El Ampurdanés. VARIEDADES. GACETILLA.

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El Ampurdanés.
fion de ppTíoiias que no se liabrím tornado ni siqiiipra la molèstia de mirar si
j)iieden ser favorables ó contraries al mi—
j.isterifl (]MC ejercen los resültados que van à
tecarse de ver cumpüdas sus preteiisiones.
^!lIesíro silencio en estos niomenlos lo
«•eeriamos liasta perjudicial, y de ello tendríamos un remordimiento, ya que nueslro
deseo se cifra solo en evitar todo aquello
que pueda menoscabar el buen nombre y
respeto que se debe guardar à ciertas personas, y sobre todo à iustiluciones que creemos con toda nueslra l'ó sagradas, y que
como à tales voaeranios y liemos venerado
siempre.
Empapados en la sana doctrina de nuestrò Divino lledentor , tendi-émos siemj)re
presente al tomar la pluma para abordar
enestiones tan delicadas, lo que nos dice
S. Lucas, cap. 6,vers. 31: «iloquequereis que à vosotros hagan los hombres, eso
mismo baced vosotros à ellos.» No inteníarémos, pues, jamàs herir à persona alguna, sea cual fuere su estado y posicion:
BO entrarà, nó, en nuestro animo ridiculimr tampoco à nadie, però sí probarémos,
siempre que asi convenga, que no todo lo
que se manda es acertado, y nos esraerarémos sobre todo en hacerlo, en ocasiones en que como la presente, una órílen espedida, mas ó ménos fundada, por
<>1 que tiene derecho en daria, biera directa ó indirectamenlc y sin motivo conocido a muclias y determinadas personas.
La órden de prohibicion del canto en
las Cuarenta Líoras, ha herido, como no poília ménos de ser asi, ;i todos los padrcs
que tenemos bijas cuya educacion està conbada à las dignas Sefioritas que dirigen
el Golegio de nifias de esta viila, puesto
que no han dejado basta ahora trashicirse
ias causas que Iiayan podido dar Jugar à
semejante prohibicion . Nosotros, y como
nosotros ninguno de los que conoccmos à
las profesoras de dicho Colegio,puede dudar de su bien sentada reputacion, y estamos firmemente convencidos de que nadie puedo echarles en cara una falta que
las haga indignas de ocupar el bonroso
puesto que ocupan, y por lo mismo estamos en el debcr de considerarlas age)ias à toda culpa que haya podido motivar
una órden que tanto nos ha sorprendido
Tampoco podemos ni siquiera imaginar que se tengan por tan inconlritas pecadoras à las jóvenes y càndldas alumnas
que se educan en el Colegio, ni à las familias de las mismas alumnas, para que
llegue nadie à creerse que rechazaria
el Allisimo las preces que por medio del
canto hubieran salido de sus castos é iiiocentes labios; pues à liaber sido esto asi,
lio se las hubiera tan solo ofrecido una de
las Cuarenta Iloras, para que pudiesen orar
alli, meditando en tan sanlo lugar y ante
el Sant'simo Sacrameito, con tanto fervor
como lo hacen y con el sepulcral silencio
que con admiracion de todos guardan, sien(to muchas de ellas de tan tierna edad,
las lioras que nuestro amado Redenlor es!uvo en el Sepulcro. Si faese asi, si en lo
dicho \'iésenios basada la órden de prohibicion, aun cuando esluviese herido el
corazou por tanta injusticia, no despediria
iiuestra boca una sola queja, nó: nuestra
Diputació de Girona — Servei de Biblioteques
cnntestacion à tal agravio seria obrar conforme nos ordena el Senor por boca de su
santó apòstol el mismo S. Lucas, cap. 6,
vers. 28. «Bendecid à los que os maldícen, y orad por los que os calumnian.»
Ménos nos es dable creer que se haya
probibido el canto por lo profano de la
letra que se habia cscogido para cantar
en aqucl tan reügioso como sublime acto,
puesto que la direccion y enseíïanza del mismo pstaba confiada à uno de los mismos
sacerdotes que constituyen la Revda. Coniunidad de Presbileros de esta yilla, hijo
de la misma y nuíy conocido y apreciado de toda la poblacion.
Ya creemos, y estamos de ello bien persuadidos, que no se habrà apclado à estos
medios para obtener tal órden de prohibicion, però intcresados, como hemos dicho ya, los que tenemos bijas que van à
educarse en el cspresado Colegio, en saber
los motivos que hayan podido dar lugar à
semejante medida, deseamos, lo pedimos,
lo suplicamos que se hagan públicos en todo
lo posible, para salisfaccion no solo de nosotros y de las dignas profesoras, sinó de
la poblacion en general, pues estc acto es
conocido ya en toda Espana, y cada uno,
comenlàndolo à su manera, habrà formado
de los íiguerenses un concepto mas ó ménos
bueno y mas ó ménos justo y acertado.
Como estàs esplicaciones no se daran, vamos por esto à dirigir estàs preguntas:
(.Està por ventura el canto renido con
la religion? ^ Las preces que las nifias elevan por medio del canto al Senor, ofenden
al Allisimo y à su Santísima Madre? Nó,
rail veces nó. Lo hemos probado en nuesIros números anteriores; y si las razones allí
aducidas no son siilicientes; si alguien ahriga todavia alguna, duda acerca de esto,
vanios à copiar literalmentc lo que dice
«/-« Regeneraciom-), periódico que se publica
en Madrid y en cuyo encabezamiento se
lee « Caíó/icu anies que poHlíco-», en su número 89, correspondiente al jueves 'I? de
Abril de 1862. Dice asi:
«Las congregaciones de nuestra Sefiora
del Amparo yBüenaffiuerte,y nuestro Sefiora de la Soledad, establecidas en el Colegio de Loreto, en cumpümiento de su instiluto, hacen en corporacion una visita à
Maria Santisima en su triste y amarga Soledad. Este piadoso ejercicio darà principio
à las seis de la tarde, y concluido, predicarà el sermon de Soledad, D. Juan Fernandez, terminàndose con un solemne Stabnt Maler, oíiciado por las seiioritas colegialas.»
Si üLa Rcgpneracmiji, periódico calólko
antes rjue /W/Í'/ÍVO, aplaude, como no puede
ménos de ser aplaudido, el religioso acto
citado; si hace particular mencion de que
las Senoritas Colegialas de Loreto oficiaran
un solemne Stabnt Mater en dicha funcion
religiosa /,qué mas debemos afiadir nosotros? Nada: y decimos warfa, porque nadie
puede tacharnos de anti-católicos; porque
somos en Figueras tan cristianes como en
Madrid y como en el resto de Espaiïa, y
por esto mismo creemos y estamos de ello
íirimemento convencidos, que tan grato hubiera sido à nuestro Divino lieclentor el
canto de las Colegialas de esta villa, como
lo babrà sido ei de las de Loreto en Madrid.
J. B.
VARIEDADES.
1 0 BOU DE S. PAÜ.
!»--!»
BALADA.
A D. SEBASTIÀ GIBERT.
Noyas de vuelta vermella.
Las de faiidillas de lluan,
Fugiu derrere dels arbres,
QuG V bóu passa enfurismat.
Pagesos, tapàu la faixa,
Que creu qu' es la seva sancFi,"
Llevàuvos la barretina.
Que passa 1' bóu de San Pau.
A la vila de Cabanes
Una tartana ha arribat;
Com es d' un rich propietari
Tots lli van la gorra en mà.
— iSaludar, Anton!
—Tinc casa
Y ell mon amo no fóu raay.
No ni' llevo la barretina
Mes que pel bóu de San Pau.
Un destacament un dia
III vingué ab son comandant:
Com soldats tracta als pagesos,
Anlon no s' doblega pas.
— No sé cuant tos galons valen,
Mes sí lo que un batlle val.
Per treurem la barretina
Cal qu' lli hage 1' bóu de San Pau,
De Fransa tornà la Reyna;
Anton la vegé passar,
Y com feya tramontana
Quedà ab la gorra en lo cap.
— Tràutela
— M' refredaria
Que 1' temps amenassa mal.
iNo m' llevo la barretina
Mes que pel bóu de San Pau.
Ks diumenge. La Placeta
De Figueras bull en gran;
(;orre un bóu que s' fa fer rotllo.
De sa aslusia no n ' hi cap;
Y de tal forsa, que Is' homens
{^om pilolas íí'i jugar.
S' omplan balcons y fmestras
Per •íéure al bóu de San Pàu.
Del carrer baix de San Pere
Se sent que vé un combregà,
Tota la gent s' agenolla,
Fins lo bóu queda parat.
— í Pagès, los genolls en terra:
Descobréixle com tots fanl —
^ S i m' llevo la barretina
Ys sols pel bóu de San Pau.—
Tolhom del blasfem murmura;
La barretina li cau.
Lo bóu li corre al derrera,
També 1' pedris ha saltat,
Enronda 1' arbre, 1' agafa.
Las donas Ilansan «n j a v l . . , . .
Y juga ab la barretina
Del mort lo bóu de San Pàu.
D . C.\LVET.
GACETILLA.
l'ÉuiAs DE SANTA Cnuz.—La comisioo
de obsequies està pròxima' à terminar, sinó ha lerrainado ya, todos los preparativos
que se cslàn haciendo para obsequiar duran te dichas férias à los forasteres que vengan à visitarnos. Las diversiones que se
haràn son, segun parece, las siguientes:
SARDANAS UARGAS todas las tardes en la
Plaza. — FI l'aseo nuevo estarà iluminado
todas las noches à la veneciana, yen él se
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