Antonio Briz y otros (2000) (eds.) ¿Cómo se comenta un texto coloquial? Barcelona. Ariel. CAPÍTULO 11 LAS FUNCIONES DE LA ENTONACIÓN Antonio Hidalgo Navarro 1. Introducción Una de las características fundamentales del lenguaje humano al proceder a la construcción de cualquier emisión lingüística, es la presencia de determinados efectos vocales sobrepuestos a la literalidad de tales emisiones. Estos efectos “suprasegmentales”, que podemos denominar genéricamente entonación, determinan la actualización y desambiguación de los enunciados, aportando su sentido preciso y definitivo, adecuado al contexto de uso, por lo que resultan imprescindibles para que la comunicación resulte completa. No obstante, debe advertirse previamente que la entonación constituye un aspecto lingüístico asociado al habla de difícil sistematización, puesto que, por un lado, existen múltiples funciones vinculadas al elemento melódico (segmentadora de enunciados, expresiva de los estados de ánimo del hablante o de la función comunicativa que se quiere representar, ya sea aseveración, interrogación, volición…etc.) y, por el otro, todas estas funciones actúan simultáneamente, lo que nos enfrenta al problema de delimitar cuál de ellas es prioritaria en cada circunstancia (Quilis, 1981). Evidentemente, la cuestión se complica todavía más si tenemos en cuenta el registro de habla del que partimos, la conversación coloquial. En todo caso, para aproximarnos al problema convendría partir de dos elementos fundamentales en la producción de la melodía del habla, nos referimos a los conceptos de grupo de entonación y tonema. Así, de acuerdo con Quilis y otros (1993:56-57) consideramos el grupo de entonación como “porción de discurso comprendida entre dos pausas, entre pausa e inflexión del fundamental, entre inflexión del fundamental y pausa, o entre dos inflexiones del fundamental que configuran una unidad sintáctica más o menos larga o compleja (sintagma, cláusula, oración)”. El fundamental o Frecuencia Fundamental (representado por el símbolo F0 hace alusión a la magnitud alcanzada por el tono en cada punto de la curva melódica; su unidad de medida es el hercio. De la definición anterior puede deducirse fácilmente que la inflexión del fundamental (esto es, cada uno de los puntos en que se manifiesta un desvío significativo del tono), constituye también un elemento clave en la configuración de la curva melódica. Esta inflexión del fundamental, cuando se produce en posición final del grupo de entonación, se 1 conoce como tonema, de acuerdo con la ya clásica denominación propuesta por Navarro Tomás (1974) y (1981). Sin duda, tales instrumentos (grupo de entonación, F0 y tonema) contribuyen a que el intercambio comunicativo hablante-oyente resulte exitoso, esto es, que los mensajes sean entendidos y asumidos sin vacilaciones, al margen de posibles anomalías en la construcción gramatical de los mismos. Véanse al respecto, los problemas estructurales de la emisión del interlocutor B en (1), sintácticamente truncada, a pesar de lo cual no se resiente la continuidad comunicativa, como se sigue de la intervención inmediata del interlocutor C: (1) B: sín desde luego habéis tenido [una suerte C: [por eso tu marido ha dicho no lo vendáis] porqueha sido un golpe de suerte [RB.37.B.1:41-42] Efectivamente, C comprende la emisión previa de B, elocutivamente incompleta, ya que está rematada por un tonema ascendente, impropio de las emisiones aseverativas, que suelen presentar una inflexión descendente del fundamental. Es más, C entiende el mensaje de B antes de que éste haya finalizado, ya que, simultáneamente, aporta información dirigida en la misma dirección que la aportada por B en su turno: la “buena” suerte como tema conversacional, según se sigue de las intervenciones previas y sucesivas al fragmento extraído en (1). Todo lo cual nos lleva a pensar que B y C comparten conocimientos previos acerca de la situación presuposicional. Esta situación de conocimientos compartidos permite, pues: a) que B emita una emisión aseverativa aparentemente incompleta en su estructura prosódica b) que C intervenga antes de haber cesado B su intervención, sin que ello se interprete como un intento de desplazar de su turno al poseedor actual (B) En cualquier caso, el valor de la emisión aseverativa delimitada por tonema ascendente es completo precisamente en tanto que aparece en una situación comunicativa de conocimientos compartidos por B y C. Obsérvese que si B y C no compartiesen una información previa (presuposicional, por tanto), podría ocurrir que C no llegase a comprender adecuadamente la emisión desde luego habéis tenido una suertey la comunicación podría verse truncada en alguna medida; p.e., C podría haber preguntado a B: “¿de qué suerte hablas?”). En la medida en que el tonema contribuye a introducir aquí un efecto de sentido contextual, podemos aceptar la manifestación de una función pragmática de la entonación (desambiguadora). Hay que asumir además que la conversación constituye un marco comunicativo particular donde los recursos suprasegmentales (entonativos, si se quiere) son explotados al máximo, en orden al éxito comunicativo del intercambio. De hecho, los factores entonativos desarrollan 2 comportamientos sutiles, de matiz, difíciles de precisar en ocasiones, pero diferentes, según la intención con que el hablante recurra a su empleo. Puede decirse que queda configurado así el principio sobre el que pretendemos ilustrar nuestro comentario de la conversación [RB.37.B.1.], la diversidad funcional de la entonación en el discurso coloquial. 2. Eje Paradigmático En lo primero que pensamos al tratar de identificar el valor funcional de la entonación es en su capacidad para determinar significados modales. Hablamos así, de emisiones aseverativas, interrogativas, exclamativas, etc., e interpretamos de forma inmediata, aunque no de forma muy precisa, que una determinada emisión posee un determinado valor modal, según la entonación que reciba. Dado el objetivo de este trabajo, nos interesa ajustar las intuiciones teóricas que cualquier hablante pueda poseer sobre la participación de la entonación en su comportamiento lingüístico. De este modo, de acuerdo con las propuestas de Hidalgo (1996), (1997a) o (1997b), podemos decir que esta faceta de los usos entonativos pertenece al eje paradigmático de las relaciones lingüísticas, de modo que su existencia determina la oposición de unos enunciados a otros, ya sea según su significado objetivo (función representativa o simbólica), ya sea según su significado subjetivo (función expresivo-emotiva); en este caso su campo de acción se restringe a unidades enunciativas mínimas. Hablamos así de la Función Distintiva de la entonación. 2.1. Función Distintiva. Función Modal Primaria Los valores comunicativos básicos (funciones representativa y apelativa del lenguaje) se deben a la Función Modal Primaria, responsable de enunciados como los siguientes: (2) A: le ha salido a la mujer del presidente [RB.37.B.1:22] Valor Aseverativo (3) B: tu cuñao se quedaría de piedra [RB.37.B.1:112-113] Valor Aseverativo (4) B: ¿te pongo más? [RB.37.B.1:36] 3 Valor Interrogativo (5) E: ¿qué tal? [RB.37.B.1:319] Valor Interrogativo (6) A: VAMOS a una relojería y verás qué pronto lo sabemos [RB.37.B.1:61-62] Valor Imperativo 2.2. Función Expresiva. Función Modal Secundaria Sin embargo, en la conversación coloquial los valores modales de los enunciados pueden manifestar gran variedad de alteraciones subjetivas, según el estado de ánimo del hablante, su intencionalidad comunicativa específica, etc., por lo que, en este ámbito discursivo, son incluso más frecuentes las construcciones entonativas que dependen de la función expresivoemotiva del lenguaje, en cuyo caso podemos suponer una Función Modal Secundaria de carácter entonativo. En ciertos casos, cabe atribuir a esta función la existencia de estructuras exclamativas de diversa índole (incluyendo sus múltiples matices: entonación que manifiesta alegría, cólera, sorpresa, tristeza, etc.): (7) B: AAYYY ¡QUÉ ALEGRÍA ¿por qué no me lo has DICHO [RB.37.B.1:9] Alegría (8) B: ¡vaya tela [RB.37.B.1:15] Sorpresa (9) C: ¿SÍIII ¡qué BIIEEN [RB.37.B.1:28] Alegría Otras veces el valor expresivo radica en la presencia de patrones entonativos alterados expresivamente, y modificados, por tanto, a partir de su valor entonativos distintivo; así, p.e. en (10) el valor imperativo de la expresión queda neutralizado o suavizado con la utilización del alargamiento vocálico en la forma verbal de imperativo: (10) 4 A: VAMOS a una relojería y verás qué pronto lo sabemos/ VAMOS yo digo pero déjaloo que ahora no quierooo arreglarlo VAMOS que si es BUENO ya te lo dirá y si es malo [RB.37.B.1:61-64] Por su parte, en (11) la estructura entonativa de interrogación coincide con un valor semántico de ponderación negativa, que realza el sentido de rechazo, lo que se consigue recurriendo, expresivamente, a un patrón interrogativo pronominal. Podemos hablar así de un subtipo interrogativo próximo a la exclamación (interrogación exclamativa): (11) A: y yo nos quedamos mirándoley le digo no no y mi marido dice no ¿¡qué va a vendel-lo si- veníamos a arreglarlo venimos a arreglarlo (RISAS) ¿sabes así que allí está el reloj en mi casa [RB.37.B.1:127-131] El ejemplo (12) constituye a su vez una pregunta que no espera respuesta, por lo que, comunicativamente hablando, el patrón interrogativo no actúa de forma directa, sino que su empleo supone un esfuerzo interpretativo por parte del interlocutor (interrogación retórica). En realidad, cualquier oyente tiende a hacer prevalecer el sentido proporcionado por la entonación sobre el significado literal de las unidades lingüísticas empleadas. Por supuesto, esta capacidad de la entonación tiene que ver con el contexto situacional y con las relaciones que en dicho contexto se establecen entre Emisor y Receptor (por consiguiente, con las funciones Expresiva, Apelativa y Fática). De nuevo, es precisamente el patrón interrogativo (absoluto en este caso), el que mejor puede representar el valor apelativo, fático o de mantenimiento del hilo comunicativo perseguido por el emisor: (12) A: digo¿no te he dicho que no? // y llegamos allíy el hombre empezó a mirarlo [RB.37.B.1:78] Obsérvese, por otro lado, que si no contextualizamos adecuadamente la interrogación de (13) no se entendería el empleo del interrogativo modal ¿cómo?, que en realidad no expresa pregunta alguna, sino que se utiliza como vehículo expresivo de sorpresa (extrañeza) del hablante hacia lo comunicado previamente: (13) A: ¿cómo que doscientas mil pesetas [RB.37.B.1:110-111] En cualquier caso, los efectos pragmático-expresivo no siempre vienen condicionados por los elementos suprasegmentales; en ocasiones, p.e., se busca introducir mayor énfasis o 5 realzar de algún modo la expresión interrogativa encabezando esta con una marca de balizamiento, anticipadora del carácter interrogativo-expresivo del enunciado afectado; en la conversación analizada [RB.37.B.1.]. Tal recurso se manifiesta por igual en las interrogativas pronominales y en las interrogativas absolutas1, como en los ejemplos (14) al (18): (14) B: ¿QUE cuándo iréis al pueblo por fin [RB.37.B.1:1] (15) B: QUÉ tu marido las tiene en agosto¿no [RB.37.B.1:7] (16) C: ¿QUÉ cuál tenemos? // es que yo no los veo [RB.37.B.1:18] (17) A: y yo viniendo p'acá yo digo ¿QUÉ no lo miraré pero al mismo tiempo digo a ver si [RB.37.B.1:231] (18) A: y yo digo ¿QUÉ no lo robarían y al ver que estaba roto2 C: igual § A: § lo dejarían § C: § porque no lo entienden A: o que a lo mejor fuee la policía detrás o algo § C: §y lo [soltara ] A: [y lo soltaran] [RB.37.B.1:242-248] Es posible, en fin, que la alteración estructural del patrón interrogativo no obedezca a ningún recurso intencional por parte del hablante, sino al propio devenir del discurso espontáneo, donde a veces es difícil el hallazgo de la palabra adecuada en el momento justo; tal circunstancia se traduce en la existencia de ciertas estructuras interrogativas truncadas, como en (19): (19) C: ¿pero eso es de una marca determinada oo [RB.37.B.1:140-141] Puede decirse, por consiguiente, que las estructuras interrogativas son, por razones diversas, estructuras especialmente favorables a los desvíos estructurales motivados 1Convencionalmente, indicamos el elemento QUE sin tilde cuando aparece en las interrogativas pronominales, y QUÉ con tilde cuando encabeza una interrogativa absoluta. 2La interrogación se mantiene continuada en las tres intervenciones siguientes de A. 6 expresivamente o a la generación de construcciones especiales que pueden explicarse desde un punto de vista expresivo o pragmático. 3. Eje Sintagmático El plano sintagmático de las relaciones lingüísticas también condiciona una notable variedad funcional de los elementos suprasegmentales en la conversación coloquial. En este caso, hemos de considerar el comportamiento lineal-secuencial de los factores entonativos, teniendo en cuenta su influencia sobre unidades discursivas sucesivas. Podemos apreciar así, en primer término, una función gramatical-sintáctica de la entonación capaz de conformar mensajes lingüísticos coherentes; ello se aplica también a la capacidad de los suprasegmentos para articular, segmentar e integrar las diversas unidades (y subunidades) del diálogo. 3.1. Funciones Integradora, Demarcativa y Fático-Textual La entonación puede actuar otorgando homogeneidad estructural y pertinencia comunicativa a las emisiones lingüísticas, lo que se traduce en la existencia de tres subfunciones relacionadas con el eje sintagmático de las relaciones lingüísticas, la función integradora, la demarcativa y la fático-textual. 3.1.1. Función Integradora Organiza estructuralmente las secuencias y construye lo que se suele llamar estructura informativa (sucesión de Tema-Rema, Tópico-Comentario, etc.). Puede ocurrir así que una inflexión melódica descendente (descenso tonal) no siempre represente el cierre de una idea, y sea más bien marco de vínculos informativos. Véase al respecto (20) ó (21), donde una primera unidad entonativa con tonema descendente (final potencial de enunciado) va seguida de otro grupo de entonación distinto que incorpora información suplementaria a la de la primera unidad: (20) A: a setiembre se le acababa la primera semana [RB.37.B.1:35] (21) A: y dice nooo dice no tiene el mismo paso // y aquel es más pequeñito qu'este dice no dice tiene que ser pa'l mismo paso qu'este/ y diCEE ¿QUE qué es lo que le pasa y digo es que mire me s’ha [RB.37.B.1:83] 7 No hemos de olvidar que los recursos entonativos de integración están motivados en muchos casos por la intencionalidad comunicativa del hablante y que, en este sentido, la distribución de la información depende de las circunstancias pragmáticas de la enunciación; así ocurre siempre que el hablante desea otorgar importancia a determinados elementos de su mensaje, situándolos en una posición de relevancia, en cuyo caso tales unidades (palabra, sintagma, oración, etc.) aparecen disociadas de la estructura sintáctica principal; hablamos entonces de dislocaciones entonativas a la derecha o a la izquierda. En el primer caso, la marca prosódica que escinde la estructura disociada es un tonema descendente: (22) D: o que se le había perdido a la chica [RB.37.B.1:216] En cuanto a las dislocaciones a la izquierda se tiende al empleo de un tonema ascendente como marca de escisión, probablemente porque a la vez esto representa una advertencia al oyente (estrategia estructural e interactiva a la vez) del carácter continuativo de la construcción: (23) A:luego han hecho fijo a mi marido§ C: § que estaba en la fábrica [(( )) ] A: [en la empresaque estaba de contratos] /// y antes de ayer le dieron la noticia y ((digo)) uuuy (( ))(RISAS) [RB.37.B.1:285-288] Al margen de estas situaciones, la unidad entonativa previa con tonema descendente puede constituirse como rodeo, esto es, un par de grupos de entonación repiten una misma idea, ya sea con idénticas, ya sea con diferentes palabras, como en (24): (24) A: dicedice mi cuñaodice ESTO que lleva aquí esto será un rubí eso será un rubíeso que te dije yo de las (( )) [RB.37.B.1:133-134] Un tonema ascendente puede funcionar también como instrumento indicador de vínculo informativo, a modo de rama tensiva que anuncia su término en la rama distensiva que le sigue. Se manifiesta así una entonación continuativa (con valor fático-textual), en la idea de que el tono final no descendente en unidades entonativas sucesivas representa continuidad, o lo que es lo mismo, vínculo entre las mismas, como en los ejemplos (25) al (29): (25) A: yo- yo digo ¿la correa ESTA digo se puede poner a esta 8 [RB.37.B.1:79] (26) A: y mi marido y yo nos quedamos mirándoley le digo no no y mi marido dice no ¿¡qué va a vendel-lo [RB.37.B.1:128] (27) A: dicesi lo quiere usted yavender doscientas mil pesetas le doy por él [RB.37.B.1:148-149] (28) B: cuando cuando el tío ese te daba doscientas mileso es porque vale más ¿ehsi- si alguna vez decides venderlo no lo vendas allí [RB.37.B.1:157-159] (29) A: sí a la puerta/en el poyete / y ya te digo/ fue bajar del coche y VERLO y lo cogí y me lo metí en el bolSIllo /// [RB.37.B.1:229-230] Ahora bien, la integración de unidades no sólo se expresa mediante vínculos entonativos, sino que estos pueden asociarse también a ciertas marcas gramaticales, tales como algunos marcadores discursivos o conectores, cuando van precedidos y seguidos por un desvío tonal demarcativo: (30) B: fíjate el otro día comentándolo ¿eh?/ oye pues estará contento el hombre ¿no [RB.37.B.1:11-12] Tales marcadores pueden llegar incluso a funcionar por sí mismos como pausas, construyendo así la conclusión de un período explicativo. Obsérvese al respecto el ejemplo (31), donde el marcador discursivo (EN TOTAL), introduce una parte del discurso relacionada con el fragmento previo, pero establece el final del proceso narrativo anterior; a ello contribuye sin duda el carácter de cierre aportado por su cadencia entonativa pronunciada: (31) A: EN TOTAL que el hombre dice mire sin mirarlosin ponerle la saeta/ y dice doscientas mil pesetas si quiere se lo doy yo [RB.37.B.1:106-107] 3.1.2. Función Demarcativa La entonación empleada en la articulación de una determinada emisión, permite asimismo la confección de secuencias lingüísticas, organizadas jerárquicamente en la conversación 9 coloquial según su relación respectiva en la estructura de los turnos. D.L. Bolinger (1989:81) afirma al respecto que “probably the most indispensable use of prosody is to divide discourse into segments and to establish an informal hierarchy of beginnings and endings whereby major constituents can be distinguished from minor”. Pues bien, este proceso demarcativo responde en muchos casos a una regla estructural universal de organización enunciativa, obvia por lo razonable de la misma; tal regla suprasintáctica no supone sin embargo la evidencia de un paralelismo estricto entre estructura entonativa y estructura sintáctica. Esquemáticamente, la estructura configura una secuencia de grupos entonativos sucesivos, delimitados respectivamente por (primer grupo entonativo) (segundo grupo entonativo)3; véanse al respecto: (32) A: (y yooo) digo por lo menos la correamil pesetas por lo menos la correavaldrá [RB.37.B1.58-59] (33) A: doscientas mil pesetas m'he encontrao este reloj [RB.37.B1.137] En los enunciados interrogativos pronominales la secuencia se invierte, apareciendo en su lugar la secuencia (primer grupo entonativo) (segundo grupo entonativo): (34) A: ¿al pueblo (a vermañana / sábado/ pero ¿cómo quiés decirde vacaciones [RB.37.B.1:2-3] Debe advertirse sin embargo que la estructura no necesita aparecer explícitamente de forma obligatoria. La propia situación comunicativa (y los conocimientos compartidos entre hablante y oyente) abren la posibilidad de aparición de estructuras “truncadas” (con ausencia del segundo miembro distensivo), dado que el contexto suple la información no presente, lo que hace que tales construcciones “suspendidas” estén completas precisamente en tanto que suspendidas (Narbona, 1986, 1988)4: la propia construcción genera en el oyente un proceso interpretativo de contextualización, favorecido justamente 3La aplicación de tal estructura se restringe provisionalmente a enunciados aseverativos ordinarios. El Grupo de la Sorbona (Morel, 1992 o Morel & Rialland, 1992) ha denominado Repère/Réperé (SEÑAL-SEÑALADO) a esta estructura. 4Frente a esta nomenclatura, en Hidalgo (1997a) realizamos una cala descriptiva donde se manifiesta que la marca prosódica más frecuente en estas estructuras es la anticadencia, y no la suspensión tonal, lo que parece aconsejar el empleo de expresiones prosódicamente más ajustadas que las de “construcción suspendida”. 10 por el empleo de marcas prosódicas pertinentes ( o ), que el emisor, dado su valor convencional y su carácter sistemático, utiliza conscientemente: (35) A: y mi marido en se(gu)ida dice OIGA si es buenoy vale la pena arreglarlo [RB.37.B.1:85-86] (36) A: mira hicimos una cara to(do)s [RB.37.B.1:110] La cuestión es que tales estructuras dan fe de la capacidad desambiguadora de la entonación y de su aptitud para precisar el aparente carácter incompleto de un enunciado, lo que, por supuesto tiene que ver con una perspectiva descriptiva pragmática: merced a la prosodia se producen un esfuerzo de codificación (ostensión) mínimo por parte del emisor y un máximo posible de capacidad interpretativa (inferencia) por parte de receptor5. Sin embargo, ante o no siempre hay que identificar una función pragmática desambiguadora de la estructura afectada: dada la inmediatez y carácter espontáneo del discurso coloquial, no es infrecuente que tales marcas prosódicas obedezcan a vacilaciones expresivas provocadas por la inmediatez del diálogo: sirven, pues, para indicar la continuidad de un mismo turno, y permiten al emisor ganar tiempo, a fin de garantizar el mantenimiento de su turno de habla: (37) A: aquí y digo es que es que no tiene NÚMEROS/y dicenodice pero es que esta perla que lleva aquí esta perla ¿sabes/// [RB.37.B.1:145-147] 3.1.3. Función Fático-Textual Al margen de sus funciones integradora y demarcativa, la entonación puede comportarse también como elemento de vínculo textual metadiscursivo, es decir, como elemento de enlace en el decurso. Un caso típico de este comportamiento es el de las suspensiones entonativas, capaces por sí solas de introducir el estilo directo, sin presencia de verbo de DECIR explícito. Prevalece, así, el recurso prosódico (suspensión entonativa) sobre la marca verbal (dice, digo, y va y dice, etc.), que como hemos comprobado en muchas de las conversaciones del corpus coordinado por A. Briz (1995), suele articularse con tonema de suspensión continuativo. Cabe hablar aquí de la Función Fática-Textual de la entonación, tal como aparece en los ejemplos (38) y (39): (38) 5Véanse al respecto las observaciones explicativas sobre esta orientación pragmática en G. Reyes (1995) o Escandell (1996). 11 A: qué reloj m'he encontrao y mi cuñá diu ¡ah! pues este reló es BUENO / y empezó mi cuñao de cachondeo / VAMOS a una relojería y verás qué pronto lo sabemos/ VAMOS yo digo pero déjaloo que ahora no quieroo arreglarlo VAMOS que si es BUENO ya te lo dirá y si es malo// en total que allá nos fuimos los cuatro [RB.37.B.1:61-64] (39) A: y él- dice así no se nota si va o no vabueno empezó el tío allí a darle vueltas y mi cuñá- mi cuñao ¿qué vale poco verdá? vale poco6 / vale pocooo y aquel hombre se reía/ dic(e) hombre a eso del bolsillo cada uno sabrá lo que le costó/ yo digo / ya verás este meterá la pata/ [RB.37.B.1:96-99] 3.2. Función dialógica. Entonación y alternancia de turnos Las funciones entonativas examinadas hasta aquí corresponden al ámbito de una intervención, es decir, al ámbito monológico. Sin embargo, los elementos suprasegmentales desarrollan comportamientos que influyen en los procesos de alternancia de turnos, entre intervenciones sucesivas de hablantes distintos. En este nivel dialógico, la función demarcativa determina el paso de un turno a otro y, por tanto, el progreso o desarrollo de la interacción comunicativa, por lo que podría hablarse de una función dialógica. Intervienen así diversos factores discursivos que favorecen la alternancia fluida de turnos; p.e. cuando el final de un enunciado aseverativo se articula con tonema descendente, nivel tonal bajo (en función del promedio entonativo o rango tonal del hablante) y, potestativamente, con pausa demarcativa de duración perceptible7: (40) A: porque ya comentándolo p'allá le dije-digo mira digo qué reloj m'he encontrao di(go)¡madre mía d'algún trasto 8 será B: sí yooo hoombre yo pienso en principio si sería de oro [RB.37.B.1:50-52] Sin embargo, a diferencia de lo que ocurre en (40) la sucesión de turnos no siempre es fluida, y en ocasiones coinciden en algún punto las emisiones de dos o más hablantes, produciéndose así las superposiciones. Lo normal entonces es que el sucesor potencial del turno tome la palabra cuando percibe alguna marca prosódica o índice sintáctico de finalización del ocupante del turno. Las marcas prosódicas más frecuentes efectivas a tal fin suelen ser: Entre risas. presencia de pausa no es sin embargo una condición sine qua non. De hecho, es incluso más frecuente la inexistencia de pausa al final de un turno o, cuando menos, la presencia de silencios apenas perceptibles o análogos a la interrupción glotal propia de una consonante oclusiva. Sobre la cuestión, Hidalgo (1997b:150 y ss.) cuantifica en el análisis de una conversación coloquial 211 casos de final de intervención aseverativa+pausa frente a 335 casos de final de intervención aseverativa no delimitada por pausa. 8 Atraco. 6 7La 12 - la aceleración elocutiva en el segmento que precede al habla simultánea (posiblemente como recurso de defensa de su turno por parte del emisor, que con la aceleración parece querer evitar una posible intervención de otro interlocutor) - algún índice entonativo de carácter demarcativo (tonema descendente, seguido o no de pausa). Por su parte, los promedios de F0 antes y durante la superposición tienden a ser parejos o bien experimentan un leve aumento a lo largo de la superposición, aunque siempre manteniendo valores que evitan llegar a la lucha competitiva por el turno de habla. El promedio de amplitud, antes y durante la superposición, suele mantenerse, en fin, equilibrado, en las situaciones de habla simultánea no interruptiva. Veamos un par de ejemplos ilustrativos de estos hechos. Obsérvese que la interpretación de los siguientes valores responde a la siguiente tabla explicativa: [Entre llaves, mediante los símbolos { } se transcriben:] a) el fragmento inmediatamente anterior a la superposición, incluido su tonema final b) los valores correspondientes a la Velocidad de Habla (número de sílabas por segundo), Promedio de F0 (medido en hercios), Promedio de Intensidad (medido en decibelios) y carácter completo o incompleto de la estructura sintáctica previa a la superposición9 c) los fragmentos implicados en el proceso de superposición, correspondientes a intervenciones de distintos hablantes d) y los valores correspondientes a la Velocidad de Habla (número de sílabas por segundo), Promedio de F0 (medido en hercios), Promedio de Intensidad (medido en decibelios), de los fragmentos implicados en el proceso de superposición10. Véase así que en (41), la existencia de un fragmento de habla simultánea no interruptiva va asociada a una mayor velocidad de habla en el fragmento previo a la superposición (7’603 sílabas por sg, frente a las 4’551 sílabas por sg en el fragmento superpuesto). A ello se añaden un promedio de F0 similar en el fragmento inmediatamente anterior y durante la superposición (respectivamente, 189 hercios frente a 197), y un promedio de amplitud bastante parejo en ambos fragmentos (68’96 frente a 69’33 decibelios): (41) A: eso parece/// {EEEs que a mi marido lo han hecho fijo7’603/189/68’96/Aseveración Completa} B: [{en la fábrica}] {4’551/197/69’33} C: [{¿SÍIII]¡qué BIIEEN 9Los resultados han sido obtenidos a partir de un minucioso análisis acústico mediante la aplicación del programa Computer Speech Lab. 4300 de Kay Elemetrics. 10Como se indicaba previamente en la nota 9, los resultados han sido obtenidos a partir de un minucioso análisis acústico mediante la aplicación del programa Computer Speech Lab. 4300 de Kay Elemetrics. 13 [RB.37.B.1:26-28] De manera análoga observamos similar comportamiento en (42): - velocidad de habla: 3’824 sílabas por sg antes de la superposición frente a 3’3 sílabas por sg. durante la superposición - promedio de F0 de 192 hz antes de la superposición frente a 225 hz durante la misma - promedio de amplitud de 69’15 decibelios antes de la superposición, frente a 68’64 durante la superposición (42) A: {¿aquí- al volver la esquina no hay un poyete en una ventana/ de mármol? pues ahí estaba {3’824/192/69’15/ Aseveración Completa}§ B: § [{en la caja de ahorros}] {3’3/225/68’64} A: [{en la caja de ahorros}] [RB.37.B.1:221-224] Así pues, tanto en (41) como en (42) se manifiestan las condiciones prosódicas previamente señaladas para los casos de habla simultánea no interruptiva. Ahora bien, a diferencia de las superposiciones que no compiten por el turno, las interrupciones (esto es, superposiciones competitivas en las que uno o más hablantes “luchan” por la obtención del turno de habla) suelen ir asociadas a una elevación de los promedios de F0 y de amplitud, determinando paralelamente procesos más o menos prolongados de lucha por el turno. Puede afirmarse así que, por lo general, el hablante que consiga elevar más sus promedios de F0 y de amplitud de su enunciado (intensidad global), acabará imponiéndose sobre los demás y ganará el turno en disputa (Gallardo, 1993a; Hidalgo, 1998b). Obsérvese al respecto el ejemplo (43), donde el interlocutor A manifiesta una voluntad firme por recuperar su turno anterior, a lo que contribuye el hecho de que reinicie su enunciado con idéntico marcador metadiscursivo (“dice”). La lucha por el turno se muestra aquí a través de la elevación del promedio de F0 (219’5 hz en el fragmento previo a la superposición, frente a 250 hz durante la superposición) y del promedio de amplitud (66’53 decibelios en el fragmento previo a la superposición, frente a 70’07 decibelios durante la superposición), respecto a los del turno previo del interlocutor C: (43) A: ese redondelito§ C: § pero son [muy pequeñiNES] B: [no es muy bonito]§ A: § dice§ C: § {y todos se meten} {6’474/ 219’5/ 66’53/ Aseveración Incompleta} [{con ella (( ))}] A: [{diceeste reloj] {1’691/250/70’07} no lo llevará usted para fregar ni na digo qué va esto es pa cuando me visto bien y el hombre se puso a reír/ dice no es que este reloj es pa vestir [RB.37.B.1: 177-185] 14 4. Conclusiones Un comentario tan sucinto como el aquí presentado nos ha permitido comprobar algunos de los ámbitos en que los suprasegmentos pueden participar en la construcción de nuestros mensajes. Es evidente que esta aproximación sólo da cuenta de una ínfima parte de las inmensas posibilidades funcionales de los rasgos entonativos, que podemos sintetizar, respectivamente, en los ejes paradigmático, donde se encuadran las funciones Distintiva (Modal Primaria) y Expresiva (Modal Secundaria), y sintagmático, donde tienen su campo de acción las funciones Integradora, Demarcativa, Fático-textual y Dialógica11. Valgan, sin embargo, estas líneas finales para advertir que, a pesar de la aparente simplicidad con que se han descrito los aspectos prosódicos de la conversación, estos esconden tras de sí un complejo funcional difícil de discernir sobre el que la intervención interpretativa del investigador debe ejercer siempre un control razonable, sin falsear, por supuesto, los datos orales objetivos. Adviértase, además, que el estudio de los rasgos suprasegmentales en general, y el de estos mismos en el ámbito de la conversación coloquial, constituyen hoy por hoy todo un desafío en el conjunto de las investigaciones lingüísticas y fonéticas. A título introductorio, de acuerdo con el espíritu general de este trabajo, deberíamos concluir, pues, que entonación, duración, acento de énfasis, etc., constituyen recursos lingüísticos fundamentales en la comunicación humana y sólo si son apreciados en su vasta medida funcional podrán llegar a describirse de manera completa las características y rasgos que definen la conversación coloquial. 5. Ejercicios 1. Determine qué funciones entonativas se manifiestan en los siguientes ejemplos, desde el punto de vista del Eje Paradigmático. Justifique la respuesta según el contexto de uso. (1.1.) B: por este reloj te iban a dar un mogollón de pelas [RB.37.B.1:208] (1.2.) A: me lo encontré en la esquina [RB.37.B.1:219] 2. ¿Cómo podría explicar la presencia en los siguientes ejemplos de las formas QUE/QUÉ, según los casos, en expresiones interrogativas? ¿A qué función lingüística cabría adscribir estos recursos en la conversación coloquial? En el caso concreto de las interrogativas 11En todo caso hemos tratado de exponer una propuesta descriptiva aplicable con fines didácticos intentando, en la medida de lo posible, facilitar la compresión de estos fenómenos a los no iniciados. 15 pronominales con qué, ¿tiene algún valor interrogativo la presencia de QUE (ejemplos 2.1 y 2.3)? (2.1.) A: ser pa'l mismo paso qu'este/ y diCEE ¿QUE qué es lo que le pasa [RB.37.B.1:84] (2.2.) A: ¿QUÉ vale poco verdá? vale poco12 / vale pocooo [RB.37.B.1:98] (2.3.) A: digo ¿QUE de ponerle la saeta qué me va a cosTARdice mil quinientas pesetas/// [RB.37.B.1:117-118] 3.¿Qué tipo de construcciones entonativas (marcadas en negrita) características de la conversación coloquial aparecen en los siguientes ejemplos? Trate de justificar su respuesta adscribiendo cada construcción al Eje de Análisis adecuado (Paradigmático o Sintagmático) y explicando su papel en el contexto de aparición. (3.1.) A: déjaloo que ahora no quierooo arreglarlo VAMOS que si es BUENO ya te lo dirá y si es malo [RB.37.B.1:62-63] A: porque túfíjate mi marido cuando le dijo a él [lo que =] B: [claro] A: = valía el hombre en seguida contestó cuando ustedes lo compraron / mira si sabría [RB.37.B.1:103-107] 4. Compruebe el comportamiento de la función demarcativa a nivel interactivo (o dialógico). ¿Qué criterios prosódicos podrían aportarse para explicar la sucesión fluida de los turnos o el habla simultánea en los siguientes ejemplos? Obsérvense los papeles ejercidos por los parámetros prosódicos y/o sintácticos. (4.1.) A: = doscientas pesetasserán dice oiga dice doscientas MIL pesetas le voy a dar yo SIN ponerle la saeta y sin ná B: ¡madre mía [RB.37.B.1:114-115] (4.2.) B: fíjate el otro día comentándolo ¿eh?/ {oye pues estará}{4’304/ 250/ 70’43/ Aseveración Incompleta} [{contento el hombre ¿no=] {4’421/250’5/71’38} A: [{contento (( )) sí}] B: = ¡vaya tela 12 Entre risas. 16 [RB.37.B.1:11-14] Soluciones 1. Los casos de (1.1.) y (1.2.) son los de dos enunciados aseverativos completos, delimitados por un tonema descendente; se constata así un hecho sin introducir ninguna valoración expresivo-subjetiva (al menos prosódicamente), por lo que podemos aceptar la participación de la Función Modal Primaria o Función Distintiva. Obsérvese que si alteramos el patrón entonativo, y sustituimos el tonema descendente final por un tonema ascendente, cambiaría totalmente el valor comunicativo de las frases, que pasarían a ser interrogativas absolutas. 2. La presencia de QUE o QUÉ encabezando una expresión interrogativa debe interpretarse como mecanismo anticipador del carácter interrogativo de la expresión que sigue. Representa así una especie de señal enfática, de reforzamiento de sentido interrogativo del enunciado, utilizado por el hablante para dejar constancia de su presencia como emisor de forma manifiesta, de modo que podemos adscribir la presencia de estos elementos a la Función Modal Secundaria o Función Expresiva. No es una expresión interrogativa corriente, sino que su carácter interrogativo viene anticipado, enfáticamente, por las marcas QUE/QUÉ articuladas además enfáticamente. Su valor pragmático de anticipación del valor comunicativo de la expresión resulta especialmente reseñable en el caso de las interrogativas que presentan además un pronombre qué interrogativo, como en (2.1.) y (2.3.), consiguiéndose así un efecto catafórico cuando menos “curioso”. 3. Tanto en (3.1.) como en (3.2.) aparecen sendas construcciones “suspendidas”. Su presencia en la conversación coloquial se explica porque el hablante y el oyente suelen compartir ciertos conocimientos previos (textuales o extratextuales) que permiten introducir en la comunicación un máximo de información con un mínimo de esfuerzo comunicativo. En el caso de (3.1.) se sobreentiende la idea de que si el reloj en cuestión es malo, el relojero se lo hará saber, o bien, simplemente, no ocurrirá nada en especial: el desarrollo previo de la conversación gira, como puede comprobarse, en torno a las excelencias de un reloj de pulsera. En cuanto a (3.2.) la construcción sintácticamente inacabada pretende realzar las cualidades de buen relojero de la persona a quien se hace la consulta (“mira si sabría de relojes, porque en cuanto vio el reloj en seguida nos dijo lo que costaba”); sin embargo, no es preciso explicitar toda la información, un rasgo prosódico por sí mismo, en este caso es capaz de expresar este significado inferido del contexto. Tanto en (3.1.) como en (3.2.) nos situamos ante la función Pragmática de la entonación, en este caso, derivada de la función Demarcativa, por lo tanto nos situamos en el Nivel de Análisis Sintagmático, ya que tenemos en cuenta la sucesión lineal de las unidades. 17 4. En (4.1.) existe una sucesión fluida de turnos por el hecho de que A concluye su intervención con una expresión aseverativa completa, delimitada por un tonema descendente. El oyente B percibe el carácter de finalización del enunciado previo de A, por lo que, en vista de que A no prosigue su expresión, decide hacer uso de su derecho a intervenir, interpretando el tonema descendente como un rasgo prosódico de finalización de turno. El caso de (4.2.) es el de una superposición (cooperativa, porque B y A rellenar el fragmento superpuesto con un mismo contenido informativo “contento”. En este caso no se observan marcas prosódicas especialmente significativas durante la superposición, ya que la velocidad de habla del ocupante de turno (B) no parece acelerarse demasiado; sí puede decirse en cambio que el valor de la F0 es elevado antes y durante la superposición (250 y 250’5 respectivamente), pero el hecho de que su valor se mantega en el fragmento de habla superpuesta hace pensar en una superposición no competitiva; se trata más bien de un fragmento en que se manifiesta la cooperación comunicativa de A respecto de B, unida al deseo de A de apoyar y mostrar su acuerdo con la emisión de B. El caso de las superposiciones no siempre implica, pues, la lucha por acceder al turno de habla, sino que puede ser también un mecanismo estratégico para reforzar y apoyar un proceso argumentativo previo, favoreciéndose así el proceso de negociación implícito en toda conversación. Por lo que respecta al valor de la Intensidad antes y durante la superposición, tampoco existen variaciones cuantitivas remarcables: su papel aquí está en la misma que el de la F0. Lecturas recomendadas Como obra general referida al español coloquial en la conversación, interesa el manejo de Briz (1998). Como introducción general al estudio de las funciones entonativas es conveniente la consulta de Navarro Tomás (1944); también de carácter introductorio son los capítulos dedicados a la entonación en Quilis (1981) o Alcina y Blecua (1975). Para la delimitación de los niveles de análisis entonativos véanse Hidalgo (1996), (1997a), (1997b); para el estudio particular de las funciones pragmático-expresivas, se recomienda la lectura de Hidalgo (1998a), y para el estudio de las funciones interactivas de la entonación en la sucesión de turnos, Hidalgo (1998b). Como obra de conjunto, relativa a las posibilidades funcionales de la entonación en sus múltiples variantes, aunque no se refiere al español, es muy conveniente la lectura de P. Tench (1990). Bibliografía Alarcos, E. (1974): Fonología Española. Madrid: Gredos. Alcina, J. & J. M. Blecua (1988): “La entonación”. Gramática española. Barcelona: Ariel, págs. 452-482. Bolinger, D.L. (1989): Intonation and its uses. Melody in Grammar and Discourse. London. E. Arnold. Briz, A. (1998): El español coloquial en la conversación. Esbozo de pragmagramática. Barcelona. Ariel. 18 Canellada, M. J. & J. K. Madsen (1987): Pronunciación del español: lengua hablada & literaria. Madrid: Castalia. Cruttenden, A. (1986): Intonation. London: Cambridge University Press. [Trad. cast.: Entonación. Barcelona: Teide. 1990]. Danes, F. (1960): “Sentence intonation from a functional point of view”. Word 16, págs. 34-54. Escandell, Mª.V. (1996): Introducción a la pragmática. Barcelona, Ariel. Gallardo, B. 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