Serie de Articulos Introdutorios: Geofísica

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SERIE DE ARTÍCULOS INTRODUCTORIOS
Geofísica
Richard Coates
Gerente de investigación y asesor científico
La geofísica es el estudio de la física de la Tierra, la propagación de las
ondas elásticas y el campo eléctrico, el campo gravitacional y el campo magnético presentes en la misma. Si bien los orígenes de la geofísica se remontan
a la antigüedad, recién a comienzos del siglo XX los científicos comenzaron a
aplicar los conceptos y las técnicas geofísicas para la búsqueda de hidrocarburos y minerales y la evaluación de los recursos geotérmicos. Hoy, la geofísica
desempeña un rol crucial en la industria petrolera porque los datos geofísicos son utilizados por el personal de exploración y desarrollo para efectuar
predicciones sobre la presencia, la naturaleza y el tamaño de las acumulaciones de hidrocarburos del subsuelo.
Unificación de las características
Los desafíos propios de la geofísica se plantean como un problema inverso, de
manera tal que un conjunto de mediciones y leyes físicas conocidas permitirán al geofísico determinar la estructura y las características de la Tierra, que
sean consistentes con esas mediciones. En la geofísica, las respuestas casi
siempre no son únicas, lo cual significa que existe más de una solución posible
que satisface las mediciones. Los geofísicos tratan de resolver esta ambigüedad por medio de la integración de los datos complementarios adquiridos con
métodos disímiles o el agregado de conocimientos adicionales, tales como las
mediciones de pozos, para determinar qué solución es la correcta.
Además de la falta de unicidad, todos los métodos geofísicos exhiben
una reducción del poder de resolución a medida que aumenta la distancia
con respecto al equipo de medición. Este concepto es análogo a la dificultad
de distinguir los objetos por medio de la vista a medida que se incrementan
las distancias. Esta característica es más pronunciada para ciertos métodos
de medición que para otros, pero el resultado es que cuanto más profundas
son las estructuras subterráneas, menos precisas resultan las imágenes de
esas estructuras.
La prospección sísmica
En el campo petrolero, el método predominante de adquisición de datos
geofísicos es el levantamiento sísmico, cuya historia se remonta a comienzos de la década de 1920. En las operaciones de prospección sísmica se
emplea una fuente —generalmente un cañón de aire (pistola de aire) o un
camión vibrador— para generar vibraciones, u ondas sísmicas, que se propagan por la Tierra. Las ondas sísmicas son refractadas y reflejadas por las
estructuras y los estratos subterráneos (Figura 1). Parte de esa energía
retorna a la superficie, en donde es registrada por sensores, tales como los
hidrófonos o los geófonos. Las distancias entre la fuente y el sensor pueden
exceder los 15 km [9,3 mi].
Traducción del artículo publicado en Oilfield Review 28, no. 2 (Mayo de 2016).
Copyright © 2016 Schlumberger.
Volumen 28, no.2
Embarcación sísmica
Superficie marina
Arreglo de cañones de aire
Cable sísmico marino con arreglos de sensores
de hidrófonos, a una profundidad de 6 a 12 m
Fondo marino
Capas sedimentarias
Figura 1. Adquisición sísmica marina. Un arreglo de cañones de aire
(extremo superior) produce pulsos de energía sísmica (verde) que penetran
en el subsuelo y se reflejan (rojo) desde el fondo marino y las interfaces
entre las capas de rocas. Estas reflexiones son detectadas por los
arreglos de hidrófonos remolcados por detrás de la embarcación sísmica.
Los geofísicos invierten los datos registrados para construir una imagen 3D
de las capas subterráneas. Los métodos modernos de adquisición sísmica
(extremo inferior ) iluminan fajas 3D de la Tierra desde diversos ángulos.
En una geometría común, cuatro embarcaciones navegan alineadas una
al lado de la otra separadas por una distancia de aproximadamente 1,2 km
[0,75 mi]. Cada embarcación remolca un arreglo de cañones de aire como
fuentes (rectángulos rojos) situados a una corta distancia por detrás.
Las embarcaciones más periféricas también remolcan cables sísmicos
marinos (líneas negras), normalmente de 10 km [6 mi] de largo, que
registran las reflexiones presentes debajo del fondo marino y dentro
de un volumen de roca (tostado) ubicado por debajo y entre los dos
conjuntos de cables sísmicos.
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SERIE DE ARTÍCULOS INTRODUCTORIOS
Aire (resistivo)
Transmisor CSEM
Campos magnetotelúricos
de fuentes naturales
Agua de mar (conductiva)
Registradores del campo eléctrico y del campo magnético
Petróleo y gas (resistivos)
Fondo marino
(conductividad
variable)
Sal,
carbonatos
y volcanitas
(resistivos)
Distancia
1
Resistividad, ohm.m
Profundidad
10
Base de la sal derivada
de las imágenes conjuntas
Base de la sal derivada de los datos sísmicos
1 km
1 km
Figura 2. Adquisición marina con los métodos electromagnético con fuente
controlada (CSEM) y magnetotelúrico (MT). Para los estudios MT marinos
(extremo superior) , se utilizan registradores eléctricos y magnéticos
emplazados en el fondo marino que obtienen mediciones de tipo series
de tiempo del campo magnético variable de la Tierra y el campo
eléctrico inducido. Estas mediciones pueden ser interpretadas para inferir
las estructuras geológicas profundas. El remolque de un transmisor CSEM,
con receptores por detrás, cerca del fondo marino, permite a los geofísicos
mapear las estructuras someras, incluidos los rasgos resistivos de poco
espesor, tales como los yacimientos de hidrocarburos. La evaluación
conjunta de múltiples mediciones geofísicas (extremo inferior) hace posible
que los geofísicos obtengan una interpretación consistente de la base de la sal.
La mejor interpretación basada exclusivamente en datos sísmicos mostró
una sección de sal de gran espesor a la derecha de la porción central, cuya
base se indica con la línea blanca. El agregado de los datos de resistividad
MT (colores) proporciona significativa información nueva. La combinación
de los datos MT con los datos sísmicos mejora las interpretaciones previas
de la base de la sal y brinda a los intérpretes mayor confianza en su
resultado (línea amarilla de guiones).
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Los geofísicos procesan los datos de los levantamientos para formar una
imagen y estimar las características físicas del subsuelo. Este procedimiento requiere dos pasos: desarrollar un conjunto, o volumen, de datos de
velocidad 3D para generar una estimación satisfactoria de la velocidad espacialmente variable con la que se propagan las ondas sísmicas en la Tierra —
proceso denominado tomografía— y posteriormente, con la ayuda de este
conjunto de datos de velocidad, localizar las capas del subsuelo desde las cuales se reflejaron las ondas sísmicas, proceso que se denomina migración.
La representación 3D de la Tierra resultante se denomina imagen, o volumen, estructural. Las superficies reflectoras son interpretadas como las interfaces entre las capas de rocas, algunas de las cuales pueden haberse plegado,
fisurado, fallado o erosionado a lo largo del tiempo geológico. Esta representación puede cortarse verticalmente para obtener una sección transversal u horizontalmente para mapear las profundidades de las capas de rocas presentes
por debajo del área del levantamiento. Y el operador puede utilizar estas interpretaciones para ayudar a determinar objetivos de perforación adecuados.
Los levantamientos sísmicos modernos generan como rutina imágenes 3D
detalladas de estas superficies reflectoras hasta profundidades de 10 km [6 mi].
La información adicional acerca de las características de las rocas puede
ser extraída de los datos sísmicos. Por ejemplo, mediante el estudio del
tamaño, o amplitud, de las reflexiones y de cómo cambia la amplitud con el
ángulo con el que las ondas sísmicas chocan con los reflectores, los geofísicos
pueden determinar si los poros de las rocas contienen gas, petróleo o agua.
Este paso, conocido como variación de la amplitud con el desplazamiento
(AVO), a menudo exhibe un mayor nivel de incertidumbre que la generación
de imágenes estructurales.
Si bien en la mayor parte del trabajo sísmico se utilizan fuentes activas
diseñadas para crear ondas sísmicas, la detección de las ondas sísmicas
débiles generadas durante las operaciones de fracturamiento hidráulico
despierta cada vez más interés. Estas señales débiles son utilizadas para
determinar las localizaciones de los eventos microsísmicos, que pueden
indicar la posición y la extensión de las fracturas hidráulicas.
Métodos electromagnéticos
Para reducir la incertidumbre interpretacional que persiste después de las
operaciones de prospección sísmica, los geofísicos pueden aplicar una de
las diversas técnicas disponibles. Las más comunes son los métodos electromagnéticos (EM), que apalancan el hecho de que algunas formaciones subterráneas importantes exhiben caracteres electromagnéticos únicos de
gran intensidad. Por ejemplo, las rocas saturadas con hidrocarburos a
menudo poseen una resistividad eléctrica mucho más alta que las que contienen agua y ésta es la base de la adquisición de registros de resistividad
Oilfield Review
con herramientas operadas con cable. Los depósitos salinos poseen tanto
una alta velocidad sísmica como una alta resistividad eléctrica. La alta velocidad de estos depósitos vuelve problemática la generación de imágenes
sísmicas por debajo de los mismos, pero su alta resistividad eléctrica facilita
su detección utilizando levantamientos EM.
Los geofísicos cuentan con dos métodos diferentes para adquirir información acerca de las características eléctricas de las rocas a profundidad. Pueden
utilizar una fuente EM de alta potencia o bien las fluctuaciones del campo
magnético terrestre inducidas por el viento solar como fuente EM natural.
En ambos casos, la respuesta de la Tierra es detectada por un arreglo de
receptores desplegados en, o cerca de, la superficie. La primera técnica es
el método electromagnético con fuente controlada (CSEM) desarrollado en
la década de 1980. Este método se utiliza principalmente en ambientes
marinos, en los que el ruido antropogénico, por ejemplo, las señales de radio
o el ruido de las líneas de energía eléctrica, es menos problemático que en
tierra firme. La segunda técnica EM, el método magnetotelúrico (MT), fue
introducida en la década de 1950. Algunos sistemas modernos pueden
adquirir datos CSEM y datos MT cuando la fuente controlada no se encuentra activa (Figura 2).
Debido a la frecuencia de la señal EM y la geometría de adquisición, los
levantamientos MT resultan más apropiados para los estudios a escala de
cuenca, en tanto que los levantamientos CSEM son más adecuados para los
objetivos detallados a escala de yacimiento y las anomalías de alta resistividad.
En consecuencia, el método CSEM se utiliza habitualmente para investigar
yacimientos de hidrocarburos potenciales sugeridos previamente en las
imágenes sísmicas.
Prospección magnética
La prospección magnética es otro tipo de prospección del subsuelo. A diferencia de los métodos EM, basados en los campos que fluctúan rápidamente
en el tiempo, la prospección magnética depende de las propiedades magnéticas permanentes de las rocas, cuya resistencia y orientación se establecen
en el momento de su depositación y pueden contrastar con las de las rocas
adyacentes. La medición de estas anomalías sutiles puede ayudar a los geofísicos a mapear las formaciones del subsuelo a lo largo de áreas extensas.
La ventaja de la prospección magnética es que los datos pueden ser recolectados desde aeronaves o satélites, en tierra firme, o con embarcaciones.
En consecuencia, los levantamientos magnéticos cubren en forma económica extensas áreas geográficas y sitios cuyo acceso resultaría dificultoso de
otro modo. Dado que las anomalías más fuertes son producidas por formaciones volcánicas o metamórficas, los levantamientos magnéticos son
ampliamente utilizados para la exploración minera.
Volumen 28, no.2
Prospección gravimétrica
Las mediciones gravimétricas se aplican en el campo petrolero desde la
década de 1920. Esta técnica se basa en el registro de las variaciones espaciales del campo gravitacional terrestre, causadas por las diferencias producidas
en la densidad de las rocas por debajo de la localización del levantamiento.
La magnitud de estas variaciones en general es inferior a una cienmilésima
parte del valor nominal del campo gravitacional terrestre, que es de aproximadamente 9,81 m/s2 [32,2 pies/s2].
La detección de estas variaciones tan pequeñas requiere el empleo de instrumentos extremadamente sensibles y la aplicación de múltiples correcciones.
Por ejemplo, la corrección de Bouguer toma en cuenta las variaciones gravitacionales causadas por la topografía local y aplica correcciones por la influencia
de la latitud y la altura de medición que, de lo contrario, podrían enmascarar
la señal. Dado que la baja densidad de la sal genera una gran anomalía gravitacional, la aplicación más común de la prospección gravimétrica en el campo
petrolero es como ayuda para delinear los domos salinos. Con frecuencia, los
datos gravimétricos se adquieren utilizando aeronaves y satélites, si bien también es común la obtención de mediciones con embarcaciones.
Variaciones y valor
Los métodos geofísicos se aplican de distintas maneras. Por ejemplo, los
receptores sísmicos a veces se despliegan en los pozos para generar imágenes
detalladas de porciones pequeñas del subsuelo. Además, existen a disposición ciertas técnicas que tienen su nicho de mercado, tales como la generación de imágenes hiperespectrales, los métodos de potencial espontáneo y
electrocinéticos —sismoeléctricos y electrosísmicos— cuyo uso no se ha
generalizado aún. De todas las técnicas geofísicas, la prospección sísmica es
sin dudas la más difundida. Debido a esta preponderancia, los términos “sísmica” y “geofísica” a menudo se utilizan indistintamente en la industria
petrolera, aunque para los puristas esto constituye un error. No obstante, la
utilización integrada de los métodos geofísicos complementarios proporciona información crítica acerca del subsuelo, que es utilizada por el personal de exploración y desarrollo para tomar las decisiones sobre dónde y
cómo perforar.
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