Trabajar en la inserción social de jóvenes en dificultad

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Trabajar en la inserción
social de jóvenes
en dificultad
Equipo de Opción 3
(Madrid)
Sumario
1. Introducción.—2. Programa Junco.—3. Contactos con empresas y
organismos para el empleo.—4. Acompañamiento y seguimiento del
empleo.—5. Coordinación y líneas específicas de intervención.—6. Formación.—7. Datos globales.—8. Conclusiones.
RESUMEN
La adolescencia es definida como un proceso de transición a la
vida adulta, entre la vida escolar y el empleo. Este proceso debería
concluir básicamente con la consecución de una adecuada autonomía personal. El acceso al empleo contribuye claramente a esa maduración y autonomía de los jóvenes, ya que puede proporcionarles
una serie de elementos valiosos.
Por una parte, independencia. Mediante el trabajo, el/la joven dispondrá de recursos económicos que le permitirán, si así lo desea, tener autonomía de su familia, pudiéndose emancipar y establecer re-
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laciones afectivas y proyectos de vida propios y sin sentimientos de
dependencia no deseada.
Por otra parte, un instrumento para la socialización. La actividad laboral y el contexto en que se produzca supondrán la aceptación de
nuevos códigos y normas sociales diferentes a la escuela y a la familia, es decir, asumir roles adultos.
Finalmente, autovaloración. El poder desarrollar una actividad laboral con normalidad supone al joven un reconocimiento social que
sin duda le aportará un valor personal que mejorará básicamente
su reconocimiento y autoestima.
PALABRAS CLAVE
Autonomía, cultura del trabajo, joven, protección, empleo, formación
ABSTRACT
Adolescence is defined as a process of transition to adult life; from
school to employment. This process should finish basically attaining
and adquate personal autonomy. Access to employment is a clear
contribution for maturity and autonomy of young people, as it could
offer them a series of valuable elements.
From one side, independence. Though work he or she can obtain
economic resources that will give them, if they want, a chance of
being independent from their family, having the possibility of
emancipation, so that they can establich affective relations, without
any unwanted dependece.
On the other hand it is an instrument of socialisation. The labour
activity and the context where it take place will include new codes
and social norms, differet from the rules imposed by family and
school. This means to assumimg adult roles.
Being able to have a normal working experience, allows this young
person to have a social recognition, which with no doubt will provide him aspect her an increase in self-estrem and self.
KEY WORDS
Autonomy, labour culture, young, protection, employment, training.
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INTRODUCCIÓN
Cuando hablamos de jóvenes en dificultad social o en riesgo de marginación social nos referimos a los chicos y chicas
que han acumulado en sus años de vida un número suficiente
de déficits y fracasos, que nos hace prever que se encuentran
en el límite o «el riesgo» de incorporarse a su edad adulta por
la puerta de la marginación y la exclusión.
La escuela es la que, tras la familia, se convierte en el más
importante contexto socializador en la primera infancia. Durante el proceso adaptativo escolar se empieza a detectar que estos niños y niñas no parecen responder convenientemente a
las exigencias que demanda su incorporación a un entorno socializado. Aquí comenzamos a constatar que su adaptación en
una estructura reglada y excesivamente formal no es la más
adecuada, produciendose el primer desencuentro con el «mundo normalizado» al carecer ambos, la escuela y los niños/as, de
mecanismos apropiados y eficaces para afrontar la nueva situación.
Este primer desencuentro con el entorno escolar genera respuestas defensivas o de rechazo que provocan una pérdida sensible en su propia autoestima. Con ello aumenta el sentimiento
de fracaso, disminuyendo aún más su disponibilidad hacia los
aprendizajes. La regresión a procesos primarios de comunicación demanda, en estos casos, un espacio diferenciado en el que
los afectos y su interacción juegan un papel primordial, pasando
la necesidad de aprendizaje a segundo plano.
Con la llegada de la adolescencia el mundo adulto se observa cercano, pero no se ve clara la puerta de acceso, ya
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que los adolescentes vuelven a comprobar que el nuevo
modelo socializador y la aceptación de sus principios es la
única solución para incorporarse a él. O de nuevo la puerta
marginal que hasta ahora, bien que mal, ha ido funcionando y es conocida. La perspectiva de futuro se va oscureciendo y el vivir en huida hacia delante se convierte en una forma de vida.
En nuestro actual modelo social dos aspectos nuevos han
venido a dificultar el proceso de adecuación del adolescente a
su nuevo rol de adulto: la prolongación de la adolescencia y las
dificultades de acceso al mercado laboral.
La estructura familiar juega un papel clave en el proceso de
inserción social de los jóvenes, pero el soporte y ayuda que la
familia pueda dar a los jóvenes dependerá, entre otras variables, de su situación socioeconómica y su dinámica de funcionamiento interno. Así, mientras las familias de las capas medias
son capaces de financiar la prolongación de la adolescencia,
ayudados además por las políticas públicas, que se orientan
particularmente a promover la extensión sine die de los estudios, las familias de las capas menos favorecidas, o afectadas
por graves conflictos, no parecen encontrarse en la misma situación para abordar el problema. Los adolescentes de estos
grupos adquieren precozmente un sentimiento de ausencia de
futuro, socializándose en la exclusión. Esto aumenta el conflicto generacional, al rechazar el modelo parental y el medio escolar como elemento de autoafirmación. Otro tanto puede
ocurrir cuando es la propia estructura familiar la que se encuentra dañada.
Lo expresado anteriormente nos plantea, a los profesionales que de una u otra forma hemos recibido el encargo de
ayudar a estos jóvenes en su inserción social, qué camino o
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«itinerario» es el más adecuado para lograr este objetivo.
Desde nuestra experiencia vemos en el acceso de estos jóvenes al mundo laboral un camino básico que favorece su inserción social.
La inserción laboral es uno de los indicadores de que una
persona está incorporada a nuestra sociedad, ya que tal vez
sea uno de los que más exigencias y principios socializadores
conlleva. Y es en esto donde queremos hacer hincapié, ya que
no sólo aporta recursos económicos para estabilizar nuestro
proceso vital, sino que incluye a la persona de un solo golpe
dentro de la sociedad con pleno reconocimiento de derechos y
deberes.
Antes de continuar convendría detenerse un momento a
reflexionar acerca de los factores que nos ayudarán a entender el contexto donde ha de producirse la inserción laboral
de estos jóvenes. Para ello mencionar tres aspectos clave
en este proceso: La «cultura del trabajo», el significado del
empleo para los jóvenes y las motivaciones que cubre el trabajo.
De forma general denominamos cultura a un conjunto de
valores que son socialmente aceptados y que configuran un
modelo y, a su vez, una imagen acerca de cómo deben ser las
cosas. Entre otras funciones, el «valor» favorece la plena realización del individuo, influyendo decisivamente en nuestra
existencia. Los valores expresan nuestro sentimiento como
personas.
Por otra parte sabemos que nuestros valores personales
están impregnados por todos aquellos valores predominantes
en la sociedad en la que vivimos y que conforman el contexto
cultural de nuestra sociedad.
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¿Qué valor tiene el trabajo en nuestra cultura y en la actualidad? ¿Ante qué cultura del trabajo se presentan los jóvenes
que tratan de acceder a su primer empleo? Aunque la actitud
de cada persona hacia el trabajo se encuentra influenciada por
la visión que tenga del mundo laboral, el trabajo del joven es
una responsabilidad para el adulto, que implica:
a) Proporcionárselo, aún a su pesar y oposición, en la primera fase de su proceso adaptativo;
b) reconocer que puede surgir de un deseo muy intenso
del joven por alcanzar la emancipación de una situación no deseada.
Partiendo de lo anteriormente expuesto, pueden señalarse
una serie de aportaciones que la actividad laboral proporciona a
los jóvenes:
— El trabajo reordena y vertebra el tiempo: la rutina laboral ordena, da continuidad y direccionalidad a un proceso y proyecto de vida.
— El adolescente ingresa en el mundo del adulto y sus valores:
comienza a medirse y a autovalorarse en relación a una tarea reconocida socialmente como adecuada y responsable.
Los compañeros de trabajo le harán tomar conciencia de un
nuevo estatus social.
— El trabajo será un lugar de aprendizaje profesional, un lugar
de aprendizaje social y de inserción en nuevas redes de relación. Comenzará a relacionarse con iguales que tengan su
misma condición de trabajadores.
— Está claro que aumenta su autoestima, se descubren
potencialidades, se asumen responsabilidades, deberes
y consecuencias de los actos realizados, y se exige me-
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jorar en la realización de tareas y en la destreza manual.
— El joven supera miedos adolescentes y aprende que la tolerancia a la frustración y la postergación de la recompensa es
la condición indispensable para cobrar un salario que llega
después de trabajar por un tiempo determinado.
— Por último señalar que un salario más o menos asegurado,
o la convicción de que «se vale» para trabajar, permite al joven levantar la vista hacia adelante y comenzar a planificar
un futuro que, si bien en un principio se verá como inmediato (comprar cosas que le han estado vedadas y tal vez
resarcirse de su gran sensación de carencia obteniendo todos los símbolos de su edad) posteriormente, si los apoyos
continúan siendo eficaces, posibilitará superar etapas de dependencia.
En este sentido, los profesionales que trabajamos con jóvenes en su inserción sociolaboral debemos estar en disposición
de instrumentalizar el trabajo como una de las herramientas
educativas, madurativas e incluso terapéuticas más potentes de
ayuda, ya que nos aporta ejemplos e información suficiente para
que apoyándonos en esa realidad, procuremos al joven la posibilidad de construir nuevas formas de relación personal y social.
Todo lo señalado hasta ahora no tendría sentido si el joven
y nosotros con él no logramos que la situación laboral se extienda en el tiempo un período suficiente. El mantenimiento del
empleo es el siguiente objetivo a cubrir después de haberlo encontrado, y el más importante. El recorrido de inserción laboral
con jóvenes con problemas debe estar ampliamente tutelado,
en la medida en que pueda garantizarse que los beneficios de
estar empleado se producen efectivamente.
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PROGRAMA JUNCO
Lo anteriormente expuesto adquiere características especiales
cuando los adolescentes a los que nos referimos han entrado a
formar parte del colectivo de chicos y chicas que, por diversas
causas, han tenido que ser separados de su contexto sociofamiliar y abocados a la acción protectora de la Administración.
Para el colectivo de jóvenes protegidos (16-18 años) la inserción laboral es, actualmente y en la mayoría de las ocasiones, la única vía posible de integración social, ya que no conviven con su familia y tras su mayoría de edad dejarán de ser
protegidos institucionalmente. Para ellos el referente institucional, en ausencia de un referente familiar adecuado, va a contextualizar su vida en un período evolutivo de especial importancia y sensibilidad.
Proteger es crear un espacio para el desarrollo, para crecer,
y con ello para la autonomía e independencia: un proceso conduce al otro, y en ningún caso deben ser contemplados como
antinómicos. Debemos comprender que el chico/a deberá
emanciparse de la Administración y con ello será él mismo, el
que tendrá que decidir sobre la totalidad de su vida. Y no siempre tenemos claro que con el tiempo pasado entre nosotros
haya compensado sus déficits, ni que el ambiente institucional
haya sido lo suficientemente rico en estímulos para compensar
sus carencias. Es aquí donde surge la impresión de que estamos practicando emancipaciones de alto riesgo.
Consciente de los necesarios cambios que el Sistema de Protección de Menores, y más concretamente la Atención Residencial, deben desarrollar para adecuarse a las necesidades de la
cada vez mas creciente población de adolescentes protegidos, el
Instituto Madrileño del Menor y la Familia (Comunidad de Ma310
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drid), a través del Servicio de Coordinación de Centros, ha puesto en funcionamiento el Programa Junco, cuyo objetivo principal
es facilitar y apoyar la inserción laboral de los jóvenes protegidos por dicha Comunidad. De esta manera el Programa Junco
recibe el encargo de prospectar el mercado de trabajo y atraer
ofertas de empleo adecuadas al perfil y necesidades de estos jóvenes, acompañándoles durante el proceso de su inserción laboral para intentar garantizar el mantenimiento del mismo.
Actualmente son unos 500 chicos y chicas, entre 16 y 18
años, los que conforman el colectivo de jóvenes protegidos e
internados en los diferentes Centros, públicos y concertados,
de la Comunidad de Madrid.
La mayoría de estos jóvenes presentan, entre otras, las siguientes características: baja autoestima, dificultad de anticipar
las consecuencias de sus actos y verbalizar sus sentimientos,
impulsividad/agresividad, poca tolerancia a la frustración, necesidad permanente de estimulación, es decir, de buscar situaciones donde hallar niveles de excitación satisfactorios, y dificultades de atención, concentración, memoria, expresión, comunicación y relación.
Parte de estas características se han configurado tras un proceso de escolarización deficitario, donde no solamente se ha visto perjudicada la adquisición de conocimientos, sino también un
adecuado proceso de socialización en la etapa infantil. Así, nos
encontramos con unas características escolares que concluyen
en un nivel de conocimientos académicos bajo, experiencias negativas en el aprendizaje escolar, sin haber obtenido el graduado escolar y sin cualificación técnico-profesional.
A estas características personales hay que añadir las sociofamiliares, de las que proceden la mayoría de estos jóvenes y
por las que entraron en el sistema de protección, entre ellas
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podemos señalar las siguientes: familias desestructuradas o en
proceso de desestructuración; desconocimiento o mal funcionamiento en cuanto a funciones parentales: proteger, supervisar, dar cariño...; padres separados, ausentes temporal o permanentemente; frecuente empleo del castigo, incluso físico;
drogadicción, alcoholismo, enfermedad mental; relaciones de
absoluta indiferencia o abandono; familias con graves problemas socioculturales; malos tratos interconyugales...
La implementación del Programa Junco viene a recoger la
necesidad, detectada por los Centros donde están acogidos estos
jóvenes, de ofrecerles los apoyos adecuados para la consecución
de un empleo. De modo que tanto la institución como ellos participen de la cultura del trabajo como elemento vertebrador para
lograr la independencia al alcanzar su mayoría de edad.
En definitiva, el objetivo es conseguir la contratación laboral de los jóvenes protegidos por la Comunidad de Madrid.
Para ello el Programa se articula en tres áreas de actuación:
— Área de contacto con empresas y organismos para el
empleo (área de Empresas)
— Área de acompañamiento y seguimiento en el empleo
(área de Acompañamiento).
— Área de coordinación y lineas específicas de intervención
(área de Coordinación).
Además de estas tres áreas de actuación, el Programa Junco
desarrolla una estrategia formativa que tiene como destinatarios
no sólo a los jóvenes participantes en el mismo, sino también a
sus educadores. Estaríamos hablando de un Área de Formación
que además es la encargada de realizar un perfil profesiográfico de
los jóvenes con el objetivo de adecuar lo mas posible su características y capacidades a la oferta de trabajo que se les ofrecen.
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Describimos a continuación cada una de las áreas mencionadas y las actuaciones que realiza.
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CONTACTOS CON EMPRESAS Y ORGANISMOS
PARA EL EMPLEO
El objetivo de este área es: «Contactar directamente con el
ámbito empresarial y con las entidades públicas relacionadas
con este ámbito para la consecución de ofertas de empleo para
los jóvenes.»
El desarrollo de este área ha implicado, entre otras, la realización de las siguientes acciones: el estudio de yacimientos de
empleo (16-19 años), la elaboración de listados de organismos
colaboradores, la elaboración de un procedimiento metodológico de contacto directo con las empresas, el diseño de bases
de datos informatizadas y el estudio de los diferentes tipos de
contratación y legislación laboral.
Durante el desarrollo del programa hemos comprobado que
dedicar un área de trabajo a la relación con el entorno empresarial es primordial en la tarea de inserción laboral de jóvenes, así
como realizar un buen trabajo previo con el candidato y que su
selección para un puesto de trabajo concreto sea la adecuada.
Bajo un contrato de aprendizaje y con un acuerdo con el
empresario, en el sentido de ofrecer al joven los aprendizajes
necesarios para habilitarle en ese trabajo, es posible ejercer un
seguimiento muy cercano que nos permita facilitar a las dos
partes (joven y empresario) el mantenimiento de la relación laboral interviniendo en los momentos de crisis.
Podemos señalar, en nuestro primer año de andadura, que
se ha logrado que el Programa Junco sea un referente para
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empresas y entidades que precisan contratar jóvenes, confirmándose que la mejor publicidad son las referencias positivas
que se transmiten de boca a «oreja» entre empresarios del mismo sector.
Es importante resaltar también la importancia del trato directo y cercano con el empresario. Esto ha propiciado crear un
ambiente de confianza y trabajo conjunto con ciertas empresas
que nos ha permitido en muchas ocasiones presentarles un segundo y tercer candidato cuando el primero ha fracasado. Para
esto ha sido importante que el chico/a no terminara sus relaciones laborales con grandes desavenencias y que todos estuviéramos atentos para adelantarnos y atenuar las rupturas.
Actualmente comprobamos que la modalidad de contratación más utilizada con los jóvenes es el contrato de formación,
ya que lo que realmente buscan los empresarios cuando contratan a un joven es tenerle como aprendiz o ayudante.
Por otra parte los sectores en los que más se demandan jóvenes siguen siendo los oficios y las tareas de atención al público.
Para terminar, constatar que el mercado laboral para chicas
es más escaso, o por lo menos más restringido a trabajos de
dependienta, cajera, limpieza y cocina. Esto implica que a las
jóvenes que tienen dificultad en las relaciones sociales se les
reducen aún más los ámbitos de trabajo.
4
ACOMPAÑAMIENTO Y SEGUIMIENTO DEL EMPLEO
El desarrollo de este área pretende básicamente «apoyar y facilitar a los/as jóvenes el acceso a una primera experiencia laboral,
así como el mantenimiento del puesto de trabajo conseguido».
Dos son las acciones a realizar:
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Acompañamiento
Con esta estrategia se pretende que la empresa identifique
al joven con el respaldo que ofrece al empresario nuestro trabajo de selección, asesoramiento y seguimiento. Se procura
que el joven se sienta realmente apoyado en un momento que
para muchos de ellos es el primer contacto real con el mundo
del trabajo. No es necesario señalar que ese primer encuentro
es siempre un momento complicado de afrontar, y del que en
muchos casos depende el que el candidato sea o no admitido
en la empresa. Por ello nuestra labor consiste muchas veces en
conseguir que el candidato se sienta lo suficientemente cómodo como para ser capaz de convencer al empresario con sus
palabras y su actitud de que es la persona adecuada para desarrollar el trabajo que se necesita cubrir.
Seguimiento
El objetivo principal de esta fase es el de cuidar que la relación entre los jóvenes y la empresa sea lo más fluida, cómoda
y satisfactoria posible para ambas partes. De este modo se trata de amortiguar o superar los conflictos que en ocasiones han
ido surgiendo, tratando de tener informados a los equipos
educativos de las dificultades que pudieran aparecer.
Desde este área se ha hecho un esfuerzo por sistematizar el
seguimiento del empleo, estableciéndose un sistema informatizado que facilita la realización de los seguimientos de forma
periódica, sin perjuicio de individualizar estos seguimientos
atendiendo a las características y evolución de cada caso concreto. Cuando el trabajador se ha afianzado en su puesto de
trabajo, el seguimiento con la empresa se realiza sólo de forma
ocasional con la intención de evitar interferencias innecesarias.
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Igualmente señalaremos que:
— El proceso de acompañamiento y seguimiento en la inserción laboral de los jóvenes tiene un carácter personalizado,
reforzando aquellos aspectos formativos que son necesarios para su adaptación al puesto de trabajo al que se incorporan.
— La evaluación y mejora permanente del modelo y del procedimiento de acompañamiento y seguimiento de la inserción
laboral de los jóvenes es uno de los objetivos del programa.
— Para realizar las actividades programadas en este área es
básico consensuar con los Centros de procedencia de los
jóvenes candidatos tanto el procedimiento como la metodología y soportes técnicos más adecuados.
— En este área la coordinación entre las partes implicadas es
fundamental a la hora de garantizar el éxito en el logro de
los diferentes objetivos. La estabilidad referencial en cuanto
a los profesionales implicados se torna fundamental, ya que
los cambios a este nivel entorpecen el proceso.
5
COORDINACIÓN Y LÍNEAS ESPECÍFICAS
DE INTERVENCIÓN
Uno de los pilares fundamentales en el que se basa el Programa Junco es el consolidar una metodología que permita
coordinar de forma adecuada tanto a los jóvenes y los Centros
donde residen como a las empresas y las ofertas de trabajo. En
este diseño de coordinación ha sido necesario consensuar un
procedimiento eminentemente práctico y realista, con una temporalización adecuada y el diseño de soportes documentales
que eviten un sesgo burocrático innecesario y faciliten la co-
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municación de datos e información necesaria en los demás
procesos de intervención.
Para conseguir este propósito hemos establecido lo que denominamos una RED DE RESPUESTA RÁPIDA a las ofertas de
empleo. La estructuración de esta red está fundamentada en:
— La organización de una oficina permanente de recepción de
ofertas y demandas de empleo. La recepción ha de basarse
en el contacto verbal e inmediato, sin desarrollar vías burocratizadas que cercenen la inmediatez de las ofertas que
surjan. Esta oficina permanece abierta en horario de mañana y tarde, tratando de cubrir el horario más propicio para
atender tanto a los jóvenes como a las empresas.
— La creación de bases de datos adecuadas para sistematizar
la información, tanto de los jóvenes participantes como de
las empresas y las ofertas de trabajo.
— La elaboración de un sistema de selección inmediata (principalmente en base a un perfil profesiográfico diseñado con
anterioridad) de los jóvenes que por sus características pueden optar a una oferta concreta de empleo, de tal forma que
asegure que en 24 horas haya candidato/s posible/s que se
presenten al empleo ofertado.
En cada Centro se ha tratado de designar a un responsable
y un sustituto, en caso de ausencia del primero, encargados del
área de inserción laboral de los jóvenes. Estos responsables serán las personas de contacto ágil con la oficina centralizada;
así mismo, serán los encargados de la permanente actualización de datos de los jóvenes.
Otra de las actividades a desarrollar por este área es la de
profundizar en nuevas estrategias que puedan ofrecer respuestas adecuadas a las necesidades de muchos jóvenes que debiDocumentación Social 120 (2000)
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do a sus problemáticas concretas no pueden ser atendidos
desde los dispositivos y recursos normalizados.
Por otra parte, señalar que consideramos imprescindible
poner en marcha actuaciones que trasciendan al propio ámbito del Sistema de Protección, con el objetivo de implicar a diferentes sectores sociales y especialmente los relacionados
con el empleo, en una participación más activa en la inserción
sociolaboral de estos jóvenes. Entre las actividades que se están desarrollando en este sentido se pueden señalar las siguientes:
— Campañas de sensibilización social e institucional para el conocimiento y colaboración con el Programa.
— Desarrollo de una línea específica compensadora de desigualdades sociolaborales, especialmente en lo relativo a potenciar la igualdad laboral de las jóvenes, tanto dentro del
empleo como en el acceso al empleo.
— Estudio y diseño de un área específica de autoempleo y cooperativismo, de forma que los contactos con empresas puedan posibilitar ofertas de prestación de servicios desde el
autoempleo y el cooperativismo.
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FORMACIÓN
Aunque el objetivo básico del Programa Junco es apoyar el
acceso al empleo de los/as jóvenes protegidos por la Comunidad de Madrid, somos conscientes de que este objetivo se ve
favorecido si los participantes en el Programa han consolidado
un itinerario formativo previo adecuado.
Actualmente existe una amplísima oferta de formación prelaboral, tanto a través de los Programas de Garantía Social
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como de Aulas Taller y otros espacios formativos de características similares, que ofrecen en su mayoría espacios adecuados
para que estos jóvenes puedan tratar de compensar las carencias en aprendizajes escolares básicos, así como dotarles de
aprendizajes en oficios y habilidades que les ayuden a presentarse ante el mercado laboral de una forma más adecuada.
En nuestro caso los chicos y chicas con los que trabajamos
no disponen de demasiado tiempo, mientras están protegidos,
para iniciar itinerarios formativos complejos y prolongados.
Sabemos que al cumplir la mayoría de edad cesará la protección que sobre ellos ejerce la Administración y tendrán que
emprender un camino basado en su autonomía. Muchos de
ellos regresarán con su familia, aunque no hayan cambiado
sustancialmente las condiciones que motivaron su separación
de ella; otros tendrán que vivir por su cuenta. En todo caso sabemos que para todos ellos, llegado el momento, será esencial
disponer de un empleo.
De forma general cabría señalar que la Atención Residencial deberá asegurar que el/la joven, cuando alcance la edad
apropiada, recibe la orientación laboral que le facilite abordar
de forma realista sus necesidades prelaborales y laborales.
Igualmente, deberá asegurar que el adolescente, durante y una
vez concluida su etapa de formación escolar, recibe la adecuada formación prelaboral y laboral que le prepare para la actividad laboral y para una vida económica independiente.
La orientación y la formación laboral deben desarrollarse
como actividades complementarias.
— La orientación laboral ayuda al joven a examinar sus propios intereses, habilidades, aptitudes y a establecer comportamientos laborales apropiados y metas realistas en la futura vida adulta.
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— La formación laboral le ayuda a desarrollar habilidades para
adquirir trabajo, para desempeñarlo y mantenerlo.
Desde el Programa Junco consideramos que el diseño de
programas de formación debe dar cobertura tanto a la formación ocupacional para el empleo, como a la formación en habilidades sociales, laborales y personales. Esta formación debe
tener en cuenta la evolución del mercado laboral, desde el que
se demanda flexibilidad, polivalencia y especialización. Por ello
debe estar centrada en las capacidades de adaptación al cambio, donde lo más importante es proporcionar instrumentos y
herramientas sociales y cognitivas para que, complementariamente, la persona madure, evolucione y avance a ritmo del
progreso sociolaboral. Se pretenderá por tanto que la persona
se forme en la iniciativa y la autonomía, potenciando su desarrollo integral como vía para una mejor adaptación laboral.
Para la consecución de los objetivos del Programa básicamente se desarrollan dos actividades con los jóvenes:
— Formación en habilidades básicas que mejoren sus posibilidades de adquirir un trabajo, desempeñarlo y, especialmente, para mantenerlo (Cursos de habilidades).
— Espacios de orientación laboral que ayuden al joven a examinar sus propios intereses, aptitudes y a establecer comportamientos laborales adecuados y metas realistas en la
futura vida adulta. Este espacio tutorial personalizado es
donde la adecuación de la actividad de orientación laboral
puede ceñirse a la realidad concreta y a las necesidades de
los jóvenes (para lo cual es importante el conocimiento personal de cada uno de ellos). Este espacio también nos ofrece la oportunidad de realizar con el joven su perfil profesiográfico, que nos permitirá un conocimiento más específico
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en lo referente a sus características de empleabilidad, en el
intento de adecuar su inserción laboral a éstas.
El Programa Junco desarrolla, paralelamente a la destinada
a los jóvenes, una actividad formativa destinada a sus educadores. Ellos son los principales depositarios de la intervención
institucional con los jóvenes protegidos y, por tanto, los encargados, junto a ellos, de diseñar y desarrollar los itinerarios más
adecuados a sus necesidades individuales.
La coherencia del sistema de protección pasa por procurar la independencia institucional de su población y en especial de sus jóvenes. Es necesario que la institución, para el logro de sus objetivos con este colectivo, ofrezca a estos jóvenes un contexto basado en la cultura del trabajo, donde el
proyecto personal y de autonomía de los jóvenes pueda encontrar un entorno que les culturice y eduque en su inserción
sociolaboral.
Si bien las estrategias formativas tienen como destinatario
al individuo, la cultura de trabajo va destinada a modificar el
entorno vivencial de joven. A este respecto parece necesario
abrir una linea de formación cuyos destinatarios sean aquellos
profesionales que trabajan y son referentes directos de los jóvenes en los centros, es decir, sus educadores, pero también
la dirección y el equipo técnico, y en definitiva el programa e
ideario del propio Centro.
Los contenidos de la acción formativa con el colectivo de
educadores se basan en los elementos anteriormente descritos,
además de aquellos que tienen que ver con el conocimiento
del actual mercado de trabajo para este tipo de población, así
como de las dinámicas que se producen en la actividad laboral
y las estrategias más adecuadas para ayudar a los jóvenes en
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la vida cotidiana como trabajadores. También es importante
que conozcan los elementos legislativos y contractuales que rigen el mercado de trabajo.
Dentro de estos contenidos se hace especial incidencia en
todas aquellas actividades a desarrollar para que los jóvenes
que han accedido al mercado laboral puedan mantener su
puesto de trabajo, ya que solamente el tiempo permite que los
beneficios que aporta la actividad laboral en la maduración del
joven puedan consolidarse. En definitiva, los educadores deben
contemplar el trabajo de los jóvenes no tanto como un objetivo final, sino como un nuevo y poderoso elemento educativo
que les va a permitir un contexto privilegiado desde donde culminar su propio trabajo en aras de conseguir la autonomía, y
en definitiva una emancipación de menor riesgo, en la inserción social de los jóvenes al cumplir su mayoría de edad.
Antes de finalizar quisiéramos haceros participes de algunos datos generales obtenidos tras un año de ejecución del Programa Junco, así como algunas conclusiones que estos datos
nos aportan.
6
DATOS GLOBALES
Participantes en el Programa: En la actualidad hay 228 jóvenes
inscritos en el Programa:
Distribución por sexos
Han participado en el Programa 264 jóvenes, incluidos los
que aún están en formación, con el fin de poder establecer las
estrategias adecuadas de búsqueda al terminar los estudios. La
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población se distribuyen por sexos en una proporción de tres
varones por cada mujer. Esta es aproximadamente la misma
que en la población general de jóvenes protegidos.
Participantes totales por sexos
31%
Chicas
Chicos
69%
Las bajas producidas en este período han sido 36. En la
mayoría de los casos debido a que ha cumplido la mayoría de
edad.
Bajas 98/99
250
200
150
100
Bajas 98/99
50
0
Bajas 1999
Población actual
La edad de inicio en el programa se concentra mayoritariamente en torno a los 17 años o más.
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Edad de inicio en el programa
Mayores de 17 y medio
Menores de 17 y medio
Menores de 17
Menores de 16 y medio
Menores de 16
Serie 1
0
10 20 30 40 50 60 70 80
Situación actual de los participantes en el Programa
80
80
66
70
60
42
50
40
30
21
15
20
10
Serie 1
Sin documentos
Trabajando
Búsqueda inmed.
Buscando
En formación
0
Este cuadro presenta la situación, en el período que abarca
la memoria, de los/as jóvenes con respecto al objetivo de su
inserción laboral. Para ello hemos creado cinco apartados:
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Trabajar en la inserción social de jóvenes en dificultad
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a) En formación. Jóvenes, siempre mayores de 16 años,
que están cursando estudios reglados o realizando
cursos de formación ocupacional. Este grupo significa
el 36% del total de participantes.
b) Buscando. Se refiere a los participantes que, deseando
trabajar, concretan un tipo de jornada laboral (media
jornada, fines de semana, etc.) o un período anual específico (vacaciones). Este grupo suele estar estudiando,
pero ven interesante ir accediendo al mercado laboral y
tener unos mínimos ingresos para gastos personales.
Este grupo representa el 9% de los participantes.
c)
Búsqueda inmediata. Aquí se encuentran los jóvenes
que están buscando en este momento un primer empleo o los que por diversos motivos lo han perdido. Es
con todo este grupo con el que se trabaja más directamente. Representan el 19% del total.
d) Trabajando. En este grupo, junto con el anterior, es
donde se registran las mayores y continuas fluctuaciones. Jóvenes que abandonan el trabajo, otros que acceden a uno nuevo, pero con un flujo moderado que
permite mantener estas cifras sin grandes cambios. Por
otra parte tenemos que 99 participantes en búsqueda
inmediata se han repartido 154 ofertas con contratación, es decir, que muchos de ellos han tenido más de
una experiencia laboral. Actualmente están trabajando
de los 224 participantes el 30%, que supone el 51% de
los que actualmente están en disposición de acceder a
un empleo.
e) Sin documentos. Definimos en este apartado los que
deseando trabajar inmediatamente carecen de la documentación básica para ser contratados. Forman este
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Equipo de Opción 3
grupo los jóvenes inmigrantes que residen en los Centros y que demandan empleo. Un 10% de los que están
en búsqueda inmediata carecen de documentos. Actualmente computamos un total de 45 jóvenes sin documentos, que representan el 20% del total de participantes. La mayoría están en formación, tal vez porque es a
lo único que pueden acceder y como forma de aprovechar el tiempo mientras gestionan su documentación.
La distribución por sexos de los participantes que actualmente están trabajando corresponde a la misma proporción de
tres a una que presentan sobre el total de participantes. Es decir, se han ofrecido aproximadamente un 50% de ofertas de
trabajo a cada sexo y se ha contratado en la misma proporción
chicos que chicas.
Distribución por sexos
60
40
20
Distr. por
sexos
0
Chicas
Chicos
Respecto a la edad con que se ha realizado el primer contrato esta polarizada entorno a los 17 años, aunque, como se
puede observar, en las demás franjas también ha habido contratos.
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Edad al primer contrato
Más de 18 años
17 años y medio a 18
17 años a 17 y medio
16 años y medio a 17
16 años a 16 y medio
0 2 4 6 8 101214161820222426
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CONCLUSIONES
Desde nuestra experiencia y los datos obtenidos a lo largo
del desarrollo del Programa Junco de Inserción sociolaboral de
Jóvenes Protegidos, podemos deducir que:
a) El trabajo es uno de los pocos instrumentos eficaces de
que dispone el joven de 16-18 años para enfrentarse a
la situación de verdadera autonomía al finalizar su período de protección institucional.
b) El trabajo requiere un proceso de adaptación para todos los jóvenes, que se traduce en la mayoría de los
casos en la necesidad de más de un empleo para ello.
Durante este tiempo, el seguimiento aparece como una
herramienta fundamental para que las frustraciones y
las necesarias adaptaciones a un espacio muy exigente
no se manifiesten como excesivamente conflictivas. Por
ello, los procesos valorativos en la relación con el/la joven van a requerir un trabajo muy sostenido por parte
de todos para el mantenimiento del empleo. Sólo a través de este proceso puede lograrse que los jóvenes ac-
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Equipo de Opción 3
túen para alcanzar los sentimientos de independencia,
de autovaloración, así como la necesaria interiorización
de las normas y códigos sociales en la relación entre
adultos.
c)
Un grupo importante de jóvenes requiere un apoyo especial para poder alcanzar un grado de aceptación suficiente en el empleo. Hablamos de jóvenes que, dentro
de las características generales descritas anteriormente
para el grupo de menores protegidos, mantienen un
muy bajo nivel de desarrollo de sus habilidades escolares, de capacitación para el trabajo, así como de su desarrollo psicoafectivo y relacional. Para este grupo deben diseñarse estrategias de apoyo específicas que le
permitan entrar en el colectivo de disponible para el
trabajo con las máximas probabilidades de su mantenimiento en el empleo.
d) El período de 16-18 años, tanto por las características
reseñadas inherentes a la adolescencia como por su limitación temporal, requiere diseñar itinerarios específicos para todos los jóvenes individualmente, tan pronto
como sea posible. Por ello se precisaría estudiar la optimización de todos los recursos existentes y generar
aquellos otros que se adapten específicamente a la
consecución del empleo sostenido al finalizar el período de protección.
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