Talleres de cultura

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YO ABRAZO LA PAZ…
Y ¿TÚ?
La semana por la Paz, es una iniciativa que nació desde la Conferencia Episcopal Colombia,
enmarcada en la celebración de San Pedro Claver, patrono de los Derechos Humanos, que
tiene como objetivo promover la construcción de paz desde los diversos escenarios
sociales. A esta iniciativa y ante la necesidad apremiante de la paz, las fuerzas vivas del
país no han dejado de reclamar, promover y sensibilizar en este ideal.
La construcción de la paz, como un derecho, un deber, un clamor y una necesidad, hoy
más que nunca cobra especial relevancia para Colombia. Sin desconocer la importancia de
una favorable coyuntura nacional y el cambio en las voluntades de los actores del conflicto,
como un enorme paso hacia la consolidación de la paz, existe un reto muy importante para
su sostenibilidad y es el “rescate de los valores y actitudes en pro de la paz así como
la transformación no violenta de las conflictividades”.
Fomentar espacios de participación en los cuales la sociedad civil, instituciones públicas y
privadas, la cooperación internacional y la Diócesis de Cúcuta, contribuyan a impulsar y
fortalecer escenarios de paz a través de la reflexión y la reconciliación como vía a la
transformación de conflictos, asumiendo un compromiso como ciudadanos y constructores
de paz para dignificar la vida.
YO ABRAZO LA PAZ…
Y ¿TÚ?

Al inicio de la eucaristía disponer a la entrada de una bandeja
con lazos verdes signos de paz y colocarlos a los asistentes en
las eucaristías.
 Se invita respetuosamente a el sacerdote revestirse 10 minutos
antes de la eucaristía y en la entrada de cada parroquia recibir a sus
feligreses con un abrazo como símbolo de unión, fraternidad, comunión
y de PAZ.
 Se propone al final de la eucaristía realizar la oración por la paz de
San Francisco de Asís.
Hermanos, celebramos la Eucarística, centro y culmen de la vida cristina, en donde Cristo
se nos da como alimento para que tengamos sus mismos sentimientos, y seamos
verdaderos promotores de paz. Oramos en esta semana pidiendo al Señor el regalo de la
paz en el mundo, nuestra patria, nuestra ciudad, y en cada uno de nuestros corazones. Con
el gozo que nos da ser Hijos de Dios, iniciemos este encuentro fraterno.
La palabra es eficaz, y es enseñanza para la vida del cristiano; es necesario imitar y hacer
vida lo que Dios nos dice por medio de ella, para así llegar a ser verdaderos promotores de
la paz. Escuchemos.
Elevemos hermanos, nuestras súplicas al Padre de misericordia, que en su infinito amor
nos ha salvado por el sacrificio de su Hijo nuestro Señor y digámosle:
R/ Escucha, Padre nuestra oración.
 Por la Iglesia, para que suscite el diálogo inter-religioso y sea portadora de paz en todas
las culturas por donde está llevando el evangelio. Oremos.
YO ABRAZO LA PAZ…
Y ¿TÚ?
 Por nuestros dirigentes, para que gobernando con transparencia, equidad y justicia,
dispongan a los pueblos para la convivencia en paz. Oremos.
 Por quienes hacen la guerra, para que abran su corazón a la experiencia de la
misericordia, y reparen a quienes les han hecho daño. Oremos.
 Por las víctimas de la violencia, para que encuentren la verdad, la justicia y la reparación,
y de esta forma alcancen la reconciliación, recobrando la esperanza y reconstruir la
dignidad afectada. Oremos.
 Por nosotros, para que al celebrar el sacramento que nos une como hermanos, seamos
gestores de paz en medio de nuestros hogares y en nuestra comunidad. Oremos
YO ABRAZO LA PAZ…
Y ¿TÚ?
•
realizar en un pliego de cartulina el presente dibujo y ubicarlo al lado del ambón.
•
Al terminar la homilía se inicia la canción de cristo rompe las cadenas, al mismo
momento niños y jóvenes de la parroquia se desplazan hasta donde está el dibujo y ubican
los valores que se relacionaron en el presente dibujo.
El esclavo de los esclavos negros como se hacía llamar San Pedro Claver, quien los
fortaleció y los asistió con admirable caridad y paciencia nos invita a la mesa de la palabra
y la mesa de la Eucaristía, fuente y culmen de la vida cristiana, participemos activamente y
llenémonos del Señor para salir a anunciar con nuestra vida el mensaje de Jesús. San
Pedro Claver fue testigo y apóstol de los derechos humanos en Colombia, oremos para que
nosotros siguiendo su testimonio velemos por los derechos colectivos y fundamentales.
Que al escuchar tu palabra, Señor, descubramos nuestra misión en el mundo, a imagen de
San Pedro Claver, quien dedicó su vida a la promoción de la dignidad humana de los
hermanos más necesitados.
Supliquemos que toda nuestra vida sea un anuncio clarividente de la Buena Noticia
diciendo:
- Para que, a imitación de San Pedro Claver, nuestro carisma se centre totalmente en Cristo
y en los Hermanos, roguemos al Señor.
- Para que nuestra opción sea el promover la dignidad que tienen todos los seres
humanos Y se encamine preferentemente hacia los más necesitados y Desamparados,
roguemos al Señor.
- Para que demostremos amor y estima al hermano, con total consagración de nuestras
vidas a su Servicio, roguemos al Señor:
-Por todos los cristianos, para que nuestra disponibilidad para perdonar y nuestra búsqueda
constante de tolerancia y paz hagan referencia explícita a Cristo y al Evangelio, roguemos
al Señor.
-Por los que difícilmente creen en el perdón, por los que no dan oportunidades a los demás,
por los que guardan sentimientos de rencor, por los cegados por el odio, para que el Señor
les enriquezca a todos con su gran don de la misericordia, roguemos al Seño
- Para que el ejemplo de San Pedro Claver nos impulse a seguir sus huellas, fieles al
Evangelio, roguemos al Señor.
YO ABRAZO LA PAZ…
Y ¿TÚ?
Para la celebración de la eucaristía se propone realizar la invitación
a:
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Un comerciante.
Un profesor.
Representante de puesto de salud.
Policía
Presidente de junta de acción comunal.
Un joven.
Adulto mayor
En la que cada uno tendrá la participación: lecturas, peticiones, ofrendas, como símbolo
que permite reconocer y ser reconocido, Honrar las diferencias con el otro y vincularnos.
“Al Vincularnos nos unimos, entonces reconocidos y unidos vamos a generaremos paz”.
 Se invita respetuosamente a el sacerdote revestirse 10 minutos
antes de la eucaristía y en la entrada de cada parroquia recibir a sus
feligreses con un abrazo como símbolo de unión, fraternidad, comunión
y de PAZ.
 Se propone al final de la eucaristía realizar la oración por la paz de
san francisco de asís.

Hermanos y hermanas: ¿Quién no anhela la paz? Sin embargo vivimos en un mundo sin
paz. La guerra, la violencia, el terrorismo son fruto del egoísmo, de la maldad de los
hombres. El mismo origen tiene la codicia, la envidia, la injusticia, la indiferencia. Causa de
discordias, peleas y resentimientos.
Hoy en la clausura de la semana por la paz queremos pedirle a Jesús, Príncipe de la paz
(Is 9, 5-6), el don de la paz para el mundo, para nuestra sociedad, para nuestras familias,
y, en especial, para nosotros mismos... porque no puede haber paz a nuestro alrededor si
no hay paz en nuestro corazón.
YO ABRAZO LA PAZ…
Y ¿TÚ?
Con confianza porque Jesús quiere darnos su paz, nos ponemos de pie y uniendo nuestros
corazones y nuestras voces, cantamos.
La Palabra de Dios nos invita a vivir el amor mutuo y nos habilita para la construcción de la
paz a partir de la corrección fraterna y la reconciliación con nuestros hermanos. Dejémonos
seducir e interpelar por el Señor a través de su Palabra, para hacernos artesanos de paz.
Escuchemos.
Elevemos hermanos, nuestras súplicas al Padre de misericordia, que en su infinito amor
nos ha salvado por el sacrificio de su Hijo nuestro Señor y digámosle:
R/ Escucha, Padre nuestra oración.
 Por la Iglesia, para que suscite el diálogo inter-religioso y sea portadora de paz en todas
las culturas por donde está llevando el evangelio. Oremos.
 Por las víctimas de la violencia, para que dejando a un lado el rencor, perdonen a sus
victimarios, y recobrando la esperanza, reconstruyan su dignidad. Oremos
 Para que cese la guerra y el conflicto entre nuestro pueblo colombiano y todos aportemos
para la construcción de una paz estable y duradera. Oremos.
 Por nuestros dirigentes, para que gobernando con transparencia, equidad y justicia,
dispongan a los pueblos para la convivencia en paz. Oremos.
 Por todos los cristianos, para que nuestra disponibilidad para perdonar y nuestra
búsqueda constante de tolerancia y paz hagan referencia explícita a Cristo y al Evangelio,
Oremos
Bajo el nombre “cultura del encuentro” se encuentra una profunda visión teológica y pastoral
-típica del Papa Francisco (EG 220ss)- cuyo significado requiere de una precisa
hermenéutica que ayude a descubrir toda su hondura, su riqueza y su potencial, tal como
ocurrió hace cincuenta años con la afirmación del beato Pablo VI de que “la Iglesia es
diálogo”, y con San Juan Pablo II con la expresión “civilización del amor”.
En efecto, tanto el diálogo (en Pablo VI) como el encuentro (en Francisco), poseen una
hondura axiológica que supera la mera pretensión metodológica de la evangelización; van
más al meollo de su esencia. Así, afirmar que la Iglesia es diálogo, no se reduce a la
comprensión de que la Iglesia necesite del diálogo para encontrar al hombre de hoy, sino
que, en sí misma, en su más profunda esencia, es diálogo, diálogo de Dios con el hombre
y del hombre con Dios, y diálogo entre los hombres, entre todos los hombres.
YO ABRAZO LA PAZ…
Y ¿TÚ?
En consonancia con lo anterior, hablar de “cultura del encuentro”, no puede reducirse a
afirmar que en el diálogo entre la fe y la cultura de hoy hay que propiciar el encuentro, sino
que, la fe sólo se hace cultura si ésta es, en sí misma, cultura del encuentro, cultura que
abraza toda cultura, cultura que sirve al encuentro de todos los hombres y que busca el
encuentro entre todas sus tradiciones y movimientos culturales y sociales.
El Papa Francisco nos invita a decir un Sí a las relaciones nuevas que genera Jesucristo;
hoy que las redes y los instrumentos de la comunicación humana han alcanzado desarrollos
inéditos, sentimos el desafío de descubrir y transmitir la mística de vivir juntos, de
mezclarnos, de tomarnos de los brazos, de apoyarnos, de participar de esa marea algo
caótica que puede convertirse en una verdadera experiencia de fraternidad, en una
caravana solidaria, en una santa peregrinación. Los retos de la gestación creciente de las
culturas urbanas, evidentemente diferenciables de las culturas rurales, y marcadas por
diferentes estilos de vida, costumbres asociadas a un sentido de lo temporal, de lo relacional
y de la territorialidad y la supervivencia cotidiana, que entraña un particular sentido religioso
que debe contemplarse e iluminarse con una evangelización que dé luz sobre los nuevos
modos de relación con Dios, con los otros, con los espacios y que suscite los valores
fundamentales. De este modo, las mayores posibilidades de comunicación se traducirán en
más posibilidades de encuentro –tierno, gozoso y misericordioso- y solidaridad entre todos
(EG N°. 87).
Ahora bien, en el marco de la semana por la paz, vale la pena traer a colación una claridad
que el Papa Francisco hace sobre la paz social, y que es de suprema importancia para no
hacer de la consecución de la paz y de la construcción de una “cultura del encuentro” una
caricatura filantrópica, pues “la paz no puede entenderse como un irenismo1… que silencie
o tranquilice…” de la maldad institucionalizada, y que se disfraza con la ausencia de
violencia.2 Son cuatro principios que el Papa propone como elementos fundamentales para
construir un pueblo en paz, justicia y fraternidad, y que legítimamente se pueden
parafrasear para la construcción de una auténtica cultura del encuentro. Ellos son:
a) El tiempo es superior al espacio: No nos mueven solo las coyunturas, sino la
plenitud; no actuamos buscando inmediatismos políticos, sino que planeamos a
largo plazo, en la paciencia y la esperanza (Cfr. Jn. 16.12-13; Mt. 13, 24-30),
procesos que construyan pueblo y generen plenitud humana. Los encuentros que
fomentaremos en esta semana, no son una iniciativa suelta, momentánea.
Pretenden generar, justamente, cultura.
b) La unidad prevalece sobre el conflicto: asumimos el conflicto; no lo ignoramos; pero
tampoco nos dejamos atrapar por él. Aceptamos el sufrimiento que nos genera el
conflicto, lo resolvemos y lo transformamos en un eslabón de un nuevo proceso (Cfr.
Mt. 5.9). las estrategias de esta semana nos ayudarán justamente a asumir el
conflicto, superarlo, transformarla y construir la cultura del encuentro.
c) La realidad es más importante que la idea: por eso la Palabras se hizo carme, se
hizo realidad. La Palabra siempre vive encarnándose, inculturándose en nuestros
pueblos, haciéndolos fecundar en frutos de justicia y paz. Por eso es que edificamos
sobre roca. Toda acción evangelizadora, personal, local, eclesial, estará
transversalizada por el empeño claro de hacer proactivo el encuentro de Jesús, a
través nuestro, con cada ser humano y con toda la comunidad.
1
Doctrina que preconiza la paz a ultranza,
http://lema.rae.es/drae/srv/search?key=irenismo
2
Cfr. EG N° 218
en
cuanto
ausencia
de
conflicto.
Véase:
YO ABRAZO LA PAZ…
Y ¿TÚ?
d) El todo es superior a la parte: no desconocemos ni perdemos de vista lo local, lo
individual, pues nos hace tener los pies sobre la tierra; pero damos prioridad al bien
común, a lo global. Una cultura del encuentro debe atinar hasta allá. Si no lo
hacemos, toda pretensión de cambio, toda propuesta o apuesta es evasiva y
desarraigada.
Finalmente, y solo mencionados a vuelo de pájaro, no podemos desconocer que para hacer
de este encuentro auténticamente cristiano, esto es, a la manera de Cristo, deben estar
rodeados de un clima propiamente evangélico: la alegría, el gozo, la ternura, la misericordia,
la cercanía, la sensibilidad e inquietud del amor3.
Para profundizar sobre la cultura del encuentro al mejor estilo de Jesús, queremos proponer
como itinerario de reflexión en esta semana por la paz 2015, en la que las organizaciones
convocantes hemos sumado voluntades en torno a la idea de recuperar la alegría del
encuentro con el otro expresada de manera concreta en “el saludo”, como cristianos no
podemos hacer menos que dejarnos iluminar desde la pedagogía del propio Jesús sobre lo
que ha de implicar esto como tarea propia y cotidiana en la vivencia de nuestra fe.
Proponemos entonces la reflexión de ocho encuentros significativos de Jesús narrados
desde los evangelios para ser trabajados en las parroquias, familias, instituciones
educativas:
I.
II.
III.
IV.
V.
VI.
VII.
Con su propio pueblo (vino a los suyos) Jn 1, 1ss
Con los que piensan, sienten y creen diferente (la samaritana) Jn. 4,1-42
Con los enemigos-opresores (el centurión romano) Mt. 8,5-13
Con los relegados (zaqueo Lc. 19,1-10, los leprosos Lc. 17,11-19, la adúltera Jn.
8,1-11)
Con los más vulnerables: jóvenes Mc. 10,17-30 y los niños Mc. 10,13-16
Con los desanimados (los discípulos de Emaús Lc. 24,13-25)
Con las instituciones (el Templo Jn. 2,13-22)
1. El encuentro en grupo tiene las siguientes partes y sigue el orden que a continuación se
indica:
a) VER EVOCAR LA VIDA
Comunicamos nuestro parecer o valoración sobre las afirmaciones y/o preguntas
ofrecidas con el fin de partir en cada encuentro de nuestra realidad.
b) Juzgar - Iluminar
YO ABRAZO LA PAZ…
Y ¿TÚ?
Después de leer el contenido de la “Iluminación” expresamos en el grupo las cuestiones que no nos han quedado claras y aquellas que más nos llaman la atención.
El/la profesor/a, o agente de pastoral aclarará los aspectos que sean necesarios y
resaltará aquello que considere oportuno y conveniente.
c) Actuar
Compartimos las respuestas a las preguntas que se plantean con el objetivo de hacer
realidad los aspectos, actitudes, acciones que vamos descubriendo.
d) Celebrar
Este espacio pretende que a través de la oración o signos referentes a la semana por la
paz permitan en sus diferentes formas, ir uniendo la fe con la vida. Acoger lo que vamos
descubriendo como un regalo de Dios que es posible y realizable con la experiencia de la
fe.
Tema N° I
Dios, en permanente encuentro con el ser humano
Jn 1, 1ss
Dinámica – Ambientación:
Cantemos:
Tan cerca de mí
Tan cerca de ti.
Tan cerca de mí,
Que hasta lo puedo tocar,
Jesús está aquí. (2)
Le hablare sin miedo al oído,
le contaré las cosas que hay en mí;
y que solo a Él le interesaran,
Él es más que un mito para mí...
No busques a Cristo en lo alto,
ni lo busques en la oscuridad;
muy cerca de tí, en tu corazón,
puedes adorar a Tú Señor...
Míralo a tu lado por la calle,
caminando entre la multitud;
muchos ciegos van, sin quererlo ver,
llenos de ceguera espiritual...
1.
Ver – evocar la vida:
a) A nivel personal:
Preguntas para el diálogo:
YO ABRAZO LA PAZ…
Y ¿TÚ?
 Si te pidiera que corras en busca de Dios, a un lugar donde lo creas está
más presente en éste preciso momento, ¿dónde lo buscarías?
 Piensa en una persona con la quienes dificultades relacionales. Al pensar en
ella, ¿crees que puedes visibilizar en ella la presencia de Dios? Describe la
experiencia, haciendo énfasis en los sentimientos que se despiertan en ti.
 ¿Eres consciente, de veras, de la presencia de Dios en ti?
b) A nivel nacional:
PISTAS PARA EL DIÁLOGO:
1. ¿Tenemos claro el significado que Francisco da a su propuesta de
“cultura del encuentro”?
 Hagamos una lluvia de ideas al respecto.
 Para profundizar, hagamos un ejercicio opuesto. ¿Cómo
describiríamos la cultura del desencuentro?
2. Como colocando una calcante sobre un mapa, coloquemos estos moldes
“cultura del encuentro”, “cultura del desencuentro” sobre la realidad de
nuestro país. ¿Qué observaciones podríamos hacer?
2.
Juzgar - Iluminar
Leamos Juan 1,1-14
La Sagrada Escritura, la presentar la creación del ser humano por parte de Dios, presenta
así mismo lo que esta creación significa en sus planes. En las dos narraciones del Génesis
(cfr. Gn. 1,26; y Gn. 2,7) el ser humano brota de la voluntad divina y es puesto a habitar en
su presencia-comunión (cfr. Gn. 2,8ss), único lugar donde encuentra su realización plena y
su felicidad. Más adelante, en la misma narración de los orígenes, el libro sagrado nos da
cuenta de cómo esa presencia-comunión es rota por decisión del ser humano (Gn. 3). En
la concepción bíblica, esta ruptura es más que una simple infracción moral; es la
transgresión existencial de la comunión-encuentro del ser humano –la creatura- con su
hacedor (Gn. 3,5), del ser humano con sus semejantes (Gn. 4,1-15) del ser humano con la
creación de la que forma parte (cfr. Gn. 7).
La actitud de Dios, al respecto no es de abandono (cfr. Jn. 3,16). Toma la iniciativa de salir
a su encuentro (cfr. Jn. 1,14). Si bien es cierto que muy pronto, en la literatura bíblica, las
calamidades históricas –personales, familiares y comunitarias- son concebidas como
consecuencia de la transgresión (cfr. Jc. 3.13; solo un ejemplo de entre muchos),
igualmente, queda el testimonio del auxilio divino que no desampara a su creatura.
El cuarto evangelio comienza con un himno cristológico profundamente espiritual. Nos
presenta a un Dios eminentemente comunicativo: no es mudo, ni encerrado en su misterio4.
Él se nos ha querido comunicar, y lo ha hecho en su hijo Jesús: el Verbo de Dios hecho
carne.
Pero este Verbo no hace referencia a un mero concepto, entendible solo los académicos,
sino que se ha encarnado en la vida misma del hombre, en Jesús, para hacerse entendible
por los sencillos, que se dejan conmover por la bondad, el amor y la verdad encerrados en
la vida misma.
4
Pagola, José Antonio. El camino abierto por Jesús. Tomo 4 Juan.PPS. 2013. Pg. 16
YO ABRAZO LA PAZ…
Y ¿TÚ?
Por la encarnación del Verbo, Dios rompa la distancia existente entre Dios y el hombre, a
raíz del pecado; y Dios acampó entre nosotros. Por eso, para “encontrarnos” con Dios, no
necesitamos salirnos del “mundo”, sino acercarnos al Dios hecho hombre. Para conocerlo,
más que estudiar teología, necesitamos sintonizar con Él.
En el hombre Jesús, se revitaliza el encuentro Dios-Ser humano. El sitio privilegiado del
encuentro entre Dios y el ser humana, no es en realidades extra temporales, sino en la
existencia misma del ser humano5.
Buscar a Dios, ausente de la creación y del ser humano, es alejarse del Dios verdadero
para sustituirlo por caricaturas empobrecidas de Dios. En cambio, cómo cambia nuestra
experiencia de Dios, cuando lo contemplamos en su presencia más humana, en el Hijo
encarnado, en Jesús. Es el rostro humano de Dios, y a éste Jesús presente en cada ser
humano con el que interactuamos en la cotidianidad. Así, la espiritualidad se hace más
sencilla y clara.
Es una verdadera contradicción confesar el misterio de la Encarnación y, a su vez, ignorar
que Cristo vive en medio nuestro. Es esencial a nuestra fe, reconocer que Dios ha bajado
a lo profundo de nuestra existencia, ha venido a habitar en cada corazón humano y a
hacerse presente en nuestras relaciones. Es esta realidad el sitio privilegiado del encuentro
entre el ser humano y Dios. Que Dios haya asumido nuestra carne, nos hace reconocer la
dignidad de la existencia carnal. Entendido esto, queda claro que adentrarse en la aventura
con Dios no puede hacerse desde fuera, como espectadores, sino desde dentro, pues Dios
está en lo íntimo de cada ser humano. No es alguien separado de nuestra vida.
Pero esta presencia de Dios no se capta superficialmente. Se evidencia cuando:
1. Se percibe la propia profundidad, intimidad y hondura.
2. Se realiza el encuentra con la profundidad, intimidad y hondura del otro/a.
Sin esta apertura interior a Dios no hay fe viva. La voz de Dios la escuchamos, cuando en
somos capaces de sintonizarla en el fondo de nuestra verdad, en el fondo de la verdad del
otro/a. Cuando dejamos brotar lo mejor de Dios en nuestra propia profundidad y en la
profundidad del otro/a.
Es entonces cuando se realiza el verdadero encuentro entre lo divino y lo humano.
3.
Actuar
Cómo describiría la actitud de Dios frente al ser humano.
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Si Dios realiza su re-encuentro con el ser humano distanciado por el pecado, en la
humanidad misma ¿dónde he de propiciar mi encuentro personal con Dios?
5
Puebla, 31-39.
YO ABRAZO LA PAZ…
Y ¿TÚ?
Este misterio de la Encarnación, ¿Qué actitudes de encuentro me sugieren para
implementar en mi vida cotidiana, de compromiso social, cultural, eclesial?
Celebrar
Sabiendo que la paz es un fruto del Espíritu Santo (Gal. 5,22), oremos al Padre Dios a
través de un signo de reconciliación:
Por parejas, visibilizar los desencuentros con el otro/a a través de la persona que está al
lado. Hacer un ejercicio de reconciliación real, verbalizando la reconciliación, reconociendo
a Dios en ella, y terminando con un fraternal abrazo mientras cantamos:
No importa de dónde tú vengas,
si siguiendo el Espíritu estás.
Si tu corazón es como el mío,
dame la mano y mi hermano serás.
/Dame la mano, querido hermano,
dame la mano y mi hermano serás./
Un Señor, una fe, un bautismo,
un Espíritu Santo también,
una misma esperanza tenemos,
un Dios que es Padre de todos: Yavé.
YO ABRAZO LA PAZ…
Y ¿TÚ?
Tema N° II
Encuentro de Jesús con los que piensan, sienten y creen distinto
Jn. 4, 1 - 45
Dinámica – Ambientación:
Cristo te necesita
Cristo te necesita para amar, para amar
cristo te necesita para amar(2).
CORO:
No te importen las razas ni elcolor de la piel
ama a todos como hermanos y haz el bien(2).
Al que sufre y al triste dale amor, dale amor
al
Al ke vive a tu lado dale amor, dale amor
al que viene de lejos dale amor(2).
Al que habla otra lengua dale amor, dale amor
al que piensa distinto dale amor(2).
2.
Ver – evocar la vida:
c) A nivel personal:
Preguntas para el diálogo:
 ¿Alguna vez, creyentes de otro credo religioso han golpeado a la puerta de
tu casa, para hablar contigo? En ese encuentro, ¿qué emociones se
desencadenaron en ti? ¿Cómo actuaste con ellos?
 ¿Te has sentido discriminado en alguna circunstancia en tu vida, por razón
de tu procedencia, tu raza, tu manera de pensar, de vestir, por tu credo
religioso? Describe la experiencia.
 Socialicemos los efectos en el corazón de las personas por el hecho de
sentirse discriminado.
d) A nivel nacional:
PISTAS PARA EL DIÁLOGO:
1. Con base en las noticias que vemos en los diarios, hacemos un agilísimo
análisis de la realidad y compartamos:
 ¿Tenemos claridad de la principal causa de los asesinatos en el
país?
 ¿Es el conflicto armado la única fuente de violencia?
 Por lo tanto, ¿la pacificación del país dependerá sólo de los acuerdos
entre los grupos armados y el Estado?
 ¿Qué opinión te merece el hecho de que, mientras en La Habana se
dialoga, para encontrar caminos de concertación que terminen en la
firma de un “tratado de paz”, en el país, grupos políticos se
manifiesten incapaces de dialogar.
YO ABRAZO LA PAZ…
Y ¿TÚ?
2. Esta realidad palpable en la política colombiana, de qué manera incide en la
pacificación real del país.
3. Si la polarización ideológica es real en la vida política nacional, ¿qué otras
evidencias hay en las otras esferas de la vida nacional?
4. ¿En esa realidad que vislumbramos a nivel nacional y de conglomerados
políticos, yo puedo verme reflejado como agente que contribuye a la
generación de estos ambientes polarizados?
5. En esta semana por la paz, ¿qué tendríamos que decir al respecto?
6. Qué propuesta concreta ofreceríamos al País.
2.
Juzgar - Iluminar
Leamos Juan 4,1-42
Entre los judíos y los samaritanos existían diferencias religiosas que hacían de los dos
pueblos enemigos reales. Y no eran diferencias superficiales, teniendo en cuenta que en
las convicciones religiosas de ambos pueblos, teócratas por excelencia, los motivos
tocaban a un aspecto esencial de la vida del pueblo y, por lo mismo, de su identidad propia.
Por eso podemos afirmar que sus diferencias eran irreconciliables. En efecto, y utilizando
un término de profunda vigencia y actualidad, eran razones de una recalcitrante intolerancia
religiosa que invadía las esferas de la vida política, etnográfica y social. La Biblia nos deja
evidencias de que no se podían, ni siquiera ver (cfr. Jn. 4,9). Cada pueblo, profundamente
polarizado por acontecimientos históricos, ideologizaba incluso la religión para sustentar las
razones que sostenía su proceder. Estaba profundamente divididos…
Las razones que, según lo judíos, les generaban antipatía por los samaritanos (No llevarse
entre sí), podemos resumirlas así: a) Abandono, por parte de los samaritanos, de las leyes
de Dios. b) Los samaritanos, no eran judíos puros, puesto que históricamente mezclaron la
fe en Dios y la vez su raza con paganos. Siendo esto prohibido por Dios. c) Los samaritanos
la idolatría de las naciones colonas y la local promovida primeramente por Jeroboan, luego
fortalecida por Acab y Jezabel. 2 Rey. 17:9; e) así mismo, permitían en su seno los
matrimonios mixtos de líderes y el pueblo con vecinos paganos, lo cual indujo a Israel a la
idolatría.
En esta circunstancia concreta, Jesús, el rostro visible del Dios invisible (Col. 1,15), toma la
iniciativa de ir al encuentro de este pueblo que no creía igual que el suyo: sin prejuicios, sin
prepotencias… se acerca, no sólo físicamente, sino a su corazón, a su historia, a su
conciencia, para manifestar la cercanía y apertura de Dios, el Padre bueno. En su ambiente
y su tiempo, la mejor opción entre el judío y el samaritano, era la distancia, incluso
territorial… Jesús rompe este paradigma y, mostrándose profundamente humano (v. 6), se
acerca…Qué importante subrayar significativamente: se acerca, se sienta, cansado… y
entabla el diálogo desprevenido… A pesar de la correspondiente actitud hostil de su
interlocutora y que Él termina por transformar radicalmente. Bástenos confrontar los vv. 9 y
40-42.
Es interesante para la fe y la pedagogía, contemplar la manera como el corazón, la palabra,
el afecto, la PRESENCIA de Jesús, lejos de imponer su visión de los lugares sagrados, de
YO ABRAZO LA PAZ…
Y ¿TÚ?
la adoración a Dios, del culto (objeto de las disputas entre los dos pueblos), va
SEDUCIENDO a su interlocutora, a través de involucrarse en su vida y en su historia,
haciéndola sentir cercana, abrazado por el Padre, hasta el punto de derribar toda barrera,
y, más impresionante aún, hasta el colmo de hacerla portavoz de una nueva construcción
de vida para su pueblo (vv 39-42).
Esta actitud de Jesús, que nos manifiesta cómo es el corazón del Padre Misericordioso,
tiene mucho que decirnos a los colombianos hoy. En primer lugar, a mí, en cuanto me marca
un derrotero de actitudes que debo implementar en mi vida personal como agente
constructor de paz, como colombiano comprometido con esta necesidad nacional. Sobre
todo, saber que, por encima de cualquier creencia, pensamiento, tenemos un padre común,
que, si le damos prioridad en la vida, lima toda aspereza hasta el punto de hacernos un solo
pueblo. Por eso, no puedo ser reticente en la necesidad de “tomar la iniciativa” –como
Jesús- para acercarme el otro-diferente.
En segundo lugar, me hace comprometerme a generar ese mismo clima de encuentro en
el ambiente social, cultural, académico, familiar, laboral, etc. en el que me desenvuelvo en
la cotidianidad.
3.
Actuar
Debo concretar: ¿cuál es la actitud de Jesús frente a la samaritana? Identificarla y
describirla.
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______
¿Cuáles actitudes creo pertinentes de implementar en mi vida cotidiana y fomentar en mi
comunidad, en esta semana por la paz?
¿Qué cambios de actitudes y comportamientos me comprometo a trabajar porque no
contribuyen a construir la paz?
Celebrar
Sabiendo que la paz es un fruto del Espíritu Santo (Gal. 5,22), oremos al Padre Dios con la
oración propuesta por Francisco de Asís:
ORACIÓN:
San Francisco de Asís
Oh, Señor, hazme un instrumento de Tu Paz.
Donde hay odio, que lleve yo el Amor.
Donde haya ofensa, que lleve yo el Perdón.
Donde haya discordia, que lleve yo la Unión.
Donde haya duda, que lleve yo la Fe.
YO ABRAZO LA PAZ…
Y ¿TÚ?
Donde haya error, que lleve yo la Verdad.
Donde haya desesperación, que lleve yo la Alegría.
Donde haya tinieblas, que lleve yo la Luz.
Oh, Maestro, haced que yo no busque tanto ser consolado, sino consolar;
ser comprendido, sino comprender;
ser amado, como amar.
Porque es:
Dando, que se recibe;
Perdonando, que se es perdonado;
Muriendo, que se resucita a la
Vida Eterna.
YO ABRAZO LA PAZ…
Y ¿TÚ?
Tema N° III
Jesús propicia el encuentro con los enemigos-opresores
Mt. 8,5-13
Dinámica – Ambientación:
Ponerse en los zapatos del otro
2.
Ver – evocar la vida:
a) A nivel personal:
Preguntas para el diálogo:
 ¿Me he tenido qué encontrar con personas a quienes, por alguna circunstancia
particular, considero como mis adversarias o enemigas?
 ¿Qué sentimientos se despiertan en mí, qué estados emocionales, qué
pensamientos, al cruzarme con ellas?
 ¿Cuáles son los motivos que me llevan a considerarla adversarias o enemigas?
b) A nivel nacional:
Socialicemos:
 ¿Crees tú, que en la cotidianidad del país, existen diferencias que nos lleven a
considerarnos enemigos entre los colombianos?
 Esas rivalidades y hostilidades, ¿qué actitudes han generado en la convivencia
ciudadana?
 Enumeremos actitudes y circunstancias en las que las hemos evidenciado.
 ¿Tengo yo esas actitudes en mi vida ciudadana?
2.
Juzgar - Iluminar
Leamos Mateo 8,5-13
En el siglo I, las provincias de Galilea, Samaria y Judea están bajo dominación romana
desde el año 63 a.C., cuando los romanos incorporaron Palestina a su imperio. Para los
campesinos judíos, la dominación herodiana y romana generalmente significaba pesada
tributación y, más que esto, una seria amenaza para su existencia, ya que muchos fueron
expulsados de sus tierras. Una de las políticas de los emperadores para sustentar su
gobierno era la práctica de la persecución a los adversarios y el exterminio del opositor,
acusándolo de diversos actos contra la autoridad establecida, llegando incluso a incendiar
y destruir completamente ciudades, masacrando, crucificando o esclavizando a sus
pueblos. Por eso mismo en Palestina la situación económica de la población durante el
primer siglo era deplorable y se evidenciaba en el deterioro de su calidad de vida: las
personas humildes vivían en estado de penuria e inestabilidad. Joaquín Jeremías afirma
que en verdad Jerusalén, ya en los tiempos de Jesús, representaba un centro de
mendicidad. No es de admirarse que ya entonces había personas que simulaban ceguera,
fingían ser sordas, hidrópicas, cojas etc.
Los efectos de un sistema imperial producen a su vez otras secuelas. En la situación
palestina, una de esas secuelas fue el surgimiento de numerosas sectas mesiánicas
apocalípticas. Esto es también una expresión del esfuerzo del pueblo por salir del sistema
YO ABRAZO LA PAZ…
Y ¿TÚ?
dominante. Esto, sin embargo, no significa que todos los grupos político-religiosos del
tiempo de Jesús asumieran una actitud combativa contra Roma o que fueran sus cómplices.
El imperio romano estaba estructurado según el modelo de producción esclavista: el trabajo
productivo era realizado por los esclavos, que con el tiempo sustituyeron a los campesinos
libres que habían constituido la fuerza de la república de Roma. Por su parte, el templo era
el centro del poder político, económico y religioso. El templo era, de hecho, el centro
simbólico del poder económico y político. La ley era el instrumento que impulsaba este
sistema social, interpretada a partir de los sectores dominantes, lo que permitía y establecía
la separación de las personas en puros e impuros, en justos y pecadores.
En esta realidad se encarna Jesús, el Verbo eterno de Dios. Una sociedad, un pueblo herido
en lo profundo de sus corazones por la opresión, que le recordaba dolorosos sucesos de
su historia pasada, y que, a su vez, le motivaba a arraigar más profundamente su esperanza
mesiánica.
Jesús, el galileo, no es ajeno a la realidad de sus congéneres. En ese ambiente desarrolla
su ministerio salvífico. Es por eso tan valiosa e iluminadora su actuación frente a los
dominadores.
Cuando un General Romano –dominador- le suplica, movido por la atención para su criado,
Jesús rompe cualquier esquema humano y responde con actitudes realmente divinas y
salvífica: acoge al enemigo, lo escucha, y, sin quedarse en el sentimentalismo nacionalista,
en el resentimiento histórico, en el juicio y señalamiento discriminatorio religioso… No, Él
rescata los resquicios divinos de bondad y humanidad. Aprovecha la coyuntura para
demostrar que también a ellos, los opresores, los ama Dios, y le abre el camino de la
misericordia celestial, evidenciando que en el Padre no hay esclavos y libres (Gal. 3,28),
dominadores y dominados, sino hijos… pues el Padre hace salir su sol sobre buenos y
malos (Mt. 5,45), ama a los enemigos hasta el colmo de servirle con todo su ser (Mt. 5,4348; Lc. 6,27-36), paga con bien –la curación de su criado- a quien le hace mal –dominación,
opresión política- y que, por lo mismo, vale la pena la reconciliación y la fraternidad.
Jesús no se queda en el análisis de la realidad; encarna lo que hay en el corazón del Padre
y lo aporta en la reconstrucción de la fraternidad universal, existente en la voluntad
creadora.
3.
Actuar
¿Cuáles son las actitudes de Jesús frente a sus adversarios, que debamos rescatar y
proponer como reto para la Colombia polarizada y necesitada de pacificación de hoy?
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¿Cuáles actitudes creo pertinentes de implementar en mi vida cotidiana y fomentar en mi
comunidad, en esta semana por la paz?
YO ABRAZO LA PAZ…
Y ¿TÚ?
¿Qué cambios de actitudes y comportamientos me comprometo a trabajar porque no
contribuyen a construir la paz?
Celebrar
Sabiendo que la paz es un fruto del Espíritu Santo (Gal. 5,22), oremos al Padre Dios, una
decena del rosario, ofreciéndola por una persona que en mi corazón crea que me ha hecho
daño…
YO ABRAZO LA PAZ…
Y ¿TÚ?
Tema N° IV
Jesús sale al encuentro con los que la sociedad relega
Zaqueo Lc. 19,1-10, los leprosos Lc. 17,11-19, la adúltera Jn. 8,1-11
Dinámica:
1.
Ver (evocar la vida)
Dinámica: Formar grupos de… y descartar poco a poco a los que no queden
en esos grupos… hasta que queden pocos.
Pistas para el diálogo:
 Como en el juego, ¿en alguna circunstancia existencial, cotidiana, te
has sentido discriminado, rechazado?
 En esas circunstancias, ¿qué emociones y sentimientos te
embargaron? ¿Qué pensaste de ti mismo/a? ¿Qué pensaste y sentiste
de quien te rechazó?
 Con tus comportamientos, en tu manera de pensar, ¿crees
honestamente que has rechazado o discriminado a alguna persona?
Ver (recrear la vida)
Con una mirada un poco más amplia, describe actitudes discriminatorias en tu
entorno: en las comunidades parroquiales, en la estructura eclesial, en las
administraciones públicas, en el acceso a los derechos fundamentales…
2.
Juzgar - Iluminar
Es supremamente llamativo, ver en el Evangelio al Maestro (Jn. 13,13) rodeado de mujeres,
algunas de no muy buena reputación, sencillos pescadores, pecadores, enfermos de todo
tipo; entre ellos estaban sus mejores amigos. A todos ellos, Jesús los mira con ojos
radicalmente distintos, y los trata con una ternura sinigual, defendiendo su dignidad y
acogiéndolos dentro del su grupo de seguidores.
Tal era su cercanía a todas estas persona, vistas con sospecha en la sociedad judía de su
tiempo, que por eso mismo fue tachado de amigo de pecadores (Mt. 11,19) y como impuro
ritual. A pesar de todo esto, Jesús rompe todo tabú al respecto y todo prejuicio, y se acerca
sin temor (Lc. 19,5), sin juzgar ni condenar (Jn. 8,11), se deja acariciar (Lc. 7,38), se sienta
junto a ellos (Lc. 5,29).
Lo pureza ritual exigía no acercarse a este tipo de personas; sin embargo, Jesús no ve la
impureza en ellas, sino brotando del corazón de quien las juzga (Mc. 7,20-21; Mt. 15,19).
Por eso, invita a no mirar la mota en el ojo ajeno, sino la viga en el propio (Lc. 6,41-42).
¿Por qué se condena a la mujer del adulterio mientras nadie habla del varón?
En el corazón de Jesús no hay espacio para la hipocresía social ni religiosa. Propone
relaciones fraternas fundadas en la sencillez, la verdad, el respeto, la justicia y la compasión
(Jn. 8,7). Jesús cree en el hermano, le desea lo mejor, le otorga la posibilidad de transformar
su vida y lo anima a eso (Jn. 8,11).
En todo esto, se manifiesta en Jesús una devoción, no a la ley que mata, sino a la persona
y su dignidad. No está en sus horizontes la destrucción del otro a quien se considera
YO ABRAZO LA PAZ…
Y ¿TÚ?
culpable, sino que como profeta de la compasión del Padre para con sus hijos e hijas,
catapulta para que su perdón, su acogida, su aceptación, se convierta en el punto de partida
para una nueva vida. En esto, su actitud es plenamente libre de los prejuicios.
Cuestiona el estilo de vida y las actitudes de muchos seguidores de Jesús que, muchas
veces atrapados por costumbres, esquemas y tradiciones que no tienen su origen en Jesús,
favorecen la prevalencia y discriminación de unos sobre otros. Es acuciante una toma de
conciencia y una trasformación de actitudes que enmascaren cualquier tipo de
discriminación o descalificación. Estas actitudes no contienen la esencia del evangelio.
Encontrar a Jesús, lo fue ayer y lo debe ser hoy, es el mejor noticia y el mejor hallazgo,
pues es encontrar el verdadero Rostro de Dios que entiende, se pone de parte de la
persona, acoge, perdona; como amigo, como Padre, invita a rehacer la vida: en Él siempre,
el ser humano, encontrará misericordia y amor insondable. Nos hace entender que en todo
circunstancia, por sin salida que parezca, siempre hay salida en Él y con Él. Nada ni nadie
podrá separarnos de su amor (Rm. 8.38).
Todo este descubrimiento del Rostro de Dios, a través del corazón de Jesús, me invita a no
apelar al peso de la ley –ni siquiera la divina- para condenar a tantas personas, marginadas
ya de por sí en la cultura del descarte, sino para acercarme, encontrarme con ellas a través
de mis nuevas actitudes, a través del evangelio del encuentro.
Es un movimiento de doble partida: por un lado, yo –pecador- me siento perdonado,
acogido, objeto de la misericordia y compasión. Por otro lado, en mi actitud, fruto de mi
agradecimiento, perdono, acojo y tengo misericordia y compasión.
3.
Actuar
Debo concretar: ¿cuál es la actitud de Jesús frente a la samaritana? Identificarla y
describirla.
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¿Cuáles actitudes creo pertinentes de implementar en mi vida cotidiana y fomentar en mi
comunidad, en esta semana por la paz?
¿Qué cambios de actitudes y comportamientos me comprometo a trabajar porque no
contribuyen a construir la paz?
Identifico y me propongo una actividad muy concreta de acogida evangélica de alguna
persona o grupo marginal en mi comunidad parroquial.
Celebrar
En parejas, nos expresamos acogida mutua, perdón misericordia, con un abrazo, y
orando en voz baja, al oído, por el hermano/a de al lado, en bendición y acción de
gracias.
YO ABRAZO LA PAZ…
Y ¿TÚ?
Tema N° V
Jesús acoge-se encuentra con los más vulnerables
Los sencillos (Mt. 11,35ss), los jóvenes y los niños Mc. 10,13-30
Dinámica:
1.
Ver (evocar la vida)
Pistas para el diálogo
Ver (recrear la vida)
Pistas para el diálogo
Aborto y eutanasia.
2.
Juzgar – Iluminar
En el pueblo de Israel del siglo I, tal como sucede en toda sociedad, unas personas son
consideradas como valiosas, otras no los son. Para estas últimas, los cuidados sociales se
desmerecen. En nuestra sociedad de consumo, donde lo que prima es la producción y el
mercado, justamente por eso, son preponderantes los que producen y los que gastanconsumen; los que no, se descartan.
Ya Jesús denunció la brecha entre personas en una misma comunidad; entre los “sabio y
entendidos” frente a los “sencillos”. Está ahí ya presente, en sus justas proporciones, la
“cultura del descarte” propiciada por las estructuras sociales. Lo que llena de admiración y
entusiasmo, es su actitud frente a la brecha: la denuncia y toma partido; se compromete
con los descartados, porque ve en ellos el terreno propicio para la construcción de su plan
salvífico (Mt. 11,25-30).
Jesús descubre que en los corazones de los descartados sociales, hay apertura y gozo
para recibir el Reino de Dios: un Reino fraterno. En cambio, en los “prestantes”, encuentra
un corazón duro para la fraternidad y para con Dios.
A Jesús le entendían muy bien, estaban atentos y abiertos, los sencillos campesinos, lo
niños, los jóvenes llenos de esperanzas. Sus palabras los llenaban de alegría, mientras que
a los “satisfechos” les provocaba indiferencia, cuando no repulsión porque se sentían
amenazados.
La actitud de Jesús, en cada momento de su ministerio, nunca fue de discriminación, pero
sí de opción preferencial por aquellos que para la sociedad eran menos valiosos, pero que
para Dios eran privilegiados: “de los que son como ellos es el reino de Dios” (Mt. 19.14).
En el Templo de Jerusalén no había espacio para algunas personas: en Jesús, todos
encontraban espacio, tiempo y predilección. A todos ellos, el Señor les hace sentir: “Yo soy
el Señor tu Dios… Tú eres de gran precio a mis ojos, eres valioso y yo te quiero… no temas,
que estoy contigo” (Is. 4, 3-4).
Como seres humanos todos somos iguales en dignidad, y sujetos de los mismos derechos
y deberes. Pero en el corazón de Jesús, en Dios, los descartados son privilegiados, puesto
YO ABRAZO LA PAZ…
Y ¿TÚ?
que necesitan ser reivindicados por su creador. Además, como no están apabullados por
falsas seguridad, su apertura a la acción de Dios es determinante.
Paradójicamente, ha sido propio de las sociedades humanas de todos los tiempos el dividir,
categorizar, señalar, estratificar, relegar a personas determinadas y grupos. El Dios
humanado en Jesús nos evidencia que en sus designios no ha sido nunca así. Por eso, la
actitud de Jesús se convierte en un reto, en un referente para sus seguidores: frente a la
estratificación, presenta la igualdad de todos/as frente al Padre Bueno (Mt. 5,45); ante la
división y las fronteras, une (Jn. 17, 21); frente a la estigmatización de unos/as sobre
otros/as, Jesús valora los corazones, rescata en ellos lo valioso, y les da el protagonismo
en sus vidas y su puesto en el corazón de Dios (Jn. 8,1). Cuando estas personas
discriminadas perciben el acercamiento de Jesús, su cercanía afectuosa, respetuosa,
ejerce un poder sanador y liberador que les restituye en su dignidad y les hace protagonistas
de sus propias historias y de la historia de la nueva comunidad instaurada por Jesús (Mc.
10,52).
En Jesús, la historia propia, con sus vicisitudes, queda redimida y potenciada. Esta actitud
de Jesús es tan transformadora, que le lleva a abrazar con gozo y decisión su propuesta
salvífica, pasando de un estado de inercia social, a un seguimiento osada del evangelio,
hasta el punto de hacerles testigos de un Reino Nuevo (Jn. 6,2). Su sal recobró el sabor, y
le hizo artífices del saber del Reino (Mt. 5, 13-16).
Para una cultura del encuentro, la actitud de Jesús frente a esta realidad social es
fundamental y nuclear. Me reta a sentirme acogido en Jesús, recobrando mi dignidad
menoscabada, poniéndome al nivel del designio salvífico. Pero igualmente me reta a ver en
el otro/a las mismas potencialidades, el mismo valor que Jesús ve en mí y rescata en mí.
3.
Actuar
Identifico con verbos y defino las actitudes de Jesús frente a los desanimados,
desesperanzados:
a) __________________________________________________________________
_________________________________________________________________
b) __________________________________________________________________
_________________________________________________________________
c) __________________________________________________________________
______________________________________________________
Visualizo los rostros concretos de la desesperanza en mi comunidad parroquial, en mi país:
a) __________________________________________________________________
______________________________________________________
b) __________________________________________________________________
______________________________________________________
c) _________________________________________________________
Propongo una estrategia de acercamiento y acompañamiento a esto hermanos/as
Celebrar
YO ABRAZO LA PAZ…
Y ¿TÚ?
Con base en el texto del “Magnificat”, leerlo en silencio, orarlo interiormente. Luego de un
tiempo prudencial de silencio, se da espacio para que los participantes proclamen en voz
alta la frase que más le invitó a cambio de actitudes personal. Al final, todos recitan la
oración del “Magnificat”:
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios mi Salvador,
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí.
Su nombre es Santo
y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación.
Él hace proezas con su brazo,
dispersa a los soberbios de corazón.
Derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes.
A los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos despide vacíos.
Auxilia a Israel su siervo, acordándose de su santa alianza
según lo había prometido a nuestros padres
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo
como era en principio ahora y siempre por los siglos de los siglos.
Amen.
Tema N° VI
Jesús sale al encuentro de los desanimados
Lc. 24,13-25
Dinámica- ambientación:
Canto:
Te conocimos Señor, al partir el pan
Andando por el camino te tropezamos, Señor,
te hiciste el encontradizo, nos diste conversación.
Tenían tus palabras fuerza de vida y amor,
ponían esperanza y fuego en el corazón.
/ TE CONOCIMOS, SEÑOR, AL PARTIR EL PAN.
TÚ NOS CONOCES, SEÑOR, AL PARTIR EL PAN. / (2)
Llegando a la encrucijada, Tú proseguías, Señor,
te dimos nuestra posada, techo, comida y calor;
sentados como amigos a compartir el cenar,
allí te conocimos al repartirnos el pan.
YO ABRAZO LA PAZ…
Y ¿TÚ?
Andando por los caminos te tropezamos, Señor,
en todos los peregrinos que necesitan amor;
esclavos y oprimidos que buscan la libertad,
hambrientos, desvalidos, a quienes damos el pan.
1.
Ver
(Evocar la vida)
Sentimientos personales frente a los traspiés:
 A nivel personal: ante la realidad de la recaída en el pecado.
 A nivel comunitario: ante las dificultades en el proceso de paz
(Recrear la vida)
Identificar los sentimientos y pensamientos del pueblo colombiano en cada uno
de los tropiezos que ha tenido el proceso de paz
2.
Juzgar – Iluminar
Es frecuente escuchas a los abuelos la expresión: “a dónde iremos a parar…”, haciendo
alusión a la impresión de que da el desarrollo de la historia humana, que tiende hacia la
hecatombe mundial, visibilizando problemáticas humanas antes desconocidas, o, por lo
menos, poco mediatizadas. Sin embargo, al repasar la historia, descubrimos que la
contingencia humana siempre ha estado presente en la convivencia de los pueblos.
Guerras fratricidas, ambiciones desmedidas de unos imperios sobre otros, deseo
expansionista e imperialista, esclavitud, homicidio en todas sus acepciones, etc… En todas
las épocas el ser humano se ha visto abocado al miedo por la autodestrucción, que ha
generado, por un lado, frustraciones colectivas y antropologías catastróficas, y –por otro- el
surgimiento de mesianismos de todo tipo: religioso, político, académico, etc.
También hoy, en nuestro país, las contingencias difíciles y cuestionantes de la coyuntura
peculiar del deseo de la paz, se ha visto acosada por el desánimo, la desconfianza, la
desesperanza, que se va confrontando con el anhelo más profundo de los corazones y el
patriotismo que sueña una Patria pacificada.
En el pueblo de Israel del siglo I, en el ambiente en el que se hizo carne el Hijo Unigénito
del Padre, los anhelos nacionales y las frustraciones se entrecruzaban y se bullían al interior
de las comunidades. Jesús, en el culmen de los tiempos (Gal. 4,4), hace su inserción
salvífica en circunstancias político-religiosas nada fáciles.
Jesús se acerca al hombre que vive en esta cotidiana paradoja: anhelos y desesperanzas.
Inclusive, en el cumplimiento de su misión salvífica, debe acercarse a sus discípulos que,
al no comprender el designio del Padre, se desanima ante lo que parece un fracaso de su
ministerio: su muerte (Lc. 24,17).
Su actitud es compasiva al extremo: se hace uno con ellos, camina, los acompaña, se sienta
a la mesa y “les explica”… es decir, les hace recuperar el sentido de la historia. Da ternura
y entusiasma esta actitud de Jesús, que hace que sus amados recuperen la esperanza, el
gozo del seguimiento y el empeño de su obra (v. 33).
YO ABRAZO LA PAZ…
Y ¿TÚ?
Jesús, presencia visible del Dios invisible (Col. 1,15), siendo un Dios compasivo6 sale al
encuentro con los desanimados: cuando su proyecto de vida se está viendo frustrado,
cuando los procesos políticos defraudan; cuando la esperanza se diluye frente a los
acontecimientos cotidianos; cuando los procesos pastorales no llenan de alegría ni gozo en
el seguimiento de Jesús, ni sirven de luz profética ante las humillaciones sobre el ser
humano… Jesús se acerca, acompaña en la cotidianidad, con paciencia, ternura y
compasión, devuelve el sentido al acontecer histórico desde el corazón y los designios del
Padre Celestial. Él sigue sentándose: sigue celebrando la cena con nosotros porque es
compasivo y camina con nosotros.
El corazón del ser humano que acoge el Reino –como los discípulos de Emaús- encuentra
el norte en su vida y en el curso de la historia
3.
Actuar
Debo concretar: ¿cuál es la actitud de Jesús frente a la samaritana? Identificarla y
describirla.
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¿Cuáles actitudes creo pertinentes de implementar en mi vida cotidiana y fomentar en mi
comunidad, en esta semana por la paz?
¿Qué cambios de actitudes y comportamientos me comprometo a trabajar porque no
contribuyen a construir la paz?
Identifico y me propongo una actividad muy concreta de acogida evangélica de alguna
persona o grupo marginal en mi comunidad parroquial.
Celebrar
Organizar una fogata: a cada participante se le entrega un leño; en él, se visibiliza a cada
hermano desanimado. El fuego que se enciende, significa el ardor del amor de Jesús, que
abraza y consume.
Luego de encendido, pasa cada uno, socializa a quién visibiliza con su leño, lo enciende y
ora por él.
Cuando todos han pasado, un solo fuego, el fuego de Jesús, es la unidad del Espíritu.
Terminar rezando el Padre Nuestro, y la canción: “Esta es la luz de Cristo”.
Esta es la luz de Cristo
Esta es la luz de Cristo,
YO ABRAZO LA PAZ…
Y ¿TÚ?
yo la haré brillar.
BRILLARÁ, BRILLARÁ, SIN CESAR.
Soy cristiano y esta luz,
yo la haré brillar.
Llevo mi luz por la ciudad,
yo la haré brillar.
Nunca la ocultaré,
yo la haré brillar.
Siempre la defenderé,
yo la habré brillar.
Tomo hermano esta luz,
y hazla tu brillar.
Tema N° VII
Jesús y las instituciones
Jn. 2,13-22
Dinámica:
Propongo hacer un foro sobre la canción de Ricardo Arjona: Jesús es verbo no sustantivo;
sobre el supuesto de que es un tema de discusión social, y no como una propuesta de fe.
(hablando) ayer, Jesús afino mi guitarra y agudizo mis sentidos, me inspiro; papel y lápiz
en mano, apunto la canción y me negué a escribir porque hablar y escribir sobre Jesús es
redundar, sería mejor actuar luego, algo me dijo que la única forma de no redundar es decir
la verdad decir que Jesús es acción y movimiento, no cinco letras formando un nombre
decir que a Jesús le gusta que actuemos, no que hablemos, decir que Jesús es verbo no
sustantivo.
Jesús es más que una simple y llana teoría.
¿Qué haces hermano leyendo la biblia todo el día?
lo que ahí está escrito se resume en amor, vamos ve y practícalo
Jesús hermanos míos es verbo no sustantivo.
Jesús es más que un templo de lujo con tendencia barroca
él sabe que total a la larga esto no es más que roca
la iglesia se lleva en el alma y en los actos no se te olvide
Jesús hermanos míos es verbo no sustantivo.
Jesús es más que persignarse hincarse y hacer de esto alarde
él sabe que quizá por dentro la conciencia les arde
Jesús es más que una flor en el altar salvadora de pecados
Jesús hermanos míos es verbo no sustantivo.
Jesús es más que un grupo de señoras de muy negra conciencia
que pretenden ganarse el cielo con club de beneficencia
si quieres tu ser miembro activa tendrás que presentar a la directiva
tu cuenta de ahorros en suiza y vínculos oficiales.
Jesús convertía en hechos todos sus sermones
YO ABRAZO LA PAZ…
Y ¿TÚ?
que si tomas café es pecado dicen los mormones
tienen tan poco que hacer que andan inventando cada cosa
Jesús hermanos míos es verbo no sustantivo.
Jesús no entiende por qué en el culto le aplauden
hablan de honestidad sabiendo que el diezmo es un fraude
a Jesús le da asco el pastor que se hace rico con la fe
Jesús hermanos míos es verbo no sustantivo.
Me bautizaron cuando tenía 2 meses y a mí no me avisaron
hubo fiesta piñata y a mí no me lo preguntaron
bautízame tu Jesús por favor, así entre amigos
sé que odias el protocolo hermano mío.
De mi barrio la más religiosa era doña carlota
hablaba de amor al prójimo y me pincho cien pelotas
desde niño fui aprendiendo que la religión no es más que un método
con el título "prohibido pensar" que ya todo está escrito.
Señores no dividan la fe las fronteras son para los países
en este mundo hay más religiones que niños felices
Jesús pensó "me hare invisible para que todos mis hermanos
dejen de estar hablando tanto de mí y se tiendan la mano".
Jesús eres el mejor testigo del amor que te profeso
tengo la conciencia tranquila por eso no me confieso
rezando 2 padres nuestros el asesino no revive a su muerto
Jesús hermanos míos es verbo no sustantivo.
Jesús no bajes a la tierra quédate ahí arriba
todos lo que han pensado como tu hoy están boca arriba
olvidados en algún cementerio, de equipaje sus ideales
murieron con la sonrisa en los labios
porque fueron verbo y no sustantivo.
1.
Ver (evocar la vida)
Pistas para el diálogo
¿En qué momentos de mi vida personal, he sentido que la ley eclesial, la ley nacional, han
menoscabado mi dignidad personal?
Si esta circunstancia se ha presentado en mi vida, ¿qué sentimientos y pensamientos se
hicieron presentes en mi vida frente a dicha institución o ley? ¿Generé algún tipo de
predisposición?
¿Cuándo yo, con mis actitudes o mis predicados de fe, por hacer respetar una norma, una
ley, una costumbre de fe, he descuidado el bien de las almas?
Ver (recrear la vida)
Pistas para el diálogo
YO ABRAZO LA PAZ…
Y ¿TÚ?
En Colombia, en el ambiente de los diálogos de La Habana, se ha generado la discusión al
respecto de la Justicia. Algunos piden, so pretexto de no impunidad, casi que venganza;
otros claman por perdón e indulto. Generemos una discusión al respecto.
2.
Juzgar - Iluminar
Una mirada ligera y superficial a la posición que Jesús tomaba frente a las instituciones de
su tiempo -esto es, el Templo, el sábado, el imperio, entre otras- afirmaría que era una
postura contestataria, descalificadora. Pero un examen juicioso, al contrario, nos llevaría a
precisar que en Jesús, la Institución fundante es el ser humano. Lo que descalifica es la
usanza de descargar más peso a las cosas o normas convertidas en institución por encima
del valor esencial y la dignidad de la creatura central de su creación: el ser humano.
De esta manera, en cuanto puestas al servicio de la persona, las instituciones ocupan una
función estructuradora, pedagógica, formativa, performativa (cfr. Mc. 2,27-28). Jesús no
descalifica las instituciones políticas (cfr. Lc. 20,25) ni las religiosas (sobre el sábado, cfr.
Mc. 2,27; sobre el Templo cfr. 2,19). Les da su justo valor, como puestas al servicio de la
persona y de la sociedad humana.
Al acercarse al ser humano, en su Encarnación, Jesús hace un encuentro entre Dios Padre,
su creatura y las instituciones. Como en todo su actuar, es un encuentro de reconciliación;
reconciliación que parte de darle el justo valor, y el puesto correspondiente a cada creatura
de la creación. Dios, como Dios, el ser humano como centro de la creación, las instituciones
y normas como pedagogía para la convivencia humana y para el encuentro entre hermanos,
y de la comunidad con su Dios (Gal. 3,24).
Jesús, al acercarse al ser humano que sufre la opresión institucional, le ofrece su corazón
y su ley, como fuente de “reposo” y “alivio” (cfr. 11,28). Le propicia un encuentro con el
centro, el núcleo de su ley: EL AMOR (Jn. 15,17-19). Así, toda institución, incluida la ley,
que antes de su Encarnación era ante todo coercitiva, es propuesta por Jesús como
“proactiva”. Ahora no se trata de evitar actitudes, sino de propiciar, potenciar una nueva
manera de vivir y de relacionarse: EL AMOR.
En efecto, cuando cada persona que interactuó con Jesús, fue seducida, abrigada,
abrazada por esta actitud amorosa del Salvador, sintió la transformación radical de su
cosmovisión y su actuar histórico7, y le hizo ponerse al servicio del otro/a; es decir, al
servicio del Reino.
La actitud acogedora y transformadora de Jesús, no solo sanaba, sino que devolvía la
integridad e integralidad a cada persona, reivindicando su valor en el corazón de Dios, y en
el seno de la comunidad; sus vidas eran realmente transformadas.
Esta actitud de Jesús sigue teniendo vigencia en nuestro tiempo, en nuestra coyuntura, en
nuestra Patria. La libertad que concede el encuentro con Jesús, capacita para reivindicar a
la persona pisoteada por circunstancias históricas, por instituciones de todo orden, por
acontecimientos personales y nacionales. Ese es el verdadero eje y corazón de la paz.
3.
7
Actuar
Solo a manera de ejemplo, véase Mc. 10,52, pues los testimonios escriturísticos son múltiples.
YO ABRAZO LA PAZ…
Y ¿TÚ?
Debo concretar: ¿cuál es la actitud de Jesús frente a la samaritana? Identificarla y
describirla.
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¿Cuáles actitudes creo pertinentes de implementar en mi vida cotidiana y fomentar en mi
comunidad, en esta semana por la paz?
¿Qué cambios de actitudes y comportamientos me comprometo a trabajar porque no
contribuyen a construir la paz?
Identifico y me propongo una actividad muy concreta de acogida evangélica de alguna
persona o grupo marginal en mi comunidad parroquial.
Celebrar
Realizar una breve, pero sentida ceremonia de la luz, compartida:
El signo de la luz es Cristo resucitado, que resignifica la existencia humana, la enciende
con el fuego de su amor, y quiere que lo compartamos entre todos. Al entregar la luz al
hermano, visibilizar en él a todos aquellos que han sido pisoteados por las instituciones,
incluso las eclesiales y religiosas, en acto de perdón, reconciliación y de invitación al actuar
en Cristo.
La manera de realizarla, da espacio para la creatividad.
Tema N° VIII
Sed imitadores de Cristo
Ef. 5,1-2
“SED, pues, imitadores de Dios como hijos amados: Y andad en amor, como
también Cristo nos amó, y se entregó a sí mismo por nosotros, ofrenda y
sacrificio a Dios en olor suave.”
Recapitulando todo lo reflexionado y asumido a lo largo de estas catequesis, hoy hagamos
una síntesis didáctica.
En un mapa de Colombia, puesto en el centro del grupo, pongamos stickers con una palabra
que visibilice una actitud y situación de desencuentro que más esté viviéndose y
padeciéndose en la Patria.
Luego de esta ronda, con otro sticker, de otro color, más grande en tamaño, tapamos esa
situación de desencuentro, con el nuevo sticker que contendrá una palabra que visibilice la
actitud de Cristo con la que nos ilumina para actuar frente a dichas situaciones, y el
compromiso de implementarlo en nuestras vidas.
YO ABRAZO LA PAZ…
Y ¿TÚ?
Cerramos el ejercicio con un compromiso personal, y uno comunitario, decidido en
consenso.
Para terminar, nos encomendamos, y encomendamos a María, el compromiso personal y
comunitario, cantando:
Reina de Colombia
Reina de Colombia
por siempre serás
Es prenda tu nombre
De júbilo y paz (2)
La nación entera con culto filial
Tus glorias pregona, tu imagen venera
Y en tu honor entona un himno triunfal
Y en tu honor entona un himno triunfal
Desde tu Santuario a nosotros ven
Pues eres la alegría, Virgen del Rosario
Con corona regia ceñirán tu sien.
Con corona regia ceñirán tu sien.
A tu paso extiende su invicto pendón
La patria querida que hoy te da en ofrenda
La noble acogida del corazón.
La noble acogida del corazón.
A tal Soberana jurando lealtad,
Hijos de la hermosa tierra colombiana
Con voz fervorosa sus triunfos cantad.
Con voz fervorosa sus triunfos cantad.
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