Capítulo 5 - The Nature Conservancy

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The Nature Conservancy
PRESIONES E IMPACTOS DE LOS MOTORES
DE TRANSFORMACIÓN SOBRE LAS PLANICIES INUNDABLES
PRESIONES E
IMPACTOS DE
LOS MOTORES DE
TRANSFORMACIÓN
SOBRE LAS PLANICIES
INUNDABLES
Natasha Garzón Y., Milena Castro R., Diana Rondón C.,
Roberto Jaramillo V., Juan C. Garzón B. y Juan C. Gutiérrez C.
PRESIONES E IMPACTOS DE LOS MOTORES DE
TRANSFORMACIÓN SOBRE LAS PLANICIES INUNDABLES
344
Introducción
La magnitud de los efectos de los denominados motores de transformación sobre
la integridad ecológica de las planicies inundables de la macrocuenca MagdalenaCauca se relaciona con su capacidad de alterar los elementos estructurales y funcionales
de esta cuenca. Estos cambios causados por las continuas y negativas presiones
externas se traducen en impactos ecológicos y sobre el bienestar social.
A continuación se muestra el análisis de las presiones e impactos que
generan los nueve motores de cambio identificados. Se explica el estado de transformación y deterioro de
PRESIONES E IMPACTOS DE LOS MOTORES DE
TRANSFORMACIÓN SOBRE LAS PLANICIES INUNDABLES
las planicies inundables y se muestran elementos clave para el diseño de
estrategias de manejo integral y ordenamiento ambiental de las planicies
inundables de la cuenca.
345
PRESIONES E IMPACTOS DE LOS MOTORES DE
TRANSFORMACIÓN SOBRE LAS PLANICIES INUNDABLES
346
Ganadería
Colombia cuenta con cerca de 37 millones de hectáreas ocupadas por pastos, equivalentes al
80% de la extensión de 22 departamentos evaluados por la Encuesta Nacional Agropecuaria
de 2013 realizada por el DANE. La magnitud de esta actividad productiva trajo consigo
la pérdida de grandes extensiones de bosque, muchas veces amparada por decisiones
gubernamentales tales como la legislación vigente en Colombia hasta 1994, la cual dinamizaba
la expansión de la frontera agropecuaria, al condicionar la propiedad de los territorios baldíos
al reemplazo de los bosques por sistemas agropecuarios (Murgueitio y Calle 1999).
El sistema de producción ganadera predominante en las planicies inundables
es el pastoreo extensivo; situación acorde con el resto país, donde el 90% de
la ganadería de carne se produce bajo
este sistema y mediante dos técnicas:
pastoreo tradicional (42%) y pastoreo
extensivo mejorado (49%) (Llorente
1994). En términos generales, esta forma de manejo requiere baja inversión
tecnológica y pocas prácticas de renovación, pero causan una deficiente recuperación de praderas y suelos, por lo
que rinden apenas 0,55 cabezas de ganado por hectárea (Guerra y Hernández
1987, Fedegán 2006, Gamarra 2007),
lo que las hace poco rentables económicamente. La ganadería extensiva requiere grandes extensiones de pastos a
PRESIONES E IMPACTOS DE LOS MOTORES DE
TRANSFORMACIÓN SOBRE LAS PLANICIES INUNDABLES
expensas de los bosques, para mantener pocos animales.
Por otra parte, la presencia de abundantes gramíneas poco consumidas
por bovinos en las zonas inundables
de las grandes cuencas hidrográficas
del país constituyó por un buen tiempo una barrera natural para el avance
de la ganadería, que desapareció con la
introducción de los búfalos (Murgueitio
2003, Agudelo et al. 2007). A pesar de
que diversas especies de la sabana natural son nutritivas y palatables para el
ganado (Rial com. pers.), la introducción de búfalos, cuyo sistema digestivo
es más largo (proceso de fermentación
es más lento), lo que permite aprovechar muchas más especies nativas que
el ganado bovino (Sheikh et al. 2006),
347
implicó nuevas presiones sobre los humedales y por ende una serie de impactos sobre la biodiversidad, la sociedad y
sus economías.
Deforestación
La producción pecuaria ha sido el principal motor de pérdida de bosques de
Colombia. La colonización y expansión
de la frontera agropecuaria es responsable de la deforestación del 73,3% de
los ecosistemas boscosos, seguido por
la producción maderera, el consumo de
leña y los incendios forestales (CONPES
1996). Las planicies del río Magdalena
han sido testigo de esta tendencia desde mediados del siglo XVIII, tiempo en el
que tenía lugar la tala de bosques secos
y húmedos tropicales para la introducción de razas cebú y gramíneas africanas, como el pasto puntero (Hyparrhenia
rufa), gordura (Melinis minutiflora), y guinea (Panicum maximum), con las cuales
se transformó radicalmente el paisaje.
De este modo se han ido transformando las sabanas naturales, eliminando especies nativas y el recurso genético que
suponen; además se han introducido
nuevas tecnologías importadas y modos
de producción de otros países, que no
siempre son adecuados para nuestros
ecosistemas (Rial com. pers.) (Fig. 1).
La introducción de estos forrajes también
transformó, o incluso eliminó, la práctica
cultural de la trashumancia.
Una de las consecuencias más importantes de la pérdida de bosques ha
sido la fragmentación del paisaje de esta
macrocuenca. Se redujo la vegetación
nativa y aumentó la distancia entre los
remanentes de bosque, disminuyendo
la conectividad y afectando la dinámica ecológica de las coberturas adyacentes con cambios en los flujos de viento
y agua, y pérdida de bioelementos, ta-
les como: carbono (C), nitrógeno (N) y
azufre (S), entre otros (Cochrane y Sánchez 1982, Giardina et al. 2000, Kattan
2002). Los efectos de la fragmentación
del paisaje se relacionan además con la
permanencia de las especies en el tiempo, lo cual está determinado por el tamaño y la dinámica poblacional de las
especies; es decir, mientras más pequeña sea la población, mayor será su probabilidad de extinción (Kattan op. cit.).
Por otra parte, el incremento de la
temperatura y la evaporación del agua a
causa de la deforestación de los bosques,
genera cambios en la estructura trófica
de los sistemas acuáticos al estimular el
crecimiento de algas. Igualmente, la frecuente eliminación de bosques de galería limita el aporte de material alóctono,
afectando la producción secundaria, la
estructura trófica y la productividad de
los cuerpos de agua (Moreno y Fonseca
1987, Chará y Murgueitio 2005).
Cambios físicos del suelo
La transformación de bosques por pastizales altera el ciclo hidrológico de los
paisajes. La tasa de evapotranspiración
e intercepción de la vegetación es menor, lo que aumenta la carga sedimentaria y la cantidad de agua que puede ser
infiltrada y transportada hasta los cuerpos de agua; de igual manera, se altera la estructura, consistencia y retención
de la humedad del suelo (Chará y Murgueitio 2005). Una vez establecidas las
pasturas, el pisoteo continuo del ganado
compacta el suelo, factor importante si
se tiene en cuenta que a mayor compactación menor capacidad de infiltración,
mayor escorrentía superficial y tasa de
erosión (Fig. 2) (Chará 2004).
El grado de compactación de un suelo
depende de: a) el tipo de ganado que soporta, b) la duración y frecuencia del piso-
PRESIONES E IMPACTOS DE LOS MOTORES DE
TRANSFORMACIÓN SOBRE LAS PLANICIES INUNDABLES
teo y c) su contenido hídrico al momento
del pastoreo. Este último aspecto es clave, especialmente en el caso de las planicies inundables. Cuando el suelo es más
seco, el tránsito y pisoteo causan compactación asociada a la pérdida de macroporosidad, haciendo menos evidente el daño.
En cambio, el pastoreo en condiciones de
elevada humedad edáfica da lugar al daño
por poaching, causado por el flujo de suelo alrededor de la pezuña del animal que
deja una huella bien definida o, en condiciones de extrema humedad, un suelo totalmente amasado (Taboada 2007).
Taboada (op. cit.) señala un umbral de
humedad o “humedad crítica” cuando el
suelo alcanza su máximo nivel de compactación, el cual será mayor si el estrés
compactante es alto, teniendo en cuenta
las diferencias entre el pastoreo por vacunos y por ovinos. Esta humedad crítica es
regulada por factores edáficos tales como
la textura del suelo o la cantidad de materia orgánica; de modo que en los suelos de
textura más gruesa la humedad es menor,
lo que explica por qué los suelos franco
arenosos tienen un nivel de compactación
mayor que los de textura más fina.
Por otra parte, también el ramoneo
continuo afecta al sistema y genera cambios en: a) la composición florística del
banco plantular, en la medida en que el
ganado consume unas especies más que
otras; y b) la pérdida de cobertura vegetal,
asociada al incremento de la temperatura
y el aumento en la tasa de evaporación del
sistema, pues a mayor pérdida de la capa
superficial del suelo o “mulch”, mayor es
la pérdida de agua y nutrientes. Estos procesos de deterioro se manifiestan a través
de la colonización de malezas, salinización
del suelo y pérdida de su capacidad de
mantenimiento bovino. Finalmente, dado
que muchas veces el ganado tiene libre
acceso a los cuerpos de agua, es común
que la integridad del canal y los márge-
348
Figura 1.
Bosques secos deforestados para la expansión de la frontera pecuaria en las planicies inundables de la macrocuenca Magdalena-Cauca.
Figura 2.
Pasturas degradadas e incremento de la erosión del suelo en las planicies inundables de la macrocuenca Magdalena-Cauca.
PRESIONES E IMPACTOS DE LOS MOTORES DE
TRANSFORMACIÓN SOBRE LAS PLANICIES INUNDABLES
349
nes sean dañados físicamente. El pastoreo
afecta negativamente los cuerpos de agua
pues elimina la capa vegetal y degrada el
suelo. Esto incide negativamente sobre la
morfología del canal, la química del agua
y la diversidad de hábitats (Chará y Murgueitio 2005).
Contaminación de suelos
y cuerpos de agua
El uso de fertilizantes, pesticidas y las
heces de los bovinos constituyen los
principales agentes contaminantes del
suelo y las aguas subterráneas, a las
cuales llegan por escorrentía superficial.
Sustancias como herbicidas e insecticidas afectan a los organismos acuáticos
por su toxicidad, mientras que los fertilizantes pueden ser tóxicos o aumentar la disponibilidad de nutrientes, y con
ello el crecimiento de algas y otras plantas acuáticas que modifican la estructura trófica del sistema. Sumado a esto,
las heces del ganado contienen nutrientes, materia orgánica y patógenos que
aumentan la concentración de materia
orgánica en el agua y reducen la disponibilidad de oxígeno para la biota (Chará
y Murgueitio 2005).
También se suma la contaminación producida por los gases expulsados por el ganado. El amoniaco (NH3) produce daños
en el suelo y la vegetación. Al combinarse
con ácidos como el sulfúrico o el nítrico, da
lugar a sulfatos y nitratos amoniacales que
se dispersan a gran distancia en forma de
aerosoles. Gases como el metano (CH4) y
el CO2 están asociados al efecto invernadero. Se calcula que de los 500 millones de
toneladas de metano que se producen por
año, la actividad bovina aporta entre 70 y
120 millones de toneladas. por otra parte,
vale la pena tener en cuenta que la cuarta
parte de las emisiones de gases de efecto
invernadero provienen de la fermentación
entérica bovina, la tala y quema de bosques
(Mahecha et al. 2002).
Desecación de los
cuerpos de agua
El uso pecuario de las planicies inundables ha propiciado la desecación de
los cuerpos de agua. El proceso de sedimentación paulatino ha sido directo e
indirecto, ocasionando pérdida de humedales, especialmente de ciénagas.
La contaminación y el exceso de sedimentos depositados sobre los cuerpos
de agua también han disminuido su
profundidad, muchos de los cuales han
terminado por colmatarse debido a la
construcción de barreras físicas que interrumpen la conectividad hídrica y favorecen la sedimentación. La práctica
que ha causado más daño es la desecación de las zonas inundables mediante
infraestructuras que evitan las inundaciones (jarillones, diques, etc.). Estas
construcciones aíslan caños, playones
y ciénagas, limitan la entrada de agua,
aumentan la carga sedimentaria y consolidan nuevas áreas terrestres para el uso
pecuario (Caraballo y De la Ossa 2011).
Durante años, prácticas como la consolidación de sistemas de riego, la construcción de infraestructuras, tanto para la
prevención de inundaciones como para
desecación de zonas periódicamente
inundables, fueron promovidas por entes
gubernamentales como el HIMAT (en su
tiempo, el Instituto Colombiano de Hidrología, Meteorología y Adecuación de Tierras)
como parte de un programa denominado
“adecuación de tierras” (Márquez 2001).
Por otra parte, el interés por aumentar la
superficie terrestre llevó al taponamiento
de madreviejas, como sucedió en el departamento del Cauca, o de caños en las
ciénagas de Machado, Placita y Palotal;
estas últimas bajo la presión de ganade-
PRESIONES E IMPACTOS DE LOS MOTORES DE
TRANSFORMACIÓN SOBRE LAS PLANICIES INUNDABLES
ros interesados en eliminar la competencia
del consumo de pescado frente al de carne vacuna (Moreno y Fonseca 1987). Otro
ejemplo es la ciénaga de Zapatosa, donde
los ganaderos construyeron un dique de
ocho kilómetros que obstruye el paso del
agua entre la ciénaga y el río, lo que ha
deteriorado gravemente este ecosistema
(Viloria de la Hoz 2011).
Estas prácticas siguen estando vigentes actualmente. En el corregimiento de
Puerto Viejo en Gamarra (Cesar), grandes
ganaderos de la región construyeron una
muralla de más de 3.000 m de longitud,
con el fin de ganar terreno sobre los cuerpos de agua. La rápida sedimentación llevó a la destrucción casi total del complejo
cenagoso La Teresa, La Tigrera, Zulia, Marisonga y Las Galindas; así como a la pérdida de conectividad entre los complejos
cenagosos del sur de Bolívar (Fig. 3) (Garzón y Gutiérrez 2013).
La desecación, la sedimentación inducida, el relleno, la construcción de
murallas y la apertura de canales artificiales, son dinamizadores de la pérdida de cuerpos de agua de las planicies
inundables de la cuenca Magdalena-Cauca. Este proceso, cada vez más
frecuente, se relaciona con la apropiación y privatización de estos ambientes
acuáticos, los cuales son bienes públicos e intransferibles. Su transformación
genera conflictos, vulnerando los derechos de uso de los ecosistemas y su
biodiversidad, por parte de quienes se
apropian y deterioran los recursos naturales (Gutiérrez et al. 2012).
Impactos socioeconómicos de
la expansión pecuaria sobre
las planicies inundables
La expansión del modelo productivo basado en la ganadería extensiva pone en
evidencia el uso irracional de los suelos
350
Figura 3.
Avance del proceso de colmatación de la ciénaga La Teresa (Gamarra,Cesar) y expansión del hato ganadero sobre la planicie.
PRESIONES E IMPACTOS DE LOS MOTORES DE
TRANSFORMACIÓN SOBRE LAS PLANICIES INUNDABLES
351
en Colombia. Se calcula que la ganadería ocupa el 58% de la extensión territorial
de los predios pequeños, el 65% de los
medianos y el 90% de los de gran tamaño en la cuenca del río Magdalena. De los
predios pequeños, el 27% se destina a la
agricultura, mientras que de los predios
grandes solo un 0,6% se dedica a esta
actividad (IGAC y Corpoica 2002). Estas
proporciones reflejan que a medida que
aumenta el tamaño de los predios, aumenta la proporción del área dedicada a
la producción pecuaria y disminuye aquella dedicada a la agricultura.
Si a lo anterior se suma la baja productividad de este sistema en Colombia –aproximadamente 197 kg de carne
por animal versus el promedio mundial
de 204 kg– y la baja oferta de empleo –
aproximadamente tres empleos por cada
100 animales de ceba, ocho empleos por
cada 100 animales destinados a la producción de lácteos y cinco empleos en la
ganadería de doble propósito–, es evidente que el sistema no es sostenible y que el
sector está monopolizado (Martínez 2005,
Viloria de la Hoz 2009).
La consecuencia de este monopolio,
o ganaderización de la tierra, ha sido el
alza en el precio de los alimentos por
la baja diversidad y producción agrícola. Esta dinámica de “territorio contra
productividad” se ha visto reflejada en
el aumento de la actividad especulativa
alrededor del valor de la tierra, siendo
considerada ésta una forma de contrarrestar la inflación. El sector pecuario
se desenvuelve en un escenario de crecimiento fundado en el mantenimiento
de la demanda actual, la apertura de
nuevos mercados y el desplazamiento
de la fuerza de trabajo de otros sectores. Lamentablemente, su producción
de carácter extensivo presiona los ecosistemas y a sus habitantes sin ofrecer retornos significativos en términos
de bienestar. Además, genera especulación, la cual es patrocinada por las
políticas y alternativas de financiación
para pequeños propietarios.
En síntesis, el sistema de producción pecuario vigente repercute en la
oferta de servicios de abastecimiento tales como la pesca, la agricultura y por
consiguiente en el sustento y calidad de
vida de los pueblos de las planicies y sus
áreas de influencia. A esto se suma el
posible repunte del sector económico,
producto del probable incremento en
las exportaciones y el consumo doméstico de carne. Esto pone de manifiesto
la necesidad de desarrollar una planificación adecuada de la expansión del
sistema productivo en la región, frente
a los limitantes socioambientales analizados anteriormente. Un caso ilustrativo de la inapropiada gestión del territorio
y del avance ganadero en las planicies
inundables de la macrocuenca Magdalena-Cauca se expone a continuación.
La historia de la ganadería
en la Depresión Momposina
y sus impactos
Entre los brazos de Mompós y Loba
del río Magdalena se sitúa la Depresión Momposina, el sistema cenagoso
más grande del país (Aguilera 2011).
La historia de la actividad ganadera se
remonta al tiempo de la Colonia española. Fals Borda (1980) cuenta que en
1637 “el Alcalde de Mompox y el encomendero de Pansegüa, Diego de Ortiz Nieto tenían haciendas en la zona
de Tiquisio, Loba y Norosí, que sumaban más de 200 caballerías de tierra (equivalentes a 84.600 ha), 3.000
cabezas de ganado y 50 esclavos”.
Desde entonces, la ganadería extensiva ha sido un mecanismo de apropiación de la tierra, en algunos casos
PRESIONES E IMPACTOS DE LOS MOTORES DE
TRANSFORMACIÓN SOBRE LAS PLANICIES INUNDABLES
secando cuerpos de agua, deforestando grandes extensiones de bosques y
desplazando herbívoros nativos (dantas, venados, ponches, etc.), consolidándose así el sistema momposino de
producción ganadera, que aprovecha
los pastos de invierno en las tierras altas y los de verano en los albardones,
bajos y playones (Arquez van Strahlen
1996). Durante el siglo XVIII y XIX se
crearon y consolidaron la mayoría de
las haciendas ganaderas de la región,
pero fue la introducción de pastos africanos lo que transformó el método ganadero tradicional en la segunda mitad
del siglo XIX, dando paso a la expansión pecuaria a gran escala que persiste hasta hoy (Viloria de la Hoz 2011).
La introducción de nuevas variedades favoreció la expansión del hato
ganadero en épocas recientes, aumentando de manera extensiva el levante y engorde en las áreas inundables;
la maquinaria moderna (tractores, paladragas, retroexcavadoras) permitió
construir terraplenes carreteables y jarillones para controlar inundaciones,
desviar caños y abonar ciénagas. Estas prácticas han afectado aún más los
hábitats naturales y la economía familiar campesina: los pastos y cultivos
han sustituido recursos naturales valiosos (flora, fauna y ambientes: madera y
leña, caza, playones y sabanas comunales para pastoreo durante la estación
seca y hábitats de peces) y erradicado
formas tradicionales (culturas anfibias)
de uso de los recursos (García 2001).
Desde 1980 ha habido una creciente reactivación del mercado de tierras
en la isla Margarita, la margen derecha
del brazo de Mompós y en otras regiones de la Depresión Momposina. Se han
adquirido grandes haciendas en un proceso inverso de reunificación de minifundios; los nuevos dueños desplazaron
352
también al sistema ganadero tradicional momposino que permitía el ramoneo bajo el bosque natural secundario
para minimizar pérdidas en los veranos
extremos, reemplazándolo por la tala
rasa de restos de bosque para aumentar la superficie en pastos. Esta forma
de tenencia de la tierra ha desconocido
las tradiciones locales de uso comunal
de playones, caños y ciénagas, y ha implementando obras de control hidráulico para desecar ciénagas o prolongar la
duración de los estiajes (García 2001).
Para entender la dinámica de expansión en esta región del país y poner en
evidencia el avance de la frontera agropecuaria sobre estas planicies inundables, se seleccionó un área de estudio
que comprende 191.151 ha integradas
por los municipios de Cicuco, Talaigua
Nuevo, Mompós y parte de Magangué,
donde se identificó la cobertura de los
diferentes cuerpos de agua y el uso pecuario (Fig. 4).
Los resultados indican que el 76%
(145.423 ha) del área de análisis, corresponde a ambientes acuáticos, de las
cuales 54.006 ha tienen altos niveles de
inundación recurrente (28% del total de
la ventana de análisis). Las aguas permanentes ocupan el 25% y los niveles
de agua en eventos extremos (fenómeno
de la Niña) puede cubrir 33.278 ha más
(Fig. 4 y Tabla 1).
La Depresión Momposina se caracteriza por su dinámica hidrológica anual.
En 2013, en el área analizada, los diversos tipos de pasto alcanzaron el 69% de
la extensión territorial, mientras que los
espejos de agua, humedales y playones
mantuvieron el 29% (Fig. 4 y Tabla 2).
Se destacan la presencia de 26.109 ha
de pastizales en áreas inundables por fenómenos extremos y 16.055 ha en áreas
con inundaciones frecuentes.
La ganadería es actualmente el uso
del suelo más importante en la región
momposina; es extensiva pero genera
pocos empleos por unidad productiva y
está en expansión mediante: a) la conversión de áreas inundables en pastos
permanentes; b) la desecación y sedimentación inducida de ciénagas y caños (abonamiento), con la consecuente
reducción de los recursos naturales, que
son aprovechables por otros pobladores
(pesca, caza, leña, pastos y suelo); y c)
obras de control de inundaciones (diques, jarillones, cierre y desviación de
caños) que interfieren con el pulso de
inundación (creciente-estiaje), y por lo
tanto perturban la dinámica natural, la
oferta de servicios ecosistémicos y el
bienestar social.
De los 93.433 habitantes de los municipios que integran la denominada
Depresión Momposina (Talaigua Nuevo, Magangué, Mompós y Cicuco), el
58% tiene necesidades básicas insatisfechas, el 32% se encuentra en condiciones de miseria y más del 20% no
sabe leer ni escribir (Tabla 3).
a.
Magangue
Talaigua Nuevo
Cicuco
Mompos
Ladera
Ladera espejo de agua
Planicie de inundación
Nivel general medio alto-crecientes
Nivel general medio-promedio
Nivel general bajo-permanente
PRESIONES E IMPACTOS DE LOS MOTORES DE
TRANSFORMACIÓN SOBRE LAS PLANICIES INUNDABLES
353
b.
Pastos Limpios
Pasto-vegetación
dispersa potrero
Pastos-herbaceo denso y alto
Pasto-inundable
playones basines
Pasto-herbaceo y arbustos
Pantanoso-playones
Espejo de Agua
Urbano
Pasto-denso algunos cultivosy potreros
Magangue
Cicuco
Talaigua Nuevo
Mompos
Figura 4.
Distribución espacial de la superficie del agua y coberturas en la Depresión Momposina (Imagen Landsat, mayo de 2013).
Superficies de agua
Cicuco
(ha)
%
Talaigua
Nuevo
(ha)
%
Mompós
(ha)
%
Magangué
(ha)
%
Total
Agua niveles muy altos,
eventos extremos
3.965
2,7
4.991
3,4
16.405
11,3
7.841
5,4
33.278
22,9
17,4
Agua niveles promedio
1.790
1,2
4.415
3
9.273
6,4
6.172
4,2
21.695
14,9
11,3
Planicies inundables
con agua permanente
3.519
2,4
5.594
3,8
13.422
9,2
13.716
9,4
36.320
25
19
Agua niveles alto
inundaciones recurrentes
3.388
2,3
8.875
6,1
25.953
17,8
15.688
10,8
54.006
37,1
28,3
Laderas con presencia
de cuerpos de agua
20
0
7
0
0
0
96
0,1
123
0,1
0,1
Ladera
448
0,3%
861
0,6
0
0
44.713
30,7
46.028
Total
13.129
24.742
Tabla 1.
Superficie del agua en la Depresión Momposina.
PRESIONES E IMPACTOS DE LOS MOTORES DE
TRANSFORMACIÓN SOBRE LAS PLANICIES INUNDABLES
65.053
88.226
-
Extensión
191.451
+
-
%
% Depresión
Inundable Momposina
24,1
76,1
%
100,2
+
354
Coberturas
Cicuco
(ha)
Talaigua Nuevo
(ha)
Mompós
(ha)
Magangué
(ha)
Total
% Territorial
Espejo de agua
4.298
6.829
18.262
16.246
45.722
23,9
Pantanos y playones
214
1.229
5.832
2.569
9.859
5,2
Total coberturas naturales
4.512
8.058
24.094
18.814
55.582
29,1
Pastos nativos inundables, playones y basines
712
4.279
7.687
8.861
21.574
11,3
Pasto medio denso, cultivos y potreros
3.231
4.771
14.279
11.699
34.045
17,8
Pastos con vegetación dispersa
2.564
4.344
12.829
28.625
48.418
25,3
Pasto herbáceo denso alto
728
1.668
1.145
4.722
8.277
4,3
Pasto herbáceo y arbustos
830
1.247
2.282
4.911
9.286
4,9
Pastos limpios
488
13
0
9.318
9.823
5,1
Total pastos
8.552
16.322
38.222
68.136
131.423
68,8
Cascos Urbanos
66
362
2.737
1.275
4.447
2,3
Total coberturas antropizadas
8.618
16.684
40.960
69.412
135.869
71,1
-
Tabla 2.
Coberturas en la Depresión Momposina.
Extensión
+
%
+
Indicadores sociales
Talaigua Nuevo
Magangué
Mompós
Cicuco
Media
% de personas con necesidades básicas insatisfechas NBI
63,5
54,5
51,6
60,9
57,6
% de personas en condiciones de miseria
34,5
30,9
32,3
31,7
32,3
Tasa de analfabetismo
23,7
17,5
18,9
22,3
20,6
Tabla 3.
Indicadores sociales.
PRESIONES E IMPACTOS DE LOS MOTORES DE
TRANSFORMACIÓN SOBRE LAS PLANICIES INUNDABLES
-
Porcentaje
+
Media
+
355
PRESIONES E IMPACTOS DE LOS MOTORES DE
TRANSFORMACIÓN SOBRE LAS PLANICIES INUNDABLES
356
Agroindustria
El sector agroindustrial presiona la integridad ecológica mediante las diversas actividades que
componen estas cadenas productivas. En ellas son necesarias la deforestación y una serie de
procedimientos para la preparación del terreno, plantación, control de malezas y fertilización,
con diferencias marcadas entre los cultivos transitorios, como es el caso del arroz, y los
cultivos permanentes de caña de azúcar y palma africana (Carrere 2001, Garzón y Gutiérrez
2013). La mayor presión se ejerce sobre el recurso hídrico y los impactos son claros en las
emisiones de gases de efecto invernadero y la contaminación por agroquímicos (Tabla 4).
Presiones sobre el
recurso hídrico
En Colombia la oferta hídrica promedio
anual asciende a 2.300 km3/año y desciende en los meses secos a 1.400 km3/
año (IDEAM 2010), época en la que la
cuenca del Magdalena-Cauca contiene
el 13% del total de la oferta del país. Arévalo (2012) indica que el sector agrícola es el mayor consumidor de agua del
país, superando al sector energético, doméstico, acuícola, pecuario, industrial y
de servicios. El cultivo de arroz necesita
el mayor volumen de agua y se asocia a
los principales distritos de riego de Colombia (41% de la huella hídrica azul del
sector agrícola del país), seguido de los
PRESIONES E IMPACTOS DE LOS MOTORES DE
TRANSFORMACIÓN SOBRE LAS PLANICIES INUNDABLES
cultivos de palma africana, maíz y caña
de azúcar. El análisis multitemporal de
las áreas destinadas a riego en la cuenca muestra un incremento de 50.000 ha
de riego en la última década (UT Macrocuencas 2014b).
En general, el consumo de agua de
los cultivos transitorios es mayor que el de
los permanentes. El 48% del agua requerida por los cultivos transitorios se consume en el Alto Magdalena, donde se
concentran las áreas de cultivo de arroz.
El mayor consumo de agua para los cultivos permanentes se registra en las subunidades Medio Magdalena (29%) y Bajo
Magdalena (28%), áreas asociadas a la
producción de palma africana y banano
en el caso del Bajo Magdalena (Tabla 5).
357
Presiones
Suelo
Agua
Aire
Preparación de la tierra
para siembra
Compactación por el paso
de maquinaria.
Deforestación en nacederos,
cauces de ríos, quebradas,
humedales, etc.
El uso de la maquinaria
genera emisiones de gases
de efecto invernadero.
Quemas del tamo o de
hojas y cogollos (cultivos
de caña de azúcar)
Pérdida de materia orgánica que puede
ser restituida al incorporar el tamo.
Perdida de la población
de microorganismos.
Incremento de la carga orgánica
en los cuerpos de agua producto
del proceso de lixiviado.
La quema de biomasa emite a la
atmósfera polvo o sustancias orgánicas
que contribuyen al smog así como
SO2 que al sumarse con el agua y
el vapor de agua se precipita a la
tierra en forma de lluvia ácida
Aplicación de riego y
construcción de redes de drenaje
Arrastre del suelo e incrementos
en la tasa de erosión.
Disminución de las
fuentes de agua.
Sedimentación por exceso
de sólidos provenientes de
los suelos erosionados.
Producción de metano CH4
Fertilización y control de
plagas y enfermedades
Contaminación por residuos de
agroquímicos; exceso de fertilizantes
que se fijan en el suelo y alteran
el equilibrio de nutrientes.
Pérdida de materia orgánica y de
la población de microorganismos.
Estos ayudan a la asimilación de
los fertilizantes y descomponen
los residuos de agroquímicos.
Contaminación de los
cuerpos de agua
Aporte de sustancias
químicas a la atmósfera.
Establecimiento y falta de
rotación de cultivos
Agotamiento y pérdida de la
productividad de los suelos.
Mayores tasas de erosión.
Consumo de altos volúmenes de
agua que reducen la cantidad
de recurso en el suelo (+)
Tabla 4.
Cambios en la estructura fisicoquímica y biótica del suelo, el agua y la atmósfera, generados por las
actividades propias de los sistemas agroindustriales (Saavedra y Vargas 2000 y Carrere 2001).
PRESIONES E IMPACTOS DE LOS MOTORES DE
TRANSFORMACIÓN SOBRE LAS PLANICIES INUNDABLES
358
Cultivos transitorios
Cultivos permanentes
Zona hidrográfica
(Millones de m3)
%
(Millones de m3)
%
Alto Magdalena
2.312,31
48
517,5
19
Medio Magdalena
261,1
5
774,07
28
Bajo Magdalena
393,81
8
782,96
29
Alto Cauca
55,19
1
632,74
23
Medio Cauca
4,04
0,10
5,78
0,20
Bajo Cauca
1753, 52
37
16,92
1
Total
4.780
Tabla 5.
Consumo de agua de los cultivos transitorios y permanentes en la
2.730
-
Extensión
+
%
+
macrocuenca Magdalena-Cauca (Fuente: UT Macrocuenca 2014b).
Los impactos sobre el recurso hídrico
causado por el cultivo de palma africana han sido estudiados en varias regiones del país. Los problemas identificados
incluyen la modificación de la tasa de
transferencia hídrica para la recarga de
acuíferos y microcuencas adyacentes;
la construcción de sistemas de riego incluidas la canalización, drenaje y desvío
de ríos y quebradas; la sedimentación
intencional de los cuerpos de agua por
la construcción de diques artificiales, terraplenes, vías y canales de irrigación; y
la contaminación del recurso hídrico por
la aplicación de agroquímicos (Carrere
2001, FIAN Internacional 2009).
En el Medio Magdalena, los impactos de este cultivo se reflejan en la alteración de la dinámica hidrológica y la
calidad del agua de las planicies inundables (Fig. 5). Un claro ejemplo es Puerto
Wilches (Santander), la mayor área sembrada de palma africana en la cuenca
(33.790 ha en 2008) (MADR 2008b),
donde la red hídrica de la microcuenca
de la quebrada La Gómez ha disminuido
289 km, es decir 19 km/año entre 1980
y 2005 (FIAN Internacional 2009). En
la extensión territorial del municipio se
ubican cinco plantas de beneficio para
la extracción de aceite; el mayor número por municipio en la macrocuenca
(Fedepalma 2013). Estas plantas vierten agroquímicos y lodos residuales que
son desplazados por las corrientes superficiales contaminando las aguas de la
ciénaga Yarirí (Porras et al. 1997).
En el complejo cenagoso Isla de
Papayal, en los límites entre el Medio
Magdalena y el Bajo Magdalena-Cauca
(municipios Regidor, Rioviejo, Morales
y el Peñón, departamento de Bolívar)
los principales cuerpos de agua han
sido transformados por las actividades
del cultivo de palma africana. Las ciénagas El Uvero, Toribío y Caño Negro
PRESIONES E IMPACTOS DE LOS MOTORES DE
TRANSFORMACIÓN SOBRE LAS PLANICIES INUNDABLES
se desecaron en 1998 para plantar esta
palma; el caño Campano, un importante sitio de pesca para la pobladores de
la región hace 20 años, es hoy un disminuido caño de aguas contaminadas.
Igualmente, los caños Solera y Elvira,
de los más caudalosos e importantes
de la zona que fueron canalizados en
zonas adyacentes a las plantaciones,
hoy están contaminados (Soler y León
2009). La actividad palmera ha afectado la calidad y cantidad de agua. Las
actividades relacionadas con el taponamiento, el drenaje y el desvío de cuerpos de agua; la construcción de entre
206 y 738 km de red de drenajes artificiales que atraviesan las áreas de cultivo de palma; la eliminación de bosques
y la extracción de materiales de playa
–como en el río Curvaradó– han reducido el caudal de 12 cuerpos de agua,
causando la pérdida de cuatro ciénagas
(Cuesta y Ramírez 2009).
359
Figura 5.
Cultivos de palma africana en las inmediaciones de las ciénagas del sur de Bolívar.
PRESIONES E IMPACTOS DE LOS MOTORES DE
TRANSFORMACIÓN SOBRE LAS PLANICIES INUNDABLES
360
Emisión de gases de
efecto invernadero y
contaminación del aire
La contaminación del aire y la emisión de
gases de efecto invernadero generados
por la agroindustria, han sido los impactos mejor estudiados, no solo en llas planicies inundables de esta cuenca, sino en
el mundo. A continuación se describen
dos de ellos: a) la emisión de gas Metano
(CH4), generada por las inundaciones de
los terrenos dedicados al cultivo de arroz
de riego, predominantemente localizados
en el Alto Magdalena y b) la contaminación del aire en la subunidad del hidrográfica del Cauca, producto de las quemas de
caña de azúcar, pre y post cosecha.
En el proceso de inundación de los
campos de arroz, la cantidad de oxígeno del suelo se reduce, favoreciendo la
actividad de los organismos anaeróbicos
y la producción de metano (CH4) (Ferry 1992). La contribución de los cultivos de arroz a la emisión total de metano
en el mundo ha aumentado de 13% en
2001 a 20% en 2008 (Crutzen y Lelieveld 2001, Thitakamol 2008). Los cultivos de arroz también emiten óxido de
nitrógeno (N2O), generado tanto por la
nitrificación y desnitrificación del suelo
como por la adición de fertilizantes nitrogenados (Akiyama et al. 2005).
En Colombia, las emisiones de metano generadas por los cultivos de arroz
entre 1961 y el 2011 aumentaron en
117% (Fig. 6). La serie de datos desde
1992 muestra que los valores más altos
registrados en 2004 y 2009 coinciden
con los años de mayor cultivo y producción de los últimos 20 años.
La quema recurrente del tamo, hojas
y cogollos de la caña de azúcar es otra
fuente contaminante del aire asociada a
las actividades agroindustriales. En Colombia, el 80% de la caña es cosechada
manualmente. Entre el 60% y 80% es
quemada antes de ser cortada para eliminar parte del follaje y facilitar el proceso de corte, procedimiento que aumenta
en un 100% la productividad (Durán
1999). La práctica generalizada de la
quema de la caña de azúcar parece haberse iniciado en el país en los años setenta. Esta emplea dos procedimientos:
la quema precosecha y la quema postcosecha. La primera facilita el corte de
la caña, reduce plagas y vectores peligrosos para el cultivo y los trabajadores;
la segunda elimina malezas y devuelve
nutrientes al suelo, principalmente fósforo y potasio (Madriñán 2002).
De las 190.000 ha de caña cultivadas,
se queman anualmente unas 150.000
ha, lo que corresponde a 420-450 ha
diarias, distribuidas aleatoriamente en el
área sembrada. La quema de una hectárea de caña emite entre 12 a 20 toneladas de dióxido de carbono (CO2) y
consume alrededor de 1,2 t de oxígeno
(O2) (López 1989); de modo que si se
queman 450 ha de cultivos de caña al
día, la región está emitiendo diariamente
5.400 t de CO2 a la atmósfera (Tabla 6).
Madriñán (2002) señala que en 27
años de práctica agrícola, los impactos
ambientales por contaminación del aire
son evidentes en el aumento de la nubosidad y partículas en suspensión y pavesas o carbón, además de emisiones a la
atmósfera de monóxido de carbono (CO),
dióxido de azufre (SO2), óxidos de nitró-
PRESIONES E IMPACTOS DE LOS MOTORES DE
TRANSFORMACIÓN SOBRE LAS PLANICIES INUNDABLES
geno (NO), (NO2), (NOX), metano (CH4),
hidrocarburos no metálicos (NMHC) y
partículas menores de 10 micras (PM10).
Ante esta problemática, el gobierno
nacional reglamentó la protección y control de la calidad del aire mediante el Decreto 948 de 1995, en el que prohíbe
las quemas rurales abiertas, excepto las
agrícolas y mineras controladas, las cuales debían ser eliminadas antes del año
2005. Sin embargo, el Decreto 4296 de
2004 autoriza indefinidamente las quemas agrícolas controladas, anulando el
parágrafo en el cual las quemas agrícolas serían eliminadas a partir de 2005
(Dávalos-Álvarez 2007).
En Palmira (Valle del Cauca), el municipio con mayor área de caña sembrada en el país (32.955 ha equivalentes
al 31,6% de la superficie del municipio)
(MADR 2008a), Dávalos-Álvarez (2007)
determinó una similitud entre las series
de tiempo de las hectáreas de caña
quemadas y las emisiones de PM10
(material particulado respirable) y señala que, si bien esta comparación no es
rigurosa, sirve para describir la relación
entre las variables (Fig. 7). El estudio
matemático demostró que el aumento
en una hectárea de caña quemada produce un incremento de 0,64 microgramos por metro cúbico de PM10 máximo
diario, lo que confirma la relación entre
las variables. Los límites diarios máximos permitidos por la Agencia de Protección Ambiental (EPA por sus siglas
en inglés) fueron sobrepasados en diez
ocasiones en tan solo 119 días, sin importar que dicho límite solo se puede rebasar una vez al año a fin de garantizar
la adecuada calidad del aire.
361
3.000
2.500
1.500
1.000
500
2011
2009
2007
2005
2003
2001
1999
1997
1995
1993
1991
1989
1987
1985
1983
1981
1979
1977
1975
1973
1971
1969
1967
1965
1963
0
1961
Gigagramos
2.000
Emisiones de CH4 en cultivo de arroz en Colombia
Figura 6.
Emisiones (CO2eq) provenientes del metano (CH4) generado por los cultivos de arroz en Colombia (Fuente: FAO 2014).
Tipo de quema
Emisión total de partículas
Emisión de CO
Emisión de hidrocarburos
Pre-cosecha
34.155 kilos/día
370.012 kilos/día
54.648 kilos/día
Post-cosecha
19.890 kilos/día
223.200 kilos/día
31.500 kilos/día
Tabla 6.
Emisiones de partículas, CO e hidrocarburos por quema de caña de
-
Emisiones
+
azúcar pre y postcosecha en el Valle del Cauca (Fuente: Madriñán 2002).
PRESIONES E IMPACTOS DE LOS MOTORES DE
TRANSFORMACIÓN SOBRE LAS PLANICIES INUNDABLES
362
250
200
150
100
50
0
1
7
13
19
25
31
37
43
49
55
61
67
73
79
85
91
97
103
109
115
Días
Área de caña quemada
PM10MD
PM10MDP
Figura 7.
Área de caña quemada y PM10 Máximo Diario en Palmira (Valle del Cauca) y PM10 Máximo
Diario Permitido (línea anaranjada) (Fuente: Dávalos-Álvarez 2007).
Implicaciones del uso de
agroquímicos sobre la
integridad ecológica de
las planicies inundables
En la mayoría de los cultivos, el uso
de agroquímicos es una práctica normal que incluye fertilizantes, fungicidas, herbicidas e insecticidas, pero su
empleo continuo y desmedido ha afectado negativamente a los ecosistemas
terrestres y acuáticos porque ha cambiado la estructura fisicoquímica y biótica del suelo, el agua y la atmósfera
(Chaves-Bedoya et al. 2013). Los fertilizantes químicos son de uso común;
el nitrógeno, por ejemplo, se aplica al
cultivo de arroz para aumentar el porcentaje de espiguillas rellenas, incre-
mentar la superficie foliar y aumentar
la calidad del grano (Degiovanni et al.
1989). Esta práctica altera la calidad del
agua y la proporción de microorganismos benéficos del suelo. En un cultivo
de arroz secano en los Llanos Orientales, los microorganismos más afectados
por el Glifosato, Bispiribac, Azoxystrobin
y Malatión fueron los hongos y actinomicetos (Chaves-Bedoya et al. 2013).
Según Herdt y Steiner (1995), es difícil saber cuándo un agroecosistema es
sostenible, en el sentido de mantenerse productivo a largo plazo, dado que el
continuo aumento de agroquímicos aplicados a los agroecosistemas aumenta los
rendimientos, compensando así aparentemente las reducciones en la calidad
del capital natural. No obstante, el uso
PRESIONES E IMPACTOS DE LOS MOTORES DE
TRANSFORMACIÓN SOBRE LAS PLANICIES INUNDABLES
indiscriminado y sin conocimiento de
estos aditivos y pesticidas ya está dando pésimos resultados. En 2009, en algunos sectores del Alto Magdalena los
productores usaron indiscriminadamente insecticidas de amplio espectro para
controlar ácaros. Esta decisión no solo
elevó los costos de producción, sino que
ha causado un desequilibrio ecológico
cuya previsible consecuencia es la aparición de insectos plaga (Fedearroz 2010).
Agroindustria y
diversidad biológica
Destrucción de hábitats naturales, reducción de caudales hídricos, desecación de cuerpos de agua y disminución
del nivel freático son algunos de los im-
363
pactos de la agroindustria cuando se
hace de manera insostenible (Cuesta y
Ramírez 2009). Las grandes extensiones
de cultivos agroindustriales, caracterizadas por su estructura y composición más
simple que la de los ecosistemas naturales, modifican los patrones de distribución de las comunidades biológicas
y generan pérdida de diversidad local al
establecer competencia por los recursos
y el hábitat (Garzón et al. 2010).
Garzón y Gutiérrez (2013) determinaron el efecto de la producción
agroindustrial de plantaciones a gran
escala sobre poblaciones de mamíferos, aves y reptiles, concluyendo que
estos agrosistemas proporcionan un
hábitat de menor calidad para el soporte de poblaciones biológicas diversas y estratificadas. Adicionalmente,
los impactos sobre grupos con poco
grado de movilidad pueden llegar a
ser mayores, dada su susceptibilidad
a la modificación de hábitats (Brown y
Jacobson 2005). No obstante, es importante resaltar que las plantaciones
establecidas en áreas previamente perturbadas por sistemas pecuarios, pueden convertirse en mejores hábitats
que los potreros para la fauna y flora local; Brockerhoff et al. (2008) argumentan que estos beneficios están
supeditados a: a) la antigüedad de la
plantación forestal, ya que de esto depende la capacidad de colonización y
adaptación de las especies a los nuevos hábitats; b) la matriz del paisaje,
si se tiene en cuenta que en paisajes
donde dominen los ecosistemas naturales, las plantaciones pueden llegar a
convertirse en hábitats de transición;
c) al tipo de aprovechamiento forestal
en la plantación, si se tiene en cuenta por ejemplo que las plantaciones
de caucho (Hevea brasiliensis), palma
(Elaeis guineensis) y cacao (Theobro-
ma cacao) no requieren la tala de los
árboles para su cultivo, por el contrario
es propicio mantener una cobertura forestal constante en el tiempo que sirve
de sombra al cultivo y refugio para algunas especies y d) el tipo de manejo
forestal, pues muchas veces el incremento de la productividad del cultivo
está supeditada a la eliminación de especies colonizadoras que puedan competir por los recursos.
Repercusiones sociales de
la expansión agroindustrial
en las planicies inundables
La agroindustria representa una de las
principales actividades económicas del
país y la cuenca del Magdalena; por
eso el gobierno nacional ha manifestado
la necesidad de aprovechar el enorme
potencial del campo colombiano (DNP
2011). Sin embargo, la actual agroindustria, basada en la producción de
agro-diesel y agro-etanol a partir de cultivos de palma africana y caña, ha sido
rentable a expensas de impactos sociales y ecológicos. La soberanía alimentaria, entendida como el derecho de las
“comunidades a decidir qué quieren
consumir y cómo producir sus alimentos de acuerdo a sus necesidades, tradiciones y cultura” (San Juan e Infante
2013), se ha visto afectada por la expansión de la frontera agroindustrial en
las planicies inundables del Magdalena.
En el Medio Magdalena, la soberanía
alimentaria ya no es tal, porque los campesinos ya no pueden cultivar ni pescar
como en otros tiempos. La tierra es limi-
tada porque ha sido vendida a grandes
productores o porque los terratenientes
ya no ceden espacio en sus fincas para
sembrar sus alimentos como solían hacerlo, y la disminución de las pesquerías
se debe, entre otras causas a la contaminación del agua y a la alteración del
régimen hídrico de diferentes actividades
productivas (Soler y León 2009).
En la subunidad hidrográfica del
Cauca, donde predomina la agroindustria azucarera, los cambios en los
precios de los alimentos han reducido
su disponibilidad; como es el caso del
azúcar y la panela, cuya alza promedio mensual oscila entre 1% y 0,5%.
que afecta a una de las poblaciones
más pobres de la región y del país. En
el departamento del Valle del Cauca se
concentra la mayor cantidad de hectáreas destinadas a la producción de
caña de azúcar en la región; sin embargo debe importar alrededor del 90%
de los alimentos, lo que refleja un desplazamiento de cultivos de otros productos básicos de la canasta familiar
(Pérez 2008).
Por otra parte, se piensa que son
varios los riesgos para la salud que
causan las actividades agroindustriales en esta cuenca. No obstante, y
como suele ocurrir en Colombia, aún
son pocos los estudios que lo confirman. La incidencia de la quema de la
caña de azúcar sobre la salud humana
es esencialmente similar a la de cualquier quema agrícola, ya que buena
parte de la emisión está compuesta por
aerosoles líquidos y sólidos de tamaño submicrónico (Madriñán 2002). El
1. Para CNRR y UNAL (2009) el despojo es concebido como el proceso mediante el cual
involuntariamente un grupo o un individuo se ven privados material y/o simbólicamente, por fuerza
o coerción, de bienes muebles e inmuebles, lugares y/o territorios sobre los que ejercían algún
uso, disfrute, propiedad, posesión, tenencia u ocupación para la satisfacción de necesidades.
PRESIONES E IMPACTOS DE LOS MOTORES DE
TRANSFORMACIÓN SOBRE LAS PLANICIES INUNDABLES
364
municipio de Palmira (Valle del Cauca), de 294.000 habitantes y 505 km2
de planicies inundables, tiene la mayor
extensión de cultivos de caña de azúcar en la cuenca. En este municipio, el
23% de las consultas médicas atendidas en el hospital San Vicente de Paúl
de Palmira (HSVPP) fueron diagnosticadas como IRA (infecciones respiratorias agudas) posiblemente por efectos
de la quema y sus efectos contaminan-
tes. Los menores de 10 años y los adultos mayores de 70 años constituyeron
el 77% del total de las consultas por
IRA en 2004 (Dávalos-Álvarez 2007).
Al sobreponer las series de tiempo del
contaminante emitido por la quema de
la caña de azúcar (PM10) y el número
de pacientes que consultaron por IRA
durante los 119 días, se observa gran
similitud entre las dos series, considerando que las consultas no se efectúan
el mismo día de la exposición al contaminante (Committee on Environmental
Health 2004) (Fig. 8).
Dávalos-Álvarez (2007) presenta dos
relaciones que deben ser tenidas en cuenta: a) causalidad entre la quema de la caña
de azúcar y la concentración de PM10 en
la atmósfera, y b) entre el PM10 y las IRA.
Ambos reflejan de modo indirecto la relación entre la quema de la caña de azúcar
y las infecciones respiratorias agudas.
10
9
8
7
6
5
4
3
2
1
0
1
7
13
19
25
31
37
43
49
55
61
67
73
79
85
91
97
103
109
115
Días
Número de consultas IRA
PM10PD
Figura 8.
Número de consultas por infecciones respiratorias agudas (IRA) y PM10 Máximo Diario en Palmira (Tomado de Dávalos-Álvarez 2007).
PRESIONES E IMPACTOS DE LOS MOTORES DE
TRANSFORMACIÓN SOBRE LAS PLANICIES INUNDABLES
365
PRESIONES E IMPACTOS DE LOS MOTORES DE
TRANSFORMACIÓN SOBRE LAS PLANICIES INUNDABLES
366
Producción de
hidrocarburos
Las presiones e impactos de la producción de hidrocarburos sobre los socio-ecosistemas
son causados por los procesos involucrados en la exploración, la instalación de plataformas,
la apertura y cementado de los pozos, la extracción y transporte, del crudo entre otros.
Dichas actividades modifican y alteran el medio bioquímico y biótico en diferentes
magnitudes y escalas. Si bien las alteraciones ecosistémicas propiciadas por la industria
de petróleo y gas han sido bien estudiados en otros países, en Colombia se sigue
desconociendo cuál ha sido y será la dimensión de la transformación y contaminación de
los ecosistemas; por tanto se ignoran los riesgos sobre la extinción de especies, la pérdida
de bienes naturales, servicios ecosistémicos, la salud y el bienestar humano (Fig. 9).
El Medio Magdalena es la zona pionera en producción de hidrocarburos
en el país. Este hecho tiene un costo ambiental y social aún desconocido, porque durante los primeros 20
años de exploración y producción no
existió ninguna norma de protección
ambiental, así que las multinacionales
petroleras actuaron sin restricción, ni
licencia ambiental, ni planes de manejo, ni políticas ambientales, ni entidades a cargo del seguimiento de la
gestión ambiental. El resultado de lo
anterior ha sido el vertimiento de residuos sólidos y líquidos, industriales y
domésticos; la apertura de nuevas vías
PRESIONES E IMPACTOS DE LOS MOTORES DE
TRANSFORMACIÓN SOBRE LAS PLANICIES INUNDABLES
de acceso y carreteras para comunicar
pozos; diques que interrumpieron la
conectividad entre humedales y otros
ecosistemas, afectando los hábitats. Se
construyeron pozos sin contrapozos de
seguridad, así que los derrames eran
frecuentes, incluso algunos de estos se
construyeron en áreas urbanas. Estas
prácticas afectaron los procesos naturales de dispersión, colonización y alimentación de muchas especies, con
profundas implicaciones sobre las redes tróficas de los ecosistemas, como
por ejemplo cambios en los patrones
de polinización y dispersión de especies vegetales (O’Rourke y Connolly
367
Figura 9.
Refinería de Ecopetrol en Barrancabermeja.
PRESIONES E IMPACTOS DE LOS MOTORES DE
TRANSFORMACIÓN SOBRE LAS PLANICIES INUNDABLES
368
2003, Roa-Avendaño 2003, Garzón y
Gutierréz 2013). Muchas de estas alteraciones son aún desconocidas.
También en esta zona se concentra
el mayor número de bloques para la extracción de hidrocarburos no convencionales por fractura hidráulica; técnica
que entraña riesgos ambientales y sociales, sobre la cual el único consenso
gira en torno a la necesidad de conocer más sobre sus potenciales impactos (Mooney 2011). También se exploran
en esta zona, mediante sísmicas, más
de cuatro millones de hectáreas para la
extracción convencional. La sísmica, un
proceso geofísico que emplea explosivos
para crear temblores artificiales de tierra, genera una ecografía del subsuelo
que detecta estructuras potencialmente almacenadora de hidrocarburos. Esta
exploración genera impactos directos e
indirectos tales como: a) la deforestación
para accesos y campamentos provisionales; teniendo en cuenta que en una
campaña sísmica típica se talan hasta
1.000 km de coberturas naturales; b) la
caza y la pesca en ecosistemas naturales, las cuadrillas de trabajadores suponen un impacto para las poblaciones de
fauna silvestre; y c) la contaminación por
ruido a causa de las detonaciones de dinamita que suelen efectuarse cada seis
metros (Bravo 2007). A continuación, se
describen algunos procesos de cambio y
alteración de los ecosistemas durante las
fases de extracción de crudo en las planicies inundables del Magdalena-Cauca.
Contaminación del
recurso hídrico
La actividad petrolera genera impactos
más allá del área inmediata de operación
de extracción o transporte del crudo. Una
vez que la contaminación llega a los cuerpos de agua, esta se dispersa ampliando
sus efectos negativos (Bravo 2007). Una
afirmación preocupante, pues la mayoría
de las fases de la producción de hidrocarburos amenaza la calidad del recurso hídrico. Durante el proceso de perforación
se generan desechos contaminantes de
dos tipos: los lodos de perforación y las
aguas de formación.
Los lodos o fluidos de perforación, en
su denominación técnica, pueden ser a
base de aceite (DBM) o de agua (WBM).
Contienen metales pesados tóxicos, sales inorgánicas, detergentes, polímeros
orgánicos, inhibidores de la corrosión
y biocidas, además de cantidades significativas de hidrocarburos (100-7000
ppm). Los lodos a base de petróleo inhiben el crecimiento y desarrollo reproductivo de algunas especies acuáticas,
reducen el establecimiento de ciertas comunidades biológicas cuyos hábitos son
alterados, y modifican las respuestas inmunológicas en peces y otras especies
(Bravo 2007). Bakke y Laake (1991) afirman que estos lodos pueden estar presentes en el medio después de 180 días
de la descarga, con un grado de biodescomposición menor al 5%, lo que magnifica su impacto.
Las aguas de formación o cortes de
perforación incluyen metales pesados,
substancias radioactivas, hidrocarburos
y otros elementos contaminantes. Estas
aguas salobres salen a la superficie asociada al crudo durante la extracción; su
composición varía en los diferentes yacimientos y pueden contener: petróleo
(500-5000 ppm), metales pesados (cadmio, arsénico, cromo, plomo, mercurio,
vanadio, zinc), sulfatos, bicarbonatos, sulfuro de hidrógeno, cianuro y dióxido de
carbono (Bravo 2007). La cantidad varía
con la formación geológica. En general,
en las explotaciones generan entre cuatro y cinco barriles de agua por cada barril
de crudo producido, es decir, una propor-
PRESIONES E IMPACTOS DE LOS MOTORES DE
TRANSFORMACIÓN SOBRE LAS PLANICIES INUNDABLES
ción 1:5. Sin embargo, puede ser mayor
en otras explotaciones, como en el Campo Rubiales, donde la relación puede ser
hasta 9:1 (Ecopetrol 2011, RWL Water
Group 2013).
Garzón y Gutierréz (2013) señala uno
de los casos más importantes de contaminación por aguas de formación en las planicies inundables del Medio Magdalena;
la ciénaga de Palagua, en el municipio
de Puerto Boyacá, contiene un oleoducto sumergido, construido por la Texas Petroleum Company, compañía que por más
de 40 años realizó vertimientos de aguas
con residuos de perforación (Defensoría
del Pueblo 2007). Las implicaciones de
estas actividades se hicieron visibles en
1987 cuando se presentó la primera mortandad de peces. En 1990 se descubrieron depósitos de miles de lodos aceitosos
en los bajos inundables que drenan hacia
la ciénaga y cuya existencia fue ocultada
por la empresa.
Actualmente, la ciénaga está eutrofizada y los sedimentos contienen sustancias tóxicas y metales pesados como
estroncio, plomo, mercurio, vanadio, selenio, cadmio, bario,y sales y óxidos que
han causado mortandades cíclicas de peces en 1993, 1994, 2005 y 2008 (Avellaneda 2004, Defensoría del Pueblo 2007).
UT Macrocuencas (2013) proyectó el
volumen de agua potencialmente contaminada en un escenario de crecimiento
de la producción de hidrocarburos del
2% anual en una relación 1:5 (Fig. 10),
pero no menciona la contaminación del
agua en los 12 bloques que serán explotados mediante la fractura hidráulica.
De los 247 millones de barriles de
agua contaminada en 2013 por la industria petrolera en la cuenca, más del 59%
fueron producidos en el Medio Magdalena (Tabla 7), el mayor productor de petróleo de la región.
369
515,27
600
422,70
346,76
Millones de barriles de agua
500
284,47
400 247,65
300
200
100
0
2010
2020
2030
2040
2050
Figura 10.
Producción potencial de aguas contaminadas por explotación de hidrocarburos en la
macrocuenca Magdalena-Cauca (Fuente: UT Macrocuencas 2013).
Subzona hidrográfica
Millones de barriles agua/año
%
Directos al Magdalena Medio*
62,44
25
Río Opón*
41,08
16
Río Sogamoso*
27,51
11
Río Sumapaz
22,18
9
Río Lebrija*
18,84
7
Resto
75,6
32
Total
247,65
100
Tabla 7.
Contaminación del agua por explotación de hidrocarburos en la macrocuenca
Magdalena-Cauca (Fuente: IDEAM et al. 2013).
PRESIONES E IMPACTOS DE LOS MOTORES DE
TRANSFORMACIÓN SOBRE LAS PLANICIES INUNDABLES
-
Contaminación
+
%
+
370
Hay tres posibles destinos para estas
aguas contaminadas en las planicies
inundables: a) inyectarlas de nuevo al
subsuelo mediante un proceso de recobro mejorado de petróleo para obtener más crudo o mantener la presión
del yacimiento; b) inyectarlas en un lecho para su almacenamiento o c) tratarlas y verterlas en los cuerpos de agua
aledaños (Ecopetrol 2011, UT Macrocuencas 2014a). El tratamiento se lleva
a cabo en piscinas abiertas de distintos niveles para retener las partículas
de sal por decantación. Sin embargo,
en las piscinas abiertas y sin geotextiles
los desechos pueden migrar a las capas
subterráneas del suelo y, dado que son
abiertas, rebosan cuando llueve, por lo
que los contaminantes migran a zonas
aledañas tales como esteros, ríos, lagunas, zonas boscosas y otros ecosistemas naturales o áreas agrícolas. Las
aguas de formación también quedan en
el medio ambiente cuando se producen derrames por rotura de las líneas de
transporte, por desbordamiento o goteo
de los tanques donde se almacenan o
por accidentes en los pozos reinyectores (Bravo 2007).
Los derrames de crudo
Otra fuente de contaminación importante y muy frecuente en las planicies
inundables de la cuenca son los derrames de hidrocarburos. Miranda y Restrepo (2005) afirman que más del 70%
de los derrames de hidrocarburos en
Colombia afectan ríos y caños, y cerca
del 30% están asociados a sistemas de
ciénagas. El derrame de crudo puede
alterar los ecosistemas y las comunidades biológicas que los conforman, a
través de tres vías principales: a) por
afectación directa de los compuestos
tóxicos de los hidrocarburos, causan-
tes de la muerte de plantas y animales
inmediatamente, o por acción residual;
b) por daños físicos a causa del contacto con el petróleo, como es el caso
de las aves que quedan atrapadas dentro de la mancha de crudo; y c) por alteración del hábitat debido a cambios
en la entrada de luz o la disminución
de oxígeno disuelto, afectando a las especies más susceptibles a los cambios
de nicho (Bravo 2007, Miranda y Restrepo 2002, 2005).
Debido a que el petróleo contiene
–además de los hidrocarburos– otros
compuestos asociados como el azufre,
metales pesados como el vanadio, sales
inorgánicas y otras sustancias tóxicas,
algunas de ellas radioactivas (Bravo
2007), en caso de derrame, el plancton
se afecta inicialmente por la toxicidad y
luego muere por anoxia debido al consumo acelerado del gas en los procesos
de descomposición orgánica (Miranda y
Restrepo 2002). El fitoplancton también
es perjudicado por la menor penetración de la luz, lo que frena o disminuye
a su vez la producción de oxígeno por
parte de los organismos fotosintéticos
(Miranda y Restrepo 2005).
La muerte del plancton, eslabón inicial de la cadena trófica, afecta al resto
de organismos en los cuerpos de agua.
Si bien en algunos casos se ha observado un aparente incremento de algas
fitoplanctónicas, la estructura de estas
comunidades está compuesta principalmente por especies oportunistas
(p.e. algas cianofitas) que desplazan al
fitoplancton nativo y desestabilizan la
estructura biótica del ecosistema (Miranda y Restrepo 2002, 2005).
El crudo consume prácticamente todo el oxígeno en los sedimentos
y la columna de agua, lo que eleva la
producción de sulfuros, convirtiendo al sistema en un reactor anaero-
PRESIONES E IMPACTOS DE LOS MOTORES DE
TRANSFORMACIÓN SOBRE LAS PLANICIES INUNDABLES
bio nocivo para los pocos organismos
sobrevivientes al efecto directo del hidrocarburo. Solo algunas especies de
tubifícidos (Annelida) y quironómidos (Insecta) han mostrado resistencia debido a ciertas adaptaciones que
les permiten captar oxígeno en condiciones casi de anoxia total (Miranda y
Restrepo 2005).
Tanto la fauna acuática como la
terrestre, asociada a los humedales,
es afectada por los derrames de hidrocarburos. Wills (2000) reportó que
un aditivo común de los lodos de perforación, el ferrocromo lignosulfato,
afectan las respuestas fisiológicas
y amenazan la sobrevivencia de los
huevos de peces. Otros aditivos tales
como antiespumantes y anticorrosivos
también causan impactos en la vida
acuática y la fauna terrestre asociada
a las ciénagas. Un caso recurrente es
el de las aves que quedan atrapadas
en las manchas de crudo (Miranda y
Restrepo 2002, 2005).
En el caso de anfibios, dado que su
piel es permeable o semipermeable, el
contacto con hidrocarburos les provoca
la muerte en el corto plazo a causa del
paso de productos tóxicos a través del
tejido epitelial. Los reptiles sufren un
efecto similar, pero la vía de entrada es
el sistema respiratorio; ya que el animal semisumergido mantiene las narinas al nivel del agua, capta los vapores
del hidrocarburo más fuertes y tóxicos.
Para todos los casos, la ingesta es una
importante vía de entrada de los hidrocarburos, lo cual no es realmente muy
común. Sin embargo, se han observado condiciones crónicas de contaminación cuando las aves, mamíferos y
reptiles consumen peces impregnados,
aunque la mancha ya no esté presente
en el medio físico (Miranda y Restrepo
2005, Bravo 2007).
371
Los derrames de petróleo en el suelo reducen la tasa fotosintética de las
plantas, impidiendo la reposición de la
cubierta vegetal y el desarrollo de cultivos agrícolas (Ko y Day 2004). Los daños generados por estos derrames de
crudo impiden el intercambio gaseoso
entre la atmósfera y el suelo, iniciando una serie de fenómenos fisicoquímicos de evaporación y penetración
que pueden ser más o menos lentos,
dependiendo del tipo de hidrocarburo, de la cantidad vertida, la temperatura, humedad y textura del suelo.
Cuanto más liviano sea el hidrocarburo, mayor es la evaporación y el flujo a
través de las vías permeables (Miranda y Restrepo 2002). Como el desplazamiento de la fauna del suelo es muy
lento, solo aquellos invertebrados que
habitan en la superficie pueden huir
cuando ocurre un derrame de crudo.
En cambio, aquellos que viven bajo la
superficie con funciones en el proceso
de formación del suelo (principalmente
invertebrados de la micro y mesobiota)
mueren irremediablemente (Miranda y
Restrepo 2005).
Finalmente, aunque la toxicidad del crudo disminuye con la degradación (que puede ser biológica o física), este sigue siendo
una fuente de contaminación y de toxicidad
para los organismos presentes en el ecosistema por largo tiempo (di Toro et al. 2007).
Un año después del derrame del Prestige,
la degradación del hidrocarburo fue muy
baja, propiciando la contaminación de las
costas. Después de 10 años del derrame
del Exxon Valdez, se demostró que los peces y mejillones que se distribuían cerca
de este derrame todavía estaban expuestos
a hidrocarburos residuales en el ambiente
(Jewett et al. 2002). Otro estudio realizado
17 años después detectó la contaminación
residual proveniente del mismo incidente
(Apraiz et al. 2009).
La fractura hidráulica o
“fracking”, una técnica
de extracción con serios
impactos sobre las
planicies inundables
Las presiones e impactos asociados a
esta técnica de extracción se refieren:
a) al aumento del consumo de agua; b)
la contaminación y manejo de las aguas
inyectadas y extraídas; c) la contaminación de los acuíferos con metano (Hazen
y Sawyer 2009, Soeder 2010, Mooney
2011, Osborn et al. 2011).
La gran demanda de agua para la extracción del crudo y gas mediante fractura hidráulica es la característica de esta
técnica que genera más preocupación.
Pero no se trata solo del aumento del
consumo de agua, sino del incremento
del volumen de agua contaminada, pues
como ya se mencionó, el agua inyectada
se mezcla con arena y compuestos químicos para propiciar el flujo, proteger el
tubo y eliminar bacterias, entre otros. El
fluido inyectado sale a la superficie junto con las aguas de la formación que se
encuentran en las profundidades y que
contienen materiales radioactivos y sales presentes en las capas subterráneas
(Mooney 2011). De acuerdo a esto, existen técnicas y protocolos para tratar estas aguas antes de ser vertidas a los ríos.
Sin embargo, la mayoría de las plantas
de tratamiento están diseñadas para remover sólidos suspendidos y no para
tratar efectivamente las altas concentraciones de sólidos disueltos totalmente
(TDS por sus siglas en inglés) (Soeder
2010), dejando la reinyección como el
mecanismo más usado para disponer de
los fluidos y las aguas de formación extraídas (más del 90% del volumen extraído). Parece entonces que esta tampoco
es una alternativa recomendable, pues a
esta técnica se asocian también mayo-
PRESIONES E IMPACTOS DE LOS MOTORES DE
TRANSFORMACIÓN SOBRE LAS PLANICIES INUNDABLES
res incidencias de movimientos sísmicos
(Hazen y Sawyer 2009).
En los Estados Unidos, las empresas han mantenido en secreto los aditivos agregados al agua para la fractura
hidráulica, así como los volúmenes de
agua recuperados después de la extracción del gas y el hidrocarburo (Soeder
2010). Sin embargo, se sabe que la mayoría de los compuestos del agua inyectada (1,5-8 millones de galones de agua
por fractura) son tóxicos e incluso cancerígenos (Finewood y Stroup 2012).
Para disipar la discusión acerca de los
impactos del fracking sobre los socioecosistemas, la industria petrolera ha argumentado que los compuestos químicos
empleados son apenas del 0,5 al 2% del
total del fluido que va a ser inyectado.
No obstante, debido a que son millones
de galones (gal) los que se usan en una
operación típica de extracción, cuatro
millones de galones de fluido pueden requerir entre 80 y 330 toneladas (Hazen
y Sawyer 2009) o 15.000 a 60.000 gal
de químicos (Mooney 2011).
En las planicies inundables del
Magdalena-Cauca, si se inyectaran y
recuperaran más de 95 mil barriles de
aguas contaminadas (un barril equivale a 42 gal) en un único evento (como
ocurre en otros países) de fractura hidráulica al día, el vertimiento de aguas
contaminadas por año sería de 34 millones de barriles.
Si se contempla el funcionamiento
de un pozo por cada uno de los 12 bloques que se plenean ser adjudicados
bajo esta modalidad de extracción en la
macrocuenca, la cifra sería 411 millones
de barriles de agua contaminada, más
los 247 millones de barriles que ya se
producen al año (Fig. 10). Podría anticiparse entonces que en 12 bloques de
los Yacimientos No Convencionales se
produciría casi el doble del volumen de
372
agua contaminada al año, respecto a lo
que se produce hoy día en los más de
90 campos petroleros activos.
Finalmente, otro problema recurrente
respecto a la utilización del fracking tiene que ver con los hallazgos de acuíferos contaminados con metano en sitios
cercanos a la perforación en Pensilvania
y Nueva York en los Estados Unidos, lo
que ha llevado a las comunidades que
habitan en estas zonas de extracción a
sufrir riesgos de salud. Los investigadores sugieren que esto puede deberse a
fallas en la cementación de los pozos,
rupturas que permiten la salida de gas;
o una segunda posible causa es que las
nuevas fisuras creadas por el fraccionamiento hidráulico se pueden conectar
con fisuras naturales desconocidas, permitiendo al gas viajar lejos y hacia arriba
alcanzando los espacios con agua (Mooney 2011, Osborn et al. 2011).
Barrancabermeja, entre la
abundancia petrolera y el
deterioro ecosistémico
El municipio de Barrancabermeja (Santander) hace parte del inicio de la historia del petróleo en Colombia, al ser uno
de los dos lugares en los que se otorgaron los primeros contratos de concesión en 1905; la Concesión de Mares y
la refinería, activa desde 1992, marcan
la entrada del sector de hidrocarburos
a la economía nacional (Garzón y Gutiérrez 2013). Actualmente, el 100% de
este municipio es de interés para la explotación de hidrocarburos; el 58% ha
sido asignado a la producción y el 42%
a la exploración. Barrancabermeja no
cuenta hasta hoy con áreas de reserva
o de exclusión para la explotación de hidrocarburos, ni siquiera los humedales,
lo que demuestra el poder del sector de
hidrocarburos en el ordenamiento actual
del territorio (Fig. 11).
La predominancia de la explotación
petrolera en el municipio hizo posible que
en 2012 y 2013 los campos de la Concesión de Mares mantuvieran la producción
de grandes cantidades de crudo (44.310 y
44.969 bpdc respectivamente), ocupando
el cuarto lugar en el país y el primero en las
planicies inundables de esta cuenca (Asociación Colombiana de Petróleo 2014). Hoy
en día, Barrancabermeja cuenta con siete
campos petroleros que producen 41.157
bpdc, 22% de la producción de crudo de
las planicies inundables, siendo el campo
La Cira el más productivo en los últimos cinco años (Tabla 8).
Barrancabermeja es un ejemplo de
cómo la disponibilidad del recurso hidrocarburo determina el ordenamiento del
territorio, convirtiéndose en un motor de
transformación de los ecosistemas. En
1995 se arrojaban al río Magdalena cerca de tres millones de barriles de aguas
residuales provenientes de los pozos del
corregimiento El Centro, provenientes de
la producción de 34 mil barriles de crudo al día en los campos de la Cira, Casabe y Cantagallo. Mediante el método de
recuperación secundaria se inyectaban
130 mil barriles de agua dulce para desplazar el crudo a la superficie (El Tiempo
1995). A esto habría que sumar los cientos de derrames de petróleo ocurridos en
los últimos 25 años. En el 2013, El Tiempo publicó una nota periodística alarmante
en la que afirmaba que ninguna autoridad
ambiental llevaba cuenta de los derrames
de combustible en las aguas de la cuenca del río Magdalena o en Barrancabermeja, el municipio con el primer proyecto de
extracción de petróleo del país y la mayor
producción de crudo en la macrocuenca
Magdalena-Cauca.
De 17 notas de prensa sobre derrames de petróleo o gasolina en la macro-
PRESIONES E IMPACTOS DE LOS MOTORES DE
TRANSFORMACIÓN SOBRE LAS PLANICIES INUNDABLES
cuenca entre 1990 y 2012, diez describen
eventos ocurridos en el municipio de Barrancabermeja y cuatro en municipios del
Medio Magdalena como Yondó. Diez de
los derrames fueron causados por atentados terroristas o vandalismo y cuatro más
se debieron a fallas o accidentes; y respecto al volumen de hidrocarburos vertidos se reportan eventos con 20 y hasta
55.000 barriles. Sin embargo, la cantidad
no siempre indica la magnitud del impacto del derrame. En el caso de los 20 barriles vertidos a la Ciénaga de Paredes, entre
Sabana de Torres y Puerto Wilches (Santander) esta cantidad relativamente menor,
afectó el hábitat y la supervivencia de medio centenar de manatíes (Trichechus manatus) (El Tiempo 2002b) (Tabla 9).
La consecuencia más importante de
los derrames de crudo y gasolina, los vertimientos de fluidos contaminantes de la
refinería y los pozos petroleros es la contaminación de las ciénagas urbanas Juan
Esteban y Miramar y la ciénaga San Silvestre, prácticamente muertas y convertidas
en uno de los peores focos de contaminación (El Tiempo 1990, El Tiempo 1992, El
Tiempo 1995a, Waldron 1996).
Caso de análisis: conflictos
sociales y petróleo en
Cantagallo, sur de Bolívar
La historia de la actividad petrolera en las
planicies inundables del Magdalena-Cauca,
ha estado marcada por una serie de conflictos socioeconómicos. Hace 100 años que
los gobiernos han ocupado militarmente
las regiones declaradas de interés nacional por sus yacimientos de hidrocarburos.
Es el caso del Medio Magdalena se desalojó a la fuerza a los colonos que habitaban
las zonas para instalar campos petroleros
y oleoductos. Según Avellaneda (2004),
ciertos elementos clave son el marco de
los conflictos generados por la actividad
373
Barrancabermeja
Distribución territorial de las áreas
de interés de barrancabermeja
Área disponible
Área de producción
Área de exploración
Figura 11.
Distribución territorial de las áreas de interés para exploración y áreas de producción de
hidrocarburos en el municipio de Barrancabermeja, Santander.
petrolera: a) las compañías de extracción deciden las condiciones de explotación, el ordenamiento y mejoramiento
de la infraestructura “decidiendo vidas,
tierras y recursos, creando estructuras
paraestatales de poder”; b) los nuevos
enclaves de producción desestabilizan
la economía local, propician el desplaza-
miento de trabajadores del campo hacia
el sector petrolero y afectan la producción agraria y la soberanía alimentaria;
c) el propósito de extraer la mayor cantidad de crudo en el menor tiempo genera impactos ambientales y por ende
conflictos con las instituciones y comunidades locales.
PRESIONES E IMPACTOS DE LOS MOTORES DE
TRANSFORMACIÓN SOBRE LAS PLANICIES INUNDABLES
Sin lugar a dudas, gran parte del ordenamiento y desarrollo territorial de regiones
como el Medio Magdalena ha sido determinado por el sector hidrocarburos. En
un siglo este territorio pasó de ser considerado inhóspito a ser colonizado, atravesado por vías y puertos fluviales, con
el propósito de consolidar la economía.
374
Un caso emblemático se manifiesta en el
municipio de Cantagallo, Bolívar, cuya actividad productiva aporta el 80% de los ingresos del municipio, en un área destinada
a la producción de 12.098 ha de campos
petroleros en los corregimientos de Brisas
de Bolívar, Patico Bajo e Islas del río Magdalena. En 2007, la producción petrolera en Cantagallo, alcanzó un volumen de
14.000 barriles, constituyendo la mayor
fuente de empleo (20% del total de empleos directos e indirectos) del municipio.
La historia de esta actividad económica en el municipio data de 1938, cuando
el gobierno nacional otorgó la concesión
de exploración y explotación petrolera a
la compañía Richmond Petroleum Company of Colombia, en un área que comprende la boca del río Cimitarra hasta
el río Santo Domingo; posteriormente,
dicha empresa otorgó ésta concesión a
Juan de Dios Gutiérrez (16.936 ha) para
la exploración y explotación petrolera en
el corregimiento de Cantagallo (municipio que para aquel entonces pertenecía a San Pablo, Bolívar). Sin embargo,
no fue hasta 1943 que la compañía So-
cony Vacum Petroleum descubrió el primer yacimiento. Después de 10 años de
operaciones, esta empresa vendió sus
instalaciones a Shell Condor S.A., quienes
mantuvieron la concesión hasta que pasó
a Ecopetrol S.A. en 1985, con la explotación del campo Yariguí-Cantagallo, en
donde existen más de 100 pozos; emblema de la producción del país en las décadas de los cincuenta y sesenta, siendo su
máximo productivo en 1963, con 20.000
barriles de crudo diarios producidos (Cárdenas 2013, Machado 2013).
A pesar de la presencia histórica de las
compañías petroleras en el municipio, el
70% de los empleados (cargos altos y obreros) provienen de otros lugares, de modo
que no hay formación de capital humano y
por el contrario pareciera que ha crecido la
desigualdad (Alcaldía Mayor del Municipio
de Cantagallo 2001).
La incidencia de la economía petrolera
en el bienestar social puede medirse a través del ingreso per cápita de los habitantes.
En 2010, el promedio fue de $1.094.176,3
pesos mientras que en el municipio aledaño de San Pablo fue menor a $402.822,6
PRESIONES E IMPACTOS DE LOS MOTORES DE
TRANSFORMACIÓN SOBRE LAS PLANICIES INUNDABLES
pesos, debido a la diferencia en la transferencia de rentas municipales recaudadas por el sistema nacional de regalías
que aportó $6.619,7 millones de pesos a
Cantagallo y $1.937,2 millones a San Pablo (Federación Colombiana de Municipios 2013). Sin embargo, en el momento
de comparar este ingreso con los valores
obtenidos para el Índice de Necesidades
Insatisfechas (NBI) en 2010, es evidente
la diferencia en la repartición de los beneficios generados por esta actividad económica, ya que el 81,4% de población rural
de Cantagallo tiene necesidades básicas
insatisfechas, el 43% del total de la población se encuentra en condiciones de
miseria y 49% de los hogares no disfrutan
del servicio de acueducto (DANE 2005).
Este es el escenario de contradicciones
en el que ocurre la producción de hidrocarburos en la cuenca, que pone en evidencia la necesidad de regular al sector
para que aporte efectivamente al mejoramiento de la calidad de vida de la población local y actue responsablemente en la
preservación de la integridad ecológica de
las planicies inundables.
375
Campo
Empresa
2009
2010
2011
2012
2013
La Cira
ECOPETROL S.A.
21.044
23.239
26.007
27.524
26.867
Infantas
ECOPETROL S.A.
3.551
3.631
4.825
6.675
9.128
Llanito
ECOPETROL S.A.
3.659
3.722
3.163
2.637
2.381
Gala
ECOPETROL S.A.
1.436
2.209
2.577
1.810
1.896
Galán
ECOPETROL S.A.
1.047
975
957
858
878
San Silvestre
ECOPETROL S.A.
17
9
7
7
7
Quebrada Roja
CONSORCIO CAMPOS
DE PRODUCCIÓN
0,3
0
0
0,03
0
30.754
33.785
37.537
39.512
41.157
Total
Tabla 8.
Producción histórica de crudo (bpdc) en siete campos petroleros de Barrancabermeja
-
+
Producción
(Fuente: Informe Estadístico Petrolero de la Asociación Colombiana de Petróleo 2014).
Fecha
Titular
Desarrollo
Cita
26 de noviembre
de 1990
En la ciénaga de San
Silvestre el Inderena decreta
una veda de pescado
Declarada veda en la zona de la ciénaga de San Silvestre en el corregimiento El Llanito, jurisdicción de Barrancabermeja, al denunciarse la muerte de miles de
pescados por la contaminación de las aguas por químicos expulsados por la refinería de Ecopetrol.
(El Tiempo 1990)
8 de abril de 1991
Incalculables los
daños ecológicos
Seis mil barriles de crudo se derramaron y contaminaron
varios sectores del río Magdalena, al tiempo que destruyeron
extensos cultivos de la zona nororiental de Barrancabermeja.
(El Tiempo 1991a)
22.000 barriles de petróleo
corren hacia el Magdalena
La guerrilla provocó ayer el que podría ser el daño
ecológico más grave en muchos años en Barrancabermeja
a causa de un nuevo atentado dinamitero contra
el oleoducto. Unos cien técnicos de Ecopetrol
intentaban ayer impedir que unos 22.000 barriles de
crudo alcanzaran las aguas del río Magdalena.
(Murcia 1991)
19 de abril de 1991
Tabla 9a.
Notas periodísticas sobre la contaminación del recurso hídrico por derrames de crudo en el Magdalena Medio.
PRESIONES E IMPACTOS DE LOS MOTORES DE
TRANSFORMACIÓN SOBRE LAS PLANICIES INUNDABLES
376
Fecha
Titular
Desarrollo
Cita
8 de mayo de 1991
22.000 barriles de
crudo al Magdalena
Los guerrilleros volaron los sistemas de almacenamiento de crudos de Cantagallo y Yariguíes, en donde más
de 22 mil barriles se derramaron y buena parte del crudo comenzó a escurrir hacia el río Magdalena.
(El Tiempo 1991b)
Los bosques, leña
para el petróleo
El informe del Inderena señala que en el eje petrolero Puerto Berrío-Barrancabermeja se pudo establecer que la diversidad de especies vegetales del estrato arbóreo pasó
de cerca de 300 en la década del 60 a menos de cien
a mediados de 1989, debido a la contaminación y cambios en el uso del suelo asociados a la actividad petrolera
(Rosas 1991)
Estela de muerte sobre
el Magdalena
Debido a la voladura de un tramo del oleoducto Colombia por cuenta de la guerrilla, más de cincuenta mil barriles de petróleo comenzaron a avanzar lentamente por
el río Magdalena hacia su desembocadura, lo que ha
provocado en algunos casos la muerte de miles de peces. El crudo contaminó los ríos Cimitarra, Ité y San Roque, que desembocan sobre las zonas de Cantagallo y
San Pablo, en el sur del departamento de Bolívar, así
como algunos sectores de las ciénagas Canoletal, San Pablo y Tabururú, consideradas despensas piscícolas.
(El Tiempo 1992)
Ojo a 2.500 pozos de crudo
Los sitios más afectados por la contaminación de las aguas,
según las autoridades, son los corregimientos de El Centro,
El Llanito y Peroles, en Barrancabermeja; Cantagallo y Casabe, en Yondó (Antioquia); Sabana de Torres, y la ciénaga
de San Silvestre y el caño del Rosario en Barrancabermeja.
(El Tiempo 1994)
Siguen sacando crudo
del Río Simaña
La guerrilla del Eln causo la voladura del oleoducto Caño
Limón-Coveñas en donde se derramaron 10.000 barriles de crudo, además de sabotear el plan de contingencia de Ecopetrol lo que permitió que 4.000 barriles cayeran
al río Magdalena, en jurisdicción de La Gloria (Cesar).
(Yañez 1995)
Desastre ecológico por
crudo derramado
Cientos de tortugas y miles de peces flotan sobre el río Ité,
entre Remedios, Yondó y San Pablo, en el Magdalena Medio,
en el peor desastre ecológico provocado por los atentados
del Eln contra la infraestructura petrolera del país. Además,
un escape de aceite en el Complejo Industrial de Barrancabermeja (CIB) provocó una emergencia en el río Magdalena.
(El Tiempo 1995a)
9 de septiembre de 1991
24 de julio de 1992
10 de marzo de 1994
28 de enero de 1995
10 de marzo de 1995
Tabla 9b.
Notas periodísticas sobre la contaminación del recurso hídrico por derrames de crudo en el Magdalena Medio.
PRESIONES E IMPACTOS DE LOS MOTORES DE
TRANSFORMACIÓN SOBRE LAS PLANICIES INUNDABLES
377
Fecha
24 de mayo de 1995
18 de octubre
de 1995
26 de diciembre
de 1995
26 de junio de 1998
23 de septiembre
de 2002
1 de noviembre
de 2002-
Titular
Desarrollo
Cita
Mancha de crudo navega
por el Río Magdalena
Ecopetrol informó que la emergencia no ha podido controlarse totalmente, y que buena parte del crudo derramado amenaza con llegar a Bocas de Ceniza, desembocadura del río
Magdalena. El oleoducto fue perforado, el pasado domingo,
en el kilómetro 162, jurisdicción de Puerto Wilches (Santander), y provocó el derrame de 320 barriles de crudo al río Sogamoso. El derrame del oleoducto se debió a la corrosión del
tubo. El derrame, que se inició en la finca Nuevo Horizonte,
en zona rural de Tolú (Sucre), puso en peligro los manglares y la reserva ictiológica de la ciénaga de La Caimanera.
(El Tiempo 1995b)
Nuevo derrame de petróleo
En la estación de la Empresa Colombiana de Petróleos (Ecopetrol), ubicada en el corregimiento de Ayacucho, en La Gloria (Cesar), se derramaron 23 mil barriles
de crudo que fueron a caer directamente a la quebrada Simaña. De acuerdo con quienes sobrevolaron la
región, este último derrame resulta más preocupante y ya había alcanzado a caer en el río Magdalena.
(El Tiempo 1995c)
Cae petróleo al Río Sogamoso
Una mancha de petróleo de por lo menos un kilómetro flotaba ayer sobre las aguas del río Sogamoso y amenazaba con llegar al río Magdalena, en jurisdicción de
Puerto Wilches (Santander), luego de que desconocidos perforaron un oleoducto que va desde la costa norte hacia la refinería de Barrancabermeja.
(El Tiempo 1995d)
Derrame de petróleo
amenaza el Magdalena
Debido a un daño en un remolcador, entre 600 a 800 barriles de combustible pesado cayeron el pasado miércoles
sobre el río Magdalena. El incidente se produjo en la desembocadura del río Sogamoso aproximadamente a 200
kilómetros del puerto petrolero de Barrancabermeja.
(El Tiempo 1998)
Alerta por derrame de crudo
Personal de Ecopetrol continuaba ayer, en más de
100 metros cuadrados, con la limpieza del área afectada por el derramamiento de crudo del jueves pasado en el pozo 80 del corregimiento El Llanito. El escape
fue ocasionado por la presión de los gases sobre la superficie. El crudo que cayó sobre la vegetación amenaza con contaminar el agua de la ciénaga Miramar.
(El Tiempo 2002a)
Derrame de crudo
amenaza manatíes
Un derrame de 20 barriles de crudo, ocasionado por ladrones de combustible, tiene en peligro de muerte a
medio centenar de manatíes de la Ciénaga de Paredes, entre Sabana de Torres y Puerto Wilches (Santander). El aceite ha cubierto el 70 por ciento de la ciénaga.
El problema serio es con la vegetación de la que se alimentan los manatíes, pues está contaminada.
(El Tiempo 2002b)
Tabla 9c.
Notas periodísticas sobre la contaminación del recurso hídrico por derrames de crudo en el Magdalena Medio.
PRESIONES E IMPACTOS DE LOS MOTORES DE
TRANSFORMACIÓN SOBRE LAS PLANICIES INUNDABLES
378
Fecha
Titular
Desarrollo
Cita
Crudo contaminó caño
Personal de Ecopetrol inició esta semana la limpieza del
Caño El Rosario, que en los últimos meses ha sido afectado por la filtración de combustible del oleoducto que
transporta crudo desde Casabe, en Yondó (Antioquia),
hasta la refinería. Según fuentes oficiales, la tubería, de
12 pulgadas, se rompió debido a la filtración de ácido sulfúrico a su paso por el batallón Plan Energético y
Vial No. 7, donde el químico permanece decomisado.
(El Tiempo 2004)
30 de abril de 2007
Ladrones de gasolina
provocaron muerte de
búfalas y garzas en ciénaga
de Barrancabermeja
En un humedal que desemboca en la ciénaga se derramaron cinco barriles de gasolina. La emergencia,
que les costó la vida a las búfalas, cinco garzas, miles de peces, tortugas, serpientes y pájaros, la ocasionaron ladrones de gasolina que pusieron una válvula
ilegal en el ducto que transporta combustible del corregimiento El Centro a la refinería de Ecopetrol.
(El Tiempo 2007)
28 de mayo de 2010
En Barrancabermeja cayó al
Río Magdalena un carrotanque
cargado con crudo
Un carrotanque del transportista Convias Ltda., que
transportaba crudo desde la estación La Rompida, en
Yondó (Antioquia), cayó al río Magdalena durante su recorrido a la estación Galán, en Barrancabermeja.
(El Tiempo 2010)
21 de julio de 2012
Emergencia en
Barrancabermeja por
derrame de crudo
La rotura en la tubería del oleoducto Vásquez Galán, que
transporta crudo desde Puerto Boyacá (Boyacá) hasta Barrancabermeja (Santander), mantiene en emergencia a varias fuentes hídricas del puerto petrolero, donde
la mancha amenaza con extenderse sobre el río Magdalena. El daño del tubo se registró en el kilómetro 176
más 900 metros del oleoducto, sobre la ciénaga Juan Esteban, ubicada en el sector suroccidental de Barrancabermeja, originado al parecer por manos criminales.
(El Tiempo 2012)
21 de octubre de 2013
Sin freno, contaminación en
las aguas del Río Magdalena
A pesar de que el Magdalena es uno de los ejes del negocio de hidrocarburos en el país (especialmente en la zona
de Barrancabermeja), ninguna autoridad ambiental lleva
cuenta de los derrames de combustible sobre sus aguas
(El Tiempo 2013)
11 de septiembre de 2004
Tabla 9d.
Notas periodísticas sobre la contaminación del recurso hídrico por derrames de crudo en el Magdalena Medio.
PRESIONES E IMPACTOS DE LOS MOTORES DE
TRANSFORMACIÓN SOBRE LAS PLANICIES INUNDABLES
379
PRESIONES E IMPACTOS DE LOS MOTORES DE
TRANSFORMACIÓN SOBRE LAS PLANICIES INUNDABLES
380
Minería
La magnitud y escala de las presiones e impactos de la minería sobre los sistemas naturales de
las planicies inundables dependen de las técnicas empleadas para la explotación, del tamaño
del área intervenida, de su agresividad y de la fragilidad del medio receptor (Andrés 2009).
De todas las prácticas mineras, la artesanal de oro ha sido la más estudiada en la cuenca.
La pequeña minería o minería artesanal no
hace referencia a la escala de explotación
(Veiga et al. 2006), sino a la aplicación de
técnicas rudimentarias y la falta de planeación y control a largo plazo. Es definida en
muchos casos como informal y de subsistencia, lo que la hace insegura, poco rentable y no competitiva (Güiza 2010). Tiende
a provocar más daño al ambiente que las
empresas mineras modernas, por lo cual
sus costos ecológicos (siempre desestimados) son mayores por unidad de producción (Hinton et al. 2003, Güiza 2010).
Extracción de oro por
minería de aluvión
El método más empleado por la minería
artesanal es el dragado por succión, siguiendo una serie de fases: a) exploración,
instalación de dragas, mangueras y maracas o escarifusas, se abren huecos o apiques para la extracción del material a 2-15
m de profundidad; b) succión, mediante la
remoción de los lechos del río; c) concen-
PRESIONES E IMPACTOS DE LOS MOTORES DE
TRANSFORMACIÓN SOBRE LAS PLANICIES INUNDABLES
tración, separación de partículas pesadas
y transporte del concentrado de la balsa a
tierra firme; (d) amalgamación, homogenización del mercurio con la pulpa mineral;
e) separación, la amalgama se esparce sobre una batea metálica y con un quemador de gas, se separa el oro del mercurio
(López 1998, MMA 2002).
Esta práctica impacta diferencialmente todos los compartimentos de las planicies inundables. Los más afectados son
los sistemas hídricos debido a la ampliación de cauces, cambio de curso de los
ríos y crecimiento o desaparición de playas por remoción de lechos y mala disposición de los estériles. También se alteran
las condiciones fisicoquímicas del agua,
usualmente se acidifican por el vertimiento de mercurio y se enturbian por el uso de
maquinaria; esto modifica sustancialmente los procesos fotosintéticos y por ende la
dinámica y productividad de los ecosistemas (López 1998, MMA 2002). Uno de
los aspectos de la minería artesanal de oro
más estudiados en la región tiene que ver
381
con el ingreso de metales pesados, como
el mercurio, a los ecosistemas acuáticos,
debido al riesgo por bioacumulación y bioconcentración a través de la red trófica; el
cual resulta tóxico incluso para las especies terrestres a kilómetros de distancia de
los vertimientos. Adicionalmente, gran parte de los bienes y servicios ambientales de
los ecosistemas cenagosos dejan de estar
disponibles como consecuencia del ingreso de sustancias xenobióticas que provocan efectos subletales en la fauna acuática
(Mitsch y Gosselink 2000).
Minería subterránea de filón
Esta técnica es considerada un método
tradicional desarrollado en el subsuelo
mediante la perforación de túneles y socavones para el acceso a los mantos aprovechables de los minerales (MME 2009). Las
técnicas empleadas dependen del tamaño del filón, la localización de las formas
geológicas, el tipo de mineral extraído, así
como de la composición y fuerza del estrato rocoso (Amstrong y Raji 2001). Los
principales métodos de extracción son el
sistema de cámaras y pilares, las vetas angostas (MME 2003) y los tajos largos para
la explotación de grandes áreas de reserva
mineral (Amstrong y Raji 2001).
La minería de filón, como la de aluvión,
genera pérdidas de estructura y función
de los ecosistemas. Durante el descapote
para la construcción de la mina se pierde
la cobertura vegetal y fauna asociada; en la
apertura de la mina, la excavación de galerías y el bombeo de agua desde el nivel
freático seccionado o interceptado, modifica el régimen de caudales subterráneos
y produce cambios en la descarga sobre
la superficie, contamina los acuíferos, las
corrientes superficiales y los suelos, debido a los procesos de meteorización de sulfuros y azufre en los yacimientos (MMA
2002); adicionalmente, los estériles que
son arrojados desde la bocamina por las
pendientes afectan a ríos y quebradas
(UPME 2007).
La minería de filón desarrolla las mismas fases finales de la minería de aluvión.
Emplea mercurio y cianuro a los que son
especialmente sensibles los peces (Veiga et al. 2006). Andrés (2009) sostiene
que los riesgos ecológicos de la aplicación de cianuro son severos: “concentraciones en el aire de 200 partes por millón
(ppt) de cianuro de hidrógeno son letales
para los animales y concentraciones de
0,1 miligramos por litro son mortales para
algunas especies acuáticas”. Este ha sido
el caso de la ciénaga de Simití, departamento de Bolívar, asociada a una serie de
quebradas provenientes de la serranía de
San Lucas y afectadas por la explotación
minera de oro con altas concentraciones
de mercurio, cianuro y ácido nítrico (Viloria de la Hoz 2009).
Minería a cielo abierto
La minería a cielo abierto genera perturbaciones más severas si tenemos en cuenta que no solo degrada sino que remueve
todos los compartimentos del sistema, eliminando servicios ecosistémicos y reduciendo la posibilidad de recuperación de
la estructura y función del ecosistema (Barrera 2009). Primero se remueve la vegetación, junto con la cual desaparece la fauna
que la habita. Luego se extrae el suelo y
sus horizontes estructurales formados en
cientos de años; con el suelo desaparece la microfauna cuyas funciones de descomposición y ciclaje de nutrientes son
imprescindibles. El tercer gran proceso de
degradación ocurre durante la extracción
de los minerales, en el que se transforma
la geoforma, generando taludes de pendiente elevada (33-45°) que dificultan aún
más la sucesión y favorecen la erosión y la
probabilidad de ocurrencia de procesos de
PRESIONES E IMPACTOS DE LOS MOTORES DE
TRANSFORMACIÓN SOBRE LAS PLANICIES INUNDABLES
remoción en masa en los sitios explotados
(Jorba y Vallejo 2008).
La remoción de enormes volúmenes de
material cambia el paisaje, aplanándolo o
ahuecándolo; crea escombreras, diques,
balsas (presas de decantación) taludes,
etc. Cuando los diseños son defectuosos o
la mina es cerrada sin el adecuado proceso de adecuación geomorfológica, el terreno queda inestable, propenso a la erosión
y a los deslizamientos, lo cual puede generar volcamientos y derrumbes locales
(López 1998). Por otra parte, Moran (s.f)
sostiene que la minería superficial requiere aproximadamente 1 m3 de agua por segundo, desde la puesta en marcha hasta
su cierre. Su uso es intensivo en las diferentes fases del proceso; en la extracción,
el agua es requerida para abastecer campamentos, riego de caminos y el área explotada, como mecanismo de reducción
del polvo en suspensión (Aráoz 2010). Durante esta fase se extrae el suelo, destruyendo a su vez los acuíferos y causando
un daño irreversible a las reservas hídricas
locales (Fierro 2009).
El mercurio y
sus implicaciones
socioecosistémicas
Las emisiones de mercurio han aumentado desde 1995. En 2010, las actividades
humanas emitieron al aire 1.960 t (UNEP
2013); el 37% de estas emisiones proceden
de la minería artesanal de oro (Veiga et al.
2014). Colombia emite la mayor cantidad
(150 t/año) de mercurio, exclusivamente
proveniente de esta actividad (per cápita)
en el mundo (Veiga 2010), 75 t de mercurio por 35 t de oro producido al año (De
Miguel et al. 2014). En el Magdalena-Cauca
se vertieron 121,3 t de mercurio en 2013
(UT Macrocuencas 2013) (Fig. 12).
De los 121.335 kg de mercurio producidos por la minería regional de oro en
382
2013, el 30,90% fue vertido a la subunidad hidrográfica Nechí-Porce (Tabla 10).
En Antioquia, el departamento con mayor producción de oro y con más minería
artesanal en el país y la cuenca, el proceso de amalgamación mezcla entre 60-70
kg de oro y 100-120 g de mercurio. Las
colas de producción o materiales de desecho, que son vertidos a los cuerpos de
agua, pueden contener hasta 5.000 mg/kg
de mercurio, lo que indica que una parte
sustancial de este compuesto tóxico usado
para la amalgamación es pulverizado y perdido, contaminando el medio en el que se
dispone finalmente (Cordy et al. 2011, Veiga et al. 2014). El uso continuo de mercurio
en la fase de amalgamación representa un
enorme impacto, pues es continuamente
vertido a ríos y afluentes hídricos junto con
los materiales de desecho de la explotación
minera. Cuando dicho elemento ingresa en
las corrientes de agua y entra en contacto
con los sedimentos, se transforma en metilmercurio, que es absorbido por los invertebrados y sigue su bioacumulación por la
cadena trófica (Veiga et al. 2006).
Contaminación atmosférica
por mercurio
Para recuperar el oro, la amalgama –que
puede contener hasta un 50% de mercurio– se calienta en hornos de carbón abiertos, sea en el sitio, en pequeñas ventas o
incluso en la casa del minero, en donde
se evapora el mercurio sin ningún filtro o
condensador y los vapores emitidos son inhalados por los residentes de la mina (De
Miguel et al. 2014). Debido a los problemas
de orden público en las áreas rurales, es
frecuente que el trabajo de procesamiento se lleve a cabo en los cascos urbanos,
donde se han hallado niveles de mercurio
de hasta 40.000 ng/m3 en las calles y cerca de 1.000.000 ng/m3 dentro de los centros de procesamiento (Cordy et al. 2011).
Otra actividad que contribuye a la contaminación del aire es la liberación de vapores de zinc y mercurio debido a que los
materiales de desecho contaminados son
filtrados en los tanques de percolación
hasta por 30 días, luego el oro es obtenido
en hornos abiertos que evaporan la solución de zinc después de precipitar el oro
a partir de una solución de cianuro y zinc
(Veiga et al. 2014). Estos vapores producidos contaminan el aire y pueden pasar
directamente a los suelos y las aguas extendiéndose hasta dos kilometros del sitio
(López 1998, Veiga et al. 2006).
Según Miguel et al. (2014), en tres cabeceras municipales con alta actividad
de minería artesanal de oro en Antioquia,
el mercurio alcanzó entre 0,004 mg/m-3
y 0,0076 mg/m-3 en el aire libre y en las
áreas residenciales; mientras que en el interior de los talleres de quema de la amalgama alcanzó entre 0.034 mg/m-3 y 0.148
mg/m-3 (Tabla 11), excediendo ampliamente en ambos casos los valores permitidos
por la Organización Mundial de la Salud
(0.001 mg/m-3) (WHO 2000) y la Conferencia Americana de Higienistas Industriales Gubernamentales (ACGIH) 0.025
mg/m-3(OSHA 2013).
En San Martín de Loba, subunidad
hidrográfica del Bajo MagdalenaCauca, la cantidad de mercurio en el
aire del casco urbano superó los límites
permitidos (200 ng/m3) y establecidos por
la Agencia para las Sustancias Tóxicas y
Registro de Enfermedades (ATSDR 2013);
un caso de contaminación generalizada
en todos los puntos de medición. Las
concentraciones más altas de Hg-t en aire
fueron encontradas en una tienda de oro
en el que estaba siendo quemada una
amalgama (Fig. 13). Cuando la medición
fue realizada a un metro de distancia
del quemador, los niveles alcanzaron
los 20.089,4 ± 1.943,2 ng/m3, mientras
que a 20 cm se duplicaron (40.455,4 ±
PRESIONES E IMPACTOS DE LOS MOTORES DE
TRANSFORMACIÓN SOBRE LAS PLANICIES INUNDABLES
2.154,2 ng/m3). En los entables mineros
activos se registraron valores de 10.747,8
± 1180.7 ng/m3; en un centro educativo
223,4 ± 26,6 y 163,7 ± 6,6 ng/m3 y cerca
de la iglesia 278,0 ± 9,3 ng/m3 (OliveroVerbel et al. 2014).
Riesgos para la salud humana
De Miguel et al. (2014) han demostrado
el exorbitante nivel de riesgo al que están
expuestas las comunidades de mineros artesanales de oro en tres municipios del departamento de Antioquia. Una dieta a base
de peces de los ríos locales contaminados
con mercurio, más la inhalación del aire
cargado de este metal, determinan un riesgo entre 12,9 y 24,4 veces por encima del
umbral. Para los mineros que se encargan
de quemar la amalgama en talleres artesanales el riesgo es doscientas veces mayor
(Tabla 12), si no atienden las regulaciones
ambientales (De Miguel et al. 2014).
Gibb y O´Leary (2014) evaluaron 17
estudios llevados a cabo en Sur América, África y Asia, en los que identificaron los daños neurológicos (problemas
de temblores y memoria y desordenes de
visión) como el efecto más común entre
los mineros y los consumidores de pescado aguas abajo de los sitios de actividad
minera; también se encontraron reportes de efectos renales, inmunotóxicos o
autoinmunes por exposición al mercurio.
El análisis revela que las personas que
participan en operaciones de minería artesanal de oro, sus familias y quienes habitan en áreas mineras están expuestos
a niveles peligrosos de vapor de mercurio, según demuestran las concentraciones de mercurio en la orina. Los casos
más alarmantes muestran concentraciones extremadamente altas en la orina
de niños que trabajan en las minas y en
aquellos que viven en áreas de minería
artesanal de oro (Gibb y O´Leary 2014).
383
1047,86
1200,00
Tonelada mercurio/año
1000,00
585,12
800,00
326,73
600,00
400,00
182,44
121,34
200,00
0,00
2013
2020
2030
2040
2050
Figura 12.
Vertimiento potencial de mercurio (toneladas) por minería de oro en la macrocuenca Magdalena-Cauca. (Modificado de UT Macrocuencas 2013).
Subzona Hidrográfica
Toneladas
%
Bajo Nechí
34,37
22,50
Río Tarazá - Río Man
14,31
9,40
Directos al Bajo Nechí
12,92
8,40
Río Frío y otros directos al Cauca
7,94
5,20
Río Cimitarra y otros directos al Magdalena
7,21
4,70
Resto
44,58
49,80
Total
121,34
100
Tabla 10.
Producción de mercurio por actividades de minería de oro (kg de Hg) en 2013 en las subzonas
hidrográficas de la macrocuenca Magdalena-Cauca (Fuente: IDEAM et al. 2013).
PRESIONES E IMPACTOS DE LOS MOTORES DE
TRANSFORMACIÓN SOBRE LAS PLANICIES INUNDABLES
-
Toneladas
+
%
+
384
Interior de taller
Aire exterior
Municipio
n
Promedio
Desviación estándar
Remedios
147
0,1476
0,1425
Segovia
373
0,1829
0,1861
Bagre
30
0,0336
0,0475
Remedios
94
0,004
0,0039
Segovia
146
0,0076
0,0187
Bagre
21
0,0067
0,0033
Tabla 11.
Distribución de la concentración de mercurio inorgánico en el aire exterior y en el interior de
talleres de obtención de oro en municipios mineros de Antioquia (mg/m3)
-
Concentración de mercurio
+
Promedio
+
(Fuente: De Miguel et al. 2014).
Minero
Residentes
Municipio
Promedio
Desviación estándar
Remedios
130,9
9,7
Segovia
168,4
8,7
Bagre
43,5
7,2
Remedios
12,9
1,3
Segovia
24,4
4,9
Bagre
21,4
2,2
Tabla 12.
Distribución del coeficiente de riesgo asociado a la inhalación de mercurio
en sitios de minería en Antioquia (Fuente: De Miguel et al. 2014).
PRESIONES E IMPACTOS DE LOS MOTORES DE
TRANSFORMACIÓN SOBRE LAS PLANICIES INUNDABLES
-
Riesgo
+
Desviación estándar
+
385
20000
10000
250
250
240
240
Hg-t (ng/m3)
Hg-t (ng/m3)
Hg-t (ng/m3)
30000
230
220
0
210
220
210
P8
P1
P2
250
Hg-t (ng/m3)
30000
Hg-t (ng/m3)
230
20000
10000
0
240
230
220
210
P7
P3
20000
10000
0
30000
Hg-t (ng/m3)
30000
Hg-t (ng/m3)
Hg-t (ng/m3)
30000
20000
10000
0
P6
20000
10000
0
P5
P4
Figura 13.
Mapa del casco urbano de San Martín de Loba (SML) mostrando las concentraciones de Hg-t en aire en diferentes puntos (P) de muestreo.
P1. Entrada a SML. P2. Carretera entrada a SML. P3. Entrada a mina El Caño. P4; Entable minero molinos amalgamadores “durante el
lavado”. P5. Molino californiano o mortero Kendal “sin actividad”. P6. Entable minero molinos amalgamadores “sin actividad” (Catanga).
P7. Entable minero con molinos amalgamadores “en actividad”. P8. Canal de drenaje. (Tomado de: Olivero-Verbel et al. 2014).
PRESIONES E IMPACTOS DE LOS MOTORES DE
TRANSFORMACIÓN SOBRE LAS PLANICIES INUNDABLES
386
PRESIONES E IMPACTOS DE LOS MOTORES DE
TRANSFORMACIÓN SOBRE LAS PLANICIES INUNDABLES
387
Infraestructura de
regulación hídrica
Frente al cambio climático y el incremento en el consumo de recursos y energía, han
surgido innovaciones en productos, procesos y servicios que consideran la reducción
de la presión sobre el ambiente a toda escala (Chichilnisky y Sheeran 2009).
A la competencia entre países pioneros
europeos en la búsqueda de energías limpias y a la demanda de los países asiáticos, se suma la posición de los países en
desarrollo como Colombia, que se aproximan a ciertas innovaciones tecnológicas
en un marco de debilidad institucional en
sus relaciones sociedad-naturaleza (Sabogal y Moreno 2011).
Las energías limpias o renovables,
caracterizadas por tener un flujo que se
repone (a partir de fuentes naturales) al
mismo ritmo que se consume (González
2009), son comunes en países industrializados. Estos países buscan ahora nuevas conexiones y sinergias en el
mercado (Baeza 2007), mientras que en
los países en desarrollo, estas energías
compiten con las necesidades de crecimiento económico y el aumento de la
demanda (Flamos 2010).
Para la energía hidroeléctrica, el 60%
del caudal de los ríos del mundo se en-
PRESIONES E IMPACTOS DE LOS MOTORES DE
TRANSFORMACIÓN SOBRE LAS PLANICIES INUNDABLES
cuentra regulado y el 15% de la precipitación mundial contenida en 500.000
km2 de reservorios. Esto ha ocasionado
cambios en los flujos estacionales y reducción de caudales. Ha modificado 25
millones de kilómetros de ríos, eliminado
planicies inundables y deltas, disminuido
la producción de peces y causado pérdidas locales de especies (Revenga et al.
1998, Döll et al. 2009).
Impactos sobre las
planicies inundables
Colombia cuenta con un potencial notable para el desarrollo hidroeléctrico,
dada su ubicación geográfica y los recursos que tiene a disposición. Según el Plan
Energético Nacional 2006-2025, la energía hidráulica es la más desarrollada del
país y representa un promedio del 75%
de la generación de electricidad (Ortiz
et al. 2012). Sin embargo, el crecimien-
388
to del sector energético se encuentra en
una etapa crítica en la que, además de la
inversión y priorización de las políticas del
gobierno, debe garantizarse el suministro,
asegurar costes competitivos y la sostenibilidad medioambiental (Baeza 2007).
La construcción de represas ocasiona
pérdida de bosques y otras coberturas naturales y/o antrópicas durante las diferentes fases de operación. La construcción
de vías de acceso, el área de la presa, los
rebosaderos, la desviación de los cauces
naturales, y las zonas de depósitos de materiales y llenado de la presa son acciones
con impactos sobre los socioecosistemas
(Garzón y Gutierréz 2013).
La acumulación de grandes volúmenes de agua en los sitios de los embalses tiene dos grandes efectos. En
primer lugar, provoca un aumento en
la tasa de evaporación y la disminución
de los caudales anuales de los ríos, lo
que afecta su estacionalidad, el ciclo
hidrológico y el clima local (Döll et al.
2009, Garzón y Gutierréz 2013). En segundo lugar, se teme que la construcción de embalses tenga relación con la
activación o inducción de terremotos.
Las fuerzas agregadas por las represas
a lo largo de las fallas inactivas parecen
más fuertes que las liberadas por tensiones orogénicas (Castaldi et al. 2003).
La construcción de embalses demanda grandes volúmenes de agua
tanto en la fase de construcción como
durante el funcionamiento. Una vez
construidas las represas, se desvían los
cauces naturales de los ríos regulando
su caudal para obtener energía. Esto da
lugar a perturbaciones severas: a) reducción de caudales por derivaciones
e incremento de la evaporación desde
el vaso de la presa; b) modificación del
régimen hidrológico aguas abajo, regulando y disminuyendo el período de
estiaje; c) reducción en el número de
crecientes súbitas; d) alteración de los
procesos de erosión, transporte y sedimentación del sistema por adaptación a
las nuevas condiciones del lecho del río,
márgenes y barras sedimentarias (Garzón y Gutierréz 2014).
La regulación del caudal suele ocasionar pérdida de especies de fauna y
flora. La pérdida de biodiversidad local
es evidente en el sitio inundado para el
reservorio, pero ocurre también aguas
arriba y aguas abajo del embalse. En
todos los casos, los impactos se relacionan con las transformaciones de los
hábitats y cambios en las condiciones
fisicoquímicas del agua. La pérdida de
biodiversidad en el sitio de llenado ocurre al instalarse un nuevo medio lacustre,
del que desaparecen especies adaptadas a las aguas en movimiento (McAllister et al. 2001). Los impactos sobre las
especies aguas arriba y aguas abajo son
causados por obstrucción de las rutas
migratorias, los cambios en la frecuencia, duración y magnitud de eventos de
caudales y la disminución de sedimentos
y escombros aguas abajo del embalse.
El bloqueo que ocasionan las presas
y embalses a las migraciones de especies es uno de los casos de pérdida de
biodiversidad más estudiado. Aunque algunas aves acuáticas pueden volar sobre
los embalses y beneficiarse del hábitat y
sitios de escala en migraciones largas,
(McAllister et al. 2001) son mayores los
efectos negativos. La pérdida de hábitat
y el bloqueo a la migración de muchos
peces e insectos acuáticos adultos que
deben desplazarse aguas arriba a desovar puede implicar, además, la pérdida
de recursos alimenticios.
La construcción de las represas y
embalses en la cuenca del Magdalena-Cauca han producido la desconexión
de los ríos de sus planicies inundables.
Las ciénagas y otros humedales se
PRESIONES E IMPACTOS DE LOS MOTORES DE
TRANSFORMACIÓN SOBRE LAS PLANICIES INUNDABLES
encuentran ahora aislados del cauce
principal del río y solo son recargados
durante las lluvias e inundaciones estacionales. La construcción de embalses
modifica los caudales haciendo imposible, en algunos casos, esta conexión
entre el cauce principal y el humedal,
produciendo desecación (McAllister et
al. 2001), impactando los patrones migratorios de la fauna e inundando los
hábitats ribereños; esenciales como
áreas de alimentación y reproducción
para muchas especies acuáticas y terrestres (WWF 2004).
Los macroinvertebrados acuáticos responden a los cambios en la frecuencia y magnitud del caudal, y a la
duración y frecuencia del periodo de
inundación de las planicies, pues su
abundancia y diversidad disminuyen
con la reducción del caudal y el tiempo de inundación (Poff y Zimmerman
2010). En la macrocuenca Magdalena-Cauca, las alteraciones que han causado los embalses en el caudal medio
mensual de tramos extensos ya es evidente. Pueden variar en función de las
características y el número de embalses
localizados aguas arriba del tramo analizado. Aguas abajo de los embalses del
Oporapa, Quimbo y Betania, este efecto
acumulativo es especialmente notable
en el análisis a resolución diaria, donde los eventos (picos) de corta duración
son eliminados en su totalidad (Angarita
et al. 2013). Bunn y Arthington (2002)
afirman que la eliminación de eventos
de caudales máximos, facilita a su vez
la proliferación de especies de peces no
nativas, modificando así las redes tróficas del río y la biodiversidad.
Otra característica de los embalses
que afecta al ecosistema, es su capacidad de atrapar partículas suspendidas,
disminuyendo la turbidez aguas abajo
por la reducción de sedimentos hacia
389
los deltas, estuarios, bosques inundables
y humedales (WWF 2004). Esto tiene
efectos diversos sobre la biota y especies adaptadas a cierta concentración de
partículas para efectos de depredación,
alimentación y, especialmente, para especies que habitan en los fondos sedimentarios de las planicies inundables y
los deltas; ecosistemas y especies que
se privan de la renovación que supone
el transporte anual de sedimentos (McAllister et al. 2001).
También ocurre en los embalses lo
que se conoce como tamizaje de grandes escombros orgánicos (LOD por su
sigla en inglés). Esto sucede cuando
troncos y ramas son hundidos, llevados
a la orilla o removidos por algún sistema diseñado para proteger las turbinas,
evitando que lleguen aguas abajo. Este
proceso natural,al ser impedido por los
embalses, modifica y elimina hábitats de
especies, sitios en los que hallan alimento y refugio. Por otra parte, estos materiales que transporta la corriente regulan el
caudal en ciertos microhábitats y forman
parte de las planicies inundables, al ser
depositados en las orillas de ríos y ciénagas, contribuyendo de este modo a la
estabilización de taludes y a la reducción
de la erosión. Cuando este material es
descompuesto y convertido en humus,
retiene el agua y modera la escorrentía
(McAllister et al. 2001).
Deterioro socioeconómico
y cultural
Las grandes presas han contribuido al desarrollo económico de las regiones (Richter et al. 2010), pero sus impactos sobre
el medio ambiente, las poblaciones y sus
actividades productivas y culturales son
una preocupación actualmente. La consecuencia más severa de la construcción
de embalses es el desplazamiento de la
población (Egré y Sénecal 2003). Se calcula que la población mundial desplazada
por la construcción de embalses osciló entre 40 y 80 millones de personas en el año
2000. En 2010 se estimó que más de 472
millones de personas vieron sus medios de
vida y producción afectados por la alteración de los cursos de agua y sus encauzamientos, es decir, alrededor de diez veces
más personas afectadas que en el sitio de
construcción de las presas (Richter et al.
2010). El desplazamiento no solo se refiere
entonces al fenómeno físico de la reubicación, sino a la transformación de la dinámica ecológica, social y económica inherente
a la intervención radical de un ecosistema.
El desplazamiento trae consigo la pérdida
o transformación de actividades de producción y bienes de intercambio (Syvitsky
et al. 2009), en otras palabras, del entorno
económico de las comunidades, sus fortalezas y potenciales.
Mientras la construcción de embalses
ha constituido un beneficio para centros
urbanos y áreas de producción agroindustrial, las comunidades que se encuentran
río abajo, cuyas actividades de producción y supervivencia dependen del río,
ven fuertemente trastornada su dinámica
productivas, su seguridad alimentaria y su
bienestar físico y cultural, debido a los impactos sobre las pesquerías, la agricultura y el pastoreo, sistemas productivos que
dependen de ecosistemas de las planicies
inundables. Aunque las comunidades río
abajo puedan también verse beneficiadas en una cierta medida por el control
de inundaciones y el potenciamiento de
técnicas de riego, estas ganancias generalmente no compensan las pérdidas y disfunciones generadas en el medio natural
(Richter et al. 2010).
Las inundaciones estacionales conectan a los ríos con el paisaje circundante;
en esta dinámica ocurre el intercambio
de agua, nutrientes y organismos. Esta
PRESIONES E IMPACTOS DE LOS MOTORES DE
TRANSFORMACIÓN SOBRE LAS PLANICIES INUNDABLES
conectividad favorece la biodiversidad, la
productividad biológica y los servicios ecosistémicos. Las inundaciones estacionales
fertilizan los terrenos y los pastos, tambien
aumentan la productividad agrícola y pecuaria. Cuando se altera la dinámica hídrica y los cauces, se interrumpe el ciclo
productivo de las planicies inundables y se
impacta fuertemente la estabilidad económica, las fuentes de empleo e ingreso de
las comunidades dependientes de estos
recursos (Sommer et al. 2001).
La actividad pesquera en los ríos y en
las planicies inundables son una fuente
de alimento y de ingresos para cientos de
millones de personas en el mundo, hasta el punto que los ecosistemas de las
planicies inundables se consideran entre
los más productivos (Millennium Ecosystem Assessment 2005, Opperman et al.
2009). Asimismo, los ríos conectados con
planicies inundables producen más toneladas de peces que aquellos no sujetos a
inundaciones o no vinculados a planicies
inundables (Koel y Sparks 2002). Mientras que es una práctica común la siembra durante la época de inundación para
aprovechar la humedad y los nutrientes
remanentes en la tierra, el pastoreo también se ve beneficiado por pastos de alto
valor nutricional (Richter et al. 2010).
Los ecosistemas de ríos y planicies
inundables proveen gran variedad de recursos a las comunidades: madera, fuentes de energia y una gran variedad de
especies comestibles y con propiedades
medicinales. La disponibilidad de estos
recursos disminuye cuando el curso de
los ríos es alterado por embalses. También es significativa la pérdida de valores
culturales y espirituales en las comunidades que son forzadas a desplazarse,
abandonando no solo su sitio de origen
sino la interacción, reconocimiento y producción de elementos de identificación
comunitarios (Downing 1996).
390
Hidrosogamoso, un
proyecto de gran impacto
El desarrollo del proyecto Hidrosogamoso tiene un impacto actual y directo
sobre los valles de los ríos Sogamoso y
Chucurí, en jurisdicción de Girón, Betulia, Zapatoca, Los Santos, Villanueva,
Barichara, San Vicente de Chucurí y Lebrija (Santander). Betulia es el municipio
más afectado, pues este proyecto dividio
en dos partes su territorio. La construcción de la presa intervinó el Parque Nacional Natural Serranía de los Yariguíes,
los Distritos de Manejo Integrado Serranía de los Yariguíes y Humedal San Silvestre, el Parque Natural Regional Cerro
la Judía y el Área Protegida Regional de
Bucaramanga y la Reserva Forestal del
río Magdalena (Viviescas 2014).
Dos años de iniciada la construcción del muro de esta represa, ya habian desaparecido algunas vegas aguas
arriba y ha variado el volumen de agua,
sedimentos y velocidad del caudal (Roa
y Duarte 2012) (Fig. 14).
La construcción del proyecto Hidrosogamoso tiene lugar en un área marcada por fuertes intereses geopolíticos
y un largo conflicto armado; características que han debilitado a la población
y afectado sus capacidades de negociación (Roa y Duarte 2012). Los proyectos
macroeconómicos del Magdalena Medio
en Santander han tenido lugar en un territorio en el que los grandes latifundios
son destinados a la ganadería y los minifundios a la agricultura. Por esta razón
ha sido imposible crear un mercado de
subsistencia que mejore la capacidad
productiva de la zona; por el contrario,
se han creado nuevos conflictos sociales
en la región (UIS 2011).
La zona inundada por la hidroeléctrica sobre el río Sogamoso ha venido afectando las comunidades de dos
municipios Betulia (48.25%) y Girón
(36.88%), desplazando aprocimadamente 200 familias encuestadas en estos dos municipios. Entre estas familias
ha habido frecuentes quejas sobre las
prácticas de compensación y reubicación (Ardila-Valderrama 2014) y se ha
evidenciado un empobrecimiento por el
declive de la pesca (UIS 2011). A pesar
del empleo generado por la hidroeléctrica (909 personas en 2009, 2.786 en
2010 y 3.837 en 2011), este ha sido
temporal y se espera que disminuya en
el tiempo (Ardila-Valderrama 2014). A
estos efectos negativos se suma el asesinato de cinco líderes del Movimiento
Social en Defensa del río Sogamoso en
los últimos años, cuyos crímenes permanecen en la impunidad (Ardila-Valderrama 2014).
El caso de Hidrosogamoso es emblemático; no solo por sus dimensiones,
sino por el contexto histórico y social de
la zona. En él se ejemplifican los riesgos y efectos del desalojo y el desplazamiento, como bases de un impacto
PRESIONES E IMPACTOS DE LOS MOTORES DE
TRANSFORMACIÓN SOBRE LAS PLANICIES INUNDABLES
de dimensiones mayores, tanto a nivel
geográfico, como económico, ambiental,
cultural y político.
Viviescas (2014) resume los testimonios de los habitantes de las áreas
de influencia del proyecto respecto a
los efectos sociales y ambientales: desplazamiento; pérdida cultural de las
comunidades indígenas, pescadoras,
afrocolombianas y campesinas; crecimiento del cinturón de miseria de las
grandes ciudades a causa de la inmigración; delitos ambientales; poca información oportuna y de consulta a la
comunidad; uso de información desactualizada y no verificada del componente biótico; interrupción del corredor
biológico que conforma el río Sogamoso y la Serranía de los Yariguíes; impacto sobre tierras agrícolas productivas;
afectación de comunidades pesqueras aguas abajo del sitio de presa; falta de análisis de las redes económicas
y cadenas productivas a nivel regional; interrupción del proceso de titulación de baldíos por declaración de
utilidad pública de cerca de 21.000
hectáreas; manejo inadecuado de hallazgos arqueológicos y ausencia de
plan de manejo arqueológico preventivo; desintegración territorial por división
de municipios en zonas sin conexión;
destrucción del río Sogamoso como vía
de comunicación y fuente del recurso
pesquero; y despojo y privatización del
agua de las comunidades.
391
Figura 14.
Reducción del caudal del río Sogamoso por efecto del embalse Hidrosogamoso (julio de 2014).
PRESIONES E IMPACTOS DE LOS MOTORES DE
TRANSFORMACIÓN SOBRE LAS PLANICIES INUNDABLES
392
PRESIONES E IMPACTOS DE LOS MOTORES DE
TRANSFORMACIÓN SOBRE LAS PLANICIES INUNDABLES
393
Infraestructura
para el transporte
Si bien la construcción y mantenimiento de vías y la recuperación de la navegabilidad
del río Magdalena suponen nuevos canales de comunicación para la integración de las
planicies inundables de la macrocuenca Magdalena-Cauca, su desarrollo ha generado y
puede agravar el impacto sobre los ecosistemas que integran las planicies inundables.
Obras de infraestructura vial
y deterioro de humedales
La infraestructura vial ha deteriorado algunos humedales. Este impacto es crítico y visible en las planicies inundables.
Se han rellenado los cuerpos de agua o
se han dividido hasta impedir su conectividad, cambiando la composición fisicoquímica y dinamizando los procesos
de colmatación por acumulación de sedimentos. Uno de los casos más conocidos es el de la ciénaga Grande de Santa
Marta entre 1956 y 1960. Allí, la construcción de la carretera de la vía Barranquilla-Ciénaga interrumpió el flujo hídrico
natural entre la ciénaga y el mar causando un aumento en la salinidad, lo que redujo la superficie del manglar. En 1956,
PRESIONES E IMPACTOS DE LOS MOTORES DE
TRANSFORMACIÓN SOBRE LAS PLANICIES INUNDABLES
los manglares ocupaban 51.150 ha y en
1995, apenas 17.760 ha. En la década
de los setenta, con la creciente vocación
agrícola y ganadera de la zona, se construyeron los carreteables Medialuna-Pivijay-Salamanca y Palermo-Sitionuevo,
que también interrumpieron el flujo de
agua del río Magdalena, produciendo un
desbalance en la entrada de agua dulce
al sistema (Vilardy 2009).
En la ciénaga de Zapatosa, la construcción de la carretera de 12 km entre
Tamalameque (La Oreja) y El Banco taponó los caños Tamalacué y Patón obstaculizando el intercambio de aguas entre
el río y la ciénaga, reduciendo el área del
espejo de agua. El resultado de esta limitación del flujo hídrico es un playón cultivado con pastos y palma africana, que
394
además obstruye la corriente de agua hacia
los caños mencionados (Galvis et al. 2007)
Otro ejemplo del impacto de la inadecuada ejecución de la red vial es la
transformación de la función de las ciénagas. El complejo cenagoso El Sordo-Juncal-Baquero de Gamarra (Cesar)
contaba en 1960 con cuerpos de agua
profundos, hasta de seis metros en algunos puntos de Juncal, pero las obras de
ingeniería de las líneas férreas sur, oriental y del dique sobre el cual se levanta
la vía Gamarra-Acapulco, interrumpieron
la conectividad y deterioraron los canales
de entrada al sistema, convirtiendo a este
complejo humedal en un depósito de sedimentos de 1,59-1,83 m de profundidad
(Fig. 15) (Jaramillo et al. 2012).
Actualmente, las salidas del sistema
de ciénagas relacionadas con las obras
de infraestructura para la construcción
de la vía Gamarra-Acapulco están saturadas de sedimentos y no funcionan
como sistema de descarga; además, el
canal por el que fluía el agua de salida durante todo el año, caño Rabón fue
remplazado. El nuevo caño Rabón es el
resultado de un dragado que desemboca perpendicularmente al río Magdalena, lo cual genera un efecto de barrera
y tapón que retarda la velocidad de descarga de todo el sistema. Esta limitación
en la salida de las aguas hace que durante el máximo caudal del Magdalena
se inunde todo el sistema lacustre, y por
ende, el municipio de Gamarra (Jaramillo et al. 2012).
La tasa media de sedimentación en
todo el sistema es de 1,5 cm/año, lo que
indica que están ingresando alrededor de
50.000 a 70.000 m3 de sedimentos por
año, equivalentes a 100.000-140.000 t,
convirtiéndolo en una gran cuenca de
captación de sedimentos. Con el tiempo,
las cargas sedimentarias del río Lebrija
han aumentado a causa del uso inade-
cuado del suelo en su cauce; esto, sumado a los sedimentos del río Magdalena
nos permite predecir que en situaciones
catastróficas, por ejemplo crecientes críticas del caudal, el sistema cenagoso no
tendría un tiempo de vida mayor a diez
años (Jaramillo et al. 2012).
Fragmentación de
hábitats terrestres
La fragmentación del hábitat que causan
las carreteras es uno de los impactos más
reconocidos. Las carreteras pueden inhibir parcialmente el paso de pequeños
mamíferos (Vargas-Salinas y López-Aranda 2012) y de muchas otras especies.
La fragmentación causa dos efectos: de
barrera y de borde. El efecto barrera se
genera en el momento que la carretera
impide la movilidad de los organismos o
de sus estructuras reproductivas (en el
caso de algunas plantas), lo que afecta su
capacidad de dispersión y colonización;
especies de insectos, anfibios y reptiles,
aves de sotobosque y mamíferos se han
visto afectados al no poder cruzar estas
barreras, al igual que muchas especies
de plantas cuyos dispersores son estos
organismos. Esto puede generar extinciones locales en casos de poblaciones
muy pequeñas y aisladas que no puedan reproducirse (Arroyave et al. 2006,
Coffin 2007). El efecto de borde implica
un cambio en las condiciones bióticas y
abióticas de los límites del fragmento; las
zonas cercanas al borde (en este caso la
carretera) pueden alcanzar temperaturas
mayores, menor humedad, más radiación
y mayor susceptibilidad al viento, condiciones nuevas para organismos que pueden no adaptarse. Así, las especies que
sobreviven en espacios abiertos pueden
desplazar a aquellas que necesitan un
ambiente interior para sobrevivir (Arroyave et al. 2006).
PRESIONES E IMPACTOS DE LOS MOTORES DE
TRANSFORMACIÓN SOBRE LAS PLANICIES INUNDABLES
La construcción de
infraestructura vial y sus
efectos sobre la fauna
Diversos estudios han mostrado el impacto de las carreteras en la mortandad
de fauna silvestre. El flujo vehicular, velocidad, anchura de la vía, comportamiento de las especies y cobertura vegetal
determinan el grado de letalidad (Arroyave et al. 2006).
Delgado (2007) reportó la muerte de
58 individuos de 15 especies de mamíferos en la vía del Escobero en Envigado
(Antioquia), en un periodo de seis años.
El grupo más afectado fue el de los marsupiales, seguido por los roedores y los
carnívoros; incluso hubo un felino vulnerable de extinción, el Leopardus tigrinus.
Vargas-Salinas et al. (2011) encontraron
durante seis meses, un vertebrado muerto cada tres o cuatro días en el sector de
la reserva Forestal Bosque de Yotoco en
la vía Buga-Buenaventura (Valle del Cauca). El grupo más afectado fue el de las
serpientes, con 20 de los 49 individuos
atropellados, seguido de los mamíferos,
las aves y los anfibios.
En zonas más bajas, De la Ossa-Nadjar y De la Ossa (2013) registraron durante un año la fauna silvestre atropellada en
la carretera que comunica a Sincelejo con
San Onofre y a Sincelejo con Ovejas, las
principales vías que rodean la zona de
reserva de los Montes de María en el departamento de Sucre. La época seca fue
el periodo con mayor número de muertes (501 individuos) respecto a las lluvias
(120 individuos). El grupo más afectado
durante todo el año fue el de los anfibios,
seguido de los reptiles, mamíferos y aves.
Debemos estudiar mejor los efectos
de estos atropellamientos, ya que para
algunas especies estas muertes pueden
significar cambios importantes a nivel
poblacional (Coffin 2007). Igualmente, el
395
Figura 15.
Deterioro de las ciénagas del sur del Cesar a causa de diversas obras de infraestructura.
PRESIONES E IMPACTOS DE LOS MOTORES DE
TRANSFORMACIÓN SOBRE LAS PLANICIES INUNDABLES
396
atropellamiento también supone un riesgo para los conductores (Smathers 2001).
Las carreteras afectan la dinámica poblacional de algunas especies, a través de
la incidencia en los patrones reproductivos. Por ejemplo, cuanto mayor es el volumen de tráfico vehicular, más lejos de
la carretera se lleva a cabo la actividad
reproductiva de ciertas especies de aves
de pastizal (Forman et al. 2002). Reijnen
y Foppen (1994) mostraron que la existencia de una carretera de tráfico denso
afecta la capacidad de atraer y mantener
pareja en los machos de la espcie Phylloscopus trochidus. Otro factor perturbador de la calidad del hábitat es el ruido, el
cual puede relacionarse con la pérdida de
la capacidad auditiva, el incremento en
las hormonas del estrés, comportamientos alterados e interferencia en la comunicación durante la época reproductiva
(Forman y Alexander 1998).
Fuentes contaminantes
multimodales
En las carreteras también ocurren las
emisiones provenientes de los gases de
los automóviles y de los materiales de las
propias carreteras y puentes. Las sustancias contaminantes pueden quedar cerca
de las vias o ser transportadas por el agua
y el viento hacia lugares lejanos (Coffin
2007). De acuerdo con la Agencia para
la Protección Ambiental de los Estados
Unidos (US EPA 1999), las emisiones
de los automóviles pueden ser contaminantes del aire así como los gases efecto
invernadero y los clorofluorocarbonados.
Los contaminantes del aire son el ozono,
monóxido de carbono, dióxido de nitrógeno, dióxido de azufre, plomo, material
particulado con diámetro menor o igual a
10 micras (PM10) y material particulado
con diámetro menor o igual a 2.5 micras
(PM2.5). Los efectos sobre la salud de
estos contaminantes incluyen problemas
respiratorios y cardiopulmonares, dolores
de cabeza, disminución de la habilidad
para aprender y mortalidad prematura.
En el ambiente contribuyen a la lluvia
ácida, la reducción de áreas agrícolas,
afectan la vegetación y la infraestructura y disminuyen la visibilidad. Se han reconocido hasta 188 sustancias nocivas
provenientes de la infraestructura y los
medios de transporte que afectan la salud y el medio ambiente.
Los gases de efecto invernadero
como el CO2, el metano y el óxido nitroso también son emitidos por los medios
de transporte. Entre los clorofluorocarbonados, el freón fue reconocido como uno
de los principales responsables de la disminución de la capa de ozono; aunque
su uso fue restringido, aún existen automóviles que lo emplean en su aire acondicionado. El compuesto que reemplazó
al freón en este uso es el hidrofluorocarbono HFC-134a que, si bien no afecta
la capa de ozono, es un gas de efecto
invernadero (US EPA 1999).
La infraestructura portuaria contamina
en los procesos de constucción y en las
posteriores operaciones de cargue y descargue, pues se llevan a cabo vertimientos
líquidos y sólidos. Es importante recordar
que, actualmente, el mayor porcentaje de
carga transportada por el río Magdalena
corresponde a hidrocarburos y a futuro
está proyectado aumentar el transporte de
carbón (Incoplan 2011). A esto se suma
que muchos puertos tienen problemas de
contaminación del subsuelo debido al relleno de muelles con materiales de dudosa
procedencia, así como a la existencia de
instalaciones de almacenamiento de combustibles y sustancias químicas diversas
que pueden sufrir fugas (Gea 2014).
Un ejemplo del impacto que puede tener el mal manejo de las operaciones en
los puertos, es lo que ocurre en el distrito
PRESIONES E IMPACTOS DE LOS MOTORES DE
TRANSFORMACIÓN SOBRE LAS PLANICIES INUNDABLES
de Santa Marta y el municipio de Ciénaga, cuyos puertos de embarque de carbón contaminan el aire, las playas y el
mar. El polvillo de carbón se libera en todo
el recorrido, llegando al mar y a la playa,
mientras que el cargue por medio de barcazas ha traído problemas por el hundimiento de algunas. Estos inconvenientes,
además de derrames de aceite y combustible en el mar y las playas, han afectado
también a las poblaciones aledañas que
han interpuesto varias acciones judiciales
(Defensoría del Pueblo 2008). A pesar de
la existencia del decreto 3083 de 2007,
que obligaba a la realización del cargue
directo de carbón a partir del 1 de julio
de 2010, a principios de 2013 la multinacional Drummond Ltd. tuvo un inconveniente con la barcaza TS – 115, por el
cual fueron multadas sus empresas con
6.965 millones de pesos (Revista Semana 2013).
Posibles impactos del
proyecto de recuperación
de la navegabilidad
del río Magdalena
La recuperación de la navegabilidad del
río Magdalena supone una serie de transformaciones que seguramente tendrán
impacto en la calidad del agua; se pueden esperar cambios en la distribución
de sedimentos contaminados, en el fondo acuático, en las pesquerías, la flora y
la fauna (Landaeta 2001). También las
obras de encauzamiento tendrán efectos
que es necesario tomar en cuenta.
• Dragado: este procedimiento altera
los cuerpos de agua porque dispersa
los sedimentos finos (arcillas y limos)
en suspensión por grandes áreas, lo
que afecta la concentración de oxígeno disuelto y modifica los niveles
de salinidad (Landaeta 2001). El dra-
397
gado y la descarga del material pueden liberar contaminantes asociados
a los sedimentos, en especial si esta
operación se lleva a cabo cerca de
complejos industriales o petroleros
con tráfico comercial y descarga de
aguas residuales. El impacto llega a
los organismos de múltiples formas:
disminuyendo la disponibilidad de
oxígeno, aumentando la concentración de contaminantes y destruyendo
hábitats (Landaeta 2001).
• Encauzamiento: la construcción de
diques de aislamiento y control de flujo como los proyectados dentro de las
obras de mejoramiento de la navegabilidad del río Magdalena (CONPES
2013) puede tener un grave impacto en el caudal ecológico de las planicies inundación. Según Kingsford
(2000), el efecto conjunto de la construcción de diques y desviación del
flujo de agua se percibe en la mayor distancia de los humedales de
las planicies de inundación a causa de la reducción de la frecuencia
y el volumen del agua que puede ingresar a ellos. Reducir el tiempo de
inundación del río o la cantidad de
sedimento que entra al río perturba el equilibrio entre agua y flujo de
sedimento, y por ende al sistema en
general (Marren et al. 2014). La intervención humana que más pro-
PRESIONES E IMPACTOS DE LOS MOTORES DE
TRANSFORMACIÓN SOBRE LAS PLANICIES INUNDABLES
blemas de incisión de cauces ha
ocasionado es aquella que se ejerce
sobre el régimen hídrico; esta ha favorecido el aumento de la velocidad
del río y los procesos de erosión regresiva (Conesa 1999), modificando
la morfología de las orillas y posiblemente la pesca.
• Es necesario estudiar el impacto conjunto de las diferentes obras
planificadas sobre todo el cauce del
río Magdalena,y tener en cuenta variables tales como la modificación
del régimen hidrológico, hidráulico
y sedimentológico, así como implicaciones sobre las poblaciones biológicas y humanas.
398
PRESIONES E IMPACTOS DE LOS MOTORES DE
TRANSFORMACIÓN SOBRE LAS PLANICIES INUNDABLES
399
Expansión urbana
La expansión urbana en la macrocuenca Magdalena-Cauca es reciente. Hasta hace poco
predominaba la economía agraria pero ahora predominan las ciudades principales; capitales
cuyo patrón de crecimiento espacial está concentrado en áreas centrales, ejerciendo presión sobre
las periféricas. El crecimiento de asentamientos informales en esta periferia, sin regulaciones
urbanísticas, sucede con frecuencia al margen de las inversiones públicas y privadas (Lungo y
Baires 2001). Si bien las normas urbanas establecen una línea arbitraria para dividir el campo
de la ciudad, estas medidas no corresponden a la realidad social, económica, urbana o agraria,
pues estos límites se modifican constantemente en el tiempo (Bazant 2010). Por esta razón, no
hay una definición exacta de urbano. Se conoce mejor su operatividad. En otras palabras, las
dimensiones e indicadores basados en el número de personas que vive en un cierto territorio,
que tienen acceso a bienes y servicios básicos (p.e. alcantarillado, energía eléctrica) y que tienen
una determinada participación en la actividad económica (Cerda-Troncoso 2007). Los costos
del crecimiento urbano pueden ser elevados y traer consigo pérdida de arraigo y del espíritu
comunitario. En la práctica pueden significar hacinamiento en viviendas y establecimientos
educacionales, exposición a la contaminación e inseguridad (Barnes y Morgan 2012).
El modelo de ocupación de
las planicies inundables
Las planicies inundables del río Magdalena han sido habitadas desde hace
más de 10.000 años (Botía et al. 1989,
Dolmatoff 1997) (Fig. 16), pero sólo en
décadas recientes se construyeron ciudades y cascos urbanos. Los impactos
sobre la estructura territorial y social ya
son notables. Durante milenios, los po-
PRESIONES E IMPACTOS DE LOS MOTORES DE
TRANSFORMACIÓN SOBRE LAS PLANICIES INUNDABLES
bladores de las planicies se adaptaron a
la dinámica que el movimiento del agua
marcaba año tras año, logrando interpretar su naturaleza, y creando estrategias de ocupación y hábitat a partir de la
adaptación a lo que hoy se consideran
amenazas de inundación; los más sofisticados mecanismos se observan en el
bajo río Sinú y San Jorge, en el territorio
conocido como la Depresión Momposina
y la Mojana (Plazas et al. 1993).
400
Las últimas décadas de ocupación de las
riberas de las planicies inundables han
significado la consolidación de asentamientos, considerados en su mayoría de
alto riesgo en tiempos de inundación. Se
estima que las ciudades a lo largo de la
cuenca crecerán hasta 2020 a un promedio de 20,2% respecto a la población
censada en el 2005 (DANE 2005); esto
significa un aumento de 800.000 personas con la concomitante demanda de
bienes y servicios en los municipios de
estas planicies inundables.
Este crecimiento poblacional proyectado para el año 2020 implica un aumento proporcional de la demanda de
agua potable, abastecimiento de energía, infraestructura, así como nuevas
áreas de expansión urbana sobre la estructura ecológica de las planicies. Si se
tomara el mismo 20,2 % del crecimiento poblacional como tasa de crecimiento espacial de las áreas urbanas en los
municipios de referencia, este tendría
un impacto sobre una superficie de 134
km2 de nuevas áreas urbanas.
Esta situación no tendría mayores consecuencias si existieran una
identificación, zonificación, gestión
y manejo de los ecosistemas de importancia ecológica como los humedales, los bosques secos y húmedos
tropicales; o si ya se hubiesen establecido mecanismos de protección
de estas áreas a través de instrumentos de gestión ambiental o determinantes ambientales en los EOT
y POT. Sin embargo, los impactos y
presión de los procesos de urbanización ocurren en un marco de debilidad institucional. Casos como el de
Barrancabermeja, cuya expansión
urbana e industrial sucede en áreas
de importancia ecológica de humedales, alerta sobre las potenciales situaciones de riesgo.
Impactos del crecimiento
urbano sobre el
recurso hídrico
descargas de materia orgánica en esta
cuenca ocurren en departamentos con
jurisdicción directa sobre las planicies.
Estimar la cobertura del servicio de alcantarillado permite relacionar el crecimiento
de los centros poblados con el acceso de
sus habitantes a servicios básicos como
el agua; también es un indicador de manejo ambiental, en relación a disposición
de aguas servidas. Los datos sobre el porcentaje de la cobertura de alcantarillado en
las cabeceras municipales publicados por
el DANE (2005) demuestran que apenas
el 17% de los municipios de las planicies
inundables tienen servicio de alcantarillado.
La situación es crítica en los departamentos de Córdoba, Sucre, Bolívar y Magdalena, donde el porcentaje es menor que el
5%, mientras que en los departamentos
del Valle del Cauca y Caldas casi el 50%
tiene servicio de alcantarillado (Fig. 17).
La subunidad hidrográfica del Cauca
tiene el mayor porcentaje de cobertura de
alcantarillado, 34% de los habitantes de
los 87 municipios. Le siguen las subunidades del Alto Magdalena (17%) y Porce-Nechí (16%). Es preocupante la escasa
cobertura del servicio de alcantarillado en
la mayor parte de los municipios las subunidades hidrográficas Bajo Cauca-Magdalena (1% del total) y Deltas del Magdalena
(2,8%) (Fig. 18).
La mayoría de los municipios (37,5%)
se agrupa en un rango de cobertura del
servicio de alcantarillado que va de 0
a 5%. Las subunidades Bajo Magdalena-Cauca y Deltas de Magdalena concentran la mayoría de sus municipios en este
rango; mientras que la unidad del Cauca
agrupa la mayoría de sus municipios en el
rango de 30% al 60% de cobertura de alcantarillado (Fig. 19).
La ausencia casi total de tratamiento
de aguas residuales corrobora los datos
de Cormagdalena (2007): el 50% de las
Barrancabermeja: un ejemplo
del impacto de la expansión
urbana sobre la planicie
PRESIONES E IMPACTOS DE LOS MOTORES DE
TRANSFORMACIÓN SOBRE LAS PLANICIES INUNDABLES
El paisaje de Barrancabermeja está caracterizado por una serie de barrancas o
terrazas y por múltiples cuerpos de agua
y humedales. Con el tiempo, las terrazas han sido urbanizadas y los cuerpos
de agua rellenados para construir sobre
ellos. En Barrancabermeja prevaleció la
visión de cuadrícula urbana hispánica
sobre los ecosistemas de selva húmeda tropical (López 2000). El crecimiento de esta ciudad comienza en el siglo
XX con el descubrimiento de petróleo
y la llegada de la Tropical Oil Company
(Serrano 2013). Entre 1913 y 1922 se
rellenó parte de la ciénaga de Miramar
y los humedales ribereños y se construyó la refinería, cuya ampliación continuó en 1951 sobre el mismo cuerpo de
agua. En 1972, la refinería se expandió
hacia los humedales de Galán y la vía
circunvalar atravesó los humedales del
caño del Rosario y del caño Las Camelias. Las expansiones continuaron hacia
el norte, oriente y sur sobre un modelo de ocupación con cortes para nivelación que amplió las barrancas sobre los
humedales (López 2000). Actualmente
se sigue construyendo sin respetar los
humedales a pesar de las advertencias
hechas por las autoridades (Alcaldía de
Barrancabermeja 2013); las zonas más
afectadas son el caño Cardales, la ciénaga Miramar, la quebrada Las Camelias y los humedales de Palmira y Juan
Esteban (Hernández 2011).
En la Figura 20 se muestran las proyecciones de población del DANE según
las cuales la ciudad tendrá un creci-
401
Figura 16.
Corregimientos de San Pablo, Bolívar.
PRESIONES E IMPACTOS DE LOS MOTORES DE
TRANSFORMACIÓN SOBRE LAS PLANICIES INUNDABLES
402
Media
Valle del cauca
Caldas
Risaralda
Huila
Antioquia
Cundinamarca
Norte de Santander
Boyacá
Cesar
Tolima
Santander
Cauca
Atlántico
Magdalena
Bolívar
Sucre
Córdoba
0
5
10
15
20
25
30
35
40
45
50
% Cobertura alcantarillado
Figura 17.
Porcentaje de cobertura del servicio de alcantarillado en los departamento sobre las planicies inundables.
El color gris representa la media para todos los departamentos (Fuente: DANE 2005).
PRESIONES E IMPACTOS DE LOS MOTORES DE
TRANSFORMACIÓN SOBRE LAS PLANICIES INUNDABLES
-
Cobertura
+
403
1% Bajo Cauca - Magdalena
3% Deltas
9% Cesar
16% Medio Magdalena
36% Cauca
17% Porce - Nechí
18% Alto Magdalena
Figura 18.
Composición de las capturas o desembarcos en subienda en las últimas cuatro décadas (AUNAP 2013, AUNAP-Universidad del Magdalena 2014).
100
% Cobertura de alcantarillado
90
80
70
60
50
40
30
20
10
0
Bajo Cauca Magdalena
Deltas
0a5
Cesar
5 a 10
Medio
Magdalena
10 a 30
30 a 60
Porce - Nechí
Alto Magdalena
Cauca
más de 60
Figura 19.
Porcentaje segregado de cobertura de alcantarillado en las cabeceras municipales de las planicies
inundables de la macrocuenca Magdalena-Cauca (Fuente: DANE 2005).
PRESIONES E IMPACTOS DE LOS MOTORES DE
TRANSFORMACIÓN SOBRE LAS PLANICIES INUNDABLES
404
miento constante hasta el 2015 y a partir de 2016 hasta el 2020 un descenso.
En contraste, los cálculos de la alcaldía
apoyados en un estudio realizado por la
Universidad Nacional (Alcaldía de Barrancabermeja 2012) muestran que la
población seguirá creciendo hasta alcanzar en 2025 los 225.250 habitantes
en la cabecera municipal.
El principal cuerpo de agua para el
abastecimiento de Barrancabermeja es
la ciénaga San Silvestre, la cual fue represada y de la que se extraen diariamente 79.056.000 litros, tanto para el
acueducto (60.480.000 l/día) como para
el complejo industrial Barrancabermeja de Ecopetrol (16.934.400 l/día) y la
empresa de fertilizantes FERTICOL S.A.
(1.641.600 l/día). El represamiento de
este cuerpo de agua ha afectado la pesca, al interrumpirse el flujo necesario
para la movilidad de los peces (Unipaz
2007).
Por otra parte, la cobertura de alcantarillado alcanza el 11,3% y no existe
tratamiento de aguas residuales, solo
unas pocas Plantas de Tratamiento de
Aguas Residuales (PTAR) de bajo caudal para atender una serie de viviendas
que, por su ubicación y topografía circundante no pueden conectarse a la red
de desagües (Alcaldía de Barrancabermeja 2012). En la actualidad, los cuerpos de agua del municipio como el río
Magdalena, ciénaga de Miramar, ciénaga Juan Esteban, quebrada Las Camelias, quebrada Pozo Siete, quebrada
Las Lavanderas, quebrada La Paz, humedal San Silvestre, humedal Palmira,
humedal San Judas y humedal Castillo
se encuentran contaminados por el vertimiento de aguas residuales domésticas e industriales y por la urbanización
en sus rondas. La construcción de una
planta de tratamiento de aguas residuales está proyectada para iniciar su primera fase en 2028 y concluir en 2038
(Alcaldía de Barrancabermeja 2012).
En las ciénagas El Llanito y Juan Esteban se han encontrado evidencias de
plomo, mercurio, bario y cadmio en concentraciones superiores a las permitidas
PRESIONES E IMPACTOS DE LOS MOTORES DE
TRANSFORMACIÓN SOBRE LAS PLANICIES INUNDABLES
según el Decreto 1594 de 1984 (preservación de flora y fauna) y el Decreto 475
de 1998 (agua potable) (Tabla 13), lo que
demuestra la influencia de los vertimientos
industriales en estos cuerpos de agua. Así
mismo, se reportó la presencia de hidrocarburos, altos niveles de turbidez y calidad de
agua deficiente según la Demanda Bioquímica de Oxígeno (Casting E.U 2007).
Al problema de la contaminación por
vertimientos, habría que sumar la inadecuada disposición de residuos sólidos, miles de
toneladas anuales de basura depositados
en las ciénagas que rodean el puerto (Vanguardia Liberal 2014).
En general, las licencias muestran un
aumento del área aprobada para construcción, aunque en algunos años (2009 y 2013)
el área licenciada ha sido menor (Fig. 21).
En la expansión de Barrancabermeja
(Fig. 22), es evidente la presencia de construcciones sobre las planicies inundables
del río; la línea amarilla representa el límite de la planicie. Las imágenes de Landsat muestran esta misma área cercana al
puente en niveles altos y normales del río.
405
250.000
Número de personas
200.000
150.000
100.000
50.000
0
2000
DANE
2005
2010
2015
2020
2025
2030
Alcadía
Figura 20.
Crecimiento poblacional de la ciudad de Barrancabermeja (Fuente: DANE y Alcaldía de Barrancabermeja 2012).
Metal (mg/l)
Ciénaga El Llanito
Ciénaga Juan Esteban
Decreto 1594/84
Decreto 475/98
Bario
0,16 – 3,6
0,84 – 3,5
0,1
0,5
Cadmio
0,11 – 0,85
0,11 – 0,23
0,01
0,003
Mercurio
0,005 – 0,02
0 – 0,08
0,01
0,001
Plomo
0,11 – 0,46
0,11 – 0,47
0,01
0,01
Tabla 13.
Valores encontrados en las ciénagas El Llanito y Juan Esteban; y valores de referencia para
los metales pesados: bario, cadmio, mercurio y plomo. Valores expresados en mg/l.
PRESIONES E IMPACTOS DE LOS MOTORES DE
TRANSFORMACIÓN SOBRE LAS PLANICIES INUNDABLES
-
mg/l
+
406
250000
Área aprobada (m2)
200000
150000
100000
50000
0
2006
2007
2008
2009
2010
2011
2012
2013
2014
Figura 21.
Área aprobada para construcciones en Barrancabermeja (Fuente: DANE 2013).
Figura 22.
Urbanización de las planicies inundables: a) Imagen de Google Earth de la ocupación de la planicie en el sector
de Barrancabermeja y b) imágenes Landsat que evidencia los niveles altos y normales del río Magdalena; y el
riesgo que existe en las áreas urbanas localizadas sobre estos sectores en Barrancabermeja.
PRESIONES E IMPACTOS DE LOS MOTORES DE
TRANSFORMACIÓN SOBRE LAS PLANICIES INUNDABLES
407
PRESIONES E IMPACTOS DE LOS MOTORES DE
TRANSFORMACIÓN SOBRE LAS PLANICIES INUNDABLES
408
Especies
introducidas
e invasiones
biológicas
La propagación de especies invasoras es reconocida como una de las mayores amenazas al
bienestar ecológico y económico del planeta (McNeely et al. 2001). Sus efectos se refieren a
cambios en la dominancia de especies en una comunidad y en las características físicas del
ecosistema, el ciclo de nutrientes y la productividad vegetal (Mack et al. 2000). Las plantas
invasoras pueden modificar los ciclos de nutrientes y la disponibilidad de agua, reducir
la disponibilidad de luz para el bentos y alterar el pH del suelo. Los vertebrados pueden
transmitir parásitos, depredar, competir y desplazar a especies nativas (Vilá et al. 2006).
En los ecosistemas de las planicies inundables del Magdalena-Cauca habitan especies introducidas y otras reportadas
como invasoras. Entre ellas, dos plantas
consideradas de alto riesgo de invasión
por Cárdenas et al. (2010): el buchón de
agua (Eichhornia crassipes), con la mayor calificación de análisis de riesgo, y
la palma africana (Elaeis guineensis). El
PRESIONES E IMPACTOS DE LOS MOTORES DE
TRANSFORMACIÓN SOBRE LAS PLANICIES INUNDABLES
buchón de agua, originario de la cuenca del río Amazonas, que se encuentra
comúnmente en las ciénagas del Magdalena, es considerada una de las 100
especies exóticas invasoras más dañinas
del mundo (Lowe et al. 2004), pues se
encuentra en más de 50 países en los
cinco continentes, se caracteriza por su
rápido crecimiento, gracias al cual pue-
409
de cubrir los cuerpos de agua limitando
la entrada de luz al agua, además puede
dificultar o impedir el tráfico por el cuerpo de agua en casos de densa cobertura (Fig. 23). La sombra que produce y
las aglomeraciones que forma sobre las
plantas acuáticas nativas reducen dramáticamente la diversidad biológica de
los ecosistemas acuáticos.
En el mundo, el caso más crítico de invasión de esta especie es en
el Lago Victoria, África, donde hacia
1994 y 1995 alcanzó a ocupar 12.000
ha: 4000 ha en Uganda, 6000 ha en
Kenia y 2000 ha en Tanzania. Allí se
han identificado diversos impactos, entre los cuales señalan la falta de agua
limpia, el incremento de enfermedades
transmitidas por vectores, la migración
de las comunidades, conflictos sociales
y dificultad para acceder a puntos de
agua. Por otro lado, los impactos económicos incluyen la reducción en la
captura de peces, el aumento de los
costos de transporte, la dificultad en
la generación de energía, la extracción
del agua, la disminución de turistas, el
bloqueo de los canales de irrigación,
aumento de la evapotranspiración, la
sedimentación y la disminución de la
diversidad acuática (Mailu 2001). En
Colombia, el buchón ha invadido diversos cuerpos de agua generando pérdidas millonarias, como es el caso del
embalse de Chivor y El Guavio, donde
es problemático por el incremento de
los costos de producción de energía. En
el embalse del Muña, el buchón se utiliza para la captura de nutrientes y descontaminación del agua. En la laguna
de Fúquene, con un alto grado de per-
turbacion antrópica, su presencia ha
sido estimulada por la eutroficación del
agua que producen la actividad agropeciaria y la interrupción de los flujos
naturales del agua (Rial com. pers.). La
cobertura de esta laguna por buchón
era del 70% en 2007 y se proyecta en
100% para 2035, si no se toman medidas (Bustamante 2010). Efectivamente, el aporte excesivo de nutrientes a
los cuerpos de agua y la limitación en
el recambio natural por cierre de canales altera la fisicoquímica del agua
y favorece el crecimiento de esta planta muy bien adaptada. La E. crassipes,
natural de las cuencas del Orinoco y
Amazonas, cuya presencia en la cuenca del Magdalena ha sido causado por
el hombre, puede ser un recurso valioso si se aprovecha su actual abundancia, teniendo en cuenta su enorme
potencial de uso (Rial 2014).
En las planicies inundables de la macrocuenca es común la limpieza de caños y ciénagas debido al taponamiento,
que impide la movilización de personas
y peces y al aporte de materia orgánica,
el cual acelera la eutroficación de estos
cuerpos de agua. En casos como el de
la ciénaga de Zapatosa se han empleado más de 100 pescadores y la defensa
civil del Cesar para estas labores en más
de 20.000 ha de la ciénaga (Vanguardia
2010). Los humedales cuyas aguas han
sido alteradas en calidad y cantidad son
propensos al desequilibrio, lo que se manifiesta en la abundancia y dominancia
de determinadas especies (Rial op cit.).
La otra especie para resaltar es
la palma africana o palma de aceite
(Elaeis guineensis). Esta planta fue in-
PRESIONES E IMPACTOS DE LOS MOTORES DE
TRANSFORMACIÓN SOBRE LAS PLANICIES INUNDABLES
troducida con fines comerciales por el
preciado aceite de sus frutos y es nativa de las selvas tropicales de la costa occidental de África, donde crece
preferentemente en áreas ribereñas.
Con esta especie existen inconvenientes tanto por su capacidad de invadir
los ecosistemas adyacentes como por
su manejo en monocultivos, ya que las
plantaciones reducen el hábitat natural y desplazan especies nativas de
flora y fauna. Esta especie se ha convertido en una agresiva invasora del
ecosistema de la mata atlántica de Bahía, reemplazando la vegetación en las
áreas ribereñas hasta convertirse en la
especie dominante, transformando el
suelo en una capa homogénea de hojas y amenazando la estructura de la
comunidad (Matthews 2005). Se calcula que en Bahía existen 20.000 ha
de palma que han crecido espontáneamente en áreas diferentes a las de
producción (Leão et al. 2011). La dispersión de esta especie se facilita en
las grandes extensiones de monocultivo y gracias a las diversas estrategias
reproductivas. Puede ser dispersada
por varias especies de aves y mamíferos que se alimentan de sus frutos
y dispersan sus semillas o por el agua
(Fig. 24). Ya que gran parte del cultivo ocupa zonas inundables, este
mecanismo resulta muy efectivo, en
especial en la época de lluvias. Otro
mecanismo de dispersión es la caída de los frutos durante el transporte
en camiones, hecho que ha sido confirmado con los ejemplares de palma
que crecen al borde de la carretera
(Carrasco y Flores 2012).
410
Figura 23.
Invasión de Eichhornia crassipes (buchón de agua) en orillas de ciénagas del Medio Magdalena.
Figura 24.
Cultivo de palma de aceite (Elaeis guineensis) en humedales de la cuenca.
PRESIONES E IMPACTOS DE LOS MOTORES DE
TRANSFORMACIÓN SOBRE LAS PLANICIES INUNDABLES
411
En Colombia, la introducción de la
palma africana está asociada a la del
búfalo, otra especie cuya presencia en
las planicies inundables es muy discutida. En las plantaciones es indispensable el uso de este animal debido a su
capacidad de carga y resistencia (Ramírez-Chaves et al. 2011). Sin embargo,
el efecto de esta especie como invasora
en las planicies inundables del país es
un aspecto que vale la pena estudiar,
pues en regiones tropicales ya se ha
reportado como una especie altamente invasora, es el caso de Brasil, donde invade los fragmentos de bosques,
especialmente los bosques de ribera,
formando poblaciones densas y contribuyendo a la pérdida de biodiversidad
(Leão et al. 2011). Por otra parte, de
acuerdo con la base i3n de Brasil (http://
i3n.institutohorus.org.br/www/), la palma africana tiene efectos alelopáticos
PRESIONES E IMPACTOS DE LOS MOTORES DE
TRANSFORMACIÓN SOBRE LAS PLANICIES INUNDABLES
que inhiben la germinación de las semillas de otras especies; además, puede
hibridar con Elaeis oleífera en la región
amazónica, lo que pone en riesgo a esta
especie nativa. En países como Malasia,
donde su cultivo está ampliamente extendido, se ha registrado en densidades
medias en bosques secundarios de planicies inundables (Hashim et al. 2010).
412
PRESIONES E IMPACTOS DE LOS MOTORES DE
TRANSFORMACIÓN SOBRE LAS PLANICIES INUNDABLES
413
Variabilidad
climática y cambio
climático
El cambio climático causado por el hombre es hoy en día una de las grandes
preocupaciones para los gobiernos de la mayoría de los países. Si bien las
variaciones del clima son naturales, los cambios se manifiestan a través del
incremento en la duración, intensidad y frecuencia de los fenómenos.
Las sequías
Aunque no existe un concepto concertado de sequía, puede definirse como
una situación de déficit hídrico suficiente
como para afectar la estabilidad económica de un determinado territorio (García 2006). Es un fenómeno transitorio
que puede ser más o menos prolongado y que se caracteriza por la escasez de
lluvias hasta el punto de sequía.
Generalmente comienza como una
sequía meteorológica; la ausencia prolongada de lluvias que puede derivar
en una sequía edafológica o reducción
significativa de la humedad del suelo al
punto de déficit hídrico. Sin embargo,
cuando la ausencia de precipitaciones
PRESIONES E IMPACTOS DE LOS MOTORES DE
TRANSFORMACIÓN SOBRE LAS PLANICIES INUNDABLES
se prolonga en el tiempo, puede hablarse de sequía hidrológica, en la que los
cuerpos de agua disminuyen su caudal
o volumen muy por debajo del nivel normal (Murillo et al. 2010).
Incendios forestales
En condiciones de sequía, la vegetación
es más vulnerable a los incendios y los
suelos a la desertificación. Los incendios
forestales son fuegos que se extienden
deliberadamente sobre una comunidad
vegetal, natural o antrópica, consumiendo material vivo o muerto (Pulido et al.
2007). El fuego ha sido concebido como
una fuerza de origen natural o antrópico,
de gran poder de alteración ecosistémi-
414
ca, ya que influye en múltiples aspectos
de las comunidades biológicas y su hábitat (Cochrane y Laurance 2008). En la
actualidad, la dinámica de cambio y variación climática son una presión constante sobre los bosques y plantaciones
forestales de las planicies inundables
de la macrocuenca Magdalena-Cauca,
cuanto más prolongados sean los periodos de sequía, más riesgo de incendios
habrá. De acuerdo con MAVDT (2002),
en condiciones climáticas normales, la
susceptibilidad alta y muy alta a incendios forestales en la macrocuenca alcanza 14% y 22% del total, valor que
asciende a 21% y 24% en periodos de
El Niño. La sequía prolongada generada
por el fenómeno del Niño 1997-1998 fue
catalogada de intensidad fuerte, considerando el reporte con mayor número
de incendios (10.289 eventos que afectaron cerca de 164.736 ha). De acuerdo
con el MAVDT (2002), entre 1986-2002
se incendiaron 400.788 ha, de las cuales el 55% (219.909 ha) se localizan en
departamentos sobre las planicies inundables, siendo Sucre, Tolima y Cundinamarca los que mayor extensión de
hectáreas de incendios forestales presentaron (Fig. 25).
La dinámica de alteración que sigue
a los incendios forestales depende, entre
otras cosas, de: a) la distribución, los focos de fuego agregados, dispersos o conectados; b) total de área afectada; c) la
magnitud, intensidad o fuerza física de la
perturbación (calor liberado, temperatura
de las llamas) y la severidad del daño (impacto sobre poblaciones, comunidades o
sistemas ecológicos); d) la duración y e)
la frecuencia o número de incendios ocurridos en un periodo de tiempo determinado. En general, los incendios forestales
producen impactos negativos en los ecosistemas, “con modificaciones que pueden ir desde cambios poco perceptibles
en el suelo o la vegetación, hasta la desaparición total de una comunidad vegetal”
(Pulido et al. 2007).
Los efectos sobre el suelo son significativos si se tiene en cuenta que primero
transforma su color natural a un tono negro que lo recalienta y deshidrata; segundo, la incineración de sustancias orgánicas
libera nutrientes del suelo, lo que sumado
a la pérdida de microorganismos y fauna
edáfica, reduce la tasa de mineralización,
disminuyendo notablemente el contenido
de materia orgánica. Una menor cobertura vegetal aumenta el riesgo de procesos
erosivos y desestabiliza los agregados que
posteriormente pueden incidir en el potencial de recuperación. A nivel hidrológico,
las áreas perturbadas por incendios forestales pueden presentar alteraciones en la
dinámica de infiltración y escorrentía superficial, ya que una vez ocurrido el incendio, se forman sustancias hidrófobas sobre
el suelo que disminuyen su permeabilidad;
si a esto sumamos la pérdida de cobertura
vegetal, el resultado es una mayor escorrentía superficial y erosión hídrica (Pulido
et al. 2007).
Los incendios forestales alteran sustancialmente la composición y estructura de
los bosques. Estudios realizados en bosques amazónicos dos años después de un
incendio indican que las llamas en movimiento lento pueden ahogar y matar a un
tercio o más de los árboles existentes (<10
cm de diámetro), así como a la mayoría de
las plantas enredaderas, arbustos, plántulas y herbáceas, cuyos tallos son más delgados y por tanto más vulnerables a los
fuegos. El potencial de restablecimiento
del bosque se ve afectado seriamente si
se tiene en cuenta que los fuegos reducen
la disponibilidad de semillas en la capa superior de la hojarasca; adicionalmente, la
floración y fructificación de los árboles en
áreas cercanas a los bosques quemados
disminuye notablemente (Laurance 2003,
PRESIONES E IMPACTOS DE LOS MOTORES DE
TRANSFORMACIÓN SOBRE LAS PLANICIES INUNDABLES
Cochrane y Laurance 2008, Melo y Durigan 2010). Con el paso del tiempo se
puede presentar una mortalidad de árboles que no fueron afectados por las quemas iniciales, pero que recibieron lesiones,
sobre todo aquellos cuyo diámetro supera
los 25 cm (Laurance 2003).
Las implicaciones de los incendios
sobre la fauna local son variadas y contundentes. Una vez ocurrido un incendio
forestal, los animales resultan muertos o
heridos, siendo más sensibles aquellas
especies cuya movilidad es baja; Laurance (2003) sostiene que la actividad
biológica de un bosque quemado es fuertemente alterada, “los bosques resultan
asombrosamente silenciosos, incluso en
el amanecer y atardecer cuando la actividad de la fauna es más alta, lo que
sugiere que muchas especies mueren y
otras tantas huyen del bosque”. De igual
forma, los cambios drásticos en la estructura y composición florística del bosque,
así como en el microclima y la disponibilidad de recursos, tienen efectos especialmente fuertes sobre las comunidades
de aves y mamíferos, cuyos grupos más
perjudicados serán aquellos más sensibles a las alteraciones de hábitat.
Adicionalmente, las áreas afectadas por incendios forestales se convierten en una presión constante para los
sistemas ecológicos (naturales o antrópicos) adyacentes, debido a la probabilidad de recurrencia y a la posibilidad de
que otros incendios afecten áreas adyacentes. Sin embargo, las presiones ejercidas por este tipo de perturbación van
más allá. Los incendios forestales provocan contaminación térmica, emitiendo
partículas nocivas a la atmósfera y compuestos que contribuyen al cambio climático (Pulido et al. 2007); las enormes
columnas de humo que se producen durante los incendios forestales saturan la
atmósfera con partículas microscópicas
415
Cesar
Tolima
Cundinamarca
Antioquia
Caldas
Valle del Cauca
Boyacá
Huila
Cauca
Norte de Santander
Santander
Bolívar
Magdalena
Risaralda
Córdoba
Atlántico
Sucre
0
5.000
10.000
15.000
20.000
25.000
30.000
35.000
40.000
45.000
Hectáreas de incendios forestales
Figura 25.
Incendios forestales por departamento con incidencia territorial en las planicies inundables, periodo 1986 – 2002 (Fuente: MADT 2002).
PRESIONES E IMPACTOS DE LOS MOTORES DE
TRANSFORMACIÓN SOBRE LAS PLANICIES INUNDABLES
416
que se unen a las moléculas de agua y
aire, inhibiendo la formación de gotas de
lluvia. En suma, las columnas de humo
adsorben la radiación solar, calentando la atmósfera y limitando la formación
de nubes. El resultado de estos dos fenómenos es que los incendios pueden
crear barreras de cientos de kilómetros
para las lluvias. Por otro lado, el fuego
también tiene efectos sobre los ecosistemas acuáticos. Por ejemplo, favorece
la erosión, cuya magnitud depende del
porcentaje de cobertura vegetal y la dinámica de recuperación del sistema; lo
anterior aumenta considerable el transporte de partículas del suelo, la disolución de nutrientes orgánicos y otros tipos
de materiales que disminuyen la calidad
del agua, incrementan su turbidez y reducen la infiltración (Pulido et al. 2007).
Desertificación
De acuerdo con MAVDT (2005), la desertificación es entendida como la última etapa del proceso de degradación
de la tierra, la cual inicia con una reducción en la productividad de los
suelos y termina con la pérdida total
de su funcionalidad, siendo casi imposible retornar al estado anterior al
deterioro. En 2005 se determinó la
existencia de 5.880.400 ha en proceso
de erosión en las planicies inundables
y su área de influencia directa, es decir
el 35%, mientras que 294.700 ha ya
mostraban erosión severa (1,7%). La
mayor concentración de hectáreas en
proceso de desertificación ocurre en
las 1.405.100 ha del departamento de
Magdalena (24%), donde tan sólo el
municipio de Plato concentra 252.400
ha; seguido de los departamentos de
Bolívar (851.500 ha), Cesar (808.000
ha) y Tolima (723.200 ha) (Fig. 26).
A nivel de subunidades hidrográficas, el Bajo Magdalena-Cauca concentra el 24% (1.440.000 ha) de las
áreas en proceso de desertificación en
la cuenca, las cuales ocupan el 48%
de la extensión territorial de la subunidad. Como se observa en la Tabla 14,
la subunidad hidrográfica Deltas del
Magdalena concentra 1.083.200 ha en
1.600.000
Hectáreas en proceso de desertificación
1.400.000
1.200.000
1.000.000
800.000
600.000
400.000
200.000
0
Magdalena
Cesar
Valle del Cauca
Córdoba
Atlántico
Antioquia
Cauca
Norte de
Santander
Boyacá
Figura 26.
Número de hectáreas en proceso de desertificación en los departamentos con incidencia
territorial sobre las planicies inundables en 2005 (Fuente: MAVDT 2005).
PRESIONES E IMPACTOS DE LOS MOTORES DE
TRANSFORMACIÓN SOBRE LAS PLANICIES INUNDABLES
417
proceso de desertificación que equivalen al 85% del total territorial de la subunidad.
Adicionalmente, se determinó que
de las 294.700 ha categorizadas con
desertificación alta, el 48% se encuentra en la subunidad hidrográfica del
Cauca, seguida por el Alto Magdalena con el 20%, Medio Magdalena con
14% y Deltas del Caribe con 13% (Tabla 15). Los municipios con mayor concentración son Huila en Neiva (23.200
ha), Los Santos en Santander (18.600
ha), Cali (18.300 ha) y Palermo en Huila (15.000 ha).
La desertificación de los suelos supone la disminución en la producción
de alimentos debido a la pérdida de fertilidad, esto tiene serias implicaciones
para el bienestar humano, pues involucra la soberanía alimentaria, la economía local y la salud.
Cambio en la oferta y
dinámica hídrica
La dinámica del agua en las planicies
inundables de la cuenca MagdalenaCauca está relacionada con el
comportamiento del clima en general.
De acuerdo al IDEAM (2010), la
manifestación del fenómeno de El
Niño trae consigo una reducción en
promedio del 26% de los caudales
de la macrocuenca, con respecto a
los años normales; de un 38% en la
cuenca media del río Cauca y hasta de
un 30% en los ríos Sogamoso y Suárez.
A su vez, la reducción de los caudales
trae consigo conflictos por el uso del
recurso hídrico. El fenómeno del Niño
ocurrido durante los años 2009-2010
causó un desabastecimiento de agua
en unos 130 municipios del país. De
acuerdo con los datos suministrados
por el Banco Mundial (2012), que
analiza dos periodos de tiempo en
los que se manifestó El Niño en
Colombia (1997-1998 y 2009-2010),
los departamentos con incidencia
territorial sobre las planicies inundables
que concentran el mayor número de
municipios con desabastecimiento
hídrico en el tiempo, son Boyacá,
Cundinamarca y Bolívar (Fig. 27).
Sumado a esto, las sequías prolongadas y recurrentes en los sistemas acuáticos pueden llevar a la restructuración
y degradación ecosistémica, si se tiene
en cuenta que los cambios en el clima
local se traducen en alteraciones de la
dinámica hídrica, lo que a su vez se manifiesta en el aumento de la temperatura
del agua, impactos sobre la fauna acuática y mayores niveles de sedimentación
hasta la colmatación de cauces de ríos,
quebradas y humedales.
Subunidades hidrográficas
Hectáreas en
proceso de desertificación
% respecto al
total de áreas desertificadas
% respecto al área
ocupada por la subunidad
Alto Magdalena
1.105.500
19
18
Medio Magdalena
788.100
13
16
Cauca
622.200
11
8
Porce - Nechí
100
0
0
Bajo Magdalena - Cauca
1.440.000
24
48
Cesar
841.300
14
75
Deltas del Magdalena
1.083.200
18
85
Total
5.880.400
100
24
Tabla 14.
Áreas en proceso de desertificación en las planicies inundables de la macrocuenca Magdalena-Cauca.
PRESIONES E IMPACTOS DE LOS MOTORES DE
TRANSFORMACIÓN SOBRE LAS PLANICIES INUNDABLES
-
Hectáreas
+
%
+
418
Inundaciones
La historia de los pueblos que han habitado las planicies inundables de esta
cuenca ha estado acompañada por cambios en el nivel del agua e inundaciones
periódicas, lo cual ha permitido la consolidación de culturas ribereñas, cuyos
medios de producción eran una combinación de agricultura, pesca y caza,
adaptada según la estación –seca o húmeda– y a la disponibilidad de los playones, las ciénagas y las selvas (Fals Borda
1980). Así, los Zenúes desarrollaron la
arquitectura anfibia de camellones entre
los ríos Sinú y San Jorge, que permitieron el desarrollo de la agricultura durante los 365 días del año, sin importar el
periodo climático (Plazas et al. 1993).
Recientemente, la naturaleza de
las planicies inundables y su dinámica hidrológica es vista como amenaza
para los pueblos, los sectores económicos y la economía del país; si bien
estas se han presentado a lo largo de
toda su historia; Carvajal (2011) sostiene que el agua de las planicies y
las inundaciones empezaron a ser vistas como obstáculo para el desarrollo
a mediados del siglo XX, pues limitaban el aprovechamiento de los recursos naturales y frenaban la expansión
agropecuaria, lo cual impulsó el inicio desenfrenado de construcción de
obras de infraestructura e hidráulicas
a fin de mitigar los efectos de las inundación. Hoy por hoy, la alteración de
los ecosistemas terrestres y acuáticos
a causa de los cambios en el uso del
suelo y aguas, el inapropiado ordenamiento territorial, los diseños inadecuados para el control y la variabilidad
climática (p.e. fenómenos como La
Niña) han incrementado la frecuencia y magnitud de las inundaciones
en la región.
En la memoria colectiva de los colombianos aún son recientes las imágenes
de la catástrofe generada por la Ola Invernal 2010-2011. Más de dos millones
de personas damnificadas, daños en infraestructura de vivienda, comunicación,
servicios y administración pública (Fig.
28); pérdida de cultivos, sistemas productivos y costos que ascienden a $11,2
billones de pesos (CEPAL 2012).
En las planicies del Magdalena-Cauca, las áreas inundadas alcanzaron
1.151.727 de hectáreas, principalmente en Bolívar, cuyas 319.525 hectáreas
representan el 28%, seguido por Córdoba (142.691 ha) y Magdalena (134.924
ha)(IGAC et al.) (2011) (Fig. 29).
La inundación es parte del ciclo hidrológico de las planicies inundables,
pero la influencia humana ha generado severos desbalances en los patrones
de frecuencia, duración e intensidad del
periodo de anegamiento. Este cambio
ha causado, entre otras cosas, la prolongación del periodo de anegamiento
y, en consecuencia, la desaparición de
aquellas comunidades vegetales que,
no siendo acuáticas, han quedado sumergidas por largos periodos de tiempo.
El impacto producido por el ingreso de
enormes cantidades de sedimento depositados sobre los humedales ha sido
de gran magnitud. Estos eventos han
acelerado los procesos de colmatación
de los cuerpos de agua de las planicies
inundables.
Un ejemplo de lo anterior se registró
en el corregimiento de Palenquillo, en
Gamarra (Bolívar). La ciénaga en este
territorio hace parte del gran complejo
cenagoso que va desde el sur de Bolívar
hasta la ciénaga Zapatoca, cuya dinámica hidrológica depende de la influencia
que ejerce el río Magdalena, los caños
que interconectan el complejo y el aporte que realizan las microcuencas provenientes de la serranía de Perijá. Sin
embargo, la pérdida de la vegetación
que cubría los diques naturales y por
consiguiente el debilitamiento de las estructuras de control del ingreso de los
flujos de agua, junto a la presión ejercida por el aumento de los caudales en
la temporada invernal del 2011, ocasionó la ruptura en el dique que permitió
el ingreso del agua y sedimentos. Estos
depósitos de sedimento en la ciénaga
consolidaron una serie de playones y
generaron la pérdida de cerca del 70%
de su extensión y 80% de su profundidad (Fig. 30). Esto ha representado un
impacto al bienestar económico y social de los habitantes del corregimiento
(Fundación Alma 2013).
Por otra parte, la acumulación de
grandes volúmenes de agua y sedimentos (relación 40/60, aproximadamente)
puede favorecer la ocurrencia de movimientos rápidos en masa, avalanchas
o deslizamientos. De acuerdo con UT
Macrocuencas (2014), las cuencas de
los ríos Aipe (Alto Magdalena), Lebrija
(Medio Magdalena) y el Brazo de Morales (Medio Magdalena) son las más propensas a generar desastres de este tipo
en la macrocuenca. Durante la Ola invernal 2010-2011 se presentaron 778
emergencias por deslizamientos y avalanchas, siendo los departamentos de
Santander, Norte de Santander, Bolívar,
2. En 1956, diversos autores describen las crecientes históricas del río Cauca manifestadas en los
años 1916, 1932, 1934 y 1938; entre 1921-2003 se reportaron cerca de mil desastres históricos
por inundaciones, lluvias y avenidas torrenciales en el Valle Alto del río Cauca (Carvajal 2011).
PRESIONES E IMPACTOS DE LOS MOTORES DE
TRANSFORMACIÓN SOBRE LAS PLANICIES INUNDABLES
419
Boyacá
Cesar
Sucre
Cundinamarca
Magdalena
Bolívar
Atlántico
Antioquia
Santander
Huila
Valle del Cauca
Norte de Santnder
Risaralda
Cauca
0
5
10
15
20
25
30
35
40
45
Número de municipios con desabastecimiento de agua
1997-1998
2009-2010
Figura 27.
Número de municipios con desabastecimiento de agua ocasionados por el fenómeno de
El Niño 1997-1998 y 2009-2010 (Fuente: Banco Mundial 2012).
PRESIONES E IMPACTOS DE LOS MOTORES DE
TRANSFORMACIÓN SOBRE LAS PLANICIES INUNDABLES
420
Figura 28.
Viviendas afectadas a orillas del río Magdalena.
Antioquia y Magdalena los más afectados.
Impactos socioeconómicos
y culturales
Los impactos generados por los fenómenos climáticos han sido diversos. Para el
periodo trascurrido entre 1971 y 2002,
hubo 7.769 muertes y 1.431.335 personas damnificadas en Colombia como
consecuencia de eventos relacionados
con inundaciones (76%) y deslizamientos
(4%) (Cardona y Yamín 2007). A esto se le
suman los más de 3,2 millones de personas damnificadas, 1.374 vidas perdidas y
1.016 desaparecidos que dejó a su paso
La Niña del 2010-2011 en el país, siendo los departamentos de Atlántico, Bolívar,
Magdalena, Antioquia, Cesar, Córdoba,
Norte de Santander y Santander donde se
registró el 38% de las muertes. En cuanto al número de personas damnificadas
por la Ola Invernal, CEPAL (2012) indica
que los 17 departamentos de las planicies
inundables concentraron el 76% damnificados (2.574.582) respecto al total nacional (3.219.239 de personas), siendo
Bolívar, Magdalena, Cauca y Córdoba los
que registraron el mayor número de personas damnificadas (Fig. 31).
De acuerdo al Banco Mundial (2012),
entre 1970 y el 2011 se destruyeron más
de 190.000 viviendas. Las inundaciones
causaron el 42% de estas destrucciones (79 mil unidades), los deslizamientos el 9% y los incendios y vendavales el
19%. Lo anterior fue ampliamente superado por los daños causados por la Ola
Invernal 2010 – 2011; tan solo para los
17 departamentos de la cuenca, 471.118
viviendas fueron destruidas, siendo Bolívar, Magdalena y Cauca los más afectados (CEPAL 2012).
Colombia perdió entre 1970–2010
más de 7,1 millones de dólares a causa
de los desastres relacionados con fenómenos de variabilidad climática (Banco
Mundial 2012). Esto, sumado a los seis
millones de dólares (11,2 billones de pe-
PRESIONES E IMPACTOS DE LOS MOTORES DE
TRANSFORMACIÓN SOBRE LAS PLANICIES INUNDABLES
sos) que dejaron los daños de vivienda,
infraestructura, servicios y medios de producción originados entre el 2010-2012,
representan una gran pérdida de capital
para la nación (CEPAL 2012).
En la Tabla 16 se muestran las pérdidas monetarias ocasionadas por la Ola
Invernal (2010 – 2011), el 86% en las
planicies inundables, principalmente en
Bolívar, Valle del Cauca y Atlántico.
Estos fenómenos tienen repercusiones directas sobre la soberanía alimentaria del país. Como se muestra en la Fig.
32, existe una correlación entre el incremento de los precios de la canasta familiar medido por IPC (Índice de Precios al
Consumidor) y la ocurrencia de un evento climático extremo.
De acuerdo con Mejía (2007), el efecto de sequías prolongadas como las ocurridas en los años de El Niño traen consigo
una caída del 5% en los rendimientos agrícolas del país. Asimismo, la economía e
inflación del país se ven afectadas por las
variaciones climáticas, si se tiene en cuen-
421
Bolívar
Córdoba
Magdalena
Antioquia
Santander
Sucre
Cesar
Atlántico
Cundinamarca
Norte de Santander
Boyacá
Total
Valle del Cauca
Huila
Cauca
Risaralda
0
50.000
100.000
150.000
200.000
250.000
300.000
350.000
No. Hectáreas inundadas 2010 - 2011
Figura 29.
Número de hectáreas inundadas durante el periodo 2010 – 2011 (Fuente: IGAC et al. 2011).
PRESIONES E IMPACTOS DE LOS MOTORES DE
TRANSFORMACIÓN SOBRE LAS PLANICIES INUNDABLES
422
Figura 30.
Deterioro de la ciénaga de Palenquillo (Gamarra – Cesar) por ingreso de sedimentos durante las inundaciones del 2011.
Subunidad
Municipio
Hectáreas con
desertificación alta
% de la subunidad
% Total
Neiva
23.200
40
8
Palermo
15.000
26
5
Alpujarra
13.200
23
4
Carmen de Apicalá
5.600
10
2
Chaparral
500
1
0
Prado
100
0
0
57.600
100
20
Departamento
Huila
Alto Magdalena
Tolima
Total Subunidad
Tabla 15.
Áreas con problemas de desertificación en las subunidades
-
Hectáreas
+
%
+
hidrográficas de la macrocuenca (MAVDT 2005).
PRESIONES E IMPACTOS DE LOS MOTORES DE
TRANSFORMACIÓN SOBRE LAS PLANICIES INUNDABLES
423
Cauca
Cauca
Santander de Quilichao
11.600
8
4
El Tambo
9.100
6
3
Buenos Aires
300
0
0
Santiago de Cali
18.300
13
6
Yumbo
13.700
10
5
Yotoco
11.400
8
4
Zarzal
8.900
6
3
Palmira
8.800
6
3
Anserma Nuevo
8.400
6
3
Candelaria
6.000
4
2
Cartago
5.800
4
2
Roldanillo
5.600
4
2
Obando
5.100
4
2
Jamundí
5.000
4
2
Buga
4.100
3
1
Vijes
4.000
3
1
San Pedro
3.900
3
1
La Unión
3.700
3
1
Toro
3.400
2
1
Riofrio
3.300
2
1
Andalucía
2.400
2
1
142.800
100
48
Valle del Cauca
Total Subunidad
Medio Magdalena
Caldas
Victoria
2.500
6
1
Santander
Los Santos
18.600
44
6
Barichara
14.700
35
5
Villanueva
6.500
15
2
42.300
100
14
Pueblo Nuevo
13.600
92
5
Puerto Libertador
1.200
8
0
14.800
100
5
Sabana Larga
13.100
35
4
Malambo
6.100
16
2
Luruaco
4.700
13
2
Barranquilla
3.500
9
1
Ciénaga
9.800
26
3
37.200
100
13
Total Subunidad
Bajo Cauca Magdalena
Córdoba
Total Subunidad
Deltas del Magdalena
Atlántico
Magdalena
Total Subunidad
TOTAL
Tabla 15.
Áreas con problemas de desertificación en las subunidades
294.700
-
Hectáreas
+
%
+
hidrográficas de la macrocuenca (MAVDT 2005).
PRESIONES E IMPACTOS DE LOS MOTORES DE
TRANSFORMACIÓN SOBRE LAS PLANICIES INUNDABLES
424
Departamentos
Hábitat
Infraestructura
Servicios y administración pública
Productivo
Total
%
Total Nacional
Bolívar
631.088
223.399
120.287
203.530
1.178.304
10,5
Valle del Cauca
149.860
77.915
704.440
31.532
963.747
8,6
Atlántico
650.769
98.802
141.565
15.945
907.081
8,1
Magdalena
392.176
128.424
152.479
110.612
783.691
7,0
Antioquia
227.491
100.970
329.634
41.301
699.396
6,2
Norte de Santander
200.860
40.816
422.911
5.934
670.521
6,0
Santander
218.513
41.531
321.662
61.305
643.011
5,7
Sucre
232.117
137.155
129.011
113.665
611.948
5,5
Cundinamarca
89.443
25.261
379.216
32.610
526.530
4,7
Córdoba
256.234
71.376
94.512
82.891
505.013
4,5
Cauca
256.244
21.400
167.492
3.731
448.867
4,0
Cesar
197.108
6.279
135.051
43.333
381.771
3,4
Tolima
187.877
29.594
115.159
6.097
338.727
3,0
Boyacá
93.978
11.592
208.208
4.240
318.018
2,8
Caldas
145.782
19.198
104.845
4.393
274.218
2,4
Risaralda
58.253
41.643
88.378
8.226
196.500
1,8
Huila
39.177
16.011
71.533
9.965
136.686
1,2
Total
4.026.970
1.091.366
3.686.383
779.310
9.584.029
85,6
Tabla 16.
Pérdidas económicas (millones de pesos) causadas por el
-
Millones de pesos
+
Total
+
fenómeno de La Niña 2010 – 2011 (CEPAL 2012).
PRESIONES E IMPACTOS DE LOS MOTORES DE
TRANSFORMACIÓN SOBRE LAS PLANICIES INUNDABLES
425
ta que el IPC está compuesto en un
28,2% de alimentos, la mayoría no procesados y sensibles al clima (Serfinco
2014). El evento El Niño de 1991-1992
generó fuertes impactos en generación eléctrica, pues el país no contaba
con fuentes generadoras alternativas
suficientes para suplir la reducción hidroenergética, lo que condujo a un ra-
cionamiento del 26% y causó pérdidas
superiores a los US$100 millones (Carvajal, Jiménez y Materón 1998). A partir de esto, el país implementó el Plan de
Expansión Eléctrico con el fin de incrementar la capacidad de generación térmica y el suministro de gas (DNP 1997).
Es importante considerar el impacto
directo sobre las poblaciones más vulne-
rables, es decir, aquellas que cuentan con bajo nivel de bienestar y que
dependen de los recursos naturales
para su sustento. Tal es el caso de
los pueblos de pescadores artesanales que habitan las planicies inundables del Magdalena-Cauca, quienes
han visto reducidas sus posibilidades
de sustento en el tiempo.
Huila
Risaralda
Cundinamarca
Boyacá
Santander
Nte. de Santander
Tolima
Sucre
Cesar
Valle del Cauca
Atlántico
Córdoba
Cauca
Magdalena
Bolívar
0
50.000
100.000
150.000
200.000
250.000
300.000
350.000
400.000
450.000
Personas damnificadas Ola Invernal 2010 - 2011
Figura 31.
Número de personas damnificadas durante la Ola Invernal 2010 – 2011 por departamento
con incidencia en las planicies inundables. (Fuente: CEPAL 2012).
PRESIONES E IMPACTOS DE LOS MOTORES DE
TRANSFORMACIÓN SOBRE LAS PLANICIES INUNDABLES
426
120
3
2,5
110
2
100
1,5
1
90
0
80
-0,5
-1
70
-1,15
1996
1998
Índice de precios relativos de alimentos
2003
Índice Oceánico de El Niño
Periodo con Fenómeno de El Niño
Niño
2009
2010
Abril
Junio
2011
Noviembre
Enero
Marzo
Agosto
Mayo
Octubre
Julio
2008
Diciembre
Febrero
Abril
2007
Septiembre
Junio
2006
Noviembre
Enero
Marzo
2005
Agosto
Mayo
2004
Octubre
Julio
Diciembre
Febrero
Abril
2002
Septiembre
Junio
2001
Noviembre
Enero
Marzo
2000
Agosto
Mayo
1999
Octubre
Julio
Diciembre
Febrero
Abril
1997
Septiembre
Junio
Noviembre
-2
Enero
60
2012
Niña
Figura 32.
Número de personas damnificadas durante la Ola Invernal 2010 – 2011 (Fuente: CEPAL 2012).
PRESIONES E IMPACTOS DE LOS MOTORES DE
TRANSFORMACIÓN SOBRE LAS PLANICIES INUNDABLES
427
PRESIONES E IMPACTOS DE LOS MOTORES DE
TRANSFORMACIÓN SOBRE LAS PLANICIES INUNDABLES
428
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