Paraules del Sr. Cardenal de Barcelona, Dr. Lluís Martínez Sistach en l’acte acadèmic d’homenatge al beat Joan Pau II, Papa. Aula magna del Seminari Conciliar de Barcelona, 1 de juny de 2011. En cloure aquest acte en homenatge a Joan Pau II voldria remarcar que aquest acte, de caire acadèmic, complementa la celebració eucarística que varem celebrar a la catedral de Barcelona el passat dia 12 de maig, quan encara era ben recent en els nostres esperits la celebració de la beatificació a Roma el passat dia 1 de maig. La celebració d’acció de gràcies a la catedral ens va semblar que demanava una reflexió acadèmica sobre el llegat immens de Joan Pau II a l’Església i al món durant els 27 anys del seu intens pontificat. En esta rememoración de la figura y el ministerio de Juan Pablo II se han hecho presentes nuestras cuatro instituciones eclesiásticas: la Facultad de Teología de Catalunya, la Facultad de Filosofía de Catalunya, el Instituto Superior de Liturgia de Barcelona y el Instituto de Teología Espiritual de Barcelona. Sus máximos responsables académicos nos han introducido –dentro de una obligada brevedad- en la fecunda aportación de Juan Pablo II en el ámbito de sus respectivas disciplinas. Pero deseo subrayar sobre todo la valiosa intervención de Su Eminencia el cardenal Camillo Ruini. Su disertación ha sido a la vez doctrinal y testimonial. Nos ha ilustrado para conocer mejor la persona y la obra del Papa polaco, y también nos ha emocionado, sobre todo cuando nos ha recordado aquellas últimas palabras de un Juan Pablo II ya muy debilitado y enfermo. Aquellas palabras que él llegó todavía a poder pronunciar, y especialmente nos han conmovido aquellas que llegó a escribir, pero que ya no pudo pronunciar y que reflejaban lo más íntimo de su alma, dirigidas a la Virgen María: “Totus tuus”. La relación del cardenal Ruini nos ha honrado sobremanera, por provenir de quien fue testigo directo, sobretodo por su cargo de Cardenal Vicario del Papa para la diócesis de Roma, de las inquietudes apostólicas y pastorales de Juan Pablo II. El cardenal Ruini, como primer colaborador pastoral del Papa en tanto que obispo de Roma, nos ha introducido en los sentimientos de pastor de Juan Pablo II y, fruto de sus largas horas de convivencia con Karol Wojtyla, nos ha introducido también en lo más íntimo de su alma y de espiritualidad mariana inspirada en la conocida obra de San Luis Grignion de Montfort. Y sobre todo nos ha ilustrado sobre dos aspectos de la personalidad y del pensamiento del joven y del Papa Karol Wojtyla que arrojan una luz especial sobre el significado de su beatificación: que la vocación a la santidad –la “determinada determinación”, para decirlo con palabras de San Juan de la Cruz- de alcanzar la santidad- , en el joven Wojtyla, fue incluso anterior a su vocación sacerdotal y su manera original y orgánica de unir el antropocentrismo y el geocentrismo, uno de los nudos gordianos del pensamiento contemporáneo, que Juan Pablo II resolvió desde su profundo anclaje en la fe y en el pensamiento católicos. Gracias, estimado señor Cardenal Ruini, por su visita, por sus palabras, por su afecto hacia nuestra diócesis y las diócesis hermanas de Cataluña y de toda España. Catalunya se ha sentido siempre espiritualmente muy romana, muy unida al sucesor de Pedro y a la Iglesia que, desde Roma, preside en la caridad. En nuestra profesión de fe en lengua vernácula, que cantamos habitualmente con la popular melodía de un 1 sacerdote músico de la diócesis de Vic, mossèn Lluís Romeu, profesamos nuestra fe en la Iglesia, y a las notas de “una, santa, católica y apostólica”, añadimos tradicionalmente “y romana”. Puedo decirle, señor Cardenal Ruini, que su presencia y su palabra, nos han confirmado en esta “romanidad”, que es comunión con el Santo Padre y también con la Iglesia que preside como Obispo de Roma. Esta comunión la hemos vivido gozosamente con motivo de la reciente visita de Benedicto XVI para dedicar la Basílica de la Sagrada Familia. Y también la renovamos al tener el honor de recibirle en Barcelona y de haberle escuchado esta tarde. Acabo donant també les gràcies als quatre ponents que han precedit al cardenal en l’ús de la paraula. I a tots els presents per la seva assistència a aquest acte. Els beats i els sants de l’Església no ho són principalment per ser admirats, sinó sobretot per ser imitats. Em sembla que estem cridats a imitar el beat Joan Pau II sobretot en la seva voluntat d’obrir a Crist el món modern. Ell ho va fer sense por i amb gran coratge i el seu record ens empeny a defensar la dignitat de tota persona, creada a imatge i semblança de Déu, dient-nos, com va resumir admirablement Benet XVI en l’homilia de la beatificació, que “l’home és el camí de l’Església i Crist és el camí de l’home”. Encomanem al beat els propòsits evangelitzadors de les nostres diòcesis i que ens ajudi a estimar més l’Església que ell va servir amb tanta generositat i entrega fins al darrer moment del seu pelegrinatge terrenal. I esperem que en un dia no llunyà puguem tenir el goig d’assistir i celebrar la seva canonització. Gràcies a tots! + Lluís Martínez Sistach Cardenal Arquebisbe de Barcelona. 2