CULTURA ANDRÉ MAGINOT Sargento de Infantería F recuentemente se le suele considerar general y nunca alcanzó este empleo, fue un gran defensor de su patria, lo mismo en la trinchera que en el despacho. Creador de la línea fortificada más espectacular de Europa, político consecuente con la situación de la Francia de entreguerras, impulsor del reservismo militar entre la sociedad de su país, y ante todo héroe de guerra que antepuso su condición de soldado a cualquier protagonismo ejercido desde el poder civil. André Maginot era parisino, nació en la capital de Francia en 1877. Desde niño mostró especiales aptitudes para el deporte, practicando diferentes modalidades durante su vida de estudiante en París. Su estructura atlética y gran estatura, medía 1,98 metros, favorecieron la práctica de estas aficiones. Pero la vida de Maginot no se encauzó por los estadios y pistas más concurridas de la Francia de principios del siglo XX, el esbelto mocetón mostró una inclinación especial por el estudio de las leyes, siendo así que 1897, con sólo veinte años de edad, consiguió doctorarse en Derecho. El flamante letrado preparó pronto su ingreso en la Administración Pública, y en ese servicio permaneció durante toda su vida en cargos de alta responsabilidad, entre ellos el de Ministro de la Guerra. El soldado Cuando al funcionario Maginot le llegó la hora de prestar el servicio militar se incorporó a filas para realizar el año de cuartel que gobierno en el verano de 1914. En ese momento Maginot era subsecretario en el Ministerio de la Guerra y diputado de la Asamblea por Bar- leDuc. Tenía 37 años de edad y una brillante carrera en pleno ejercicio, su papel, por tanto, en las decisiones trascendentales que habría de tomar el gobierno, era importante. Sin embargo, como el más incógnito de los ciudadanos franceses, el joven político efectuó sus presentación en el regimiento nº 44 de infantería Territorial, unidad compuesta esencialmente por reservistas, con sede en Lorena. André Maginot soldado del Regimiento 44 prescribía la ley para cargos de la Administración. Después pasaría a la situación de reserva hasta los 45 años de edad, fecha en que el ciudadano francés obtenía la licencia absoluta. En 1910, el nombre de André Maginot comenzó a sonar en la política francesa, fue en ese año cuando obtuvo su primer acta como diputado por el partido de la Izquierda Democrática, desde entonces formaría parte de 26 gabinetes, en varios de ellos como ministro. La condición de político no supuso para Maginot una dejación de sus deberes como reservista, cuando su reemplazo era llamado a prácticas o se le requería para cualquier requisito relacionado con la milicia, Maginot acudía puntualmente como el primero de sus camaradas. En esta situación de soldado en la reserva llegó la orden de movilización decretada por el MILITARES 100 37 DICIEMBRE 2013 La ley no le obligaba a vestir el uniforme en atención a su condición de alto cargo de la Administración, pero Maginot, queriendo dar ejemplo a otros reservistas que al parecer se mostraban remisos ante la orden de movilización, solicitó el reingreso en filas como soldado de infantería. Difícil papeleta se le debió presentar al coronel del regimiento al contar entre su tropa nada menos que a un subsecretario de Guerra, pero Maginot se lo puso fácil, durante su estancia en el cuartel sería uno más de los soldados, fuera del acuartelamiento seguiría desempeñando las altas funciones que su cargo requería. El regimiento de Maginot fue una de las unidades encargadas de mantener la “Vía sagrada” durante el asedio alemán a Verdún, esa línea de abastecimiento que permitió la continuidad de las operaciones en aquel sector del frente. Para llevar a cabo la misión asignada, la unidad debía controlar una extensa tierra de nadie entre las líneas francesas y alemanas. Numerosas patrullas de ambos bandos recorrían discreta CULTURA mente la zona, produciéndose frecuentes enfrentamientos entre ellas. Uno de esos pequeños grupos de reconocimiento le fue asignado a Maginot en calidad de cabo a poco de incorporarse a su regimiento. En septiembre de 1914, la patrulla de Maginot obtuvo su primer éxito al poner en fuga a un destacamento de húsares alemanes, a los que causó nueve bajas. Esta operación tuvo un considerable eco en los medios informativos nacionales por medio de un artículo de prensa en el que se relataba la hazaña del diputado. Esta primera referencia militar de Maginot fue criticada en medios políticos y militares por cuanto el periodista reveló imprudentemente nombres y ubicación de algunas unidades relacionadas con el hecho. No obstante, la hazaña del reservista Maginot fue premiada con el ascenso a sargento “por su valor y sangre fría“ decía la orden de concesión. Pronto el flamante sargento sería protagonista de otra brillante actuación en el frente. Ahora se trataba de ocupar posiciones de vanguardia que serían fijadas posteriormente por un batallón destinado a recuperar la localidad de Mageville. La precisión y el arrojo mostrado en esta ocasión por Maginot le valieron la felicitación de sus mandos naturales y una nueva referencia en prensa, aunque al parecer en esta ocasión el periodista fue más discreto que su colega anterior. En pleno ejercicio de sus funciones militares, el diputado sargento llevaría a cabo otra de sus misiones que acabarían afianzándolo como líder indiscutible en su sector de operaciones. El 9 de noviembre de 1914 el sargento Maginot recibió la orden de reconocer una zona boscosa próxima al sector asignado a su regimiento. Con su pelotón de En 1929 fue nombrado Ministro de la Guerra. reservistas cuarentones se introdujo en el bosque supuestamente ocupado por tropas alemanas. Avanzó sin contratiempos un largo trecho, pero al llegar a un claro en la espesura la pequeña unidad recibió una descarga cerrada que obligó a los hombres a fijarse en el suelo. En este primer contacto con el enemigo Maginot resultó herido de un tiro en el brazo izquierdo, mientras algunos de sus soldados caían muertos a su lado. Durante ocho horas permanecieron en difícil situación los hombres de Maginot. El enemigo no cesaba de hostilizarles y ellos de responder en la medida de sus posibilidades. En el transcurso de tan largo y angustioso enfrentamiento, el sargento dio muestras de serenidad y arrojo excepcionales. Con su arma individual actuó como uno más de los combatientes al tiempo que daba órdenes para evitar el envolvimiento por la unidad alemana. En estas interminables ocho horas Maginot recibió dos heridas más, una de ellas en su rodilla izquierda, calificada MILITARES 100 38 DICIEMBRE 2013 posteriormente de grave, al haber sido producida por un proyectil manipulado. Cuando los integrantes del pelotón pudieron ser auxiliados por fuerzas propias de infantería, el médico que atendió en primera cura al sargento Maginot manifestó que sólo un hombre de la fortaleza física de él podría haber soportado durante tanto tiempo el dolor y una pérdida de sangre tan considerable. No obstante, en los primeros momentos se temió seriamente por su vida, ya que no pudo ser evacuado a un hospital hasta veinticuatro horas más tarde. Por esta acción se le concedió la más alta condecoración del ejército francés en tiempo de guerra. Maginot quedó cojo para siempre, viéndose obligado a llevar bastón durante toda su vida. El político Días antes de causar baja Maginot como combatiente herido, el general Serrall, del sector de CULTURA Monumento a André Maginot en Verdún Verdún, le mostró un escrito del Ministerio de la Guerra por el que le autorizaba a evacuar la ciudad. Ahora no era al sargento a quien se pedía opinión sobre la conveniencia de actuar de una u otra forma, sino al político, pero éste respondió más como soldado que como subsecretario de Guerra. Se dice que la contestación de Maginot fue contundente: Mientras quede aquí un sólo sargento para defender Verdún, la ciudad no se evacua, y ese sargento puedo ser yo. Tomando el papel en sus manos lo hizo pedazos ante la mirada atónita del general. Dos años permaneció Maginot de hospital en hospital, pero no abandonó su actividad parlamentaria. Medianamente repuesto de sus heridas se incorporó a sus tareas en la Asamblea. Cuando hizo su presentación, apoyado en dos muletas, la Cámara en pleno lo recibió con un prolongado aplauso. El diputado sargento era ya un héroe de guerra que honraba con su historial militar a toda la clase política de Francia. En adelante, el nombre de Maginot sería una referencia cuando se tratasen asuntos de la defensa nacional. En 1920 el presidente Poincaré asignó a Maginot el Ministerio de Pensiones. En este departamento se debían organizar las ayudas a miles de heridos y mutilados dejados por la guerra, además de asignar puestos de trabajo a los inválidos útiles, viudas y huérfanos. En este difícil cometido Maginot puso toda su voluntad y conocimientos de la vida en el frente. Organizó un vasto programa de ayudas a veteranos y propició la creación de asociaciones de excombatientes con doble carácter patriótico y sindical. La oposición de izquierdas acusaría pronto a estas organizaciones de radicales y proclives a las ideas de Maginot, que nunca acabó de confiar en los trabajos internacionales relativos a una paz duradera con Alemania. En 1922, nuevamente con Poincaré en el Elíseo, Maginot fue nombrado ministro de la Guerra. Era el momento de fomentar aún más el asociacionismo entre veteranos y plantear al gobierno su idea de crear una barrera defensiva en la frontera lorenesa Nosotros no podemos soñar con construir la gran muralla China- dijo ante la asamMILITARES 100 39 DICIEMBRE 2013 blea- pero en su lugar debemos prever medidas defensivas fuertes pero flexibles, basadas en la doble táctica de obtener ventajas del terreno y establecer una línea continua de fuego. Aunque contó con la indiferencia de un gobierno que pretendía a toda costa borrar de la memoria del pueblo francés las terribles secuelas de la guerra, Maginot supo atraerse a su idea a los generales Petain y Joffre, a los que encargó un primer proyecto en el que se combinasen una red de posiciones defensivas flexibles de campo con fortines permanentes de hormigón. Los jefes de Estado Mayor Weygrand y Gamelín también sintonizaban con la iniciativa del ministro. Desde ese momento pudo decirse que los cimientos de la“Línea Maginot” estaban echados. Paul Painleve relevó a Maginot en el ministerio en 1924, pero este cambio de titular no varió el rumbo del programa militar iniciado por el anterior titular; al contrario, desde 1926 ambos políticos recababan fondos para construir sectores experimentales de la línea defensiva. Para lograr mayores apoyos económicos con destino al gran proyecto, Maginot convenció a la derecha tocando la fibra del patriotismo, mientras que vencía las reticencias de la izquierda apelando a la necesidad de crear puestos de trabajo que las obras de fortificación precisaban en abundancia. En 1928 la Asamblea dió el visto bueno a la ejecución del plan Maginot. En esta trascendental ocasión quien defendió y presentó con absoluta precisión ante la clase política la idea de establecer una línea defensiva permanente en la frontera NE del país fue Painlevé, al que algunos historiadores consideran el padre del proyecto. Pero el gran impulso llegaría definitivamente de manos de André Maginot al hacerse cargo nuevamente de la CULTURA Soldados británicos en la Linea Maginot en1939 cartera de Guerra en 1929. En un famoso discurso pronunciado el 28 de diciembre de aquel año, el ministro matizó sus planes ante los parlamentarios de todas las tendencias, ante los socialistas que propugnaban una política pacifista, y ante la derecha que alegaba dificultades económicas. La nueva línea defensiva reemplazaría la zona fortificada del Rhin, mostrando así a Alemania una Francia que ante todo buscaba una paz permanente. En el debate, Maginot solicitó créditos de cuatro años no sujetos a discusión presupuestaria anual. Se aprobó una partida de 3.300 millones de francos por 274 votos contra 26. Desde aquel definitivo visto bueno de 1929 las obras de la Línea Maginot emprendieron un ritmo regular, avanzando todos los trabajos con rapidez. El ministro pretendía que las obras estuviesen terminadas en 1935, por lo que desplegó una actividad infatigable visitando en cuanto le era posible la zona en construcción, manteniendo reuniones con los ingenieros, informándose por los generales de las peculiaridades militares observadas en cada tramo, y sobre todo, recabando fondos suplementarios para dotar a la Línea de todos los avances de la técnica del momento. André Maginot no pudo ver realizado el gran proyecto de su vida. En el invierno de 1931 unas fiebres persistentes apagaron la salud del hombre de estado, se trataba de fiebres tifoideas. Tras unos meses de lucha con la enfermedad, el 7 de enero de 1932 el que fuera héroe de guerra y ardoroso defensor de la seguridad de su patria fallecía en París a los 55 años de edad. Su obra continuó sin interrupciones hasta darse por concluida en 1936. André Maginot fue un político que no olvidó en ningún momento su condición de excombatiente. MILITARES 100 40 DICIEMBRE 2013 Amigo y protector de los veteranos de guerra, les facilitó unos medios de vida y de representación como jamás se habían conocido en Europa. Patriota nacional, supo captar como pocos en su país la amenaza latente de una Alemania derrotada en el campo de batalla pero fuerte en las cancillerías del continente. Para conjurar el peligro de una revancha germánica puso toda su influencia y tesón al servicio de la seguridad nacional creando la famosa Línea, que la historia ha consagrado con su nombre. Como reconocimiento por su constante vinculación a la milicia, el ejército erigió a Maginot un monumento en Verdún, precisamente en la plaza donde el político de Izquierda Democrática obtuvo la consideración de héroe nacional sirviendo a la patria como sargento de infantería. M. Parrilla