Francisco Puy Muñoz y Salvador Rus Rufino. Alfredo Brañas

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Francisco Puy Muñoz y Salvador Rus Rufino. Alfredo Brañas Filósofo do Dereito.
Santiago de Compostela: Fundación Alfredo Brañas, 1998, 285 pp.
La sección 1 de este libro ha sido escrita por
Salvador Rus Rufino y trata sobre As fontes europeas do pensamiento xuridico de Alfredo Brañas.
Analiza la figura de Alfredo Brañas, nacido en
Carballo, provincia de A Coruña, el 11 de enero
de 1859, fallecido a la edad de 41 años el 21 de
febrero de 1900 y que vivió en la segunda mitad
del siglo XIX en una sociedad con pocas y pequeñas bibliotecas. Obtuvo la cátedra de Derecho
Natural y Filosofía del Derecho el 1 de junio de
1887 en la Universidad de Oviedo. Pocos meses
después, el 27 de enero de 1888 Brañas fue nombrado catedrático de Economía Política y Hacienda Pública de la Universidad de Santiago de
Campos tela. Le interesaron el pensamiento político y jurídico, la economía, la literatura, la historia, la cultura popular, etc. Esta obra se centra
en el pensamiento jurídico y en sus ideas filosóficas. Sus influencias se encuentran en el Derecho Natural cuyos comienzos se sitúan tímidamente en los estoicos, no sabemos a ciencia cierta si porque esa fue temática que abordó en profundidad y no circunstancialmente Brañas o más
bien porque Rus Rufino ha hecho las carreras
universitarias de Filología Clásica y de Historia y
cuenta con sólidos trabajos sobre el pensamiento
estoico.
En esta obra Francisco Puy Muñoz (que no
sólo es jurista, sino también catedrático de Filosofía del Derecho) y Rus analizan el fundamento
del Derecho Natural, los principios sobre los que
se asientan o debe asentarse el Derecho justo, un
ideal de Derecho. Alfredo Brañas está influenciado por el mundo francófono, más que por el pensamiento alemán. Se le considera como el primer
historiador que pretende hacer una reconstrucción en el marco jurídico político como Augustin
Thierry, que expresó su deseo de reproducir con
máxima fidelidad las ideas, los sentimientos y las
costumbres de sus antepasados. Michelet será
uno de los principales defensores del centralismo
jurídico y político en la medida en que busca el
fundamento del Derecho en la Jurisprudencia.
Alfredo Brañas Menéndez pretende responder qué sea el Derecho, cuál es su fundamento último y cuál es su relación con la vida social e histórica del ser humano. Para poder responder a esta pregunta analiza la historia del pensamiento jurídico en España en el siglo XIX, época en la que
vivió nuestro protagonista. Alfredo Brañas sintoniza con autores como Jaime Balmes y AJ. Pou
Ordinas, que propugnaron desde Cataluña un respeto a la integración de las distintas regiones dentro de España. Se parte, igualmente, de dos extranjeros: E. Ahrens y F.J. Stahl. Este último analiza la Filosofía del Derecho como "ciencia de lo
justo", pretendiendo descubrir su peculiar origen.
Otra corriente doctrinal que influyó en el
pensamiento brañiano fue el positivismo de carácter cognoscitivo y que representa una lucha
antimetafísica, centrándose en una fe ciega en el
método científico y rechazando el conocimiento
metafísico o religioso. Esta corriente positivista
incluía tanto el positivismo comtiano (cuyo pensamiento sería plenamente desenvuelto por la
teoría de L. Wittgenstein), el empirismo, la filosofía analítica o el pragmatismo como el positivismo lógico; constituía un ataque directo a los
fundamentos mismos de la filosofía. En realidad,
el positivismo opera como una negación de la filosofía y ante todo como una actitud espiritual.
Este significado como actitud mental es precisamente lo que caracteriza al positivismo inicial,
consolidándose poco a poco a través de diversas
tendencias que durante los siglos XIX Y XX cristalizan en el movimiento positivista.
Rev. Filosofía Univ. Costa Rica, XXXIX (97), 135-140,2001
136
GUILLERMO HIERREZUELO
Esta corriente iuspositivista representaría la
negación de la Filosofía jurídica. En realidad, el
antipositivismo dominó el último decenio del siglo XIX y los primeros treinta años del siglo XX,
el cual abogaba por utilizar el método científico
en las ciencias espirituales e incluso en la cultura
que tendrían el mismo rango que las ciencias de
la naturaleza. Esta corriente representó una revisión positivista, que buscaba un saber verdaderamente científico, si bien desembocaría en un método con raíces iusnaturalistas kantianas más que
estrictamente positivistas. En oposición al iuspositivismo sigue con gran fuerza el iusnaturalismo
que concebía el fenómeno jurídico en una actitud
siempre orientada a la revisión y el perfeccionamiento de las instituciones y de los sistemas jurídicos históricos.
En Brañas Menéndez se yuxtaponen varias
corrientes. Por un lado el positivismo, el antipositivismo por otro y finalmente el iusnaturalismo. También le influyeron en gran medida el
iusnaturalismo de corte cristiano, con influencias del romanticismo de la Escuela Histórica
que proponía la defensa de la idiosincrasia de
cada pueblo y un cierto nacionalismo más o menos exacerbado. No acogió tendencias como las
corrientes positivistas (la teoría de la ciencia jurídica, la teoría sociológica del Derecho, la filosofía de la inmanencia o el psicologismo entre
otras), aunque sí dedicó tiempo y trabajo a las
escuelas de tendencias históricas decimonónicaso El pensamiento brañiano tomó la historiografía francesa de la Restauración que abogaba
por la existencia de un Derecho histórico para
fundamentar y justificar la diversidad regional
dentro de la unidad estatal. Su pensamiento iusnaturalista era coherente con su visión del mundo y de la sociedad, así como la idea trascendente del hombre y de la historia; concebía al
hombre con capacidad de naturaleza humana
para configurar su destino. Este pensamiento representaba un requisito necesario para su proyecto descentralizador y regionalista.
La sección 2 titulada As fontes galegas da
xurisprudencia brañiana, escrita por Francisco
Puy Muñoz, comenta la influencia de lajurisprudencia en Brañas, que la considera como la percepción de todas las cosas divinas y humanas,
CONDE
que quiere convertirse en una ciencia de lo justo
e injusto, capaz de perfeccionar un arte que se
aplica a los territorios, poblaciones y culturas diversas y constantemente cambiantes de forma
universal o supratemporal.
Entre los eclesiásticos, Brañas destacó como
teólogo, jurista y economista. Entre los teólogos
a su vez estudia a Viqueira, Antonio Vicent, Antonino Cerviño González, Francisco Gómez Salazar, Zeferino González, Manuel Lago González, Antonio López Ferreiro y Vicente Manterola
Pérez, entre otros. Los juristas citados serían Jacobo Gil, Ramón Ramiro Rueda, Joaquín Díaz de
Rábago, Eduardo Vincenti, Eugenio Montero
Ríos, Núñez Forcelledo, Eleizegui o Salvador
Parga Torreiro. Los economistas nombrados en
sus obras fueron Díaz de Rábago, Colmeiro, Pastor Díaz, Vincenti, Parga Sanjurjo, Casulleras,
Pérez Santamarina, Villamarín o Carreira. Entre
otros menciona a militares tan relevantes como
Méndez Núñez o políticos como Montero Ríos,
Manuel Becerra, Villaverde o Linares Rivas,
Cándido Martínez, Vincenti, Rodríguez Seoane,
Augusto Ulloa, Romero Ortiz y otros más.
En el ámbito de la Filosofía del Derecho
Brañas destaca a Indalecio Armesto, Emilio Villelga Rodríguez, Ruiz Pons, Alonso, Faraldo y
Corzo. Entre los historiadores no se olvida de
Murguía y Vicetto, Bernardo Barreiro, López Ferreiro, Fidel Fita y Fernández Guerra, así como
de Antonio de la Iglesia entre los historiadores de
la literatura. Los científicos de más renombre
mencionados por Brañas fueron, entre otros, Miguel Colmeiro, Casi ano de Prado, Antonio Casares, Víctor López Seoane, Romero Blanco, Barcia Caballero, Varela de la Iglesia, Andrey, Sánchez Freire, Jeremías Devesa o López Mosquera.
Recuerda Brañas también a algunos amigos artistas como músicos, pintores, escultores, poetas,
novelistas, dramaturgos, entre otras actividades,
que por no tener la más mínima relación con la
Filosofía del Derecho, que es el tema que ocupa
a esta obra, no citaremos en este momento.
La obra principal de Brañas sería El Regionalismo, de carácter eminentemente autobiográfico y que consta de dieciséis capítulos, se caracteriza por ser un estudio sociológico, histórico y
literario y en gran medida autobiográfico, siendo
ALFREDO BRAÑAS
al mismo tiempo dialéctico y retórico. Esta obra
consta de tres partes: "La teoría regionalista",
"Proceso histórico del regionalismo" y "El regionalismo gallego". En esta obra se recogen escritos pertenecientes a esta etapa y otros de anteriores épocas. Puy Muñoz llega a la conclusión de
que Brañas en un primer momento pretendió escribir una historia del regionalismo gallego y nada más (lo que hoyes la tercera parte), pero que
luego ampliaría su estudio advirtiendo que sería
conveniente fundamentarlo en la doctrina regionalista gallega: primero enmarcándola debidamente dentro de la experiencia histórica mundial
y después argumentándola en la teoría general
del regionalismo. Se puede observar la estructura
de una causa: primero definen la pretensión (la
sentencia); luego enumeran los fundamentos de
hecho (historia) y los fundamentos de derecho
(teoría) que apoyan dicha pretensión (la sentencia) y luego lo escribirán en el orden inverso a su
pensamiento, de forma que de una teoría y de
unos hechos bien presentados deduzcan la pretensión (o sentencia). En esta obra se observa el
esquema de una demanda (o sentencia) puesto
que primero se presentan los fundamentos racionales (la teoría), después los fundamentos fácticos (el proceso histórico) y finalmente el petitum
o sentencia (es decir, el triunfo del regionalismo
en Galicia).
En la sección 3 Puy Muñoz analiza O concepto do Dereito de Alfredo Brañas, En este último capítulo estudia la justicia, la ley y la jurisprudencia. Puy Muñoz define la figura de Brañas
como la que "formula y presenta sus ideas filosófico-jurídicas en forma histórica, porque D. AIfredo sigue la tradición europea de considerar la
historia como el más adecuado de los métodos
para exponer todas las ideas filosóficas y también
las ideas filosófico-jurídicas [...]" (p. 163).
Entre las obras de Brañas pocas son las dedicadas a la Filosofía del Derecho: El principio
fundamental del derecho. Lecciones elementales
de Historia de la Filosofía del Derecho (1887) y
en sus Escritos de 1885, así como su gran libro
El Regionalismo (1889) dedicado fundamentalmente a la Filosofía política. En su obra El principio fundamental del derecho dice: "Nada más
fácil ahora que investigar el principio fundarnen-
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tal del derecho, después de los preliminares que
anteceden. Para ello hemos de distinguir la norma suprema, el ejercicio, el principio fundamental, y la causa eficiente del derecho". Añade que
"el fundamento de la norma suprema del derecho
está en la misma esencia o naturaleza de los seres libres. Supuesta la bondad intrínseca de las
cosas, la relación necesaria entre ellas ha de ser
buena igualmente, y ésta es la razón que movió a
la omnipotencia divina para crear todas las cosas,
cuyas ideas vio que no repugnaban a su sabiduría
y santidad. Luego el fundamento de las relaciones morales, y por consiguiente de la norma de
derecho, no está en la conveniencia o repugnancia con los atributos divinos, sino en la misma
esencia de los seres en cuanto son buenos en sí
mismos. Y tampoco se halla el fundamento de la
norma suprema de lo justo en el orden de las relaciones esenciales a la sociedad humana, como
dice Prisco, porque siendo estas relaciones la
misma norma suprema del derecho, ésa vendría a
ser fundamento o razón de sí misma [oO.]. Cuando
un sujeto usa de su derecho, el fundamento está
en la norma del orden moral a la cual debe ajustarse; y en este supuesto, no deben desecharse las
opiniones de los filósofos que fundan el derecho,
refiriéndose a su individuación o ejercicio, en las
relaciones que constituyen el orden moral" (pp.
186-188). Finalmente concluye el fundamento
del Derecho en la misma creación de "Dios, de
modo que el ejercicio del derecho supone necesariamente la vida social de los hombres. Éstos
usan o pueden usar de sus pretensiones jurídicas
porque han sido creados. Luego Dios es la causa
eficiente de los derechos y deberes naturales del
hombre, pero no su fundamento, según acabamos
de demostrar" (pp. 188-189).
Brañas está influenciado por los iusnaturalistas, neoescolásticos y krausistas, así como por
los historicistas y dogmáticos al igual que por
Aristóteles, Cicerón, Isidoro de Sevilla y Tomás
de Aquino. En su concepto de Derecho cabe recordar sus palabras en Tres lecciones de Derecho
Público Eclesiástico, publicado en sus Escritos
de 1885. Cabe recordar las siguientes palabras:
"Entre los varios sentidos de la palabra derecho
tenemos el siguiente: sistema de leyes por las
que está ordenada una sociedad para que pueda
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GUILLERMO
HIERREZUELO
conservarse y obtener su fin. Ahora bien el conjunto de esas leyes pueden referirse al régimen
interior de esa sociedad, a su constitución y a las
leyes propias de su existencia. Y en este caso tenemos el derecho público interior, que se llama
también político, y del cual es una rama el derecho administrativo. Cuando tales leyes se dirigen
a promover las relaciones entre dos sociedades
independientes, entonces aparece el derecho público exterior, al que se llama también internacional o de gentes. El derecho privado se refiere
a las relaciones mutuas de los súbditos de una sociedad, entre sí" (pp. 191-192). En su obra El
principio fundamental del derecho se está alejando más de una noción positivista, ofreciendo lo
que él mismo considera una "definición completa del derecho". Su fórmula la lo define como
"un poder moral inviolable de exigir de otro alguna cosa conforme a la ley natural", completado
en su fórmula 2a al señalar que "el verdadero
concepto científico del derecho es éste: Relación
que existe entre dos seres inteligentes, en virtud
de la cual uno exige y otro presta alguna cosa".
La fórmula 3a define el derecho como "el poder
de exigir de otro alguna cosa, según el orden de
las relaciones (morales) valiéndose de medios
adecuados", y en la 4a como "una exigencia o poder que corresponde al término de una relación
moral para obtener de otro una prestación adecuada" , completándose por la 5" fórmula que dice que "el derecho consiste en un poder moral
abstracto que conviene al término de una relación
entre dos seres libres, pero según sea el carácter
o la especie de esta relación, así el derecho se
adaptará a ella". La última fórmula afirma que
"entendemos por derecho (el) poder o exigencia
que conviene a uno de los términos de las relaciones del orden moral, y que sirve de regla a los
hombres en esta vida, cuando en ella se concretan o individualizan aquellas relaciones". Finalmente acaba proporcionando en su parte fina:l la
definición completa del derecho: "Hemos dicho
más arriba que el derecho es una idea universal
que significa el poder de exigencia correspondiente a uno de los términos de cualquiera relación del orden moral; poder que, al concretarse
en los sujetos de las múltiples relaciones que
abraza dicho orden, revestía una forma especial,
CONDE
pero sin perder nada de su generalidad e indeterminación. Ahora bien, ese poder así concretado,
es la norma de lo justo, conforme a la que deben
obrar los hombres al establecer entre sí una relación jurídica determinada. Luego una verdadera
definición del derecho ha de comprender esos
dos aspectos de la misma idea, lo abstracto y lo
concreto, lo universal y lo particular, la norma y
la copia. Entendemos por derecho (el) poder o
exigencia que conviene a uno de los términos de
las relaciones del orden moral y que sirve de regla a los hombres en esta vida, cuando en ella se
concretan o individual izan aquellas relaciones"
(pp. 193-197).
Pero Brañas también analiza conceptos incardinados con el derecho como la moral, definiendo el deber como una necesidad moral; el orden como una relación moral y el derecho, de
forma paralela a ambas, como un poder y una facultad morales. Brañas entiende que "el derecho
es un poder moral inviolable de exigir de otro alguna cosa conforme a la ley natural. El deber es
la necesidad moral de hacer u omitir aquello que
la misma ley (natural) exige que se haga u omita" (p. 198); añadiendo que "el orden moral, el
derecho y el deber son, por lo tanto, tres términos
distintos e irreductibles. El orden moral es el
conjunto de relaciones en la esfera de los seres libres. El derecho es el poder de exigir de otro alguna cosa, según el orden de tales relaciones
(morales) valiéndose de medios adecuados. El
deber es la necesidad de prestar una cosa a otro
que la exige" (p. 198). Otra nota del concepto
brañiano de derecho es lo que denomina "indivisibilidad" del derecho, que es una consecuencia
de la "universalidad" del derecho, que tiene unidad y esencia metafísica. El concepto de la "indivisibilidad del derecho" se define por Brañas en
los siguientes términos: "El derecho es una noción o idea universal que tiene realidad propia, si
bien como todos los universales, depende en su
existencia de nuestro entendimiento, el cual en
virtud de su fuerza abstractiva lo considera como
una exigencia o poder que corresponde al término
de una relación moral para obtener de otro una
prestación adecuada. El derecho no es la suma de
los llamados derechos naturales comunes a todos
los hombres [...] El derecho viene a ser una idea
ALFREDO BRAÑAS
universal abstraída de la multitud de exigencias
particulares que corresponde a cada uno de los
términos de las relaciones esenciales que pertenecen al orden moral [...] El derecho es una noción
indivisible, esto es, que incluye en sí la unidad
trascendental, en cuanto no puede dividirse en
muchas nociones de la misma especie" (pp. 199200). A pesar de esta indivisibilidad, "el derecho
consiste en un poder moral abstracto que conviene al término de una relación entre dos seres libres, pero según sea el carácter o la especie de esta relación, así el derecho se adaptará a ella" (p.
200). También ofrece Brañas un subjetivismo jurídico para salvar la distinción existente entre Derecho objetivo y Derecho subjetivo. Para Brañas
el Derecho es siempre subjetivo y es diferente al
objetivo porque "al hablar antes de las formas del
derecho hemos manifestado que, siendo éste un
poder moral abstracto que conviene al término de
una relación entre dos seres libres, según el carácter de tal relación, así el derecho se adaptaría
a ella, recibiendo el nombre y condiciones de su
efectividad real [...]" (p. 203) Y esta relación entre los seres es lo que él llama Derecho subjetivo.
Otro concepto que ofrece Brañas es el de "naturalismo metafísico", ya que si bien distingue Derecho y Derecho natural, finalmente acaba confundiéndolos pues para él las cosas tienen su
esencia, su principio fundamental y ese principio
fundamental del Derecho acaba asimilando el
Derecho natural a los principios fundamentales
del Derecho. Es conveniente recordar las palabras de este filósofo que dice que "los romanos
profesaban principios eternos de justicia que admitían como el fundamento de las leyes, reglas
absolutas y siempre las mismas que servían de
contraste a las instituciones positivas: estos principios constituían el derecho natural" (p. 206).
Para afirmar a continuación que "de modo que
los tres elementos que constituían el derecho privado en Roma eran el derecho natural-principios de moral y justicia-, el derecho de gentes
-tomado de las legislaciones de otros (pueblos)y el ius civile, que el pueblo romano tenía sólo
para sí propio" (p. 207).
Los conceptos brañianos de derecho, justicia
y ley tienden a ser unificados. El concepto de justicia es acogido de la concepción clásica del ju-
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risconsulto estoico Ulpiano, que habla de la
constans et perpetua voluntas ius suum cuique
tribuere. Así acaba afirmando que "la justicia indica una cierta medida entre dos cosas; es una relación de igualdad, una idea puramente subjetiva" y añade que "las acciones de los súbditos, o
las leyes o mandatos del legislador, se llamarán
justos o injustos según se hallen, o no, en ecuación perfecta con la normalidad o anormalidad de
la relación jurídica de que se trate; y a esta medida o relación de igualdad es a lo que se llama justicia: que no tiene su razón en la ley: la cual es
simple expresión de lo justo, que es su objeto propio, en atención a que lo injusto no puede servir
de materia de las leyes". La realidad es que "las
formas del derecho tienen su expresión natural en
las leyes que son promulgadas a los hombres por
medio de la recta razón. No debe confundirse por
tanto la ley con el derecho, ni con sus formas"
(pp. 210-211). El concepto de ley de A. Brañas se
resume en que "no es más que la simple expresión de lo que es recto o justo" y "es simple expresión de lo justo, que es su objeto propio, en
atención a que lo injusto no puede servir de materia a las leyes". El concepto de ley divina dado
por Brañas se formula del siguiente modo: "El
precepto de la voluntad divina que manda conservar el orden, y por lo tanto el ejercicio de los derechos y el cumplimiento de los deberes, es lo
que constituye la ley; que se llama natural, si
Dios la dictó al hombre por medio de la recta razón; y positiva, si la promulgó directamente por
medio de signos o de palabras" (pp. 212-213).
Puy Muñoz interpreta estas palabras como una
identificación de derecho y ley, entendiendo el
derecho como justicia por influencias tomistas.
Puy Muñoz hace una crítica positiva de la filosofía de Brañas ya que se fundamenta en un análisis histórico y de los deberes naturales del hombre. A juicio de Puy, Brañas conjunta tres modelos: el historicismo, el sintetismo (o eclecticismo)
y el moralismo. También ha analizado la relación
de implicación mutua entre la moral y el derecho.
Puy Muñoz concluye diciendo que "los elementos
de existencialismo, de realismo, de eclecticismo
jurídico que muestra Brañas sobreviven, y siguen
sirviendo de modelo e inspiración para la aventura del descubrimiento y colonización del nuevo
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mundo jurídico-político, ético-estético, y económico-social que tenemos que construir antes de
poder abandonar definitivamente las ruinas de la
modernidad donde tan mal nos encontramos"
(pp. 212-213).
En cuanto a la valoración crítica de esta
obra presentada por Puy Muñoz y Rus Rufino
hay que decir que si bien el primero es catedrático de Filosofía del Derecho, el segundo no tiene este carácter, ni siquiera ha realizado los estudios de primer y segundo ciclo de Derecho,
aunque sabe griego. Por ello no se comprende
que si bien el orden en que figuran es éste en la
CONDE
portada, en el interior Rus Rufino es el que comienza la obra con el primer capítulo, siendo
los dos últimos elaborados por Puy Muñoz. Por
otro lado, debe quedar claro desde un principio
que Brañas no es un autor original y que sus
ideas filosóficas y políticas transparentan una
ideología profundamente conservadora, pero
con una talla intelectual bien distinta de la de un
Jaime Balmes o de un Marcelino Menéndez y
Pelayo. Brañas es otra cosa y las afirmaciones
de Puy atribuyéndole un peso tan excepcional,
dentro del pensamiento español, han de mirarse
con muchas reservas.
Guillenno Hierrezuelo Conde
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