BI BLIOTECA VI RTUAL KATHARSI S Égloga de Cristino y Febea Juan del Encina (1468 - 1530) Edición digital a cargo de Justo S. Alarc ón [email protected] om justo@as u.edu Edición digital pdf para Katharsis http:/ / www.revistakatharsis.org/ Rosario R. Fernán dez rose@rev is ta katharsis.org Biblioteca Virtual Katharsis Égloga de Cristino y Febea Juan del Encina 2 ENCINA, JUAN DEL (1469-1529) Autor de teatro, poeta y músico español. Nació en Salamanca en 1469 y falleció hacia el 1529. Seguramente bajo el magisterio de Nebrija, se graduó bachiller en leyes. Tomó órdenes menores y entró de muy joven al servicio del duque de Alba como dramaturgo, cortesano y músico. Compitió para conseguir en el año 1498 el puesto de cantor en la Catedral de Salamanca, pero el puesto lo ganó Lucas Fernández, discípulo suyo. Marchó a Roma un año más tarde. Favorito de los Papas Alejandro VI, Julio II y León X, le nombraron arcediano de la Catedral de Málaga en 1509. En 1519 se ordenó sacerdote y en Jerusalén celebró su primera misa; obtuvo de León X el priorato de la Catedral de León, ciudad donde falleció. La mayor parte de su obra la escribió antes de marchar a Italia. En su Cancionero, 1496, recoge toda su obra poética y ocho églogas dramáticas; el personaje principal en ellas es el pastor, que se sirve del sayagués, dialecto de la zona de Sayago especialmente rústico y propio para caracterizar a tales personajes. En la Navidad de 1492, en el palacio de Alba, se representó Égloga de Carnal o de Antruejo. Otras obras son Égloga de Mingo, Gil y Pascuala, de temática amorosa; Égloga de las grandes lluvias, de mayor relevancia, representada en 1498, también en presencia del duque de Alba; las obras restantes son de tema secular y verdaderamente dramáticas por su tensión y contrastes; algunas son muy ingeniosas y divertidas como Égloga de Fileno, Zambardo y Cardonio, mientras la de Plácida y Vitoriano es la más compleja: representa la concepción medieval del amor a través de la mitología clásica y es en su totalidad una pieza de tema profano; estuvo prohibida mucho tiempo al figurar en el Index librorum prohibitorum, pero sentó las bases de la comedia italianizante. Aunque sus argumentos son muy sencillos, la construcción dramática de las piezas de Encina muestran su maestría. Aunque es mucho menos conocida su producción poética (a excepción de sus poemas musicales), las piezas líricas y narrativas de Encina son magistrales y muestran su condición de gran poeta de cancionero, tanto en sus composiciones eróticas como en las de contenido jocoso. Como preceptista de la poesía cancioneril, compuso el Arte de poesía castellana. Obra musical La mayor parte de la obra musical de Juan del Encina corresponde a sus años en la corte de los duques de Alba, a partir de 1492 y hasta su marcha a Roma hacia 1500 (el mismo compositor alude al hecho de haberlas compuesto antes de los veinticinco años). Su música es heredera de la tradición polifónica borgoñona y francesa que había llegado a España a través de compositores como Joannes Biblioteca Virtual Katharsis Égloga de Cristino y Febea Juan del Encina 3 Wreede, naturalizado en nuestros cancioneros como Juan de Urrede, pero sufre en manos de Encina un proceso de simplificación que aparta a sus piezas de sutilezas contrapuntísticas como las que encontramos en la obra de Josquin Desprez o Jacob Obrecht. Por el contrario, Encina simplifica su estilo poniéndose de este modo del lado de los compositores que, hacia 1500, comienzan una simplificación de la polifonía a partir de la sustitución de la mezcla de líneas melódicas independientes por series de acordes y frases breves y bien definidas en las que predomina la homofonía. Esta forma de composición ha de encontrar su huella en la labor editorial de impresores como el italiano Ottaviano de Petrucci o, ya en el XVI, el francés Pierre Attaignant que buscarán en la publicación de piezas polifónicas fáciles, pero de calidad con las que satisfacer la demanda de un público aficionado a hacer música en casa. Contrasta, sin embargo, esto con lo que afirmamos arriba sobre el carácter cortesano de la música de Encina. No debemos apartar la posibilidad de que nuestro autor se encontrase en la corte salmantina del duque de Alba con una capilla no demasiado bien preparada y que tuviera que recurrir al empleo de mecanismos simples en sus obras. En este tipo de polifonía, las voces principales son el tiple, que lleva siempre la melodía, y el contra 2 o contra bajo (equivalente de la moderna voz de bajo), que es el cimiento armónico de la pieza. La voz del tenor, tan importante en la polifonía previa (y en la posterior hasta el siglo XVII) por ser el origen melódico de la pieza sobre la que se contrahacía el tiple, tiene en la obra de Encina un papel de mero relleno armónico. Respecto del contra 1 o contra alto (la voz de alto actual), no siempre aparece, pues fue frecuente en la polifonía del XV la armonización a tres voces de la melodía. En total, 29 de las canciones de Encina son a tres voces. En ocasiones, por simple cuestión de moda, se añadía una cuarta voz a piezas a tres. Tales añadidos no tenían por qué ser de la misma mano que compuso la obra original, y éste parece ser el caso de la versión que el Cancionero musical de Palacio guarda de "No tienen vado mis males", a cuatro voces y con el alto 1 tachado para añadir otro, frente a la armonización a tres que de la misma pieza conserva el Cancionero musical de Elvás y que parece haber sido la original. Desde una perspectiva formal, la obra de Encina se reduce a dos modalidades: el villancico y el romance, caracterizado el primero por la presencia de dos secciones musicales y el segundo por la de una sola. El villancico toma la forma básica del virelai francés, que no es otra que la del zéjel castellano, que consta de dos secciones musicales que se alternan de forma A B B A, correspondiendo la sección A con el estribillo y la vuelta, y B con las mudanzas. En los villancicos de Encina encontramos, no obstante, la particularidad de emplear el mismo material sonoro, bien que ordenado de forma diferente. Tal es el caso de "Pedro bien te quiero", "Todos los bienes del mundo" o "Ay, triste que vengo". La monotonía que pudiera acarrear este tipo de organización de material se evita gracias a Biblioteca Virtual Katharsis Égloga de Cristino y Febea Juan del Encina 4 hábiles variaciones melódicas. Se aleja esta búsqueda de la mutua dependencia entre ambas secciones del villancico con el intento, mayoritario en la época, de contrastarlas al máximo. El romance de Encina es muy parecido al de sus contemporáneos y se encuentra en los mismos albores de la composición polifónica de romances, toda vez que, aunque contamos con algún ejemplo aislado anterior, la primera recopilación de tales la encontramos en el Cancionero musical de Palacio. Probablemente es este carácter novedoso de la pieza lo que hace que, frente a la originalidad del villancico de Encina, el romance cumpla al pie de la letra las por otra parte poco rigurosas normas compositivas del género. Éstas consisten en cuatro frases con una pausa sobre el acorde final de cada una de ellas que deben coincidir con los cuatro primeros versos del texto y que no deben repetirse ni parecerse entre sí. Es el caso de "Pésame de vos, el conde", "Triste España sin ventura" o "¿Qué es de ti desconsolado?". Respecto de la interpretación de la obra de Encina, la facilidad de su forma la ha llevado con mucha frecuencia a ser interpretada sin el cuidado que requiere. De este modo, es casi habitual su interpretación por masas corales mucho más sonoras de las que el compositor hubiera tenido a mano e, indudablemente, de lo que la simplicidad de la forma requiere. Por el contrario, es extraño el escucharlas con mezcla de voces e instrumentos, cosa posible, e incluso habitual en la época de Encina. (Enciclonet) Biblioteca Virtual Katharsis Égloga de Cristino y Febea Juan del Encina 5 ÉGLOGA DE CRISTINO Y FEBEA Égloga nuevamente trobada por Juan del Enzina, adonde se introduze un pastor que con otro se aconseja, queriendo dexar este mundo y sus vanidades por servir a Dios; el qual, después d'averse retraído a ser hermitaño, el dios d'Amor, muy enojado porque sin su licencia lo avía fecho, una ninpha embía a le tentar, de tal suerte que forçado del Amor dexa los ábitos y la religión. CRISTINO En buena hora estés, Justino. JUSTINO ¡O Cristino! Tú vengas tanbién en tal, amigo mío leal. ¿Fasta dó llevas camino? CRISTINO Fasta aquí vengo no más. JUSTINO ¿Y no vas adelante más de aquí? CRISTINO Que no vengo sino a ti ver qué consejo me das. JUSTINO Deves de buscar consejo de hombre viejo. CRISTINO Soncas, por el tuyo vengo. JUSTINO Pues para mí no lo tengo, Biblioteca Virtual Katharsis hallarás mal aparejo. [CRISTINO] En concejo, aunque eres moço, yo conoço que más crédito te dan que al crego ni al sacristán. JUSTINO Sábete que los destroço. Bien sabes, Cristino amigo, que les digo sin tranquilla y sin ruindad la punta de la verdad: tú sos dello buen testigo. Siempre les digo lo cierto, muy despierto, que en esta lengua maldita no se me para pepita, y si miras, siempre acierto. CRISTINO Y aun por esso vengo acá, ¡mifé, ha!, para que con tu saber me digas tu parecer en lo que mucho me va. JUSTINO Ora di, Cristino, di. Juro a mí, que te diga lo que siento. CRISTINO Quiero dezirte el intento. Apartémonos aquí. Ya sabes, Justino hermano, quán liviano y quán breve es este mundo, y esto por razón me fundo: que es como flor de verano, que si sale a la mañana fresca y sana, Égloga de Cristino y Febea Juan del Encina 6 Biblioteca Virtual Katharsis a la noche está ya seca, que muy presto se trastueca y más pierde quien más gana. Tanbién sabes los ventiscos, los pedriscos, los tormentos, los nublados, que por mí son ya passados, los peligros, los arriscos. JUSTINO En esso, cierto, no mientes: mil crecientes arroyos, mares y ríos, nieves, aguas, vientos, fríos has passado y mil corrientes. CRISTINO Pues si digo enamorado, mal pecado, tanpoco no mentiré: bien puedo dezir que fue venturoso y desdichado. JUSTINO Que fuesses y que lo sos, juro a nos, el más huerte del lugar. CRISTINO Todo lo quiero dexar y darme a servir a Dios. Quiero buscar una hermita benedita, do penitencia hazer y en ella permanecer para secula infinita. Si quanto mal y cuidado he passado por amores y señores sufriera por Dios dolores, ya fuera canonizado. Qualquiera cosa fenesce y perece, Égloga de Cristino y Febea Juan del Encina 7 Biblioteca Virtual Katharsis salvo el bien hazer no más. Di, ¿qué consejo me das? Quiero ver qué te parece. JUSTINO Seguir las santas pisadas y sagradas es muy bueno quando tura, mas, cierto, cosa es muy dura dexar las cosas usadas. ¿Cómo podrás olvidar y dexar nada destas cosas todas, de bailar, dançar en bodas, correr, luchar y saltar? Yo lo tengo por muy duro, te lo juro, dexar çurrón y cayado, y de silvar el ganado no podrás, yo te seguro. ¡O qué gasajo y plazer es de ver topetarse los carneros y retoçar los corderos y estar a verlos nacer! Gran placer es sorver leche que aproveche y ordeñar la cabra mocha, y comer la miga cocha yo no sé quien lo deseche. Pues si digo el gasajar del cantar y el tañer de caramillos y el sonido de los grillos, es para nunca acabar. CRISTINO Dexar todo determino ya, Justino, porque el alma esté sin quexa: más merece quien más dexa, no me estorves el camino. Égloga de Cristino y Febea Juan del Encina 8 Biblioteca Virtual Katharsis Égloga de Cristino y Febea JUSTINO De estorvarte no ayas miedo, que no puedo; mas, cierto, mucho me pesa que tomas muy grande empresa y sin ti muy solo quedo. CRISTINO Yo me parto ya de ti desde aquí. JUSTINO Hora vete ya, pues quieres; plega a Dios que perseveres y ruegues a Dios por mí. Habla consigo Justino ¡Quién dixera que Cristino, mi vezino, viniera a ser hermitaño! No creo que cumpla el año, a según que dél magino. Ahotas, según quien es, que a un mes pongo en duda que él ature. Nunca más mal año dure, que amor le dará revés. AMOR ¡Ha, pastor; verás, pastor! JUSTINO ¿Qué, señor? AMOR Escucha. JUSTINO Digo, ¿qué hu? AMOR Ven acá. JUSTINO Juan del Encina 9 Biblioteca Virtual Katharsis ¿Quién eres tú? AMOR Yo soy el dios del amor. JUSTINO ¿Del amor dizes que eres? ¿Y qué quieres? AMOR Yo te diré lo que quiero. ¿Qué es de tu compañero? JUSTINO Despidióse de plazeres. Fuesse por essa montaña tan estraña, por huir de tu potencia. AMOR Pues se fue sin mi licencia, yo le mostraré mi saña. Yo haré su triste vida dolorida ser más áspera y más fuerte, desseosa de la muerte, que es peor la recaída. JUSTINO Más pareces, a mi ver y entender, lechuza que no Cupido: eres ciego y buscar ruido, poco mal puedes hazer. Traes arco con saetas muy perfetas y tú no vees a tirar, tienes alas sin bolar, tus virtudes son secretas. AMOR Yo soy ciego porque ciego con mi fuego; Égloga de Cristino y Febea Juan del Encina 10 Biblioteca Virtual Katharsis saetas con arco trayo y alas, porque como un rayo hiero en el coraçón luego. A Cristino, aquel traidor de pastor, por tomar fuerças comigo, yo le daré tal castigo que en otros ponga temor. JUSTINO Haz lo que por bien tovieres y quisieres, que, cierto, plazer avre, pues me dexó y se fue huyendo de mil plazeres. A meterse fue hermitaño. AMOR Por su daño yo haré que mal fin aya y que cierta nimpha vaya a tentarle con engaño. JUSTINO Allá te ve con tu tiento y tormento, déxame estar aquí solo. Vete a Cristino. AMOR ¿Y adólo? JUSTINO Allá está en su convento. Tanbién yo quiero tentar y provar mi rabé qué tal está. AMOR Comiença, tiéntale ya, que ya te quiero dexar. ¡O nimpha, mi Febea! Porque vea Égloga de Cristino y Febea Juan del Encina 11 Biblioteca Virtual Katharsis la fe que tienes a mí, me quiero servir de ti en lo que mi fe dessea. FEBEA ¡O Cupido muy amado, desseado de los hombres y mugeres! Manda tú lo que quisieres, no saldré de tu mandado. AMOR Pues si quieres contentarme y agradarme, pon luego pies en camino; vete adonde está Cristino, porque dél quiero vengarme. Y dale tal tentación que affición le ponga tal pensamiento que desampare el convento y dexe la religión. Mas en viéndole encencido sin sentido, no te pares más allá, torna luego para acá, que él verá quién es Cupido. Yo le daré tanto males tan mortales que se muera de despecho, meteré dentro en su pecho los más de mis officiales. Luego le visitaré con la fe, con el desseo amoroso, con la pena sin reposo mil congoxas le daré. El tormento y el cuidado muy penado entrará por otra parte, el amor con maña y arte le dará por otro lado. Robaréle la memoria Égloga de Cristino y Febea Juan del Encina 12 Biblioteca Virtual Katharsis de la gloria que piensa aver en el cielo, no le dexaré consuelo ni esperança de victoria. Por justicia se destierra quien me yerra le destierro con mil quexos, la esperança desde lexos le dará muy cruda guerra. Yo haré gran fortaleza con tristeza dentro de su coraçón, alçarán por mí pendón la lealtad y firmeza. Pondréle con grande enojo tal antojo que quiera desesperar; él se pensó santiguar, yo haré que se quiebre el ojo. ¡Sus, Febea! No te tardes, más no aguardes, cumple que allá te arremetas; toma el arco y las saetas, mas cata que me lo guardes. Con esta saeta aguda yo, sin duda, venço todo lo que quiero, porque a quien con ella hiero de mi mando no se muda. FEBEA Yo te tengo ya entendido bien, Cupido. AMOR Déxame, que tú verás, no te pares aquí más. FEBEA Con tu gracia me despido. AMOR Todo mi poder te doy; Égloga de Cristino y Febea Juan del Encina 13 Biblioteca Virtual Katharsis y aun yo voy a verme después con él, dándole pena cruel porque sepa quién yo soy. FEBEA Deo gracias, mi Cristino. ¿Dó te vino tan gran desesperación que dexasses tu nación por seguir otro camino? CRISTINO Febea, Dios te perdone, que me pone tu vista gran sobresalto; quien acá no fuere falto para el cielo se traspone. FEBEA Bivir bien es gran consuelo con buen zelo como santos gloriosos. No todos los religiosos son los que suben al cielo. También servirás a Dios entre nos, que más de buenos pastores ay que frailes, y mejores y en tu tierra más de dos. CRISTINO Uno tan solo no más di, verás. FEBEA El hijo del messeguero y el cuñado del herrero y el padre de Martín Bras. CRISTINO Adiós te queda, Febea, no me vean Égloga de Cristino y Febea Juan del Encina 14 Biblioteca Virtual Katharsis por te ver perder el alma; a quien vence dan la palma, triunfa quien bien pelea. FEBEA Ven acá, padre bendito, muy contrito. Aquí soy por ti venida quiérote más que a mi vida y párlasme tan poquito. CRISTINO Señora mía, ¿qué quieres? Con mugeres no devo tener razones: a la estopa los tizones presto muestran sus poderes. FEBEA Por estas manos benditas que me quitas desseo del mallogrado. CRISTINO ¿De quién? FEBEA De mi desposado, que se andava por hermitas. CRISTINO ¡Ay Febea, que de verte ya la muerte me amenaza del amor! FEBEA Torna, tórnate pastor, si quiés que quiera quererte. Assí no te puedo ver, ¡ay querer!, aunque quiera serte amiga. CRISTINO Égloga de Cristino y Febea Juan del Encina 15 Biblioteca Virtual Katharsis ¡Ay triste! No sé qué diga, ya no soy en mi poder. No puedo dexar amores ni dolores; pues que no quieres dexarme, forçado será tornarme a la vida de pastores. Mi Febea se me es ida, ya no ay vida en mi vida ni se halla; forçado será buscalla pues qu'el amor no me olvida. ¿Qué digo, qué digo yo? Dios me dio razón y libre alvedrío. ¡O, qué mal seso es el mío, que tan presto se bolvió! Si agora yo renunciasse o dexasse la religión que escogí, yo soy cierto que de mí todo el pueblo blasfemasse. Aquel es fuerte llamado y esforçado que sufre las tentaciones: quien vence tales passiones es de gloria coronado. ¡Ay, que todo aquesto siento, y consiento yo mesmo mi perdición! Ya ni quiero religión ni quiero estar en convento. Falso amor, si me dexasses y olvidasses, yo biviría seguro metido tras este muro si tú no me perturbasses. No sé por qué me maltratas y me matas, me atormentas y persigues: otros tienes que castigues que te yerran si bien catas. Yo nunca jamás erré Égloga de Cristino y Febea Juan del Encina 16 Biblioteca Virtual Katharsis ni falté de te ser muy servidor en tiempo que fue pastor, que siempre seguí tu fe. Ya del mundo estoy muy quito soy hermito. No sé para qué me quieres; tus pesares, tus plazeres son de dolor infinito. AMOR ¿De qué te quexas de mí? Heme aquí, Cristino, bien t'é escuchado; pues sin causa me has dexado, quéxate sólo de ti, ingrato, desconocido. CRISTINO ¡O Cupido, desmesurado garçón! ¿Aún en esta religión me quieres tener vencido? AMOR Hete dado mil favores en amores y agora tú me dexavas: creo que ya te pensavas ser libre de mis dolores. Si los hábitos no dexas, dos mil quexas me darás sin ser oído y serás más perseguido quanto más de mí te alexas. CRISTINO A mí me plaze dexar y mudar aquestos hábitos luego, mas una merced te ruego que me quieras otorgar. Égloga de Cristino y Febea Juan del Encina 17 Biblioteca Virtual Katharsis AMOR ¿Qué merced quieres de mí hora, di? Que yo te quiero otorgalla, aunque era razón negalla mirando, Cristino, a ti. CRISTINO Pues me muero por Febea, haz que sea su querer igual al mío, que en tu esperança confío ver lo que mi fe dessea. AMOR Plázeme, la fe te doy de quien soy de daros buena igualança, por que cumplas tu esperança y mira que yo me voy. No te acontezca jamás desde oy más retraerte a religión, si no, sin ningún perdón bien castigado serás. CRISTINO Yo te seré buen subjecto, te prometo. ¡O, si fuesse aquél Justino, que viene por el camino allí junto cabe el seto! JUSTINO ¡A, Cristino, Deo gracias! Bien te espacias, yo no sé cómo te ha ido. CRISTINO Después que aquí soy venido me han venido mil desgracias. JUSTINO Égloga de Cristino y Febea Juan del Encina 18 Biblioteca Virtual Katharsis Égloga de Cristino y Febea ¿Desgracias te son venidas desmedidas? CRISTINO ¿Y cómo en duda lo pones? He passado tentaciones que nunca fueron oídas. JUSTINO ¿Tentaciones has passado? ¡O, cuitado! Bien te dixe yo primero que ser pastor o vaquero era muy gran gasajado. Las vidas de las hermitas son benditas, mas nunca son hermitaños sino viejos de cient años, personas que son prescritas, que no sienten poderío ni amorío, ni les viene cachondez, porque, miafé, la vejez es de terruño muy frío. Y es la vida del pastor muy mejor, de más gozo y alegría; la tuya de día en día irá de mal en peor. CRISTINO Ahotas, Justino, que es sin revés la verdad esso que habras, más huelgo una hora entre cabras que en hermita todo un mes. JUSTINO Bien lo creo, juro a nos, según sos, Cristino, regozijado, aun quiçás con el ganado servirás mejor a Dios. Juan del Encina 19 Biblioteca Virtual Katharsis CRISTINO Y más hora que Cupido me es venido con una nimpha a tentar y muy mal amenazar porque le puse en olvido. JUSTINO ¿Cupido dizes no más? Ve, verás contra lo que te amonesta, su vengança está tan presta que no se tarda jamás. De mi consejo, Cristino, que me inclino siempre a remediar tu daño; antes que cumplas el año tórnate por tu camino. Vámonos para el lugar sin tardar, dexa los ábitos ende, dalos por Dios o los vende, no los cures de llevar. CRISTINO De los ábitos, te juro, no me curo. Tú, Justino, me los quita; allí dentro en el hermita quedarán, yo te seguro. JUSTINO Dusna, dusna el balandrán, que es afán; quítate el escapulario, las cuentas y el breviario, no semejes sacristán. CRISTINO Amigo mío, Justino, ¡ay, mezquino! ¿qué dirán en el aldea? Égloga de Cristino y Febea Juan del Encina 20 Biblioteca Virtual Katharsis Que tornar es cosa fea, mil pensamientos magino. JUSTINO Ni cures de más pensar ni dudar; amuestra plazer pues vienes, fíngelo pues no lo tienes, trabaja por te alegrar. CRISTINO ¿Dónde está tan gran tristura y amargura, Justino, como la mía? Mal se finge el alegría, sobre negro no ay tintura. Mira quán deshecho estoy que me voy a la muerte por amores, con estos y otros dolores ya no semejo quién soy. JUSTINO Ora, sus, caminemos, no tardemos; vamos al lugar, carillo, que nuestro poco a poquillo todo lo remediaremos. ¿El bailar has olvidado? ¡Dios loado! CRISTINO Cuido que no, compañón; hazme, por provar, un son. JUSTINO Que me praze muy de grado. ¿Qué son quieres que te haga? CRISTINO Haz, Dios praga, qual quisieres, compañero. Égloga de Cristino y Febea Juan del Encina 21 Biblioteca Virtual Katharsis JUSTINO ¿Quieres uno vigillero de los de Jesú de Braga? CRISTINO Tienta, tiéntalo, Justino. JUSTINO ¡Sus, Cristino! Ponte en corro como en lucha, otea, mira, escucha, que yo creo que es muy fino. CRISTINO No le puedo bien entrar ni tomar, que es un poco palanciano. Hazme un otro más villano, que sea de mi manjar. JUSTINO Di quál quieres, noramala, que te haga. ¿No dizes lo que querrías? CRISTINO Uno de los que tañías a la boda de Pascuala. Aquesse, aquesse es galán, juro a san; mira cómo lo repico, yo te juro y certifico que los pies tras él se van. JUSTINO Pega, pégale, moçuelo, muy sin duelo. No ay quien en medio se meta, alto y baxo y çapateta, y el grito puesto en el cielo. A ello, no te desmayes, que bien caes punto por punto en el son. Égloga de Cristino y Febea Juan del Encina 22 Biblioteca Virtual Katharsis Dale, dale, compañón, esfuerça que te descaes. Nómbrate hi de cornudo, que estás mudo. Suene, suene tu lugar. CRISTINO ¡La Venta del Cagalar, el hijo de Pezteñudo! JUSTINO Assí, pésete Sant Pego con el juego y al cuerpo dé sus poderes. Sepan, Cristino, quién eres. CRISTINO Ya no más, yo te lo ruego. JUSTINO Mira tú si quieres más. Di, verás. CRISTINO Ya me traes muy cansado. JUSTINO No tienes nada olvidado. CRISTINO Ni lo olvidaré jamás. JUSTINO Estavas allí atordido y aborrido, metido en aquella hermita. CRISTINO Aun ora no se me quita la turbación que he sentido. Fin Égloga de Cristino y Febea Juan del Encina 23 Biblioteca Virtual Katharsis Égloga de Cristino y Febea Perturbéme tanto, tanto, que es espanto de aquella nimpha que vi. Por tu fe, Justino, di en su nombre algún buen canto. JUSTINO No sé qué cantar me diga. CRISTINO Por amiga, que quiero mucho querella. JUSTINO Sobre saber quién es ella será bueno que se diga. Villancico Torna ya, pastor, en ti, dime, ¿quién te perturbó? ¡No me lo preguntes, no! Torna, torna en tu sentido, que vienes embelezado. Tan linda zagala he vido que es por fuerça estar asmado. Parte comigo el cuidado. Dime, ¿quién te perturbó? ¡No me lo preguntes, no! Pues que saber no te mengua, da razón de tu razón. Al más sabio falta lengua viendo tanta perfeción. Cobra, cobra coraçón. Dime, ¿quién te perturbó? ¡No me lo preguntes, no! ¿Es quiçás, soncas, Pascuala? Cuido que deve ser ella. A la fe, es otra zagala que relumbra más que estrella. Asmado vienes de vella. Dime, ¿quién te perturbó? ¡No me lo preguntes, no! Juan del Encina 24 Biblioteca Virtual Katharsis Fin Essa tal, según que veo, vayan al cielo a buscalla. Es tan alta que el desseo no se atreve a dessealla. Porque te ayude alaballa, Dime, ¿quién te perturbó? ¡No me lo preguntes, no! Égloga de Cristino y Febea Juan del Encina 25 Biblioteca Virtual Katharsis Égloga de Cristino y Febea Edición digital Pdf para la Biblioteca Virtual Katharsis http:// www.rev is ta katharsis.org/ Rosario R. Fernán dez rose@rev is ta katharsis.org Depósito Legal: MA-1071/06 Copyright © 2008 Revista Literaria Katharsis 2008 Juan del Encina 26