Las esquirlas de las bombas de Memphis Belle

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Las esquirlas de las bombas de Memphis Belle
autor TBB
sábado, 24 de julio de 2004
Hace catorce años fue estreno en el Teatro Concepción y hoy se puede encontrar en los clubes de video. Se trata de la
película bélica “Memphis Belle”, un homenaje hollywoodense a la tripulación de un bombardero B-17 que
batió un récord de misiones sobre territorio alemán en la Segunda Guerra Mundial(25) sin ser derribado.
Pero hay más: es una película hecha para esconder la parte oscura de la guerra y dejar establecido, una vez más,
que quien nace chicharra muere cantando. Sí, porque esos gigantescos aviones, cargados con toneladas de bombas,
cumplieron con algo que ya es un ritual para Estados Unidos: destruir todo lo que sea necesario, sin importar
consecuencias ni población y así demostrar que ellos tienen el poder y, por lo tanto, hay que aceptar sus planteamientos.
Tal como históricamente ha sucedido en muchas partes del mundo y, en la actualidad, en Irak. Ahora, en honor a la
verdad, los norteamericanos no inventaron esta forma de bombardeo masivo, con errores incluidos, pero si han sido
unos excelentes alumnos, corregidos y aumentados, sobre todo después de debutar con el lanzamiento sobre Japón de
las dos primeras bombas atómicas que conoció la humanidad. Quien hizo uso por primera vez de este método de
destrucción de una ciudad completa fue Hitler, que el 26 de abril de 1937 envió a su Legión Cóndor sobre el apacible pueblo
vasco de Guernica y la muerte de mil 600 hombres, mujeres y niños provocó la indignación y condena del mundo entero,
pero también demostró que algo había cambiado en el fondo del alma de los herederos de Caín. Y así fue que una noche
de 1940 un grupo de He-111 bombardeó "por error" uno de los principales suburbios de Londres, y aunque el daño fue
mínimo, la RAF inmediatamente tomó represalias bombardeando la capital alemana. Se iniciaba entonces uno de los
aspectos más crueles de la guerra: el bombardeo masivo a las ciudades. Ya no habría consideraciones humanitarias
que pudieran proteger a la población civil de un bombardeo aéreo a gran escala. Más tarde, el primer ministro inglés Sir
Winston Churchill encomendó al Ministerio de Aeronáutica que se desarrollaran nuevos bombarderos y "se lance sobre
las ciudades alemanas la máxima carga de bombas". Las unidades del Bomber Command, que contaban con aviones
Wellington, Blenheim, Stirling y Halifax, fueron reforzadas con la llegada de los modernos Avro Lancaster y Mosquito, y
a principios de 1942 el Mariscal del Aire Arthur Harris se hizo cargo de aquel comando con la convicción de que el medio
más eficaz para doblegar a Alemania era abatir la moral de su población destruyendo sus ciudades. Debido a las
pérdidas sufridas en sus ataques diurnos, los británicos percibieron que la noche podía ser el mejor aliado para sus
bombarderos. El Bomber Command desarrolló entonces un complejo sistema de radioayudas e instrumentos de a bordo
para la navegación y la identificación de los objetivos a ciegas. Paralelamente el Mariscal Harris ideaba los tristemente
célebres raids millenium: oleadas de mil bombarderos que en sucesivos ataques debían arrasar las poblaciones
alemanas. Colonia, Essen y Bremen fueron las primeras ciudades devastadas con este nuevo método, sumando miles
de muertos por no hablar de los heridos y desamparados. Los alemanes respondieron a estos ataques bombardeando
Ipswich, Poole, Southhampton, Birmingham y Canterbury. Sin embargo, en comparación a los demoledores ataques
ingleses, las incursiones de la Luftwaffe -que apenas reunían una veintena de aviones- tuvieron efectos mínimos. Para
potenciar la desproporción de fuerzas, la 8ª Air Force de los Estados Unidos se desplegó en Gran Bretaña a mediados de
1942. Los americanos tenían absoluta confianza en las operaciones diurnas ya que contaban con bombarderos
poderosamente artillados -las Fortalezas Volantes B-17-y con cazas de gran alcance capaces de escoltar a aquellos
hasta objetivos muy alejados. Rápidamente americanos e ingleses se alternaron en los cielos germanos, castigando a
las ciudades día y noche. Los muertos comenzaron a contarse por decenas de miles. Al finalizar la guerra, Alemania era
una tierra arrasada. Las fuerzas aliadas habían arrojado sobre ese país casi 2.000.000 de toneladas de bombas,
mientras que sobre Inglaterra habían caído poco menos de 75.000 toneladas. En “Memphis Belle”
deliberadamente se olvida que el bombardeo masivo contra objetivos civiles era parte sustancial de la estrategia aliada.
Nada de eso se menciona en el film. Al contrario, se da entender que existían consideraciones humanitarias.
Historiadores y estrategas coinciden que si el poderío aéreo anglo-estadounidense se hubiera concentrado en objetivos
militares, fábricas y redes de transporte, la guerra hubiera terminado un año antes y las tropas aliadas hubieran podido
ocupar la totalidad de Alemania y el resto de Europa Oriental. Pero el hecho de que los aliados hayan mantenido
encarnizadamente la idea de que la guerra finalizaría mediante bombardeos a gran escala sobre centros urbanos, no sólo
retrasó el fin del conflicto, sino que también permitió que la URSS se adueñara de todo el este de Europa originando así
un problema político-militar de proyección mundial. Un escenario donde a nosotros también nos tocó su cuota, porque sin
Guerra Fría a lo mejor el Pentágono y la CIA no habría intervenido en Chile y no habríamos tenido un cruento golpe
militar como el de 1973. Por eso, no hay que satanizar a “Memphis Belle” y hay que verla, pero antes del
noticiero de la TV para tener como plato de fondo lo que sucede en Irak.
{moshits} Veces leída.
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Creado el: 20 November, 2016, 21:35
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