Acerca de los dichos de un ministro En la edición del martes 5 de un

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Acerca de los dichos de un ministro
Recibimos y publicamos
En la edición del martes 5 de un matutino del País, se detallan los dichos de
un ministro acerca del presunto robo de material de investigación de
presuntos desaparecidos durante el periodo de la guerra antisubversiva.
Integrante de los terroristas de entonces, con acciones armadas fatales
contra policías, según detalla públicamente un Senador de la República,
debería saber que esto parece una clásica acción encubierta de
contrainteligencia.
En este caso, cometer una acción delictiva y adjudicársela al “otro”, al que
se visualiza como enemigo.
Debería saber el ministro que los militares de entonces han tenido ya 31
años para ejecutar acciones contra el sistema.
No lo han hecho. Al contrario, han sufrido impertérritos, el acoso
permanente de diversos sectores, incluso los más impensados.
Porque para los actores legales de aquella guerra declarada por el
Parlamento y el Ejecutivo demócrata de esos días, se trató de un acto más
de Servicio: Se cumplió como siempre (como todo lo que se le encarga a
las FFAA), se derrotó la amenaza y luego de un período de excepción,
donde nadie se mantuvo en ningún cargo más de lo que reglamentariamente
debía, se devolvió el poder a los partidos políticos y nos fuimos a los
cuarteles a seguir con nuestro trabajo.
VOLUNTARIAMENTE. Sin derrota militar alguna. Siguiendo el dictado
del Pueblo del año 80 y habiendo rechazado la seducción de cambiar
nuestro sistema, eliminando a los Partidos Políticos. (Seducción que
provino de actores civiles y no militares)
¿Qué pretende este ministro ahora? ¿Hacernos creer que un comando de
retirados de aquellos años realiza esta “brillante” acción? Debemos
agradecer que nos considere aún aptos para tal empresa. Nos recuerda
cuando en el Paraguay el Presidente López le ofreció a un Artigas ya
octogenario “el mando y la instrucción de un ejército para defender a la
república”.
Al igual que el Prócer, conocemos nuestras limitaciones físicas. Y si bien el
Espíritu no decae, son otros los “combates” que nos reclaman:
Que las actuales generaciones tengan la versión de los verdaderos y justos
combatientes de entonces, fieles detentores de las Armas de la Patria,
invictas en el campo de batalla, hasta hoy.
Así que busque el ministro entre sus compañeros, que seguramente habrá
muchos muy aptos para hacer estas sucias maniobras. Y no siga
intentando distraer a la Población de tanto dislate que se ve desde el Poder.
Que tanto recuerdan a los desvaríos que escribían en sus documentos (que
cualquiera puede leer aún hoy) los delirantes terroristas de aquella época.
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