Juanín del Oso Juanín del Oso Érase que se era un matrimonio de recién casados que vivía en el monte, cuidando el fato arriba y abajo en la Fuente Piojosa, junto al Valdebuerco. Un día, el marido, que se llamaba Juan, hubo de bajar a La Baña, dejando sola a la mujer. Tenía que volver para la cena, pero pasó el tiempo, llegó la noche y el marido ¡que non llegaba!. Hasta que ya muy tarde, cuando sólo andaban por el mundo la luna para arriba y los lobos par abajo, llamaron a la puerta; ella corrió a abrir esperando ver a su Juan pero ¡Virgen santísima!, no era el marido el que llamaba, sino un oso grandísimo, el oso que tenía atemorizadas a las gentes de todos los pueblos y aldeas de esos estos lugares. Ella corrió asustada a esconderse de aquella fiera del demonio pero el oso corrió más, la tomo con sus manazas y se la llevó cautiva a su cueva donde la hizo su mujer, ¡como lo oyen!. Cuando ya comenzaba la amanecida llegó Juan a la casa y al ver que ella no estaba dentro corrió desesperado por esos montes de Dios llamándola a gritos que partían el alma. Pero no la encontró en jamás y desesperado el pobrín murió de pena al poco tiempo. Desde entonces la mujer, que era joven y fresca como una rosa, tuvo que vivir con el oso, llorando noche y día como una madalena. Pasó el tiempo y un día le nació un hijo al que puso el nombre de Juan, en memoria de su padre. Era un niño precioso, pero con una fuerza... ¡ay, madre, qué fuerzota tenía la criatura! Y con su madre y el oso que los tenía cautivados, vivió Juanito, creciendo y haciéndose cada vez más grande y más fuerte. Un día, que era fiesta de La Baña y el oso había salido a cazar, la mujer sintió ganas de bajar al baile del pueblo y ni corta ni perezosa le dijo a Juanito: "¡Ay, mi niño, si pudiéramos quitar la llosa...!" Entonces Juaníto le dijo que eso lo hacía él con el dedo pequeño y ¡dicho y hecho!. Poco después la madre y el hijo llegaron a La Baña y se presentaron en el baile. ¡Nadie podía creer en aquel milagro!. 1/4 Juanín del Oso Cuando el os0 volvió a su cueva y la vio vacía empezó a rugir; decían que sus rugidos se oyeron en muchas leguas a la redonda. Desesperado rompió la llosa que hacía de puerta y corrió luego hasta La Baña en busca de la mujer y el niñoo, pero los hombres del pueblo ya estaban preparados con grandes palos, picos y herramientas y cuando el oso llegó y vio aquello, se asusto y huyó espantado. Nadie volvió a verlo jamás de los jamases por La Piojosa, el Valdebuerco ni por ninguna parte. Juanito y su madre se quedaron a vivir en La Baña. Ella nunca se caso, la pobrina, pero vivió cuidada y protegida por "Juanito del Oso", que así era como le llamaban las gentes. Y por algo debía ser, creo yo, porque el mozo contra más años tenía, más se parecía a un oso y más le gustaba triscar por esos montes en las noches de luna grande; hasta se decía que a escondidillas se encontraba con el oso que cautivó a su madre cuando era recién casada, pero eso, si es verdad o no... ¡vaya usted a saber!. Xepe Valle Carrera Érase que se era un matrimonio de recién casados que vivía en el monte, cuidando el fato arriba y abajo en la Fuente Piojosa, junto al Valdebuerco. Un día, el marido, que se llamaba Juan, hubo de bajar a La Baña, dejando sola a la mujer. Tenía que volver para la cena, pero pasó el tiempo, llegó la noche y el marido ¡que non llegaba!. Hasta que ya muy tarde, cuando sólo andaban por el mundo la luna para arriba y los lobos par abajo, llamaron a la puerta; ella corrió a abrir esperando ver a su Juan pero ¡Virgen santísima!, no era el marido el que llamaba, sino un oso grandísimo, el oso que tenía atemorizadas a las gentes de todos los pueblos y aldeas de esos estos lugares. Ella corrió asustada a esconderse de aquella fiera del demonio pero el oso corrió más, la tomo con sus manazas y se la llevó cautiva a su cueva donde la hizo su mujer, ¡como lo oyen!. Cuando ya comenzaba la amanecida llegó Juan a la casa y al ver que ella no estaba dentro corrió desesperado por esos montes de Dios llamándola a gritos que partían el alma. Pero no 2/4 Juanín del Oso la encontró en jamás y desesperado el pobrín murió de pena al poco tiempo. Desde entonces la mujer, que era joven y fresca como una rosa, tuvo que vivir con el oso, llorando noche y día como una madalena. Pasó el tiempo y un día le nació un hijo al que puso el nombre de Juan, en memoria de su padre. Era un niño precioso, pero con una fuerza... ¡ay, madre, qué fuerzota tenía la criatura! Y con su madre y el oso que los tenía cautivados, vivió Juanito, creciendo y haciéndose cada vez más grande y más fuerte. Un día, que era fiesta de La Baña y el oso había salido a cazar, la mujer sintió ganas de bajar al baile del pueblo y ni corta ni perezosa le dijo a Juanito: "¡Ay, mi niño, si pudiéramos quitar la llosa...!" Entonces Juaníto le dijo que eso lo hacía él con el dedo pequeño y ¡dicho y hecho!. Poco después la madre y el hijo llegaron a La Baña y se presentaron en el baile. ¡Nadie podía creer en aquel milagro!. Cuando el os0 volvió a su cueva y la vio vacía empezó a rugir; decían que sus rugidos se oyeron en muchas leguas a la redonda. Desesperado rompió la llosa que hacía de puerta y corrió luego hasta La Baña en busca de la mujer y el niñoo, pero los hombres del pueblo ya estaban preparados con grandes palos, picos y herramientas y cuando el oso llegó y vio aquello, se asusto y huyó espantado. Nadie volvió a verlo jamás de los jamases por La Piojosa, el Valdebuerco ni por ninguna parte. Juanito y su madre se quedaron a vivir en La Baña. Ella nunca se caso, la pobrina, pero vivió cuidada y protegida por "Juanito del Oso", que así era como le llamaban las gentes. Y por algo debía ser, creo yo, porque el mozo contra más años tenía, más se parecía a un oso y más le gustaba triscar por esos montes en las noches de luna grande; hasta se decía que a escondidillas se encontraba con el oso que cautivó a su madre cuando era recién casada, pero eso, si es verdad o no... ¡vaya usted a saber!. Xepe Valle Carrera 3/4 Juanín del Oso 4/4