabra cn su estricto i riguroso sentido.
Fastidiados lde oir preconizar por todas partes merccimientos patri6ticos, i compunjidos al mismo tiempo nuestros
corazones al contemplar ci estremo de ruina, de abandono,
de inmoralidad i disociacion en que se encuentra nuestro des.
graciado pais, nos confundimos, no pudlCndo conciliar dos
estremos tan opuestos; porque del mismo modo que son incompatibles la luz i las tinieblas, lo son igualmente el estado
de alarma i de conmociones intestinas, con los jenerosos sentimientos de un pucblo patriótico. Es un hecho incuestionable, que en las naciones donde rcina el patriotismo, ci
órden, la paz, la bucna fé, la prosperidad, parcc,e que so
clisputan la supremacía de hacer fcliccti á los ciudadanos.
:en donde hai patriotismo, se desconoc:c el horrendo crimen
de robelion, i se guardan relíjiosamente los juramentos. En
donde hai patriotismo, los hombres de todas clases viven
siempre con!ll\gl'arlos al trabajo, pcrfeecionando la industria, i
no como tropa~ de pordioseros, mendigando destinos para
a.dquirir una subsistencia precaria. En donde lmi patriotismo,
las rentas públicas no son consideradas corno el patrimonio
de algunos intrigantes imbéciles, pero afortunados. En dondo
hai patriotismo, no se hace un vergonzoso monopolio de los
empleos lucrativos. En donde hai patrioti:-;mo, las autoridades civiles i eclesiásticas son respetadas i obedecidas. En
donde hai patriotismo, los lejisladorcs del pueblo consultan los
arcanos de la sabiduría i de la prudencia, i no las novclcrías
rid(culas i perjudiciales que caracterizan al siglo. En donde
hai patriotismo, jamás se descubrirá el parto monstruoso de
leyes impolíticas 6 dccretos temerarios que ajiten la discordia,
que ataquen las bases del edificio social, i que autol'izen el
sacrilejio.
Aplicad señores estas reglas sencillas á la historia bien
conocida de nuestra República, i fallad sobre ci patriotismo
de vuestros conciudadanos. jj O cuanto temo que os veais
precisados á confesar, aunque con dolor: que entre nosotros
los que decantan mas patriotismo, l'on los que mas han
elevado su fortuna sobre las ruinas del Plleblo: los que han
gozado por mas largo tiempo sueldos crecidos, sin merceerlos:
los que mayores intrigas i patrañas han forjado en las asambleas,
para contrariar el espíritu público, i para hacer de la Nueva
Granada un segundo laberinto de Creta: los que ....•••• Pero
corramos un velo sobre este cuadro tenebroso. Me rué indispensable descubriro.., una pequeña parte de su fondo, para hacer
que entre las negras sombras que le rodean, sobresalgan con
JJlas esplendor i bizarría los vistosos colores que esmaltan ci
o
o
,
( )
Ilmtotipo de Jas virtudes patrias.
i O NEIRA prodijioso, vatan
pl'ivilcjiado!: vos solo merecisteis orlar vuestras sienes eón 1011
inmortales hlasones íl que os hizo acreedor un patriotismo
no
lile nos suhlime que desinteresado.
A vos solo se dehe de justicia.
d magniííco timbre de patriota grande por exeleneia.
Solo vag
disteis C!I Granaùa el herÓico ejemplo de sacrificar
vuestro
reposo, vuestra fortuna, vucstra sangre, i últimamento vuestra
vida I'll dcE~nsn de los derechos del pueblo, sin prometeros
Illas I"ccornpens.."1.que el amor,
la gratitud i las lágrimas de
vllestrGS conciuùadanos.
V cd ahí señores, al nuevo l\lacabco
Clue prefirió sacrificar
mil veces su viùa en el campo de
batalla mas bien que sobrevivir á las desgracias
que amena.
zaran á 8U patria.
"JlleZior est mori in bello, quam videre
1I/rila gentis nostrœ. j Cuantas vcces, inflamado
de celo i de
p.ntusiasrno, esciamó: "para que ID.-'l trastornadores,
enemigos de
la pública fdicidad, logren un triunfo completo, tendrán que pasar
primero por sollre mi cadáver. j Qué grandeza de alma! i Qué
nobles sentimientos!
j Oh! si me fuese dado escnlpirlos
con
mar(:aH indelcbles en las láminas de vucstros corazones!
Entre los hérœs mltS I.atablcs i famosos, eu yas proeza.!! nos
rf'comiend,lla historia, hullo muchos, si no la mayor parter que al
principio i medio de su carrera, brillaron como astros de pri.
mem magnitud, llenos (;e méritos sobresalientesr
colmados de
¡¡l'lausos i dc hOl'al'f's; pero que al declinar los últimos años
de Sil ,-ida, se hallaron ril, destituidos
de aquel esplendor
pasajero <¡Ile poco antes los había deslumbrado; sus glorias
eclipsadas, ú eslinguiclus dcl todo, tal vez por algunas demasias
{~n que incurrieron,
ó por los maléficos conatos de la envidia
que todo lo mancha i uesfignru, (¡ porque la natural incons.
tancia i ve-r;:atilidud dd pueblo olvidó mui pronto cuanto les
debia.
Estas esee-n~s han slllo i son tan frecuentes en el mundo,
que Cornelio TÚcito hace consistir la insigne felicidad
de
Agrícola, Cil :!J.bcr mll~r~o con l,lmismo m;mclO i consideraciones
qtle mereció en \'i(:a. 1'c,o c:, ci~rto, sCJ~orcs, qlle ni Agrícola,
¡Ú ~l:r<::JO (l-:: lo:; pocos
qll:) 1:<111 logrado con n este rllro
priYi!(,j:0, l1c:.;a:·cn il se. tan dichosos como el inmortal coronel
J"G'\'I Jo~n ;'\1;¡-o.,\.
S;, l\Em.\ filé grande ensu vida, mas grande
en Sil mllert~, i 8:-,ximo rep05a;¡do en la tumba. Una rápida
(~~c'da sobre la h ¡'-t::1'::1 (le cs¡~) atleta siempre admirablc~
f..1CITiprebendecido i :tm:ttlo, s2ní. suficiente
comprobante
de
('~ta verdad, que Iludiu se atnwcrá Íl desmentir.
En óruen Íl su n:¡ci:'1iento, il la nohleza i demás proro.
p;ativlls hcreùitarias
qlle (;¡stinguicron
Ú SllS projenitorcs,
me
('onte:¡taré con deei. del corond N EIRA, lo que cI doctísim(J
Arias Montn.no dijo, hahlando de Josué, esto es, "que aquel
ti\mœo caudillo dc los Israchtas,
antes r¡IIC la fortunal ó mas
( à )
b~n la mano de Dios, lo hubiese ensalzado á la cumbre del
honor en que se vió constituido despues de la muerte de Moisés.
eEl lIanió siempre en las Escrituras hijo de Num, corno para
recomendar su persona por los títulos de fiunilia.
l\fas luego
que su' dignidad, su valor, sus victorias le adquirieron grandes
mèritos personales, quedaron ya como obscurecidos, i no vol.
vic ron á mencionarse
Jos de su prosapia."
Solo para dojiar á una persona 'lue carece absolutamenta
de -mérito, i de recomendaciones
individuales, puede recurrirse
al boo.to,á ln nobJeza de oriJen, á los empleos distinguidolil
'lue obtuvieron lilU8antepa:;;ados. Pero esto es indigno de aquel
espíritu jiguntezco que, ayudado de sus propios csfucrzos, logró'
cÓlocar sus pinntas sobre la encumbrada
cima de la gloria;
elevado por sus heróicas virtude!'! i singulares
merecimientos
nI mas alto grado de honor i de grandeza.
i; Quien podrá disputar _al héroe de los h{:roes granadinoli
la preeminencia
en el jeneroBo desinterés con que prestó á su
patria los mas importantes
servicios 7 En el aiio mismo enque se proclamó la independencia
del pais, cnando muchos
~ habian emiquecido,
i agota han en profusiones
el tesoro
}lilblicÓ, NP.IRA que apenas contaha cntonces 18 años, nombrado
IlÓr el' gobienlO de Tunja capitan de las milicias de Gunchetáj Lengunsaque,
sostenia con sn peculio un J.liquete permanente
de 25 hombrcs.
l~n el año de 19, cuando las nrrmr!r
bticanas arrojaron del tC3rritario las huestes pcnin~ulares, algunoS que. nada hahian perdido, durantc los tres afios de aquella
sangrienta
dominacion,
conlo1iguieron, en recompensa
de sm!'
verdaderos ó supuestos sacrificios, haberes militares de mucho
vllIor, tuf \'e7. con grave detrimento de sus lejítimos dueños.
Pero cI virtuoso N f:m.\ que habia ahandonado intereses de eonsidemoion, marchando
incorporado
á los restos del ejército que
'~lUigrnban: N:EffiA, que en Jas mortíferas i desiertas Ilanums do'
San Martin i Casanare,
habia sufrido, con entercza
i resignacion, las mas inauditas penalidades:
NErRA, que cual otro
Leonidas,
soguido de unos pocos valientes, habia embestido al
formidable ejército enemigo, á corta distancia
de la capital:
N}]IB~
cllya fortuna se hahia arruinado con la p••rmanencia de
!as tropas espedicionariasj
luego que se huho medio organizado
III gobierno nacional,
solo cuidó de recuperar, sin estrépito, los
l~agos que quedaban de su antigua pertenencia.
I no. bien
los hahia arrtlglado, marcha cspontáneamcntl'
á la campaña
dcl Snr, costeándose en todo de su holsillo, sin admitir sueldo
alguno, ni aun lo que se llama raciùn.
Dcspucs de haberso
distinguid'O por su natural intrcpidéz i denuedo en la batalla
de Pitn.yó, el mal estado on- que i!e encontraba
su salud, Je
precisO. Ú regT-csarse ¡isu casa, n~ pa~a vivir 0-11 la in~ccion~
l1.Jimcniándosc á cspcnsas del erano, ~UlQ para proporcIOnar a.
"1"'"
(~ )
familia todos los rCC\ll'S03 de que cU;'ccia, trahajando
PCI'Bonalmente, como otro Cincinato,
en la cultura ùc sus campo~;
i mejora de su hacicnda; contriuuyendo ul mismo tiempo COli
lIUS donativos
i demás pensiones unerusas, del modo (IUC lo
cxijian lus urjencia:; ~eI Estado.
Jumás pretendiú empleo honorifico, ni productivo; i cn los que sc le ouligú á ùesempciiar,
sc manejÓ con tanto ucierto, con tal rect1lud, prouidad i
desintcrC:!, que pucde ¡b0gmarse sin J1ondcracion: qlle N~:IR.\
nunca quiso honrarse con lo;; dcstinos, pero que siempre honró
los destinos que se b confiaron.
Grande ru;) sin duda el amor que tuvo á su esposa i á
sus hijos; bien conocida su decision por las tar('as inocente.'i
del campo, no menos que por el dulce reposo de la vida pri.
vada. Mas cuando la palria se vé amenazada dc algun peligro
inminente, N¡·;uu todu lu au:m(lona; la voz imperiosa del deber le
hace olvidar en aquellos in,;tantes los mas caros objetos dc su
corazon.
Su celo patriútico
le enajena: cmbraza su tcmiblu
lanza, i vuela á salvar del naufrajio la navccilla del Estudo.
La¡; primeras miradas que arroja sobrc ci pueblo son presajios
seguros de la victoria.
:::lu presencia es una nube eléctrica
que ajita i cnardece
los ánimos de cuantos le roùcan; lo;!
ciudadanos de todas clases invoean su nornure con rcspetuo~o
entusiasmo,
i contemplan
cn su" ojos dos rayos e"terminadorc;!
de los enemigos del (¡rden.
Se dirjje al campo de batdla COll
la serenidad d~ un AniLm!: un OCl'.!to presentimiento
le asegura,
que lIO neces:ta espOlieI' las vi(la.~, Si.lO de mui pocos guerreros para conseguir ci triunfo,
i el éxito lo acredita.
Al
Jado de NEIRA todos se creén invulnerab'es:
jnnto á NEnL\
ninguno CH coharde.
:iIas i oh fatalidad indecible! i En todo;!
los comuates una bala sacrílega rompe sus venas i quebranta
alguno de sus huesos!
Pero no importa; el h6roe disimula su
dolor: sus heridas no se notan, sino despucs que muchos de
Jos rebeldes han mordido el pol\'o, i desaparecido
el resto
llen'Os de espanto i de tcrror. Lejos de acolmrdarle las agudas
dolencias de la llaga que martiriza
su cuerpo, una graciosa
sonrisa anuneia el no:)lc placer q¡IC esperimenta
su alma, por
haber añadido á la patria un nuevo sacrificio de su sangre.
i Queridos compatriotas!
i I este cs ci hombre que· acahamos
de perder?
j O Dios incomprensihle
en los juieios de VUl,stra
providencia!
Centenan::s de arbustos cstériles í tal vcz nocivos
ocupan los b:~llos C;linpOS de la Nueva Grana,~a: crecen i sé
elevan hasta oeuI',H á nuestros ojos, con su impura SOll1hrll,
los rayos benéficos de la luz; la mano dcstructora de los s('res
parece que se desdeña de acometer!es. i I aquclla oliva frundosa que embelezaoa nuestros afcctos, i cuyo>; rq~a)ados frulos
aun no hahian acabado de :o;azonarse, C¡W por tierra en lin
momento intempestívo?
¿ Qllé otro consuelo J'Hode r¡llelIaruu5
IlH
"
( 10)
ya
sino cI de regar con nuestro acerbo llanto aquellos I1re.
ciosos ramos marchitos i destrozados 1 i Ah!
Pero mitigtto
algun tanto nuestro <:k>lorla consideracion
de que el pueblo
bogotano no ha sido ingrato á su bienhechor.
Despues de haber vencido David al tremendo Filistéo,
regresó á la ciudad, i fué recibido enmcdio de Jos aplausos i
icstivas aclamaciones
del puebJo. Pero lo que hizo mas espJ¿'1ldido ru triunfo, fué que Jas matronas i las doncellas de Israel
Je salieron al encuentro, colmándole dc elojios, i manijestándole
del modo mas espresivo su gratitud, por haherlas libertado de
los horrores á qUe se vieron espllcstas.
Ved aquí una perfecta semejanza del tierno i maravilloso
espectáculo
que se
ofreció en la plaza mayor de esta ciudad el 24 de noviembre,cuando Jas ilustres jóvenes bogotanas, despucs de haber encomiado las glorias del vencedor en Bucnavista, ciñeron su cabeza
coif el mas digno troféo que pudiera cOllsagrarle la virtud
ngradecida.
El estado de suma languidéz en que se encontraba
ef héroe, no permitiÓ oí Sll modestia rehusar esta honra <¡ue
se le hacia, como hubiera rehusado otras muchas.
Pero el
supremo remunerador. del verdadero mérito ordenaba, que muriese rodeado de honores i de respetos el que habia vivido
colmado de gloria i de virtudes.
NEIRA en los Últimos instantes de fill vida pudo decir á los granadinos
lo qlle dij<Y
Epaminondas
á los 'rcbanos, hallándose agonizante á causa de
la cruel herida qllc haüia recibido en la batalla de Mantinéll:
"No mireis este dia corno el Último de mi vida; porqlle es mas
bien el principio
de mi felicidad, i el colmo de mi glorio.
Dejo triunfantes
á 1m Tebanos, abatidos á los Espartanos
i
libres á los Griegos."
Si la sllscinta nurracion que dejo hecha es suficiente para
mostraros en el coronel ~ I<:IIIA un modelo del mus desinteresado patriotismo;
lo que aun me resta decir, os lo hará ver
iguahilUnte como un ejemplar nada comun de verdadero catolicismo: [¡l omnibus, te ipsum l)f'ebœ••••••••
Pasemos á laSEGU~DAPROPOSICIO:N.
Se observan de tiempo en tiempo en el mundo éiertasènfermedades
epidémicas,
tan conta~osas i malignas, que solo
por un milagro de la Omnipotencia
logran salvarse I1nos pocos
del vértigo desolador.
La parte intelectual
del hombrc, del
mismo modo que la físlca, no está esellta de inficionatse con
otro jénero de contajios todavia mas temiLles i desastrosos.
Pero cnando estos se han casi jencralizado
en lin ])ais, todo
aquel que tiene la dicha de conservarse
ileso, presenta en sí
mismo un prodijio tan raro, como el que ofrecieron los j&vencI'
hrw,¡litas cmuedio del hos-no de 13abilonia.
( 11 )
':~lcspíl'i(u íilos6íi::o, d c;·:pír;tudel siglo, Ó !nejor diré, et
"'er:c;1Omortífero eéll} qlle ¡lG:l(~s,Vo!i:J.irc, E"'pino;:a. i otros empon.
ZO;:1~rC:1 las
ciel1r;i~3 : jus e;Jtc;¡di!Jl;{~¡¡to~, ha: sido efectivamente
;:11:na:10, i muc:1O mas para la
igles:c. ':'è ..rcs\(~r:~,to; F(:~<1UC ¿ CltnnrCJ crí~l~ne::;, cuantos horrcn ..
lIas alcnt:J.c1c:l cO::lra !JiC3, i eC:1(!'é~ la m;,;ma naturaleza,
no se
han cometido ¡¡, nOl<lJrc de lu liio.icCa i de bs ¡uee,: del siglo? En
An;{·rica. c, la Nu~va Cr;:'';U(~él ¿ !10 hemos v;,,(o dc.;;cncadenarse
las fl!:'ié!S dé! avcrno, lle';:;m:o p0ï todas Imries la impiedad, el
lil:erii¡¡ajl', i por cons¡g-:ltc.:¡te ia r¡lina, d i es(crmillío de todllll
las vi¡-¡u,:c, ~ociales?
¿ So su 1:(\'1 "i"to conclJ1cados impune.
mcnle los preceptos divincs i ecl:csi{lsticos, degradado el so..
cerdocio, interrampi,lo
d c111~o cn ai;;tliJOs tonillos que han
S;~ll l~;::a]mcn:e ":;.qlleQ~CS "":,10 Ci1 los dias procelosos de
Ant:l'e,), d() lhltazar
i dél l~ob:sp;crl'c?
Los fiejes adoradores
deI Ser 3u.pl'cr.JO ¿:1O hua sidu calificados
è fanáticos i
supersticiosos
pCI' ia tGrp:cza ,:c aqud!as
qile no rcconoccn
otros dogmas, ni 01;ns reglas d~ conducta, sino el placer, la
¡¡cenc::\. i el m~terial prLnciFio do utilidad?
En media de
tan <bshccha borrasca, mas <b una vez, nos vimos prccisa.
dos á Icv!t;1tar nuc:::ras m:;no~', c~da¡;)ar:do COlnO los Apóstolcr:¡
allá en ci mar de 'l'hiberiades:
isalvaJnos
Seiiur, que perecemOil! Porque ciertamcnte
no !lubia esperanza ùe que alguno
plldie~a escapar de verse cnvucit;) cn aquella espantosa ¡nun.
dueion lJue amenazaba cubrir hasta las llloniaíias mas clc\'udas,
j que venia arrancando
de raiz ¡os mus gruesos i robustos cedros.
Pero i (¡ pl'odijio ùe la Di\'iila
clen:encia!
Aquel que pudo
hacer <.juZ)unos pocos se salvasen del diluvio universal i del
inccnùio de Sodoma, so~tuvo t¡',ml>ien co:!. su diestra un número
consiúerul>b de almas invencibles,
q:Je conservaron intacta la
rcIijiolJ de sus padres i la moml c;Îstiana,
cn medio del con.
tajio que difundia en toùos los pueulos i ciudades ci vértigo
Jilcs6fico, el espíritu de irril;ijion i lilJcrtinaje.
Uno ùe estos
escojido;; fué el sicmp:·c piadoso, el siempre caritativo, ci siem.
prc catÚ¡;co apo~t6lico romano JU.ll' JOSE NmRA.
Si yo 110
estuviese
convencido de esta verdad conso]¡tdora, nunca mis
lithios hubieran pror:ullciado su clojio en la cátedra det Espíritu
Santo.
Si, NEIRA fué uno de los pocos guerreros que jamas mar.
chitaron sus laureles ofendiendo la /Iloral púhliea, ni prostituo
yendo sus deùercs re!ijiosos.
Tan arrojado, Üm temible en los
combates como JuEo César; pero tan munso, tall humilde, tan
devoto al pie de los altares, como Fernando
6. o i No sc le
viú in finitas ocasiones
prostcrnado ante las aras de !\laTlil
Santísima, en su Santuario
de Chiquim¡uirá, cumpliéndole su¡;
votos, tributándole sus alabanzas, é implorando sus misericordias?
~No se le vió i¡;IlUlmente eon~agrar uca purle de sus bicnclS al
una ,:~gra call1J!JiL~_:lpé::':: el j':;::c.:J
( 12 )
('\tllo dI' la }ladrc d~ Dios. i de otros san los {, quienes haui"
('.~cojido por sus protectore:f?
Poco tiempo dl~spues ùe hahn
vuelto de la camp!Uia del Sur, victorioso i aplaudido, SUll pri.
méros cuidados se dirijen á reunir una suma com,¡jderable parI\.
¡".ostear la solemne fiesta que sece1ébra
en el desierto de la.
Gandelarin el dia 2 de febrero; quedándose
despues en aquel
retiro, entregado por nueve dias á unos ejercicios espirituales.
En el arío de :n, agoviado por las duras fatigas de una vida
tan activa i tan laboriosa· como la suya; advirtiendo que su
salud se hallaba, por esta causa mui quebrantada,
suspenùe por
corto tiempo las tarens i los cuidados domésticos, pero entre
tanto se diri.Îe de nuevo al mismo convento del Desierto á
purificar,
il nutrir i fortalecer su alma, repitiendo
por otr08
nueve dia~, los ejercicios espiritualc!', segun el método de San
Ignacio. Entonces rué cuando el sacerdote que lo dirijió, pudo
penetrar el fondo de piedad, de misericordia
i dc celo por los
intereses de la relijion que encprraba
su alma.
Sus graneros,
C0lUO los del Virrci de Ejipto, sicmprc cstuvieron
abiertos á los.
necesitados, qUIl miraban en 61 U;) ajentc \"ÍsiUle de la Provi.
dencia.
Cuando todos veíamos U:1 hambre canina, aneiosa de
eevorar la escasa subsistencia
de los regulares, el Corenel
N.:IRA se compluc'a en f'raDlluear á los pobres relijiosos del.
Retiro, jenerosa i gratuitamentr,
cuantos ausilios juzgaha que
pudieran necesitar; i las mas véces sin que ellos sc lo exijieran.
Ultimamente
pan
no !'()r molesto, j A cuantos edifica.
ron \as fervorosas ph'garias
con que imploró el ausilio del
Todo Poderoso, i la proteccion del Apóstol San Judas Tadeo
el mismo dia qUIl marchaba de esta ciudad al combate de la
Culebrcm!
i Con' cuanta amargura, con cuanto dolor se lamentaha la noche de su mnerte, de (lne no se Je hubiese adminisÚaoo pÚhlicamente ci Viático, pam acreditar q~le moria cristia.JlO
apost6lico romano, corno habia vivido!
..i Q lié espcctáculotan
rnajestu080d
que presenta á los
€lÍos nel homhre la piedad nnirla al patriotismo i al valor! El
hiT-lIHn i heróico caudillo, á cuyos esfuerzos debela República
una gran parte de la tranquilidad
que empieza ya á disfrutar,
7,hubiera eauti\'ado tanto nuestros corazone~, huoiera arrebatado
torlos nuestro::! afectos, tal vcz con preferencia al funùador de
Co!onJ.,¡'I, si le hulliese faltado la !Jonm-n cualidad de venia.
dero cat(¡lico, i si no estuviesemos
plenamente convencidos de
(ille- era tan acérrimo
ddensor de las leyes del estado, como de
Ins de la Iglesia? iAh! Neira, sin l()s pladosos sentimientos que
I•..
njsti!1glii~'ron, hahria pasaùo entre nosotros por un soldado
comun, por uno tie tantos bárbaros que, sin temor, se arrojan á.
10M pcrgros, porluc saben que \'nle nllli poco su vida, i por II')
'mismo, -procura» Cllanto antes deshacerse dt~ ella •. El v:tfor sin
la refijion dcja de ser ya una virtud apreciable; i si con ella es
(q)
grandeza rie almn, separado no viene á ser sino ¡:us.tiçi,dlld,
tierC7.ll de corazon i embotamiento de espíritu. Alguno de
tantos necios quc presumen de sabios, podrá replicarme. Aoto,
res mui respetables aseguran, que las prácticas de devocion, Ins
idcas relijio&"lsson incomp~tíb]es con los brios marciales; ique
un devoto no puede ser buen soldado. i Que torpeza! i que
mala fe! i que falta de conocimientos históricos, i nun de es.
periencia ! En tiempo de' los emperadores paganos i quien
llegó á cseeder en fortaleza i çenuedo á los soldados cristianos
que militnban bajo sus banderas 1 No obstante el de,sórden ,I
la licencia quç reinan por lo comun en un ejército volante, enos
siempre teninn ~us horas señaladas para la oracion, gastaban
muchas veces gran parte de la noche, tributando alabanzas á
su Creador; i no fué raro, que acabando de humillar á los ene.
migos d~l príncipe, corriesen con igual intrepidez á de~ramar su
sangre en los anfiteatros por sostener los sacro~antos dogmas
del Crucificado. Pero no necesito de remontarme mui allá á
buscar ejemplos en los Constantinos, en los Til r:as, cn los
Mauricios, en los TUTenas, en los Condé i otros muchos; entre
nOsotros mismos, en estos últimos dias i quien mas valiente que
NEIRA, i que militái
'mas devoto que NEIRA 1
La relijion engrandece al alma i la fortifica, lejos de
debilitaria. El hombre teme mc.nos. Il¡. muerte, cuando no le
horrorizan sus consecuencias: mira los peligros con impavidez,
i los acomete con serenidad siempre que el deber lo impele
Si, nada tiene que temer despues de la muerte aquel que, com.
batiendo por una causa justa, obedece á Dios i. honra á su
patria. Nosotros mismos lamentamos hoi la pérdida de un heroe
que no teniendo ya otros graclos de glQria á qlle aspirar en este
mundo, por haber llegado al cúmulo de ella, creyó siempre que la
piedad' cristiana dchia ennoblecer i realzar los primeros i (¡!timos
trofeos de su vida. El supo I.umillar aquella frente belicosa ceñida
de laureles al suave yugo de Jesucristo., I cuando por todas partes
resonaba su 110'mbre,iiodos admiraban su, valor i sus hazañas, él
bendecia, allá.en el sceceto (:.e ~u eorazon, la mano poderosa que ki
ensalzaba, i .iemia al contemplar los estravíos i lit pérdida de
tantos veteranos compañcros suyos, cuya muerte labraba sa
corona. El, finalmente, adoptando por norIlIa im:ariable de su
conducta la exortacion mencionada del Apóstol San Pablo con. \
siguió ser para los granadinos un modelo del mas puro i desinteresado pll;triotismo; igualrr;cntc <]ueun ejemplar nada comun
cie verdadero <;atolicismo. .TIl omnibus te ipsum prœbe exemplum,
b01WMlm opeMlm •.
'
Ahora bien, carisimos herman<'ls, si t;.tntos"tan grandes i
tan justos motivos tuvimos para apreciar 'en vida al Coronel
NEIRA, para aflijirnos en Sil última enfermedad, para lIi>rarle
en BUmuerte i para honrar hoi su memória. ¿ Como nl~ hemos
( H)
40 ha.eer tambien glorioso su sepulcro, sepultando en él al mons..
truo abominable do la discordia, sacrificúndole nuestras desa.
venencias, nuestros ódios i resentimientos, i jurando al pie de
s,u tumba trabajar todos de acuerdo en restablecer el órden i la
pública tranquilidad? Si, hagamos un esfuerzo i lo conseguiré.
mos. I vos i 6 Padre de las misericordias! j O Dias de con.
solacion i de paz! calmad los espíritus, reconciliad los corazo.
nes, volved la dicha li los pueblos. Apasíguesc ya vuestra
cólera á vista de los estragos que ha Qcacionadoentre nosotros
la guerra civil; que la ruina de las poblaciones i de los campos;
que la pérdida de tantas almas desarmen vuestro brazo levan.
tado tanto tiempo sobre nuestras cabezas. Escuchad las pIe.
garias i los lamentos del sacerdocio que, consternado al ver las
calamidades de Isrrael, os dice con ci Profeta: j Señor, tanto
tiempo ha que aguardamos la paz; pero este bien no aparece;
creíamos tocar los dias de consolacion; pero vemos que se pro~
longan los de amargura! No deshecheis¡6 Dios clementisimo!
nuelltros clamores: dadnos la paz, i recompensad con los tesorq,!
infinitos de vuestra gloria, las virtudes civiles i relijiosas de
aquel que, no dudamos, reposa actualmcetc en paz.
SONETOS.
El Jénio bienhechor, á cuya espada,
De todos los rebetdes tan temida,
Debemos el honor, bienes í vida.
I nuevas glorias de la Patria amada:
lWDRA., á cllya virtud acrisolada
Toda Nueva Granada agradecida,
Apresta la corona que es debida
At héroe por quien fuera libertada.
lWEIa. del bogotano idolatrado,
Que en la hora de peligros aparece,
I luego que los riesgos han pasado
Del teatro de su gloria desparece
Cuando el pueblo lo aclama entusiasmado
Por su libertador; ay, Dios! fallece.
i De qué sirve la pompa funeraria 7
i Qué aprovechan las lágrimas i el luto
Al que mientras vivió con ojo enjuto
Desoyó de· los tristes la plegaria?
La historia, ni parcial, ni mercenaria
Despreciará en Sil fallo tal tributo;
A los piés del Eterno no dan fruto
LwrfJs â una. mano sanguinaria.
( 15 )
í Próceres do la tierra! No os exímen
Lo» hombres de los juicios divinales,
Por mas que en las exéquias os sublimen.
Si glorias anhelais sólidas, reales,
Finad cual NEIRA sin borron, sin crimen.
I sercis por mil siglos inmortalcs.-F.
G.
==
SmSTILLA.
El destino feróz que cnerudccido
Sentir nos hace su inflexible mano,
Lanzando sobre un pueblo ya aftijido
La peste i guerra con furor insano,
Hasta cI cslrcmo su rigor ha usado:
iCon NEIRA la esperanza ha sepultado!
•
Fallece el hombre; i la amistad suspira
Mienlras que mira su cadáver tibio;
Mas halla alivio i se disipa el duelo,
VueIto de hielo.
Fallece el héroe; i su pais le llora,
I no aminora su pesar un año;
Que en cuanto daño á la nacion asalta
Notan su faIta.
Al que su patria conservó im:olume
Herencia insume de recuerda» queda:
j, Qué gloria hcreda el adalid peljuro 1
Túmulo obscuro.
iAsi por NEIRA el sentimiento crece!
i Asi florece en estrellado sólio.
I en áureo folio que la historia escribe,.
Máximo vive !-J:.'. G•
•
Esa tumba que miras silenciosa
De fúnebres guirnaldas coronada;
Esa lápida triste que enlutada
Del sarcófago guarda cuidadosa;
Es la postrer mancion donde repOSll.
Reliquia venernnda. Allí postrada
Lloró la Libertad desconsolada
I el vale eterno dió]o cariñosa.
La voJcancia cima ain!da i bella,
El Ejipcio obelisco i el rOinano,
El cedro que en el Líbano descuella,
.Â.l ara funcral l::iU orgullo vano
·{ i6}-.
V cngan ~ deponer:- Mas gran()(Jés ella
Que dentro guarda al HEROE sobre humau
Gruesas nubes se &grupan en oriente,
El Ciclo se enéapota. i se entristece,
l- el astro biénheelwr desaparece
Oèùltando su faz, bella, esplendente•
. Rasga el negro velo un rayo ardiente
COD'
horrendo fragor, i se estremece
El tímido jasmin que ya florece,
I eleva en el desierto su alba frente.
Nacida en el furor de la tormenta,
De recios vientos siempre combatida,
Esa cándida flor su tallo ostenta:
Mas acaba por fin su triste vida .
I la planta tambien que la sustlÍnle.:
Ese; loh Patria! es tu Neira ••• ~'Vœquerida! ••••
•
NEIRA, el ínclito soldado,
Fiel patricio, nunca inerte
En lOBriesgosdol Estado,
Ya; gran Dios depositado
Está. en el lecho de muerte.
Columna de la jusficia,
Tal fué su vida ejemplar
Que no hallará la malicia.
En swi- ~chOs un lunar
De egoiS1Jloni avaricia.
Adquirió fama gloriosa
Que brilla doble en el seno
De la tumba dó reposa;
Porque- la fama del bueno
Se acreèe desde la fosa.--F.
.•
G•
•
Jt
i Querais i oh! jenio embellecer la historia i·
Venid i led en esta tumba hermosa:
Respiró el heroe esta aura silenciosa,
Si ancioso busca inmarcesible gloria.
De ciprés coronada. la victoria,
Vcd cual llega con planta relijiosa,
Con llanto inunda la sagrada losa,
I el nombre grava de inmortal memoria.
Llegad jóvenes tiernas candorosas.
I al que os libró de manos atrevidas,
Regad con llantos i cubrid de rosas.
En luto envueltas, de tarai ceñidas,
Llorad al héroe madres afectuosas,
Que do tUB hijos conservó las vidas.
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