Alegaciones presentadas por el Grupo Municipal de Izquierda Unida

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AL ALCALDE DE VALLADOLID
Manuel Saravia Madrigal, en representación del Grupo Municipal de
Izquierda Unida como Portavoz del mismo, con DNI nº 12212842-A, con
domicilio a efectos de notificaciones en el Ayuntamiento de Valladolid, Plaza
Mayor, 1; enterado de la publicación en el Boletín Oficial de la Provincia del
4 de Noviembre de 2011 la exposición pública de la modificación de la
“Ordenanza de protección de la convivencia ciudadana y prevención
de actuaciones antisociales” vigente, presenta las siguientes
ALEGACIONES
1ª. La modificación aprobada inicialmente es innecesaria, además
de inoportuna.
No hay en la ciudad problemas nuevos de convivencia que precisen la
modificación de la actual ordenanza. Falta motivación para ponerla en
marcha. Pero es que además es incoherente, ya que si el objeto es regular
la convivencia debería incluirse la consideración de otros asuntos que le
afectan de forma mucho más determinante, aunque no se trate de
comportamientos personales, sino de la actuación de determinadas
entidades, personas jurídicas, empresas, etc. Como siempre, prefieren
centrarse en el débil, y castigarle, que en el poderoso. ¿Por qué no
incorporan, por ejemplo, entre las actitudes antisociales, la corrupción
urbanística, la especulación, la usura? ¿Consideran que ya está
suficientemente regulada por la legislación vigente? ¿Y ustedes creen que
los preceptos que incorporan en la ordenanza no están también regulados
por la legislación vigente?
Procede, por tanto, devolver la norma propuesta a los cajones. Pero en el
caso de que
se quisiera tratar el tema de la convivencia y los
comportamientos, debería organizarse en condiciones, con la participación,
desde el origen, de mucha más gente, de buena fe, dando acceso a los
múltiples colectivos y organizaciones de la ciudad que pueden (y quieren)
contribuir a esa convivencia, sin estar mediatizada su colaboración por una
norma como la propuesta, tan desenfocada. Y hacerlo, además, partiendo
de un estudio mucho más amplio y completo de los temas necesarios a
abordar, y de una evaluación de lo que haya podido funcionar mal hasta
ahora. Pues la exposición de motivos convendrán ustedes que es
absolutamente insuficiente.
2ª. La modificación aprobada está penosamente desenfocada.
1
Entendemos, como decimos, que no hay por qué ponerse ahora con esta
modificación. Pero si lo hiciésemos habría que plantearlo de otra forma. En
la alegación anterior ya hemos dicho que es fundamental abrirse a la
participación en su elaboración (no en este momento de las alegaciones,
sino en el de su formulación inicial). Pero también plantearlo bien en la
concepción de la norma. Aunque es cierto que su forma de hacer política
parece impedírselo.
Por de pronto, la norma sometida a exposición pública está repleta de
problemas técnicos, ya comentados en anteriores ocasiones. Hay defectos
de motivación (por cierto: hay exposición de motivos, por mucho que la
concejala Domi Fernández diga que no tiene que haber), defectos de
concreción en muchos preceptos, también se ha hablado de errores en el
sistema sancionador (hay conductas sancionables que no están
previamente tipificadas). Pero no sólo se trata de problemas técnicos. Nos
preocupa de la norma planteada los siguientes aspectos.
1º. No es integradora. En la regulación ordenancística de la ciudad
hay multitud de normas que tratan de estos mismos temas, y en
algún caso incluso de forma contradictoria. Si nos ponemos a regular
este tipo de comportamientos personales, hagamos un esfuerzo por
tratar de forma conjunta todo lo que está disperso en otras normas
municipales. Pero como siempre ustedes han preferido el desorden.
2º. No es moderna. Parece más propia de siglos pasados (y decimos
siglos, no siglo). Muchas de los preceptos que proponen corresponden
a otra sociedad, a otro momento, a una forma de entender la
convivencia fuera de la actualidad. Les abruma el miedo al progreso
social. Y como siempre, prefieren lo más rancio de los bisabuelos más
rancios.
3º. No es justa. Carga directamente contra muchos de los grupos
sociales con menos recursos, a los que implícitamente criminaliza.
Parece que les guía el miedo a la libertad y a la justicia.
4º. No es razonable. Los argumentos en que se fundamentan los
preceptos no responden a la lógica, sino al marketing. ¿Cuánta gente
de baña en las fuentes, por ejemplo? No suelen ustedes plantear las
determinaciones fundándose en la argumentación, porque parecen
tener miedo a la razón, a la lógica.
5º. Es incoherente con algunos preceptos jurídicos superiores.
La norma contiene numerosos fallos de legitimación. Y no sólo en los
nuevos preceptos, sino también en la insistencia por recuperar,
maquillándolos, algunos de los que los tribunales declararon ilegales.
Como tantas veces, ustedes intentan, con la “letra pequeña” de las
ordenanzas, cambiar la de las leyes.
6º. Está mal enfocada. En una sociedad plural hay múltiples puntos
de vista y opiniones necesariamente diferentes. Y los matices
importan. Y sobre todo el enfoque. Debería buscarse el planteamiento
que resulte más positivo y útil, que no promueva más conflictos de los
que teóricamente trata de solucionar. Y ser muy cuidadosos sobre los
efectos que puede tener en las personas más débiles. Pero parece
2
que ustedes, como tantas veces, en esta ocasión también prefieren
estimular el conflicto que consideran les da réditos electorales.
3ª. La modificación aprobada
determinadas personas.
es
sencillamente
cruel
con
De los múltiples asuntos reprobables de la ordenanza propuesta, el colmo
es, sin duda, el que se refiere a la mendicidad. Y en él queremos centrarnos,
porque es, en nuestra opinión, lo más grave de todo lo planteado en la
nueva ordenanza. Se prohíbe la mendicidad en el artículo 15, y se sanciona
con multas de hasta 750 euros. Magnífico. Muy útil.
Sobre la gravedad. Por de pronto llama la atención que se califique
como hecho grave o muy grave una actividad que, en el supuesto de
generar una molestia exagerada e intencionada a los viandantes,
nunca podría pasar de ser una falta leve. Y sólo en los casos límite.
Sobre el objetivo. Porque se trata (digámoslo claramente) de sacar
de la calle a los mendigos, contra su voluntad. El objetivo
fundamental de la modificación de la ordenanza en este aspecto no
es la seguridad en la vía pública, sino evitar que se vea en nuestras
calles lo que el gobierno municipal no quiere que sea visto: la
situación de necesidad extrema en que se encuentran cada vez más
ciudadanos y ciudadanas. Con lo que se pueden vulnerar derechos
fundamentales como el hecho de transitar o permanecer en la vía
pública. Se pretende imponer sanciones económicas a personas que
no disponen de recursos, y penalizar la consecuencia de una situación
económica y social determinada a las personas que sufren esa
situación.
Las administraciones públicas deben buscar el origen de las
diferentes problemáticas sociales y no mirar para otro lado realizando
políticas de final de cañería, ¿adelantamos algo persiguiendo y
escondiendo a las personas que no tienen medios para vivir? La
respuesta es evidente. Pongamos en marcha acciones que prevengan
la exclusión social y la pobreza y proporcionen dignidad a las
personas que se encuentran en situaciones tan difíciles.
Sobre los resultados. Como cualquiera puede entender, la medida
es totalmente inútil: multar a personas que carecen de medios
económicos para subsistir. Evidentemente, no tiene ningún sentido si
el afán es meramente recaudatorio, pero tampoco lo tiene si la
finalidad es disuadir a las personas que ejercen la mendicidad, ya que
es su único medio de vida.
Se dice que la policía municipal informará de la existencia de lugares
apropiados para que las personas que ejercen la mendicidad accedan
a ellos. Pero en ningún caso puede considerarse que es obligatorio
asistir a estos lugares que además, como es sabido, no podrían
soportar la asistencia de todas las personas que los necesitan, ni en
lo que se refiere a capacidad ni a personal necesario. Se plantea que
si una vez informados los mendigos se resisten, podrán ser
desalojados. Desalojados ¿de dónde? y nuevamente alojados
¿adónde?
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Sobre la legitimación legal. Hay antecedentes en otras ciudades
en los que los ayuntamientos han tenido que dar marcha atrás (de
manera reiterada) cuando se ha tratado de sancionar la mendicidad.
Es el caso de Alicante, ya que en 1996 y de nuevo en enero de este
mismo año ha rectificado y retirado de la ordenanza municipal sobre
seguridad en la vía pública las medidas punitivas contra los
mendigos. Y se ha tomado esta decisión tras recibir las alegaciones
de diferentes organizaciones y colectivos sociales, entre ellos la
propia Policía Municipal, que apuntaban a la carencia de normas
estatales con rango de ley que prohíban la mendicidad en los
espacios públicos. Es decir, no existe en nuestro ordenamiento
jurídico ninguna norma que prohíba pedir limosna.
En consecuencia, por todo lo dicho, solicitamos: 1º) La retirada de la
ordenanza aprobada. 2º) La puesta en marcha de un proceso ordenado,
participativo, responsable y abierto de análisis de la convivencia. 3º) En
todo caso reclamamos la eliminación absoluta de lo regulado sobre la
mendicidad.
Valladolid, 12 de diciembre de 2011
Manuel Saravia Madrigal,
Portavoz del Grupo Municipal
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Anexo 1.
Algunas pautas de la convivencia
En general no conviene hacer juicios de intenciones. Pero en este caso, al ver cuál
ha sido el procedimiento seguido, los temas que se incorporan, cómo se ha
presentado a la prensa y la misma redacción de la norma, podemos presumir que
los objetivos reales, más allá de los que figuran en el texto oficial, han sido los tres
siguientes: 1º) Dar una imagen pública de ley y orden, hacer ver que al equipo de
gobierno municipal le preocupa el orden público (se entienda esta expresión como
se entienda). 2º) Criminalizar a diferentes colectivos como amenazas a la ley y al
orden. 3º) Volver a incorporar muchos de los preceptos que una sentencia de los
tribunales anuló en la anterior ordenanza de 2004. Ahora se traen de nuevo,
aunque con algún matiz diferente para intentar dar la impresión de que se cumple
con la justicia.
Para ordenar la discusión sobre los contenidos de la ordenanza convendría, antes
que nada, eliminarse algunos asuntos que lo pueden distorsionar, y pensar en otros
que lo podrían alimentar. Pues para debatir con orden sobre la ordenanza sobran
cosas y faltan cosas. Sobran cosas. 1º. Se mezclan diversos asuntos que pueden
confundir el debate. Pues se regulan comportamientos personales de la gente; pero
también algunos comportamientos de personas jurídicas. Y no se deben poner en
plano de igualdad los comportamientos de empresas con ánimo de lucro y los de
organizaciones o colectivos sociales que a través de sus actividades ejercen la
libertad de expresión en nuestra ciudad. Por otra parte, es curioso que en una
ordenanza que se titula de “Protección de la convivencia ciudadana y prevención de
actuaciones antisociales” no aparezcan algunas “actuaciones antisociales” por
excelencia: corrupción, especulación, usura, y otras más de semejante importancia.
Pero también faltan cosas. Pues hay numerosísimas normas municipales (puede
verse una primera relación en el “voto particular” que se adjunta) que también
contemplan muchas de las cuestiones que se regulan en la ordenanza
antivandálica. Sería necesario conseguir coherencia entre las diferentes ordenanzas
y reglamentos.
Una vez aquí, y entrando ya en el análisis de los contenidos, veamos los que
podrían ser puntos de partida iniciales.
1º. No da igual cualquier comportamiento. Pero tampoco da igual cualquier
prohibición. No da igual cualquier comportamiento, pues los hay, por ejemplo,
especialmente dañinos que sin llegar a ser delito suele entenderse que deberían
proscribirse. No hace falta poner ejemplos. Pero tampoco da igual cualquier
prohibición, aunque pudiéramos pensar que no nos afecta o que ni siquiera afecta a
la mayoría. Efectivamente, hay que ser muy escrupulosos con lo que se prohíbe.
Probablemente debatir sobre estos asuntos, enfrentándose a sus límites, sea una
buena forma de defender la libertad.
2º. En una sociedad plural (¿se puede seguir diciendo multicultural?) hay múltiples
puntos de vista y opiniones necesariamente diferentes. Y los matices importan. Lo
que a unos incomoda a otros les resulta signo de cambio o modernidad, e incluso un
estímulo hacia la justicia social, por ejemplo.
3º. Deben enunciarse en negativo, pero también (y sobre todo) en positivo. Una
política adecuada debería promoverse sobre todo en positivo.
4º. No hay que ser ingenuos. Es necesario actuar con precisión y ser concienzudos,
repetimos, con las proscripciones, no vaya a ser que lleven implícitas otras
intenciones. Manuel Delgado decía que “con la ilusión ciudadanista” la clase
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dominante “consigue que no aparezcan como evidentes las contradicciones que la
sostienen”.
5º. El punto de vista fundamental es el del último ciudadano (o, más generalmente,
última ciudadana). Ahí deberíamos ponernos para evaluar las consecuencias de la
posible aplicación de esta norma. Y no sólo pensando en esas personas, sino
también porque son temas que nos afectan a todos. Se trata de poder estar en la
calle con libertad o acercarnos con libertad a otra persona. Compartir el espacio
público. No estamos, por tanto, hablando de una minoría.
6º. Hay cosas ya reguladas. No sólo en otras ordenanzas, como decíamos, sino en la
legislación general o autonómica. Por citar un par de ejemplos: la explotación de
menores o el comercio ambulante ya se regula en otros lugares.
Proponemos a continuación ocho temas básicos para debatir (podrían ser otros,
pero éstos nos parecen suficientemente expresivos y diferenciados como para
permitir ordenar el debate).
1. Promover el respeto a las personas, evitar el menosprecio. Se
trata de actuar contra el menosprecio de unos sobre otros, especialmente a los
mayores, menores o personas discapacitadas. Incluso entre menores. En algunas
ordenanzas municipales se introducen normas sobre esta cuestión. Por ejemplo, en
el Reglamento del servicio de autotaxi (art. 54). Unas determinaciones que, al
menos en teoría, son más exigentes cuando se trata de la policía, por ejemplo (para
los que se pide “evitar la violencia del lenguaje”, art. 21 de su propio reglamento).
Es un debate complicado, pero interesante.
Artículos de la ordenanza antivandálica que estarían en este
apartado:
(Es curioso, pero a pesar de que se insiste en que es una normativa para la “buena
convivencia”, no hay ningún artículo que aluda a esta cuestión en la ordenanza
antivandálica aprobada).
Regulación existente en otras normas:
Ver la ya citada Ordenanza del Servicio Autotaxi, art 54. O el Reglamento de la Policía
Municipal, que obliga a evitar la “violencia del lenguaje” en el art. 21. Se encuentran
bastantes cosas en diversos reglamentos municipales, en relación a los conflictos
originados por “insultar y ofender a otros usuarios”, “tener altercados con el
conductor o encargado”, y otras expresiones semejantes que se leen en el
Reglamento de las Piscinas Municipales, el de los Centros Cívicos, el del Albergue, el
del Espacio Joven, el del Servicio de Autobuses, etc. Las Ordenanzas de 1924 también
se extendían sobre las “palabras obscenas”: ¿seguirán vigentes estas disposiciones?
Perspectiva desde el último ciudadano:
Normalmente los últimos son los que sufren mayor menosprecio. Creo que la mayoría
de las normas que hubiese en este sentido, si fuesen de aplicación general (no como
ahora, que tratan de “defender” a determinados grupos: conductores, clientes,
pasajeros…), les beneficiarían.
2. Evitar el acoso, promover el respeto (dejar en paz). Aquí se trata de
actuar contra el acoso (esa agresividad, esas molestias) en algunas ofertas de
servicios. Dicho así parece que lo propio es eliminar ese acoso. Pero para mucha
gente se trata de la única posibilidad de establecer contacto. Preguntas que cabe
hacerse, para empezar: ¿Es acoso cuando se reparte propaganda política?, ¿y
cuando se reparte prensa gratuita?
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Artículos de la ordenanza antivandálica que estarían en este
apartado:
Art. 15.1. Quedan prohibidas las conductas que adopten cualquier forma de
mendicidad en las vías y espacios públicos.
Art. 15.2. Se prohíbe el ofrecimiento a las personas que se encuentren en el
interior de vehículos en funcionamiento de cualquier objeto o servicio, como la
limpieza de cristales.
Art. 15.3. Está especialmente prohibida la mendicidad ejercida por menores y la que
se realiza utilizando menores o discapacitados como reclamo o acompañantes.
(Aunque sea rebuscada, ésta es la única razón que pienso puede haber para justificar
una norma como la 15.1. No se me ocurre otra. Podría leerse la ordenanza de
Barcelona, a ver cómo lo justifica).
Regulación existente en otras normas:
Se considera prohibido el supuesto acoso de los mendigos (o la mendicidad
encubierta: limpieza de parabrisas, p. e.) en normas “antivandálicas” como la que
comentamos. En su momento se habló de tratar también de la prostitución (hay
varias declaraciones del Alcalde en este sentido), o de la oferta de servicios (masajes,
videncia, etc.) o venta de productos, etc. Este tipo de regulaciones viene de muy
lejos. En las Ordenanzas de 1924 (que siguen publicadas en la web municipal) se lee:
“Existiendo asilos destinados a la verdadera pobreza, se prohíbe mendigar por las
calles”; art. 29.
Hay una ley estatal bien conocida, relacionada con el acoso, aunque en el ámbito
laboral: 23/01/2006 por medio de la cual se adoptan medidas para prevenir, corregir
y sancionar el acoso laboral y otros hostigamientos en el marco de las relaciones de
trabajo. Tiene por objeto “definir, prevenir, corregir y sancionar las diversas formas
de agresión, maltrato, vejámenes, trato desconsiderado y ofensivo y en general todo
ultraje a la dignidad humana que se ejercen sobre quienes realizan sus actividades
económicas en el contexto de una relación laboral privada o pública”. La Ley del
Menor también contempla el acoso escolar. Leemos que “cuando hablamos de “acoso
escolar” nos estamos refiriendo a situaciones en las que uno o más alumnos/as
persiguen e intimidan a otro u otra —víctima— a través de insultos, rumores,
vejaciones, aislamiento social, motes, agresiones físicas, amenazas y coacciones...
pudiendo desarrollarse a lo largo de meses e incluso años”.
Perspectiva desde el último ciudadano:
La ley de acoso consideramos que está bien enfocada. Pero el supuesto “acoso” de
los mendigos es otra historia que nada tiene que ver con ella. Viene bien recordar la
propuesta de Gallardón de alejar a los mendigos de los centros urbanos. Las
declaraciones fueron brutales: "Sé que lo que he planteado no es políticamente
correcto, pero era hora de que alguien lo dijera. Se ha abierto un debate, y yo pido
que no se sea hipócrita". Con estas palabras anunció ayer el concejal de Seguridad,
Pedro Calvo, su decisión de elevar "al Congreso de los Diputados y al Gobierno de la
nación" un "informe" en el que el Ayuntamiento de Madrid pedirá la modificación de
la Ley de Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. El objetivo lo adelantó Calvo el
pasado martes: dotar a la policía de un "instrumento legal" que le permita trasladar
temporalmente a albergues (incluso contra su voluntad) a mendigos, prostitutas o
toxicómanos que "instalan su morada" en la vía pública degradando y
"estigmatizando" el entorno.
3. No poner en riesgo, proteger la seguridad de las personas. Por
ejemplo, lo que sucede con algunos juegos en la calle, como el monopatín en
ciertos contextos (en otros no). Aunque también habría que citar la electricidad
estática de los puentes (si bien esto último, lo sabemos, no es un “comportamiento
personal”).
Artículos de la ordenanza antivandálica que estarían en este
apartado:
7
Art. 10.3. f) Está totalmente prohibido en jardines y parques encender o mantener
fuego.
Art. 13.4. Queda prohibido portar mechas encendidas y disparar petardos, cohetes y
toda clase de artículos pirotécnicos que puedan producir ruidos o incendios sin
autorización previa de la Administración Municipal.
Art. 16.7. Salvo en los lugares y situaciones previstas al efecto, debidamente
autorizadas, se prohíbe la práctica de deportes o actividades que comporten
riesgo para la vida o integridad de los participantes o de otras personas.
Art. 20.1. Los organizadores de actos celebrados en espacios públicos deben
garantizar la seguridad de las personas y los bienes, velando a tal efecto por que se
cumplan las condiciones generales de seguridad y de protección que exija el carácter
de los actos.
Regulación existente en otras normas:
Se obliga a respetar las indicaciones de los rótulos (bandera verde para bañarse, no
tirarse donde está prohibido –en acantilados, por ejemplo-, etc.), que afectan a la
seguridad personal de cada uno. Probablemente la limitación de los horarios de los
parques tengan un sentido parecido (art. 10VA).
La Ley de Montes remite a las comunidades autónomas el control y la regulación de
actividades como zonas de acampadas y barbacoas. En CyL: Ley 3/2009, de 6 de
abril, de montes de Castilla y León. Se regula el uso del fuego en los montes “y
demás terrenos rústicos”. Es posible que la reglamentación sobre prevención de
incendios no diga nada de que estén prohibidos en la calle. No lo sé.
Sobre deportes de riesgo: la norma prevista se refiere al cobro de los rescates,
cuando sean necesarios. Pero también hay polémica con el “balconing”, porque pone
en riesgo a los practicantes y a otros usuarios del hotel. Se habla de aprobar
normativas ad hoc, que serían ordenanzas municipales, probablemente.
Perspectiva desde el último ciudadano:
¿Quién enciende fuego en la calle? (Es obvio que en determinados lugares, y en
invierno, se enciende fuego). ¿Para qué? (la respuesta también resulta bastante
evidente).
4. No contaminar, promover la higiene pública. Aquí entraría la
prohibición habitual de escupir o de orinar o defecar en la calle. Y el debate sobre la
inexistencia de urinarios. También, por supuesto, las deposiciones de los perros, la
prohibición de lavarse en las fuentes (“en calzoncillos”, como diría León de la Riva,
“tengo vídeos”), de usar jabón en las duchas de la playa o de lavar frutas en las
fuentes de beber. Igualmente la prohibición de sacudir alfombras o dejar
determinados residuos (que cortan, jeringuillas, condones, cristales de botella, etc.).
También habría que contemplar en este apartado (que como se ve es amplísimo) la
limitación de horarios para dejar las bolsas de basura, etc.
Artículos de la ordenanza antivandálica que estarían en este
apartado:
Art. 12. Queda prohibido realizar cualquier manipulación en las instalaciones o
elementos de los estanques y fuentes, así como bañarse, lavar cualquier objeto,
abrevar y bañar animales, practicar juegos o introducirse en las fuentes decorativas,
incluso para celebraciones especiales si, en este último caso, no se dispone de la
preceptiva autorización municipal.
Art. 14.1. Los ciudadanos tienen la obligación de depositar los residuos sólidos en
las papeleras y contenedores correspondientes. Se prohíbe arrojar o depositar
residuos, desperdicios y cualquier tipo de basuras y escombros en las vías públicas y
espacios de uso público, en la red de alcantarillado y en los solares y fincas sin vallar,
debiendo utilizarse siempre dichos contenedores.
Art. 14.2. Está prohibido que los ocupantes de edificios viertan a la vía pública
cualquier tipo de residuos, incluso en bolsas u otros recipientes, partículas
derivadas de la limpieza de cualquier clase de objeto y agua procedente del
riego de plantas de balcones y terrazas.
Art. 14.3. La basura domiciliaria y de los establecimientos deberá ser introducida,
dentro del horario fijado por el Ayuntamiento, en bolsas que, correctamente
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cerradas, se colocarán en el contenedor más cercano o, de encontrarse totalmente
saturado, en el contenedor más próximo.
Art. 14.4. Queda prohibido depositar en el interior de los contenedores cualquier
clase de residuo líquido así como introducir en los contenedores de recogida selectiva
materiales de cualquier tipo diferentes de los expresamente predeterminados o
fijados por el Ayuntamiento.
Art. 14.6. Queda prohibido arrojar cualquier tipo de residuos desde los vehículos,
ya sea en marcha o detenidos.
Art. 14.7. Está prohibido escupir o hacer las necesidades en las vías públicas y en
los espacios de uso público o privado.
Art. 14.8. Las personas que conduzcan perros u otros animales deberán impedir
que éstos depositen sus deyecciones en las aceras, calles, paseos, jardines y, en
general, cualquier lugar dedicado al tránsito de peatones o juegos infantiles. Los
propietarios o responsables de animales deberán recoger los excrementos sólidos
que los mismos depositen en la vía pública.
Art. 14.9. Los propietarios de animales deben hacer que éstos evacuen las
deyecciones en los lugares destinados al efecto y, en caso de no existir lugar
señalado para ello, los responsables deberán llevarlos a la calzada, junto al bordillo y
lo más próximo a los sumideros del alcantarillado.
Art. 16.1. No podrá realizarse cualquier otra actividad u operación que pueda
ensuciar las vías y espacios públicos, tales como el lavado de automóviles, su
reparación o engrase en dichas vías y espacios cuando no sea imprescindible, el
vertido de colillas, envoltorios y desechos sólidos o líquidos, el vaciado de
ceniceros y recipientes, la rotura de botellas y otros actos similares.
Art. 18.2. Por razones de estética y de higiene está prohibido almacenar o apilar
productos o materiales junto a las terrazas.
(Los temas son: limpieza de papeles, colillas, residuos de diverso tipo, etc.; otras
basuras y “deyecciones”; y el resultado de actividades “inapropiadas” –lavar coches
en la vía pública, etc.-). Aparte del baño en fuentes.
Regulación existente en otras normas:
Sobre las necesidades fisiológicas, ver también el Reglamento de piscinas, art. 13 d.
También el de perros, art. 15. Si se incluyese en este apartado el tema del consumo
de alcohol (por salud), ver la Ordenanza prevención alcoholismo, arts. 7 y 14.
También se regula el comercio ambulante (sin todas las garantías de control sanitario,
se supone), lavarse en fuentes, etc. y usar jabón en la playa. O lavar frutas. Sacudir
alfombras (ver Reg. Limpieza, art. 9). Utilizar la calle como zona almacenamiento (en
Reg. Limpieza art. 9).
Pues bien, sobre el “estado de limpieza”, en general, de los espacios, se habla en el
Reglamento de limpieza, recogida y eliminación de residuos sólidos urbanos (1998).
La prohibición de escupir se recoge concretamente en un documento de 1904, pero
también aparece explícitamente en las Ordenanzas Municipales de 1924, de las que
se dice en la web municipal que “algunos artículos” siguen vigentes (¿cuáles?: no se
sabe). Allí se habla (era de esperar) de la prohibición de orinar, si bien se relaciona
con la existencia de “recipientes urinarios” en la ciudad.
Perspectiva desde el último ciudadano:
¿Quién se baña en los chorros del Milenio? También está la pregunta: ¿cuántos
urinarios públicos hay?
5. Evitar la agresividad del medio, promover la calma, la no
violencia. En este apartado entran las prohibiciones de algunas normas de
producir algunos ruidos (por ejemplo gritos, o tensión en los comportamientos
avasalladores, o motos muy fuertes, cláxones, radios de los coches con las
ventanillas bajadas o televisores que se oyen por la ventana en verano, altavoces
muy altos, incluso peleas violentas a gritos, que se prohíben en algunas normas,
etc.). Pero también cuando se corre por la calle y se apabulla a los peatones, o esas
bicis que dejan patidifusas a algunas abuelas. También debería estar aquí esos
perros amenazantes que electrizan el entorno (“si no hace nada”, te dicen después
del ataque al corazón). O “tener altercados con el conductor” en el autobús. E
incluso lo de “portar y exhibir armas”: tensión, tensión.
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Artículos de la ordenanza antivandálica que estarían en este
apartado:
Art. 4.1. Los ciudadanos tienen obligación de respetar la convivencia y
tranquilidad ciudadanas.
Art. 13.1. Todos los ciudadanos están obligados a respetar el descanso de los
vecinos y a evitar la producción de ruidos y olores que alteren la normal
convivencia.
Art. 13.2. Sin perjuicio de la reglamentación especial vigente en materia de
instalaciones industriales y vehículos de motor, de espectáculos públicos y de
protección del medio ambiente, se prohíbe la emisión de cualquier ruido
doméstico que, por su volumen u horario exceda de los límites que exige la
tranquilidad pública así como la emisión de olores molestos o perjudiciales para las
personas.
Art. 13.3. Los conductores y ocupantes de vehículos se abstendrán de poner a
elevada potencia los aparatos de radio cuando circulen o estén estacionados con
las ventanillas bajadas.
Art. 13.4. Queda prohibido portar mechas encendidas y disparar petardos, cohetes y
toda clase de artículos pirotécnicos que puedan producir ruidos o incendios sin
autorización previa de la Administración Municipal.
Art. 19.1. Los propietarios o titulares de establecimientos de pública concurrencia,
además de la observancia de otras disposiciones, procurarán evitar actos incívicos o
molestos de los clientes a la entrada o salida de los locales.
(Como se ve, se trata sobre todo de prohibir los ruidos excesivos, y por extensión
olores).
Regulación existente en otras normas:
En el art. 45.1 de Reg. Tráfico se prohíbe a los peatones correr, saltar o circular en la
forma que moleste a los demás transeúntes. Una norma general: está prohibido
“provocar molestias al resto de los usuarios o a los vecinos en general”. (Reg. Centros
Cívicos, art. 23). En el Reg. Med. Amb. se habla de horarios de trabajo excepcionales
art. 25 y actividades de carga y descarga, art. 26. Prohibido el uso del claxon en art.
30. Prohibido “tener altercados con el conductor” del bus, en Reg. Autobuses art. 8.
Los perros, que son muy majos pero que crean tensión. Rglto. (correas, etc., art. 14;
espacios de recreo de perros). Portar o exhibir armas (y usarlas, ya ni te cuento): en
Reg. Espacio Joven VA art. 8.
Los ruidos, olores y molestias por vibraciones (no hemos visto nada por
deslumbramientos, aunque puede suponerse que también esté implícitamente
regulado) se mencionan en el Reglamento de Protección del Medio Ambiente (2002),
donde se regula el horario de las obras, de la carga y descarga, el uso de señales
acústicas, etc.
Hay muchos otros aspectos del Reglamento de tenencia y comercialización de perros
(1999) que deberían integrarse aquí. A veces se afina. Por ejemplo, en el art. 44 del
Reglamento de Tráfico se prohíbe a los peatones “correr, saltar o circular de forma
que moleste a los demás transeúntes”: qué cosas). También hay cosas en los
reglamentos de los distintos cementerios.
Perspectiva desde el último ciudadano:
Poco hay que decir, ya que los ruidos están regulados en otra norma. Estos puntos se
han quedado sin necesidad de que se traten aquí.
6. No ensuciar, promover el cuidado del paisaje. Aquí va todo lo
relacionado con pegar carteles, arrancar carteles, hacer pintadas, tirar papeles
fuera de la papelera, dejar basuras “incontroladas” (aunque no sean “insalubres”,
sino sólo “antiestéticas”, etc. O almacenar cosas desordenadamente en la calle, o
en las terrazas de los bares. Probablemente sea aquí donde nos dirían que debería
figurar el desnudo y todas esas cosas relacionadas con la “compostura” y el
“decoro”: podría verse también, por ejemplo, el reglamento de autobuses.
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Artículos de la ordenanza antivandálica que estarían en este
apartado:
Art. 5. Queda prohibida cualquier actuación sobre los bienes protegidos por esta
Ordenanza que sea contraria a su uso o destino o impliquen su deterioro, ya sea por
rotura, arranque, incendio, vertido, desplazamiento indebido, colocación de
elementos de publicidad, utilización de materiales o sustancias y cualquier otra
actividad o manipulación que los ensucie, degrade o menoscabe su estética y su
normal uso y destino.
Art. 6.1. Se prohíben las pintadas, escritos, inscripciones y grafismos en
cualesquiera bienes, públicos o privados, protegidos por esta Ordenanza, incluidas
las calzadas, aceras, muros y fachadas, árboles, vallas permanentes o provisionales,
farolas y señales, instalaciones en general y vehículos municipales, con excepción de
los murales artísticos que se realicen con autorización del propietario y, en todo caso,
con autorización municipal.
Art. 7.1. La colocación de carteles, vallas, rótulos, pancartas, adhesivos,
papeles pegados o cualquier otra forma de propaganda o publicidad únicamente se
podrá efectuar en los lugares autorizados, con excepción de los casos permitidos por
la Administración Municipal.
Art. 7.2. Queda prohibido rasgar, arrancar y tirar a la vía pública carteles,
anuncios, pancartas y objetos similares.
Art. 8.1. Se prohíbe esparcir y tirar toda clase de folletos, octavillas o papeles
de propaganda o publicidad y materiales similares en la vía y en los espacios
públicos.
Art. 8.2. Los repartidores de publicidad domiciliaria no podrán colocar propaganda
fuera del recinto del portal de los edificios.
Art. 8.3. Los titulares de los establecimientos no podrán situar en la vía pública
ninguna clase de mobiliario con propaganda publicitaria, salvo autorización expresa
de ocupación de la vía pública
Art. 9. Se prohíbe talar, romper y zarandear los árboles, cortar ramas y hojas, grabar
o raspar su corteza, verter toda clase de líquidos, aunque no fuesen perjudiciales, y
arrojar o esparcir basuras, escombros y residuos en las proximidades de los
árboles, plantas y alcorques situados en la vía pública o en parques y jardines, así
como en espacios privados visibles desde la vía pública.
Art. 10.2. Los visitantes de los jardines y parques de la Ciudad deberán respetar las
plantas y las instalaciones complementarias, evitar toda clase de desperfectos y
suciedades y atender las indicaciones contenidas en los letreros y avisos y las que
puedan formular los vigilantes de los recintos o los agentes de la Policía Municipal.
Art. 10.3. e) Está totalmente prohibido en jardines y parques tirar papeles o
desperdicios fuera de las papeleras instaladas y ensuciar de cualquier forma los
recintos.
Art. 11. Está prohibida toda manipulación de las papeleras y contenedores situados
en la vía y espacios públicos, moverlas, arrancarlas, incendiarlas, volcarlas o vaciar
su contenido en el suelo, hacer inscripciones o adherir papeles o pegatinas en las
mismas y todo lo que deteriore su estética o entorpezca su uso.
Art. 12. Queda prohibido realizar cualquier manipulación en las instalaciones o
elementos de los estanques y fuentes, así como bañarse, lavar cualquier objeto,
abrevar y bañar animales, practicar juegos o introducirse en las fuentes
decorativas, incluso para celebraciones especiales si, en este último caso, no se
dispone de la preceptiva autorización municipal.
Art. 16.2. Se prohíbe colocar publicidad sobre la parte exterior de los
parabrisas de los vehículos.
Art. 16.6. Atendiendo a las pautas mínimas de convivencia generalmente admitidas
respecto a la forma de vestir de las personas que permanecen o transitan por los
espacios públicos y a la protección del derecho de quienes comparten estos espacios
a no sufrir molestias o perjuicios que sean consecuencia de la falta de respeto de las
mismas, ninguna persona podrá estar desnuda o semidesnuda en los
espacios y vías de uso público, salvo que cuente con autorización al efecto.
Asimismo, queda prohibido transitar o permanecer en los espacios públicos
mencionados en bañador o en cualquier otra pieza de ropa similar, excepto
en las piscinas, las playas o cualquier otro lugar en que sea normal o habitual
estar con este tipo de ropa. En estos casos los agentes de la autoridad recordarán en
primer lugar a las personas infractoras que su conducta está prohibida por la
presente Ordenanza y sólo si persistiesen en su actitud se procederá a la formulación
de la pertinente denuncia. De ser necesaria su identificación y no lograrse,
procederán en la forma prevista en el apartado 5 del artículo 15.
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Art. 18.2. Por razones de estética y de higiene está prohibido almacenar o apilar
productos o materiales junto a las terrazas.
Art. 21. La licencia para uso de elementos publicitarios llevará implícita la
obligación de limpiar y reponer a su estado originario los espacios y bienes públicos
que se hubiesen utilizado y de retirar, dentro del plazo autorizado, los elementos
publicitarios y todos sus accesorios.
(Los temas son: 1º) pintadas, 2º) carteles, 3º) folletos esparcidos, basuras y papeles,
4º) baños, 5º) nudismo y seminudismo).
Regulación existente en otras normas:
En lo relativo a la desnudez, ver el Reg. de Autobuses, al hablar de la compostura y el
“decoro” (art. 8). Por otra parte, los carteles se regulan, por supuesto, en la
Ordenanza de publicidad exterior (2001). Algo parecido a lo que sucede con el tema
de las papeleras, pues en el Reglamento de Limpieza se establece la prohibición de
tirar papeles al suelo, pero también se regula la obligación de disponer papeleras.
De la imagen (o al menos, como aquí se entiende que las distintas normas aluden a
la imagen pública) se trata, por ejemplo, en el art. 565 de las Ordenanzas de 1924,
donde ya se establece que “se prohíbe lavar ropas, arrojar basuras, bañarse y echar
a nadar perros u otros animales en las fuentes”.
Perspectiva desde el último ciudadano:
El tema de la estética urbana es fundamental. Para que la ciudad sea de todos no
tiene que ser de nadie. O dicho de otra manera, no tiene que gustar completamente
a nadie, sino que haya cosas que gustan a unos y disgustan a otros, que tienen
gustos diferentes. Incluso puede haber elementos que no gusten a casi nadie, pero
que cumplan una función social importante. Por eso, regular desde la estética o la
limpieza (una cierta idea de limpieza) suele llevar a resultados inadecuados. También
aquí hay que preguntarse: ¿quién hace pintadas?, ¿quién pega carteles?, ¿quién
reparte folletos?. Y también: ¿quién se desnuda o semidesnuda?).
7. Preservar la funcionalidad de los elementos de la ciudad. O sea,
que las cosas puedan funcionar para lo que se han previsto. Prohibir
comportamientos que impidan o dificulten que las cosas tengan el uso que les
corresponde. Evitando, por tanto, las actividades en la calle que interrumpan el
tráfico, o juegos (de pelota, por ejemplo) que no dejen circular a la gente, e incluso
podría incluirse aquí el debate sobre las prioridades en la circulación misma: ¿qué
va antes, coches o peatones? Pero también se incluyen esas cantinelas sobre la
necesidad de “usar indebidamente las praderas” o los bancos. También podrían
incluirse (de forma un tanto forzada, pero no se me ocurre otro lugar donde
incluirlo) las prohibiciones de tomar como propios algunos bienes públicos: es decir,
el tema de las acampadas, porque (se argumenta) al ocupar un espacio pueden
limitar su uso a otras personas. Ahora debatiremos sobre toda esta mezcla de
cosas.
Artículos de la ordenanza antivandálica que estarían en este
apartado:
Art. 4.2. Están obligados a usar los bienes y servicios públicos conforme a su uso y
destino.
Art. 5. Queda prohibida cualquier actuación sobre los bienes protegidos por esta
Ordenanza que sea contraria a su uso o destino o impliquen su deterioro, ya sea
por rotura, arranque, incendio, vertido, desplazamiento indebido, colocación de
elementos de publicidad, utilización de materiales o sustancias y cualquier otra
actividad o manipulación que los ensucie, degrade o menoscabe su estética y su
normal uso y destino.
Art. 10.3. a) Está totalmente prohibido en jardines y parques usar indebidamente
las praderas y las plantaciones en general.
Art. 10.3. b) Está totalmente prohibido en jardines y parques subirse a los árboles.
Art. 12. Queda prohibido realizar cualquier manipulación en las instalaciones o
elementos de los estanques y fuentes, así como bañarse, lavar cualquier objeto,
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abrevar y bañar animales, practicar juegos o introducirse en las fuentes decorativas,
incluso para celebraciones especiales si, en este último caso, no se dispone de la
preceptiva autorización municipal.
Art. 14.4. Queda prohibido depositar en el interior de los contenedores cualquier
clase de residuo líquido así como introducir en los contenedores de recogida
selectiva materiales de cualquier tipo diferentes de los expresamente
predeterminados o fijados por el Ayuntamiento.
Art. 14.5. Está prohibido el desplazamiento de los contenedores del lugar
asignado por la Administración Municipal.
Art. 16.3. Los ciudadanos utilizarán las vías públicas conforme a su destino y no
podrán impedir o dificultar deliberadamente el normal tránsito peatonal o de
vehículos por los paseos y por las aceras y calzadas de aquéllas, salvo que se
disponga de la autorización pertinente.
Art. 16.4. Se prohíbe el estacionamiento de caravanas y vehículos similares que
se pretendan utilizar como lugar habitable con vocación de permanencia.
Art. 16.5. Está prohibido el estacionamiento de toda clase de vehículos en los
espacios públicos y en las vías públicas para la actividad de exposición, venta o
alquiler de los mismos, salvo que exista autorización municipal.
Art. 18.3. Salvo autorización expresa del Ayuntamiento, no se podrá acampar en
las vías y espacios públicos, ya sea con tiendas de campaña o utilizando para esta
finalidad instalaciones improvisadas, muebles o enseres que permitan un
asentamiento o acomodo estable, tales como toldos, cartones, sacos de dormir,
mochilas, mantas o similares. Tampoco se permitirá a estos efectos la utilización de
caravanas, autocaravanas u otro tipo de vehículos (…).
(Aparte de algunas cosas extrañas, como que se prohíba subir a los árboles en los
parques, pero no en las calles, los asuntos fundamentales son: no pisar el césped, no
mover contenedores o papeleras, no interrumpir el paso, no vivir en caravanas ni
vender coches, y no acampar).
Regulación existente en otras normas:
Sobre apuestas, comercio ambulante, actividades de videncia o masajes, etc., cuando
ocupan la calle e interrumpen el paso o dificultan la estancia; lo mismo que los juegos
de pelota o monopatín (ver también el Reglamento de Piscinas, art. 13e). En Reg.
Tráfico, art 31 se lee que los coches tienen prioridad sobre los peatones, “excepto…”
en determinados casos: tendría que ser al revés. También “usar indebidamente las
praderas” (en VA). Sobre el “uso adecuado” de las calles es un tema que aparece
profusamente desarrollado en el Reglamento de Tráfico, Aparcamiento, Circulación y
Seguridad Vial (2005) y, de algún modo, en el Plan Integral de Movilidad Urbana
(2005). Si bien estos asuntos ya se trataban desde mucho antes. En las Ordenanzas
Municipales de 1924 se habla de la “libre circulación”. E incluso en el Reglamento de
Prestación del Servicio de Autobuses (1982) se plantea esa necesidad de permitir el
libre movimiento ¡dentro del autobús! Por cierto, debería leerse cuidadosamente la
forma en qué está redactado el funcionamiento de los semáforos en la fase naranja.
Perspectiva desde el último ciudadano:
Hay algo parecido a asentamientos, más que acampadas, en algunos lugares de la
ciudad. ¿Están afectados por la ordenanza?
8. Preservar el valor de los elementos de la ciudad. Aquí irían los
famosísimos artículos sobre la prohibición de dañar a los bienes públicos, sean
bancos o árboles o papeleras. O lo que sea.
Artículos de la ordenanza antivandálica que estarían en este
apartado:
Art. 5. Queda prohibida cualquier actuación sobre los bienes protegidos por esta
Ordenanza que sea contraria a su uso o destino o impliquen su deterioro, ya sea por
rotura, arranque, incendio, vertido, desplazamiento indebido, colocación de
elementos de publicidad, utilización de materiales o sustancias y cualquier otra
actividad o manipulación que los ensucie, degrade o menoscabe su estética y su
normal uso y destino.
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Art. 9. Se prohíbe talar, romper y zarandear los árboles, cortar ramas y hojas,
grabar o raspar su corteza, verter toda clase de líquidos, aunque no fuesen
perjudiciales, y arrojar o esparcir basuras, escombros y residuos en las proximidades
de los árboles, plantas y alcorques situados en la vía pública o en parques y jardines,
así como en espacios privados visibles desde la vía pública.
Art. 10.3. c) Está totalmente prohibido en jardines y parques arrancar flores,
plantas o frutos.
Art. 10.3. d) Está totalmente prohibido en jardines y parques cazar, matar o
maltratar pájaros u otros animales.
Art. 11. Está prohibida toda manipulación de las papeleras y contenedores
situados en la vía y espacios públicos, moverlas, arrancarlas, incendiarlas, volcarlas
o vaciar su contenido en el suelo, hacer inscripciones o adherir papeles o pegatinas
en las mismas y todo lo que deteriore su estética o entorpezca su uso.
Art. 20.2. Asimismo, pondrán todos los medios razonables a su alcance para que los
elementos urbanos o arquitectónicos no se deterioren y los espacios públicos
utilizados no se ensucien.
(Romper, arrancar o incendiar bienes públicos, entre los que se señalan
expresamente las papeleras, los animales (pájaros especialmente) y las plantas. ¿Por
qué las papeleras y no las farolas?: es un misterio).
Regulación existente en otras normas:
La prohibición del deterioro de elementos públicos está, como era de esperar, en
varios lugares de las diferentes normas municipales. Por supuesto, en Ordenanzas
Municipales de 1924 (art. 221), donde se citan especialmente los “faroles” y los
bancos. Pero también se tratan en la Ordenanza reguladora de Terrazas en la vía
pública (1999), en el Reglamento del Albergue (2006), el de los Centros Cívicos
(2006) y en otras normativas aún más recientes.
Sobre protección animal: art. 337 del Código Penal, Ley 5/1997, de 24 de abril, de
protección de los animales de compañía, y también hay leyes más amplias
de maltrato animal en varias autonomías.
El mobiliario urbano no está protegido específicamente en ninguna ley estatal o
autonómica.
Perspectiva desde el último ciudadano:
Lo de los animales y plantas: seguramente no hace falta. Lo del mobiliario: puede que
haga falta una ordenanza.
Hay también disposiciones complementarias que se refieren a gestión de algunos
temas, pero que no constituyen el fondo de la regulación. Por ejemplo:
Art. 6.2. La solicitud de autorización municipal se tramitará y resolverá conforme a lo
dispuesto en la legislación urbanística.
Art. 6.3. Los agentes de la autoridad podrán retirar o intervenir los materiales
empleados cuando las pintadas e inscripciones se realicen sin la preceptiva
autorización municipal.
Art. 6.4. Cuando con motivo de actividades lúdicas o deportivas autorizadas se
produzca un deslucimiento por pintadas en cualquier espacio público o elemento
existente en la vía pública los responsables de las mismas están obligados a
restablecer el estado original del bien o de los bienes afectados.
Art. 7.3. La colocación de pancartas en la vía pública o en los edificios sólo podrá ser
realizada con autorización municipal. En todo caso la autorización se referirá a la
colocación de carteles, pancartas y elementos que no dañen ni ensucien la superficie
y sean de fácil extracción, con compromiso por parte del solicitante de la autorización
de retirarlos en el plazo que se establezca. Se podrán colocar carteles en
escaparates, portales y en otros lugares situados en el interior de los
establecimientos.
Art. 7.4. Los responsables de la colocación serán las personas físicas o jurídicas que
consten como anunciadores y sus autores materiales.
Art. 7.5. En cualquier caso los responsables están obligados a la retirada de todos los
carteles, vallas y elementos colocados sin autorización. El Ayuntamiento podrá
proceder a su retirada de forma subsidiaria y repercutiendo el coste en los
responsables, sin perjuicio de las sanciones correspondientes.
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Art. 10.1. Todos los ciudadanos están obligados a respetar la señalización y los
horarios existentes en los jardines y parques.
Art. 10.2. Los visitantes de los jardines y parques de la Ciudad deberán respetar las
plantas y las instalaciones complementarias, evitar toda clase de desperfectos y
suciedades y atender las indicaciones contenidas en los letreros y avisos y las que
puedan formular los vigilantes de los recintos o los agentes de la Policía Municipal.
Art. 15.4. Los agentes de la autoridad informarán a quienes ejercen la mendicidad en
lugares de tránsito público de las dependencias y centros asistenciales a los que
pueden acudir.
Art. 15.5. Los agentes de la autoridad exigirán en todo momento el cumplimiento
inmediato de las determinaciones establecidas en los apartados 1 y 2 de este
artículo, requiriendo a las personas presuntamente responsables para que desistan
de su actitud y advirtiéndolas que, en caso de resistencia, podrán ser desalojadas del
lugar, cumpliendo en todo caso el principio de proporcionalidad, sin perjuicio de la
denuncia de las conductas infractoras. A tal fin requerirán a dichas personas para que
se identifiquen y, de no conseguirse la identificación, podrán requerirlas para que les
acompañen para su identificación a la dependencia policial más próxima para dicho
único efecto y por el tiempo imprescindible.
Art. 15.6. El desalojo del lugar por los agentes de la autoridad se realizará en todo
caso en el supuesto del apartado 3 de este artículo o cuando la mendicidad se realice
mediante actitudes coactivas o de acoso o cuando su práctica impida el libre tránsito
de los ciudadanos por las vías y espacios públicos.
Art. 15.7. En el supuesto del apartado 3 los agentes de la autoridad, además,
pondrán el hecho en conocimiento del Ministerio Fiscal o del Juzgado de guardia a los
efectos procedentes.
Art. 19.2. Cuando no puedan evitar tales conductas, deberán avisar a los Cuerpos y
Fuerzas de Seguridad para mantener el orden y la convivencia ciudadana
colaborando en todo momento con los agentes que intervinieren
No se refieren al comportamiento de personas los siguientes artículos:
Artículo 17. Terrenos, construcciones y edificios de propiedad privada.
Art. 17. Los propietarios de terrenos, construcciones y edificios tienen el deber de
mantenerlos en condiciones de seguridad, salubridad y ornato público, estando
obligados a realizar las obras y trabajos necesarios para su conservación o
rehabilitación a fin de mantener las condiciones de habitabilidad y decoro, de
conformidad con lo establecido en la legislación urbanística.
Artículo 18. Quioscos y otras instalaciones en la vía pública.
Art. 18.1. Los titulares de quioscos y de establecimientos con terrazas, veladores y
otras instalaciones en la vía pública están obligados a mantener limpios el espacio
que ocupen y su entorno inmediato así como las propias instalaciones. La limpieza de
dichos espacio y entorno tendrá carácter permanente y, en todo caso, deberá ser
siempre realizada en el momento de cierre del establecimiento.
Artículo 20. Actos públicos.
Art. 20.1. Los organizadores de actos celebrados en espacios públicos deben
garantizar la seguridad de las personas y los bienes, velando a tal efecto por que se
cumplan las condiciones generales de seguridad y de protección que exija el carácter
de los actos.
Art. 20.2. Asimismo, pondrán todos los medios razonables a su alcance para que los
elementos urbanos o arquitectónicos no se deterioren y los espacios públicos
utilizados no se ensucien.
Artículo 21. Actividades publicitarias.
Art. 21. La licencia para uso de elementos publicitarios llevará implícita la obligación
de limpiar y reponer a su estado originario los espacios y bienes públicos que se
hubiesen utilizado y de retirar, dentro del plazo autorizado, los elementos
publicitarios y todos sus accesorios.
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Anexo 2.
Voto particular de IU presentado en la
Comisión de Presidencia, Seguridad, Movilidad
y Medio Ambiente
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