¿Es posible diagnosticar todas las crisis y epilepsias de aparición

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F. VILLALOBOS
¿Es posible diagnosticar todas las crisis y epilepsias
de aparición en adultos?
F. Villalobos
Resumen. Nuestra capacidad para reconocer situaciones clínicas –como crisis epilépticas– dependerá de la observación, análisis
clínico, evolución, respuesta a fármacos y de que se establezca un racional diagnóstico diferencial de crisis. Con todos estos factores
clínicos y los exámenes complementarios, a veces se pueden reconocer y diagnosticar todas las crisis epilépticas. En cuanto a
síndromes y epilepsias, gracias al avance de la neuroimagen y a otras pruebas complementarias, se conoce toda la variedad de
expresión de la enfermedad cerebrovascular en relación con crisis y epilepsias, además del envejecimiento normal y demencias,
junto con los factores genéticos que influyen en producir crisis en edad senil y modular el envejecer del cerebro. Con todos estos
datos, nos podríamos aproximar a diagnosticar como sintomáticos el 80-90% de casos de epilepsia de aparición en edad senil.
Cada vez habrá menos casos criptogénicos e idiopáticos en el adulto. Los estudios epidemiológicos más relevantes que existen
revelan porcentajes muy altos de idiopáticos en edad adulta y senil. Con una crítica analítica, no contemplan exámenes pertinentes
pormenorizados de cada paciente en la búsqueda de una causa antes de etiquetarlo de idiopático [14]. En el adulto joven hay
muchos casos llamados idiopáticos que son genéticos [15], relacionados con la edad adolescente, pudiendo aparecer una epilepsia
en esa edad adulta y ser la misma que la que puede presentarse en jóvenes. Otros síndromes genéticos contemplan la epilepsia
temporal familiar, frontal familiar nocturna, etc. [REV NEUROL 1998; 26: 244-51].
Palabras clave. Crisis epilépticas. Diagnóstico de epilepsia. Epidemiología y epilepsia. Síndromes epilépticos.
Summary. Our capacity to recognize clinical situations –such as epileptic crises– depends on observation, clinical analysis ,
evolution, response to drugs and the establishment of a rational differential diagnosis of crises. Sometimes, with all these clinical
factors and complementary tests, epileptic crises may be recognized and diagnosed. Thanks to current advances in neuroimaging
and other complementary tests, we can recognize all the various ways in which cerebrovascular disease becomes manifest in
relation to crises and epilepsies together with normal aging and dementias, and genetic factors which affect the occurrence of
crises in senile patients and modulate aging of the brain. Considering the above data, it is possible to diagnose as symptomatic
80-90% of cases of epilepsy occurring in senile patients. There will be fewer and fewer cryptogenic and idiopathic cases of
epilepsy in adults. The most outstanding epidemiological studies give high percentages of idiopathic cases in adults and the
elderly. On critical analysis, no detailed examination is described for each patient to determine the aetiology, before labelling
the case as idiopathic [14]. In young adults, many so-called idiopathic cases are of genetic origin [15], and occur during
adolescence. These same types of epilepsy may be seen in young adults and in adolescents. Other genetic syndromes include
familial temporal epilepsy, nocturnal familial frontal epilepsy, etc. [REV NEUROL 1998; 26: 244-51].
Key words. Diagnostic of epilepsy. Epilepsy and epidemiology. Epileptic crises. Epileptic syndromes.
INTRODUCCIÓN
Las crisis y las epilepsias son síntomas de un trastorno neurológico subyacente y no un diagnóstico en sí mismo. Sus rasgos clínicos dependerán de la localización anatómica del foco epiléptico,
causa, tipo, velocidad y extensión de la propagación de la crisis,
mecanismo neuroquímico subyacente, edad y maduración cerebral del paciente.
No siempre nos encontramos con un camino claro y fácil para
llegar al diagnóstico de un tipo de crisis o de una epilepsia. Muchos pacientes son erróneamente diagnosticados, en otros sus diagnósticos se retrasan y otros no se diagnostican nunca.
Algunos investigadores han encontrado retraso en el diagnóstico de seis meses en un 50% de pacientes y un retraso de dos años
en un 30%. En centros psiquiátricos puede haber un alto porcentaje de enfermos erróneamente diagnosticados de epilepsia asociada a su enfermedad psiquiátrica, y otros que tienen verdadera
epilepsia y no han sido diagnosticados. Hay muchos enfermos
etiquetados de posible o probable epilepsia.
Recibido: 16.10.97. Aceptado: 16.10.97.
Servicio de Neurología. Hospital Universitario Virgen del Rocío. Sevilla,
España.
Correspondencia: Dr. Francisco Villalobos. Servicio de Neurología. Hospital Universitario Virgen del Rocío. Avda. Manuel Siurot, s/n. E-41013 Sevilla.
 1998, REVISTA DE NEUROLOGÍA
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Todo esto ocurre por las dificultades que existen en distinguir
ciertos eventos clínicos como crisis epilépticas. El diagnóstico de
crisis descansa sobre la historia clínica, pero a veces ésta no tiene
validez ni por la narración del paciente, ni del observador. La vía
más fácil sería observarla nosotros o por un registro de vídeo
manual en casa, ya que cuando hay un trastorno de conciencia,
como ocurre en las crisis parciales complejas, fallan los relatos.
Aunque disponemos de la clasificación de la International
League Against Epilepsy (ILAE) de crisis epilépticas, en muchísimas ocasiones el gran problema está en reconocer la semiología clínica que exhibe el paciente como encuadrable dentro del
marco de esta clasificación, ya que a veces no ayuda el registro
EEG, ni la neuroimagen.
En el primer intento de clasificación de crisis, se estableció la
diferencia entre crisis parciales y generalizadas. Más tarde se reconoció la evolución de una parcial en generalizada, por criterios
clínicos y de EEG. Después se distinguió en la Clasificación de
Síndromes de la ILAE el término de idiopático relacionado con la
edad, criptogénicas y epilepsias sintomáticas.
En 1985 se habla del término crisis relacionadas con la localización, en vez de focal o parcial, y aparecen dos nuevos términos: indeterminados (refiriéndose a si son parciales o generalizados) y síndromes especiales.
Hoy día se le pone más énfasis a los términos idiopáticos con
connotación de un comienzo edad-dependiente y con una etiolo-
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gía genética, criptogénica a una causa no aclarada análoga a presumida sintomática y, la por último, las sintomáticas de cualquier
lesión conocida.
La clasificación de crisis se tiene en cuenta en el manejo clínico diario de todos los médicos que ven epilepsia, y también en
los ensayos clínicos. Pero la clasificación de síndromes, por no ser
completa y presentar ambigüedad, y porque necesita mejorarse,
no se tiene muy en cuenta. No obstante, en cada paciente se tiene
que hacer el máximo esfuerzo para detectar el síndrome y la etiología que tienen sus crisis.
DIFERENCIAS ENTRE CLASIFICACIÓN DE CRISIS
Y DE SÍNDROMES
Se debe tener un claro concepto para distinguir entre lo que es una
crisis y un síndrome epiléptico.
La crisis es un anormal comportamiento, con síntomas o signos,
debido a una descarga anormal cortical finita en el tiempo, que
puede diagnosticarse observándola. La epilepsia o síndrome epiléptico es un concepto crónico con recurrentes crisis espontáneas,
o no provocadas. Un síndrome (conjunto de síntomas y signos), que
no tiene una única etiología o lesión patológica, no se diagnostica
por observación directa de crisis, sino que requiere captar muchos
datos, como la historia familiar, neuroimagen, EEG y otros [1].
Una vez hecha la distinción entre crisis y síndrome epiléptico hay
que saber que el término de algunas crisis, como las ausencias, puede
aparecer en distintos síndromes epilépticos idiopáticos y crear confusión, como también ocurre con las crisis mioclónicas que se manifiestan en diferentes entidades como EMJ, mioclonías progresivas, etc.
Muchos síndromes epilépticos tienen más de un tipo de crisis,
sin embargo las crisis no son específicas de una epilepsia en concreto. Es frecuente que coexistan crisis parciales y generalizadas
secundarias. No obstante, no es frecuente que coexistan nos síndromes o epilepsias focales y generalizadas.
Muchas veces al conocerse el síndrome se deducen las crisis
que debe tener el paciente, lo contrario no ocurre. Cuando decimos
crisis generalizadas tónico-clónicas o crisis parciales sólo estamos refiriendo a un síntoma sin saber de qué enfermedad se trata.
Confusión entre tipo de crisis y síndrome epiléptico
Todavía es frecuente y ‘permitido’ encontrar frases confusas como
‘epilepsia parcial compleja’, término no encontrado en la clasificación de la ILAE por no ser una entidad. Normalmente dicho
término se refiere a la epilepsia del lóbulo temporal, pero las crisis
parciales complejas (CPC) pueden ser extratemporales, por tanto
el término es inapropiado.
Todo paciente que presente, por ejemplo, una CPC debe diagnosticarse de epilepsia relacionada con una localización focal y
referirnos a epilepsia de lóbulo frontal, temporal, etc.
A veces se entremezclan crisis y síndromes [1]; con frecuencia
no se utilizan los términos de la clasificación y pueden leerse
frases como ‘sufre un trastorno crítico’, que, por no ser informativas, se deben abandonar. El término crisis intratables se debe
usar sólo si se conoce el síndrome y patología subyacente, y es más
apropiado decir epilepsia intratable.
También existe confusión y ambigüedad por usarse términos de
antiguas clasificaciones, como primaria y secundaria. Hay pacientes
con crisis parciales y secundarias generalizadas. Aquellos términos
se referían a idiopáticas y sintomáticas de un síndrome reconocido.
A veces se clasifican mal las crisis, por ejemplo, si un paciente
tiene un trastorno de conciencia con un EEG con descargas gene-
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ralizadas diremos que son ausencias pero si el EEG es focal o la
RNM muestra una lesión focal diremos que se trataba de una crisis
parcial compleja. Puede ser un error que exista el mismo término
de ausencias para referirnos a crisis y a un síndrome.
Identificar el síndrome es esencial; además, para determinar el
pronóstico, la elección adecuada de fármacos e indicaciones quirúrgicas es indispensable.
La clasificación debe mejorarse aclarando más etiologías sobre los síndromes.
Necesidad de una nueva clasificación de crisis [16]
La clasificación actual de crisis epilépticas de la ILAE no satisface
a nadie universalmente porque se trata de una clasificación basada
en complejos electroclínicos (correlación clínica-EEG). También
ocurre con la de los síndromes epilépticos. Como muchas veces
no hay correlación entre crisis epiléptica y complejo electroclínico y síndromes epilépticos, se acepta, pero y se va a imponer una
nueva clasificación basada exclusivamente en la semiología ictal
de las mismas; este nuevo enfoque evitará la confusión que hay
actualmente entre crisis y síndromes.
Las características clínicas de las crisis serán los principales
elementos para clasificar y hablar de crisis. Esta semiología siempre ha sido la principal base para el neurólogo clásico; más tarde
apareció el EEG, convirtiéndose en una indudable buena herramienta para definir un síndrome, aunque hoy, gracias al avance de
la neuroimagen y de la biología molecular, se consigue una mejor
definición de muchos síndromes epilépticos.
Se pueden encontrar crisis con idéntica sintomatología en diferentes síndromes, lo cual también se sabía antes de aparecer el EEG
(por ejemplo, pacientes con trastorno de conciencia y automatismos
se pueden ver tanto en crisis generalizadas como focales).
Con la clasificación vigente de la ILAE, al asumirse paralelismo entre crisis y EEG, no hay una realidad de una auténtica clasificación de crisis, por eso son inclasificables aquellas crisis o
síndromes que no tengan dicho paralelismo, es otra razón por la
que la semiología de una crisis cobra valor en una clasificación.
¿Qué dificultades tenemos para llegar al diagnóstico de crisis
epilépticas?
Una cosa es la necesidad de una nueva clasificación basada estrictamente en la semiología ictal y otra, y más importante, es la
dificultad de reconocer esa semiología clínica para poder encuadrarla dentro de un evento epiléptico o distinguirla de otro fenómeno neurológico para explicar la misma sintomatología.
Una vez reconocida la crisis epiléptica como tal podremos
aplicarla a la clasificación de crisis pero no al revés, la clasificación no nos sirve para diagnosticar un síntoma como crisis.
En teoría todas las crisis pueden ser reconocidas en el adulto,
pero en la práctica hace falta gran experiencia y sagacidad para
concretar el diagnóstico de evento epiléptico.
– Ciertas crisis muestran unas características semiológicas típicas y que permiten encuadrarlas y ser aceptadas dentro de una
localización, por ejemplo, crisis del lóbulo occipital, frontal,
temporal, etc., constituyendo un síndrome determinado.
– Hay otras manifestaciones clínicas paroxísticas recurrentes que
no es fácil reconocerlas como epilépticas, como ocurre con la
palinopsia [2] (perseveración o recurrencia de imágenes o parte
de ellas en el campo visual, después de retirar el estímulo real);
ésta puede ser a modo de ilusión óptica, y puede demostrarse con
correlación clínica y EEG que este fenómeno puede ser epiléptico
de origen parietotemporal, como demostró C.H. Lefebre.
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– Algunos pacientes pueden mostrar –valorados por estudios
neuropsicológicos– una selectiva afectación de funciones
corticales parietales sin afectación de conciencia y con descargas prolongadas paroxísticas de punta-onda a modo de
status no convulsivo [3].
– Las crisis parciales complejas pueden mostrar síntomas y
signos que sirven de valor localizador y que no son muy
conocidos; sí se pueden reconocer fácilmente por su trastorno de conciencia y presentar automatismos, pero hay otros
comportamientos no frecuentes que sirven para localizar el
foco epiléptico en estas crisis, por ejemplo paresia contralateral al foco –sin paresia de Todd– [4]. Este síntoma es independiente de que pueda ocurrir también distonía contralateral al foco[5]. Es importante reconocerlos pues ambos síntomas se pueden presentar asociados a automatismos
homolaterales al foco, no debiendo confundir el foco que sea
contralateral al automatismo sino a la distonía o a la paresia.
– Ciertas crisis exiben una falsa lateralización al mostrar el enfermo
un síndrome de heminegligencia [6] por lesión del lóbulo parietal
derecho. El paciente reconoce e indica incorrectamente las crisis
como derechas en vez de izquierdas, por la negligencia.
– Ciertos estatus no convulsivos focales pueden ser causa de déficit
focal y manifestarse como una afasia o una hemiparesia sin
movimientos anormales, pudiéndose comprobar un registro continuo focal de actividad epiléptica. Son crisis inhibitorias que
hacen pensar en un AVC y no en epilepsia y no está indicado,
por tanto,realizar un registro EEG. Dichos déficits deben ser la
consecuencia de la actividad continua epiléptica en el EEG. La
causa subyacente puede ser vascular o de otro tipo, pero a través
de un fenómeno epiléptico y no por la causa en sí [6].
– Las crisis también se pueden manifestar por un mecanismo
simple o complejo de precipitación, constituyendo todas las
epilepsias reflejas (por el movimiento, fotoestimulación, musicogénicas, comer, lectura, pensamiento, calor, etc.).
PRINCIPALES SÍNTOMAS EPISÓDICOS
QUE PUEDEN SER CAUSADOS
POR EPILEPSIA
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Pérdidas de conciencia
Movimientos convulsivos generalizados
Drops attacks
Ataques motores focales transitorios
Ataques focales sensitivos transitorios
Movimientos musculares faciales y oculares
Experiencias psíquicas
Comportamientos agresivos y vocales
Fenómenos episódicos durante el sueño
Estados prolongados confusionales o fugas
Cualquier síntoma de este grupo puede ser expresión de una
crisis epiléptica o ser debido a otra causa [8].
Una crisis puede ser aislada, por un problema transitorio, o
recurrentes por un trastorno perenne o progresivo: entonces se
trata de una epilepsia y es necesario buscar su etiología.
Partiendo de estos diferentes síntomas como principales protagonistas del cuadro clínico tendremos que investigar el posible
origen epiléptico. A veces, diagnosticar una crisis se basa sólo en
la historia clínica y en la observación de la crisis, siendo los EEG
y neuroimagen normales. Podemos estar prácticamente seguros
de que estamos ante unas crisis y, sin embargo, no poder demos-
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trarlo (p. ej., ciertas crisis de origen frontal, crisis uncinadas, etc.),
incluso pueden responder al tratamiento epiléptico, dando una
razón más de que el diagnóstico era correcto. No sólo hay que
reconocer las crisis sino lo que las puede confundir.
Examinemos a continuación las posibilidades diagnósticas de
los distintos síntomas referidos que pudieran ser origen de una
crisis epiléptica.
Pérdidas de conciencia
Una pérdida de conciencia puede deberse a un síncope. Para su
diagnóstico nos apoyaremos en todas las características convencionales del mismo, aunque no siempre creamos que es fácil la
distinción, necesitando registro simultáneo EEG-ECG. Puede,
asimismo, ser difícil por darse en el contexto de otro trastorno, por
ejemplo de un vértigo, de una migraña o de un EPOC.
Una pérdida de conciencia puede ser realmente debida a una
crisis epiléptica y existen varias que se manifiestan así. Pueden ser
secundarias a un trastorno cardíaco que produzca arritmias, QT
largo, etc., a una isquemia cerebral transitoria, aunque ésta es una
causa rara, o no ser debidas a un trastorno cardíaco o a una isquemia
vertebrobasilar. Existen pérdidas de conciencia con microsueños
diurnos, por ejemplo en apneas obstructivas del sueño, en narcolepsias. También pueden aparecer en ataques de pánico o hiperventilación, aunque a veces es muy difícil de distinguir de verdaderas
crisis, existen crisis parciales manifestadas como pánico paroxístico como síntoma ictal de crisis de lóbulo parietal (S.H. Alemayehu). También los episodios de pánico pueden coexistir con epilepsia
del lóbulo temporal, en el área hipocampal. La hipoglucemia es otra
causa, así como el abuso de psicotropos y otras drogas. Problemas
neurológicos como la malformación de Arnold-Chiari o un tumor
del tercer ventrículo pueden producir pérdidas de conciencia.
Por otra parte, existen las crisis no epilépticas o psicógenas
donde el enfermo queda sin movimiento y sin conciencia, denominadas pseudocrisis, que a veces coexisten en pacientes epilépticos; puede haver dificultades, cuando parecen falsas y son verdaderas crisis como ocurre con las del lóbulo frontal.
Movimientos generalizados convulsivos
Éstos pueden ser expresión de crisis epilépticas y son los más frecuentes y típicos en epilepia, pero a veces hay otras causas que dan
lugar a errores, como los síncopes y movimientos en sacudidas
secundarios, en crisis anóxicas secundarias a fallos cardíacos o
respiratorios, en algunos trastornos del movimientos como la coreoatetosis paroxística cinesogénica, distonías paroxísticas, alguna
distonía de torsión idiopática o enfermedad de Willson que pueden
tener exacerbaciones agudas y confundirse con crisis.
Se pueden confundir ciertos trastornos metabólicos como hipomagnesemia o hipocalcemia produciendo tetania, así como el
tétanos. Pacientes con retraso mental presentan movimientos estereotipados que también nos pueden hacer pensar en crisis.
La hiperekplexia es una enfermedad familiar que cursa con sobresaltos de los cuatro miembros y puede dar lugar a incontinencia urinaria y paro respiratorio e incluso crisis secundarias. La hiperekplexia
se debe diferenciar de las crisis epilépticas producidas por sobresalto
como una de las formas de epilepsia refleja, se observa en epilepsias
frontales y aparecen tanto espontáneas como inducidas o reflejas.
También la causa psicógena puede dar lugar a episodios convulsivos no epilépticos.
Drops attacks
Hay múltiples causas de este síntoma, unas de causa epiléptica
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Tabla I. Etiología de las epilepsias parciales. Adultos.
Adquiridas
Tabla II. Epilepsias parciales.
Lesional
Neoplasias
Criptogénico
Traumatismos
Idiopática
Infecciones
Vasculares
Tabla III. Epilepsias criptogénicas.
Disgenética
Pequeña lesión
Envejecimiento
Equivalentes a esclerosis hipocampal
Displasias
con pérdida de conciencia –como en la epilepsia sobresalto o en
el síndrome de Lennox-Gastaut sobre todo–, pero hay otras causas
no epilépticas de origen cardiovascular, síncopes, isquemia V-B
crisis de Stokes-Adams; por trastornos del movimiento, como la
hiperekplexia, síndrome de Steele-Richardson, enfermedad de Parkinson, coreoatetosis paroxística cinesogénica, mioclonus subcortical, malformación de Arnold-Chiari, tumor del III ventrículo,
causas vestibulares, cataplejía, hipocalcemia periódica, ataques
psicógenos y drops attacks idiopáticos.
Ataques focales motores transitorios
Las crisis focales motoras se pueden confundir con tics, isquemia
cerebral transitoria, paroxismos de espasmos tónicos no epilépticos
de la esclerosis múltiple, con trastornos del movimiento paroxísticos como la coreoatetosis cinesogénica. Sin embargo, mioclonías
velopalatinas pueden tener un origen cortical epiléptico además de
un origen en el triángulo de Mollaret en troncoencéfalo.
En las crisis parciales complejas se pueden observar posturas
distónicas contralaterales al foco epiléptico y a los automatismos
y ser aquéllas un signo de lateralización o localizador de crisis,
pudiendo confundirse con crisis simples motoras.
Ataques focales sensitivos transitorios
Las crisis parciales somatosensitivas pueden confundirse con ciertos síntomas de origen vestibular transitorio o con AIT.
Movimientos musculares faciales y oculares
Movimientos paroxísticos localizados faciales y en región ocular
pueden representar crisis epilépticas parciales, pero los trastornos
del movimiento como hemiespasmo, bruxismo, movimientos
anormales en ciegos de causa no epiléptica, trastornos cerebelosos y de troncoencéfalo pueden dar lugar a errores de crisis.
Experiencias psíquicas
Pueden observarse ciertos fenómenos psíquicos intermitentes como
consecuencia de crisis parciales simples, especialmente las originadas
enellóbulotemporalmesial,perotambiénsepuedenverenlasmigrañas, en la isquemia cerebral transitoria o ser inducidas por drogas.
Por otra parte, existen ilusiones asociadas a una pérdida de
modalidad sensorial (ceguera, sordera, amputaciones). Las experiencias psíquicas también pueden existire obviamente en enfermedades psicóticas.
Comportamientos agresivos y vocales
Estos comportamientos pocas veces se demuestra que sean de
origen epiléptico, pero se ven asociados a verdadera epilepsia; se
discute si el lóbulo temporal desempeña un papel en simultanear
agresión y epilepsia.
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Escondida enfermedad cerebrovascular
Fenómenos episódicos durante el sueño
Éstos son fuente de planteamiento de crisis epiléptica. Frente a los
diversos movimientos durante el sueño (actividad normal fisiológica) y trastornos del sueño, como son el mioclonus fragmentario,
el síndrome de piernas inquietas, las parasomnias NREM y las
REM, y la apnea del sueño, existen crisis epilépticas de difícil
valoración o demostración que ocurren sólo durante el sueño,
como ocurre con el lóbulo frontal y otras crisis parciales y generalizadas no del lóbulo frontal.
Los despertares paroxísticos durante el sueño pueden ser secundarios a focos profundos epilépticos. Tras el despertar ocurren
con más frecuencia mioclonías y crisis generalizadas tónico-clónicas en el síndrome de la EMJ.
Estados prolongados confusionales o fugas
Existen crisis duraderas que se manifiestan como cuadros confusionales y son secundarios a estados epilépticos no convulsivos, con
PLEDS, del tipo parcial complejo o de ausencias de novo en edad
avanzada. Estos cuadros confusionales tienen que ser diferenciados
de las causas metabólicas, amnesia global transitoria, psicosis intermitente y causas histéricas, y crisis no epilépticas (fugas histéricas).
CAUSAS DE CRISIS Y DE EPILEPSIAS
EN EDAD ADULTA
Las causas de las crisis no son idénticas a las de la epilepsia.
Existen muchos factores que producen crisis sin producir epilepsia (crisis recurrentes). Por tanto hay que encontrar causa para las
crisis aisladas y para las epilepsias definidas.
En el adulto las epilepsias van a ser sintomáticas o criptogénicas relacionadas con la localización; las idiopáticas relacionadas con la localización son casi exclusivas de los niños.
Las causas de crisis y epilepsias en el adulto son poco numerosas, se limitan a tumores, traumatismos craneoencefálicos, alcohol, drogas, SIDA y otras infecciones, además de genéticas,
actualmente algunas con conocimiento de la localización del gen
responsable, por ejemplo la epilepsia frontal familiar nocturna.
Sin embargo, a medida que aumenta la edad del hombre, y sobre
todo a partir de los sesenta años, aparece un alto pico de incidencia
de crisis y epilepsia, siendo a partir de los setenta la incidencia
superior a la de la primera década de los niños; esto está basado en
estudios de grupos de poblaciones. Por tanto, dado que con la edad
aparecen múltiples etiologías de crisis y epilepsias, el estudio de una
crisis o crisis recurrentes en personas de edad avanzada se convierte
en algo apasionante en cuanto a la búsqueda de sus causas.
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Crisis no provocadas o espontáneas, y por otra parte crisis
agudas sintomáticas o provocadas, ambas pueden ocurrir en relación con una lesión patológica. De esta forma las crisis asociadas
a procesos patológicos pueden ocurrir de dos formas: 1. Crisis
agudas sintomáticas, que son las relacionadas con una situación
aguda (AVC, TCE). 2. Epilepsias sintomáticas por lesiones establecidas reconocidas, que pueden subdividirse en: a) remotas
sintomáticas; b) sintomática por enfermedad progresiva del SNC
(p. ej., enfermedad de Alzheimer).
Con el advenimiento de nuevas técnicas neurorradiológicas
(RNM, espectroscopia, etc.), PET, SPECT, estimación del flujo
sanguíneo cerebral... se revelarán lesiones que otras técnicas no
conseguían. Cada vez hay menos casos de epilepsias criptogénicas y más sintomáticas, permitiendo esas técnicas una nueva redefinición de síndromes, como la esclerosis mesial temporal, todos los trastornos de migración neuronal, displasias corticales y
tumores neuroepiteliales disembrioblásticos [12]. Con RNM se
pueden detectar pequeñas lesiones, otras equivalentes a esclerosis
hipocampal y permitir diagnósticos de ciertas epilepsias. Con PET
se puede comprobar que los pacientes con leucoaraiosis y crisis de
aparición tardía tienen un descenso más importante del flujo sanguíneo regional en áreas corticales comparado con pacientes normales y con otros enfermos con epilepsia criptogénica sin leucoaraiosis, sirviendo este estudio como valor pronóstico para un
declinar cognitivo cuando se presenta la asociación de crisis y
leucoaraiosis sin todavía deterioro mental [13]. Por otra parte, el
momento de realizar los estudios es importante porque hay lesiones que cambian con el tiempo, un examen demasiado precoz
podría pasar una lesión, más tarde evolutiva, o un examen tardío
pasar una lesión que ha sido reversible.
La alta incidencia de crisis y epilepsia con la edad se debe al
riesgo de crisis que existe en asociación o como consecuencia de
enfermedades que son frecuentes en la misma, como son la enfermedad cerebrovascular, neoplasias, traumatismos, infecciones y
por toxicidad de fármacos. En edad senil ocurren frecuentes crisis
agudas sintomáticas, que no ocurren en los adultos jóvenes. Las
epilepsias remotas sintomáticas representan dos tercios de los
casos de epilepsia por encima de los setenta, siendo el más alto
porcentaje de crisis espontáneas.
Hay grandes dificultades en exponer la verdadera incidencia
de epilepsia en edad senil por varias razones: deficiencia en
describir los pacientes, déficit en el diagnóstico de crisis inmersas en otras patologías sistémicas y de diversas causas, manejo
de estos enfermos en unidades de medicina interna y de UCI
donde no se consulta a Neurología y unidades de epilepsia, la
relación entre una crisis y una lesión no siempre es fácil. Hay
grandes variaciones en cuanto a los porcentajes de diversos autores
para detectar las causas de las crisis y epilepsias en el adulto
avanzado, (del 50 al 75%), y se valora como principal causa el
AVC, después las neoplasias, traumatismos, causas tóxico-metabólicas, infecciones, envejecimiento-demencias, disgenéticas,
desconocidas.
Problemas diagnósticos de causa de crisis en el adulto
avanzado [9]
Uno de los principales problemas en la edad senil es distinguir
entre crisis y ciertos AIT, sobre todo distinguir crisis somatosensitivas o crisis con sintomatología visual de origen occipital. Cuando
existen estas dudas a veces es mejor monitorizar al paciente que
someterlo a un tratamiento, siempre nocivo.
A veces ocurren alucinaciones visuales en un ciego o auditi-
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vas en un sordo y ser difícil distinguirlas de verdaderas crisis, hay
que tener conciencia de estos eventos con una cuidadosa historia.
Los síncopes que tan frecuentes son en los ancianos no son
siempre fáciles de distinguir como tales, pudiendo haber ciertos
automatismos y movimientos; a veces es necesario la correlación
EKG-EEG. El síncope es también intermitente a grandes intervalos de tiempo y esto puede confundir el diagnóstico.
Las caídas en el anciano son también difíciles de diagnosticar
como crisis, aunque las crisis atónicas de novo en esta edad son
raras, así como las crisis tónicas. Las caídas son más frecuentes
por síncopes o arritmias. Los medicamentos hipotensores pueden
producir síncopes así como ciertos tratamientos como la metildopa, que puede inducir coreoatetosis paroxística.
La migraña con aura puede ocurrir en ancianos mientras que
la migraña sin cefalea ocurre más frecuentemente en el anciano
que en jóvenes. Un importante problema diagnóstico es la migraña y el AIT VB.
Epilepsias generalizadas en edad avanzada
El status de petit mal de novo en ancianos es un hecho bien conocido. Es posible que un trastorno sistémico active una predisposición genética previamente dormida, se observa con frecuencia
con la retirada de benzodiacepinas. En el área de urgencias se
pueden ver con frecuencia, además de otros, estados confusionales relacionados con este tipo de status. Una orientación diagnóstica clínica sería observar en estos cuadros mioclonías palpebrales, mandibulares, etc., pudiendo ser el trastorno confusional muy
amplio en un continuum desde una ligera falta de claridad mental
a un profundo estupor. Este cuadro puede aparecer en ancianos
con una historia de epilepsia generalizada cuando eran jóvenes y
que remitió en años.
Las epilepsias mioclónicas progresivas son propias de los
jóvenes, pero el MERFF puede presentarse en edad avanzada,
aun sin historia familiar, por tanto unas mioclonías en esta edad
puede tener hasta este diagnóstico, y otros con historia familiar
de esta enfermeda bien documentada aparecer los síntomas a los
50 o a los 60 años.
La enfermedad de Alzheimer se puede presentar con mioclonías o crisis tónico-clónicas aun antes de establecerse el diagnóstico. También pueden aparecer estas crisis en la enfermedad de
Creutzfeld-Jakob.
La epilepsia mioclónica juvenil, al no haber estudios concluyentes sobre su recurrencia, se plantea si pudiera ocurrir en seniles [9].
Epilepsias parciales y edad senil
Ciertos episodios confusionales epilépticos pueden ser la manifestación clínica de crisis parciales complejas tanto del lóbulo
temporal como del lóbulo frontal. El EEG puede ser similar al del
status de petit mal o ser más focal, siendo la RNM la pista diagnóstica. A veces es difícil distinguir sólo por EEG un status generalizado de uno parcial complejo.
El hematoma subdural hay que tenerlo en cuenta como causa
de crisis parciales y aunque no siempre es fácil de ver por ser
isodenso o pequeño.
A veces se reactivan lesiones subyacentes antiguas por un
nuevo evento lesional, por ejemplo AVC o traumatismo, y entonces pueden aparecer crisis parciales.
Otras veces se puede ver la evolución y el cambio del patrón
clínico de crisis, de crisis parciales complejas a atónicas por un
patrón de difusión de crisis a áreas contralaterales temporales y
frontales, produciendo caídas y traumatismos [9].
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Tabla IV. Subdivisión anatómica de los síndromes epilépticos parciales.
Tabla V. Etiología por RNM anormales de epilepsias parciales intratables.
Lóbulo temporal
Esclerosis mesial temporal
51%
Mesial
Displasias corticales
13%
Neocortical
MAV - cavernoma
9%
Lóbulo frontal con seis subdivisiones
Tumores incluido TND
7%
Lóbulo parietal
Postraumático
4%
Lóbulo occipital
Desmielinizaciones
7%
Daño postoperatorio
9%
FACTORES DE RIESGO PARA CRISIS Y EPILEPSIA
TRAS UN AVC ISQUÉMICO
La enfermedad cerebrovascular es la etiología más frecuente de
crisis epilépticas en edad avanzada; con las nuevas técnicas de
imagen el papel de cada subtipo de AVC isquémico para el riesgo
de epilepsia tardía puede ser evaluado más sistematicamente [10].
Patología isquémica
La enfermedad oclusiva cerebral arterial puede ser un ejemplo de
que la hipoperfusión puede llevar a crisis asociadas mientras que
la endarterectomía, trombolisis o hiperperfusión pueden contribuir como mecanismos complementarios. Cocito sugirió que la
enfermedad oclusiva carotídea y de la arteria cerebral media representan factores independientes de riesgo para crisis, probablemete una debido a un bloqueo vascular crónico y la segunda, con
un comienzo más agudo, pudiendo denominarse crisis heráldicas
de un próximo AVC establecido.
Endarterectomía carotídea y crisis
Las crisis son conocidas como complicación perioperatoria de la
endarterectomía carotídea; la incidencia es de 0,4 a 1%, más baja que
la incidencia que sigue a un ictus en general. Los mecanismos fisiopatológicosimplicadospuedensermicroembolismosconsubsecuentes
infartos isquémicos corticales, también por cambios bruscos de la
disautorregulación vascular cerebral crónica, resultando en una hiperperfusión regional, síndrome de hiperperfusión cerebral.
Crisis como consecuencia de AVC trombóticos
frente a embólico
Actualmente, con los estudios cardiológicos y técnicas diagnósticas se llega a diferenciar ambos AVC, se observan lesiones hemorrágicas más frecuentes después de embolismos que de trombosis.
Distribución de AVC y crisis
Infartos corticales
Después de la descripción de varios estudios prospectivos parece
ser que tiene que estar afectada la corteza para relacionar crisis a
AVC, sobre todo cuando aparecen crisis precoces y más en infartos extensos, asociándose a veces las crisis tardías al AVC a infartos profundos. Las crisis que ocurren en la fase aguda de un infarto
o de una hemorragia se denominan precoces. Eestas crisis pueden
ser autolimitadas en poco tiempo o recurrentes posteriormente.
Las crisis pueden comenzar también después de un largo período
después del ictus y se denominan crisis tardías no provocadas.
Infartos silentes
La enfermedad cerebrovascular puede ser clínicamente silente o
sutil en sus manifestaciones. Un infarto silente puede desempeñar
un papel epileptogénico como se demuestra en varios estudios
REV NEUROL 1998; 26 (150): 244-251
Porcentaje de RNM anormales en una serie de 413 pacientes (Cockerell C, Shorvon S): 70%.
documentados. La o las crisis pueden ser la única manifestación
clínica de un AVC [11].
Por otra parte, crisis epilépticas pueden ser una manifestación
clínica ‘atípica’, a modo de AIT, de una oculta enfermedad cerebrovascular o como una secuela tardía de un infarto silente. Hoy
día para llegar al diagnóstico de ciertas epilepsias de origen vascular, como también es la precursora o heráldica, hay que recurrir
no sólo a la RNM sino valernos, como herramientas diagnósticas
de la epilepsia, de un Doppler e incluso de arteriografías si el caso
lo merece. El Doppler lo debemos incluir en el manejo de las
epilepsias tardías además del EEG y neuroimagen.
Infartos subcorticales
Gracias al advenimiento de nuevas técnicas hay evidencia de que
las crisis pueden también ocurrir en el contexto de infartos profundos, incluso lacunares. Pueden observarse crisis en la enfermedad
de Binswanger en el 18% de una serie de 47 enfermos. Nosotros
lo estamos observando personalmente, contrastando con RNM
que lesiones propias de encefalopatía vascular subcortical y lesiones lacunares están asociadas a un alto riesgo de crisis. No obstante, el mecanismo de la epileptogénesis de estas lesiones isquémicas subcorticales está mal comprendido, y puede haber una
disfunción cortical por un fenómeno de desaferencia y también
por un bajo flujo sanguíneo cerebral [10].
Infartos frontera
Este subtipo de AVC puede representar un factor de riesgo de
crisis del 7% según una serie de 118 pacientes, sobre todo en el
territorio ACM-ACA [10].
Rasgos predictivos del EEG después del AVC
Hoy día tanto el EEG convencional, como las técnicas modernas de
mapping con método de computarización, son muy útiles para evaluar la actividad epileptiforme en un AVC; una monitorización EEG
sería útil para predecir el riesgo de crisis en pacientes con ictus, esto
es muy importante para detectar PLEDS en ictus, que son frecuentes
y transitorios asociados al insulto agudo, pudiéndose ver en un porcentaje alto de AVC agudo un 30-40%, y cuando aparecen hay un
70% de posibilidades de crisis focales o generalizadas tras el AVC.
Se correlacionan también con crisis recurrentes y pueden servir de
predictores tanto de epilepsia crónica como del pronóstico del AVC.
Diseños de estudios, realizando monitorización continua de EEG
proporcionan una buena comprensión para entender los PLEDS.
Síndromes overlap
Limb-Shaking secundaria a isquemia representa un fenómeno
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F. VILLALOBOS
Tabla VI. Características clínicas de las crisis de cada síndrome focal y
anatomía.
Tabla VII. Características de las crisis del lóbulo frontal.
Brusca pérdida de conciencia y secundaria crisis generalizada
Temporal: amígdalo-hipocampo-córtex lateral
CPS: síntomas viscerales y olfatorios, comportamientos sexuales,
trastornos autonómicos, crisis motoras simples, síntomas psíquicos
Pérdida de conciencia con contraversión de cabeza y ojos (área frontopolar) y generalización secundaria
Contraversión de cabeza y ojos sin pérdida de conciencia y singeneralización secundaria (área posterior)
CPC: baja de conciencia, amnesia y automatismos
Las causas y hallazgos patológicos se pueden encontrar en un 80%
Postura inicial bizarra con los brazos elevados y/o piernas extendidas
Auras en un 50% somatosensoriales y epigástricas
Tabla VIII. Características de crisis parietales y occipitales.
Automatismos vagos y confusión
Fenómenos sensoriales, parestésicos
Pensamiento forzado
Patrón de extensión de crisis frecuente, con crisis generalizadas
secundarias
CPC, como en lóbulo temporal, a veces indistinguibles por difusión
Crisis con alteración sexual
Crisis de trastornos de percepción espacial, anosognosia, apraxia y
alexia, vértigo, crisis gustatorias
Crisis de terror y alteraciones cognocitivas
Visión borrosa, amaurosis, hemianopsia ictal, fotopsias, sensación
de giro del globo ocular, alucinaciones
positivo que puede dificultar el diagnóstico de ataques isquémicos
transitorios y su presencia puede a veces sugerir actividad epiléptica. Se ven pacientes con movimientos involuntarios contralaterales a graves lesiones estenosantes de arteria carótida que no
ceden con FAE de forma intensiva y, si ceden con revascularización quirúrgica, los EEG pueden ser normales.
Fenómenos negativos asociados con crisis se pueden ver en
forma de hemiparesia contralateral transitorias graves estenosis
de carótidas, se puede ver en EEG actividad epiléptica frecuente
focal, los episodios pueden ceder con FAE o después de endarterectomía, Kaplan.
El aura de la migraña puede representar un modelo ideal de
verse interacciones entre lo vascular y el proceso epileptogénico,
medidas combinadas de estudios de flujo sanguíneo cerebral con
monitorización de Doppler transcraneal y EEG simultáneo servirían para estudiar estos síndromes overlap [10].
Hemorragia cerebral y HSA
Este accidente cerebrovacular representa una alta incidencia de
crisis agudas sintomáticas y posterior crisis remotas sobre todo en
hemorragias lobares. La HSA produce predominante proporción
de agudas sintomáticas.
OTRAS ESTIOLGÍAS DE CRISIS DE EPILEPSIA
Traumatismo craneoencefálico
Representa otro de los síndromes de las epilepsias del adulto, y
pueden producir tanto crisis precoces como tardías.
Atrofia cerebral
La causa de ésta y no la atrofia en sí misma pueden ser una causa
de epilepsia tardía, pero hay controversias respecto a que la atrofia
sin demencia represente un riesgo de crisis comparado con individuos normales.
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Epilepsia progresiva sintomática
Las neoplasias cerebrales representan la segunda causa más frecuente de epilepsia en adulto joven y seniles.
Demencias
Las crisis suelen asociarse más a una demencia establecida. La
patología subyacente de la enfermedad de Alzheimer puede contribuir al desarrollo de crisis. Otras demencias no Alzheimer también pueden desarrollar crisis, así como la demencia subcortical
de Binswanger y el CADASIL (observación personal).
Trastornos metabólicos y causas tóxicas
La proporción de crisis secundarias a estas causas no es fácil de
determinar por la falta de series, entre ellas están: diabetes, alcohol, trastornos del sodio y potasio, uso de fármacos, retirada brusca de sedantes. Estas causas también cuentan para provocar status.
El proceso de envejecimiento normal también se asocia a
cambios en el sistema corporal, implicados en la regulación del
agua y electrolitos (función renal, secreción hormonal y percepción de sed), predisponiendo estos cambios en el anciano a trastornos clínicos que pueden producir crisis ya que su SNC es muy
sensible. La confluencia de envejecimiento normal, enfermedades comunes en esta edad y la administración de múltiples drogas puede desembocar en el ya afectado sistema homeostático y
acabar en clínica sintomática, pudiendo aparecer cuadros confusionales, delirios, crisis, etc.
La hipoglucemia es la causa metabólica o endocrina más frecuente de crisis. Es posible que un foco primario epiléptico empeore con la misma ¿Cuál es el nivel sanguíneo de glucosa necesario para producir crisis? Por otra parte, hay muchas drogas que
producen hipoglucemias: alcohol, analgésicos, antibióticos, anticoagulantes, agentes cardíacos o psiquiátricos.
OTRAS CAUSAS ‘CRIPTOGÉNICAS’
EN EDAD AVANZADA
Los cambios que se producen como consecuencia del envejecimiento neuronal pueden ser epileptogénicos. En cuanto a que
ocurran crisis de envejecimiento en unos y no en otros dependerá de predisposiciones genéticas y otros trastornos disgenéticos, mutaciones, además de factores adquiridos, es decir,
nuevas lesiones.
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XXXV REUNIÓN DE LA LECE
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