2. desarrollo de la guerra

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I.
DESARROLLO DE LA GUERRA
A – EL INICIO DE LA GUERRA: LA LUCHA POR EL CONTROL DE MADRID. LA
GUERRA DE COLUMNAS
La primera fase de la guerra se desarrolla entre Julio de 1936 y mediados de 1937.
Se conoce a esta fase como la “guerra de columnas”, ya que la mayoría de los combates se
libran en un frente de guerra muy poco preciso (Andalucía, Extremadura, Madrid, Aragón,
Asturias, País Vasco) entre unidades reducidas en número, con escasa organización,
especialmente entre los republicanos, donde los combatientes en muchos casos eran
voluntarios socialistas, anarquistas o comunistas, organizados como milicias, con mandos no
profesionales, mezclados con fuerzas del orden y militares, con decisiones descentralizadas,
asamblearias, una escasa disciplina ,y una escasa eficacia (la transposición al frente militar de
la revolución que estaba teniendo lugar en la retaguardia). En el bando “nacional” las columnas
eran poco numerosas, pero más organizadas, y el ejército de África era decisivo.
El plan de Mola preveía un rápido avance de las tropas sublevadas hacia Madrid, pero el
fracaso en muchas zonas impidió la toma de la ciudad, quedando retenidas a más de 100 KM
al norte de Madrid (Segovia, Navacerrada).
La única posibilidad para los sublevados era utilizar el ejército de África, pero éste tenía que
cruzar el Estrecho de Gibraltar. Dicha operación pudo realizarse a principios de Agosto y con
éxito gracias a la ayuda italiana y alemana, siendo el primer “puente aéreo” de la historia.
Una vez unidas las tropas de Yagüe y Franco con las de Queipo de Llano en Sevilla, se inició
el avance hacia Madrid a través de Extremadura, tomando Badajoz (con una gran represión) y
avanzando posteriormente hacia la Meseta. En el norte los sublevados tomaron Irún, cortando
de este modo el contacto del País Vasco con Francia. También unieron Galicia con Oviedo.
Franco, en vez de avanzar rápidamente hacia Madrid decidió desviarse para salvar a los
centenares de sitiados en el Alcázar de Toledo (propaganda personal), lo que permitió a las
tropas republicanas tener unos días más para organizar la resistencia (Vicente Rojo como Jefe
de Estado Mayor y José Miaja como jefe de las tropas en el frente de Madrid).
En Octubre de 1936 se decretó la movilización general en la capital. Se crearon nuevas
columnas con un gran entusiasmo popular, se hicieron barricadas, se inventaron consignas
como “No pasarán”, el gobierno de la República se trasladó a Valencia en Noviembre.
Las operaciones en torno a Madrid se iniciaron en Noviembre, y la ciudad resistió a pesar de
los bombardeos gracias a la llegada de nuevas columnas, como las Brigadas Internacionales, o
la “Columna Libertad”, comandada por el anarquista B. Durruti, que ofrecieron una feroz
resistencia, especialmente en la Ciudad Universitaria y el Parque del Oeste.
El inicio de la guerra dejó claro que la mayor organización del ejército sublevado le daba una
gran superioridad militar, que difícilmente podía contrarrestar el entusiasmo revolucionario.
También tuvo como consecuencia el encumbramiento de Franco, el jefe de las tropas más
eficaces (las africanas), al mando de los sublevados (también por muerte de Sanjurjo).
En los meses siguientes se libraron varias batallas en torno a Madrid, con escasos resultados.
Entre Noviembre de 1936 y Enero de 1937 los ataques se realizaron en torno a la carretera de
La Coruña, pero el frente quedó estabilizado en la Casa de Campo y la Ciudad Universitaria.
(NW).
En Febrero de 1937 Franco lanzó la ofensiva en la Batalla del Jarama (NE) con el objetivo de
tomar Arganda y Alcalá de Henares, pero la batalla concluyó sin avances significativos, gracias
a una mayor organización de las tropas republicanas.
En Marzo las tropas italianas lanzaron una ofensiva sobre Guadalajara, pero fueron derrotados
gracias la aviación republicana y las condiciones climáticas adversas.
Quedaba claro que la guerra no se iba a decidir en Madrid, así que Franco decidió dedicar sus
mejores tropas en otros frentes, especialmente el frente Norte (allí se decide la guerra), y de
paso alargar la guerra para ir agotando poco a poco a los republicanos hasta lograr una
rendición incondicional, al tiempo que cimentaba su liderazgo entre los sublevados.
B – LA CAMPAÑA DEL NORTE
Franco decidió a finales de Marzo trasladar el epicentro de la guerra al Norte. Los combates se
iniciaron en Abril y prosiguieron hasta Octubre. Se puede llegar a la conclusión de que la
guerra se decidió en este frente.
La zona Norte estaba aislada del resto de la zona dominada por la República, se alargaba junto
a la costa en 300 KM, mientras apenas tenía 40 KM de profundidad tierra adentro. En esta
zona se concentraba 1,5 millones de personas, y buena parte de la industria republicana,
especialmente la siderúrgica y de maquinaria, vital para la guerra.
Al principio de la guerra asumió el mando de los “nacionales” en esta zona el general Mola
(hasta su muerte en accidente de aviación en Mayo de 1937), quien contó con la ayuda de las
milicias carlistas, y con una gran superioridad artillera y aérea.
Los sublevados no dudaron en aprovechar esta ventaja, incluso bombardeando a la población
civil (Durango, Guernica -26 de Abril de 1937- la legión Cóndor destruyó el 70 % de la
población, muriendo el 5 % de la población. Franco acusó a los republicanos de haber volado
ellos la ciudad. La repercusión internacional fue muy grave para Franco).
En Junio de 1937 el ejército nacional conquistaba Vizcaya, finalizando la conquista del País
Vasco. La conquista de Santander fue sencilla debido a la escasez de defensas republicanas.
Asturias resistió el asedio durante los meses de Septiembre y Octubre, pero fue finalmente
conquistada.
El avance franquista se debía a la superioridad en aviación, artillería, capacidad de mando,
organización del ejército, pero también a que Franco había concentrado la mayor parte de sus
tropas (y las mejores) en este frente.
Esta situación podía ser aprovechada por los republicanos para atacar en otros frentes, y de
paso aliviar al frente norte, cosa que efectivamente se intentó.
A finales de junio se intentó un avance hacia Segovia y La Granja, pero fue un fracaso por la
escasez de recursos y atacantes.
En Julio se emprendió la ofensiva de Brunete, con el fin de aliviar la situación de Madrid, pero
la contraofensiva franquista recuperó todo el territorio conquistado por las tropas republicanas.
A lo largo del verano y el otoño de 1937 el ejército popular intentó varias ofensivas en la zona
de Aragón (Huesca, Albarracín, Zaragoza), destacando la batalla de Belchite, pueblo que
quedó destruido por los combates.
Los ataques republicanos no pudieron aliviar la situación del frente Norte, que se perdió
definitivamente en Octubre de 1937. La República perdía una importante zona minera e
industrial y los sublevados inmediatamente volvieron a poner en marcha la industria de la zona
norte, con lo que inclinaban la balanza territorial y económica a su favor.
Franco contaba con la superioridad militar, y ahora también industrial y territorial. Franco
seguía con su manía de contraatacar y recuperar los puntos conquistados por los republicanos,
sin atender a otros estratégicamente más vitales, por error táctico, por alargar la guerra
conscientemente (para aumentar su poder en su bando y de paso acabar con los “rojos”), o
simplemente para demostrar a los republicanos que quien marcaba el ritmo de la guerra era él.
Franco tenía ahora el camino libre para avanzar hacia el mediterráneo y dividir la zona
republicana en 2, para ir primero a por una y luego a por la otra.
C – EL AVANCE “NACIONAL” HACIA EL MEDITERRÁNEO: LA BATALLA DEL EBRO
A finales de 1937 el ejército republicano había conseguido por fin organizarse como un ejército
moderno. Las milicias habían sido integradas en el ejército regular, existían “comisarios
políticos” para asegurarse la lealtad y eficacia de las tropas, y entre los que proliferaban los
comunistas. La escasez de oficiales se palió creando “oficiales de campaña”, y el alto mando
contó con profesionales de gran eficacia como Rojo o Miaja. A pesar de ello este ejército no
demostró una gran eficacia. Pudo llegar a contar con unos 600.00-700.000 soldados.
Tras la eliminación del frente norte, todo hacía presagiar una rápida y fácil victoria de los
“nacionales”, que contaban con una gran superioridad militar y material, y con el apoyo de las
potencias fascistas, pero la guerra aún se prolongó otro año y medio por la resistencia del
ejército popular y sus intentos de dar la vuelta al curso de la contienda (y por intereses de
Franco).
Para ello el general Rojo ideó una maniobra de distracción con un ataque sobre Teruel en
Diciembre de 1937, para realizar una gran ofensiva en Extremadura. Sin embargo, ésta nunca
llegó a realizarse, mientras la ofensiva sobre Teruel tuvo éxito. Franco, como hacía siempre,
decidió responder allí donde había recibido el ataque. La batalla no se decidió hasta Febrero de
1938, cuando la ciudad fue reconquistada (combates durísimos bajo un frío glacial).
La reconquista de Teruel tuvo graves efectos sobre la moral del Ejército Popular. Cuando
Franco reinició la ofensiva en dirección a las costas mediterráneas el frente se hundió. En
pocas semanas el Ejército Nacional tomó Lérida (4 de Abril) y atravesaba el Maestrazgo hasta
llegar al Mediterráneo en Vinaroz a mediados de Abril. Cataluña quedaba de este modo
separada del resto de la zona republicana.
Lo lógico hubiera sido avanzar hacia Cataluña, pero Franco decidió hacerlo sobre Valencia a
través del interior montañoso de Castellón. En este caso las tropas republicanas sí supieron
defenderse y ralentizar el avance franquista, que no llegó a Sagunto hasta mediados de Julio.
El Ejército Popular en Cataluña pudo ser reorganizado en estos meses y se decidió realizar
una gran ofensiva para recuperar el contacto con el resto de la zona republicana, o por lo
menos impedir un rápido avance sobre Valencia. Se inició de este modo la Batalla del Ebro.
El 24 de Julio de 1938 el Ejército Popular inició una gran ofensiva, cruzando en varios puntos el
Ebro entre Mequinenza y Amposta (aquí fracasaron). El avance se hizo de noche, con
infantería, sin apoyo artillero o de la aviación, por lo que no pudo tener una gran profundidad,
quedando detenidos frente a Gandesa entre el 26 y el 31 de Julio.
A partir de aquí se desencadenó la mayor batalla de la Guerra Civil. Franco reemprendió el
contraataque contando con una gran superioridad artillera, de carros de combate y aérea. Pero
a pesar de ello el Ejército Popular resistió durante 3 meses hasta volver a la posición inicial del
frente a mediados de Noviembre de 1938. La batalla costó entre 60.000 y 70.000 bajas a cada
bando entre muertos y heridos.
D – EL FINAL DE LA GUERRA
Tantos meses de lucha para nada acabaron de desmoralizar al ejército Popular, al tiempo que
la diferencia en material bélico no hacía sino aumentar. En las Navidades de 1938 Franco
desencadenó la ofensiva contra Cataluña. El Ejército Popular se desmoronó y el avance
franquista fue imparable. El 26 de Enero de 1939 los nacionales entraban en Barcelona.
El avance hacia Gerona desencadenó una huida masiva hacia la frontera francesa (medio
millón de exiliados). A principios de Febrero toda Cataluña había sido tomada por el Ejercito
Nacional. Menorca se rendía también en Febrero. El gobierno republicano (en Barcelona desde
finales de 1937), así como el de la Generalitat y el gobierno vasco (refugiado en Cataluña)
huyeron a Francia.
Las diferencias en el seno del gobierno (entre los partidarios de pedir la paz y Negrín, y el PCE,
que se negaban), muy importantes desde mediados de 1937 se hicieron aún mayores.
En Febrero de 1939 ya sólo quedaba la zona centro y la costa entre Valencia y Almería en
poder de la República. El presidente del gobierno, Juan Negrín, vuelto de Francia, quería
resistir, apoyado por los comunistas, en la convicción de que la situación internacional si se
iniciaba un conflicto entre Alemania y GB y Francia, podría ser la salvación. Por el contrario,
Azaña, presa del desánimo, presentó la dimisión como Presidente de la República. Los líderes
republicanos ya pensaban en cómo negociar una rendición sin excesivas represalias.
Pero Franco no pensaba en nada que no fuera una rendición incondicional. Su posición se veía
reforzada día a día, sobre todo tras el reconocimiento de su gobierno por GB y Francia.
A comienzos de Marzo se produjo en Madrid la rebelión del coronel Casado, quien pretendía
una rápida rendición para evitar más muertes. Pensaba que la influencia de los comunistas era
lo único que impedía tal rendición, y que se podría llegar a un compromiso con Franco. Negrín
huyó de Madrid y Casado creó un Consejo Nacional de Defensa con la colaboración de
algunos socialistas (Besteiro) y parte de la UGT. Los comunistas se sublevaron contra el
consejo pero fueron duramente reprimidos. Se mantuvieron conversaciones con el Ejército
Nacional a finales de Marzo, al tiempo de éste iniciaba su ofensiva final. Franco no aceptaba
más que la rendición incondicional. El 28 de Marzo las tropas franquistas entraban en Madrid
sin resistencia. Los últimos republicanos salieron desde Alicante.
El 1 de Abril de 1939 Franco firmó en Burgos el último parte de guerra, declarando “cautivo y
desarmado al ejército rojo” y declarando el final de la guerra. Franco había conseguido de la
guerra lo que se proponía: “que se cocieran en su propia salsa”.
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